XIV. Reunión familiar
NOTA: En el salto temporal de 7 años [el de este cap] ya tendríamos las versiones adultas de Margaery, Vys, Aerion, Aegon El Menor, Jace y Luke y Baela y Rhaena. (Y claro de Aemond y el otro Aegon y Helaena)
El gif de arriba es de Vys.
NO PUDO RECHAZAR USAR EL NEGRO, Margaery buscó para Visenya un vestido cruzado, con mangas de filigrana de oro adornadas al igual que corset con una piedra de color rojo que brillaba con la luz del sol.
Decidieron ir a Invernalia, un sitio seguro e intermedio para hablar. Madre e hijos necesitaban aclarar muchas cosas antes que empezará la Danza de Dragones.
A duras penas Enya pudo montar a Vhagar pero llegó a salvo, se internaron allí bajo el amparo de la nocturna oscuridad. El mantillo milenario que cubríacomo una gruesa alfombra el suelo del bosque de dioses devoraba el sonido de sus pasos, pero los ojos rojos del arciano parecían seguirla mientras se acercaba.
Había pasado una semana del parto y sus hijos mayores decidieron quedarse con ella por un mes, forzando a los Negros a quedarse, Aerion no tenía planes de irse tampoco.
Lo que más necesitaba Aerion Llamabrillante era el consuelo de su madre y el de Vys. Seguía siendo ante todos sonrisas y cortesías pero por dentro se sentía roto y solitario, se sentía así desde que llegó a Roca Casterly.
Visenya no debía titubear ni parecer asustada. «Soy de la sangre del dragón», se dijo mientras observaba a sus hijos sentados o levantados. Hasta su cuarto hijo, Aegon, vino de Aguasdulces.
Aerion estaba echado mirando aquellas aguas negras como la noche que se alzaba sobre ellos, en sus ojos ardía la melancolía mientras que Aegon El Joven parecía observar los tipos de plantas para catalogarlas luego, y Vys jugaba con unas ramita y hojas sueltas dando vueltas como niño chiquito de prescolar. Sonreía aunque se veía preocupado. Margaery vigilaba todo con ojos silentes.
Ella se sentaba en una roca cubierta de musgo, bajo las
ramas del arciano. Tenía puesta la capucha negruzca sobre la cabeza y apretaba los labios con tristeza.
-Debemos estar unidos antes las adversidades. Cuando cae la nieve y sopla el viento blanco, el lobo solitario muere, pero la manada sobrevive. Eso dicen los Stark y tienen razón. Somos dragones pero aplica lo mismo.
-¿Esto es un terapia? Desde ya informo que no quiero saber nada al respecto. Es decir, nuestro padre es un cínico y...
-¿Por qué tienes que atacar a papá, Aerion? -Margaery se levantó y la furia ardió en sus ojos-. No pido que lo defiendas pero mantente neutro, conoces perfectamente su mal carácter y no deberías favorecer al príncipe Aemond.
Él frunció el ceño y siseó. Fuegobrillante, a unos metros, rugió tan fuerte que se escuchó más allá del cuello.
-¿Quieres que me disculpe? No, no lo voy a hacer. Él me dejó en Roca Casterly, padre es el que cría, no el que embaraza a nuestra madre y luego la deja, y te vino a buscar a Invernalia, Margaery, ¿Por qué no fue a buscarme a mí nunca? ¿No soy suficiente para él? ¿No me deseó nunca? ¿O es por qué soy el hermano del medio? -Aerion tomó un poco de agua en su mano y se la arrojó en la cara a su hermana mayor.
Ella gritó y lo tomó por un hombro, además, le agarró por el pie y le hizo caer de cara en el estanque, y le estaba frotando barro en el pelo. Aerion se defendió con fiereza. Parecían niños, como pocas veces, alejados de los problemas de grandes señores y príncipes.
Vys y Aegon intercambiaron una mirada y se encogieron de hombros, acordando dejar el duelo avanzar y apostaron entre susurros.
Ambos disfrutaban del duelo entre sus hermanos, les faltaba aplaudir. Visenya se dijo que no podía dejar continuar el espectáculo o alguien perdería una muela.
-Aerion, Margaery. -Les advirtió a ambos y con la suficiente rapidez los separó, cada uno rodó hasta esquinas diferentes. Llenos de barro y mugre.
Escucharon una risita cálida. El mayor de los Stark apareció en su campo de visión, el lord de Invernalia se acercó desde el castillo.
-Es un lugar hermoso. -Elric sonrió suavemente, tenía, como siempre, el carácter suave, dulce y acogedor que te recordaba al hogar-. En el bosque de dioses hace fresco. De los estanques calientes sale humo, y las hojas rojas del arciano crujen. Los olores son más penetrantes que aquí y bueno, pronto saldrá la luna.
Ellos no negaron, el sitio era bastante tranquilo y pacifico. Parecía que la guerra nunca llegaría allí.
-¿Tiene miedo, niños? -Preguntó Elric y el aire se lleno de tensión.
-Un poco -Todos asintieron-. Han pasado muchas cosas.
-Debe aprender a enfrentarse a sus miedos. -Elric frunció el ceño-. No van a ser jóvenes toda la vida. Y se acerca el invierno. Entiendo su situación pero son hijos del futuro rey y la dama de Altojardin. Se deben al reino.
-Es verdad. -Asintió Visenya.
Aquellas palabras le provocaron un escalofrío, como siempre.
Eran el lema de los Stark. Todas las familias nobles tenían un lema. Y aquellas consignas familiares, aquella especie de plegarias, eran alardes de honor y gloria, promesas de lealtad y sinceridad, juramentos de valor y fidelidad... Todos menos el de los Stark. El lema de los Stark era: «Se Acerca el Invierno».
Enya reflexionó sobre lo extraños que eran aquellos norteños. No era laprimera vez que lo hacía. Quería el Norte y su gente pero... Negó.
-¿Hablaremos de algo que no les han dicho a los demás?
-Quiero a papá pero detesto que sea un abandonador y por eos hago todo esto, deseó que me quiera y cuide como lo hace con Vys y Margaery. -Aerion suspiró-. No soy como mi padre, no lo seré, yo me doy cuenta de quién es Daemon Targaryen. Él solo quiere el Trono de hierro... Sé que lo que hago no está bien pero lo que él hace tampoco lo está.
-No lo hace a propósito. Simplemente no sabe como ser un buen padre y siempre ha hecho un esfuerzo por ser un ejemplo para vosotros. Para todos. Los quiere de formas diferentes, Aerion. -Visenya se sentó junto a su hijo, sin importar lo sucio que estaba le abrazo, acunandolo contra su pecho-. Tus hermanos y yo te amamos sin importar qué pase. Lo importante es que seas quien quieres ser, y si no le haces daño a tu familia está bien... Y sí, Daemon, es tu familia, es tu padre. Sin importar sus ambiciones.
-¿Aún lo amas? -Aerion no entendía porque su madre defendía al Príncipe Canalla.
Visenya presionó sus labios y no le contesto.
-A Aegon le gusta el hijo mayor de Elmo Tully. -Vys soltó de pronto y Aegon se quejó en voz baja-. ¿Qué? Nos estábamos sincerando.
-Respecto a nuestras cosas, Vys. No a la de los demás. -Aerion se encogió de hombros-. No importa, hermanito. El amor es amor así que guste quién te guste sigues siendo nuestro hermanito. -Él sonrió y Aegon lo agradeció con sinceridad-. Tengo entendido que ser Prentys Tully es bastante formidable, un gran caballero, descabalgo a ser Harrold Westerling en el torneo. Me alegro que estéis juntos.
-¿Y entonces no le dirás a madre que no tenes deseos de casarte con Baela? -Aegon decidió vengarse de su hermano mayor.
Vys suspiró y rodó los ojos. Exhaló, cansino.
-No es que no quiera casarme con ella, es que... bueno, no. Me agrada pero está loca. -El rubio se apartó el cabello del rostro con pesadez-. No sé si sea buena Reina o si sería buena esposa. Ni siquiera sé si yo sea buen rey pero no quiero joder al reino como lo hizo el actual Viserys. No quiero ser tan malo como dicen por ser hijo de mi padre.
-No eres como padre, jamás serás como él, serás un gran rey teniendo tú estilo propio. -Margaery le sonrió, era tan dulce como astuta.
-La casa Stark os servirá fielmente, príncipe Viserys II, segundo con el nombre. -Elric Stark realizó una breve reverencia con la cabeza.
-Espero ser algún día un buen rey. -Vys realizó la misma acción-. Agradezco sus palabras con sinceridad pues se que son ciertas.
-Pastelillos de limón con limón y limón. Podrás comerte todos los que quieras, Ophelia. Si me devuelves la corona de Aegon El Conquistador y vas con la abuela. -Prometió Aegon El Mayor.
-¿Y vos, princesa Margaery? ¿Váis a decir algo? -Elric Stark la llamó y ella negó, no podía confesar, allí, ante el padre de su prometido que estaba enamorado de otro, de Jacaerys Targaryen.
-¿Listos para volver?
NO VOLVIERON, más bien, esa noche les dieron unos aposentos a los príncipes. Iban a quedarse separados pero decidieron compartir una habitación, en la enorme cama con un suavecito colchón se echaron los cuatro allí.
-Debemos jurara algo, todos, sobre lealtad y protección a nuestra familia.
-¿Y qué sugieres, Vys?
-Juró proteger a mis hermanos de sangre, a los hijos de Visenya Tyrell y Daemon Targaryen. Nietos de Helaena I y Allester, de Baelon y Alyssa. Defenderé sus dominios y su honor sin importar si nos encontramos en bandos diferentes o si nos peleamos. Seremos el bando Blanco, ni Negro ni Verde.
Los demás asintieron sin titubear.
-Lo juramos.
PASARON SIETE AÑOS DESDE AQUELLO, Ophelia y Baelor tenían dos hermanitos que eran unos terremotos. Rhaegar y sí, Maegor, el primero tenía cuatro y el otro tres. Por suerte Visenya no quedó embarazada de gemelos pero mientras ambos eran inteligentes y excelente en todo lo que se proponía, Rhaegar era un músico talentoso tocando el arpa labrada en plata con adornos de dragones y Maegor era un alborotador que seguía los malos pasos de su tío Aegon.
A SU VEZ, EN ROCADRAGÓN, Rhaenyra estaba embarazada de su tercer hijo con Daemon, esperaba que fuera niña y con infinito descaro pensaba llamarle Visenya en honor a su prima.
-¿De verdad no aprendes todavía? -Vys se burló con alevosía de Jacaerys, no tenía más nada que hacer ese día-. Nosotros aprendimos alto valyrio en tres meses después de nuestro cuarto cumpleaños, ¿Cómo crees que obtuve a Vermithor?
-¿Podrías ir a molestar a otra parte, Vys? -Jace que si bien no se llevaba mal con el hijo de Daemon Targaryen ya no soportaba sus sarcásticos comentarios.
-No, al fin de cuentas esta isla es tanto mía como tuya. Tú y yo somos príncipes de Rocadragón y posibles reyes. -Viserys de la casa Targaryen, el futuro rey, segundo con el nombre se le observaba orgulloso e impertérrito en su asiento, como debía ser un rey-. No seas débil y comportate como un verdadero rey, no como un simple ratón. Se un dragón. -Vys cambió el idioma a valyrio-. Aprende a hablar, Jace. Es "El Conquistador y sus hermanas zarparon con un gran ejército"... Dranot. -«En la boca» Murmuró, sientiendose victorioso al ver que a su primo se le hacía difícil.
-Cariño, por favor. -Margaery se levantó de la silla que estaba junto a Jace. Ella enredó sus manos en el antebrazo de él, aferrándose con suavidad para evitar que empezará una enorme pelea.
Jacaerys se calmó al sentir el tacto de Margaery y entrelazó sus manos. Odiaba no ser lo suficientemente bueno para ella, le prometió se esforzaría el doble para ser un buen rey y para merecerla y a pesar de lo que hiciera sentía que no lograba superar a Vys.
Eso le acongojaba ya que los Targaryen se casaban entre hermanos. Se alejó e intentó repetir de nuevo la misma palabra. Y la tensión inundó el sitio.
-Quizás sea mejor que Margaery te de clases privadas, bro. -Aegon que estaba leyendo haciendo un mapa de Más Allá del Muro lo dejó a un lado-. Te vendrá bien el aire libre.
-Podría prestarte mis libros, Argaery sabe dónde están. -Vys bajó la vista con pesadez-. No quise ser un idiota, es que tú pasas más tiempo con Margaery que yo e incluso saliste a volar en los dragones cuando llegó Egg y no pude ir porque madre hace que los maestres me den clases y tareas interminables para ser un rey.
Jacaerys lo miró e hizo un gesto simple, dándole a entender que no se preocupara y que aceptaba la disculpa. Margaery subió las escaleras y él la siguió esperando aprender un poco más ese día.
Al salir a los jardines Margaery empujó a Jace entre los matorrales, ella soltó una risita llena de diversión al ver la cara de susto de él.
-Eres adorable cuando te frustras y a pesar de eso sigues intentando. Me encanta que seas tan persistente. -Se encogió de hombros y presionó un salvaje beso en sus labios-. Es suficiente por hoy. Exijo ahora la atención de mi novio y futuro rey.
-No... no... -Intentó quejarse pero los labios de Margaery le dominaron en unos segundos Se estremeció al sentir las manos de ella recorrerlo-. Hum... Yo-yo quiero... Hum... Continuar.
-¡Jacaerys! -Le advirtió ella, separándose un instante, se sentó entre la hierba mirándolo con determinación y pasión. Molesta por la negativa.
-Argaery, debes recordar que un rey debe honrar las tradiciones de sus ancestros.
-Ni siquiera sabemos si seas rey. Mi padre y tu madre deben gobernar para que seas el heredero, y Vys también sería rey. A ambos les falta mucho por aprender y yo no sé cómo se supone que gobernaré Altojardin.
-Debemos ir con tu madre. Ella tiene más experiencia en los asuntos del Dominio que el príncipe Daemon. -Jace entrelazó las manos de ambos-. O con la princesa Helaena I, tu abuela o tu abuelo te ayudarán.
-No quiero irme, allí, fuera de Rocadragón siempre se juzga si soy una bastarda o si soy hija del Príncipe Canalla. Comprendo que entiendes el sentimiento. -Susurró Margaery en un gimoteo-. Yo no quería ser castaña, ¿Por qué no puedo ser rubia como todos los Targaryen? ¡Mis hermanos tienen el cabello rubio plateado y dorado! Y además la tienen más fácil porque ninguno de ellos ha sido obligado a comprometerse con nadie, ya que si Vys se niega padre le dirá que no se case con Baela... ¡Y yo quiero estar contigo y no puedo!
-Hablaré con el rey, sé que su salud decae cada segundo que hablamos pero lo intentaré. Romperá tu compromiso con el Norte y con los Stark de la misma forma que lo hizo con tu madre.
-¿No han pensado en las implicaciones de aquello? -Aegon El Joven se asomó por uno de los balcones, la seriedad se teñía en sus ojos violeta heredados de Daemon Targaryen, por unos instantes, el aire de peligrosidad de su padre se instaló en él-. El Norte se revelará y moriremos en la guerra. Cuando los dragones dancen... Nadie sobrevivirá y mucho menos llegaremos a ver La Larga Noche. Cuando el viento blanco sople y debamos ir a Invernalia a defender a los vivos...
-Aegon. -Prentys Tully posó una cariñosa mano en el hombro de su novio al notar que sin querer atravesaba una visión, él conocía todo aquello del Príncipe Prometido y la Batalla de Invernalia donde todos los señores de los Siete Reinos debían luchar-. Se aman y quizás sea bueno que estén juntos.
-¿Entonces qué debo hacer? ¿Ser su alcahuete y hacer que todos mueran por un capricho? -Aegon no perdió la firmeza-. Jace tendría que dimitir si quiere casarse con mi hermana, ahí se las dejo, piensen si eso quieren porque los Siete Reinos no se van a arrodillar antes un bastardo que falta a su palabra, que no tiene honor...
-¿Qué sucede contigo, Aegon? ¡¿Tienes que predecir el futuro y spoilear todo?!
-No sé, Jace, tú dime. -Aegon no dejó de tener la fría expresion, tenía los labios en una línea dura-. Hum. Además. Si no lo sabías la legitimidad de Margaery se pone en duda de nuevo, leí la carta de Baela antes de entregársela a padre ya que me la dirigió a mi, ¡Se Acerca el Invierno! -Y con la última dramática frase despareció por donde vino.
Margaery maldijo en voz alta a todos los verdes, a los Hightower y a su madre por permanecer allí, junto a la víboras en Desembarco del Rey.
VYS SE QUEDÓ EN LA SALA, DANDO VUELTAS, INQUIETO COMO SIEMPRE. Escuchó la conversación desde un escalón en las escaleras, no sabía como terminó allí pero no se molesto en averiguarlo.
Siempre le fue incómodo ver a su padre con Rhaenyra, ella parecía sinceramente feliz a su lado y claro, Visenya, era feliz con Aemond Targaryen y sus hermanos menores pero... No era justo que la princesa Visenya Targaryen fuera engañada de tal forma y humillada cada vez que nacía uno de los nuevos cachorros de Rhaenyra.
«Creo que el indicado para tomar oportuna venganza es Aerion. Quizás tenga una idea para inmovilizar a Rhaenyra y a los Hightower. ¡Los Blancos venceremos está contienda sí o sí!» Se dijo para sí mismo y sonrió.
-La legitimidad de mis primos siempre fue y será puesta en duda pero que Vaemond Velaryon lo haga pública y oficialmente es excesivo. Quizás podríamos hablar con la tía Rhaenys para que le de dos golpes y lo haga volver del hoyo de donde vino. A él lo que le importa es el linaje Velaryon y Marcaderiva -Vys habló con tono férreo y sobre el hombro observó a su padre y tía-. Ella está en la corte así que...
-Puede estar pensando en apoyarlo, sobrino.
-A pesar de los desacuerdos que hemos tenido no tan es cruel... O estúpida para hacer eso. Ni siquiera que Otto Hightower use a los nuevos cachorros de Visenya como peones, los niños son los hijos de un segundo hijo, no valen tanto.
-¡Padre, retira lo dicho! -Rugió Vys y en menos de un segundo estuvo frente al Príncipe Calla-. Jamás he dicho lo imbécil que fuiste al alejarte de mi madre o al nunca intentar recuperarle o al solo dejarte llevar por tus ambiciones. O lo poco importante que son tus hijos cob la tía Rhaenyra ya que tiene tres y cuatro hermanos por delante para obtener alguna herencia. Todos y digo TODOS deberíamos morir para que ellos importen algo. Y Harwin Strong no dejará que le pase nada a sus hijos.
Rhaenyra se alejó con incomodidad y se posó en el otro extremo de la mesa, la mención de su antiguo amante la descolocó. Daemon se acercó a ella y colocó su mano en el vientre hinchado.
Vys sintió repulsión y se dirigió a la salida.
-Vayamos a Desembarco del Rey.
-Iré con ustedes y no volveré hasta que padre sea nombrado rey. Volaré y visitaré los Siete Reinos para que recuerden quien es el verdadero dragón, el príncipe heredero. -Vys deseaba mantenerse alejado de su padre y tía.
AEGON CORRIÓ TRAS OPHELIA, iban por toda la Fortaleza Roja, derrapando, cayendo y volviéndose a levantar, la niña rubia era un pequeño demonio, «¡Insoportable monstruo!» le gritó Aegon El Mayor y ella se carcajeó con cinismo cuando cruzó la esquina del pasillo.
Era la malvada y astuta copia de Aemond, seducía y confundía con pocas palabras a pesar de su corta edad. Daba saltos, brincos y piruetas burlándose de Aegon y su poca habilidad con tremendo descaro.
En la cabeza lleva un círculo simple de acero valyrio con grandes rubíes cuadrados. Era la corona de Aegon El Conquistador, la había sacado del sitio donde se guardaban las coronas de todos los reyes Targaryen. Aegon II la estaba cuidando como buen tío que era y en algún momento mientras coqueteaba con una sirvienta la perdió de vista. Ophelia decidió saquear la Fortaleza Roja.
Siempre hacía lo mismo para llamar su atención, la de su tío favorito, la semana pasada robo el broche de mano de su abuelo Otto Hightower. Él estuvo como loco enviando a azotar y a matar personas después de que el broche se perdió por más de 24 horas.
Otto Hightower no le había hecho nada a la niña pero le gritó por horas a Aegon quién era el responsable por la princesita, incluso Alicent se llevó un jalón de orejas por no estar pendiente de Ophelia.
Aemond y Visenya no pudieron hacer nada más que reír por las travesuras de su hija. Enya intentó encaminarla durante un tiempo, era la primogénita de Aemond, por tanto, su heredera, tenía un deber con el reino... «Da igual, Baelor la suplirá o Rhaegar lo hará. Mientras no seamos Maegor o yo todo irá bien».
-¡OPHELIA TARGARYEN TYRELL HIGHTOWER! -Le gritó mientras bajaban por las escaleras.
De frente, se encontraron al príncipe Daemon y a Rhaenyra Targaryen. Ambos dejaron de examinar sin discreción alguna el sitio. No estaba más cambiado que por los estandartes ya no negros y rojos si no negros y dorados. Aquello en su momento fue una lucha, Aemond y Visenya no permitirían llenar todo con símbolos de los siete así que convencieron a Otto y Alicent de dejar los dragones pero con otros colores. De vez en cuando se observaba el blanco y dorado, colores heráldicos personales de Enya.
A Aemond realmente no le importaba el asunto pero si Visenya quería algo haría que lo obtuviera.
-¿Tú eres Ophelia? -Nyra bajó la vista para observar a la niña que se aferraba al brazo de su tío.
-Lo soy. -Ella alzó la barbilla. No los conocía pero entendía quienes eran por la tensión de su tío Aegon.
Los príncipes Targaryen no la habían tomado ni siquiera en brazos al nacer ya que los padres de la niña lo impidieron.
-Hum.
-Ustedes deben ser los príncipes Jacaerys, Lucerys y Joffrey. -Saludó la niña sin vergüenza al ver a los castaños Strong-. Y sí os distingui por el pelo, ya que vuestros nuevos hermanos son más pequeños y rubios.
Daemon soltó una risa, luego dejó escapar un breve quejido al sentir el golpe que le dió Rhaenyra en la nuca.
-Seguro nunca se ha dudado de vuestra legitimidad, princesa Ophelia. -Espetó Jace.
-Nunca, tengo los ojos lilas de mi padre o eso es lo que dicen... La Reina Alicent nos trata como sus nietos, como los hijos de Aemond. Yo pienso que es nuestro padre aunque nadie lo afirme abiertamente. Incluso él nos trata como sus hijos pero los rumores dicen que vos; príncipe Daemon, os encontraste con mi madre y la embarazaste. -Ophelia se encogió de hombros con sincera curiosidad.
-¿Cómo sabes que dicen aquello? -Aegon El Mayor habló, jadeaba, no se recomponia de la carrera.
Ophelia sonrió y lo miró con picardía.
-¿Esa es la corona de Aegon El Conquistador? -Viserys II la observó.
-Lo es. -Ophelia tocó con felicidad la corona sobre su cabeza-. Sé que no me pertenece pero me gusta.
-¿Me la prestas? -Vys extendió las manos y Ophelia le pasó la corona.
Él príncipe se la puso sobre la cabeza y se vió tan regio como debía ser un rey. Daemon le sonrió y palmeó su hombro.
-Cuando seas rey usarás esa corona.
-Ophelia, deberías ir con madre. Si te encuentra conmigo cuando debes tener lecciones de valyrio me matará. -Aegon intentó tomar el hombro de su sobrina para arrastrarla escaleras arriba pero ella se liberó de agarre.
-Atrapenme. -Ophelia sonrió traviesa antes de salir caminando hacía tras haciendo el moonwalk para desaparecer en un pasadizo secreto que la llevaría con su abuela Alicent-. ¡Un gusto conoceros, sé que seremos enemigos pero me agradais! Todos excepto obvio la princesa Rhaenyra.
Daemon no podía negar que tenía ganas de volver a los recuerdos, ya que al cerrar los ojos unos instantes recordaba perfectamente a Visenya correr por los pasillos llena de tierra abrazada a plantas para su jardín, Daemon con gusto la correteaba y le ayudaba a hacer lo que necesitará. Era uno de los momentos que jamás nadie le robaría, eso y cuando le enseño a aprender a hablar valyrio, la niña en vez de ser enseñada por un maestre fue corrompida por él.
Desde pequeña Visenya lo amó con inocente y luego con pasión... Luego, él arruinó todo.
AEMOND ESTABA EN EL SITIO QUE LE CORRESPONDÍA AL REY, al principio, eso fue una gran sorpresa. Ya que era el segundo hijo varón, realmente, a Aegon El Mayor o a la reina le correspondía sentarse allí, sin embargo Visenya no permitiría tal cosa.
Prefería tener a Aemond presidiendo y poder influenciar sus decisiones que tener que convencer a Alicent. Había una cosa que Enya si le podía dar (y en los pasillos se decía que en las noches La Princesa Blanca sometía a su esposo) y la Reina no así que daba igual lo que hiciera Perralicent no conseguiría que Aemond la obedeciera.
En las noches, antes de unirse a Aemond, Visenya daba su opinión de todos los asuntos y sembraba sus propias ideas en él. Al Tuerto le importaba poco la política y las intrigas, solo quería complacer a su esposa y mantenerla eternamente a su lado.
Para todos era irascible e implacable ya que permanecía ante los extraños con una expresión gélida mientras examinaba con las orbes lilas su alrededor, sin ninguna emoción, pero él realmente guardaba las sonrisas para sus hijos y esposa. La faceta tranquila, risueña y juguetona solo se veía con su familia cerca, aquella gran debilidad que tenía... El motivo único motivo para luchar que tenía Aemond fue por mucho tiempo Visenya, si bien ser Criston Cole (al que consideraba su padre) y su madre lo amaban el afecto no era suficiente. Siempre se veía opacado por algo.
Mientras que todo lo que recibía de Visenya era sincero, de la misma forma, sus pequeños hijos lo amaban sin importar la cicatriz y el parche. Esa fue una de sus mayores preocupaciones, ¿Qué dirían los niños de su padre por ser El Tuerto? Afortunadamente a ninguno les importó y defendían a su padre a capa y espada.
El amor que se tenían ellos los mantenía fuertes y unidos ante cualquier adversidad. La guerra los pondría aprueba.
Al paso que iba todo Visenya terminaría siendo la verdadera Reina Verde, no Alicent que solo era «la reina madre», ya que poco le importaban a Aegon El Mayor sus hijos y su hermana-esposa y no reclamaría el trono.
Las puertas se abrieron y dejaron ver al capa blanca que se movió para dejar ver a Vys, vestido de negro y dorado, con anillos en sus manos. Alicent dejó su cara aburrida, y pauso sus muecas para ver al hijo de su ahora aliada.
Él príncipe con todo el cinismo heredado de Daemon Targaryen barrió la habitación con los ojos violetas y supo que sus únicos aliados eran lord Tyland Lannister y lord Beesbury. No sabía si su madre lo ayudaría o no.
-Falta una silla.
-¿Perdón? -Alicent lo miro sin comprender qué tramaba.
-Perdonada. Digo, que falta una silla o sobra alguna persona en esta mesa, yo señalaría a dos Hightower que visten de verde. -Otto y su hija se reemovieron incómodos-. Además a cierto príncipe Tuerto que está con su culo sobre mi asiento. -Aemond apretó más la mandíbula pero no dijo nada-. El asiento del rey. Y como hijo de Daemon Targaryen yo seré el Rey.
-Muevete, Aemond. -Le rogó Visenya al saber que Vys no se detendría hasta estar en el simbólico equivalente del Trono de hierro, el que le correspondía por legítimo derecho.
-Que aprenda a esperar, mi padre aún no ha muerto. -Aemond negó haciendo una rabieta al saber que Vys tenía todo el derecho a humillarlo de tal forma.
Generalmente Aemond era la mezcla perfecta de Targaryen y Hightower pero ese día no se encontraba de buen humor para ser obediente y silencioso ya que sentía amenazado por la presencia de Daemon e Desembarco del Rey.
-Aemond. Te lo compensaré como prefieras pero dale la maldita silla a Viserys II. Vys tiene el derecho y de ser necesario te sacará de allí a espadazos. -Enya se inclinó suavemente hacia la derecha de él, Aemond no pudo evitar notar como el collar de zafiros engastados en plata se deslizaban sobre los pechos de su esposa. Él deslizó los dedos sobre el rostro suplicante de Visenya y dejo un beso en sus labios antes de asentir y levantarse para dejar la silla vacía-. Gracias, esposo.
Vys se dió cuenta de la manipulación y con un gesto agradeció a su madre. No mataría a Aemond si se mantenía apartado del Trono de hierro y su familia, era una promesa silenciosa.
Sin más, aunque seguro finalizarían la reunión en un par de minutos, Vys se sentó en su asiento.
-¿Sabéis qué? -Él hizo un ademán-. Me está gustando esto de ser Rey. Otra cosa, pronto cambiaremos todo por blanco, negro y rojo. No soporto tanto verde ¡Me duelen los ojos!
NOTA: Tengo un plan en marcha para que Aemond se vengue de los Negros (como para el capítulo 10 de la serie) y los Blancos (Vys y Aerion) harán un gran espectáculo en la cena (próximo capítulo).
¿Qué os pareció Vys modo rey? ¿Alguna recomendación?
En los siguientes capítulos conoceremos más a Baelor, Rhaegar y Maegor. Los dos primeros son clave para el desarrollo de la trama.
Hay una GRAN pista de lo que pasará con Aemond en este capítulo.
¡Los leo! ✨
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