III. Viserys, Margaery, Aerion & Aegon

DAEMON ACUNÓ A VISERYS EN BRAZOS CANTANDO UNA NANA DE CUNA, su pequeño hijo se había despertado a mitad de la noche. Aullando y pidiendo atención con toda la fuerza que tenía.

El Príncipe Canalla se echó a reír al ver que él era igual a sí mismo. Mientras, Visenya peinaba a Margaery que tenía poco menos de un mes de nacida colocándole una corona de rosas. Dentro de poco sería la boda que el Rey Viserys organizó con tanta dedicación y amor a su hermano, con mucho esfuerzo Rhaenyra y Visenya lograron evitar que los Hightower pusieran sus garras en la planeación a pesar de que según el hermano de Daemon ellos debían ser recompensados por el asesinato de Ormund.

Todo sería rojo y negro Targayen a excepción de algunos estandartes de la casa Tyrell y algunas gemas que Visenya usaría en el septo y en el banquete, su padre le había regalado un collar de oro y esmeraldas tan gordas como una ciruela. Daemon había disfrutado ampliamente de verla con el bonito vestido con escote halter de color negro y bordados de dragones rojos, era suya, y Visenya jamás vestiría el aburrido color plateado de los Stark ni tendría que usar perlas representando a la casa del Lobo Negro, Elric había sido derrotado.

«Sin embargo tendré que entregar a mi pequeña Margaery a los hijos de ese perro mojado» Pensó con rabia. Aún le enfurecía que se cuestionará que Argaery era su hija.

Visenya inquirió con una sonrisita divertida al ver su gesto molesto e irritado, presionó un beso en los labios del Príncipe Canalla y él se calmo un poco.

-Estarán bien, sé que no permitirás que nos hagan daño nunca. De ser necesario sé qué harás lo mismo a Alicent y a toda su familia si se vuelven a atrever a enfrentarnos.

-¿Por qué despertaste? Te dije que yo vendría a verlos. -Se quejó en su oído-. Puedo encargarme de ambos y tú debes descansar.

Visenya lo comprendía, era celoso y cuidadoso son los bebés. Daemon no creía que fuera un buen padre, no sabía cómo serlo pero hacía una gran esfuerzo por hacer que su familia estuviera bien.

-Si no lloran me preocupo, necesito saber que están bien. -Suspiró ella un poco avergonzada inflando las mejillas, sin embargo a Daemon le parecía adorable su faceta de mamá.

-Lo entiendo, a veces no puedo creer que estén allí, tú y ellos son lo mejor que tengo. Te agradezco por darme a mis hijos. -Daemon le robo un beso haciéndola sonreír...

Visenya había curado las heridas del príncipe al darle una oportunidad de ser mejor persona. El ambiente fue cálido y dulce por unos instantes, mientras el viento nocturno agitaba los rubios cabellos del príncipe que con todo su ser amaba y valoraba a su familia, a su pequeños dragones.

Allí era feliz y sentía un pleno alivio, el amor se encontraba hinchado en su pecho. Acercó a su esposa más y el pequeño Viserys volvió a llorar tan escandaloso como hace unos minutos.

-Tú madre es mí esposa, niño. -Le advirtió al bebé que lo golpeó con su manita-, agradece que la comparto contigo.




LO MÁS INTERESANTE DE LA BODA DE DAEMON Y VISENYA, era sin dudas era que Rhaenyra relucía de felicidad bailando junto a Harwing Strong; el anterior escudo jurado de su prima, Alicent decidió importunar a su ahora hijastra.

«No salió bien ese asunto de llamar Strongs a los gemelos pero creo que Rhaenyra no será tan lista como Visenya y le dará varios hijos a Harwing» Pensó con una sonrisa abyecta. Se juro que detallaría con atención cada movimiento de la Reina Negra hasta hacerla caer.

Amplio su sonrisa como la serpiente que era cuando Rhaenyra se sentó agitada con una sonrisa junto al asiento vacío de Visenya, a su izquierda, mientras que los pequeños dragoncitos estaban entre Daemon a la derecha y Viserys. El Rey que miraba la boda fascinado y aplaudía por cada estupidez, estaba más emocionado por Daemon que por su matrimonio con Alicent que recién había ocurrido hace un par de semanas.

No podía creer que la estúpida rosita, le diera dos hijos a Daemon: Margaery a la que llamaban «Pequeña Reina» y a Viserys «La Adoración del Reino». Decían que serían como Jaehaerys I y la Bondadosa Reina Alysanne... Apretó los labios y luego habló:

-No creí que Daemon se casaría con Visenya, es decir, tu parecías estar enamorada de él, Rhaenyra. No creí que tu hermana te hiciera eso, y luego que la perdonarás.

-Tú casaste con mi padre y no voy a perdonartelo. -Siseo Rhaenyra obviando el tema evidentemente furiosa-. No voy a perdonar lo que le hiciste a Visenya, a mi tío Daemon y a ser Harwing. Margaery es legítima.

Alicent suspiró y se centró en Daemon, lucía más guapo de lo acostumbrado bailando junto a su flamante esposa. En la maravillosa boda se sirvieron setenta y siete platillos y luego los novios volaron a Rocadragón sobre Vhagar y Caraxes del cuál volverían un año después, con el nuevo integrante de la familia por orden del Rey, Aerion al que llamaban El Príncipe Luminoso por sus rizos plateados.

Alicent no podía creer que Visenya le había ganado... Pero está a penas era una batalla, la guerra y la Danza de Dragones aún no empezaba.



HABÍAN PASADO TRES AÑOS, desde que Daemon Targayen salió a hurtadillas del castillo mientras su esposa y los príncipes dormían. Había acordado ir a la guerra junto a los Velaryon en los Peldaños de Piedra para hacer a Poniente un lugar seguro.

Para molestia de Joffrey y Visenya ellos se quedaban mientras Laenor y Daemon se iban. Ambos volvían a la capital cada tantos meses, después de irse Daemon regreso cuatro semanas después. Enya lo golpeó hasta el cansancio y gritó hasta caer de rodillas en el suelo, ¿Qué estupidez estaba haciendo? ¡No era justo! Ella también podía acompañarlo ya que sabía usar perfectamente una espada.

De todas formas, los gemelos y Aerion crecieron junto a su padre que de vez en cuando estaba ausente. Aunque Aerion, era toda cortesía y sonrisas delante de su padre, mostraba su verdadera naturaleza tormentosa y arrogante delante del resto de personas, tenía la capacidad de encontrar un defecto en cada persona. A los únicos que respetaba Aerion era a sus padres, a Rhaenyra, a ser Harwing Strong y a Laenor. Ni siquiera tenía a la mismísima Vhagar ya que jugaba con ella como si fuera un perro.

Ahora, en medio de la rebosante sala con excesiva cantidad de personas y platos, Visenya se fijó en que Viserys II cada vez se parecía más a su padre, el Príncipe Canalla.

El niño de a penas cuatro años era la copia idéntica de Daemon, y era tan astuto como sus padres, él y Margaery sabían que Alicent Hightower era reina solo por una estrategia realizada por Otto para tener el Trono de hierro y el poder que venía con él. Sin embargo, el príncipe fingía inocencia al estar cerca de los Verdes y hacía travesuras para molestarlos. Una vez se las arregló para salir corriendo junto a Alicent y con ayuda de Aerion hizo que ser Crispin cayera sobre la reina haciéndole rodar por las escaleras.

Vys y Aerion sabían a diferencia de Margaery que la reina los había llamado bastardos y no se lo perdonaban.

«La cara de Otto no tenía precio, Vys intentaba no reír pero era imposible, por los siete, es igual a Daemon. Y mi bella Margaery es tan astuta que salió a la defensa de su hermano sin siquiera admitir que fue a propósito, el rey lo disculpó con un ademán simple» Recordó Visenya con una sonrisita. «Mi tío Viserys deja a mi hijo hacer lo que quiere y a diferencia de Daemon, Vys no necesita hacer berrinches». Luego borró la sonrisa al ver que Daemon faltaba...

Rhaenyra apretó su mano dándole consuelo, para ambas los años habían sido algo difíciles. Lloraron juntas muchas veces por lo perdido. Nyra no se llevaba del todo con Laena, por lo que Visenya pasaba tiempo con una y con la otra en diferentes circunstancias.

Hace unos días, Laena y Matthos llegaron a la corte para la Cacería Real en honor a Vys y Aegon junto a las recién nacidas gemelas Baela y Rhaena que estaban más fuertes después de haber nacido enfermizas. El mayor se negaba a compartir la celebración con su primo, según el merecía un Torneo para sí mismo ya que algún dia sería rey. Por eso, también exigía que le permitieran reclamar un dragón, el abuelo del niño lo apoyó y Visenya tuvo que discutir por horas con Allester Tyrell para que esperarán al quinto día del nombre de Vys para que reclamará un dragón.

A pesar de eso, Margaery tenía a Fuegoluna, una dragona de color azul como el agua clara con veta verdes y doradas, mientras que Aerion poseía un dragón macho del color del fuego.

Sin embargo, Margaery no opinaba mucho sobre el tema, la niña era naturalmente tímida pero siempre era dulce y amable con todos, incluso con Alicent con la esperanza de que la ahora Reina y su familia decidieran hacer lo correcto y no destruir a los Targayen.

«Eso no pasará, no seré yo quién le diga a Margaery que la guerra empezará... Daemon se lo dirá» Pensó mientras recordaba que a pesar de todo, Alicent se sentía reflejada en la ternura e inocencia de Margaery. «Mi dragoncita cuando crezca tendrá que entender que no debe olvidar que es una rosa con espinas, puede seguir leyendo a Aegon si quiere y armando la maqueta con el tío Viserys pero no puede olvidar que los Hightower son y serán siempre sus enemigos».

-Es idéntico a su hermano, majestad. -Murmuró un lord que veía a Vys jugar con los dragones de color negro y rojo que Daemon le había regalado en su última visita.

Todos rieron de forma armoniosa y falsa haciendo que una mueca manara de los labios de Visenya. Era feliz porque su hijo tuviera una gran presencia y posibles aliados pero era demasiado que todos lo alabarán como si no hubiera un estúpido mañana.

Ella suspiró y asintió en dirección a Rhaenyra, no la sometería a esa tortura, si quería podía irse a leer y podía intentar interesar a Aerion por algo de lectura. Su prima sonrió y dejó un beso en los cabellos de Margaery; que daba sorbitos a su té, antes de salir del sitio. Perralicent estaba embarazada de nuevo, Enya deseaba que no fuera varón para que Nyra no se sintiera peor.

-Princesa. -La llamó Tyland Lannister a sabiendas que el Rey lo iba a ignorar-. Traigo noticias urgentes de los Peldaños de Piedra.

Enya se estremeció rezando porque no fuera nada malo, no podría vivir sin Daemon, y no sabía qué harían sus hijos si algo le pasaba a su amado padre. Los tres niños matarían por Daemon sin pensarlo dos veces, de la misma harían lo que sea por Rhaenyra.

-Margaery ve a cambiar tu ropa, busca la capa negra con pieles y rubíes cosidos y el vestido rojo que te regaló tu tío Laenor. -La envío a sus aposentos, así no escucharía las malas noticias si es que las había.

Viserys giró hasta donde estaban ellos y habló con una sonrisa que Visenya deseó quitarle de un puñetazo.

-Hoy no, Tyland... Han pasado tres años, puede esperar otros tres días. -Viserys tomó el único juguete de dragón de color diferente; que Vys no usaba, era verde y el Rey se lo pasó a Aegon.

«Los Verdes y los Negros» Se dió cuenta ella en medio de la nube de furia que cubrió su rostro.

-Margaery quédate, que alguien le traiga su capa Targayen y que celebre con nosotros.

-Yo si quiero saber de mi esposo, tío Viserys. -Espetó al ver que su pequeña dragona era obligada a quedarse en tan falsa celebración- ¿Cómo está, Daemon?

-El Alimentacangrejos asedia Bloodstone y sabotea nuestra flota de noche...

-Creo haber dicho que podía esperar.

-Me preocupo por el padre de mis cuatro hijos, tío Viserys. Por favor, solo quiero saber...

-Vengan, coman. Prepárense bien para el viaje.

Visenya siseo al verse ignorada.

-Tyland. -Alzó la voz como un alto rugido-. Como esposa del Príncipe de Rocadragón, heredera de Altojardin y madre del futuro rey te ordenó que me cuentes qué pasa.

-Visenya, eres mi sobrina, pero esto no lo voy a tolerar.

Ella apretó los labios y le dió una mirada fría, entonces sonrió con sarcasmo y asintió en dirección a su capa blanca; Joff, prometiéndole silenciosamente que si sabía algo de Laenor le diría.

-Entonces, me retiro, Majestad. Tyland, vamos. Joffrey quédate con Margaery y Viserys por favor.

Ambos salieron y Visenya se echó a reír con amargura.

-Mi tío enloqueció, ya no debería ser Rey si no puede ver lo importante que son Los Peldaños de Piedra... Dime todo, da igual qué sea. Hasta lo más mínimo lo deseo saber.

El resumen general llevó a Visenya a saber que la situación era mala, muy mala, y que Daemon había estado forzando a sus hombres y comienzan a cuestionar su mando. Presionó sus labios.

-Princesa si la corona...

-Le diré a mi padre que los Redwyne alisten su flota, deberán ayudar a Daemon y a los Velaryon. ¿Joff, crees qué la princesa Rhaenys pueda enviar una carta a lord Corlys? -Giró a su capa blanca que la miraba sin entender-. Daemon se negaría a aceptar cualquier ayuda. La ayuda por tanto tendrá que llegar antes que él se enteré y haga una estupidez que lo haga morir. No tengo deseos de ser viuda.

Joffrey asintió con consternación y se fue en búsqueda de Allester Tyrell.

-Yo le agradezco mucho su lealtad, lord Tyland. Y sé que mi esposo, el futuro Rey de los Siete Reinos lo recompensará llegada la hora. Quizá podrías ser Señor de la Moneda en el Consejo de Daemon. -Sonrió encantadora hacia el Lannister que asintió con dudas, sin embargo Visenya podía mejorar la oferta.

Se le llenaron los ojos de lágrimas al pensar en separarse de su hijo pero era lo correcto, tarde o temprano pasaría. Se frotó el rostro y emitió un sollozó sincero. Lo que haría sería horriblemente difícil.

Tyland la miró con preocupación.

-Daemon, antes de irse me pidió enviar a Aerion para que fuera pupilo de una de las grandes casas... El mencionó que quizás Roca Casterly fuera un gran lugar para que nuestro hijo se educara como un rey ya que tiene las mismas posibilidades que Vys de reinar. -Mintió, la última opción de Daemon era Roca Casterly, él había elegido Altojardin o el Valle.

-Princesa, sería una gran oferta y un gran honor que nadie más tendría.

-Así es, si aceptáis, hoy se lo diré al Rey y Aerion partirá esta semana. -Sorbió su nariz sabiendo que debía parecer vulnerable, que el Lannister pensará lo que quisiera mientras jurará lealtad a ella, a Daemon y a sus hijos-. Es difícil para una madre alejarse de sus hijos pero sé que la casa Lannister es fiel a los Targayen-Tyrell, confío en usted.

Le dió una sonrisa melancólica mientras limpiaba sus lágrimas y entrelazó sus manos.

-Prometo servir fielmente al príncipe Aerion y al futuro rey Daemon de la casa Targayen, primero con el nombre.


MARGAERY Y AERION SEGUÍAN A RHAENYRA HASTA EL CARRUAJE, vestían de negro y rojo cono verdaderos dragones. Alicent había ido con un discurso barato sobre la paz, y que quería que estuvieran todos juntos. Eso puso de mal humor a Aerion, tenía las manos apretadas y los nudillos blancos, sus mejillas estaban rojas mientras que los labios hacían puchero.

De todos sus hijos, Aerion era el que menos entendía por qué su padre no estaba allí con él y aunque intentará ocultarlo pasaba las noches llorando por eso. Era un pequeño secreto que solo compartía con Margaery y el Rey Viserys, extrañaba a Daemon con todo su corazón.

Aerion creía sinceramente que había hecho algo mal y por eso Daemon no estaba con ellos. El único que no extrañaba a su padre era el bebé de no más de unos meses Aegon III, llamado así para molestar a Alicent.

-Aerion Llamabrillante. -Le sonrió Viserys al niño que se sentó en la esquina más apartada de la loca de verde-. ¿Qué pasa? ¿No es emocionante y espléndida? Toda la familia de camino a una celebración y aventura en el Bosque Real.

-No, nadie quiere estar aquí. A Rhaenyra no le gusta ni a Margaery tampoco... Nadie está aquí por nosotros. -Aerion alzó sus ojos púrpuras-.Solo quieren ver quién será el próximo Rey si Vys o Aegon II.

-Aerion, por favor, eres mi sobrino sabes que entiendo que Daemon no esté aquí pero...

-No te importa, mi papá no te importa y solo te importan los Hightower. A ti no te interesa ni siquiera Rhaenyra. -Aerion espetó con tono gélido mientras se levantaba a abrazar a Nyra como gesto de consuelo.

Rhaenyra lo apretó contra su pecho sabiendo que el niño tenía razón. Se sintió melancólica y solitaria. Margaery por primera vez creyó que quizás el malo era su tío Viserys.

EN EL EXTERIOR, el galopar de los caballos era más agradable que la fastidiosa y fría conversación. Vys seguía a su madre sobre una yegua de color rojizo, ambos no quisieron hacer compañía a Alicent y Aegon II... Vys porque tenía intenciones de tirar a Alicent del carruaje pero el Rey no lo dejaría y Visenya porque no quería ver a su tío.

Además, aprovecho para rebasar al carruaje y dirigirse hacia donde el norteño la esperaba. No habían hablado mucho desde su matrimonio pero Elric a través de una carta le perdonó, prometiéndole que no sentía rencor.

Vys se alejó junto a Joffrey maldiciendo porque estaban aplaudiendo y festejando a Aegon II. Para no confundirlos dijo que su hermano debía apodarse «Egg» y el hijo de Alicent «Aegon El Tonto».

-¡Salve, salve Aegon El Conquistador, Segundo con el nombre!

Lord Tyland Lannister decidió apoyar a los Negros públicamente después de unos segundos de silencio. Criar al tercer posible rey era una oportunidad increíble ya que eso sería una ventaja, algún día incluso podría ser la Mano.

-¡Salve Viserys, Segundo con el nombre! ¡Salve Margaery, la dragona azul! ¡Salve Aerion Llamabrillante! ¡Salve Aegon El Conquistador, Tercero con el nombre!

Las personas empezaron a repetir lo que dijo el Lannister y Visenya desde la lejanía sonrió. Sus tres hijos mejoraron de ánimo y sonrieron abiertamente, luego pasaron a saludar a cada noble diciendo correctamente el nombre y el título.

-Son niños increíbles, y príncipes encantadores. Se parecen a ti, excepto Vys, él creo que es idéntico a Daemon mientras que Aerion tiene el carácter vivo de tu madre.

-Amo a mis niños. -Visenya sonrió ampliamente-. Incluso con las personalidades fuertes que tienen.

-Quiero presentarte a alguien. -Elric tomó de la mano a Enya y la guío hasta una mujer junto con dos niños gemelos muy parecidos a él-. Mi esposa y mis hijos.

EN LA TIENDA ALICENT HABLABA CON UN GRUPO DE MUJERES QUE LA RODEABA, Margaery y Rhaenyra pasaban entre las transparentes cortinas con incomodidad.

-¿Crees qué me tenga que ir a Invernalia? -La rosa dorada suspiro, pestañeo varias veces-. Dicen cosas horribles del Norte y las personas que allí habitan. No quiero dejar a mis hermanos solos, ¿Quién los cuidará? Madre tiene muchas cosas que hacer como Princesa de Rocadragón.

-Yo los cuidaré, Margaery. Soy la futura reina, y ustedes son mi familia. -Alzó la barbilla y la miró, cómplice-, tu padre volverá pronto. No permitiría que te alejen de casa. Él te ama y a tus hermanos. -Nyra le sonrió con sinceridad.

-Mi esposo dice que ningún rey a podido donar los Peldaños de Piedra por mucho. Es un lugar inhóspito ideal solo para salvajes.

-Tal vez la Princesa... Pueda darnos alguna idea-Lady Ceria habló con tono malicioso y Margaery frunció el ceño al escuchar a la vil y arrugada anciana que la introducía a una trampa.

Se preguntó por qué no la insultaban a ella si no a Rhaenyra. A sus cuatro años había cosas que aún le confundían. Nyra ingenuamente se acercó con una sonrisa a la señora.

-Ha creado un lío y el rey debe ponerle fin. Que envíe barcos y hombres para que acabe con la Triarquía de una vez. La corona está en guerra aunque el rey se niegue a admitirlo, hemos sido arrastrados a ello por el padre de la princesa Margaery y la Serpiente Marina.

Margaery abrió la boca pensando qué hacer para defenderla después de las acusaciones, todos, incluso Alicent la miraron expectantes. Ella se enderezó más si era posible y sonrió con falsa amabilidad como hacia su madre cuando se molestaba.

La Tyrell giró a hacerle frente a Joselyn Redwyne.

-¿Por qué habláis sin saber? Mi padre, el príncipe de Rocadragón, está luchando noblemente junto a lord Corlys y mi tío Laenor para solucionar los achaques del rey Viserys que al igual que vos solo sirve al reino comiendo hasta atragantarse con puerco, tartas y vino como si fuera un simple... Un simple ratón y no un dragón. El dragón nunca pierde, mi padre ganará está guerra y quiero que cuando vuelva digáis esas atrocidades frente a el, todas son viles calumnias. La próxima vez informaos bien para que una niña de cuatro años no os cierre la boca, lady Redwyne. Ah y os recuerdo que soy medio Tyrell, vuestra legítima señora y mi hermano Viserys será el Rey de los Siete Reinos.

Rhaenyra vió con orgullo a su sobrina. Había callado exitosamente a todos incluso a Larys Strong que comía una galleta sin saber qué decir.

Uno de los bardos en la tienda empezó a tocar música tensa. Ambas Targayen se fueron. Margaery salió a buscar a sus hermanos que seguro debían estar en alguna parte del bosque escondiéndose de ser Joffrey. Se recogió las faldas bordadas con hilo dorado y avanzó, eso hasta que escuchó como le decía el gemelo de Tyland Lannister a Rhaenyra que serían esposos.

Sintió la necesidad de contarle la importante información a un adulto, en vista de la repentina desaparición de su madre hace una media hora se dirigió al pabellón de seda verde con una rosa dorada. No podía perderse.

Allester Tyrell le ofreció una taza de té y pastelitos de limón. Su abuela, para variar, estaba despotricando en contra de sus hermanos. La estupidez de Viserys y la imprudencia de Daemon.

-Argaery, ¿Qué pasa?

Hizo un resumen bastante bueno y Helaena gritó. Baela y Rhaena empezaron a llorar y lady Laena Velaryon salió de allí bastante apresurada.

-¿Dónde está tu madre? No es posible que esté conspirando de nuevo con ese Stark de Invernalia, no debiste enviarla allí, Allester. No... -Negó y salió de allí hecha una fiera.

Lord Tyrell le sonrió a su hijo y nieta con cierta incomodidad, amaba a su esposa pero tenía el carácter del dragón demasiado vivo, agitándose como flamas.

-Ya sabéis como es Helaena. Anda de peor humor desde que la Reina Verde decidió que si su bebé era niña le llamaría Helaena y si es niño Aemond en honor a Daemon. Los maestres creen que son mellizos.¹

-Rezó a los dioses porque Helaena II y Aemond sean más sabios que sus padres. El Rey va de en estupidez en estupidez y la Reina solo es una trepadora. Margaery, no repitas esto, es cierto pero si te escuchan no será bueno. -Le dijo su tío, Matthos.

Argaery asintió, no sabía por qué Alicent y su tía Rhaenyra no podían ser amigas y mantener la paz en el reino. Una buena Reina debía pensar en su pueblo y en su familia. Ella se dijo que sería una buena señora, incluso si debía ir al Norte, a Invernalia. Aprendería a amar el invierno...

Espero que las rosas no se marchitaran ante la escarcha.


AERION Y VISERYS CORRIERON POR EL BOSQUE buscando a Rhaenyra. Había salido corriendo después de una acalorada discusión con el rey de los Siete Reinos. Ambos príncipes se habían ocultado tras el asiento de Viserys para escuchar la discusión.

Viserys llamó a su querida Nyra arrogante y engreída. Aerion había querido salir a defenderla pero Vys lo evitó ya que debían ahorrarse los problemas, su silencio los llevo a saber que enviarían a Margaery a Invernalia.

Alcanzaron a la princesa antes que Lord Vende Naranjas, ser Criston no estaba feliz de que ambos niños arruinaran su escapada romántica pero Rhaenyra no iba a desechar a sus sobrinos.

-No puedo creer qué hayas perdido a mis hijos, Strong. ¡Tú los cuidas a ellos y a Nyra! -Visenya tembló mientras se echaba el carcaj al hombro y acomoda su cabello en una corona con trenzas para que no estorbe en su rostro.

Al salir de la tienda con la espada también al hombro los rayos del sol hicieron que su cabellera deslumbrara llamando la atención, eso y que a pesar de que tenía el bonito vestido puesto un peto con escamas de dragón negras y rojas cubría su torso. Entró hacia donde estaba el rey con pasos firmes que alarmaron a los presentes, los señores y las señoras de Poniente la miraron con atención.

Ser Harwing y Joffrey la siguieron, el primero con una expresión parcial de temor ante su furia y el segundo con preocupación por los niños que consideraba sus sobrinos.

-¿Esto es lo qué haces, Viserys? -Pasó junto a Tyland y Jason Lannister, el rey dejó de mirar a Margaery que leía al bebé Aegon y giró hacia ella-. ¿Emborracharte en medio de un puto bosque de mierda? ¡Mientras tu hermano, mi esposo, está luchando, lejos, solo y sin más ayuda que los Velaryon!

Jason Lannister retrocedió dejando la lanza que llevaba a un lado, asustado. Dejó de hablar sobre su forja en las Galería Dorada...

-Basta, Visenya. Cálmate, y alista a Margaery para ir a Invernalia mañana, no irá a Desembarco del Rey con nosotros sino al Norte con Elric Stark y sus hijos.

-Daemon, él... Él... -Se estremeció, gritando-, no permitirá que te lleves lejos a mi pequeña Argaery. Vys y Aegon no aparecen y... Daemon no estará para nada feliz que alejes a sus hijos como lo haces con él todo el tiempo, bastardo... -Negó.

-Dejo a tus hijos tirados, Visenya. -Ella lo miró llena de rabia-. Daemon quizá te ame pero dejó solos a tus hijos, los abandonó. Necesitas aliados, Margaery irá a Invernalia y esa es mi última palabra. Agradece que Vys y Aegon pueden quedarse aquí.

Enya gruñó.

-Los Siete Dioses bendicen este día, no causes problemas, te lo ruego. No he desheredado a tus hijos ni a Rhaenyra, no me des motivos para hacerlo, Visenya. Así nadie cuestionará mi elección de herederos. Vino. -Solicitó lo último en un susurro aburrido y se limpio la boca patéticamente.

Viserys le dió una sonrisa falsa.

-Zaldrízes buzdari iksos daor. -«Un dragón no es un esclavo» Espetó Visenya el alto valyrio, mirándolo fríamente con ojos penetrantes, exhaló-. Mis hijos, tus amados sobrinos, están perdidos, solo Margaery está aquí. Por favor, tío. Ayúdame o solo permite que busque a Vhagar.

-Visenya. No es mi deseo darte ordenes, quiero que tú, Daemon y Nyra sean felices. SOY EL REY, y Otto me dijo...

-¿Y QUÉ VAS A HACER CON EL BUITRE QUE SE POSA SOBRE TU TRONO? -Alzó la voz y así todos la escucharon-. Otto Hightower solo quiere acabar con la casa del dragón.

-No es así. -El Rey suspiró con cansancio y tomó de su copa rebosante de vino-. No vine a ser sofocado por toda esta puta política. No hablemos más de ello.

Visenya gimió exasperada, harta de los Hightower. Se frotó el rostro y maldijo antes de subir a su caballo y salir a toda velocidad de allí. Nadie reía cuando salió.

La noche cayó sobre ella antes de tener una pisa sobre sus hijos, deseó que Daemon estuviera con ella y la rodeará con sus fuertes brazos diciendole palabras cálidas que reconfortaran su angustia.

Terminó cabalgando por el bosque mientras el viento silbaba sobre su cabeza, los cascos de un caballo la alertaron, sin embargo su sorpresa fue mayor al sentir alguien cerca de ella, lo encaró con espada en mano.

El Stark de Invernalia se acercó a ella y presionó sus cuerpos en un abrazo. Sabía que Visenya necesitaba alguien que le dijera que todo estaría bien, temblaba contra él con los ojos llenos de lágrimas. Enya era fuerte y testaruda pero cuando sus hijos estaban en peligro se volvía frágil, sus pequeños príncipes en medio de un oscuro y solo bosque.

Se sentaron unos instantes en el piso mientras ella intentaba tranquilizarse. Apoyo su rostro en el hombro del norteño, Elric acarició sus cabellos dorados que la el viento mecía.

-Hablemos de otra cosa mientras te calmas. ¿Lord Lyonel hablará con el rey respecto a la alianza entre Laenor y Rhaenyra? Sé que hablamos sobre eso y sobre que Lyonel sería mejor mano que cualquier Lannister o Hightower pero quiero estar seguro que el matrimonio sucederá.

-Nyra no será una amenaza si no tiene una alianza con una gran casa que la respalde, Elric. La Serpiente Marina es ambiciosa pero es manejable, casaré al primer hijo de Rhaenyra con una de mis hijas. Rhaenys me adora así que me apoyará ante cualquier problema. -Ella asintió, pensativa.

-Daemon será Rey, felicitaciones. No sé por qué te enamoraste de él pero... -Se encogió de hombro.

-Si tuviera que decir por qué me enamoré de él me tardaría mil años. Es difícil de explicar... Y ahora, ahora, he hecho todo lo que se espera de mi, he cumplido con mi deber. Cuido de Daemon y mis hijos más que de mi misma, y él se va y... Y me deja sola. No puedo... Lo amo pero no puedo seguir fingiendo que soporto todo esto. Viserys me humilla y humilla a mis hijos de la misma forma que lo hace con Rhaenyra y de la misma forma que humilla a Aemma al casarse con perralicent.

Elric iba a decir algo pero el sonido del recién llegado le interrumpió. Visenya retrocedió instintivamente al ver a su madre, habían pasado años desde que vivía en Altojardin pero aún poseía al igual que todos cierto miedo a la mujer que pudo ser Reina de los Siete Reinos.

Se tensó y su madre lo notó. Le dió una sonrisa y acarició su cabeza como lo haría con un animalito indefenso.

-Ser Joffrey y ser Harwing ya buscan a tus hijos por Norte y Sur. -Helaena parecía la Madre con su vestido blanco ondeando tras ella-. Tu hermano, Matthos, fue al oeste y nosotros tres iremos al este. Los encontrarán y luego los regañaremos ampliamente por irse, en el regaño va incluida Rhaenyra por ser testaruda.

NOTA: En uno o dos capítulos aprox. aparecen Aemond Targayen y sí tendrá sus momentos protagónicos, Jace, Luke y Joffrey Velaryon. Por cierto, Margaery (la hija de Daemon y Enya) estará involucrada sentimentalmente con Jace y Luke (si tenéis alguna sugerencia comentarla).

¹Aemond sería gemelo o mellizo de Helaena o en caso tal nacería primero para que sea un poco mayor y así avanzaría la trama más rápido.

ADELANTO.

Aemond siguió con determinación y devoción ciega a Visenya. Se había secado las lágrimas como pudo y olvidó unos instantes la cruel broma de Aegon y sus primos. El Terror Rosado... ¿Por qué eran malos con él? Juró que algún día se vengará de Aegon y de los Velaryon aunque fuera lo último que hiciera.

-Bueno, Vhagar, por favor, no te comas a Aemond. Le tengo cariño.

La dragona rugió haciendo que Pozo Dragón se estremeciera. Ella extendió una mano que Aemond tomó sin dudar, por primera vez, él sintió que estaba en presencia de un dragón maravilloso y no era Vhagar. Se concentró en la calidez que Visenya desprendía.

-¿Por qué me defendiste? -El joven príncipe preguntó después de un rato-. Los Velaryon son tus sobrinos favoritos.

-Te quiero, Aemond. No sé porque, es decir, te conozco desde niño. Sé que serás un gran jinete de dragón, eres bueno y dulce a diferencia de Aegon II. Sé que no tienes culpa de lo que hagan tus padres y los Hightower en general.

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