XXIII

Habrá doble actu. Más tarde les subiré el otro cap. Disfruten ❤.

Yixing le había dado la bienvenida con sorpresa, pero parecía feliz de verlo.

Minseok por su parte estaba comiéndose las uñas desde hacía días, creía que muy pronto ya no le quedarían. Había saludado al psicólogo sin poder mirarlo a la cara por alguna loca razón para desplomarse sobre el sillón frente a él. Respondió de forma automatizada y escueta las preguntas por cortesía que le hizo sobre cómo se encontraba y si todo había estado bien durante el tiempo que no lo visitó. Le dijo que sí, ahora tenía muchos amigos y que no, no había cometido ninguna tontería irreversible por el momento. Yixing le tuvo muchísima paciencia como de costumbre, no se molestó por estar evitándole la mirada y parecer nervioso casi al borde de la histeria, tampoco por contestarle de forma cortante. El problema no estaba en los demás, el problema era él.

-¿Hay algo que quieras contarme?- Aventuró después de un largo silencio.

-No.- Se apresuró a contestar. -Bueno, sí.- Frunció el ceño y se reacomodó, confuso consigo mismo. -En realidad no es algo malo... Depende.

-¿Tú en lo personal crees que es algo malo?

-¿Sabe qué? No pasa nada, olvídelo, estoy un tanto loco.- Rio de forma forzada y se puso de pie con intenciones claras de dejar la habitación. Yixing lo enfocó desde su lugar con las cejas alzadas.

-¿Ya te vas? No hemos conversado sobre nada.

Minseok se detuvo a mitad de camino. -¿Cuánta relevancia tienen los sueños?

-¿Disculpa?

Se volteó lentamente. -¿Es verdad que son deseos reprimidos?

-Bueno, eso depende. ¿Has tenido algún sueño que recuerdes últimamente?

Dudó algunos segundos más, al final se sentó y lo vio a la cara por primera vez con extrema inseguridad y bastante temeroso.

-Tengo un amigo... De hecho, ni siquiera es un amigo, es un conocido. Muy, muy lejano.

-¿Qué pasó con él?

-Resulta que ha estado teniendo... Sueños locos.- Explicó rascando de forma distraída la superficie del escritorio. -En esos sueños como que está...- Hizo una mueca. -Demasiado cerca de alguien.

Yixing se hizo para atrás. -Demasiado cerca de alguien...- Repitió. -¿Podrías explicarte mejor?

Suspiró con pesadez. -Como si estuviera con alguien que le gus... Ugh.

-Creo que entiendo.- Asintió lentamente el otro. -¿Los sueños de este conocido tuyo tienen algo que ver contigo?

-No.- Negó al instante. -Sólo me dio curiosidad porque está muy afectado, ¿sabe?

-¿Es algo malo que dos personas estén a de cerca?- Cuestionó con simpleza.

-No realmente.- Contestó él moviendo su pierna de arriba abajo con nerviosismo. -No si no fueran nada, pero... ¿Está bien que se trate de un par de amigos?

Yixing parpadeó. -¿Piensas tú que en ese caso estaría mal?

Minseok gimió como un cachorro malherido y cubrió su rostro con ambas manos.

-Es mi mejor amigo, ¿cómo pudo ser posible algo como esto?- Murmuró.

Habiendo escuchando a la perfección sus palabras, el psicólogo sonrió con suavidad.

-Todo está en un constante cambio, Minseok goon, sin excepción.- Postuló con su voz sosegada. -No hay que acostumbrarnos a lo inamovible, el cambio es bueno, hay que recibirlo con los brazos abiertos y amoldarnos.

-Da miedo.- Le dijo con un auténtico sentimiento de pánico.

No quería que las cosas cambiaran, quería volver al tiempo en el cual no tenía sueños ridículos y su mente no ideaba locuras cada que no prestaba atención. En un parpadeo todo se había ido al carajo, no sabía cómo ni en qué momento... ¿Cuándo y por qué había comenzado a tener ideas tan extrañas? ¿Por qué con esa persona? No quería cambios, no quería modificaciones, su vida funcionaba perfecta tal y como estaba, con amigas y amigos que le hacían olvidar su soledad, gente que adoraba y con la cual amaba pasar el rato.

No necesitaba estrés, no quería pensar de más en cosas sin pies ni cabeza.

Yixing se encogió. -¿Y a quién no? Si estás ante algo que no quieres que desaparezca y no sientes nada, entonces no estás vivo. Ser valiente no significa no tener miedo, ser valiente es tenerlo y aun así enfrentarse a él.

A veces odiaba ir al gabinete psicológico porque entonces oiría cosas como esas que le harían replantearse toda una compleja red de pensamientos pesimistas, ideados específicamente para evitar aceptar la realidad de las cosas... Luego recordaba que era exactamente por lo mismo que iba y su cabeza terminaba aun más liada que antes.

-Vele el lado positivo, al menos tienes buenos amigos a los cuales acudir cuando lo necesites. ¿Suelen conversar sobre sus problemas?

Eso lo trastocó. Vio a Yixing como si este fuera el mismísimo diablo en persona aun cuando no había hecho absolutamente nada malo, pero no pudo evitarlo cuando le hizo notar de una forma tan súbita que había estado pasando por alto un detallito bastante importante a decir verdad.

-En realidad ellos no... Nunca soy completamente honesto con ellos.- Confesó.

-¿Estás hablando de aquello por lo cual te juzgan y no es verdad?

Desvió la mirada con vergüenza. Había estado tan feliz y distraído con sus recientes amistades que había olvidado por completo todo su triste pasado. Prácticamente había comenzado una nueva vida llena de cosas nuevas, le fue natural concentrarse sólo en aquello... Quizás ahora entendía un poquito mejor los planteos frustrados de Jongdae la última vez que pelearon.

-No te sientas presionado.- Aconsejó Yixing. -Son asuntos personales que causaron un gran impacto en ti, los manejas como puedes y a tus tiempos.

Había ido a verlo con la esperanza de sentirse aliviado, pero aunque recibió respuestas muy buenas y completamente razonables, salió de allí más jodido que nunca. Cuando levantó la mirada se encontró repentinamente con Lee Ohn a punto de tocar la puerta.

-Oh...- Lo observó sorprendida. -Lo siento.

-No importa.- Negó él sin poder verla a la cara. -¿Pasas?

Lee Ohn vio hacia adentro y luego a él, al final sonrió y negó, alegando querer pasar un rato a su lado puesto que no habían podido verse desde la última vez. Minseok aceptó porque también sentía una extraña necesidad de hablar con ella como con ningún otro.

Tal vez creía que podrían entenderse mejor.

Así terminaron sentados una vez más sobre el cantero alto del árbol de aquel patio escondido y tan bonito. Se le asimilaría mucho a un déjà vu si no fuera porque el día no estaba a punto de atardecer y Lee Ohn no lloraba con desconsuelo, cosa que agradecía, había odiado verla así sin tener grandes capacidades de contención.

-¿Has seguido mi consejo al final?- Preguntó refiriéndose a su inesperada visita a Yixing.

Ella suspiró. -Sí... Lo he estado visitando desde hace unos días. Él es genial.

-Lo es.- Dio un pequeño asentimiento, continuaron en silencio. -¿Cómo van las cosas?

-No muy bien, creo.- Fregó su nuca con aflicción. -Las chicas ya no me quieren y los varones me buscan todavía más que antes.

Minseok chasqueó con repulsión. -Mejor, no necesitas la compañía de esa gente de mierda.

Lee Ohn sonrió con tristeza. -A lo largo de toda mi vida es lo único que he conocido hasta que llegaste tú. ¿Y a ti cómo te ha ido?

Minseok suspiró. -Sehun no ha aparecido desde hace días, no sabemos dónde se metió y ni siquiera conocemos dónde vive. Lo único que espero es que esté bien.

-Con un amigo como tú lo estará.

No pudo evitar sonreírle devuelta, mas tenía una pregunta atragantada en la garganta que necesitaba largar para poder seguir adelante con su vida aunque sea un poco.

-¿Decidiste algo con respecto a... Jongdae?

Ella hizo una pequeña mueca y meneó la cabeza.

-Jongdae es... Es mi primer amor.- Describió con una sonrisa de añoranza. -Cada que lo veo cerca mi corazón se vuelve loco, de repente no sé qué hacer y actúo como una tonta.- Se rio. -Me encuentro pensando en él sin darme cuenta y preguntándome qué es lo que piensa de mí... Me importa muchísimo lo que él opina ¿sabes? Me atormenta la posibilidad de perder su estima algún día, de que se aleje y ya no poder observarlo ni siquiera desde lejos.

Minseok parecía guardar un prudencial silencio, si lo hubiera querido tampoco hubiera podido decir nada. Ahora el nudo en su garganta era todavía más grande y pronto se quedaría sin aire. ¿Por qué las cosas tenían que ser así?

¿Por qué?

-Pero no.- Negó Lee Ohn con un rostro apacible aunque resignado. -Estos sentimientos, estas cosas yo... Creo que mejor me las quedaré para mí.- Le sonrió de medio lado. -De esa manera parece que él es mi secreto, siento que me pertenece de alguna manera.- Volvió a reírse. -Debes pensar que estoy loca.

-No...- Su voz le salió quebrada y carraspeó para sacarse la sensación de querer llorar. -Créeme que no. Te entiendo.

Eso le hizo merecedor de un vistazo bastante curioso por su parte.

-¿Por qué? ¿Acaso hay alguien que conquistó tu corazón?- Sonrió con travesura.

Minseok abrió la boca para decir que no, pero se retuvo a último momento. Lee Ohn abrió en demasía los ojos cuando lo vio sonreír de una manera que nunca antes había visto. Aquel gesto era extraño, una mezcla de aceptación y resignación, de caos y regocijo, incertidumbre y libertad.

-Sí... ¿Sabes que sí?- Posó una mano sobre su frente y cerró los ojos. -Creo que me gusta alguien.

-¡Oh, Dios!- Ella pareció entusiasmada. -¿Quién es? ¡Dime!

Oh, no, eso no.

-Creo que por el momento también será mi secreto.

Lee Ohn rezongó. -Eres malo, aunque lo entiendo. Pero algún día tendrás que contármelo.

Minseok esperaba que ese día no llegara nunca.

******

Encomendaron a Sei la misión de encontrar a su amigo si es que podía.

Sehun nunca les había permitido ir más allá, aunque amigable siempre había sido más bien reservado en sus asuntos y de alguna manera, en cada ocasión, había buscado una oportunidad para despegarse del grupo por cualquier razón. No tenían idea de dónde podría llegar a estar, cayeron en cuenta de que no lo conocían lo suficiente y eso les entristeció; ahora que sabían por todo lo que había pasado y con quienes solía escabullirse en sus ratos libres, le hubieran insistido con más vehemencia que nunca se alejara de ellos.

Desde el dramático suceso de la última vez no habían vuelto a verlo durante largos días y cuando Dan Bi manifestó estar genuinamente preocupada fue cuando Sei Ah confesó conocer un lugar en el que quizás pudiera encontrarlo. Prometió que les avisaría sobre cualquier cosa que descubriera y a la salida caminó con bastante premura hacia el centro de entrenamiento que había visitado la última vez junto a él. No era su estilo hacer alarde de semejante agitación emocional, pero mentiría si dijera que no estaba ansiosa por encontrarlo de una buena vez.

Todos ellos, sin excepción, estaban inquietos.

Sabiendo de primera mano la relación que Sehun había tenido con aquellos malnacidos, quizás se sentía un poco más preocupada que los demás. ¿Y si el idiota había vuelto con ellos? ¿Y si ellos lo habían encontrado y habían terminado lo que habían comenzado? Ingresó en el centro con cautela, viendo todo alrededor con curiosidad. Había un par de tipos entrenando así que no le prestaron demasiada atención cuando se internó lentamente. Su mente estaba focalizada en encontrar a Sehun por lo que no discernió al muchacho extraño que había estado viéndola desde el cuadrilátero.

De repente un amplio pecho obstruyó su visión y se frenó sorprendida. Vio hacia arriba y visualizó a un tipo extrañamente familiar... Su cabello castaño estaba bastante largo, pero sus rasgos eran fuertes y definidos, exudaba muchísima masculinidad llevando tan sólo una remera negra y pantalones azules de chándal, y algo en su postura y andar se le hacía demasiado conocido, tanto así que dio un paso hacia atrás para observarlo con mayor detención. Algo en sus acciones debió haberle parecido gracioso porque le sonrió de forma enorme, un gesto extremadamente encantador para ser casual.

-¿Qué tenemos aquí?- Dijo su voz, se agachó un tanto para verla a la cara con curiosidad. -Una muchacha.

Sei Ah frunció el ceño. -Qué observador.- Espetó con ironía.

Él se irguió de brazos cruzados. -¿Estás interesada en iniciar la membrecía?

-No... No, estoy buscando a alguien.- Contestó dando un nuevo vistazo al lugar. -Pero al parecer no se encuentra.

-¿Entrena aquí?

-No lo sé. ¿Conoces a Oh Sehun?

El tipo disminuyó su sonrisa y parpadeó un par de veces, repentinamente pareció amenazante cuando la miró con más seriedad.

-Espero que no seas la persona equivocada buscándolo.

Eso la sorprendió, ¿acaso creía que era parte de la pandilla que lo agredió?

-No.- Le contestó con brusquedad. -¿Y qué eres tú para juzgar a cualquiera de esa manera?

Se encogió. -No me culpes, soy demasiado sobreprotector cuando se trata de mi hermanito.

Hermanito... ¿Hermanito?

-Oh, Dios, pero claro.- Chocó una mano contra su cara. -Por supuesto que eres su hermano.

Esa postura y esa caminata un tanto hoscas gritaban Sehun por donde se las mirara.

-Olvídalo.- Terció con un ademán. -Si lo ves dile que los chicos están buscándolo.- Dijo camino a la salida.

-¿Oh? ¿No quieres esperarlo? Quizás se aparezca. Puedes usar el equipo mientras tanto.

-No, gracias.

-Ya veo, entonces te da miedo.

Bien, ahora no podía irse después de eso, definitivamente no.

-¿Qué estás insinuando, amigo?

Él alzó ambas manos con fingida inocencia. -Sólo que quizás no puedas con todo lo que requiere un buen entrenamiento.

Sei Ah se precipitó hacia él como una fiera. -¿Quieres probarme?

En ese mismo instante las puertas del lugar se abrieron para dejar entrar a Sehun.

-Hyung, ¿sabes si la abuela está en...?- Discernió a Sei y se quedó tieso.

-Mira, Hunnie, una chica linda vino a buscarte.- Comentó su hermano con otra gran sonrisa.

Sin saber muy bien por qué, Sei Ah hirvió de furia ni bien vio a Sehun. Quizás fue debido a que lo encontró sano y salvo y rebosante de vida y le enervaba haber estado preocupada por nada, quizás le avergonzaba el mismo hecho y se enfundaba en cólera a posta. Una cosa o la otra, se adelantó hasta donde estaba con la misma vehemencia e intenciones claras de darle unos buenos golpes, pero se detuvo a último momento y con el puño en el aire.

-Ugh.- Se quejó con un nudo en la garganta. -Si no estuvieras recién salido de una tunda en serio te golpearía, idiota.

Sehun se destensó justo después de sus palabras, al notarla tan afectada tratándose de ella no pudo evitar sonreír con pena. Al parecer le debía una gran disculpa junto a los demás.

Su hermano apareció en medio y los observó con interés. -¿Es tu novia, Tokki? ¿Por qué no me dijiste nada?

Sei Ah resopló. -Haz fila.

-No es así.- Negó Sehun. -Es mi amiga.- La miró a ella entonces. -A la cual tengo que llevarme.

Le arqueó una ceja. -¿Disculpa? Primero creo que nos debes un par de explicaciones a mí y a los demás. ¿Tienes idea de lo preocupada que estaba Dan Bi?

-Lo sé, a eso vamos.

-Más te vale que arregles todo esto, Sehun idiota.- Siguió gruñéndole de camino a la salida.

Él puso los ojos en blanco. -Sí, sí.

-¡Adiós!- Saludó el otro de forma amigable.

Sei dejó de caminar para regalarle una aguda mirada sobre el hombro, se giró con gracia luego al continuar su camino. Su largo cabello negro hizo un arco perfecto en el aire y pareció caer en cámara lenta.

Sehun vio con desaprobación a su hermano. -¿Qué le hiciste?

Este chasqueó la lengua. -Te juro que nada.

-Como sea, ten cuidado con ella. Sei Ah no es para nada como las demás chicas... O personas.

Cuando salió, ella lo esperaba con bastante impaciencia y hostilidad, al parecer la había cabreado en serio. Le cuestionó qué es lo que pensaba hacer, pero no le dijo nada, en su lugar le pidió que lo acompañara de vuelta a la escuela, a Sei le resultó intrigante, pero le hizo caso sin oponer resistencia. El pequeño centro de entrenamiento no quedaba muy alejado del instituto así que no tardaron en llegar y visualizar en la lejanía sobre la misma acera al resto de los chicos. Pensando que ya se habían ido hacía tiempo, Sei Ah les preguntó qué hacían allí y le respondieron que Sehun había ido a buscarlos para irse todos juntos a quién sabe dónde.

Todo concluyó en el muchacho frente a ellos que los veía tan sonriente como de costumbre.

-Quiero que me acompañen a un sitio, ¿lo harían?

Se vieron entre sí con curiosidad.

-¿Y luego nos explicarás lo que pasó?

-Eso no importa, lo que importa que él está bien.- Dijo Dan Bi con obvio alivio, seguido a eso le sonrió con dulzura. -Claro, cariño, iremos contigo.

-¿No tenías una cita con Chong Yul?

Chasqueó la lengua y le restó importancia. -Otro día puede ser, mis amigos son igual de importantes.

Sehun se alegró de oír aquello. -Bien, vamos entonces, tenemos un largo trecho por recorrer.

Sin decir una sola palabra aunque obviamente confusos, fueron con él. No había bromeado cuando dijo que había un trecho extenso, caminaron muchísimo incluso después de haber tomado el autobús. Llegaron a una parte más baja de la ciudad, casi en la periferia, lo notaron cuando los edificios desaparecieron paulatinamente y los espacios abiertos con abundantes árboles se hicieron presentes, las casas eran más pequeñas y bajas y en más de una ocasión Sehun cambió la dirección en la que iban en el afán de esquivar algunas bandas de apariencia problemática. Parecía conocer a la perfección aquella zona y los lugares exactos donde no debían pasar, no fue muy difícil comprender que estaban cerca de su hogar.

Un par de cuadras cerca se puso a saludar de forma amigable a los vecinos que veía, casi todos personas mayores o madres junto a sus hijos pequeños. Ellos observaban desde atrás y con extrema curiosidad todo lo que pasaba.

-Bueno, bienvenidos.- Dijo al parar por fin frente a una casa. Les sonrió con pena. -No es muy grande ni tenemos mucho, pero bueno...

-Yo con un vaso de agua seré feliz.- Se lo escuchó a Jongdae y su ruidosa voz. -Hombre, nos has hecho caminar kilómetros en pleno verano.

Minseok rodó los ojos. -Tan exagerado como siempre.

-¡Con permiso!- Exclamó Dan Bi al cruzar las verjas de madera.

-¿Han notado que en esta zona hay muchísimo verde?

-Sehun ¿he visto mal o aquí a la vuelta hay una panadería? Porque tengo un hambre que te cagas.

-A mí me apetecen panqueques...

Vio como ingresaban a su residencia entre charlas casuales y sin sentido y no pudo evitar larga una carcajada sentida y llena de regocijo.

Se arrepentía de no haberlos invitado antes.

Abrió la puerta para dejarlos pasar y fueron ingresando uno a uno mientras se quitaban el calzado y observaban el lugar desconocido con ojos interesados. Se sentaron en el suelo alrededor de la pequeña mesa del salón que estaba seguido del recibidor. Sehun estiró el cuello para observar desde su lugar las demás habitaciones de la casa que estaban a la vista, parecía estar buscando algo aunque no pasaron ni dos minutos cuando ese algo vino a él por voluntad propia.

-¿Qué tenemos aquí?

Los chicos voltearon cuando la puerta que daba al patio trasero se deslizó y en la estancia ingresó una mujer mayor de lo más extravagante: lo que más resaltaba a la vista era su cabello corto teñido en su totalidad de un rosa chicle chillón, llevaba una remera sin mangas por lo que podían verse unos cuantos tatuajes vistosos decorando sus brazos y sobre su rostro moraban algunos piercings, los más llamativos estaban en su nariz y ceja. Sus orejas también estaban llenas de aretes. Llevaba lentes grandes con forma de gato y montura de pasta color turquesa, sus manos enfundadas en guantes de jardinería sostenían una regadera. Los vio a todos con curiosidad y una sonrisa simpática y compradora, tanto así que su apariencia poco común pasaba completamente a un segundo plano.

Sehun se puso de pie y la abrazó con cariño.

-Hola, abuela.

-Hola, hijito.- Le devolvió ella el saludo con afectuosidad. -No sabía que traerías amigos hoy.

-Fue de improviso lo siento.- Se dirigió a ellos con una enorme sonrisa. -Ella es mi halmeoni.- Presentó con orgullo.

-Qué pena, tendría que haber cocinado algo.- Se lamentó esta mientras se quitaba los guantes y los dejaba a un lado. -¿Quieren té? ¿O hace demasiado calor? Mejor traeré jugo de frutas, algo fresco, sí señor.- Se alejó balbuceando sola.

Sehun posó una mano alrededor de su boca para transmitirles una confidencia. -No se preocupen, los piercings de la cara son falsos.

Bueno, no era solamente eso lo llamativo a decir verdad.

-¡Qué abuela más cool!- Fue la primera en hablar Dan Bi.

-¿A que sí?- Asintió Sehun con energía. -Cambia su color de cabello todas las semanas, dice que se rehúsa a ser la abuelita de cabello gris.

Sei todavía observaba el lugar por el que la mayor había desaparecido. -Cuando sea grande, decididamente quiero ser como ella.

-¿Por qué luce tan joven para ser una abuela?- No pudo evitar preguntar Jongdae.

-Tuvo a mi mamá a una temprana edad.- Contestó, guardó un poco de silencio antes de proseguir. -Ella nos ha criado a mí y a mi hermano desde que éramos niños.

-¿Qué pasó con tus papás?- Preguntó Minseok.

Más o menos esperaron que Sehun no contestara o evadiera el tema, se sorprendieron cuando se reacomodó y continuó explicando con tranquilidad.

-Mi padre era un ladrón y un alcohólico, se quedó con nosotros por años hasta que lo encarcelaron. Creo que está metido allí dentro aún, no lo sé... Tampoco me importa en realidad.

Los chicos guardaron absoluto silencio mientras hablaba, era la primera vez que se abría y contaba su vida... La primera vez que alguno de ellos lo hacía en realidad.

-Mi mamá tenía muchos problemas también, siempre estaba consumiendo algo, cualquier droga. Un día intentó prender fuego la cocina de casa y casi lo logra, después de eso le quitaron la custodia y...- Rascó su nuca y les sonrió. -Así terminé con mi abuela de tutora creo.

-¿Sabes qué pasó con ella?- Cuestionó Dan Bi con suavidad.

Negó. -Me dijeron que estaba en rehabilitación o algo así.

En ese momento ingresó la mayor llevando una bandeja con vasos llenos y un plato con galletas de chocolate. El ambiente algo pesado se disipó cuando inesperadamente se sentó junto a ellos y les dio más charla que hasta el propio Sehun. Era una mujer increíblemente graciosa e interesante, sin darse cuenta terminaron riendo junto a ella y hablando sobre diversos temas sin parar. Sehun los observó sonriente desde su lugar.

-Fue idea de ella traerlos a casa.- Comentó en un momento.

-¿Es así?

Asintió y masticó la mitad de una galleta. -Quería conocer a mis nuevos amigos.

Le sonrieron ante el comentario, su abuela resopló desde la otra punta de la mesa.

-Si hubiera sabido que los traerías hoy hubiera hecho algo mejor para recibirlos.

-No se preocupe, halmeoni, esto está más que bien.

Sehun la miró. -Te dije que te gustarían.

-¡Obvio que sí! ¿A quién no podrían? Son tan listos y amables.- Los enfocó con una sonrisa mucho más cariñosa. -Gracias por cuidar a mi nieto, gracias por quedarse a su lado.- Expresó de forma cálida y sincera.

-Sehun también es increíble, no hay razón para que no permanezcamos juntos.- Dijo Minseok, los demás asintieron.

Después de otros varios minutos más el sol comenzó a esconderse y decidieron que lo mejor sería volver a casa antes de que oscureciera. La abuela de Sehun los despidió con ruidosos besos en las mejillas y les pidió en secreto que siguieran observando a su nieto, ellos le aseguraron que así sería y se fueron con la promesa de volver algún otro día para probar su pastel de banana y nuez. Sehun los acompañó hasta la parada de bus más cercana, pero no los dejó marchar enseguida.

-Lamento haberlos preocupado.- Se disculpó. -No fue mi intención desaparecer, tan sólo sucedió así. Necesitaba un tiempo a solas y tranquilo.

-Sehun,- Se adelantó Dan Bi con un ceño fruncido de tristeza. -¿Por qué estabas junto a esa gente mala?

Por primera vez no escapó ante la pregunta como antes sí hubiera hecho, estaba frente a sus primeros y verdaderos amigos, gente que apreciaba y que deseaba su bienestar en serio, no iba a ser más deshonesto con ellos, no se lo merecían. Además poner en palabras todo lo que sentía era una manera de acabar con todo de una buena vez.

-¿Te digo la verdad? No lo sé.- Se encogió cabizbajo. -Puede ser por muchas cosas. Quizás creí que debía ser como ellos, creí que ese era mi lugar. También necesitaba escapar de todo mi pasado y metido allí estaba más concentrado en fingir ser un idiota que en enfrentar mis responsabilidades.- Sonrió con bastante tristeza a su pesar. -Cuando era más pequeño mi madre solía decirme que sería una mierda al igual que mi padre, que acabaría como él... Supongo que cuando creces escuchando lo que supuestamente serás, al final te lo crees.

Dan Bi se adelantó y lo abrazó fuertemente; era mucho más bajita que él, por lo que sus brazos rodearon su cintura de forma apretada.

-Nunca escuches a los demás cuando se trata de ti mismo.- Le dijo. -Nunca dejes que te digan lo que debes o no debes ser.- Alzó su pequeño rostro para verlo a los ojos. -Eso debes descubrirlo tú mismo por tu cuenta.

-Qué fuerte, yo también quiero un abrazo.- Jongdae se unió a la escena.

Minseok rio, tremendamente afectado por todo lo que acababa de oír y ver, siempre sería un llorón sensible, no podía evitarlo. Tomó de la mano a Sei Ah que se mantenía a un lado viéndolos de brazos cruzados pretendiendo ser dura, y la obligó a acercarse junto a él para hacer el abrazo aún más grande, ella resopló aunque su mirada fue decididamente tierna cuando rodeó a sus amigos con sus largos brazos. Sehun por su parte tiró la cabeza hacia atrás para hacer que las lágrimas se quedasen en su lugar, aunque algunas traviesas se escaparon y rodaron sobre sus mejillas cuesta abajo.

No estaba triste, estaba feliz. Muy feliz. Por primera vez sentía que realmente no sabía quién carajo era o para qué vivía, ya no estaba determinado por palabras de otros.

Y eso estaba bien... Estaba más que bien.

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