VIII. La Princesa & La Reina & Visenya
ALICENT DISCUTIÓ CON VISERYS COMO SI SU VIDA DEPENDIERA DE ELLO, Margaery se sintió incómoda de estar allí presenciando la disputa.
—¡Visenya! ¡Visenya fue la única que lo defendió! ¿Cómo es eso posible? —Se quejó—... Le hicieron alas y una cola.
—Él no debería ser tan crédulo. Visenya no estará allí siempre para frenar a mis nietos y Vys tiene ocupaciones para llevar a Aegon ante ti cada vez que haga algo malo.
—Es un niño. —«Mi pobre niño» Pensó Alicent.
—¿Creyó que solo encontraron un dragón sin nombre y lo llevaron a la fosa de dragones?
—Tus nietos son una amenaza. —Alicent caminó de un lado para otro, se detuvo a ver a Margaery que estaba en los aposentos para ayudar a Viserys con la maqueta.
La Tyrell le daba forma a los dragones y observaba en silencio todo lo que pasaba. Quizás después le contaría a Rhaenyra o a su madre lo que allí se dijo, pensó Alicent y negó con una mueca.
—Son más pequeños que él, sí, Majestad. —Margaery intervino dejando el pincel a un lado, con sutileza—. Y qué Aegon puede que los haya convencido, de hecho, le escribió a Aerion para ver si tenía ideas para hacer una broma. Dudo que lo hayan hecho con mala intención, ni Aegon ni Jace ni Luke quieren lastimar a Aemond. Todos somos Targaryen.
Alicent parecía a punto de tener un ataque intentando no decir que los supuestos Velaryon eran en realidad bastardos Strong. Así que se acercó y susurró al rey pero Margaery ya sabía de qué hablaban. Un insulto, un insulto a la decencia misma.
—Tuve una yegua negra una vez, negra como un cuervo. Un día, escapo de su pastizal y el semental vecino la preñó con un potrillo. El semental era plateado como la luna en noche de invierno y el potrillo cuando nació, era castaño. —El Rey río y Alicent parecía a punto de desmayarse.
Margaery sonrió discretamente.
—¿Ese semental os lo regaló mi abuela, verdad?
—Sí, el semental fue un regalo de Helaena por el nacimiento de Rhaenyra. Y el potrillo tenía el cabello café más ordinario que he visto.
—La naturaleza trabaja de formas misteriosas. —Margaery se levantó con gracia y tomó a Alicent de la mano—. Quizás la Reina desea sentarse, no os veis bien, lady Alicent.
—Gracias, Margaery. —La Reina cepilló el cabello castaño de la niña que era dulce con ella a pesar de que la había llamado bastarda y se sentó frente a Viserys—. ¿Cómo lo sabes? El semental plateado. ¿Cómo sabes que fue él? ¿Fuiste testigo del acto? —Viserys golpeó la mesa y Margaery dió un pequeño brinco hacia tras por el susto.
—Las consecuencias de una acusación como la que sugieres son graves. Tú tío Ormund Hightower pago las consecuencias la última vez que llamaste bastardo a un Targaryen—Viserys miró a Margaery—, es una suerte que Daemon haya ido por él y no por tu padre ya que no se soportan. —El Rey suspiró y se levantó—. No hables de esto otra vez, y tú, Margaery no comentes nada. Es una orden.
Ella asintió haciendo una mueca. Obviamente iba a prevenir a su madre en cuanto volviera de Pentos y a su tía de los acontecimientos.
CARAXES VOLO SOBRE LAS PERSONAS QUE VICTOREABAN, Vhagar sobre él. Visenya le sonrió a Daemon al pasar a su lado.
Él, presumiendo como siempre, separó las manos de la silla de montar. Enya le sonrió sacándole la lengua mientras lo rebasaba. El Príncipe Canalla la admiró, cada detalle de su rostro, la forma en la que sonreía y cómo se mordía el labio al preocuparse.
—Dracarys! —Soltó mientras el viento mecía sus cabellos y soltó una risa.
Vhagar escupió llamas y cuando Daemon pasó por ellas Caraxes soltó un rujido. El fuego no le hizo daño al príncipe Targaryen.
Cenaron junto al príncipe Reggio Haratis. Era el anfitrión de donde se quedaban cada vez que viajaban a Pentos, Daemon y Visenya aprovechaban para estar juntos como pareja cada vez que podían. Mientras los niños los acompañaban de vez en cuando pero se escapaban para explorar los alrededores.
Por lo que los esposos tenían todos los días para estar juntos, quedarse en la cama hasta tarde y no tener que estar pendiente de las miles de responsabilidades como Príncipes de Rocadragón.
—Un brindis, por Aegon El Conquistador, su glorioso ancestro, quien se unió a nuestra casa contra Volantis en el Siglo de la Sangre. Sobre el dragón, Balerion, él voló en nuestra ayuda en Lys y quemó a la flota de naves enemigas hacia la victoria.
—Aegon El Conquistador. —Daemon alzó su copa al levantarse.
—Por Aegon. —Dijeron todos.
Egg presto atención a la historia pero Vys como siempre parecía un poco aburrido y ansioso por estar haciendo cualquier otra cosa, eso hasta que vió los pastelillos de limón bañados en azúcar. Emocionado, alzó la mano y se sirvió los pequeños dulces.
—Esto me lleva a los negocios. Quiero hacer una propuesta buscando honrar nuestra antigua alianza.
—Si busca casarse con Margaery, Excelencia, debió decirlo y evitarnos la lección de historia que aburre a mi esposo y a mi primogénito. Y temo, además, que todos mi hijos están comprendidos a excepción de Aerion Llamabrillante.
Vys se rió y Aegon alzó una ceja, inquisitivo.
—No me considero tan merecedor, princesa Visenya.
Daemon y Visenya se rieron, dándose una mirada cómplice.
—Deseo ofrecerles una residencia permanente aquí en Pentos. Esta casa se las regalo de inmediato, junto con sus granjas, tierras, el viñedo y el bosque. —Daemon giró inmediatamente para consultar con la mirada a su esposa—. Los locatarios pagaran sus tributos anualmente a su nuevo señor Targaryen, tendrán la libertad de la ciudad y el puerto como lo merece su posición real.
—Está hablando con el futuro Rey de los Siete Reinos y sus herederos. —Interrumpió Vys—. Nuestros son Desembarco del Rey, Rocadragón, el Dominio, Las Tierras de los Ríos, Las Tierras de la Tormenta, El Valle y el Norte. Solo viajamos a Pentos, venimos de visita y...
—Continué. —Susurró Daemon y con solo esa palabra calló a su hijo mayor que decidió seguir; avergonzado, comiendo pasteles de limón.
—Lys y sus aliados se rebelan de nuevo. La Triarquía ha hecho causa común con con Qoren Martell de Dorne. En cualquier momento, pueden voltear su atención al norte. Su familia tiene dragones. Seis ahora, quién sabe cuántos más en el futuro cuando tengáis más hijos.
»Busco proteger a Pentos de los lujuriosos ojos de la Triarquía. Ayuden a Pentos en esto como lo hizo Aegon una vez... Y mi gratitud va a llenar sus copas hasta desbordarlas.
—Excelencia, mi esposo e hijo serán reyes. ¿Y si alguien desafía su reclamo? ¿Nos ayudará? —Le preguntó Visenya sonriéndole suavemente—. Mi familia tiene más dragones que los Hightower Targaryen pero llegado el momento ¿Nos ayudará a vencer a los Verdes?
El príncipe Reggio lo pensó un instante.
—Los ayudaré. Mis arcas son suyas para darle pelea a los Verdes.
Visenya asintió y miró a Daemon.
—Es una oferta muy generosa, y la consideraremos.
A VISENYA LE PARECÍA UNA BUENA IDEA TENER A PENTOS DE SU LADO, subió las escaleras mientras se alzaba el vestido con una sonrisa. Su sonrisa se amplió al ver a Aegon y Vys conversando con Daemon en alto valyrio mientras Egg leía al mismo tiempo algún pergamino viejo de antes de la Conquista.
Sus hijos tomaron la llegada de su madre como señal para retirarse y Enya se sentó en el borde de la mesa donde estaba Daemon.
—La casa Tyrell es rica pero no vendría mal obtener más oro para las arcas de la corona del Rey Daemon. —Los ojos de Daemon chispearon al escuchar el título y sonrió mientras tomaba posesivamente a su esposa de la cintura—. ¿Te agrada la idea, mi Rey?
—Soy tu rey, y sí, es una buena idea. Es refrescante, una simple transacción. Tenemos dragones, ellos tienen oro. —Daemon sonrió mientras la besaba, devorando sus labios.
—Estaremos un tiempo aquí y el resto en la capital y Rocadragón atendiendo nuestras responsabilidades como futuros reyes, esposo.
EL PATIO RESONABA CON LA CANCIÓN DE LAS ESPADAS, Viserys II llevó a Aegon al entrenamiento a rastras, hace unas horas regresaron de Pentos, lo bajó por las escaleras como un saco de papas y lo tiro allí con el suficiente cuidado para que no se matará en el intentó y no tuviera que entrenar.
No le importó que estuviera el rey, los Velaryon (Strong), los hijos de Alicent y ser Crispin. Desde arriba el Rey Viserys se alegraba por sus hijos y nietos que estaban juntos
—Es una orden. Toma una espada y defiendete. —Vys le dio una espada de entrenamiento y lo echó al ruedo.
Bajo el cuero curtido y la armadura, el sudor corría por el cuerpo de Vys, que forzó más el ataque. Aegon se tambaleó hacia atrás, tratando de defenderse con torpeza. Cuando alzó la espada, Vys aprovechó el hueco para lanzar un ataque con un movimiento de barrido que dio a su contrincante en la pierna y lo dejó cojeando.
«Dioses, mi hijo menor va a perder, Aegon no sabe usar una espada y debe aprender ya que cuando la guerra estalle puede que sus hermanos no estén para defenderle». Visenya negó y vió la expresión de decepción de Daemon.
Cuando Aegon intentó un ataque lateral, Vys lo desvió y lo golpeó en el pecho con el antebrazo. A continuación le asestó un golpe en la muñeca que le arrancó un grito de dolor y le hizo soltar la espada.
—¡Vys, no castigues tanto a tu hermano! —Advirtió Daemon mientras se acercaba para levantar del suelo a su hijo menor—. Debes aprender a defenderte a ti mismo, Aegon. Todos tus hermanos son grandes caballeros y Margaery sabe usar perfectamente el arco. En una batalla pueden sobrevivir sin problemas.
La Tyrell suspiró con compasión hacia su hermanito y aceptó la flecha que una de sus damas, la prima de Brandon Stark; la bastarda, Sara Nieve que estaba románticamente interesada en el príncipe Jacaerys.
—Lo sé. —Aegon suspiró, mientras ser Harwin Strong llegaba, el capa dorada siempre intentaba estar pendiente de sus hijos con Rhaenyra—. Solo que no sé cómo ser un buen espadachín.
—A el príncipe Egg le iría mejor bordando que peleando. —Se burló ser Criston Cole a la vez que peleaba con Aegon y Aemond al tiempo y los jóvenes gritaban y gruñían.
—¿Estás bien? —Visenya ignoró a Mr. Explosivo y acercó a su hijo menor a ella, examinadolo.
—Estoy cansado —Reconoció él. El brazo le ardía por el peso de la espada, y empezaba a notar las magulladuras.
—Mi niño, si no quieres luchar más no lo hagas.
—Debo luchar, El Príncipe Prometido... —Aegon El Joven se detuvo al ver las miradas que ser Harwin y ser Criston se enviaban.
Al parecer, estos iban a armar un escándalo pronto. Daemon soltó una risa divertida y giró hacía su hermano, viéndolo desde abajo.
—¿Apuestas por el protector de lady Alicent o por el hijo de la mano? Yo apoyó al Quebrantahuesos.
—Parece que a los más jóvenes les serviría un poco más de su atención... Ser Criston.
—¿Cuestiona mis métodos de instrucción, ser?
—Sí, todos los cuestionamientos. —Ser Joffrey Lonmouth apareció tras el rey, viendo a quién hace años lo hubiera podido haber matado—. Por algo la princesa Rhaenyra os remplazó con ser Harwin en muchos sentidos, muy amplios y más de los que puedo mencionar.
Sonrió. Visenya entendió que hacía referencia a que el Strong era el amante de la Princesa y el padre de sus tres hijos. Ser Crispin también lo comprendió. Jace sonrió y Vys soltó una risita.
—Jacaerys, ven… pelea con Aegon.
—Es muy pequeño, no debería... —Intervinó Margaery pero Jace negó, quería ganarle a Aegon para demostrar cuánto valía ante los ojos de la hija de Daemon.
Aegon rió pero Aemond negó con pesadez, sabía que Jace sería apaleado por su hermano. Y si a alguien le fastidiaba que Aegon ganará era a Aemond.
—Hijo mayor contra hijo mayor.
—No es una pelea justa. —Habló ser Harwin Strong con valentía y confianza. Visenya le sonrió suavemente al ver que el padre defendía a su cachorro.
Jace y Aegon empezaron a pelear y Jace terminó en el suelo, parecía que no se iba a levantar cuando Jacaerys miró a Margaery y ella asintió. Él lucharía para ser el campeón de la Targaryen Tyrell.
Aegon fue tomado por sorpresa pero aún así se sobrepuso. Visenya esperó el momento adecuado para intervenir, su hijo mayor también rondaba la pelea dispuesto a desenvainar el acero.
—Juego sucio. —Aviso Harwin.
—¡Aegon! —Le advirtió Margaery a Aegon El Mayor, regañándole. A la vez, ser Crispin hablaba con Aegon y Harwing con sus hijos dándole consejos.
Junto a Viserys, Lyonel Strong parecía preocupado. Jace perdió lamentablemente, Harwin empujó a Aegon a un lado.
—¡BASTA YA, AEGON! —Margaery se movió y se sentó en tierra junto a Jace ensuciando su ropa de cuero de entrenamiento.
—Olvida su lugar, princesa. Ellos son príncipes y vos sois mujer, os casareis con Brandon Stark. No con el príncipe Jacaerys para que lo protegais. —Margaery emitió un sollozó de rabia ante las palabras de ser Criston y antes que nadie pudiera decir nada Cole sangró.
Vys había apuñalado con la espada el hombro de ser Criston desde su izquierda. El hijo de Daemon Targaryen sonrió al igual que su padre y siseo:
—No le habléis así a mi hermana. Esto es una advertencia, la próxima vez le cortaré la mano de la espada. Ahora mis primos entrenarán conmigo no con vos. Es una orden del príncipe de Rocadragón. —Vys lo apuntaba con la espada y lo miraba con fiereza.
Visenya se sintió orgullosa de su primogénito. Ser Criston gruñó un asentimiento sabiendo que no podía negarle nada al sobrino favorito del Rey. Daemon miró a su hijo con ferviente orgullo.
—Su preocupación por el entrenamiento de sus primos es lógica, Príncipe de Rocadragón. —Criston Cole sonrió en dirección al Comandante que recogía las espadas de madera—. Aún así, la preocupación de ser Harwin Strong por el entrenamiento del Príncipe es algo inusual. Muchos hombres solo tendrían esa clase de devoción por un primo o un hermano o un hijo.
Antes que Harwin se atreviera a golpear al caballero blanco, Margaery se abalanzó sobre Criston. Visenya jamás había visto a su delicada y dulce hija tan salvajemente molesta.
Le dió un puñetazo a ser Criston que lo dejó en el suelo. Claro, el dolor debió haber sido insoportable ya que Margaery lo golpeó con la mano que tenía el anillo de rosa que le regaló Daemon y era de acero valyrio.
—Jace, Luke vámonos. —Visenya llamó a los hijos de Rhaenyra—. Daemon, Vys, Aegon y ustedes también, Aemond y Aegon. Los llevaré a merendar si quieren, la comida va con el espectáculo pero esta vez irá después.
Antes que los niños se agruparán alrededor de Visenya Harwin golpeó a ser Criston que iba a arrojarle una espada de madera a Margaery.
Nadie lo detuvo por un rato hasta que los caballeros blancos reaccionaron. Al parecer se habían congelado de la impresión.
—Eso fue lo que pensé, los niños son fuertes (Strongs) y la princesa Margaery también. —Criston sonrió desde el suelo y escupió sangre.
AEMOND SE DIJO QUE HICIERA LO QUE HICIERA DEBÍA TENER A VISENYA COMO ESPOSA, no como amante, no soportaría tener que ocultar el amor que sentía por ella. No permitiría que Aegon se burlase y lo intentará llevar a un burdel para que la olvidara. Visenya Targaryen Tyrell era lo más importante y lo mejor que tenía.
«Solo me importa ella, ni siquiera mi propia existencia importa» Pensó con una sonrisa de enamorado. Quizás podría encontrar otra forma de cortejar a Visenya además de las flores, con otros regalos.
Encontraría también otra forma de pasar tiempo juntos. Enya tenía responsabilidades como Princesa de Rocadragón y madre pero eso no sería impedimento para que Aemond se acercará a ella.
Aemond siempre había querido ir con Visenya a Rocadragón o algún sitio lejos de todos, en especial del príncipe Daemon. A veces podía escapar de su madre, el estúpido de Aegon y Helaena con su araña. Cuando la observó por décima vez ese día la vió sola sin el Stark, o su escudero jurado, o ser Harwin Strong o la princesa Rhaenyra.
—Aemond. —Ella le sonrió e hizo que la calidez llenará el pecho del príncipe Targaryen Hightower—. ¿Cómo estás? No te ví desde el entrenamiento con Mr. Explosivo.
Él se sintió tranquilo y confiado junto a ella. Sintió que debía protegerla, a diferencia del resto de los Targaryen, Visenya era dulce y tierna con los hijos de Alicent Hightower a pesar de que «los Negros» les odiaban.
Invitaba con frecuencia a Helaena al té o a ir a leer junto con Margaery, Egg y Aegon El Mayor (como le llamaban al hermano de Aemond para no confundirle con Aegon El Joven).
—Yo... —No sabía que decir, nadie le preguntaba eso, todos estaban pendientes de su hermano Aegon—. Quería... No sé si recuerdas que alguna vez me prometiste ir con Vhagar a volar.
—¡Sí, claro! Lo siento por no haber ido antes con ella. Hemos estado organizando todo en Pentos, y tardamos más días allá ya que adecuamos la residencia a nuestro gusto y además, Aegon El Joven no quiere salir de la biblioteca, incluso Daemon lo acompañó en sus lecturas. —Ella sonrió al pensar en su esposo y Aemond se colocó triste y celoso.
—¿Iremos con Vhagar?
—Sí, claro. Te dejaré darle órdenes y veamos si Vhagar te obedece.
NOTA: ¿Les gustaría un libro de one shots de la casa Targaryen (o de todas las casa)? Por ejemplo, podrán pedir «Un romance entre Aegon El Conquistador y una Stark».
¿Sois Verdes o Negros?
PD: Estoy escribiendo sobre una boda, ¿Adivinais quién se casa de nuevo? ¿Rhaenyra, Daemon o Visenya?
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