11
Capítulo dedicado a Leibts, quien el 24 cumplirá años 🌚 ¡Felicidades adelantadas, querida! Y que cumplas muuuuuchos más.
BRILLO
—¡Por la Virgen María!
Esa era Sol al enterarse de lo que ocurrió en la biblioteca.
Habíamos quedado de juntarnos después de clases en la cafetería de la academia, el mismo sitio donde le conté que había ganado la beca, la misma a la que habían llegado Dalia y la otra chica rubia. Sin embargo, como íbamos a hablar de dos chicos a los que Sol temía mencionar, decidimos juntarnos en su casa.
—¡Solange! —reprendió su madre al escucharla. No me sorprendió, la verdad, Sol había gritado demasiado fuerte— ¿Qué hablamos de usar el nombre de Dios en vano?
—No estoy usando el nombre de Dios, mamá —se defendió ella, blanqueando los ojos—. Mi mamá exagera todo.
—Tú lo haces más.
—¿Por qué?
—Siempre chillas así cuando algo pasa —dije—. Eres una dramática.
—Es que... —empezó a dar vueltas sobre su cama aferrada a su almohadón con forma de cerdito. Yo tenía uno igual con forma de gato—. No puedo creer que hayas dado tu primer beso —explica bajando la voz, sin dejar de revolcarse en la cama—. Y con Seth... Ah, muero. Es que él tiene ese aspecto de besar bien.
De manera inconsciente toqué mis labios y los acaricié, rememorando la sensación que sentí al besarme con Seth. Sol lo notó y formó una mueca juguetona que me hizo sentir acorralada.
—¿Estuvo bien?
—No lo sé; fue el primero, no puedo compararlo con algún otro que tuve.
—Pero ¿te gustó la sensación que provocó o algo así?
Necesité aferrarme a otro almohadón para hundirme y escapar de su pregunta. Sol se percató de mis intenciones y trató de quitarme el almohadón para descubrir mi cara hundida en todo aquel espumoso algodón. Al ver que no cedería tan fácil, empezó a darme golpes con el cerdito.
—¡Vamos, responde! ¡Quiero saber todo!
—¡Ya, ya! Sí, me gustó —confesé, estando al límite de sufrir una contusión. Eso bastó para que Sol se apiadara de mí y dejase de golpearme—. Qué agresiva te pones cuando quieres saber algo, Sol —acusé mientras me arreglaba el cabello. A veces dudaba quién era la mayor de la dos.
—Es que tú siempre cuentas las cosas a medias, y sabes que este tipo de cosas me interesan.
—Pues contrólate —resoplé. Arrepentida, me amiga me ayudó a peinarme—. Y sí, me gustó. La sensación que provocó el beso fue... buena.
—¿Solo buena? —La doble insinuación en su tono de voz me sacaron una sonrisa— No despertó más cosas.
—No, ¿por qué habría de hacerlo? Es decir, estuvo bien, me hizo sentir cosas nuevas y cuando lo miré a los ojos sentí que realmente podría haberme perdido en una eternidad besándonos. Pero sé que Seth no me gusta, que sentí todo eso porque fue mi primer beso. Nada más.
—Me alegra que seas consciente de eso. Digo, estar enganchada a una persona como Seth debe ser horrible, porque sabes que es un mujeriego y nunca irá en serio con nadie.
—Bueno, no es como si deseara tener una relación con él. Al final comprendí que Dhaxton y Seth habían planeado acorralarme y manipular mis decisiones para conseguir lo que querían: Dhaxton que pose para él y Seth el beso.
Decirlo me supo mal. No porque hubiera jugado conmigo, sino porque el resultado de todo me parecía desalentador.
—Hasta ahí no es tan malo —dijo Sol, encogiendo los hombros—. Pudo haber sido peor. El año pasado se metieron con un chico y este nunca más asistió a la academia. Desapareció como en esas películas de misterio o ese libro que leíamos a escondidas de las mojas... —los ojos de Sol miraron hacia el pasado con un brillo extraño. Haciendo una mueca y arrugando el entrecejo, regresó y se centró en mí—: ¿Cómo se llamaba?
—Cuando Norwick Hill vistió de rojo.
—Fua... Si tan solo la autora hubiera continuado la tercera parte. ¿Recuerdas aquella vez que nos metimos a la biblioteca en la noche para leerlo?
—Sí, y tuvimos que leer justo la escena de la mansión Reveck.
—Lo de la esposa dio mucho miedo —comentó mi amiga con los ojos bien abiertos. Me eché a reír recordando que una de nuestras compañeras nos había asustado justo en la escena de terror—. Volviendo con el chico; nunca más supimos de él. Si de algo Dhaxton y Seth son responsables, es de hacer que todos quieran huir —chasqueó los dedos cual mago en presentación.
—Yo prefiero mantenerme al margen. Mira... —levanté mi manga y le enseñé las marcas de uña que Dalia me había hecho, las todavía no desaparecían. El alarido que pegó mi amiga fue espantoso, peor que el emitido aquella vez en la biblioteca del internado—. Esto me lo hizo una tal Dalia. Me insultó e insinuó que les había hecho una... —carraspeé y miré hacia todos lados, sintiéndome perseguida— felación a sus amigos.
—¿¡QUÉ!? —La expresión de espanto y el enrojecimiento de sus mejillas fueron detonadas en cuestión de segundos. Sol tuvo que cubrirse la boca para no decir más.
—Lo que escuchas. También dijo que los estoy usando y no sé qué.
—¿Y lo hiciste?
—¿Qué cosa?
—Lo de... —formó puño con su mano y la agitó con lentitud.
—Obvio no —le di un almohadazo en la cara y ella se carcajeó tirándose hacia atrás—. ¿Por quién me tomas?
—Solo bromeo. Uh, pero a este pasó, seguro lo haces, traviesa.
—Seguro. Pensarlo me da... asco.
—¿Y que te lo hagan a ti?
—Sigo pensando que me da asco —repuse, sin dejarme persuadir por los obvios intentos de mi amiga. Si no había caído antes con Seth teniéndolo junto a mí en un auto, menos lo haría con ella. Esa clase de insinuación, después de lo del beso, no eran nada—. No trates de hacerme cambios de opinión.
—No sé, no sé. A mí me han dicho que eso es lo de menos, porque lo importante es qué sientes cuando lo hacen.
Sol hablaba bajito, temía que sus padres oyesen algo. No era un tema de conversación usual, mucho menos uno que esperara de ella, pues, al igual que yo, Sol no había tenido demasiadas experiencias, así que solo podíamos limitarnos a hablar lo que otros decían.
—De igual forma —pasó sus dedos sobre las marcas rojas y curvas en mi piel—. Lo que hizo Dalia estuvo mal. ¿Qué tiene en la cabeza?
—La verdad, no quiero ni me gustaría saberlo —dije cubriendo mi brazo.
Nos llamaron a cenar.
Antes de que mi amiga abandonara su habitación, la tomé del brazo.
—Por ahora, por favor, no le cuentes a los chicos que besé a Seth —le pedí—. A nadie. Ya tuve suficiente con los que estuvieron ahí cuando Dalia me acusó de todas esas cosas.
Sol asintió y salió de su habitación. Yo salí detrás.
La familia Casttle era grande y modesta, sus ingresos económicos alcanzaban para lo justo y necesario, por eso cuando mi amiga quedó seleccionada para ser parte del área científica de LeGroix, se convirtió en el orgullo de sus padres. Todos allí la querían y se preocupaban por su bienestar. La adoraban tanto como a las estatuillas de santos que estaban repartidas por toda la casa. Lo único que les parecía extraño a la familia —y que el padre de Sol mencionó en aquella cena— era la actitud que Sol había tomado luego de entrar a la academia. Esconder sus creencias de esa manera era poco usual, y no conocían los motivos; cuando le preguntaron por qué ya no quería asistir a la iglesia o no daba las gracias en la mesa antes de comer, ella solo sacudió los hombros. El padre de Sol no aprobaba aquel cambio de actitud pero ¿cómo iba a decirle algo a su hija prodigio? No podía, estaba demasiado orgulloso de su logro. Al final, la cena transcurrió en un incómodo silencio.
☀️
El resto de mi semana pasó en una tranquilidad inquietante. Que la presencia de Dhaxton pasara tan desapercibida en los pasillos debía significar algo, y que Seth se mantuviera tan al margen de todo, sin mencionar lo que ocurrió el lunes, me hacía sospechar que algo tramaban. Ni siquiera su grupo de amigos me molestó.
No fue una sorpresa que con la tranquilidad de mis días llegara el viernes tan rápido como una pincelada impensada.
A la hora del almuerzo íbamos de camino al comedor cuando vi a la profesora de Seth caminar en sentido contrario. Llevaba mala cara, como si en cualquier momento se echara a llorar; e iba hablando por celular. No pasó mucho tiempo hasta que Seth apareció en el pasillo con paso apurado y hablando por celular también, yendo por el mismo camino que la profesora.
Miré a los chicos para saber si ellos también habían notado lo que yo. Al parecer, ninguno se había detenido a pensar en la remota posibilidad de que tanto la profesora y Seth tenían algo.
Al llegar al comedor todo fue más rápido. La comida nos fue servida sin problemas, y nos sentamos en la mesa de siempre.
Como ya se estaba haciendo costumbre, los ojos de Sol en la hora del almuerzo se desviaban de manera furtiva hacia el sector VIP del casino, precisamente hacia la mesa predilecta del grupo de Seth y Dhaxton. Por supuesto, los inquietos ojos de mi amiga solo se centraban en una sola persona: Brind, el chico de ciencias. No importaba cuánto intentase por distraerse, si jugaba con la comida o empezaba alguna charla random; en algún momento, por cuestiones de atracción, sus ojos eran dos imanes buscando juntarse con su polo opuesto. Ver el brillo en sus ojos tan único y puro, despertó mi deseo por querer ayudarla. Brind, después de todo, no parecía mala persona.
La aparición de Dhaxton provocó que ambas retomáramos nuestro almuerzo. Las miradas furtivas habían acabado.
Volví a encontrarme con Dhaxton en la última clase de la tarde. Como todos las clases de Boceto y Dibujo, él ya se encontraba en la sala cuando yo llegué. No dijo nada, si quiera sobre que nos veríamos en la tarde. La única palabra que pronunció en la tarde fue «presente» la vez que el profesor pasó la lista.
Con esa clase de actitud no sabía si el compromiso de posar para él continuaba corriendo. Supuse que sí, todavía le debía la reparación del auto y si había tramado tremenda manipulación no iba a ser para desistir a última hora.
En la entrada de la academia me despedí de los chicos y fui a buscar mi bicicleta. En el estacionamiento apareció un auto conocido que se estacionó frente a la academia. Desde la distancia pude ver que se trataba del marido de la profesora, quien una vez más había ido a buscarla con un ramo de rosas en sus manos. Y, una vez más, cuando Seth y su amante salieron, él quedó solo en la entrada.
☀️
Teniendo en cuenta que faltaba poco para ir a la dirección de la tarjeta, no volví a casa, pues hubiera sido un desperdicio de tiempo, así que decidí ir directo al centro de Wightown para matar el tiempo.
La mirada en Solange se había quedado tan grabada en mi cabeza que no pude olvidarla en toda la tarde. Sentía la curiosidad de compartirla, de dibujarla, y también de ayudarla. Como una idea loca, recordé que mis compañeras en el internado vivían escondiendo revistas para chicas bajo los colchones, y decidí entrar a un negocio en busca de alguna. Había tantos colores y portadas llamativas que no sabía cuál elegir para asesorar a mi amiga, o tal vez ser de ayuda para ese romance silencioso que combatía. Revisé una, dos, tres, hasta que me detuve entre las páginas de una revista que trataba en su mayoría de amor. Parecía para chicas adolescentes, había tips para ligar en fiestas vistiendo ropa atrevida; otro apartado con anécdotas vergonzosas de sus lectores; una categoría de fotografías que llamó mi atención; y por último dos páginas sobre consejos amorosos.
Comencé una lectura silenciosa hasta que me vi interrumpida por unos profundos golpes en la ventana que tenía adelante. Al otro lado, con una sonrisa burlona y su melena desordenada, Seth me saludaba.
Sin ninguna clase de recato por los demás, entró lanzando carcajadas por lo alto.
Cerré la revista y la apreté a mi cuerpo, como si temiera que me la arrebatara.
—Hola —saludó muy campante.
—¿Qué es tan gracioso? —cuestioné, dejando de lado la educación que ni él ni yo nos teníamos.
—Que es irónico que una persona que usa esto —señaló con su barbilla mi anillo expuesto al exterior— y que jamás había besado a nadie, esté leyendo revistas para chicas con hormonas alborotadas.
Ahí íbamos otra vez...
Resoplé hartada de que siempre se centrara en mi decisión.
Me relamí los labios y contesté:
—¿Sabes qué es realmente irónico? Que alguien como yo, sin ninguna clase de experiencia romántica, tenga que decirte lo obvio: ella te está usando.
Frunció el ceño y, con nerviosismo y un movimiento extraño con su cuerpo, miró hacia los labios.
—¿Quién? —Trataba de esquivar el tema, hacerse el demente, mas ambos sabíamos bien a quién me refería con «ella».
—¿De verdad quieres que la mencione? —pestañeó rápido, un gesto que señalaba la ansiedad que le provocaba el tema. Hablar de ella, sin dudas, era su punto débil— Ya sabes de quién hablo.
—¿Por qué lo dices? —preguntó a la defensiva.
—No sé, tal vez porque hoy corrías tras ella. O tal vez porque basta ver la sonrisa que le da a su marido para darse cuenta de que solo te ve como un consuelo.
Su quijada se marcó con fuerza, colocó su lengua en la mejilla y aquellos ojos vivaces que siempre brillaban bajo cualquier tipo de luz, se opacaron hasta convertirse en dos orbes de pura oscuridad.
—¿Y qué te hace pensar que yo no la estoy usando?
—Como la miras —respondí al instante. Ya esperaba que saliera con ese tipo de preguntas, porque su orgullo no permitiría darse por derrotado o ser menos—. Tus ojos brillan. Si la usaras, no hubieras corrido tras ella. Si para ti ella es un juego, no habrías quedado como un cachorro abandonado cuando su marido fue a buscarla.
—Vaya, no pensé que me miraras tanto —sonrió con suficiencia—. No caigas por mí, porque a diferencia de muchos, yo no te voy a levantar.
Una advertencia innecesaria a la que respondí con una sonrisa más calmada que la de él. Coloqué una mano en mi pecho, con mis dedos sintiendo los relieves de mi collar.
—Ya tengo a alguien que me levante. Y, para que quede claro, no necesito tu ayuda, pero me parece tierno que lo pienses así. —Había usado su mismas palabras contra él. Eso, sin lugar a dudas, se sentía mucho mejor que su beso—. Ahora, con permiso, volveré a mis asuntos. Tú deberías hacer lo mismo.
Le hice una seña de paz y me dirigí a la caja para pagar por la revista.
Mi siguiente parada sería el estudio de Dhaxton.
Waaaaaaaaa... Este capítulo pensaba hacerlo más largo, pero decidí calmar un poco las cosas y dejar que el momento interesante que se viene lo escriba con más relajo. Nos les woa mentir, este capítulo está hecho sin amor, porque me vicié viendo videos de un shipp y aaaaah, mi alma shippeadora no puede quedarse sin esos videos xD
Pero ya, para celebrar el día del libro, mañana les daré el siguiente capítulo :)
Eso sí, denle muuuuuuuuushio amor a este capítulo <3
Ah, y gracias por los 200k de lecturas 💕💕 A los 500k haré una maratón, así que pónganse las pilas y compartan por toohs laohs.
Muchas gracias por sus edits en Instagram 💜
Estaré subiendo adelantos de esta historia y Stigma por ahí.
Recuerden:
IG: @nosoyvioleta ~ FB: @soyvhaldai ~ TT: @vhaldai
LOS QUIEROOOOOOOOOOOOOOOOOOOUS
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