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#MiércolesDeLOC


Capítulo dedicado a YanninaFernandez. ¡Muchas gracias por tus comentarios!


SETH DISPARÓ


En Seth Bellish no había nada que pudiera describirse como especial. De apariencia era alguien promedio: una melena castaña que le llegaba un poco más abajo que la quijada; ojos marrones, redondos y grandes; piel aceitunada y físico de atleta; labios que parecían sonreír siempre. Con su aspecto vi a cientos en los pasillos de la academia LeGroix.

¿Entonces qué lo hacía único?

Si no era la apariencia, tal vez era su semblante. Seth estaba lleno de confianza, y una persona que cree en sí misma siempre despertará una atracción culposa. Él era un recipiente de «yo puedo hacerlo» que durante mucho tiempo fabricó gracias a los miles de halagos que recibía. Su poderosa familia lo colocó en una nube de la que no deseaba bajar.

Sin embargo, yo también tenía mi nube. Me había tomado tiempo subir a ella, llenar mi recipiente de «yo puedo», y no dejaría que ninguna persona me bajara o lo rompiera. Mucho menos alguien como Seth Bellish.

Cuando me dirigía hacia él pude hacerme una idea de qué se trataría todo el asunto. Seguramente me chantajearía, me pediría guardar silencio a cambio del collar. Yo le respondería que no diría nada y mi día sería normal.

Me detuve a una distancia prudente y esperé a que notara mi presencia. Seth, girando el collar alrededor de su dedo índice, caminó a mi alrededor hasta quedar de frente con una sonrisa abierta que enseñaba su dentadura. Sus dos enormes colmillos ligeramente ladeados le daban un aspecto de vampiro moderno y sus vivaces ojos daban la impresión de que seguía todos mis movimientos.

—Con que has sido tú —pronunció—. Sí, recuerdo tu ropa. ¿Tanto aprecio le tienes a un collar fantasioso que decidiste venir aquí?

Quise responderle, pero él continuó:

—Dime, ¿cuál es el afán de las personas por llevar en el cuello el recordatorio de un hombre muerto?

Levantó su mano a la altura de sus ojos y la cruz colgó como un péndulo. Las ganas de arrebatarle el collar y correr crecieron en mis pensamientos; preferí someter mis impulsos y responder a sus dos preguntas.

—El valor del collar es más que esta academia. Y a quien tú llamas «hombre muerto» todos los años le celebran su resurrección.

Su sonrisa lobuna cobró más vida que antes.

—Las personas siempre buscan excusas para celebrar. No los culpo, en las fiestas se pasa bien.

Claro que Seth y su amigo se divertían en las fiestas. Media academia invitada también se lo pasaba bien cuando la música retumbaba en las paredes y un par de drogas acompañadas de tragos activaban su lado más activo.

—Podrías asistir a una, yo te enseñaré a un verdadero dios. —Dio un paso al frente, mermando la distancia de nuestros cuerpos. El fatal encuentro en la bodega regresó a mí y retrocedí—. ¿Te gustó?

—¿Qué?

—¿Te gustó verme el culo o crees que debo trabajarlo más?

¿Acaso estaba de broma?

A juzgar por su expresión, sí, me tomaba el pelo, aun así esperaba a que yo respondiera.

—No lo sé...

Se inclinó hacia mí y preguntó:

—¿Te gustó escucharnos gemir?

Deduje que sus preguntas osadas tenían la intención de involucrarme —todavía más— en lo que había visto. Quizás hacerme sentir culpable por pillarlos y corromperme. Si esto llegaba a pesar, si había sentido una pizca de intriga en ese horrible encuentro, cabía la posibilidad de que no los delatara. No sé. Seth a veces hacía cosas que no tenían lógica.

O quizás simplemente estaba demasiado asustado, de ahí que actuara así.

—Escucha —comencé a hablar—, si temes que cuente lo que vi...

Seth enderezó su espalda y forzó una mueca de asombro.

—¡Qué inteligente eres! —habló con sorna, engrandeciendo lo obvio— De eso justamente te quiero hablar.

Haciendo a un lado su tono despectivo, le sonreí.

—Hagamos esto simple: regrésame el collar y yo no diré nada.

—¿Me estás amenazando? —cuestionó, tornándose serio de pronto. En serio, los cambios de ánimo del chico motivaron en mí el planteamiento si tenía algún problema o si estaba drogado. Ninguna de las dos era correcta, en realidad, Seth actuaba con cinismo—. Debes estar bromeando... ¿Tienes una idea de quién soy?

—Sí, eres la persona que encontró mi collar y que trata de chantajearme para que no hable. No lo haré, me quedaré callada. Ahora, por favor, regrésame lo que es mío y olvidemos esto.

Estiré mi mano exigiendo el collar una vez más. Seth rió, tal vez como burla por mi ingenuidad. Para mí, el chico solo era una persona común y corriente, no tenía la menor idea de que era uno de los dos chicos con los que no debía enredarme.

—¿Has visto Juego de tronos? Las primeras temporadas fueron una pasada, las últimas no tanto. Todos los personajes en la serie cumplían una función importante que los hacía destacar, aunque jamás recordé todos los nombres. Y sí, también con el tiempo olvidé un par de cosas, pero las que fueron realmente impactantes me quedaron aquí —señaló su sien— y jamás lo olvidaré. Las escenas trágicas; todas ellas las recuerdo. Las cosas que causan impacto o malestar en la vida siempre están ahí, sobrepasan más que las buenas, y estoy seguro de que el encuentro que tuvimos en la mañana también se quedará.

Genial, ya me había involucrado hasta la cabeza.

—El encuentro que viste debió causar tal impacto que saliste corriendo y eso seguro lo recordaste toda la clase —agregó—. ¿Viste con quién estaba?

¿A dónde quería llegar con todo eso? Podía pasarme el collar y ya.

Inspiré en un anhelo de paciencia.

—Sé que tenía la credencial del profesorado.

—Exacto. ¿Y sabes qué soy yo?

Me quedé callada esperando que saltara la cámara secreta y todo esto se tratara de una estúpida broma.

—Un alumno —respondí al concluir que no.

—Si una persona ve a una profesora y su alumno teniendo sexo sobre las empolvadas mesas de la bodega, no lo olvidará fácilmente. Y tú, que saliste huyendo despavorida, menos. Si alguien se entera de que una profesora y yo, su alumno, estábamos juntos, ¿sabes lo que pasará?

—Te meterías en problemas.

—No, tú los tendrás. Por eso, más vale que no me estés mintiendo y no abras la boca. Tú y yo podemos olvidar esto, pero si llegas a decírselo a alguien, sin importar quién sea, me encargaré de que jamás olvides lo que te haré.

A continuación, tomó mi mano y colocó en ella mi collar. Su amenaza estaba hecha, ya había dicho todo lo que deseaba, así que emprendió su caminata hacia el patio principal de la academia. Apenas salió de mi campo visual exhalé con fuerza mientras aferraba en mi pecho el collar de la abuela.

Lo tenía conmigo, eso era lo único que importaba.

—¡Drey! —Solange gritó a mi espalda. Me volteé encontrándola detrás de mí, con las mejillas rojas y la respiración agitada. Tomó mis hombros y me zarandeó—. ¿Qué hacía Seth aquí? No me digas... Él tenía el collar. ¿Estás bien? ¿Te hizo algo?

«Con que ese es Seth», me dije y miré por encima del hombro de mi amiga hacia la figura difusa del castaño.

—No, nada —respondí, volviendo a los ojos de mi amiga. Se veía asustada, como si hubiera sido ella la que hacía unos instantes había tenido un encuentro con algún líder tirano que no conoce la palabra misericordia—. Solo quería mostrar los dientes. Ya sabes el dicho: perro que ladra no muerde.

—Oh, amiga, este perro ladra y muerde. Muerde fuerte.

Solange realmente les temía, y yo no lograba entender sus motivos aún. Si hubiera visto con sus ojos a Seth, seguro que mi reacción habría sido de temor; sin embargo, el que tenía miedo era él.

El timbre nos indicó que debíamos entrar al último bloque de clases, por lo que Sol y yo nos pusimos en marcha hacia los pasillos de la academia. Mi amiga, quien había quedado intrigada, no paraba de hacer preguntas. Yo, de manera vaga, le respondía con monosílabos o asintiendo.

—Demonios... —maldijo de pronto, y me detuvo del brazo— Por eso Brind... Seth quería verte a solas... ¿Qué te dijo?

Por quinta vez hacía aquella pregunta.

—Nada interesante, ya te dije que andaba de presumido. La buena noticia es que tengo el collar.

—Es que no entiendes, Drey —intentó sonar como la razonable de las dos—. Seth jamás hace favores porque sí, él siempre pide algo a cambio.

—Pues fue muy benévolo. Tuve suerte.

—Suerte no es como yo lo describiría, amiga, anda con cuidado —advirtió y se aferró a mi brazo para continuar caminando—. En la hora de almuerzo tienes que contarme qué dijo. Ah, y también cómo te fue en clases de... ¿qué te tocó en la segunda hora?

—Boceto y Dibujo.

—¡Santa Madre Teresa! —Lo que faltaba: Solange invocando a todos los santos de la iglesia católica—. ¿Lo viste?

No hubo necesidad de preguntar a quién se refería, entendí que esa exclamación al cielo y su preocupación tenía nombre y apellido: Dhaxton Crusoe. El chico de aspecto misterioso y su cicatriz. El que había sugerido marcharme de la academia.

—Tuve que dibujarlo —dije con la boca amarga, recordando su nefasto comentario.

Si las apuestas no estuvieran prohibidas y el vicio no fuese tan grande, habría apostado mi almuerzo a que la respuesta de mi amiga sería otra exclamación.

—¡Ay, padre santo! Ya, decidido, en el almuerzo me contarás todo.

Y así fue. Después del tercer bloque —clase de Técnicas y Materiales— Solange me estaba esperando en la puerta de la sala para arrastrarme al comedor de la academia; un lugar enorme, de ventanales y un mural en las paredes. A diferencia de muchas escuelas o universidades, las mesas de la academia eran de madera, las sillas con un respaldo de terciopelo. En el centro había un perímetro de pasto, plantas, blancas, mesas y una pileta que brillaba bajo la luz natural entrante de la cúpula de vidrio como techo. Todo asombrosamente hermoso. Lástima que ese espacio estaba reservado para el selecto grupo de Seth y Dhaxton.

Sol y yo tuvimos que sentarnos en unas mesas más apartadas, donde la humilde luz del exterior no nos pegaba y el relajante sonido de la pileta era opacado por los murmullos de otros estudiantes.

Mi amiga quería seguir incursionando en mi colisión con el dúo explosivo, ni siquiera el exquisito plato de comida detuvo su curiosidad. Pero como temía que algún amigo o estudiante coludido con Seth y Dhaxton la pillaran cotilleando, los llamó como el chico A (Dhaxton) y el chico B (Seth).

—El chico A es demasiado exigente. Se dice que ha repetido dos veces la asignatura de Boceto porque nunca está conforme con sus dibujos, siempre quiere más. Busca la perfección en todo. ¿Sabes que es el mejor de su clase? Sus calificaciones son de otro mundo, los profesores lo ponen como ejemplo siempre. Incluso mis profesores lo han mencionado.

La habilidad de Sol para hablar rápido mientras comía era impresionante. Y envidiable, ya quería yo hablar tanto y comer a la vez sin parecer un ser repulsivo.

—El chico B no es taaaan estudioso, más bien un alumno promedio... pero con dinero, o algo así. Y, pues..., no hay mucho que decir de él. Ah, que le gusta ligar con quien se pase por enfrente. Nah, qué digo, eso solo ocurre si son de su grupo.

La alarma de mujeriego se encendió en mi cabeza y armó el perímetro que debía mantener entre Seth y yo. Ya sabía muy bien lo que era una persona promiscua, y Sol también. Cuando asistíamos al internado, las chicas más experimentadas se reunían a contar sus experiencias con los chicos y las advertencias siempre eran las mismas: chico mujeriego es igual a problemas serios y corazones rotos.

—Espero que Seth no te cobre su... ¿cómo decirlo? ¿Gesto afable? Sí, algo así.

—Yo espero lo mismo —concluí, mirando hacia la mesa donde Dhaxton y Seth estaban reunidos con sus amigos. Entre ellos divisé a Brind, el chico de Ciencias que obligó a cambiarse de ropa a Solange, lo que bastó para saber que Seth lo había puesto en nuestro camino a propósito y, en efecto, quería verme a solas.

Fue el mismo Brind quien se percató de que los observaba y se encargó de informarle a toda la mesa, causando que voltearan. Dhaxton me miró por encima de su hombro con desinterés y volvió a sus asuntos. Seth, en cambio, extendió su brazo, formó una pistola con su mano y la agitó como si me hubiera disparado.

Para el día siguiente ya me había ganado un nuevo apodo: La nueva Agnes.

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¡Hola, mi gente beiaaaa! Después de una eterna semana hay actualización de este pequeño bebé ^.^ Sé que muchos de ustedes tenían ganas de leerla, y espero que hayan quedado con ganas de más MUAJAJA

De nuevo les quiero agradecer por sus lecturas, votos y comentarios <3 Gracias también por compartir la historia y recomendarla. ¡Me hacen muuuy felix! 

~ Un jamoneo bien intenso ~



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