Capítulo 4 pt.1: La falacia del héroe




Cada día después de aquel infierno a manos de aquella bestia, cada chico tenía la fe de acostumbrarse a dicho sufrimiento diario. Muchos creían que ese traumatizante día los ayudaría a ser más fuertes, afrontar dicho trauma día con día hasta el punto de ganar un valor suficiente para ser llamados "héroes", dicho titulo en vez de que lo consideraran un destino, se convirtió en su más grande anhelo e incluso en el comienzo de una enfermiza obsesión. Sin darse cuenta que el primer gran golpe que rompería sus voluntades, se encontraba caminando y conviviendo con ellos sin que ellos lo supieran.

-¡No otra vez!- grito un pelinegro abatido que comenzaba a levantarse rápidamente con un gigantesco dolor de cabeza, -esta vez... juro que les di... con la mejor magia que tenía- dijo para si mismo mientras que lentamente tranquilizaba su respiración.

Con el pasar de la semana, las ilusiones ya no fueron un reto frustrante o atemorizante, poco a poco estas se convirtieron en completas pesadillas que los llevaban al borde de su frágil cordura.


+Hace una semana+

Los chicos se levantaron con rostros que simbolizaban nada más que mera determinación a la hora de ir a aquellas habitaciones que les dio un episodio que sin duda les marcaría la verdadera pauta del camino que simbolizaría ser un "héroe". Albert se veía con una mirada asombrada a la hora de examinar los rostros de cada chico. Todos llevaban ese semblante de esperanza de un futuro en el cual doblegarían a dicha bestia, sin embargo... ese día se dieron cuenta que esas esperanzas serían reducidas a nada.

El lobo parecía ser más imponente y feroz, hasta el punto que Baron, Elena, Aldheleid y Alexander testificaron haber sido completamente destrozados con un solo envite de aquel lobo, huesos rotos, magia de defensa usada de manera inútil, un espíritu quebrantado ante la figura imponente de aquella bestia. Ningún chico pudo aguantar más de 5 minutos en combate, y lo peor de todo fue que el lobo parecía gozarlo hasta el punto de masticar y refregar a cada chico por los pilares como si tratase de jugar con ellos; sus espíritus rotos, cortes profundos en cada parte de su cuerpo, el desagradable olor a hierro de su sangre, alguna parte de su cuerpo desmembrada y deleitada por ese monstruo, nadie escapo de las fauces de aquel lobo el cual solo conseguía hacerse con las esperanzas de los chicos e infundirles una desesperación que rompía sus frágiles mentes; pero las cosas no dejaban de empeorar, puesto que a la siguiente sesión y para las posteriores, se agregaba otra nefasta copia de aquel canino a la practica.

Daba igual que fuese una ilusión debido a que sus cuerpos siempre terminaban en un estado de shock que solo los dejaba teniendo como recuerdos la sensación de derrota y miedo de volver a caer en ese mismo predicamento, a su vez de las ultimas imágenes de sus cuerpos siendo completamente ultrajados sin ninguna esperanza de vivir en contra de un oponente que solo gozaba del reducirlos a nada. Sin mencionar que las descargas siempre eran lo mismo, una firme descarga que provocaba que ahogaran gritos y sollozos en sus gargantas, no había nada que hacer... nadie los salvaría... no podían ganar.


+De regreso al presente+

Riku se levantó del suelo de aquella sala sombría, tembloroso y completamente desorientado intentó recordar cada detalle de su "masacre" a manos de 7 lobos hambrientos. Los resultados a este punto del partido no lo sorprendían, siempre era lo mismo... morir en las fauces de bestias a las cuales les había perdido todo rastro de maravilla, hasta el punto de llegar a sentir nauseas a la hora de volver a verlos enfrente de si.

Nuevamente las puertas se abrieron atrás de el, era la hora de escapar de ese infierno. Al salir, no se sorprendió de la escena que sus ojos contemplaban, algunos de los chicos estaban con una mirada de frustración, mientras que otros solo se mantenían neutrales como si les hubiesen robado sus propias almas.

Aquel primer regreso al castillo se convirtió en rutina, nadie hablaba y nadie quería escuchar nada; lo único que pudo haber cambiado pudo ser su reacción frente a los alimentos, puesto que debido a la necesidad de comer, estos accedían a comer aun mientras que recordaban sus "desmembramientos" y "muertes".

Era evidente que estarían así de conmocionados, no todos los días debías revivir una y otra vez tu inevitable muerte. Sin embargo, esto no les impidió volver a interactuar como lo hacían antes, aun con semblantes apagados, ellos nunca se negaron a hablar, puede ser que pasen un infierno durante un gran número de horas que ellos estimaban que llegasen a las 6 o 7 horas continuas de puro castigo físico como psicológico; pero ellos siempre estuvieron unidos a la hora de compartir sus experiencias y a su vez relatar ocasiones en las que casi obtenían la victoria, era claro que ninguno esperaba que alguien se acercara a ganar, solo era una mentira que se contaban a si mismos con el fin de no caer profundo en la desesperación.

Después de su comida que se podría considerar también como cena, los chicos tenían libre lo que restara del día hasta el siguiente entrenamiento, cosa que les abría las puertas a incluso no dormir hasta el siguiente entrenamiento, cosa que nadie hacía considerando que el agotamiento era tanto que algunos chicos se desmayaron después de las practicas y tuvieron que ser cargados por los demás.

Ese día en el cual los lobos llegaron a la cantidad de 7, en la afamada biblioteca de dos pisos de alto con estantes repletos de un centenar de libros, Riku se encontraba recostado sobre la larga mesa del centro de la biblioteca con múltiples libros regados a su alrededor.

-Ehhhh, ¿qué significa esto?- dijo un confundido Persival mientras que se adentraba a su biblioteca con un semblante lleno de intriga, -¿acaso leíste todos esos?- señalo con asombro al gran cumulo de libros regados alrededor del chico.

-No- afirmo con un tono desanimado -ya no hay nada más que me interese...-

-Eso es nuevo- el castaño solo se dedicaba a levantar y hojear un par de libros que el pelinegro dejo en la mesa, -¿a qué se deberá tu bajón de curiosidad?-

-Leí todo acerca de bestias mágicas; características, atributos, anécdotas... todo relacionado con ellas e excepción de una cosa- se levantó de golpe y miro con desconcierto a Persival -¿por qué no hay nada de geografía u historia en algún libro de esta biblioteca?... se supone que eres el rey tienes que tener acceso a dichos manuscritos-

Persival pareció haberse sorprendido por la pregunta del pelinegro, pero casi de una manera inmediata sonrió de una manera despreocupada mientras que se acercaba al chico.

-Entiendo, entiendo, se que quieres explorar el mundo que está más allá de estos muros, pero todo llegara a su debido tiempo, primero tenemos que asegurarnos que tengan todo lo necesario para poder cumplir con el destino que ha recaído en ustedes... no pueden distraerse, es por eso que esa y otros tipos de lectura no útiles por ahora fueron movidos a otra parte, se paciente Riku...- se colocó a la altura del chico mientras que ponía una de sus manos en los hombros del chico -todos dependemos de ello y como rey te pido que te concentres en lo primordial, salva mi mundo... por favor-

El joven rey se limitó a mirar con compasión al chico, el chico estaba contra las cuerdas su curiosidad extrema lo orillaba a seguir cuestionando hasta el cansancio, pero a su vez comprendía bien los sentimientos y las razones de Persival, dejando que este mismo ganara y provocando que Riku acumulara una gran ansiedad en su conciencia.

-Supongo que tiene razón- se levantó de la mesa con un brinco -pero en cuanto haya una oportunidad de conocer más acerca de todo lo que esta haya afuera, la tomare- sonrió de oreja a oreja mirando al rey que ahora se encontraba con la misma sonrisa amable.

Persival se retiro por la puerta, dejando a Riku levantando el gran cumulo de libros que había tirado por la frustración de buscar la información que deseaba.

Cada chico hacía lo que podía con el fin de sobrellevar esa desesperación, con el pasar de los días se notaba como los chicos se volvían más tolerante a esa clase de tortura que pronto solo serían conocidas como masacres debido a la cantidad de lobos en las sesiones, ningún chico dejo de ser el mismo, claramente ante sus propios ojos y de los demás.


+Tres meses más tarde+

Los meses pasaron y con esto las cosas se "normalizaron" para los jóvenes, las sesiones dejaron de ser las carnicerías a las que se acostumbraron eventualmente, puesto que los lobos de las practicas dejaron de aumentar de número. Sin embargo, desde tres semanas desde aquella conversación en la biblioteca entre Riku y Persival, empezaron a ocurrir momentos extraños durante las practicas, eventualmente los jóvenes comenzaron a tener amnesia parcial en el transcurso de las practicas, simplemente llegando a combatir con el lobo unas 2 o 3 veces cuando antes llegaban a ser casi un total de 20 o hasta 40 combates por día.

Estas amnesias parciales al parecer llegaron a ser beneficiosas, puesto que les ayudaba a acortar su sufrimiento considerablemente y haciendo más ágiles los entrenamientos, cosa que aprovechó Albert para retornar un par de prácticas físicas a los jóvenes y acortando sus practicas en las salas oscuras a un simple total de 6 horas exactas. Cada joven se vio extrañamente aliviado por este oportuno suceso, todos menos nuestro joven pelinegro llamado Riku. Este chico constantemente se veía afectado por las sesiones sin poder recibir una explicación exacta del porque no le ocurrió dicho oportuno fenómeno justo como sus compañeros. El joven continuo sus días de una manera normal ante sus compañeros, seguía intentando ayudar a sus compañeros cuando le pedían consejo o petición alguna para entrenar, seguía realizando sus actividades de una manera "solitaria" cuando podía y los demás no se percataban de algún cambio en el; sin embargo, el llevaba consigo un sentimiento de pesadez que poco a poco se volvía más intenso, cosa que se creyó que había dominado, puesto que nadie lo notaba raro o algo por el estilo. Pero de entre todos esos chicos que lo rodeaban, solo 3 de ellos sentían que algo se estaba pudriendo, aunque cuando uno de ellos se percato de la realidad... ya era demasiado tarde.

Regresando a la rutina mañanera de cada chico todo era: levantarse, prepararse, comer algo ligero, entrenar en esas "catacumbas", luego volver para degustar algo después de tantas horas de "arduo" trabajo, y finalmente acudir a las prácticas extras impartidas por Albert y algunos miembros de los caballeros del castillo. Dicha rutina era vivida desde muchos puntos de vista, ya sea desde un respiro después de un mese de sufrimiento extremo sin parar; una buena manera de demostrar que están ganando la fuerza suficiente para ser héroes; otros como un milagro; pero solo había un chico que miraba todo con otros ojos...

-¡Toma!- un pelinegro se encontraba dándole un golpe fuerte a uno de los caballeros del castillo, dicho golpe iba con una potencia alta y difícilmente dentro de los estándares "humanamente posibles".

-¡Vamos niño!, ¡¿acaso eso es todo?!- el sujeto en armadura miro con desprecio al chico que intentó impactar un golpe en el, bloqueando el golpe del chico con un escudo que sostenía con el brazo derecho -¡¿acaso no has aprendido algo?!- exclamo mientras levantaba su brazo libre mientras lo envolvía en múltiples corrientes de viento -¡esta es verdadera magia!- dijo lanzando un golpe al estomago del chico.

Dicho golpe tuvo una potencia que genero una corriente de viento capaz de arrastrar al joven varios metros atrás y proseguir a rasgar las hojas de varios arboles atrás de ellos.

-Supongo que no eres un verdadero héroe- el caballero recupero la compostura y volvió a cargar el mismo ataque de viento en su brazo derecho, a diferencia que este se veía más potente que le anterior ya que abarcaba incluso el gran escudo que llevaba en dicho brazo -a diferencia de los otros, no has mejorado o adquirido más fiereza a la hora de los combates; sigues siendo ¡lento!- esta vez el caballero disparo con su brazo libre un proyectil de viento en forma de flecha directamente al chico y propinandocelo justamente en su mejilla derecha, dejando ver un notable moretón y un ojo izquierdo lloroso por el impacto.

Los otros chicos que miraban la escena desde las gradas de la entrada del castillo miraban con mucha angustia a su amigo, ¿por qué no se defiende? se preguntaban todos dirigiendo miradas de confusión entre si, mientras que Albert miraba todo con una mirada seria y con algo de decepción al joven que estaba en el suelo.

-Nunca te he visto combatir con la misma fiereza que tus compañeros que ahora mismo te están observando, no te desatas, no te esfuerzas, no avanzas, es como si tuvieras pereza a la hora de enfrentarte a cualquier otra persona... o ¿acaso es miedo?...- el caballero se acercaba paso a paso al chico en el suelo -¡métete en la cabeza que si eres una carga para nosotros y para los héroes... todos morirán por tu culpa!- dicho sujeto en armadura apresuro el paso y ajusto su rostro a uno más furioso.

Era cierto que la magia que le toco a Riku no era la más especial, puesto que a el no le toco heredar un atributo mágico en concreto, sino que por palabras de Albert, el solo gano un talento apreciable en magia neutral, que carecía casi por completo de manejo elemental, y esta solo le permitía alterar y distribuir su mana de una manera más simple, usando hechizos de refuerzo físico, alteración de las cosas que lo rodeaban (como era el caso de su primer hechizo "Brake"), disparos de magia de diferente potencia dependiendo de como el quiera; magia bastante simple a comparación de sus compañeros que lograron dominar un elemento completamente fuera de la liga de dicho pelinegro, esto no significo un golpe en su orgullo o autoestima, ya que se le veía entrenar con constancia para llegar a alcanzar el potencial de sus compañeros, pero en el fondo el llegaba a sentirse un inútil por este caso que estuvo fuera de su poder. Esto fue lo que provocó su "distanciamiento" de los demás... quería llegra a ellos pero no podía...

Pero algo que cambio por completo la balanza de "poder" entre los jóvenes, y eso fue que cada chico se volvió una persona completamente diferente cuando se trataba de un combate. Se mostraban mas certeros y completamente más brutales en cada uno de sus ataques, sin importar nada más que la victoria, cosa que Riku no logro desarrollar e irónicamente la primera vez que vio dicho comportamiento tuvó el pensamiento -"Solo me imagine a Loyd en dicha actitud ¿pero todos ellos?... se comportan igual o incluso peor que esas malditas bestias"-.

-¡Ya me canse!- el caballero levanto su brazo derecho envuelto en magia de viento y dispuesto a impactarlo en el joven que aun seguía en el suelo.

-¡Es suficiente!- bramó Albert con una mirada que rozaba en furia y preocupación.

*¡Puuuuuum!*

El golpe impacto y de ahí solo se levanto un gran cumulo de polvo que dejo sin vista a los espectadores y al mismo caballero.

-*Tch* créeme, no eres el único que esta cansado de mi- el caballero buscaba el origen de dicha voz de entre el polvo que nublaba su visión -¿ser una carga? lo siento... pero estoy tan cansado como para que me importe- dijo el chico con una voz que solo pudieron escuchar el y el caballero.

El caballero busco con su mirada y sin moverse de su lugar, hasta que... *¡crash!* un proyectil de viento impacto y fracturo una mínima parte del casco del caballero, dejando perplejos a todos los espectadores y al mismo caballero. Dicho proyectil despejo todo el polvo, dejando ver al pelinegro con una mirada frustrada que estaba postrado de cunclillas mientras que tenía su brazo derecho con la palma extendida mientras que con el otro brazo se sujetaba la muñeca derecha.

-¡Eso es lo que quería ver!- el caballero pareció verse más energizado y esbozaba un tono de asombro al chico -¡pero no es suficiente!, ¡Shooting Tornado!- dijo mientras que convocaba un tornado horizontal que rápidamente se acercaba al joven.

-Que molesto- Riku al contemplar el tornado que estaba dispuesto a impactarse contra el, canalizó magia neutral en sus piernas y se elevo con un salto en dirección al caballero.

-Interesante...- el caballero intento girar su cuerpo hacía el chico que estaba cayendo a su espalda.

-¿Es necesario decir tus movimientos en voz alta?- debido a su salto el pelinegro se encontraba de cabeza mirando la espalda de del caballero que daba indicios que buscaba voltear a toda costa -en ese caso... ¡compressed shot!- grito mientras que con su mano derecha apunto al caballero y usaba su otra mano como soporte sujetando su muñeca, mientra que con un movimiento entre el pulgar y el dedo medio de su mano derecha, lanzó un gran golpe de presión de viento.

*¡Crash!*

Esta vez el golpe dio de lleno en la espalda del caballero, cosa que provocó que su armadura blanca se agrietara y este mismo fuera disparado varios metros atrás llegando a partir parte de un árbol mientras que quedaba completamente tumbado sobre lo que quedaba de este mismo; mientras que Riku solo salio volando 2 metros atrás debido al retroceso.

-¿Cuándo...?- el caballero se levantó lentamente mientras que intentaba recuperar el aliento -entonces... ¡¿nunca habías ido enserio?!- giro su mirada mientras que cargó su brazo derecho con magia de viento, solo para encontrarse a dicho chico corriendo hacía el.

-¡Brake!- el chico siguió corriendo directamente hacía el mientras que su pierna derecha desprendió una luz azul que bajo hasta su pie y se introdujo en el suelo provocando que el camino que lo llevaba al caballero se dispersara en una explosión de tierra y pasto, provocando que el mismo caballero perdiera el equilibrio debido al suelo y dispersara su ataque debido a la desconcentración.

-Eh...- el caballero bramo confundido en contra del chico, sin embargo fue cortado debido a que cierto chico se planto frente a el en un abrir y cerrar de ojos, y acto seguido envolvió su puño en magia física.

El puño de Riku desbordaba partículas azules debido al cumulo de magia usada, y en un movimiento rápido llevo su puño a la cabeza del caballero estrellándolo contra el suelo en un impacto que levanto levemente la tierra suelta de ahí. El tipo no parecía estar inconsciente, solo se encontraba maldiciendo una y otra vez mientras que se sujetaba la cabeza que al parecer tenía el casco bastante dañado. Y cuando este mismo se planto enfrente del chico, este lo miro con algo de aprobación, cosa que dejo bastante intrigado al joven, ¿qué no estaba molesto hace poco?.

-Se acabo- Albert se planto detrás del chico y lo inspecciono con la mirada -vaya manera de sacar tu frustración, muchacho- dijo apuntando a las manos del chico, que al parecer estaban bastante lastimadas con varias gotas de sangre saliendo de sus dedos -ya sabes que hacer chico- cambio su semblante serio a uno más autoritario.

-¡Si señor!- dijo el pelinegro mientras que cambiaba un semblante irritado por uno más alegre, cosa que dejo bastante confundidos a Abert y al caballero.

-¡Riku!- gritaron Aldheleid, Yuzu, Shun y Joseph mientras que se dirigían hacía el.

-Tus manos están...- el moreno señaló con miedo las manos del chico frente a el, sin embargo Joseph fue interrumpido por dicho pelinegro.

-Si, si, solo iré con Glass o Crysta para que me curen estos rasguños, no es nada- el pelinegro no parecía afectado por el dolor, al contrario, estaba sonriendoles a sus compañeros, cosa que sorprendió a sus compañeros debido a la magnitud en las que se encontraban sus manos -"he pasado peores"- miro una de sus manos que rápidamente comenzó a adquirir un color morado oscuro.

-Yo te acompaño nerd- Loyd que también se había dirigido hacía el en silencio, tomó a Riku por la cabeza -si te conociera a ti y a Glass créeme que te desmallarías primero por el desangrado antes de encontrarla- dijo solo para llevárselo por el hombro hacía el castillo.

Todos ahí se sorprendieron por la fuerza que demostró el chico durante y después de la pelea, que aunque no pudo dejar al caballero tan agotado como el resto de chicos, sencillamente fue una sorpresa el verlo luchar así; aunque de entre esos rostros sorprendidos, había uno que miraba con tristeza la espalda de aquel chico que se apartaba con el rubio.

-Riku- dijo aquella persona con un tono bastante preocupado.


+Minutos más tarde+

En una sala lujosa de la planta alta del castillo, lugar donde los chicos aprovechaban a relajarse y conversar como si se tratase de alguna sala común de los internados. Se encontraban 4 jóvenes, 2 chicos y 2 sirvientas.

-Y.... ¡listo!- Glass parecía bastante feliz tras ver como las manos de Riku dejaban de escurrir sangre y se tornaron de color rojo en vez del morado y negro que habían adquirido -a la otra considera la cantidad de magia que afecta tu cuerpo, travieso- lo ultimo lo dijo mientras que le guiñaba el ojo al pelinegro.

-¡Si tarado!- Loyd bramo con mucha furia que a ojos de los presentes estaba injustificada -no me canso de traerte acá por tus heridas, pero... usualmente a ti te dan las palizas en vez de darlas... ¡¿qué mierda sucedió hoy?!- lo ultimo lo dijo tomando al chico por la camisa mientras que lo agitaba.

-¡Lenguaje!- Glass arremetió contra la cabeza de Loyd con un golpe parecido a un coscorrón solo que este iba con la palma abierta -¡¿qué hemos hablado de tu lenguaje?!- bramo mientras que se acercaba al rubio.

-*Tch* como si te importara Glass- el rubio desvió la mirada.

-Claro... tu le prometiste a hermana que ya no dirías esas palabras- el tono vació y apagado de Crysta sonaba inocente a los odios del chico pelinegro que se encontraba siendo vendado de las manos por dicha sirvienta -le romperás el corazón-.

-¡Cierra la boca maldita chica ema!- el rubio le apunto con su dedo a Crysta.

-¡¿Cómo le llamaste a mi hermanita!?- Glass sonaba haber perdido los estribos.

Ambos chicos no paraban de pelear, era como el carnaval de los grito en dicha sala, Riku contemplo que por el tiempo, los entrenamientos deberían continuar debido a que el había sido el primero del día, así que debido al respeto a las practicas de los demás, emprendió el camino hacía el patio principal.

Con cada paso que daba, pensaba en como lucho y como había perdido los estribos y dicho todas esas cosas. "Ojala ninguno escuchara eso" era el único pensamiento que rondaba la cabeza de dicho chico, ya que el no quería contestar ninguna pregunta que sus compañeros le hiciesen sobre el tema, el en lo más profundo estaba harto.

No se había percatado que ya se encontraba en la sala principal en frente de las grandes puertas que lo llevarían al patio de enfrente donde se hacen estas clases de entrenamientos. Estaba algo aliviado de que su turno ya haya pasado, debido a que con el pasar de cada sesión, sentía una gran pesadez a la hora de las practicar con los caballeros que llegaban ofrecidos a completar la educación de los jóvenes, cosa que le provocaba no querer luchar debido al cansancio mental que se ha llegado a acumula en su cabeza con el pasar de los días; cosa que inevitablemente detono hoy con dicho combate.

El no era el mejor luchando, y sus compañeros se lo remarcaban día con día con sus maneras de luchar, que terminaban con la derrota o agotamiento de los caballeros, llegando a un nivel más allá de nuestro joven, sin embargo dicho nivel tenía un costo, y ese era el comportarse como bestias con el único fin de llegar a la victoria, cosa que extrañamente comenzó a perturbar la conciencia del chico, llegando a sentirse incomodo constantemente al ver los entrenamientos de sus compañeros.

*¡Pum!*

Un golpe de gran tamaño se escucho tras la puerta que tenía el pelinegro enfrente de si. El comenzó a ver la puerta con una mirada resignada, cosa que lo llevo a suspirar mentalizandoce de ver la misma escena de las otras veces, entonces abrió la puerta lentamente.

-*Fua* aquí vamos de nue...- miro hacía enfrente donde en teoría deberían estar combatiendo un amigo suyo y un caballero del palacio, cosa que se encontró pero no de la manera en la que el esperaba -¡¿qué esta sucediendo acá?!- grito al ver como su compañero Yuzu se encontraba arremetiendo continuamente contra el suelo a un caballero con una de sus "garras fantasmas" envuelta en un puño, hasta el punto que el caballero mostraba varios hilos de sangre por debajo de la armadura.

La mirada de Yuzu era bastante confusa, demostraba desesperación combinada con ¿satisfacción?, una perfecta mirada sádica ya se hacía en el rostro de dicho castaño pálido, el caballero parecía querer rendirse sin embargo era Yuzu el que no paraba de golpear aun viendo el estado en el que gradualmente el caballero comenzaba a apagarse.

En ningún entrenamiento los jóvenes demostraban tal comportamiento, de hecho lo máximo que se les podía ver era un comportamiento bastante errático y furioso; pero esta vez, dicho comportamiento le dejo una sensación que lo dejo helado como el lobo que sigue acosando su mente y cuerpo día con día.

-¿Acaso te quieres rendir?,ja, ja, ja, ja, ¡pues inténtalo!- la actitud de Yuzu dejó helado al chico que apenas llegaba a ver dicha escena; sin embargo no era el único que se encontraba en dicha escena, puesto que cada uno de los jóvenes estaban completamente petrificados sin embargo todos tenían un rostro vació, como si algo que sucedió en ausencia de Riku los dejara completamente helados.

-¡A~¿Albert?!- el pelinegro miro con desesperación al peliazul que al parecer contemplaba aquella escena con un semblante bastante tranquilo al parecer -¡lo matara!- jalo de la túnica blanca con dorado del azulado.

-¿Eh?, ¡ah si!- el adulto miro con confusión al joven que trataba de llamar su atención -¡joven Yuzu!- esbozo de tal manera que su tono autoritario dejo con la piel de gallina a Riku, sin embargo no funciono.

Fue ahí donde Riku sintió como Yuzu emanaba una energía bastante espeluznante desde su interior, casi como si se desbordara el mana del centro de dicho joven. Cosa que preocupo al pelinegro, pues sentía como esta misma desgarraba al chico y provocaba dicha actitud que se genera de la desesperación por desaparecer dicho sentimiento de autodesgarre. ¿Cómo lo sabía Riku?, eso era algo que ni siquiera el sabia con exactitud, ¿era un presentimiento o acaso estaba tan conectado a su amigo para predecir dicho evento?.

-¡Yuzu!- el pelinegro se precipito sobre el castaño con un gran salto gracias a su magia, cosa que lo llevo a taclear a su amigo y frenar su ataque al caballero, cosa que los llevo a arrastrase un par de metros al costado, cosa que Riku aprovecho para arremeter contra el suelo al castaño mientras que se montaba sobre el y sujeta sus muñecas contra el suelo -¡tu no eres así!... ¡basta ya!... ¡Yuzu!...- el pelinegro comenzó a desbordar unas lagrimas por la desesperación de tranquilizar a su amigo.

El castaño forcejeaba constantemente con el fin de salir del agarre del chico que estaba sobre el, pero no fue hasta que recibió un par de lagrimas en su rostro lo llevo a frenar su forcejeo con el pelinegro para cambiar su mirada sádica a una de horror completa. Después de eso, sus palmas y pecho emitieron un resplandor rosado que fue acompañado por un *¡crash!* un sonido de algo rompiendoce en mil pedazos que fue algo que solo pudieron escucharlo los dos jóvenes que se encontraban al centro del patio principal.

-Ri~Riku- el castaño miro con completo horror a como el pelinegro le miraba con desesperación; y gracias a esto que al parecer había recuperado la conciencia, cosa que provoco que dicho castaño esbozara unas lagrimas en sus ojos cosa que sorprendió al pelinegro de tal manera que el castaño aprovecho para tirarlo a un costado y correr directamente al interior del castillo sin dirigir la mirada a alguno de sus compañeros que se encontraban en su camino a las puertas de la entrada.

-¡Traigan ayuda inmediatamente!- Albert se veía bastante exaltado por la situación, llevaba un semblante serio sin embargo algo estaba raro en la manera en la que veía al caballero -así que... llego al punto sin retorno- hablo con una voz inaudible que paso por alto por los jóvenes que le rodeaban.

Mientras que otros guardias salían del castillo y se dirigían con el caballero abatido, el chico pelinegro que seguía impactado por la actitud de su amigo, decidió correr en dirección al castillo, y al igual que el castaño ignoro todo intento por detenerlo a excepción de otro joven ojiverde que le tomaba del brazo.

-¿Acaso no ha sido suficiente?, déjalo ser...  no sabemos que pasara si se le enfada otra vez- Shun contemplo con una mirada severa a su amigo.

¿Acaso dijo"otra vez"?, las palabras del ojiverde alteraron el corazón de Riku y provocaron que el chico se soltara del agarre de su mejor amigo sin vacilar y corrió con el fin de alcanzar al castaño, algo le llamaba a buscar la razón de dicho comportamiento y esta vez no se detendría por nada.

Corrió por cada parte del castillo por donde se le ocurría, los cuartos bastos y conectados entre si de la planta baja, que solo actúan como salas de adorno repletos de adornos dorados y un inmueble de colores blancos y amarillos, en conjunto de magnificas pinturas de diversos paisajes con los que los jóvenes soñaban por mirar en un futuro; la gran biblioteca, a la que solo ojeo un poco y se retiro debido a que con el tiempo que pasa ahí ya podría haberse percatado de la presencia de su amigo; corrió hacía el pasillo donde se hallaban todas las habitaciones de los jóvenes, y sin miedo alguno o respeto por la privacidad, entro a mirar a todos y cada uno de los cuartos, no le importaba lo que pensarían de el, solo importaba encontrar a su amigo... no pudo encontrar señal alguna de el. Siguió corriendo con prisa de punta a punta del castillo, hasta que se pudo topar a Persival mientras que veía con una sonrisa muy grande el cielo color durazno que se asomaba por una de las ventanas de la planta alta, ¿qué lo mantenía tan feliz?, esa era una duda que Riku tuvo en su cabeza, pero rápidamente recordó que el no debería de saber del incidente entre Yuzu y el caballero. Caminó por atrás de Persival sin dirigirle una mirada o palabra, no le importaba lo que el rey risueño tendría que decir esta vez sobre lo agradable del día.

-Una calma perfecta... sera el preámbulo de una devastadora tormenta- el castaño habló con una calma bastante peculiar, dejando con escalofrió al pelinegro que pasaba por detrás de el.

El pelinegro volteó a ver al castaño confuso por lo que había escuchado, este se hallaba aun con su sonrisa burlona de oreja a oreja sin haber mirado una vez al pelinegro, ¿en serio le hablo a el? , sin embargo dejo de darle importancia  al percatarse de cierta cabellera castaña apagada que logró contemplar a través del mirar de la ventana, tendida sobre el pasto que se encontraba bajo la sombra de un árbol.

El chico pálido que ya hacía bajo la sombra de un árbol de estatura media como los demás del jardín trasero, se encontraba en posición fetal mientras parecía hacer movimientos pequeños con la cabeza, casi pareciendo como si estuviese llorando sin consuelo alguno, sin embargo, no se podía escuchar algún sollozo salir de sus labios. El pelinegro se acerco a el de una manera cautelosa desde atrás del árbol.

-¿Acaso tenías que ocultarte de esta manera?- Riku revolvió el cabello del castaño, haciendo que este lo volteara ver, dejando ver como este tenía un pan a medio comer en su boca.

El chico además de llevar un pan en la boca, también llevaba una mirada completamente asombrada hacía el pelinegro, se miraron fijamente durante un par de segundos, dejando ver una mirada severa de parte de Riku, y por parte de Yuzu se podían contemplar unos ojos completamente hinchados y enrojecidos por las lagrimas derramadas.

-¿Qué haces aquí?- el castaño volvió su mirada hacía el suelo en medio de sus piernas mientras que con la mano derecha sujetaba ese pan que hace rato estaba degustando -deberías estar con los demás-.

-¿Enserio me preguntas eso?-  Riku miró con desagrado al castaño desde arriba de su cabeza -¿acaso crees que... esto es una broma?- apretó los puños tanto que provoco que algo de sangre saliera de sus heridas recién curadas -¡¿por que no dijiste nada?!- tomó al castaño por sorpresa ya que al mismo tiempo lo sujeto por la camisa y lo alzó viendo su mirada llena de sorpresa.

-R~Riku- miró como este llevaba una mirada de furia hacía el -es algo irónico que tu lo digas- la voz del castaño se volvió más oscura y llena de decepción.

-¿Disculpa?- el agarre se ajustó más a la camisa del castaño.

-Eres un hipócrita Riku...- lo miro con una sonrisa triste, plasmando una gran decepción sus ojos.

-¿E~ehhh?- finalmente Riku soltó al castaño.

 -Al inicio no lo quise admitir pero...- este se llevo una mano al pecho -después... ¿enserio tanto nos odias?- unas lagrimas desbordaron por su rostro.

-N~no... tu lo sabes... me preocupan y...- retrocedía paso a paso en conjunto a un gran tartamudeo de su parte mientras buscaba juntar las palabras adecuadas para explicarse, aunque en el fondo de sí una parte de el supo que ya no tendría escapatoria de esto.

-¡Por favor!... ¡ya no mientas!... ¡no eres el único que esta harto de todo!- Yuzu lo confronto con una mirada que tenía todas las de perder contra las lagrimas que contenía.

-No se de que estas hablando- el pelinegro negó con la cabeza, y dio un par de pasos hacía atrás, ya que de alguna manera se sentía acorralado.

Yuzu contempló las intenciones de escapar de su compañero, y aun con el miedo que recorría sus venas y el nerviosismo con el que llevaba en su interior se puso de pie con una gran velocidad, no dejaría escapar a su compañero... mucho menos ahora.

-¡¿Por que nos odias?!- miró con suma tristeza al pelinegro mientras que se llevaba una mano al pecho sintiendo como un inmenso dolor se aparecía en su interior como un millón de alfileres que poco a poco consumían su energía -¡Ri...- se desplomó al suelo sin previo aviso, el pelinegro que lo acompañaba a duras penas logro percibirlo y evitar que cayera directo al suelo.

Riku sujetó por el hombro a su amigo y lo sentó con sumo cuidado en el pasto verde que ya hacía abajo de ellos, dejando reposar la espalda del castaño en el tronco de aquel árbol. Yuzu jadeaba con los ojos cerrados, tenía una respiración muy pesada, era casi como si el aire dejara sus pulmones de golpe; su piel se torno pálida dejando resaltar un color carmín en sus mejillas."Algo andaba mal... está enfermo" fue lo que Riku primeramente pensó al ver a su compañero en ese estado... sin embargo el solo dejó que sus palabras salieran sin haber formulado una oración previa, actuó por mero instinto.

-¿Por qué tu centro mágico te esta... consumiendo?- su rostro estaba completamente neutro -¿q~qu~qué?- al recordar con detenimiento sus palabras se llevo una mano a la boca con mucho asombro -"¿por que dijiste eso?"-  el no poder saber de donde provenían esas palabras lo volvía bastante ansioso lo cual era una sensación bastante asfixiante.

-¿Qué dijis...- el castaño miró con desconcierto al pelinegro -¿de qué hablas?- intentó conservar los últimos nervios que tenía pero aquel chico se lo impido.

-"Solo... di lo que piensas... o... lo que... ¿sientes?"- sus pensamientos flaqueaban a la mínima oportunidad debido a su ansiedad provocada por sus palabras sin embargo miro la cara de confusión de su amigo y mientras que este seguía pensando en el como contestar la pregunta que le hizo, lo único que pudo hacer fue incarse en frente de el mientras que llevaba su mano derecha hacía el pecho de aquel chico. 

*¡Hie!*

Yuzu al percatarse de la acción de su amigo, se sobresalto mientras que hacía un sonido parecido a un hipo, sus nervios estaban apunto de estallar más que nada por que el no estaba muy asociado al contacto físico con otras personas debido a su timidez, cosa que sabían perfectamente sus amigos, el era la clase de persona que tenía como único limite el hablar con gente de su alrededor, sin embargo eran raras las veces en las cuales el llegaba a abrazar a otro de sus amigos, siendo Aldheleid la más propensa a esto... sin embargo a Riku  nunca le brindo alguno sin ninguna explicación, cosa que era sospechosa para todas las personas exceptuando a una de entre ellos; pero en ese momento, Yuzu se veía más nervioso por alguna extraña razón.

-Yuzu...- hablo en una voz pasiva mientras que agachaba y ensombrecía la mirada -todo este tiempo... tu-

-Y~yo- el castaño miro como su amigo bajaba la mirada provocando que su preocupación aumentara más de lo usual -"¡lo sabe!... ¡me atrapo!"- pensó con desesperación mientras sentía como su corazón iba a mil por hora -Riku... yo...-

-Desde que dejaste de usar magia de tierra presentí esto... eso era por que... te forzaste a romper tu centro mágico- la mirada del pelinegro se convirtió en una completamente seria pero con esas ultimas palabras cambio a una más asustada -y... no se que hacer ahora... es como si ahora tu propia magia te este rechazando... ¿cómo lo permitiste?-

-¿Qué...- el castaño miro con mucha confusión a su compañía -"acaso... no lo noto"- un sentimiento de alivio  recorría todos su ser sin embargo un nuevo miedo recorrería todo su cuerpo nuevamente al comprender completamente las palabras de su amigo -¿re~rechazando?- 

-Es como si tu centro mágico te forzara a destruir tu cuerpo... es como si te forzara a convertirte en una persona completamente diferente- sus palabras lo confundían a si mismo ya que el no pensaba completamente en lo que decía -¡¿por qué lo hiciste?!- tomo con fuerza sus hombros y lo zarandeo con mucha desesperación.

-Y~yo...- un dolor incomprensible se manifestó en su pecho -¡no lo se!... ni siquiera se lo que hice exactamente... todo esta borroso- miro al suelo, dejando que la desesperación por desvanecer ese dolor lo consumiera.

-¿Cómo que no sabes?... llevas meses así... desde que usas esa magia... ¿cómo es que sucedió esto?...- volvió a zarandear con brusquedad al castaño con el fin de buscar una respuesta, sin embargo... la cara del castaño simbolizaba una angustia tremenda.

-Yo... ¡solo quería cumplir con mi deber!- Yuzu se tapó la boca al notar como unas palabras que no planeó se filtraron por su boca.

-¡Explícate!- intento volver a zarandear al castaño, sin embargo este se libró de su agarre con mucha velocidad. 

*Crack* 

Un sonido de algo fracturandoce fue escuchado por ambos chicos, mientras que era acompañado por un fuerte dolor de cabeza en el castaño, era casi como si un clavo se estuviese colando más y más en su cerebro, obligandolo a doblegar sus palabras.

-N~no... no... no- combatió contra el gran dolor en su cabeza, era casi como si el dolor fuese solo para doblegar su habla -¡teníamos que ser fuertes!... ¡a cualquier costo!... a cualquier costo... *Crack*- consiguió colar unas palabras por su boca sin importarle el dolor que tenía; mientras que nuevamente algo se cuarteaba en su interior.

-¿A qué te refieres?- el pelinegro retrocedió con un semblante de confusión, sin embargo algo en su interior le decía que no querría terminar de escuchar lo que venía. 

-Tenemos que... ¡desaparecer si queremos salvarlos!- Yuzu sentía como su pecho ardía con fuerza, algo buscaba salir... algo dentro de el quería liberarse -¡arrghhhhh! ¡no importa si morimos con intentarlo pero... nos destruiremos a nosotros mismos para ser perfectos! ¡y si no podemos con esto lo mejor es morir! *¡crack!*- nuevamente la sonrisa sádica de Yuzu se dejo ver, pero esta vez era más vibrante y atemorizante, era como si gozara del dolor -¡necesitamos este poder para vivir! ¡necesitamos vivir para pelear! ¡y necesitamos pelear para ganar pode...*¡Slap!*- el chico no pudo terminar ya que una intensa bofetada lo dejo sin habla y con una mirada perdida.

Enfrente de si mismo pudo hallar a un pelinegro con una mirada de la cual desbordaba un inmenso odio. Yuzu con una mirada perdida contempló a su compañero mientras que nuevamente el dolor en su interior se intensificaba de golpe.

*¡Crash!* 

El dolor se apaciguo con aquel sonido que retumbo en su interior, el no comprendió muy bien que significaba ese sonido, sin embargo pudo sentir como ese calor y dolor de hace un momento desaparecieron dejando atrás un sentimiento de vacío completamente agobiante. Era como si algo en su interior se hubiera marchitado de golpe.

-¿E~eh?- la confusión invadía al pálido castaño mientras llevaba una de sus manos a la zona enrojecida por el golpe de su amigo.

-Enserio... que... ¡son unos idiotas!- el pelinegro grito con una intensidad tan alta que provocó que algunas aves de la lejanía se retiraran por el estruendo -¡¿sacrificar sus vidas?!... ¡eso es una completa tontería y lo sabes!... ¡¿es qué no ven... que no vale la pena?!- se puso de pie mientras revolvía su propio cabello por el enojo -¡¿por qué tanto empeñó en destruirse por algo tan estúpido como ser llamados héroes?!- su mirada se quedo viendo al suelo mientras seguía teniendo sus manos enrolladas en su cabello.

-P~por qué es nuestro deber- el castaño se defendió con una voz bastante temblorosa debido al impacto que había tenido segundos atrás mientras que seguía sentado en el árbol solo que llevo sus manos al suelo para buscar un impulso en caso de necesitarlo.

-¿Nuestro deber?- retiró sus manos de su cabello mientras que una pequeña sonrisa se marcaba en su mirada -ja... !ja ja ja ja ja ja!... ¡vaya chiste!- rápidamente su sonrisa se apago de golpe dejando ver una completamente seria y severa -nos alejaron de nuestro mundo... nos entrenan... nos comandan... nos torturan... nos destrozan... ¡y todo con la excusa de volvernos héroes!... ¿por qué sacrificaría mi vida, mi cuerpo y mi cordura por una causa que no me importa?- la mirada severa del pelinegro la lanzó con el fin de alterar a su compañero, no obstante el otro solo lo recibió con una mirada asombrada.

-¡Por qué eso es lo que seremos!...- se levantó rápidamente usando el apoyo de sus manos y se plantó cara a cara con el pelinegro que aun le llevaba una diferencia considerable en cuanto a tamaño -es por eso que nadie se rinde, es por eso que superamos los retos del pasado y nos hemos hecho fuertes... todos nosotros lo hemos conseguido por ese fin-

-*Tch* querrás decir que solo ustedes se han vuelto fuertes ¿no?- dijo Riku rechinando de dientes con una mirada de molestia -¿cómo creen que me siento al saber que soy el único que esta estancado de todos nosotros?... ser el único que sigue luchando inútilmente más de 30 veces al día con esos malditos lobos... que esa dichosa esfera me siga torturando hasta el punto de entumir mi cuerpo y darme dolores en el corazón... mirar mi comida con repudio gracias a esas malditas sesiones... recibir insultos y palizas de los caballeros que nos entrenan... verlos a todos crecer y mejorar; y aun así apoyarlos con la falsa esperanza que algún día llegare a su altura... y aun así... siendo tan fuertes también son tan idiotas... lo tienen todo y aun así quieren sacrificarse por un mundo que nos ha encerrado por años enteros... un mundo que se niega a decirnos como es o al menos decirnos el por que salvarlo... ¡¿serian tan idiotas para sacrificarse por un mundo que no conocen?!-

-Ri... ¿así que es verdad?- la mirada de asombro de Yuzu se convirtió en una melancólica -¿nos odias tanto como para guardarlo para ti mismo y sonreírnos aun así?-

Riku guardó silencio durante unos segundos mientras trataba de poner en orden sus emociones y pensamientos, más que nada por el hecho que inconscientemente había revelado todo aquello que lo había estado persiguiendo durante meses, un rencor muy grande por aquellos que lo rodean.

-¿Enserio has llegado a ser tan hipócrita con nosotros?- el castaño suavizo su mirada y buscó conectarla con la mirada de Riku -¿en serio todo este tiempo has mentido referente a ser un héroe?... ¿cada vez que nos sonreías era mentira?... si sirve de algo yo lo lamento por no...-

-¡Ahorratelo!- elevó tanto su voz con el fin de sacar toda la frustración que llevaba dentro desde hace meses, sin embargo el castaño suavizo aun más su mirada reflejando compasión más que tristeza -¡si!,¡es verdad!... ¡los odio a todos y a cada uno de ustedes!... ¡los odio por orillarme a mi también a ser algo que no quiero! ¡yo al menos quiero vivir esa vida que ya no tendré! - intentó alterar a su compañero a propósito por el miedo de seguir hablando del tema, ya no quería confesar; sin embargo una de las manos de su amigo se colocaría en uno de sus hombros mientras que le daba una sonrisa bastante cálida.

-Riku, ¿lo qué tu no quieres es quedarte solo?- las palabras del castaño provocaron que un nervio en el pelinegro se alterara -no quieres salvar a nadie... y aun así te convertirás en un héroe para seguirnos... je je, en serio me sorprendes... es decepcionante que nos odies... pero me impresiona más cuanto apego nos tienes como para seguirnos incluso en esta situación... en serio eres un hipócrita- miro con detenimiento a su compañero esperando alguna reacción negativa.

-¡¿Tu qué sabrás?!- Riku parecía más alterado que nunca sin embargo de un momento a otro apaciguó su mirada y miro al suelo -¿y que si es así?... simplemente... nunca me ha gustado ser la oveja negra de la familia y... en serio... detesto que ninguno se haya puesto a pensar en que le pasara a la familia si a uno de nosotros le ocurre algo... por eso he querido distancia... para no asquearme tanto con su derroche de "heroísmo"... enserio no soporto eso- se apartó de Yuzu y se sentó en el césped y se recargo en el árbol.

-*Fua*entonces... ¿en realidad lo que tienes son celos no?- el castaño se sentó al lado de su compañero y contemplo junto a el el cielo color durazno que se cernía sobre ellos -es bueno que ambos lo hayamos sacado todo- 

-Si... aunque... eres un maldito... en serio me hiciste confesar- esto lo dijo mientras hacía una sonrisa ladina -aunque esto no cambiara nada... aborrezco completamente el sacrificarme por otros que no conozco-contemplo el laberinto de césped y las plantas de diversos colores que habían ahí en conjunto a las columnas de mármol blanco que adornaban el jardín, sin duda alguna todo parecía más tranquilo para ambos después de haber confesado todo lo que llevaban acumulado en el corazón -ya ni Shun me hace confesar tan así... pero demonios, ¿cómo lo hiciste?-

El castaño recargo su cabeza en el hombro de su amigo.

-Mi regla de oro... si puedes tomarlo... tómalo- su mirada estaba centrada en ese mismo cielo que ambos miraban a la par -supongo que vi la oportunidad de hablar contigo seriamente y la tome... ademas... supongo que esta sera la ultima oportunidad que tendré para poder sacarlo todo y ayudarte- 

-Eso suena como algo que harías tu... espera... ¿cómo que la ultima vez?- Riku intentó mirar el rostro de su amigo, mientras que un sentimiento de miedo llegaba a su corazón, pues al parecer esa ultima frase le dio un sentimiento de que algo se estaba apagando en el pecho de su amigo, sentía como su respiración era preocupadamente lenta, al igual que su piel seguía palida, remarcando aun más sus mejillas color carmín.

-Solo... prométeme que seguirás tu camino y que cuidaras de esta familia... aun por más que la odies... no hagas que ellos pierdan esa confianza incondicional que has formado por los años- su tono fue más relajado, casi como si estuviera a punto de dormir.

-¿Eso no es algo... egoísta?- con tal de contener su miedo y con la petición de su amigo su mirada se torno con una temblorosa mirada de angustia.

 -Lo se, sin embargo...- se separó del hombro de su compañero y se puso de frente de su mirar -no quiero que ninguno este solo en este mundo... no quiero que se fracturen... quiero que... tu y los demás vivan... quiero que vuelvas a sonreír a lado de los demás de manera honesta... por favor- su mirada titubeo en la ultima parte quedando viendo a su amigo a los ojos, después de unos 5 segundos fugases para ambos, el castaño retomo su posición a lado del pelinegro mientras recargaba su cabeza en su hombro. 

Riku no comprendía al 100% las razones de su amigo para hacer esa petición, el lo conocía, nunca era tan atrevido y en su vida habían hecho alguna promesa debido a que el castaño era muy inseguro y se excusaba de no poder cumplirlas o de plano decir que era algo sumamente egoísta, no obstante, esto era diferente y Riku podía sentirlo después de todo lo que habían conversado en esa larga tarde. Las aves se escuchaban volar, la brisa del viento los cubría a los dos, el cielo color durazno y el aroma limpio del jardín; lo hacía sentir tranquilo, en otra situación el no sabría que contestar a tal petición. Pero después de todo lo que se había gritado bajo ese árbol y las confesiones que se lanzaron, sin duda alguna su corazón ya no pesaba tanto, ahora estaba más ligero y sin duda alguna... sintió que en algún futuro su odio se apartaría poco a poco, y aunque los demás sigan ese camino que el aborrece, el siempre podrá confiar en ese castaño.

-Y~yo... lo prometo Yuzu...- miró con convicción al cielo, ¿estaría dispuesto a vivir como un falso héroe para estar cerca de ellos?, la realidad era que si... sería un héroe hipócrita que solo buscaría no estar solo y apartarse de esas personas que son su familia, dejaría atrás esa propuesta que le hizo Persival meses atrás... todo para vivir siendo un héroe que no le interesaba la seguridad del reino y sus habitantes; sino que cumpliría esa promesa de nunca abandonar a su familia. 

Ambos miraron al cielo durante un minuto, contemplando como el sol de ese mundo se comenzaba a ocultar y a su vez sus dos lunas se asomaban en la lejanía.

-Me alegra que... no los abandones... Riku... muchas gracias... yo... te extrañare- el castaño hablo con una enorme calma mientras que lentamente cerraba sus ojos, Riku no comprendió muy bien las intenciones del castaño al decir esas palabras, sintió mucha confusión mientras que eventualmente una sensación de vació y la de una vela apagandoce se hacían presentes en el corazón de Riku.

Miro a Yuzu y llevo su mano a su mejilla que ya hacía recargada en su hombro, no sintió calor alguno... estaba completamente frió, por el miedo que se incrementaba en su interior llevo su mano a su pecho sintiendo como aquel flujo de magia que sintió minutos antes, ahora solo dejaba una sensación de vacío que deja un absoluto miedo en el corazón del chico. Lo tomo de los hombros y zarandeo buscando alguna reacción de su compañero, volvió a poner su mano en el pecho del joven para esta vez concentrarse en su pulso, sin embargo la mano le temblaba tanto que recurrió a apoyar su cabeza en el pecho de su compañero y aun por más que se esforzaba por escuchar algo... el ritmo de su corazón era inaudible, estaba silenciado, su corazón ya no latía.

Fue ahí donde Riku tomó a su amigo entre sus brazos y usó su magia neutral para darse un impulso de velocidad para buscar ayuda lo más pronto posible con el fin de que el temor que ya hacía en su interior no se concretara, que por favor estuviese equivocado.

Corrió lo más rápido que pudo, llegando a levantar las alfombras y desacomodar los cuadros que habían por cada sala por la que cruzaba con mucha desesperación, sus compañeros solo veían por segundos a su amigo y luego seguían el rastro de viento que dejaba tras sus impulsos.

No fue sino hasta llegar al tercer piso del castillo, que en el estudio personal que usaba Albert, que encontró a Persival y a Albert conversando sobre algún tema que fue interrumpido por aquel joven pelinegro.

-¡Por favor! ¡ayudenlo!- grito mientras caía sobre sus rodillas debido a la presión generada por su magia física, con una cara demasiado angustiada a punto de romper en lagrimas. 

Rápidamente Albert se acercó a revisar a Yuzu mientras que era sujetado por el pelinegro, reviso su pulso y con un brillo gris intenso llevo su mano por distintas partes del pecho de Yuzu, intentando buscar alguna respuesta de este predicamento. No obstante con el pasar de los segundos, la cara de Albert pareció tornarse mucho más perturbada que cualquier otro día.

-¡Su majesta...- el peliazul busco la mirada del castaño de lentes que rápidamente había tomado al chico en brazos y en un visto y no visto desapareció en conjunto a Yuzu y Albert, mientras llevaba una mirada llena de preocupación mientras que su cara se tornaba completamente oscura.

Los chicos en conjunto con las sirvientas llegaron corriendo a la puerta del estudio, donde solo pudieron encontrar al pelinegro tendido de rodillas en el suelo mientras que sus piernas desprendían gotas de sangre debido a la presión de la magia, golpeaba repetidamente el suelo provocando que sus heridas en las manos se abrieran, estaba completamente asustado y no podía encontrar consuelo alguno.

-Amigo... cálmate... ya pasó... ya estamos todos acá hermano- Shun se acerco a su mejor amigo mientras se arrodillaba a su altura para ver su mirada llena de miedo con una gran cantidad de lagrimas cayendo por sus mejillas -¿qué sucedió?- la impresión del estado de su amigo provocó que Shun también sintiese ese miedo que recorría a su amigo en frente de el, provocando que durante milésimas de segundo dudara acerca de si querría saber la respuesta de ello.

Riku tomó con fuerza los hombros de su amigo y dejó caer su cabeza colocandola en su pecho, esta expresión en el era familiar en dos personas que la habían visto antes; y con esto Aldheleid se abrió paso entre sus compañeros y llego a incarse a la altura de Riku y envolvió sus brazos en su espalda, dándole un profundo y fuerte abrazó con el cual acurrucaba su rostro en su espalda, sintiendo completamente la situación en la que estaba su pelinegro... el estaba sufriendo un miedo y dolor tan grandes como el de perder a toda su familia, el estaba deseando morir... el estaba destrozado. Mientras que sus demás compañeros y las sirvientas que los acompañaban solo podían ver la escena con una gran impotencia y miedo por la causa de dicho dolor.

-Riku...- Aldheleid intentó apaciguar esos sentimientos en el pelinegro con un tono que busco ser reconfortante para el -¿q~qué ha pasado?- grave error.

-F~fu~fue... Yuzu se ha...- todos al escuchar esas palabras desearon que todo fuese un malentendido o que al menos fuese una pesadilla -¡YUZU SE HA IDO!- 

Ese grito sin vacilar del pelinegro dejo a todos con un gran frió en su interior debido al miedo...

Poco a poco ese frió los consumió volviéndolo desesperación absoluta... y todos lo presintieron por la manera en la que Riku hablaba y como pocos de ellos alcanzaron ver a Persival completamente asustado...  ellos perdieron a un gran amigo... ellos perdieron a un miembro de su familia... y ellos no pudieron hacer nada para ayudarlo o salvarlo... ellos eran héroes que acababan de perder su primera batalla en contra de la propia muerte.

Yuzu había muerto...

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