XXIX

¿Podría ser así de fuerte?

A partir de lo que pasó con Lee Ohn en la mente de Minseok todo se reducía a eso. Se encontró ideando posibles escenarios para él, imaginando esto y aquello, intentando ser positivo de alguna u otra forma y dejando ganar a su pesimismo al final del día. No importa cuánto se esforzara en creer que las cosas saldrían bien si se confesaba, simplemente no podía. En su lugar la escena en la cual Jongdae parecía horrorizado era más lógica, o aquella en la que lo miraba con desconcierto... Rayos, hasta podía leer el "¿qué demonios estás diciendo?" en sus ojos. Teniendo en cuenta que el asunto no parecía propicio se preguntaba si podía ser tan increíble como Lee Ohn. Ella parecía bastante bien últimamente, un tanto perdida, pero mucho más calma sin dudas. ¿Podría igualar su fortaleza? ¿Podría sobrevivir a algo tan complicado como un rechazo?

Era irónico, había vivido a base de rechazos toda su vida sin inmutarse y ahora sólo le importaba el de una persona... Aunque no se tratara de una persona cualquiera. Y sí, sabía que estaba considerando la posibilidad de decir sus sentimientos cuando antes se había negado rotundamente, pero cada día su sentir había crecido un poquito más. Creía que ya no le cabía dentro, quizás si lo decía en voz alta se volvería más ligero, justo como su amiga.

Pero, ¿cómo lo haría? ¿Qué le diría? ¿En qué momento debería? Sentía demasiado bochorno, estaba subestimándose. En esos momentos básicamente corría en círculos en el lugar como un idiota... Porque Jongdae lo había vuelto un auténtico idiota y como corría peligro siendo un idiota frente a él (ya que siempre lograba averiguar que algo le pasaba de alguna manera), le había pedido a Luhan las llaves del auditorio para meterse allí dentro y perderse del mundo aunque sea por un minuto, era genial ser amigo del presidente del consejo estudiantil.

Aunque la tranquilidad no le duró demasiado cuando la puerta se abrió en mitad del silencio roto sólo por las teclas aleatorias de un piano; no necesitó mirar para saber de quién se trataba, la única persona que siempre lo buscaría sería una y sólo una. Ninguno de sus amigos lo había molestado jamás; exceptuándolo, los demás siempre lo dejaban en paz con su soledad.

Pero Jongdae parecía no querer darse por vencido con él... Era gracioso, ¿debería sentirse emocionado u odiarlo?

-¿Por qué estás solo?

Porque no sé qué hacer contigo.

Se encogió todavía enfocado en la melodía torpe que intentaba imitar. -No lo sé... Es lo que quería.

-Parece ser que es lo que siempre quieres.

No iba a discutir, no tenía deseos ni tampoco sentía el impulso de contestar algo chocante, así que volvió a quedarse callado por el momento. Jongdae lo observó en silencio de brazos cruzados y luego subió al escenario lentamente para pararse a su lado y verlo de cerca.

-A pesar de que nos tienes a nosotros sigues eligiendo irte solo.

Su voz no era irritante, no parecía juzgarlo ni era agresivo como sería lo usual, simplemente quería entenderlo. Minseok lo comprendió, quizás por eso decidió abrir su corazón.

-Una vez Dan Bi me dijo que no sólo existía crueldad allí afuera, también había bondad... Pensé mucho en eso, ¿sabes?- Le dedicó una corta mirada de reojo. -Estuve toda mi vida solo porque me obligué a pensar que todos eran horribles, me di cuenta de que siempre estuve del lado "malo", del lado que juzga.

Jongdae se sentó a su lado sin hacer un solo sonido de más, era raro verlo callarse la boca y escuchar prudentemente por una vez, pero al parecer le interesaba lo que estaba diciendo. Minseok sorbió por la nariz y volvió a intentar recrear la canción que llevaba rondando su cabeza desde aquella mañana, sólo había tomado un par de clases cuando era pequeño así que su habilidad con aquel instrumento era pobre, pero al menos podía intuirse lo que tocaba... Creía.

-Dan Bi ha enfrentado cosas mucho más difíciles que yo.- Prosiguió. -A mí me juzgan por algo que no soy, pero a ella la juzgan por algo que es y sin embargo sigue creyendo que allí afuera existe amor...- Se rio. -¿No es increíble?

-Pero tú también has enfrentado cosas difíciles.- Le terció con un ceño fruncido.

Minseok sonrió un poco, pero no se atrevió a decir nada más, ese era un paso que sólo daría si Jongdae avanzaba con él o, más bien, lo ayudaba a hacerlo y como bien conjeturó este lo hizo, porque después de un silencio aparentemente inmenso abrió la boca y formuló la pregunta.

-¿Qué es lo que verdaderamente pasó contigo, Minseok?

La melodía insulsa que había estado llenando el vacío se detuvo y el silencio lo arrasó todo, fue casi apabullante de lo abrupto que fue. Jongdae sintió que algo extraño apresaba su interior, pero no dejó de mirar a Minseok en ningún momento, no quería perderse sus expresiones aun si estas eran oscuras o tristes, aun si eran perturbadoras o agresivas, no le importaba.

Quería ser testigo de todo.

Minseok se sintió tragar saliva con dificultad, un nudo se había formado en su garganta quizás como mecanismo de defensa para no hablar, pero no iba a hacerle caso, no en esa ocasión. Si se deshacía de toda aquella porquería de una buena vez, tal vez podría seguir adelante como si nada hubiera pasado, como si todo hubiera sido una fea pesadilla de la cual había logrado despertar. Era demasiado optimista, pero Jongdae se estaba interesando por primera vez en su pasado y no quería decepcionarlo, no quería mentirle o evadirlo, sabía que eso lo molestaría como el infierno; lo que Jongdae quería era que fuera cien por ciento sincero, quería que fuera valiente, que tuviera coraje.

Y como se trataba de él iba a complacerlo, ¿qué más podía hacer cuando se trataba de la persona que más le gustaba en el mundo entero?

Cerró los ojos y comenzó a hundirse en las aguas turbulentas que representaban los lugares más oscuros y recónditos de su consciencia, allí donde guardaba los recuerdos que nunca podría olvidar aunque quisiera ya que los mantenía celosamente bajo llave para que no escaparan, como si eso fuera productivo, como si tuviera una finalidad. No la tenía. Sólo le servían para seguir huyendo de sí mismo y del mundo, no eran más que una excusa que a esas alturas ya no le servía para nada.

Esas memorias eran despojos, jirones consumiéndose por el fuego.

-Cuando tenía ocho años empujé a un niño desde arriba del pasamanos.- Largó sin pensar demasiado, entonces lo miró para evaluar su reacción. -Él murió en el acto.

Jongdae no hizo nada, sus facciones ni siquiera titubearon, supuso que era un pase seguro para continuar con la historia así que hizo de tripas corazón y siguió hablando. No tenía idea de cómo expresar lo que había pasado, nunca había hablado de ello en voz alta, no en muchos años al menos. Estaba aterrorizado, como en un pequeño ataque de pánico que no quería aceptar para acabar tirado en el suelo tembloroso y llorando.

-Hum...- Cerró los ojos con fuerza. -Era mi vecino. Siempre había sido abusivo, solía molestarme todo el tiempo porque yo era el más pequeño cuando los demás ya habían crecido mucho, y... Ese día...- Exhaló una trémula respiración y elevó una mano para correrse los cabellos de la cara, sólo entonces se dio cuenta de que estaba temblando. -Era el fin de semana después de mi cumpleaños, mis padres me habían regalado un juguete genial, había estado pidiéndolo durante semanas, aún lo recuerdo.

Su espada era increíble, recuerda haber estado demasiado feliz. Era de un plástico resistente, en el momento juró que le habría durado una eternidad. Sus colores eran bonitos y llamativos y como guinda del pastel, si apretabas un botón en su empuñadora producía el sonido del chocar de hojas de metal. Era perfecta, todo lo que había deseado.

-Mi madre no solía dejarme jugar en el parque cercano a casa a menos que fuera acompañado, pero ese día la desobedecí y salí a escondidas. Nunca había pasado nada, siempre estaba lleno de vecinos, no me preocupó. Era feliz... Sosteniendo el arma.- Sonrió más por nerviosismo que por felicidad u otra emoción, no sabía lo que le esperaba y la respiración le estaba fallando, mas no podía dejar de hablar. -La hacía surcar el aire, creía que me veía de lo más heroico blandiendo un pedazo de plástico.

Cerró los ojos otra vez y la sonrisa se desvaneció en el aire por completo, sus manos temblaron todavía más cuando tomó en ambos puños la tela de su pantalón.

-Y entonces llegó él.- Susurró. -Yo no molestaba a nadie, te lo juro, Jongdae, estaba sentado en el pasamanos más alto, no me daba miedo, no era como los demás niños. Todo estaba tranquilo hasta que comenzó a decirme cosas que ahora no recuerdo y luego me obligó a que le diera mi juguete, yo me negué porque era mío. Era mío, mi regalo, mío.- Repitió viéndolo con los ojos llenos de lágrimas y una desesperación patente, como si quisiera defenderse de un juicio inexistente. -Entonces él dijo que subiría a robármelo.- Su voz fue ahogada. -Y cuando lo hizo e intentó quitármela de las manos yo sólo cerré los ojos y le grité que no lo haría, durante el forcejeo lo empujé y cayó duro contra el cemento, y...

Por primera vez en muchísimo tiempo lo consumió un llanto agobiante, tanto que aunque quiso no pudo continuar hablando, sólo sollozos ruidosos y gritos acallados contra las manos salían de sí mismo. Aunque lo intentó no pudo detenerse en un largo rato, tenía miedo de mirar hacia su derecha porque estaba dando un espectáculo deprimente. Jongdae mientras tanto guardaba un prudencial silencio ya que de otra forma sentía que lloraría junto a él; Minseok en esos momentos parecía un niño pequeño completamente desahuciado, se lo imaginaba en mitad de la nada y solo, buscando algo que nunca llegaría a encontrar. La imagen que tenía ante sus ojos estaba quitándole el aliento, tuvo que morder fuerte su labio inferior para no dejar en evidencia lo mucho que todo aquello le estaba afectando.

-A veces, cuando cierro mis ojos,- Continuó entre hipidos y gemidos lastimeros. -Todavía puedo oír el sonido de su cabeza quebrándose contra la dureza. Puedo ver sus ojos sin vida viéndome por última vez, incluso puedo oler el charco de sangre sobre el cual convulsionó antes de irse.- Repitió con ambas manos sobre sus oídos, como si fuera un mantra que había estado diciéndose toda la vida. -No sé cómo pasó, no tengo idea de cómo se enteraron, pero al cabo de unos días en la escuela todos comenzaron a verme extraño, mis compañeros me temían por alguna razón y entonces... Y yo...

Tras otra oleada de llanto Jongdae tuvo un ápice de respuesta y se estiró para tomar delicadamente su mano, pareció surtir efecto porque Minseok amainó sus sollozos y lo miró con los ojos brillosos y las mejillas rojas, seguía hipando con un nudo en la garganta y lleno de histeria. Jongdae frunció el ceño seguido de una respiración temblorosa, se sentía casi igual de afectado, jamás imaginó a alguien tan poco demostrativo como Minseok de esa manera. Elevó la otra mano y corrió los cabellos de su cara con la misma amabilidad, hasta él mismo se sorprendió, nunca sintió la necesidad de ser tan tierno con alguien de forma casi obligada.

-Ellos... Ellos comenzaron a decir que yo era un asesino.- Dijo Minseok con el rostro empapado y bajo sus pequeñas caricias. -No importaba a dónde fuese, siempre era lo mismo, siempre me persiguió... Él murió, pero nunca me abandonó, Jongdae, él nunca, ugh...

-Ya, ya.- Le chistó con la misma suavidad, secando sus lágrimas de a poco. -No pasa nada, está bien.

-Lo siento.- Continuó sin poder evitarlo. -Lo siento, Jongdae, lo siento. Te juro que yo nunca quise ser malo, nunca fue mi intención empujarlo, por favor no dejes de ser mi amigo, no me dejes solo, por favor.

Jongdae sintió como su corazón se apretaba dentro de su pecho. Negó y tomó aquel rostro expuesto y lloroso entre sus manos, se acercó más y lo obligó a mirarlo a los ojos; él mismo se prometió imprimir la mayor cuota de seguridad y firmeza en sus palabras. Lo que Minseok más necesitaba en ese momento era una promesa de calidad.

Y él se la haría sin dudar.

-Nunca, jamás, me iré de tu lado.- Pronunció lento. -Te lo prometo, Minseok.

El otro se notaba muchísimo más calmo después de sacar todo de su sistema y ver que Jongdae no lo estaba rechazando o juzgando. Sorbió por la nariz, aún débil y afectado.

-Ya no me iré solo, juro que hablaré si algo malo pasa y...

-Está bien.- Volvió a callarlo. -Está bien, no tienes que hacer nada, ya está bien.- Siguió repitiéndole, quizás así se hiciera comprender a sí mismo también. -No es necesario que te tortures así, ya no tienes que hacerlo, ¿entiendes? Ya no volverás a estar solo nunca más, así que puedes dejarlo ir, Minseok.

Minseok se sintió seguro con él. Siempre estuvo cómodo más allá de las diferencias, siempre comprendió que Jongdae era la única persona con la cual podía ser libre, pero nunca conoció los límites de aquella libertad. Ese día cruzó la línea para probarlo y lo descubrió por fin, de alguna forma las razones por las cuales le gustaba se hicieron más evidentes, fueron mucho más claras... No, en realidad estas eran las mismas, lo que pasó fue que a raíz de su inesperada reacción sus sentimientos crecieron todavía más.

Estaba irrevocablemente enamorado.

-Tú...- Formularon sus labios lentamente mientras aún era sostenido de forma delicada entre sus manos. -Tú me gustas.- Susurró sin pensarlo, estaba desbordándose por fin. -Me gustas mucho, Jongdae.

Aun en su pequeño estado de inconsciencia temporal supo que debía esperar algo, lo que fuera, a lo largo de aquellos días había creado mil escenarios posibles en su cabeza, la mayoría eran negativos y tristes, sólo en algunos yacía una mínima cuota de esperanza, pero ni él se los creía.

Sin embargo jamás esperó que lo soltara y le sonriera como si nada hubiera pasado.

-Tú también me gustas.- Palmeó su hombro de forma amistosa como haría de costumbre.

Bien... Eso era extraño. ¿Cómo debería tomar semejante respuesta? Todo apuntaba a que había sido algo positivo, sin embargo sentía que las cosas estaban mal. ¿Debía o no debía? Estaba muy confundido a decir verdad, tanto que sólo pudo fruncir el ceño con desconcierto. ¿Tendría que preguntar? Pero Jongdae no era tan básico como para necesitar que le dibuje lo que en realidad había querido decir.

Lo vio con cautela... ¿Verdad?

-Eres el mejor amigo de todos.

O quizás sí.

******

-Minseok, ¿qué es lo mejor de ser gay?

Sei Ah y Dan Bi fruncieron el ceño con confusión ante la pregunta inesperada de Sehun; Minseok no parecía demasiado sorprendido, sólo masticaba su comida del almuerzo con una expresión aburrida. Sehun parecía ansioso por su respuesta, como si eso solo pudiera decidir su destino de alguna manera. Su amigo acabó de tragar lo que tenía en la boca y bebió un largo trago de agua, entonces lo miró.

-Penes.- Contestó con naturalidad.

Sei Ah ahogó su risa tras una mano y Sehun pareció malhumorado.

-Hablo en serio.

Minseok se encogió. -¿Qué quieres que te diga? ¿Acaso descubriste que te gustan los chicos?

Sehun se hizo para atrás con un ligero sonrojo adornando sus mejillas, unió ambas manos a la altura de su rostro para disimularlo y desvió la mirada. -Bueno, no sé si son todos, más bien es sólo uno...- Murmuró más para sí mismo que otra cosa.

-¿Estás bien, Min?- Se adelantó Dan Bi con un ceño fruncido; su amigo no había estado comportándose extraño, pero intuía que algo andaba mal.

Minseok apuñaló un pedazo de tomate sobre su charola. -Gay o no, no hay nada de bueno si al final terminas enamorándote de un idiota bueno para nada.- Continuó balbuceando.

Lo vieron compartiendo un genuino desconcierto aunque no pudieron alegar nada debido a la llegada de Jongdae. Este se aproximó con muy buen humor a la mesa, dejando su charola y haciéndose un espacio entre Dan Bi y Sehun.

-La fila no avanzaba más.- Comentó con una pequeña sonrisa, elevó la mirada para verlos con curiosidad ante el silencio. -¿Ocurrió algo?

Pero sus amigos lo que menos hacían era prestarle atención porque sus ojos estaban puestos con fijeza en Minseok, quien fulminaba a Jongdae como si estuviera imaginando su incipiente muerte. Una dolorosa y lenta cabía aclarar. Jongdae, como era de esperarse, se mosqueó al intuir lo mismo que todos y en vez de bajar los humos convenientemente decidió enfrentar las cosas como sólo él lo haría.

-¿Qué te pasa a ti ahora?

-Sólo estoy poniendo toda mi concentración en convertir mis globos oculares en un par de lanzallamas.- Le contestó. -Pero como no estoy teniendo éxito sólo me enfocaré en odiarte en silencio.

Gruñó. -¿Qué te picó ahora? Hasta ayer todo estaba perfecto, si no abres la boca voy a obligarte a decirme las cosas por la fuerza, tonto cerebro de aserrín.

Minseok sintió como todo su interior se llenaba de cólera. Es verdad que antes había sido huidizo y estúpido y por su culpa las situaciones habían empeorado, pero ahora las cosas eran diferentes, ¿en verdad no entendía cuál era motivo de su enfado? ¿Qué tan obtuso podía llegar a ser? Tomó una honda respiración y decidió armarse de paciencia, quizás antes no había sido del todo claro, como alternativa se giró hacia sus amigos observando la escena con intriga.

-Ayer le dije que me gustaba.

Dan Bi jadeó incrédula, Sei se ahogó un poco con lo que tomaba y Sehun azotó la mesa frente a él con ambas palmas. Algo en común tenían y es que sus expresiones atónitas no daban crédito de lo que acababan de oír.

-¿¡Qué!?- Chilló Dan Bi, luego vio a su mejor amigo con recelo y la sorprendió su actitud indiferente.

-¿Quieren saber cuál fue su contestación?- Prosiguió Minseok. -Me dijo "tú también me gustas, eres el mejor amigo de todos".

La emoción naciente en el semblante de los chicos desapareció por completo ante ese comentario. Instantáneamente dirigieron miradas venenosas y de reproche hacia Jongdae a un lado que parecía seguir sin entender cuál era el problema en todo aquello. Ante los dardos invisibles que estaba recibiendo se retrajo, bastante intimidado, hasta Dan Bi parecía reprocharle y eso lo puso nervioso como la mierda.

-¿Qué hay de malo en ello? ¡Le dije la verdad, él es increíble! ¿A quién no podría gustarle?

-Wow...- Sehun posó una mano sobre su pecho. -Hasta a mí me duele y no tengo nada que ver.

-Pobre Min, pobre dulzura.- Dan Bi lo abrazó por el cuello, terriblemente apesadumbrada por su destino, frotó una mejilla sobre su cabello con ternura.

Sei a su lado también lo acarició como si fuera un cachorrito. -Lo hiciste muy bien, ¿fue duro, verdad?

-¡No te preocupes, Min! Aunque no lo creas yo sé lo que se siente cuando no te toman en serio, con el tiempo lo asimilará.- Sehun posó una mano sobre su brazo.

Jongdae no daba crédito de lo que veía. -¿¡Q-qué...!?- Se sonrojó furiosamente sin razón. -¿¡Qué les pasa a todos ustedes!?- Chasqueó la lengua y vio con rencor a Minseok siendo mimado por todos. -¡Esto es entre tú y yo, así que lo arreglaremos a solas! ¡Y será mejor que seas sincero al cien por ciento con lo que está pasando, me juraste que así sería a partir de ahora!

Sus exigencias y reproches quedaron perdidos en el aire cuando Minseok se puso de pie de golpe, sorprendiéndolos con su expresión iracunda. Hasta Jongdae tuvo el buen atino de callarse ante sus ojos misteriosamente heridos y sus manos empuñadas como si estuviera a una exhalación de romperle la cara a golpes, en su lugar lo observó con ojos grandes y en un prudente silencio.

Minseok infló su pecho y le gritó: -¡Te acabo de decir exactamente qué es lo pasa, idiota!

Su exclamación fue tan contundente y ruidosa que hizo que los demás estudiantes en la cafetería se callaran la boca para girar a verlos con extrañeza. Jongdae estaba encogido en su silla como nunca, no era algo común intimidarlo de esa manera, pero a pesar de su usual y tranquila indiferencia Minseok realmente tenía el carácter de un demonio... Hasta podía decir que era peor que el suyo mismo.

-¡Si no puedes entenderlo por tu cuenta entonces no tienes derecho a saberlo!- Le dijo con molestia, la mirada incrédula de sus amigos a un lado. Largó una fiera respiración antes de apuntarlo con un dedo acusante. -Eres un gusano apestoso. Ojalá te despiertes en mitad de la noche y veas a Ju-on a los pies de tu cama intentando conseguir tu alma de mierda. Imbécil, idiota, cara de camello.

Y así, mientras seguía murmurando maldiciones, se fue pisando fuerte y hasta pegó un portazo al dejar el lugar de almuerzo escolar, el cual seguía bastante silencioso.

-¿Cara... de camello?

Sehun ahogó una carcajada inoportuna que fue seguida por más risas contenidas de Sei Ah, ambos se voltearon en un intento por no empeorar una situación de por sí incómoda. Los demás jóvenes volvieron lentamente a lo suyo y el barullo propio de una cafetería se abrió paso una vez más por el canal auditivo. Jongdae se puso de pie luego de salir del estupor y quedó observando la puerta con auténtica inquietud; Dan Bi pudo discernirlo en su mirar, estaba sinceramente afligido y ella no se quedaba atrás, la situación pintaba para mal.

-Esta vez lo he arruinado en serio, ¿verdad?- Preguntó en un tono de voz grave y serio, jamás había visto a Minseok tan enfadado.

Su mejor amiga suspiró y se puso de pie para ir a su lado. -No voy a mentirte Jong, de seguro eres el chico más listo de todo el instituto, pero tienes la inteligencia emocional de una roca.

******

-Sehun, déjame ir...

-No, quedémonos así un rato más.

-Si viene alguien estaremos en problemas, salte de encima.

Luhan intentó forcejear con más insistencia, pero es que en realidad no deseaba para nada separarse de aquel mocoso. Menos cuando le sonreía con aquella diablura que tanto adoraba, cuando hacía eso simplemente no atendía a razones, le era imposible no seguirle el juego. En esos momentos por ejemplo, estaban parados en mitad de una galería porque a Sehun le había parecido oportuno empujarlo contra la pared y besarlo, cosa con la cual estaría de lo más encantado si no fuera porque estaban en medio del descanso y, por ende, rodeados de estudiantes por todas partes. Claro que el menor no era tonto, había esperado a acorralarlo en un lugar desierto para que no los vieran, pero las voces de los demás se oían cerca y no quería correr riesgos.

Pero diablos, Sehun... Era una sobrecarga a su sistema.

-Hablo en serio.- Intentó poner un rostro pétreo.

Tendría que haber sabido que aquella era una lucha perdida, Sehun ya lo conocía un poco, sabía que tenía debilidad por él y no dudaría en usarlo cuando le pareciera más conveniente. Con una pequeña sonrisa en los labios cerró los ojos y frotó la punta de sus narices.

-Pero yo quiero estar con hyung.- Se separó para mirarlo a los ojos con un pequeño mohín infantil. -Debes hacerte cargo de lo que me haces sentir.

-Mgh...- Luhan sintió que toda su entereza se desmoronaba como si fuera una estúpida hoja de papel en medio de un tornado. -Puedes estar conmigo sin intentar acosarme todo el tiempo.- Dijo eso, pero sus manos seguían enrolladlas alrededor de sus hombros.

-No puedo evitarlo, me gustas demasiado.- Rodeó lentamente su cintura con ambos brazos y se acercó a sus labios. -Y eso también es tu culpa...

Luhan lo atrajo más hacia sí cuando sintió sus labios tan suaves y tibios, de alguna forma sentía todavía más hambre y ganas cuando lo besaba que cuando estaba lejos, eso le daba la pauta de que nunca tendría suficiente de él. Escuchó las carcajadas de una chica doblando la esquina y se crispó un tanto, pero Sehun lo apretó más contra la pared y metió una pierna entremedio de sus muslos y bueno, ya podrían encontrarlos porque no pensaba separarse. Después de un rato sintió como le clavaba las puntas de sus dedos sobre la piel y se retrajo con una pequeña sonrisa, Sehun se despegó y lo miró a los ojos con los párpados caídos.

-¿Cuánto tengo que esperar?

Luhan suspiró de gusto. -¿A qué te refieres?

-¿Vas a ocultar que estás conmigo?

Salió lentamente de su ensueño y lo vio con atención, notando su repentina seriedad y sonriendo con suavidad para darle un poco más de confianza, rodeó sus mejillas con ambas manos.

-¿Piensas que me avergüenzo de ti?- Sehun desvió la mirada, pero no lo dejó. -No, mírame a los ojos cuando hablemos.

Gruñó algo, pero le hizo caso. -Bueno, tengo mala fama, soy medio idiota y no tengo dinero. Y... Soy un hombre.- Compuso una pequeña mueca.

Luhan frunció el ceño. -¿Esas son cosas por las que deba preocuparme?- Sehun no supo contestarle y él negó. -¿De qué estás hablando? Tu mala fama no es más que una falacia, no eres idiota, eres muy listo, no te subestimes. ¿Para qué necesito dinero? No me interesa y sí, eres un chico, ¿qué pasa con eso?

Sehun largó una pequeña risilla y descansó la cabeza sobre su hombro. -No se puede pelear contigo.

Alzó una mano y la enterró entre sus cabellos. -¿Estábamos peleando ahora mismo?

-¿Algo así? No lo sé.- Se despegó de su cuello sólo para inclinarse sobre él y abrazarlo con más fuerza. -Quiero que las cosas sean perfectas para hyung, si hay algo malo en mí entonces todo se arruinará.- Lo apretó con más fuerza entre sus brazos y Luhan sintió como tomaba su corazón en el proceso. -Ya no quiero lamentar nada, no quiero estropear nada.

Luhan se quedó completamente quieto, escuchando su respiración y sintiendo la calidez de su cuerpo. Nunca nadie lo había sostenido de una manera tan necesitada y anhelante, el simple pensamiento le erizaba la piel. Le devolvió el abrazo con ternura y cerró los ojos.

-No tienes que presionarte de esa manera.- Acarició su espalda y giró el rostro para hablarle al oído. -Ya te dije que también me gustas, ¿no? Te acepto como eres, no tienes que lamentar nada cuando se trate de mí.- Lo sintió asentir y sonrió, rozando su mejilla con la punta de su nariz. -¿Prometes que me dirás siempre que pase algo malo?

Sehun se separó y lo miró con una sonrisa temblorosa, como si estuviera conteniendo su euforia. -¿Me estás pidiendo indirectamente ser tu novio, hyung?

Luhan alzó ambas cejas. -¿Mm? Pensé que ya estábamos en esas.

Lanzó una carcajada tan llena de regocijo que incluso lo hizo reír a él. Entonces de la nada comenzó a hacerle un poco de cosquillas.

-Ay, no.- Se retorció como una lombriz.

Sehun le sonrió con alegría. -Ya vi cómo te pones cuando hago esto, ven aquí.

Comenzó a reírse con histeria ante sus toques insistentes e intentó escaparse sin éxito puesto que Sehun lo retenía en el lugar, logró deshacerse mínimamente de sus manos y dobló la esquina con torpeza mientras él lo seguía por detrás, ambos riendo como idiotas hasta que casi chocan con una figura parada en mitad del pasillo como una montaña inamovible. Se frenaron en seco y observaron todavía entre vestigios de felicidad a Sei Ah viéndolos con una ceja arqueada y de brazos cruzados.

Sehun carraspeó. -¿Qué hay?

Ella lo miró, pero no dijo nada, en su lugar observó a Luhan largamente.

-Dan Bi estaba buscándote creo.- Comentó a su amigo. -La vi en el patio, ve.

-Claro.- Se removió y no dudó en dejarle un pequeño beso en la mejilla a su reluciente novio. -Nos vemos.

Cuando lo dejó Luhan estaba más rojo que un tomate y la mirada fija de Sei sólo lo puso más nervioso. Intentó hacer como que nada pasó y le sonrió con amabilidad.

-Hace rato no te veo, ¿cómo estás?

-¿Puedo ser honesta contigo, sunbae?

Aclaró la garganta y se puso un tanto más serio. -Por supuesto.

-Cuando se trate de Sehun, ten cuidado.

-¿Eso qué quiere decir?

Ella descruzó los brazos y agitó un poco sus hombros. -Sé que parece alguien confiado, pero de todos nosotros es el más sensible, así que procura ser siempre claro y amable con él. Eso es todo.- Lo pasó para seguir su camino.

Tardó un segundo de más en reaccionar. -¿Piensas que voy a hacerle daño?- Volteó para encararla.

Sei frenó y frotó su cuello con incomodidad. -No en realidad.

Luhan se la quedó viendo pensativo antes de sonreír. -Oh, ya entiendo.- Cubrió ligeramente su boca con una mano. -Sólo querías hacer algo con la preocupación que sientes por Sehun.

Ella lo vio sobre su hombro con malhumor y un ligero sonrojo en las mejillas. -Si le cuentas voy a...

-Tranquila, no le diré nada.- Alzó ambas manos y siguió sonriéndole con dulzura. -Y entiendo completamente cómo te sientes. Supongo que Sehun es un chico que requiere tu atención aunque no lo quiera.

Sei lo vio con unos ojos similares a dos témpanos de hielo. -Mientras te haya quedado claro es suficiente.- Y con la barbilla en alto se fue.

A Luhan no sólo le quedó claro eso, también estuvo seguro de que su pequeño novio tenía a muchas personas valiosas a su alrededor que podían quererlo con todo su corazón... Y eso lo dejó bastante tranquilo.

Antes de que me maten (?), tengo que decirles que el siguiente capítulo es el último de este segundo arco :(. ¡Ya estoy súper compenetrada trabajando en el tercero! Nos vemos este viernes ❤.

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