Si la fama te precede...

RELATO POR MARIANA: 

Volví al cuarto a oscuras, no quise encender las luces. No estaba pronta para enfrentarlo con mi pérdida de memoria y seguramente él estaría ansioso por mis impresiones acerca de su posible performance en la cama. 

Mi celular estaba debajo de la cama, a tientas llegué hasta él, tratando de que cada uno de mis movimientos fuesen tan silenciosos como mi voluntad de saltar por el ventanal por meterme nuevamente en este tipo de situaciones.

Al atraparlo, me aferré a él ni bien la mano de Ethan colgó de la cama sobre mi frente, dejé de respirar y quise que la tierra me tragase en ese mismo momento. 

¿Acaso algún día tendré el valor de enfrentarme a los intrigantes ojos azules de Ethan y preguntar qué pasó esa noche?

Volví a dejar entrar aire a mis pulmones cuando seguí oyendo la respiración calmada del "bello durmiente".

Con la escasa agilidad que me caracterizaba, me puse de pie y a puntillas nuevamente me tranqué en el baño. Miré rápidamente la batería de mi móvil, estaba casi muriéndose como mi humanidad. De repente vi que tenía 5 llamadas perdidas de Pilar, 100 de Louise y un par de chats con Ethan que por el momento me rehusaba a abrir. 

Esta vez mi pérdida de memoria había sido muy fructífera. Seguramente llevo por lo mínimo un día desaparecida y mis caderas dolientes me recordaban que las últimas horas fueron muy intensas.

Nuevamente abrí el móvil y estaba en duda a quién llamar. 

Si discaba a Pilar oiría los sermones más extensos, pero ayuda incondicional.

Si discaba a Louise, no habría sermones ni preguntas, pero seguramente me costaría algún favor.

De repente mi cavitaciones pararon al escuchar golpes en la puerta del baño.

Mierda, era Ethan.

-¿Demorarás mucho? ¿necesitas algo?- dijo y luego hubo un gran silencio.

-Ethan, tenemos que hablar...- respondí abriendo lentamente la puerta y mintiendo. La verdad es que no pretendía conversar sobre lo qué ocurrió y que desafortunadamente no recordaba. Pero ahora que lo pienso no sonaba tan mala excusa, ¿o si?

- ¿Quieres la historia larga o la corta, nena?- y sonrió de costado, mientras se apoyaba al marco de la puerta y se inclinaba hacia mi. Estaba completamente desnudo. 

- No recuerdo...- comencé a decir pero él me interrumpió sacándome del baño por un brazo y entrando. Cerró la puerta y oí como abrió la ducha. Pasaron más de treinta minutos hasta que se dignó a salir. Estaba muy molesto, lo sé. 

-Pediré algo de café. ¿También quieres o estás en una de tus dietas?- me interrogó mientras sentí que se sentó a mi lado en la cama. Aún no tenia la valentía de mirarlo. No era una persona religiosa, pero estaba tratando de recordar alguna oración para evitar a toda costa hablar sobre lo ocurrido.

- Mariana, sólo dime que el "no recuerdo" no es una excusa.- y esperó mi respuesta. Percibí que su respiración se hizo más pesada.

-No, no lo es. Y me llamaste Lis.- dije tratando de esquivar más preguntas. 

-¿Te molestó?- 

-No la conozco así que... no. Me da igual. ¿Pero quién es Lis?- 

-¿Quieres café si o no?- 

- ¿Quién está dando excusas ahora, Ethan?- y me levanté cuando avisté debajo de una butaca mi sostén y la otra bota para vestirme. Traté de equilibrarme en un pie mientras calzaba la bota sujetándome con una mano en la pared más cercana. 

-Ya veo que te molestó.- y vi que en su rostro se dibujó una sonrisa victoriosa. Él seguía recostado sobre la cama mirándome muy divertido, con el torso desnudo y  la toalla enrollada en su cintura.

Ethan me conocía muy bien, tan bien como la palma de su mano.

Admito que es el hombre más apuesto que conocía. Su cabello negro, sus ojos azules, su barba de un par de días, su cuerpo tallado por su amor a la natación, su mirada desafiante y su sonrisa lasciva. Ethan era pura perfección y tentación. 

Pero no para mi. Yo no estaba en su liga, por lo cual trataba de entender qué nos hizo perder los cabales y terminar en una cama desconocida.

Y hablando de desatinos y locuras, su mirada a mis senos que estaban despertando con  mi recorrida visual por su six pack delicioso me invitaba a montarme sobre él.

¿Qué carajos me estaba ocurriendo con mi mejor amigo? No era la primera vez que lo veía sin ropa. ¿Por qué ahora me estaba excitando?

-Mariana, deja de babear mirándome.- 

-¿O si no qué?- 

-O sino ven y hazlo de una vez.- se levantó lentamente, se puso de pie y su mano fue hasta donde el pliegue de la toalla se fijaba en su cintura. Sus dedos lo iban aflojando y vi como el paño cayó ondeando sus piernas hasta sus pies.

Al levantar la vista, vi que me proponía un desafío. Ethan estaba disfrutando de mis malas intenciones.

Demoré en reaccionar, ya que mi mente estaba de rodillas en su frente, lamiendo y succionando su miembro. Pero lo poco que restaba de integridad en mi, la cual quería conservar a mi mejor amigo, me hizo conectar las pocas neuronas que no participaban del sexo oral mentalmente y activaron mis piernas para alejarme de él y perder mi vista por el cristal del ventanal.

Afuera estaba lloviendo, como de costumbre en Londres. También estaba comenzando a ponerse húmedo entre mis piernas. 

-Vístete de una vez y vayamos por el café.- propuse y resoplé orgullosa de que el autocontrol no me había abandonado como mis recuerdos. Luego crucé mis brazos, para mantenerme firme y para tapar mis pezones que con la luz se podrían ver por debajo de la tela de mi blusa. Si él daba esos pasos hasta mi...

 ¿Qué excusa tendría para no dejarme arrastrar nuevamente hasta la cama? 

Pero nuevamente lo oí entrar al baño y me dejé caer al suelo como mi moralidad.

Fui hasta la cama y nuevamente vi mi celular. Definitivamente necesitaba la complicidad de Louise y luego negociaría las condiciones de su ayuda. Seguía sentada en el suelo y ahí me quedé mientras pulsaba el número de Louise en la pantalla. 

Esperé que atendiera, lo que curiosamente no fue tan largo. 

-Dime que tuviste otro episodio de pérdida de memoria y no escapaste con Ethan en vísperas de su casamiento con Isadora.- gritaba Louise del otro lado de la línea. Me equivoqué cuando pensé que no habría reclamaciones con ella.

-No tengo idea qué ocurrió, Louise. Pero Ethan está en el baño vistiéndose.- respondí tan rápido cómo pude. 

- ¿Dormiste con Ethan, Mariana?- 

- ¿Oíste la parte que dije que no lo recuerdo?-

Y me golpeé en la frente, mirando al techo blanco de la habitación. Sé que la fama me precede, sé que soy una maldita hija de puta cuando se trata de conquistar a una persona que deseo, sea hombre o mujer. 

Pero Ethan era diferente, él era mi mejor amigo. Nunca arruinaría mi amistad si no fuese por algún motivo. 

¿Qué ocurrió anoche, Mariana? 


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top