La casa en la niebla.

Ya habían pasado dos días desde el rapto del pequeño Kratos.

Cuando el patriarca y Hakurei llegaron era demasiado tarde. El sumo pontífice encontró el Santuario hecho un caos, todas las casa estaba intactas, salvó escorpión, ahí, dos padres se encontraban desechos, Krest no paraba de llorar, aferrándose al torso de Zaphiri, el bicho parecía ido, sobaba la espalda de su amante intentando calmarlo pero, sus ojos se encontraban sin brillo, opacos, sumidos en la desesperación, se podía ver qué estaba a nada de ponerse a gritar.

Los demás estaban casi igual, Héctor y Paris abrían portales a otras dimensiones, pero no lograban encontrar rastros del menor, Gateguard y Ashura también lo rastreaban pero nada, incluso Sage se atrevió a ir al Inframundo, acompañado de Francisca y Lugonis, esperando encontrarlo ahí( porque esas cosas parecían sacadas del mismo infierno), desgraciadamente todo esfuerzo era nulo.

Athena llegó al día siguiente, pero ni ella fue capaz de encontrarle.

-te trage un poco de sopa
-...
-krest
-...
-tienes que comer algo
-...
-krest de...
-¡Déjame! ¡No quiero nada!

Zaphiri no se quejo cuando el líquido caliente le cayó en el rostro, se limpio la cara e intento abrazar a su cubo, Krest se negaba, lanzando puñetazos, el castaño estaba aferrado al oso de su pequeño mientras seguía llorando, los ojos ya le ardían y su garganta se estaba cerrando poco a poco.

- mi bebé...quiero a mi hijo...¡Mi bebe¡
-tranquilo amor...estoy seguro que Athena lo encontrará, los demás lo están buscando y...
-¡No¡ Yo quiero a mi hijo ahora...tráelo, trae a nuestro hijo Zaphiri...mi pequeño Kratos.

El bicho solo se limitó a abrazarlo, la verdad es que él también deseaba ponerse a llorar y maldecir, estaba tan asustado y triste, pero no podía hacerlo, uno de ellos tenía que ser el fuerte...aunque no lo deseara.

*****/////*****/////

-¿Entraron por aquí?
-eso parece, encontramos los cadáveres de los guardias...
Restos.
-¿Restos? Los devoraron.
-eso...parece...Itia, crees que.
-¡No lo digas¡ Kratos tiene que estar bien, Zaphiri dijo que lo escucho llorar mientras se lo llevaban y...y esas cosas desaparecieron después de apoderarse de él, lo necesitan con vida...estoy seguro, Kratos está vivo.
-....si...

Era a lo único que podían aferrarse, a la esperanza de que su sobrino estuviera con vida, en algún lugar.
Pero también, nada les garantizaba que no lo ubiesen devorado después.

-¿Cómo es que pasaron la barrera?
-no lo sé...pero...te diste cuenta verdad, nuestros poderes, nuestro cosmos...parecía que no les afectaba...al menos no mucho.
-si...la verdad parecía que lo absorbía, me sentía más débil a su lado y...

Aeras no dijo nada más, solo se limitó a dirigir su mirada a las doce casas, intentando imaginar el infierno que sus amigos pasaban en ese momento y es que, si a él le dolía hasta el alma, no se imaginaba como se sentiría Zaphiri y Krest en estos momentos.

-ven por Ashura, tal vez...pueda rastrearlo desde aquí.
-...si...

******/////*****/////

-y bien... ¿Que fue lo que la pitoniza dijo?
-ella...no pudo leer su destino, lo intento pero...
-entiendo

Ilias había regresado esa mañana, enterándose de la tragedia en el acto. Esta de más decir que casi se le fue a golpes a sus compañeros, a los cuales acuso de incompetentes por no poder proteger a un bebé, pero Luco logró controlarlo y hacerle ver que nadie tenía la culpa. El pequeño curandero se había quedado a pasar un tiempo con su hermano, ayudando a Claudio en sus labores de médico, justo en esos momentos trataba la pierna de Krest, gracias a su cosmos este sanaba rápido pero.

-Athena, aún no puede encontrarlo.
-me temo que no...lo e intentado, nada.
-entiendo...yo, iré a ver cómo están Zaphiri y Krest.
-mejor ve a descansar, ellos...ah, solo déjalos solos por un tiempo.
-entiendo.

El león obedeció, le costó mucho aguantar las ganas de ingresar a los aposentos privados del bicho, en especial tras oír el llanto de sus amigos, molesto bajo corriendo a virgo, para ayudar a Ashura en su búsqueda.
*****/////*****////

-no debí de irme
-Athena, no fue su culpa, nadie esperaba un ataque y...mi señora, esas cosas.
-no se lo que son, la manera en que las describen yo, jamás e visto ser parecido. Tal vez se alguno de los hijos de Equidna o alguna creatura hecha por algún titán.
-puedes ser
-mmm, me pondré a meditar, veré si en alguna de mis vidas pasadas los conocí.
-si mi señora.

La dama de cabello lila ingreso a sus aposentos privados, el Patriarca la vio marcharse y suspiró, decidió ir a revisar su biblioteca personal, esperando encontrar algún indicio de los secuestradores.

Paso horas leyendo pero nada, todas las anotación de sus antecesores solo hablaban de caballeros, espectros, marinas, los angeles de Artemisa, de guerreros que protegían a los dioses, todos ellos humanos. Nada fuera de lo "ordinario" ningún moustro de aspecto simiesco, con una enorme y desproporcionada mandíbula que partiera su cráneo a la mitad o con brazos bifurcados.

El Patriarca dió un suspiro y se recargo en su asiento, se deshizo de la parte superior de su hábito quedando solo con un pantalón ligero y una camisas blanca, se estiró un poco mientras tallaba sus ojos.

Poco a poco un aroma salado inundó sus fosas, el aire se volvió más pesado que incluso le costaba trabajo respirar, abrio los ojos de golpe llevándose una gran sorpresa.

Su estudio se encontraba cubierto por una capa de niebla, muy tenue, se levantó asombrado, asombro que aumento cuando escucho el graznido de una gaviota. Al girarse a la pared del sur se encontró con la sorpresa que está ya no estaba, había desaparecido dando paso a un risco y el mar.

-pero que...

¡Buaaaaa¡

El llanto de un bebé lo alertó, en especial porque ese llanto se le hacía muy conocido.

¡Kratos!

Sin dudar salió corriendo ahí donde el llanto sonaba, adentrándose a ese mundo onírico. Quedo frente a un camino pedregoso rodeado por mar, como, ni él lo sabía, de repente apareció ahí y la habitación a sus espaldas ya no estaba.

-¡¿Cómo?!...

¡Buaaaaa!

El llanto aumentaba, no podía dudar, comenzó a caminar por ese camino pedregoso y resbaladizo, podía sentir el frío del agua mojando sus pies, no había nada cerca, el risco se encontraba en el centro de ese "lago", rodeado por montañas, tal vez ubiesen algunas casas en la orilla o más a dentro, pero no tenía tiempo para investigar.

Continuó andando hasta llegar a la orilla, ahí comenzó a trepar, hace años que no escalaba por lo que sus músculos estaban algo entumidos.

-uf...voy a tener que hacer ejercicio con los chicos...UF... almenos una vez al mes.

Poco a poco la niebla le dejaba ver la cima, una pequeña choza se encontraba ahí y de esta provenían los llantos.

-¡kratos!...ya voy pequeño, ya voy.

Estuvo a punto de caer unas tres veces, resbalando con la baba de los caracoles marinos y algunas algas ¿Acaso la marea subía hasta ahí?

Al llegar a la cima busco una entrada pero...no la había. No había ni puertas ni ventanas, golpeó las paredes con toda su fuerza pero la madera lo resistió, ni un pequeño rasguño.

-¿Cómo puede ser esto posible?

El llanto aumento y desesperado intento encontrar una entrada, casi cae por el borde pero logró sujetarse de una tabla, enormes vigas sostenían la casa, tan fuertes que parecían estar hechas de acero.

-...¿Acaso?...

Movido por una corazonada se afianzó a la vieja viga y se dejó caer, quedó colgando, con un mar a sus pies que comenzaba a enfurecerse. Un fuerte viento apareció de la nada intentando tumbarlo, pero no se daría por vencido, la vida de su nieto estaba en juego.

Se desplazó entre las duras rocas que parecían formar un pasadizo directo al centro de la cabaña, tuvo que clavar las uñas para no caer debido a la humedad, pese a que concentraba todo su cosmos en una tarea...sencilla, la verdad es que le estaba costando mucho trabajo, era como estar en un pasamanos extremo.

Con mucho trabajo llegó hasta unas pequeñas escaleras, tres diminutos escalones en un amplia gruta los cuales daban paso a una puerta de madera, una puerta sencilla a su parecer, pero, ya había comprobado que ahí nada es lo que parece. Intento romperla sin mucho éxito, busco una llave pero nada, después de unos minutos...se animó a tocar.

Se escuchó un ruido al otro lado de la madera, alguien se había levantado. En cuanto el pasador se corrió los llantos cesaron. La puerta se abrió dejando ver a un hombre, un viejo de aspecto amable que le ofreció la mano y lo ayudo a entrar, el Patriarca le miró con un poco de recelo, no tardó en empujarlo y buscar con la mirada a su nieto.

Era una habitación pequeña, adornada solo con una mesita, una chimenea y dos sillones, había dos más a sus costados, la derecha llevaba a una pequeña cocina y la otra estaba custodiada por una puerta roja, decorada con una especie de signos y geroglificos que su santidad no conocía. La abrió esperando encontrar al niño pero nada, era un cuarto diminuto en el cual descansaban solamente unas repisas y rocas, más pequeños que un armario.

-no está aquí.

Se escuchó la voz del viejo, que regresaba con un par de tazas de café. El anciano le invito a sentarse con una amable sonrisa, aún desconfiando acepto y se sentó en el otro sillón frente a la chimenea.

En cuanto el Patriarca tomo asiento el hombre amable comenzó a hablarle empezó a hablar de la creación del universo, pero no como el la conocía, le hablo de la lucha entre la creación y destrucción, de Dioses tan antiguos más que la tierra misma, el patriarca no entendía e intento callarlo pero...

-como deseas salvar al pequeño, si no sabes a lo que te enfrentas.
-¡¿Qué?!
-el ser que se lo ha llevado es más viejo y poderoso que tú Diosa.
-como dice.
-Athena, Hades, Poseidón, el mismo Zeus. Son solo niños comparados con los poderosos primordiales, nada comparados con los grandes antiguos y los temibles dioses exteriores. Y uno de ellos a elegido al pequeño como su nuevo huésped, así que escucha, aprende y tal vez...tengan una oportunidad.

El patriarca no dijo nada más y solo se limitó a oír. Escuchó como los Primordiales llegaron a la tierra, la creación de los Antiguos, la historia de los Profundos y de seres más halla de estas galaxias.

-los Dioses Exteriores, son seres con un poder demencial, adorados en muchos universos y planos, incluso los mismos Titanes les ofrecían tributo, bailando en las colinas para su entretenimiento.
-eso es... imposible.
-no, los Titanes y tus dioses son solo seres terrenales, encargados de regir un pequeño planeta...aunque, no lo hacen muy bien, todo el tiempo peleando entre sí...je, niños.

La mirada burlona y reprobatoria del anciano le sorprendió, parece que ese hombre consideraba a los dioses como algo inferior, y por lo que había dicho así era.

-la persona que se lo llevó es un simple sacerdote...como tú.
-¿Que?
-Los Dioses exteriores tiene prohibido cruzar a nuestra dimensión, fueron expulsados por los Dioses Arquetipicos, pero eso no quiere decir que no lo intenten, tienen seguidores en todo el universo, sacerdotes que complacen sus caprichos y necesidades...la persona que lo necesita es uno de estos dioses.
-...¿quien?...
-su heraldo, el Dios de los mil rostros,Nyarlatothep, el caos reptante.
-...

El patriarca no sabía que decir, ya le había escuchado hablar de Nyarlatothep, el señor negro, aquel que su lengua es afilada, el amo del engaño, la locura y desesperación.

-Nyarlotothep necesita de avatares para poder ingresar a las diferentes dimensiones, cada uno de estos debe reunir ciertos requisitos, inteligencia, astusia, fuerza,poder...son muchas las necesidades del caos, no todos pueden ser sus portadores. Ese bebé es el fruto de dos Caballeros muy poderosos, por lo que el poder que puede obtener al ser mayor puede ser superior al de un Dios Terrenal (refiriéndome a la tierra) lo que lo ase un recipiente perfecto.
-entonces...mi niño.
-aun no, antes debe realizarse una ceremonia, lleva tiempo preparar al pequeño y que el Caos reptante pueda concentrar la energía que dejara en ese contenedor, existe la posibilidad de salvarlo.
-¡Cómo¡ Dime, te lo suplico.
-tendre que ir hasta su mundo, viajar por su reinado hasta llegar a la ciudad de los sueños y salvarlo antes de que lo posea.
-como llegamos.
-...no lo sé, estamos esperando a su guía.

Los ojos de hombre se sorprendieron ¿un guía?

-ya se lo había dicho, Los Dioses exteriores y los Arquetipicos no se llevan muy bien, luchan todo el tiempo entre sí, este planeta, está dimensión le pertenece a los Arquetipicos, ellos no desean que el Caos aparezca aquí, por lo que han decidido intervenir, no pueden hacerlo abiertamete así que...ustedes tendrán que hacerlo, ellos solo les darán las armas, si fracasan no Solo será la perdida de tu pequeño, si no de toda esta realidad.

Se escuchó un fuerte golpe, el ruido del agua inundó sus oídos, la marea subía rápidamente dejando la pequeña cabaña inmersa en el agua.

El patriarca dió un brinco cuando unos golpes llamaron a la puerta, su anfitrión sonrió complacido y fue a abrir.

La única esperanza que tenía su nieto había llegado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top