XXV

Dan Bi, Sei y Sehun se encontraron por casualidad de camino a la casa de Minseok. Él los había llamado impulsivamente por separado sin considerar la opción de que vinieran juntos, les tomó por sorpresa abordar justo el mismo subte compartiendo la misma agitación. Al parecer un amigo importante estaba teniendo alguna especie de crisis y no sabían la razón de semejante llamado inesperado. Cuando dieron vuelta la esquina lograron verlo parado sobre la acera de su casa con un aura increíblemente inquietante rodeándolo, corrieron hacia él y cuando los vio les regaló un rostro tan desesperado que les hizo frenarse en seco con cautela.

-¿Minseok?

Caminó hacia ellos con el mismo frenetismo y ni siquiera permitió que le preguntaran qué es lo que pasaba, simplemente lo escupió de una buena vez por todas y se deshizo de días y días llenos de estrés por mantener un silencio estúpido creyendo que todo cambiaría.

En ese punto ya no había vuelta atrás.

-Me gusta Jongdae.

Los otros tres se quedaron muy quietos. No dijeron nada, Minseok no dijo nada, nadie dijo nada.

-¿Qué Jongdae?- Preguntó Sehun después de un momento.

Sei le asestó un puñetazo en el brazo. Dan Bi parpadeó saliendo un poco de su estupor y miró a Minseok con una pequeña sonrisa.

-Vaya...- Dijo. -Al final ha terminado pasando.

-Ya me lo veía venir.- Se encogió Sei con indiferencia.

-¡Felicitaciones, Minseok!- Sehun le palmeó un hombro con energía. -¡El amor joven es el que más se disfruta!

-Ya te he dicho que dejes de hablar como un viejo.

El otro los miró horrorizado. -¿De qué rayos están hablando? ¡Es Jongdae! ¡El mismo Kim Jongdae estúpido que disfruta de hacerme rabiar y es molesto hasta el cansancio!

Ahora se vieron entre ellos con un poco de diversión.

-¿Y?- Le alzó una ceja Dan Bi. -¿No es el mismo al que has llegado a considerar tu mejor amigo?

-¡Y eso!- Siguió intentando hacerles entender. -¡Es mi amigo! No tiene sentido.

-Las cosas cambian todo el rato. Yo todavía tengo la esperanza de caerle bien a Sei algún día.- Postuló Sehun. -¿O no, Sei?

Ella gruñó algo inentendible aunque no le prestó demasiada atención. Minseok estaba comenzando a gemir de agonía, ¿por qué estaban siendo así? ¡Deberían decirle que estaba loco, que lo dejara y pretendiera que nada pasó! No los entendía.

-¿Por eso has estado tan raro últimamente?

-No me digas.- Sei Ah cubrió su boca con una mano. -¿Todo este tiempo te has negado sólo porque se trata de Jongdae?

-No sé qué he estado haciendo, la verdad.- Negó con frustración. -Creo que me he vuelto loco.

-No estás loco, sólo enamorado.- Sonrió Sehun con travesura.

Minseok lloriqueó sin esperanzas y cubrió su rostro con ambas manos cuando echó la cabeza hacia atrás.

-¿Por qué es tan normal para ustedes? Ni siquiera parecen sorprendidos.

-De todos nosotros eran los más propensos a terminar así.

-Es verdad.- Dan Bi mantenía una tonta sonrisilla pegada en su rostro. -Ustedes se entienden como nadie más.

-Es porque son un par de raros, es como que hablan el mismo idioma. A veces ni sé lo que están diciendo.- Dijo Sehun con el ceño fruncido.

-Mira quién habla.

Después de escucharlos Minseok se dio cuenta de que estaba bajando la guardia. Lo entendió cuando sus sentimientos de horror y desdicha estaban siendo sustituidos por una sana confusión y valentía. Eso lo atemorizó como la mierda porque, rayos, ¿de qué sería capaz si no se controlaba? Su cobardía siempre lo había salvado y resguardado, bajo todo tipo de escusas lograba sortear muchísimas situaciones indeseables, pero si se ponía a pensar mejor las veces que había dejado de lado esa actitud había conseguido cosas invaluables como amigos, confidentes y gran confianza no sólo en sí mismo, también en otras personas, algo casi igual de importante.

Sus pensamientos no sólo se estaban aquietando, estaban siendo redirigidos hacia otras posibilidades. Lo que no supo muy bien fue si echarles la culpa a sus amigos por meterle ideas en la cabeza o si había recurrido a ellos para escuchar lo que de verdad quería escuchar y él mismo no podía decirse.

-¿Y bien? ¿Vas a confesarte ahora?

Eso lo devolvió al planeta Tierra.

-No, absolutamente no, ¿están locos? No.

A pesar de su rotunda negativa los tres se lo quedaron viendo con pícaras sonrisas que no llegó a entender del todo, ¿por qué no lo tomaban en serio? Estaba totalmente decidido con todo eso... O al menos eso creía.

-Dije que no.- Insistió con ganas de largarse a llorar como un niñito en medio de una pataleta.

-Está bien.- Se encogió Dan Bi. -Pero no podrás controlar todo lo que vendrá dentro de poco.

Se tensó ante el vaticinio. -¿Cómo?

-Me refiero a que este tipo de sentimientos son caprichosos y no te responderán aunque quieras. Llegará el día en que crecerán tanto que te rebalsarán y ahí tendrás que hablar sí o sí, de otro modo terminarás explotando.

-¿Eso es malo?- Cuestionó aún reticente.

Dan Bi le sonrió con un poco de lástima, lo entendía en cierto punto, ella también había callado su amor por muchísimo tiempo y le había dolido a pesar de tener un afortunado final feliz. Lo que más deseaba era que Minseok no pasara por lo mismo.

-El problema es que si explotas no largarás sólo lo que quieres, será una avalancha de todo lo que guardaste.- Suspiró con aflicción. -No te lo recomiendo para nada.

-Mierda, creo que lo entiendo.- Se mordisqueó las uñas con ansiedad.

Y de verdad lo hacía, lo que Dan Bi decía tenía todo el sentido del mundo, pero no podía. Simplemente no. La idea de estar allí frente a Jongdae, diciéndole cosas como "me gustas" le ponía los pelos de punta y hasta le causaba gracia, seguía sin entender cómo es que había terminado viendo a su mejor amigo de esa manera, pero ahí estaba, pensando cómo carajo solucionar todo lo que estaba arruinando (y arruinaría).

-No puedo hacerlo ahora.- Negó desde su desasosiego.

-Lo sabemos, Min.- Dan Bi posó una mano sobre su hombro a modo de reconforte. -Y nadie te va a obligar, es sólo un consejo. Ya verás tú lo que decides hacer.

Esperaba que aquello desapareciera con el tiempo y si así no pasaba, entonces esperaba que las cosas no terminaran en ninguna parte.

******

Después de salir del gabinete psicológico de la escuela, Lee Ohn debía admitir sentirse un tanto más tranquila acerca de todo.

Su vida había cambiado por completo después de todo el incidente con las chicas. Ahora sus días los pasaba sola rondando de aquí para allá, por fortuna lo único a lo que debía sobrevivir eran los descansos y el almuerzo, de resto podía enfocarse de lleno en las clases y no prestarle demasiada atención a su miserable soledad. Agradecía no estar siendo hostigada por los que habían sido sus amigos, suponía que era debido a que los chicos más problemáticos y que incitaban ese tipo de actos habían sido expulsados tiempo atrás cuando habían querido matar a golpes a Jongdae y Minseok, sea como sea andaba con ojos en la espalda, no se podía confiar en nadie allí.

Se dirigía al patio trasero deshabitado, ese que usaba para tener charlas profundas con Minseok, su único amigo y fuente de confianza, ahí podía estar segura de que nadie la molestaría si se daba la ocasión. El problema fue que de camino dio de lleno con Jongdae, alguien con quien había comenzado a tener sentimientos encontrados: deseaba verlo, pero a la vez no. Sabía que si se lo encontraba decididamente tenía que hablar de cosas que siempre habían quedado pendientes entre ellos.

Eso le daba miedo.

-Jongdae.- Lo frenó a pesar de todo, él parecía estar buscando algo, por esa misma razón no la vio.

-Lee, ¿qué hay?- Saludó viendo todo su alrededor con una ansiedad casi contagiosa. -¿Has visto a Minseok?

Ella parpadeó tomada por sorpresa. -Ah... Pues no, ¿sucedió algo malo?

Jongdae fregó su nuca, parecía inquieto. -No, nada, no te preocupes.

Hubo un momento de silencio en el cual Lee Ohn se removió hacia todos lados en el lugar, pensando si ese momento sería el mejor para sacarse de adentro todo lo que debía.

-Yo...

-Tengo que seguir buscando, necesito verlo.- Murmuró él ensimismado, la miró directamente, pero en sus ojos no parecía haber espacio para nadie más por el momento. -¿Me dices si lo encuentras? Hay algunas cosas de las que debemos hablar.

Se lo quedó viendo un buen rato antes de sellar sus labios una vez más.

-Claro.- Sonrió con una extraña incomodidad en el pecho.

Él la sorteó sin más y ella frunció el ceño, no podía quitarse un sentimiento inexplicable de alerta que le surgió de la mismísima nada. Considerando que su vida estaba repleta de problemas en esos momentos, le restó importancia y continuó su camino.

Mientras tanto Jongdae estaba bastante ansioso por hallar a Minseok. Lo había cruzado al comienzo de la jornada, pero las clases los habían mantenido tanto ocupados como alejados así que no había tenido oportunidad de hablarle. No negaría que al comienzo había estado furioso por haber sido echado sin ningún miramiento ni explicación, pero luego había decidido confiar en Minseok y creer que había tenido sus razones. Era lo que más deseaba a decir verdad, no sabría qué hacer si el que consideraba su mejor amigo lo había rechazado sin ningún buen pretexto; no le importaba lo que tuviera que decir siempre y cuando hubiera un motivo factible detrás sus acciones tan extrañas últimamente, quería oír algo sobre lo cual pudiera trabajar para mejorar.

Si se trataba de Minseok, cambiaría lo que fuera por mantener su amistad.

Lo encontró en el pasillo exterior que llevaba al patio trasero del instituto, había intuido que se encontraría allí, amaba ese lugar por alguna razón. Cuando Minseok lo vio pareció consternado y se apuró ante el temor de que saliera huyendo una vez más, no tenía idea de lo que había pasado, pero aquello se había tornado costumbre y honestamente lo detestaba. ¿Dónde había quedado el Minseok que adoraba pasar el rato junto a él? ¿Que lo buscaba disimuladamente para charlar sobre alguna serie nueva de ciencia ficción o sobre videojuegos poco conocidos, pero que ellos sabían de memoria igualmente?

También adoraba todo aquello, por esa razón se lamentaba.

-Minseok.- Lo llamó de forma torpe, al final no había escapado, mas no sabía cómo encarar todo lo que quería decir y nombrarlo le pareció una buena excusa. -Yo, ah...- Fregó sus cabellos con frustración.

¿Por qué le era tan difícil largar lo que tenía dentro?

-¡Deja eso!- Exclamó de repente, enfundado en una protectora capa de enojo. -Ya no quiero estar mal contigo, así que desembucha todo ahora.

Minseok lucía extrañamente calmo y parpadeó un par de veces. -¿Que desembuche dices...?

-Así es.- Se cruzó de brazos con altanería. -Algo tuve que haber hecho para que me detestes al punto de echarme de tu cuarto a patadas.

El otro ahora pareció incómodo. -Siento mucho haber hecho algo tan tonto.

Jongdae frunció ligeramente el ceño, flaqueando un tanto. -¿Hablarás conmigo entonces?- Su voz fue muchísimo más suave, en serio no era su intención ser brusco, pero era la única manera que conocía de decir lo que quería.

Minseok lo miró directamente a la cara por primera vez en todo el rato. Observó sus facciones, su expresión contrariada. Supo reconocer en toda su fisionomía la inquietud, el desconcierto, la ansiedad que le provocaban las ganas de que todo volviera a ser como antes. Algo que evidentemente no sabía era que él también deseaba que todo fuera tan fácil como hacía meses atrás, pero en ese punto era imposible.

El fin de semana le había dado tiempo para calmarse. Sumido completamente en medio de desesperación y confusión, supo darse cuenta de que estaba en aquel estado por mérito propio, había aprendido hacía tiempo que todo era cuestión de perspectiva; en esos momentos las cosas que le pasaban le parecían una mierda porque estaba empeñado en pensar que eso eran, pero al final del día enamorarse de su mejor no era lo peor que podía pasarle.

O eso quería creer...

Su mente se había aquietado bastante después de convertir en palabras sus sentimientos. Dio un primer paso con Lee Ohn y terminó de aceptarlo todo con sus amigos. Al dejar de lado ciertas preocupaciones podía ver con más nitidez lo que estaba frente a sus narices, sus problemas ya no le obstruían la visión, así que lograba notar la inquietud de Jongdae. Era un hecho que le importaba, lo discernía en su mirar a pesar de esa mala actuación de chiquillo ofendido, y entonces llegó a entender que no tendría que haber sido tan malo con él más allá de toda la locura que estaba aconteciendo. Había sido tan ambivalente que había terminado sembrando semillas de contrariedad y angustia, se lamentaba a pesar de no haberlo podido evitar. Como había descripto desde un inicio, los sentimientos por él lo habían golpeado tan fuerte como un camión de carga a máxima velocidad.

No había sabido qué hacer.

-Perdóname, por favor.- Se le acercó con más confianza y más decidido, no podía cambiar lo que sentía, pero al menos podría intentar manejarlo por el momento. -He estado demasiado raro, lo sé y lo admito, pero te prometo que todo estará mejor a partir de ahora.

Jongdae también se adelantó un paso más cerca, a esas instancias había dejado completamente de lado su fortaleza de hostilidad. Estaban a tan sólo un respiro el uno del otro, pero ninguno lo notó verdaderamente, no cuando estaban mucho más preocupados por recomponer las cosas. Tuvo el atino de estirar la mano un poco, lo que bastaba para coger la suya, pero se retuvo a último momento por alguna razón.

-Pero ¿qué te pasó?- Cuestionó con un ceño fruncido de pena. -¿Acaso fue mi culpa? Sé que no soy Miss Simpatía, pero...

-No, no.- Se apresuró a negar Minseok. -Tú no eres el problema, Jongdae, de verdad, sólo soy...- Suspiró y lo vio a los ojos un momento. -¿Me crees?

Él se lo quedó viendo de igual manera, perdido un rato en sus propios pensamientos. Frunció el ceño y chasqueó la lengua después de algunos segundos.

-Necesito saber.

Minseok se alejó un par de pasos saltando hacia atrás. Le sonrió de forma juguetona, hacía muchísimo tiempo que no sonreía, menos hacia él. Tomó una gran respiración y luego largó el aire lentamente, como si estuviera vaciándose de todo lo que le hacía mal. Le gustaba Jongdae, le gustaba su mejor amigo. No era algo imposible, él era increíble, un poco difícil de llevar, pero una vez que se lo conocía era inevitable no notar su precioso corazón y sus gestos de adoración hacia aquellos que quería, era un buen chico, era divertido, era inteligente... Era Jongdae, simplemente eso. Dan Bi le había dicho que dentro de un tiempo le sería imposible controlar todo lo que le estaba pasando y después de analizarlo creía que, a fin de cuentas, no había podido controlarlo desde el inicio.

No tenía idea de lo que sucedería, pero al aceptarlo al menos estaría más tranquilo y lograría no explotar.

-Es un secreto.- Le contestó dándole la espalda.

Jongdae frunció los labios en un gesto malhumorado. Se aproximó a él y ladeó un poco el cuerpo para poder verlo mejor

-Vamos, dime, no te hagas el interesante.

Minseok lo observó de reojo un momento. -Nop.

-¡Ah!- Gruñó. -Eres un tonto insoportable, olvídalo, me importa un carajo.- Se volteó ofendido.

Para él era como un niño pequeño adorable, así que no pudo hacer más que sonreír con cariño.

-Bueno...- Observó el cielo celeste. -Te enterarás consecuentemente, así que puedes esperar un poco más.

Lo oyó murmurar algo más, pero no le prestó atención, prefería regocijarse en la idea de que por el momento las cosas entre ellos eran mucho más amigables.

******

-¿Una fiesta? Ni loco.

Minseok había cambiado muchísimo en el último tiempo. Le gustaba pasar el rato con gente, ahora podía hacerlo, le gustaba oírlos hablar y participar con opiniones. También soportaba cuando lo tocaban, nunca había sido muy adepto, pero mentiría si dijera que odiaba los abrazos de Dan Bi o los brazos de Sehun rodeando sus hombros. Gestos de ese tipo lo envolvían de una cierta calidez que necesitaba para continuar con su vida normalmente, así de importantes se habían vuelto. No le molestaba compartir sus cosas, tampoco hacer favores, nada de eso era un obstáculo, pero por más cambios que hubiera nunca, nunca, nunca asistiría a una fiesta.

Ya lo había dicho, ni loco.

-Vamos, Min.- Le había protestado Dan Bi de forma adorable. -No seas malo, no será una fiesta si tú no estás allí.

A esas instancias no era tonto, sabía acerca de los trucos compradores de Yoo Dan Bi; siendo honestos la chica podía tener a quien quisiera sobre la palma de su mano con tan sólo un par de palabras lindas y un aleteo de sus pestañas largas y pobladas, pero no. No caería, no esta vez.

-No quiero.- Se cruzó de brazos con hosquedad. -No quiero pasar el rato pegado a gente que no conozco, aguantando charla superficial y música molesta al máximo volumen, no.

-¿De quién estamos hablando por cierto?- Cuestionó Sei Ah.

-De una muchacha de segundo C. Hicimos grupo en biología y descubrí que es súper genial.- Comentó Dan Bi con entusiasmo. -Sus padres dejarán el país por una semana y planeó una fiesta en su casa. Yo sólo pensé que sería divertido pasar el rato así con ustedes...- Agachó su rostro con unos ojos tristes y se ganó la pena de todos.

Minseok gruñó, cayendo un poco en sus redes... Sólo un poco.

-¡Conozco a esa chica!- Se adelantó Sehun. -Vamos en la misma clase, es agradable, también me ha invitado a mí. Yo digo que hay que ir.

-Ugh...- Siguió quejándose. -En serio detesto ese tipo de ambientes, no me obligarán, lo siento, y si me disculpan hay una serie nueva que me espera en casa desnuda y sobre la cama.

Lo observaron irse con expresiones indecisas, Sehun codeó a Dan Bi disimuladamente y le hizo un gesto que sólo ellos entendieron incluida Sei Ah.

-¡Ah!- Dio un paso hacia delante. -¡Jong también irá!

Minseok se frenó a mitad de camino y volteó lentamente para ver a Jongdae más allá, completamente indiferente a lo que discutían.

-¿En-en serio irás?

Este pareció salir de su nube y parpadeó en su dirección. -¿Eh?

-¿Irás a esa fiesta? No pensé que te gustaran esas cosas.

Jongdae se encogió inexpresivo. -A veces es divertido actuar como un adolescente promedio de mi edad.

Dan Bi puso los ojos en blanco a su lado. -No eres muy diferente a él.- Murmuró.

Minseok mordió su labio inferior con una expresión indecisa y las mejillas ligeramente sonrojadas, fueron testigos de su complejo proceso mental.

-Bien, iré.

-¡Sí!- Festejaron.

-Pero sólo un rato.- Advirtió.

-Lo que digas, Min.- Le palmearon un hombro con enormes sonrisas. -Pero ya no puedes retractarte.

Él gimió de forma lastimera, en verdad odiaba ese tipo de cosas, pero seguramente se llevara a cabo durante el fin de semana y... Entonces podría ver a Jongdae fuera de clases por primera vez, significaba que podría verlo con ropa casual, por la noche y en un ambiente totalmente distinto al acostumbrado, ¿cuál sería su expresión al bailar? ¿Le gustaría bailar? ¿Qué música preferiría? ¿Tomaría hasta emborracharse o no toleraría la bebida?

Rayos, quería verlo todo.

Los otros tres llenaban sus retinas con la imagen de un Minseok hundido en sus propios pensamientos, removiéndose en el lugar con timidez y muy sonrojado. Sus expresiones mientras tanto eran de ternura, justo como si estuvieran viendo a un cachorrito.

-Es tan evidente.- Susurró Sei Ah.

-Lo sé, me dan ganas de apretujarlo.

-Sehun.

Se giraron ante la voz nueva para notarlo a Luhan inesperadamente.

-Ven conmigo un momento.- Pidió con un movimiento de su cabeza.

Sonaba algo rígido aunque cuando miró a Minseok lo hizo con una sonrisa más amable, le preguntó cómo se encontraba y el otro le respondió agotado que bien a pesar de todo, Luhan se alegró por ello y volvió a darle una mirada a Sehun antes de darse la vuelta y caminar lejos. Este último lo siguió en silencio y algo receloso, estaba cabizbajo aunque lo miraba de reojo. Luhan estaba serio, así que no sabía qué esperar... Quizás estuviera molesto, ¿había hecho algo malo? Le daba miedo, su rostro siempre era muy honesto, no quería estar mal con él, eso le daría problemas. Se apartaron un poco de toda la multitud que salía fuera del establecimiento, el otro se giró repentinamente y él se frenó; Luhan vio hacia atrás sobre sus hombros a modo de prevención y luego le sonrió con suavidad.

-¿Cómo has estado? Hace tiempo no nos vemos.

Sehun se sintió instantáneamente animado de que al final no pasara nada malo. Si fuera un cachorro estaría moviendo su cola de lado a lado con efusividad.

-¡Bien!- Contestó con entusiasmo.

Le sonrió con más simpatía. -Tengo buenas noticias para ti, pequeño.

Ladeó su rostro. -¿Qué es?

-Los directivos han decidido darte una última oportunidad.- Vio su cara llena de alegría y lo frenó antes de que dijera algo precipitado. -Te estarán vigilando, así que será mejor no dar ni un paso en falso ni siquiera por equivocación. También tendrás que subir las notas de todas las materias, debes tener un buen promedio al acabar el año, ¿oíste?

-Eso será pan comido porque hyung estará ahí para ayudarme, ¿verdad?

La enorme sonrisa que le regaló hizo que Luhan mordiera su labio en el intento por contener una propia casi incontenible. Extendió una mano y revolvió sus cabellos con fuerza.

-No te confíes, niño.- Por debajo de su cabello negro despeinado le largó un "je, je" que fue igual de adorable. -Han expulsado a Jae Yong y a gran parte de los estudiantes más problemáticos, tengo entendido que hablaron con la policía por reformatorios o algo así.

Sehun ahora hizo una mueca. -Él me da pena.

Luhan frunció el ceño. -¿Por qué? Es un malnacido.

-Bueno...- Rascó su nuca. -No creo que una persona sin ningún tipo de problema actúe de esa manera.- Se encogió de forma contagiosa. -En fin, espero que encuentre a alguien dispuesto a ayudarle.

Luhan frunció los labios y suspiró largo y profundo, negó un tanto mientras lo veía a los ojos.

-Y sigues dándome lecciones... Me fastidias.- Le dio la espalda.

-¡Eh!- Se exaltó el otro. -¿Y eso por qué? Oye, hyung, mírame, no seas malo. Hyung...- Lo buscó intentado verlo, pero Luhan se giró para evitarlo.

-Porque me haces sentir avergonzado.

Sehun parpadeó con sorpresa y luego volvió a sonreírle con aquella picardía tan característica.

-¿Cuándo empezamos con las clases extra?

Lo vio de soslayo. -Cuando prefieras.

-¡Mañana mismo entonces!

-Luces entusiasmado.

Se encogió y llevó ambas manos a su nuca. -Quiero ver a hyung dándome lecciones.

-No seré nada suave, deberías saberlo. Espero que no me hagas perder el tiempo.- Comenzó a caminar hacia adentro otra vez.

Sehun lo siguió como un imán al metal. -Soy medio lento, tendrás que tenerme paciencia.

Luhan le largó un par más de comentarios rudos, pero los hizo todos con una sonrisa en la cara de la que no se dio cuenta. Sabía que Sehun sería lento, pero sin dudas tendría toda la paciencia del mundo.

¡Muy feliz comienzo de 2018 para todxs! Espero que logren cumplir lo que se propongan y que brillen más que nunca. Desde mi lugar les desearé todo el éxito que se merecen.

¡Morgan lxs ama! ❤.

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