XXVII

-¿Estás prestándome atención, Sehun?

Por supuesto que estaba prestándole atención. Lo oía perfectamente, lo veía sin complicaciones, olía su aroma dulce, pero ciertamente varonil... Lo sentía con todo su cuerpo, con todos sus sentidos, incluso con aquellos que para los demás no existían, Sehun los había desarrollado únicamente con el fin de experimentar más profundo la existencia de él a su lado. Era imposible no notar a Luhan, y una vez que se lo hacía era imposible no apreciarlo; él incluso lo había hecho inconscientemente, quién lo diría... ¿En qué momento ese sunbae insoportable e histérico había pasado a ser un ser precioso en su mente? ¿Dónde estaba viendo cuando pasó?

En esos momentos mantenía el rostro hundido entre sus brazos sobre la mesa, usualmente estaría encarándolo sin complicaciones, pero de la nada su cabeza se había llenado de pensamientos como esos y ahora le daba vergüenza.

-¿Hola? ¿Sehun?- Luhan lo golpeó ligeramente en la parte expuesta de su nuca.

Se removió entre gruñidos y se descubrió un poco para verlo de reojo. Su hyung fruncía el ceño, estaba molesto, lo sabía, pero por alguna razón se contenía. Antes lo hubiera golpeado o insultado, pero ahora le tenía una paciencia grandísima. Se reacomodó para estudiarlo mejor a pesar de que ya se había aprendido sus rasgos de memoria; su cabello castaño claro siempre estaba un poquito despeinado, algo extraño considerando lo pulcro y estructurado que era, sus ojos eran súper bonitos y encajaban perfecto con su rostro pequeño y sus labios como una cereza.

-Si vas a tenerme aquí para nada entonces...

Sehun lo oía, pero no le importaba, en esos instantes le era más apremiante saber cómo eran sus pestañas. ¿Las tendría pobladas? ¿Serían cortas o más bien largas? Se irguió y lentamente se acercó a su rostro, algo hipnotizado por sus propios pensamientos. Lo observó profundamente con un ceño fruncido de concentración mientras Luhan se echaba para atrás con patente nerviosismo.

-O-oye... ¿Qué estás...?

Suspiró. Eran largas y tupidas, si cerraba sus párpados seguramente harían sombra sobre sus mejillas. Terminado su análisis se volvió a su asiento con normalidad y sin ser muy consciente de lo que acababa de hacer en realidad. Luhan frunció el ceño y lo vio con recelo.

-¿Sucede algo?

Sí, descubrí que me gustas más de la cuenta.

-Nada importante.

-En ese caso vuelve a tus sentidos.- Chasqueó los dedos frente a su rostro con autoridad. -Los exámenes más importantes están cerca y aunque saques buenas notas ya es seguro que irás a recuperación en al menos cuatro materias, ponte serio si no quieres repetir el año.

-Mmm...- Volvió a echarse sobre la mesa de la biblioteca con frustración. El problema no era el estudio.

Luhan se puso de pie. -Bien, si no me harás caso...

Sehun se estiró y lo tomó del brazo con suavidad, ni siquiera necesitó aplicar fuerza para que Luhan se detuviera. Le sonrió como un niño travieso.

-Es broma, hyung, no me dejes.

El otro pareció aún más malhumorado, pero al final se volvió a sentar con un suspiro. Sehun tomó su lápiz y se dispuso a leer la ecuación a resolver en aquel bendito trabajo de matemática.

-No entiendo esto...- Señaló. Notó su rostro todavía molesto y se removió de forma linda. -¿Me explicas? Vamos, no seas malo con tu hoobae favorito de todo el universo.

Luhan lo vio deseando enojarse, en verdad, en serio quería sentirse así, pero simplemente no podía, no con este niño. Su sonrisa era endiabladamente compradora, hasta mejoraba su humor después de verla, ¿cómo rayos era posible? Era como si dos partes de sí mismo peleasen por antonomasia de sus emociones.

Al final terminó rindiéndose con una pequeña sonrisa y le revolvió los cabellos con fuerza cuando le quitó la hoja de las manos. -A ver... ¿Recuerdas la fórmula para determinar el punto medio de un segmento en el plano? En ese caso deberías... Poner...

Luhan dejó las palabras en el aire cuando quedó viendo con fijeza como Sehun se deshacía de su suéter después de largar algo parecido a "hace calor". Más allá de la camisa manga corta pegada a su cuerpo y de sus brazos bien formados saliendo de allí y terminando en unas manos largas y elegantes, una mancha negra sobre su hombro especialmente llamativa y sobresaliendo del borde de la tela capturó por completo su atención.

-¿Acaso es eso un tatuaje?

Sehun cubrió su hombro derecho por inercia. -Oh, Dios, no me digas que se ve.- Se lamentó y lo miró con temor. -Fue algo que hice sin pensar en realidad, estaba aburrido y... Por favor, no le digas a los directivos, me echarán si lo saben, no se permiten en el instituto... ¿Luhan hyung?

El otro tenía los ojos clavados en aquella porción de piel salpicada de negro en un dibujo tribal intrincado, simplemente no podía dejar de verlo y pensar... En cosas que no debería pensar en realidad, ¿qué demonios le pasaba? Sehun pasó una mano frente a su rostro y parpadeó.

-¿Les dirás?- Pareció infinitamente preocupado.

-Eh...- Su cerebro tardó un momento en reacomodarse. -No, no lo haré.

Suspiró aliviado. -Gracias.- Y volvió a darle esa sonrisa pícara tan suya.

Luhan se revolvió los cabellos en un intento por aterrizar sano y salvo en la Tierra ante la mirada curiosa del menor a su lado. Lo vio con rencor, si no fuera por él entonces todo sería como siempre y no tendría de qué preocuparse.

-Hyung,- Rompió el silencio Sehun. -¿Tienes novia o algo así?

Bien, al carajo sus nervios.

-¿Qué?- Chilló. -¿Una novia dices?- No entendía de dónde provenía semejante exaltación por una pregunta de lo más casual e inofensiva. -Hum... No, no hay nada como eso.- Respondió jugueteando con un bolígrafo cercano en un intento por distraerse. -¿Por qué preguntas?

Sehun se encogió, desviando la mirada con las mejillas ligeramente azoradas. -Es sólo que hyung gasta mucho tiempo dándome clases cuando podría hacer otras cosas... Como salir con alguien, por ejemplo.

¿Salir con gente o ayudar a Sehun con sus exámenes?... ¿Por qué la segunda opción le parecía miles de veces más atractiva sin dudas?

-No seas tonto.- Lo golpeó en la frente con un dedo. -Estoy aquí porque quiero.

Sehun hizo una mueca adorable con los labios. -Aun así...

-¿Aun así qué?- Despeinó sus cabellos. Sehun comenzó a reírse lo que le provocó deseos de volver a sonreír. -Me gusta ayudarte, Sehun... En realidad no está tan mal pasar el rato contigo.- Mencionó con desinterés.

El otro sintió una tonta emoción gobernar su corazón; se agachó para ladear el rostro y tratar de verlo a la cara.

-¿Eso quiere decir que te gusto un poquito?

Luhan chasqueó la lengua y empujó su cabeza contra las hojas de estudio. -No te des tantos aires, ponte a hacer el ejercicio si no quieres sufrir horriblemente.

Desde una mesa lejana los observaban sin poder evitarlo aún cuando era hora de estudio y se ganaran una posible reprimenda por parte del docente si no se dedicaban a lo que debían.

-Esos dos se llevan inesperadamente bien.

-Sehun está muy tranquilo...- Comentó Sei más para sí misma que otra cosa.

-¿Por qué no lo estaría?

-¿Mm?- Alzó las cejas. -Oh... Hum, por nada en especial.- Se encogió volviendo a su tarea para evitar que la cuestionasen.

-Los de tercero están aquí, pero no la división de Chong Yul.- Se lamentó Dan Bi con un puchero y echándose sobre la mesa. Vio a Minseok sentado a su lado y se irguió sonriente. -¿Y cómo van las cosas por allí? Nunca te pregunté si sucedió algo más en la fiesta.

Su amigo gruñó algo inentendible, estaba con la mirada fija en sus hojas aunque cuando escuchó la palabra fiesta desvió la misma hacia Jongdae más allá, buscando libros en el aparador. Habían pasado unos pocos días desde el incidente y todavía no había podido hablar correctamente con Lee Ohn, no ayudaba que ella lo evitara sin ningún disimulo. No la culpaba. Jongdae estaba como de costumbre, así que descartaba la posibilidad de que hubiera escuchado su desafortunada confesión. No tenía idea de todo lo que estaba pasando frente a sus narices.

Dan Bi percibió los pensamientos turbulentos de su amigo y reflexionó un momento sobre si decir o no lo que estaba en su mente.

-Minseok, creo que nunca te he agradecido correctamente.

Eso se ganó toda su atención. Él le arqueó una ceja a modo de pregunta y ella le sonrió con afabilidad.

-El Jongdae que vi en la fiesta del sábado muy pocas veces pude presenciarlo, ¿sabes lo que eso significa?

-No entiendo qué tiene que ver conmigo.

-¡Tiene todo que ver contigo! A él tampoco le agradan las fiestas, ¿sabes por qué asistió al final? Me dijo que si lo hacía entonces tú también irías, ¿ahora lo entiendes, Min?- Intentó verlo a los ojos. -En este último tiempo la mayoría de las acciones de Jongdae las has influenciado tú. Sé que es un poco extraño que te diga esto, pero he pasado casi toda mi vida a su lado y quiero agradecerte.

Minseok estaba siendo presa de una ligera conmoción. -¿P-por qué?- Sonrió con nerviosismo.

Dan Bi se encogió como si no estuviera diciendo nada del otro mundo. -Por provocar sus carcajadas, por hacerlo sonreír tanto... Nunca lo vi tan entusiasmado por lo que le rodea, antes no hubiera ni considerado ir a una fiesta.- Rio emocionada. -Siempre piensas en ti como alguien oscuro y con mala energía, pero después de ser testigo de lo que has logrado con mi amigo no puedo concebirte como otra cosa que un ser maravilloso.

Ay, no...

-Gracias, Min.

-C-creo que iré al baño ahora.- Mencionó entre risas nerviosas y con un ligero sonrojo en las mejillas.

Si no se iba entonces lloraría frente a ellas.

Las chicas se lo quedaron viendo mientras pedía permiso al profesor y salía de la biblioteca. Sei Ah vio hacia las estanterías para corroborar que Jongdae seguía lejos.

-Buena jugada.- Estiró una mano.

Dan Bi chocó palmas con ella. -Lo sé, espero que tenga más en claro lo que debería hacer... De igual manera no mentí en nada, hacía rato quería agradecérselo.- Dijo en voz baja, viendo con cariño a su mejor amigo más allá.

Sei Ah sonrió. -Minseok es genial.

Y mientras tanto este acababa de mojar su rostro con agua helada. Largó un profundo suspiro y se miró a los ojos a través del espejo, todavía no podía deshacerse de ese sonrojo que corrompía su rostro, diablos. Alzó ambas manos y se palmeó para volver en sí, no podía regresar a la biblioteca con todos los sentimientos alborotados como los tenía, Jongdae se daría cuenta de que algo pasaba y entonces tendría que volver a mentirle. Ya no quería hacerlo, suficientes problemas le había causado antes.

Cuando salió lo hizo después de un largo rato y contra su voluntad. ¿Debería rondar por ahí lo que restaba de hora? El período acabaría pronto...

-Adiós.

Su alma abandonó el cuerpo al escuchar aquella voz y al instante vio hacia la izquierda con el corazón en la boca.

-Adiós, nos vemos luego.

Ante la imagen de Lee Ohn saliendo de la sala de profesores todos sus sentidos le gritaron que corriera, fue su primer instinto, pero por alguna razón se quedó clavado justo donde estaba aún cuando era obvio que ella caminaría en su dirección. Quizás su cerebro le dictó la sentencia de que eso estaría mal y por eso no reaccionó de otra forma, tenía que arreglar las cosas con su amiga, no podía seguir así más tiempo.

Como si pasara en cámara lenta ella se giró y avanzó al menos dos pasos antes de alzar la mirada y verlo, en ese mismo instante la sonrisa cortés que mantenía pintada en los labios se desvaneció en el aire. No tardó ni un segundo en darse la vuelta y caminar lejos.

Minseok reaccionó para bien.

-¡Aguarda!- Le gritó, pero ella no le prestó atención y apuró el paso. Él hizo lo mismo y alcanzó a tomarla de un brazo. -¡Lee!

-¿Qué quieres?- Le espetó al zafarse, cuando se volteó para verlo tenía la mirada desorbitada y el rostro enrojecido, aunque lo que Minseok mejor discernió entremedio de todo fue su miedo.

Le tenía miedo, eso lo llenó de pena y culpa.

-Sólo...- Dejó caer su brazo con aflicción. -Sólo quiero arreglar las cosas.

-¿Arreglar? ¿Qué vas a arreglar, Minseok?- Su voz era temblorosa, parecía un animal acorralado encogida sobre sí misma de aquella manera. -¿Acaso te arrancarás el corazón para dejar de sentir?

Titubeó. -Y-yo... No puedo hacer eso.- Negó como un idiota.

-Ah, por supuesto que no puedes, nadie puede.- Guardaron un momento de silencio, momento en el cual Lee Ohn lo miró con una fijeza perturbadora. -Todo este tiempo... ¿Has estado burlándote de mí?

-¿Eh? ¡No!

-Dime, ¿te reías cada vez que hablaba sobre mis sentimientos como una estúpida?- Sus ojos se anegaron de lágrimas.

-¡Claro que no!- Minseok estaba a un paso de llorar junto a ella. -¡No fue así, nunca podría reírme de ti, Lee, yo...!

-¡Eres mi único amigo!- Le gritó ella con las mejillas húmedas, había cerrado los ojos con fuerza dejando correr varias gotas sin querer. -¡Eres el único que me toma en serio! ¡Todos piensan que soy una perra frívola y engreída, pero yo nunca supe para dónde demonios ir en la vida!

Ya no sabía qué decir ni qué hacer, era evidente que estaba herida por haberle ocultado algo de suma importancia y que no quería escuchar nada proveniente de su boca en esos momentos, no deseaba ni verlo, pero no podía dejarla, ¿cómo se atrevería? Tenía que insistir aunque fuera en vano, no quería afrontar sin pelear lo que se avecinaba.

No quería aceptar como si nada que estaba a un paso de perder a una amiga.

-Si tan sólo pudieras escucharme...

-¡No!- Volvió a vociferar, entonces lo encaró con una mirada retadora y firme, tanto así que le hizo dar un paso hacia atrás con cautela. -¡Tú ya no eres mi amigo!

Algo dolió en su pecho con tanta fuerza que le ardieron los ojos.

-¡Desde ahora eres mi rival!

Sonó la campana que anunciaba el cambio de hora, ella aprovechó la distracción para salir disparada en cualquier dirección, lo que más quería en esos momentos era huir para siempre y definitivamente. Minseok por su parte se quedó justo donde estaba, no se movió ni siquiera un centímetro. Todos los estudiantes pasaban cerca de él, por delante, a los costados, pero no podía reaccionar... ¿Qué acababa de pasar?

¿Rivales? ¿Eh?

-Pe-pero yo... Yo no...

No quería confesarse, no pensaba hacerlo. Lee Ohn no tendría que haberle hecho caso, tendría que haberlo olvidado. Sus sentimientos no eran tan importantes, él no merecía tanto, ¿qué pasaría si se confesaba de todos modos? Era imposible que Jongdae lo tomara en serio, no tenía sentido. Nada de todo eso tenía sentido. No tenían que ser rivales, no quería competir, no lo necesitaba, no pensaba hacer nada. Tenían que ser amigos, quería a su amiga, quería... Quería...

"...no puedo concebirte como otra cosa que un ser maravilloso".

-Ugh...- Cubrió su rostro lleno de lágrimas incontenibles.

¿De verdad no quería hacer nada con todo eso que sentía? ¿Cómo podía estar tan seguro?

¿Cuándo estuvo cien por ciento seguro de algo en su vida?

******

Gin había buscado al presidente durante largos minutos y había estado a punto de perder la paciencia cuando no lo encontró por ningún lado, mas lo había visualizado a último momento donde menos lo esperaba: el gimnasio de la escuela. Había buscado en todos los lugares lógicos, nunca se habría imaginado que estaría... ¿Qué estaba haciendo? Se acercó con sigilo por detrás para no distraerlo, no parecía tener intenciones de entrar y había una clase teniendo educación física, ¿querría hablar con el profesor? Luhan observaba a través de una pequeña abertura con muchísima concentración y le sorprendía no poder adivinar sus intenciones.

Él era alguien muy proactivo, siempre tenía que estar haciendo algo, lo que sea, ¿qué hacía perdiendo el tiempo así con todo lo que había para hacer?

-¿Qué estás haciendo, Luhan?

-¡Válgame!- Se giró exaltado y la vio con una mano sobre el pecho. -¡Gin, Dios!- Echó otro rápido vistazo al gimnasio detrás y cerró la puerta.

Pero ella no pensaba pasarlo por alto. -¿Qué hay allí?- Lo quitó del camino y abrió sin ningún disimulo.

-¡No, ay...!

Pudo observar a los chicos que practicaban un poco de fútbol, llevaban el uniforme de educación física color azul así que dedujo que serían de segundo. Arqueó una ceja porque le pareció todo de lo más normal, al menos hasta que discernió a Oh Sehun más allá, sólo entonces todo tuvo sentido en su mente de alguna manera. No sabía nada, era la realidad, pero se hacía una idea bastante clara. Después de tanto tiempo junto a él conocía bien sus acciones, Luhan no sabía ser disimulado.

Giró a verlo sin una palabra y él hundió su rostro sonrojado entre las manos.

-Soy un acosador terrible...

-Bueno, al menos lo admites.

Se descubrió un poco para verla, completamente abochornado. -¿Estoy siendo demasiado?

Ella se encogió. -Supongo que eres lindo en cierto punto.

-Sigues siendo más pequeña, compórtate.- La despeinó con fuerza.

Gin se rio y acomodó sus anteojos. -Eres lindo, oppa. ¿Eso está mejor?- Dijo burlesca. Se cruzó de brazos y lo vio inquisitiva. -Entonces, ¿piensas verlo desde lejos y fingir que te cae mal por mucho más tiempo o harás algo?

Luhan hizo una mueca, sentía el impulso de hacerse el tonto y fingir que no sabía de lo que Gin hablaba, pero era demasiado serio como para mentirse a sí mismo, no estaba en su naturaleza dar tantas vueltas, sin embargo las cosas eran algo extrañas.

-No lo sé.- Refregó sus cabellos. -Yo sólo soy un hyung para él, no voy a aprovecharme de eso... De todas formas no es como si fuera algo demasiado grande, no nos pongamos serios.- Restó importancia con un ademán de su mano y una pequeña risa.

-Mmm...- Gin se lo quedó viendo. -¿Estabas aquí por algo?

-Oh, sí, quería preguntarle si podía venir después de clase a dar una mano, la semana que viene ya se abrirá el auditorio para el show, así que hay que apurarnos.

-Ya veo.- Asintió la vicepresidenta con aires analíticos.

Luhan comenzó a sentirse receloso porque esa era la mirada que Gin ponía cuando estaba considerando algo seriamente, sus aires formales y sumamente respetuosos sólo eran la corteza de una chiquilla con la inteligencia de un demonio y la astucia del mejor. Honestamente no hubiera deseado tener a otra vicepresidenta a su lado... Aunque le diera miedo a veces.

De la nada le sonrió. -Será mejor que le transmitas el mensaje entonces.

Abrió la puerta en un parpadeo y lo empujó dentro antes de que pudiera reaccionar, luego del sonoro portazo que dio Luhan se vio rodeado de miradas curiosas portadas por los estudiantes que no entendían qué hacía el presidente del consejo en la clase de educación física. Quiso darse la vuelta, abrir la puerta y gritarle a Gin de todo menos linda, pero en su lugar carraspeó y arregló su chaleco, pretendiendo ignorar el sonrojo en sus mejillas.

La mataría luego, ahora debía mantener la compostura.

-¿Hyung?

Ahogó algo muy parecido a un gemido lastimero cuando Sehun se acercó corriendo con el pantalón arremangado y empapado de sudor, aunque ni de lejos era desagradable... Al menos no para su mente loca. Le sonrió como un sol y sus ojos se achicaron de forma traviesa, parecía sinceramente feliz y eso le agitó el corazón. Se sentía un idiota viéndolo, era tan adorable y bonito.

-¿Qué haces aquí?- Le cuestionó ladeando su rostro.

-Ah...- Entrecerró los ojos, intentando acomodar sus ideas. -¿Tienes un momento?

El profesor sonó su silbato más allá, Sehun lo miró.

-Creo que no, ¿me esperas? La clase terminará dentro de poco.

-Yo...- Apretó las manos en puños y sonrió. -Claro, te espero.

Suspiró profundo, ignorando a consciencia todo lo que tenía para hacer; ¿por qué había aceptado quedarse en todo caso? Hasta podrían regañarlo y sin embargo cuando Sehun volvió a sonreírle enorme sintió que eso era lo de menos, ni siquiera importaba.

Se estaba convirtiendo en un estúpido.

Se sentó en la parte alta de las gradas y observó todo desde allí arriba, en realidad su mirada estaba puesta sobre una sola persona. Jugaron por unos quince minutos más hasta que el profesor dio por terminada la clase, los muchachos se reunieron alrededor de este para escuchar lo que sea que tenía que comunicarles y luego se dispersaron, algunos hacia las duchas y vestuarios y otros fuera del salón. Sehun subió jadeante hasta donde se encontraba para desparramarse a su lado con desfachatez, todavía mantenía esa sonrisa de complacencia y comenzaba a cuestionar su causa... ¿Sería por...? Nah, demasiado iluso de su parte.

-¿Qué querías, hyung? ¿Pasó algo?- Preguntó apoyado sobre sus codos perezosamente.

-Nada.- Le contestó fregando su cuello, por alguna razón no podía verlo directamente. -¿Puedes quedarte hoy después de clases? Necesitamos algunas manos extra.

Asintió. -Claro.- Se quedaron en silencio puesto que no dijo nada más y Sehun alzó una ceja con intriga. -¿Algo más?

-No y gracias.

Más silencio. Sehun frunció el ceño y se irguió para verlo a la cara.

-¿Está todo bien?

La puerta resonó en un eco con el último que se fue mientras ellos se sostenían la mirada.

Luhan se encogió de hombros. -No me hagas caso.

-Hm...- Hizo una pequeña mueca. -Reprobé los dos exámenes pasados.

-¿¡Qué!?- Chilló el otro volviendo a su actitud de siempre. -¿Acaso quieres que te mate, mocoso? ¿Cómo te atreves a hacerme perder el tiempo de una manera tan descarada?

Intentó asestarle un par de golpes sin mucha fuerza, pero Sehun los esquivó todos entre risas contagiosas y al final le apresó ambas muñecas, imposibilitándolo por completo. Luhan forcejeó con ganas y se sorprendió de la fuerza que tenía su dongsaeng, si hubiera ido en serio podría haberle sacado gran ventaja, pero ya era tarde. De la nada Sehun se le acercó mucho y al no poder cubrirse ni moverse se sintió totalmente expuesto, como si pudiera leer su interior con tan sólo un vistazo. Quizás por eso se quedó estático cuando lo vio a los ojos, quizás quería una salida fácil a lo que le pasaba y por eso no desvió la mirada.

-Era mentira.- Le dijo. -Me fue bien en todos, gracias a ti.

Luhan abrió grande los ojos y chasqueó la lengua, deshaciendo su agarre. Palmeó sus mejillas en un intento por disimular su sonrojo.

-No bromees conmigo, eres un tonto.

-Te habías preocupado bastante ¿eh? ¿Tanto te importo?- Le preguntó con picardía, le murmuró algo en respuesta que no llegó a entender y se le acercó un poco más. -Anda, no lo niegues más y di que te gusto.

-Ya te dije que no bromees.

-Pero...- No lo hacía.

-Quizás... Quizás lo hagas.- Lo vio de reojo. -Quizás me gustes... Sólo un poquito.

Sehun sintió que su corazón se detuvo por un momento. Eso era... ¿Debía tomarlo de esa manera? ¿En qué sentido había dicho tal cosa? Demonios, estaba entrando en un pequeño estado de conmoción, nunca pensó que le contestaría, al menos no de esa manera.

¿Le gustaba en serio?

-Oh, por...- Cubrió su rostro con ambas manos.

Luhan estaba muy avergonzado, tanto que le costó volver a verlo con normalidad, pero ante sus murmullos no pudo evitar hacerlo. Sehun también lo hizo por entre sus dedos, parecía igual de abochornado, ¿tendría que haberse quedado callado? Quizás cometió un error con esa semiconfesión.

-Hyung...

Oyó su voz grave y los vellos se le erizaron.

-¿Me dejarías darte un beso?

A Luhan se le resbaló de las manos el cuaderno que llevaba siempre consigo, ese que mantenía todo le que debía hacer. Se puso de pie repentinamente, Sehun lo vio con temor, notó una mirada extraña en él que no logró descifrar en el momento, su rostro estaba encendido y mantenía las manos empuñadas a los lados del cuerpo. Sin una palabra bajó las gradas tan tenso como una vara y en un parpadeo desapareció. Así sin más, huyó.

Sehun se quedó un buen rato en la misma posición, intentando recapitular todo lo que había pasado y lo que había hecho, cuando llegó a la conclusión de que muy probablemente había cometido un error quiso desaparecer de la faz de la Tierra.

-Qué tonto eres, Oh Sehun.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top