XXXII

¡Volví! ❤.

Algo que le había permitido sobrevivir a las épocas más oscuras y difíciles de su vida había sido el humor. Ese sarcasmo en la vida misma, la ironía de las situaciones más absurdas y extrañas, la vuelta de tuerca que necesitaba cada situación poco común o inesperada... La vida no era más que una serie de eventos desafortunados en cadena, a veces se lograban cosas buenas, pero mientras tanto había que disfrutar de todo lo demás como se pudiera, era la única forma que había de sobrepasar los momentos duros sin derrumbarse o caer al vacío.

Al menos era la única forma que Minseok conocía.

Por eso y como usualmente haría después de toda una vida de arduo entrenamiento sorteando acontecimientos de mierda, intentaría tomarse con humor el hecho de que la persona de la cual estaba enamorado lo dejara en vilo. No quería regodearse desde el comienzo en pensamientos negativos producto de una imaginación demasiado activa y echada a perder, por eso intentaría relajarse y ver lo que el destino le deparaba. La opinión o el sentir de Jongdae no eran cosas que pudiera manipular de ninguna forma, ¿no? No tenía caso carcomerse por un puerto a arribar que no conocía, manejar las cosas de una manera lógica era lo mejor que podía hacer en esos momentos para no volver a caer en el círculo vicioso del sabotaje.

Todo comenzaría en aquel nuevo día de escuela. Habían dicho adiós a las vacaciones y al verano para darle la bienvenida al otoño y al último semestre de clases. ¿Ya casi pasaba todo un año? Tuvo que haber sido durante un parpadeo porque nunca se dio cuenta, pasaron tantas cosas nuevas, divertidas y sorprendentes que simplemente olvidó el paso del tiempo. Hasta las experiencias más agrias le resultaron una buena fuente de aprendizaje al final, así que no tenía mucho de lo cual arrepentirse.

-¡Min, Min!

El chillido vino acompañado de un abrazo de koala que recibió con alegría. Cuando Dan Bi se separó con una sonrisa enorme pensó que el uniforme de estación le quedaba de lo más bonito, ¿había algo que le quedara mal después de todo? El calor aún no se iba del todo y su suéter le molestaba, pero ella se veía fresca como una lechuga. Su cabello también estaba bastante más largo desde la última vez, no era la enorme masa esponjosa color caramelo que fue, pero le quedaba bonito hasta un poco más por debajo de los hombros. Como sea, estaba feliz de verla.

También a Sei Ah y a Sehun a un lado. Su ice queen y su simio adorable preferido. Sehun los saludó a todos rápidamente y corrió en busca de su novio al cual no había podido ver en bastante tiempo; Sei Ah de alguna manera se veía más brillante, como risueña. Lo normal es que tuviera esa elegante gelidez que le daba el porte de una reina, las reinas no podían hacer despliegue de emociones vehementes. No al menos en su mente. Le llamó poderosamente la atención, pero no tanto como la llegada de un Jongdae agitado y sin aliento.

-Te dije que esperaras.- Le dijo molesto a Dan Bi entre pesadas exhalaciones.

-Lo siento, es que vi a Min y no pude contenerme.- Se abrazó a la cintura de este con cariño. -Tú también lo viste y por eso ralentizaste el paso, no es mi problema que le tengas miedo.- Refunfuñó con las mejillas infladas como una pequeña sabelotodo.

Jongdae enseñó los dientes y dio un vistazo rápido a Minseok. -Cállate, yo no le tengo miedo.

-¿Ah, no?- Curioseó el susodicho. -¿Entonces por qué rehúyes?

Se irguió con una mirada altanera. -No lo hago.

-¿Eso quiere decir que ya me quieres?

Logró que se sonrojara, así que sonrió con satisfacción. Oh, Señor, cuánto adoraba verlo reaccionar así por su culpa, se sentía dulce. No le dijo nada, dio una rígida vuelta para alejarse y lo siguió, haciéndole bromas que recibió con murmullos extraños y algunos pequeños golpes. El resto del día se lo pasaron así, Jongdae no parecía odiarlo y de alguna manera podía sentirlo más cerca que antes, quizás debido a que sus corazones se habían familiarizado y ya casi no quedaban barreras entre ellos. Antes habían tenido millones de conflictos debido al miedo de ser honestos y arruinarlo, ahora que ya prácticamente todo se sabía no tenían por qué temer. Pensó que sería difícil estar a su lado, pero las cosas no habían cambiado demasiado.

Lo único que reconocía era sentirse mucho más liviano ante la libertad que experimentaba pudiendo decir lo que de verdad le pasaba.

-¿¡Te dijo que lo pensaría!?- Exclamó Lee Ohn con las mejillas llenas de arroz, sus ojos se habían abierto en demasía cuando lo vio desde el suelo con su caja de almuerzo sobre su falda.

Él asintió con una mirada soñadora. -Así es...

-Maldito afortunado...- Sonrió incrédula. -¿Qué piensas que dirá al final?

Eso lo devolvió al planeta y su sonrisa se trasformó en una mueca. -No lo sé, tampoco quiero hurgar en eso, ya sabes...- Se metió otro bocado de comida a la boca.

-Mmm...- Ella se apoyó sobre sus palmas con las piernas extendidas y observó el cielo. -Sí, tendrías que afrontar todas las posibilidades y es estresante.- Reflexionó. -Mejor vivir el momento.- Se encogió y revolvió en su comida. -Pero si tiene que pensarlo es porque no lo tiene claro, en tu cabeza debes estar inclinándote por alguna de las dos posibilidades.

-¿Alguna de las dos?

-Ya sabes, no tiene claro si te quiere como algo más o no, podría ser algo bueno o malo.

Asintió pensativo. -Al final todo se reduce a si ves el vaso medio lleno o medio vacío.

Lee Ohn asintió limpiando su boca con una servilleta. -Exacto... Pero es genial que no te haya rechazado sin parpadear.- Comentó de forma torpe mientras rascaba su cabeza.

-¡Unnie!

Cortaron la conversación ante la inesperada llegada de una desconocida. Minseok observó a la muchacha de adorables mejillas rechonchas y lacio cabello marrón hasta la altura de la quijada con intriga, se le hacía conocida, como si la hubiera visto en alguna otra ocasión; tenía un par de ojos brillantes mientras miraba a su amiga, no le prestó ni una mínima cuota de atención en lo que hablaba con ella.

Lee Ohn largó una pequeña risilla. -Ya te dije que no me llames así, Hana, soy mayor que tú por sólo unos pocos meses.

La otra reprodujo una débil risa avergonzada mientras acomodaba su cabello detrás de su oreja, luego se dedicó a observarla en silencio así que Lee Ohn alzó las cejas de forma amigable.

-¿Necesitas algo?

-¡Oh, sí!- Aclaró la garganta. -¿Sabes? Las chicas de mi salón estaban hablando de una heladería nueva que abrió hace poco cerca de la estación y, hum...- Frotaba sus manos con nerviosismo mientras evitaba su mirada, Minseok arqueó una ceja. -Me preguntaba si unnie no querría venir conmigo... ¡Ah, digo! Lee-Lee Ohn...- Se sonrojó hasta la raíz de su cabello. -¡Só-sólo porque sería raro ir sola, ya sabes!

Ella le sonrió brillante. -Suena como a un plan. ¿El viernes entonces?

A Hana se le iluminó el rostro. -¡El viernes es genial!

-Estaré esperándolo.

-Y-yo igual.- Mencionó con torpeza antes de despedirse, antes enfocó de manera fugaz a Minseok y no lo hizo de forma amistosa para nada. Él sintió que acababan de lanzarle veneno y se estremeció ante el sorprendente rencor que esa criatura de apariencia adorable podía despedir con tan sólo silencio y un par de ojos.

Entonces la linda Hana se fue dando saltitos de alegría.

Entrecerró los ojos. -Hum... ¿Me equivoco si digo que la tengo de algún lado?

-¡Oh! No lo creerás, es la novia del chico que se me insinuó hace tiempo, ¿recuerdas? El que comenzó todo el lío.

Sí, ya recordaba. Estuvo entre el tumulto de víboras que habían hostigado e insultado a Lee Ohn sin una buena justificación, la había visto de refilón antes de rescatar a su amiga y sacarla de allí.

-Bueno, exnovia más bien, ya no está con él. Obviamente, el tipo es un imbécil y ella es demasiado buena.- Suspiró. -Se me acercó un día de la nada, me pidió disculpas por aquella vez y realmente me tomó por sorpresa, a partir de ahí no dejó de hablarme.- Enmarcó sus mejillas y prorrumpió un chillido ahogado de emoción. -Es demasiado tierna, así que no pude ignorarla.

Minseok frunció el ceño y se quedó bastante pensativo, de repente sus ojos asesinos tenían bastante sentido.

-Me miró mal cuando se fue.

Lee Ohn pareció contrariada. -¿Hana? No es posible, esa chica es una dulzura.

Bueno, al parecer le quedaban algunas cosas por descubrir de esa dulzura.

-Hmm...- Apoyó su mejilla sobre una mano cuando sonrió de forma traviesa, era bastante interesante.

Su amiga lo descubrió observándola y alzó las cejas con curiosidad. -¿Qué pasa?

-Oh, no es nada.- Contestó volviendo a su almuerzo con un inocente encogimiento.

Pero claro que no abriría la boca, no por el momento.

******

A Sei no le molestaba hacer compras, pero terminaba tan indecisa por las dos partes de sí misma que luchaban dentro que al final del día acababa extenuada y sin muchas ganas de nada.

Pero esta vez era una urgencia. Habían pasado varios días desde que sus padres le habían soltado la misteriosa noticia de que alguien arribaría en la casa pronto y estaba casi segura de saber de quién se trataba, quería estar lista para la ocasión porque no deseaba que sucediera con ella viéndose como una piltrafa, así que por eso estaba recorriendo las galerías del centro comercial después de clases buscando un atuendo especial y adecuado para la inminente ocasión. Pensó que tenerlo presente le ayudaría a hacer más fácil la tarea, pero por más que miraba las vidrieras de aquellas tiendas tan bonitas y algo abrumadoras no lograba hallarse para nada. No dejaba de pensar que esa ropa le quedaría espectacular a chicas como Dan Bi o la amiga de Minseok, por mucho que tratara de imaginarse simplemente no podía.

Aunque no era muy diferente de lo que usaba cuando estaba frente a sus padres...

-Pienso que un color más oscuro te quedaría mejor.

Ladeó su rostro ante el vestido de un blanco perlado que observaba indecisa, podía ser verdad, nunca le gustaron mucho los colores tan claros.

-Pero no negro, parecerás Morticia Addams sino.

Frunció el ceño, ¿qué...? Cuando volteó se encontró de lleno con una exasperante sonrisa.

Jun Seo ladeó el rostro de forma encantadora. -Hola, Sei Ah ssi.

Al ceño fruncido se sumó un rictus desagradable en sus labios. Sin un solo comentario chasqueó la lengua y se alejó para continuar como si no hubiera visto a nadie. Lejos de tomárselo como una afrenta, Jun Seo pareció divertido y la siguió por detrás mientras miraba distraídamente las demás vidrieras.

-¿Compras ropa? Puedo ayudarte, tengo buen gusto aunque no lo creas, pienso que estás buscando del lado equivocado del centro comercial.

Lo ignoró un buen rato, siguió hablándole de cosas que no escuchó en realidad, estaba bastante concentrada en la ropa que encontraba alrededor aunque la verdad era que también gustaba de hacerlo a propósito con él; de alguna manera era divertido verlo esforzarse por conseguir su atención.

-Oh, esto es bueno.

Se volteó para ver de qué hablaba y lo descubrió viendo directamente a una camisa negra de tela transparente con pequeños lunares blancos. Parpadeó sorprendida porque en serio era bonita, sí podía imaginarse vestida con algo como eso a diferencia de... Agitó la cabeza para deshacerse de pensamientos inoportunos.

-No es lo que busco.- Terció antes de seguir.

Jun Seo se adelantó para caminar a su lado. -¿Qué es entonces?

-Quiero un vestido.

-¿Algo así?

Señaló uno de color rojo, corto y de hombro descubierto, se adhería a la figura correctamente, pero tampoco era escandaloso. Era elegante y provocativo, el tipo de vestido que usaría alguien con carácter y seguridad... Parpadeó y frunció el ceño porque sin darse cuenta estaba a un paso de sacar su billetera. Enfocó al otro a su lado con molestia y volvió a dejarlo solo.

-¿Acaso era feo?

-¿Qué haces aquí de todos modos?- Murmuró con malhumor.

-Sólo estaba de paso.- La vio detenerse frente a un vestido vaporoso de color rosado, no era feo, pero a su gusto esa imagen dulce e inocente no encajaba para nada con ella. -¿Estás segura?- Le preguntó con ironía.

Sei pareció un tanto decaída. -Podría usar algo así...

Resopló. -No lo creo.

Por las pocas interacciones que habían tenido y los varios comentarios de su propio hermanito, Jun Seo pensó que se molestaría y lo insultaría o golpearía, incluso podría hacer como de costumbre y fingir que no existía, por eso se sorprendió muchísimo cuando lo encaró con unos ojos grandes llenos de inocente curiosidad, pudo discernir un poco de pena en el fondo. Se sintió demasiado nervioso de la nada, cosa estúpida teniendo en cuenta que estaba bastante grandecito para reaccionar así por una simple mirada, eso no pudo evitar que intentara apoyarse torpemente contra un lado del local y resbalara como un idiota.

-¿En serio me vería así de mal?- Preguntó Sei con aflicción.

Oh, demonios... Entreabrió los labios, luego volvió a sellarlos. La miró con atención, intentando discernir de dónde provenía semejante decepción, lógicamente no pudo determinar nada porque casi ni conocía a esta jovencita a pesar de sentirse tan extrañamente atraído por ella, así que sólo suspiró y fue por completo honesto.

-Creo que una chica como tú podría ponerse cualquier cosa y seguir pareciendo una reina.

Ella pareció volver en sí cuando se giró con un gesto enfurruñado. Jun Seo sintió que en serio deseaba acabar con aquella extraña emoción que estaba gobernándola y aunque no tenía la más mínima idea de lo que le pasaba, creyó firmemente que entrar a esa tienda y ponerse manos a la obra era la vía más rápida. Estaba seguro de que encontrarían algo que la hiciera sentirse cien por ciento confiada, con la actitud poderosa y atractiva que portaba era imposible que no lo hiciera.

-Vamos.- La tomó de una mano y la arrastró dentro del local.

Sei Ah se resistió un poco. -¿Qué haces?

-¿Quieres salir de aquí con al menos una prenda? Entonces muévete.

A regañadientes se dejó conducir porque de otra manera era verdad que terminaría yéndose sin nada. Empezaron con algunos atuendos y al final Jun Seo terminó pasándole un montón de ropa diferente con ayuda de la dependienta que parecía encantada de tenerlos como clientes. Rabiaba cada vez que terminaba de ataviarse y amaba cómo se veía en el espejo, ¿cómo es que ese tipo conocía perfectamente el tipo de vestimenta que sin dudas usaría? Le molestaba que tuviera razón. Cada conjunto, cada vestido que se probó la hizo sentir como ella misma, pero a la vez se recordaba que nada de todo eso era apto para usar en su casa y por ende lo descartó antes de generar un cambio irreversible en su mentalidad.

-Oye...- Comenzó cuando abrió la cortina, pero un sombrero aterrizando sorpresivamente sobre su cabeza la detuvo.

-Mira eso, es elegante, te quedará genial.

Se lo quitó con un pequeño suspiro. -No me gustan los sombreros.

-¿No? Entonces me lo quedaré yo.

Alzó una ceja, tentada ante la imagen graciosa de este chico tan obviamente masculino usando un sombrero gigante para señoritas.

-Creo que ya es suficiente.

-¡Ah!- Le alzó un dedo. -Tengo el arma infalible.

Le entregó un pedazo de tela color morado oscuro y volvió a empujarla dentro del cambiador. Procedió a ponérselo con desgano, ¿qué otra cosa podía hacer de todos modos? Cuando acabó y encaró el espejo abrió los ojos como platos porque en verdad era un vestido perfecto: se adhería perfectamente a la parte superior de su torso dejando sus hombros blanquecinos al descubierto y luego flotaba elegante y suavemente a su alrededor hasta un poco más arriba de las rodillas. Así era como en sus sueños más anhelados aparecía frente a esa persona y todo estaba bien, todo era perfecto mientras era ella misma por completo, con seguridad, con libertad... Pero no mientras estuviera en un mundo que esperaba cosas totalmente diferentes de su persona.

No podía ser así cuando eso significaba decepcionar a las personas más importantes de su vida.

Salió del probador después de volver a ponerse su uniforme escolar con resignación. Vio a Jun Seo frente a un espejo usando el mismo sombrero de antes, sólo que esta vez también tenía puestos unos lentes de sol grandísimos. Antes de poder contenerse resopló una risa.

-Dios, deja eso, me harás pasar vergüenza.

Él se quitó los anteojos con un gesto glamuroso. -Pues yo creo que me veo genial, disculpa.- Vio el vestido rosado que tenía en las manos y terció un pequeño gesto. -¿Te decidiste?

Sei Ah se encogió. -Es lo más correcto.

Después de pagar por él, Jun Seo propuso ir a tomar un helado y en un parpadeo antes de que pudiera darse cuenta estaba saliendo de la heladería con un cono. Caminó con él un par de metros antes de llevarse el postre a la boca y darse cuenta de lo que estaba pasando. Antes de probarlo lo alejó y frunció el ceño, deteniéndose en mitad de la acera. Jun Seo se frenó más adelante para verla con curiosidad, Sei Ah entrecerró los ojos en su dirección.

-No creas que no sé lo que estás haciendo.

Él alzó las cejas simulando estar sorprendido aunque una sonrisa traicionera tiraba de sus labios con insistencia. -¿Qué estoy haciendo?

Se adelantó para entregarle el cono bruscamente y marcharse.

-Oh, no, he sido descubierto.- La vio irse con diversión. -¡Bien, no compraremos el vestido morado, qué carácter!

Sei Ah tuvo que apretar los labios en una fina línea para no cometer un error garrafal.

******

Por alguna razón Minseok tenía el presentimiento de que algo malo pasaba.

Se despertó por la mañana con ese extraño sentir en su pecho, una molestia que surgía de algún lugar desconocido en su interior, una afección que no tenía explicación médica o lógica. Tan sólo un sentir, eso era. El día no ayudaba, estaba nublado y un tanto ventoso, las hojas de algunos árboles habían comenzado a caerse, otras estaban en vías, amarillas y ocres, avejentadas. Honestamente el ambiente era un tanto deprimente aunque también tuviera mucho que ver la rara emoción que había decidido gobernarlo de la nada. Durante el desayuno su hermana lo molestó, creyó oírla, pero estaba desconectado, sólo podía ver por la ventana quedamente y desear una sola cosa.

Verlo ya.

La necesidad que lo consumía en general se trataba más de ansias locas que otra cosa, un deseo grande de volver a tenerlo cerca porque eso lo hacía feliz y cualquiera era adicto al sentimiento de ser feliz, sin embargo en esa ocasión era una necesidad real. Frunció el ceño todo el camino al instituto porque se sentía indebido que esa inquietud se relacionara con Jongdae, al llegar lo esperó como nunca en la entrada y cuando no apareció, el sentir se volvió algo real y casi palpable. Se calmó a sí mismo repitiéndose que muy probablemente había llegado más temprano junto a Dan Bi, pero tocó el timbre del primer período y al entrar al salón y ver su banco vacío ya no fue malestar, fue miedo. Crudo y vertiginoso miedo.

Nunca fue una persona de presagios, pero algo no estaba bien.

El primer descanso fue la primera oportunidad que tuvo para sacarse eso que carcomía su cabeza, preguntó a Dan Bi con sincera preocupación frente al resto de sus amigos por qué Jongdae había faltado a clases cuando tenía una asistencia perfecta, su estatus de buen estudiante se extendía a todos los ámbitos. Cuando su amiga pareció verdaderamente triste tuvo que ahogar un gemido porque lo sabía, había sabido que las cosas estaban fuera de lugar, maldición. Sólo esperaba que no fuera demasiado grave... Una gripe quizás, o un resfrío, alguna enfermedad tonta del estómago, comida que le cayó mal, lo que sea.

-Por favor, dime qué pasa.- Cuestionó sin aliento. Sei y Sehun comenzaron a verlo con confusión porque su actitud estaba siendo demasiado, quizás lo era, pero no tenían idea de lo que había estado cociéndose en su interior desde la mañana.

Dan Bi pareció un poco incómoda. -Bueno... Él no está lo que se dice mal de verdad...- Titubeó volviéndolo todo más extraño, al final suspiró. -No sé si le gustará que haga esto, pero ya que preguntaste no puedo evitarlo.

Si seguía con la expectativa su cerebro explotaría o su corazón dejaría de latir, cualquiera de las dos era totalmente válida. Dan Bi los miró a todos, pero prefirió enfocarse en Minseok por alguna razón.

-Hoy es ese día.

Más tarde se enteraría de lo que significaba eso, y no estaría del todo seguro de haberlo querido.

¡Por fin! Lamento muchísimo la tardanza, por algunos problemas tuve que tomarme un pequeño hiatus, peeeeero aquí tenemos más de LON.

A ver, a ver qué pasará con el ChenMin ahora... ¿Ustedes qué dicen?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top