XXI

-¿Minseok?

Cuando Sehun lo llamó dio un gran y exagerado salto, Minseok lo miró como si se tratara de un monstruo horrible y él arqueó las cejas con sorpresa ante semejante reacción, creía no haber hecho nada lo suficientemente malo últimamente como para recibir tal trato, aunque después de reconocerlo notó que se relajó.

-Dios, sólo eres tú.- Balbuceó volviendo a observar su alrededor con cautela.

Sehun se había acercado a él en primera instancia porque su actitud le había parecido extraña y sospechosa, ni siquiera habían empezado las clases y estaba escondiéndose tras el marco de la puerta de la entrada, todos los que pasaban por ahí lo veían como si fuera un fenómeno, pero parecía no interesarle, había algo mucho más importante al parecer.

-¿Pasa algo?- Preguntó con diversión, Minseok parecía un animal indefenso.

-No, nada, absolutamente nada, Sehun.- Habló rápido y sin mirarlo.

-Hey.

Jongdae apareció desde atrás para posar una mano sobre su hombro y Minseok se volteó con los ojos como platos, seguido a eso ahogó una gran y sonora respiración y se quedó completamente estático. Si Sehun pensó que la reacción que recibió era desalentadora fue porque no había visto esa todavía, el chico se había puesto blanco como el papel. Jongdae se alejó con extrañeza ante semejante respuesta.

-Hum... ¿Buenos días?

Minseok parpadeó, pero no emitió palabra alguna. El silencio fue tenso e incómodo durante varios segundos, al final Jongdae suspiró.

-¿Todavía sigues enojado? Vamos, ya te pedí perdón.

Extendió un brazo para cogerlo de la mano, Minseok lo vio en cámara lenta y lo supo, Jongdae siempre había tenido ese gesto con él, incluso desde el inicio cuando ni siquiera se conocían. Por instinto dio un salto hacia atrás, huyendo tanto de su agarre como de él. Lo vieron con las cejas arqueadas de sorpresa.

-¿Oyeron eso? Creo que escuché mi nombre...- Dijo dando varios pasos hacia atrás con una sonrisa nerviosa. -Me iré ahora, ¡adiós!

-¡Aguarda!- Jongdae suspiró con exasperación y miró a Sehun con malhumor. -Nos vemos luego.- Y se fue corriendo.

Sehun se los quedó viendo hasta que discernió de soslayo a Luhan pasando cerca y lo siguió por inercia.

-Hyung.- Llamó logrando que se diera la vuelta y lo enfocara con un ceño fruncido, no se mosqueó por ello, Luhan lo veía con molestia incluso cuando no había hecho nada. -¿Lograste solucionar lo de ayer?

Luhan siempre le respondía a pesar de no caerle para nada bien, algo que lo caracterizaba era su educación, agradecía que fuera de esa forma porque no todos tenían esa delicadeza con alguien como él, pero en esa ocasión le asombró que sólo lo viera de arriba abajo y se girara sin decirle absolutamente nada. Quedó congelado por un momento aunque luego lo siguió en el afán de conseguir una respuesta. Luhan caminó con la vista al frente y sin prestarle atención. Pensó que tal vez podría estar teniendo un mal día, no se molestaría por algo así, pero por la tarde y después de las clases cuando se encontraron para continuar con la organización del show, siguió ignorándolo. Aguardó con paciencia a que le dijera lo que tenía que hacer, pero las órdenes, inesperadamente, nunca llegaron. En su lugar vio como llenó de tareas a los demás, llegó a creer que se le estaba pasando la mano en más de una ocasión, pero supuso que era su forma de vengarse por escaparse la tarde anterior y no cumplir con el trabajo.

Al día siguiente tampoco le habló, se quedaba cerca de él para que lo notara, pero a Luhan parecía darle muy igual su presencia. De la noche a la mañana había pasado de desquitarse con él como forma de castigo por acabar en detención otra vez, a hacer como si no existiera. Optó por otro método más eficaz y en vez de esperar órdenes reposó de forma holgazana por todo el auditorio buscando fastidiarlo, sin embargo tampoco funcionó. Estaba comenzando a desesperarse porque si la profesora Kwon volvía a aparecerse para chequear cómo iban las cosas y lo veía haciendo nada, todo se iría a la mierda en serio. No lo volverían a castigar, sino que lo echarían.

-Necesito que me des algo para hacer.- Se encontró exigiendo.

Las vueltas que daba la vida...

Luhan escribió algo sobre la hoja del sujetapapeles y siguió su camino como si no hubiera escuchado nada. Sehun estaba comenzando a sentirse molesto.

-¿Tengo que pedirte por favor? Si me ven haciendo nada volverán a echarme la bronca.

-Relájate, niño.- Fue lo único que le dijo después de todos esos días de silencio.

-Sé que me odias y que te encantaría ver como soy expulsado, pero ¿no puedes tener un poquito de piedad?- Le pisó los talones todo el rato, no pensaba darse por vencido. -¿Es en serio, Luhan?

Ante su nombre pronunciado informalmente se detuvo y lo miró con ojos entrecerrados. Sehun quiso sonreír victorioso porque había intuido que aquello lo haría reaccionar, sin embargo Luhan no se precipitó para golpearlo ni le amenazó con volverlo papilla frente a todos si volvía a llamarlo por su nombre, tan sólo se cruzó de brazos y se lo quedó viendo de forma analítica.

-Escúchame bien, mocoso.- Comenzó. -Haremos un trato, tú y yo.

Arqueó las cejas sin tener idea de lo que estaba hablando. -¿Cómo?

-Intentaré dejarte bien ante los directivos y profesores.

-¿En serio?- Sonrió movido por la emoción.

Luhan asintió y desvió un tanto la mirada. -Incluso si pongo en juego mi credibilidad.

Sehun sentía mucha alegría, pero el gesto brusco del otro le hizo titubear. Luhan comenzó a acercársele lentamente, él quiso echarse a correr. No entendía cómo es que era considerado un ser amenazante cuando existía Luhan en su lugar.

-A cambio tendrás que hacer algo.- Advirtió.

Caminó hasta acorralarlo y Sehun terminó corriendo una mesa con la parte de atrás de sus muslos en el intento de escape, Luhan ni se inmutó aún de brazos cruzados y lo miró desde arriba con una altivez apabullante.

-¿Por ti?- Preguntó Sehun con voz ahogada, sus ojos grandes lo enfocaban con fijeza.

Luhan ladeó su rostro, pareció reflexionar un poco sobre eso.

-No.- Respondió. -Por ti.- El menor se quedó confuso, pero no le dio tiempo a decir otra cosa. -Te haré el favor si dejas de pasar el rato con la gente que no debes.

Sehun parpadeó y comprendió por dónde iban los tiros, frunció el ceño y se irguió quedando repentinamente cerca de él, y a pesar de eso Luhan no retrocedió.

-¿Tú también quieres tomar responsabilidad sobre mí? No te importa, no es tu asunto con quién decido desperdiciar mi mierda vida.

Luhan entrecerró los ojos y en una rápida maniobra lo tomó de una muñeca y dobló su brazo hacia atrás, su mano quedó dolorosamente entre sus omóplatos y la mayoría se giró a verlos cuando Sehun produjo un chillido lastimero como el de un cachorro malherido. En esos momentos no atinó a sentirse abochornado, pero luego se arrepentiría.

-¡Está bien, está bien, me rindo, lo haré!- Dijo inclinado sobre la mesa mientras una fuerte punzada le corría desde el hombro hasta la punta de los dedos.

-Yo no amenazo, Oh Sehun.- Le habló Luhan al oído desde atrás. -Puedo parecer benevolente, pero soy un loco de mierda, no me busques.- Lo soltó y lo vio mientras frotaba su muñeca con un puchero. -Tenemos un trato, yo te ayudo y tú te dejas de joder por ahí, ¿entendido? Y ni se te ocurra incumplir porque voy a destruirte.

-¿Por qué haces esto?- Cuestionó frustrado, sabía que podía ganarse otra llave de lucha libre, pero no entendía por qué el mundo se empeñaba en estirarle manos que no deseaba tomar. -Ni siquiera te caigo bien, sólo... Sólo déjame consumirme en paz.- Murmuró cabizbajo.

Luhan se había estado yendo, pero se frenó a último momento.

-No me dejes mal, Sehun, y cumple tu parte.

******

-¿Soy yo o la mesa está un poco rara?

Dan Bi no pudo aguantarse a espetar con timidez durante un almuerzo. Todos estaban de acuerdo aunque guardaron silencio. Desde su punto de vista la escena era extraña y confusa; hacía días que Minseok no tocaba su almuerzo y sólo se dedicaba a reposar la cara sobre la mesa con depresión, parecía que no deseaba estar allí en realidad, Jongdae apuñalaba su postre con ira mientras lo observaba con una fijeza perturbadora y Sehun, al lado de Minseok, compartía un estado parecido revolviendo su comida con desgano y malhumor. Inesperadamente había comenzado a pasar el tiempo con ellos de forma más seguida, era extraño, pero ninguno se opuso, Sehun era parte del grupo después de todo... Aunque nadie supiera mucho sobre él. Ni ella ni Sei Ah entendían lo que estaba pasando, la otra fue mucho más directa con el tema.

-No eres tú, al parecer los varones están pasando por alguna especie de crisis.- Dijo viéndolos con el ceño fruncido.

-Yo no.- Habló Jongdae con ironía. -Yo estoy perfecto, son otros los que tienen problemas que no les importa solucionar.

Minseok gruñó y se removió para apoyar la quijada sobre la superficie de la mesa. -Te odio.- Murmuró fulminándolo con una mirada rencorosa. -Sigues apareciéndote en mis sueños, te odio.

-Habla más fuerte si tienes algo para decir, cabeza hueca.

-Es raro verte tantos días seguidos con nosotros, Sehun.- No pudo aguantarse a comentar Sei. -¿Qué tanto te mantenías haciendo por ahí?

Este frunció ligeramente el ceño, pero no le contestó. Notando que todo se estaba volviendo todavía peor y más incómodo, Dan Bi sonrió con inseguridad en un pobre intento de aligerar el ambiente.

-Los exámenes están cerca.- Cambió de tema.

-Oh, Dios, los exámenes.- Reaccionó Minseok al erguirse para tomar su cabeza en ambas manos.

Sehun también se lamentó con un gemido. -Ni lo mencionen.

Jongdae saboreó un poco de su pudín de vainilla. -Yo puedo ayudar...

-¡No!

Miraron con sorpresa a un Minseok trastornado. Este los vio con incomodidad.

-¿Cuál es el problema?- Pinchó el otro con un ceño fruncido. -Si estudias conmigo es obvio que aprobarás todo, soy el mejor aquí dentro.

Minseok le sonrió de forma trémula. -Creo que estaré bien así.

Dan Bi, Sei y Sehun lo veían con cejas alzadas, entendiendo que estaba teniendo un comportamiento extraño de la nada. Él y Jongdae tenían sus diferencias, pero de los cinco eran los más cercanos y los que mejor se entendían entre sí, no tenían idea de lo que sucedía, pero era evidente que algo había.

Aunque Jongdae sí parecía estar perdiéndose de algunas cosas.

-Si desapruebas tendrás que venir en vacaciones.- Insistió como si nada. -Pondremos un día cualquiera y te ayudaré, hasta podemos quedarnos después de la escuela en la biblioteca.

Minseok se rio como un idiota, pero no le dio ninguna respuesta, en aquellos últimos días había perdido casi por completo su capacidad de habla aun cuando era propenso a comentar sobre todo, y mientras tanto Sehun estaba en un estado similar, pero sin dudas mucho más temeroso.

Contra todo buen pronóstico había seguido el consejo de Luhan... O más bien la orden. Eso significaba que ya no se había acercado a Jae Yong y su pandilla, usualmente no le importaría algo como eso si no fuera porque sabía muy bien que ese tipo era un desquiciado de mierda. Los grupos como esos solían manejarse de una manera muy violenta ante cualquier traición o cosa fuera de lugar, en el momento en que había comenzado a pasar el rato con ellos se había vuelto un miembro. El día que su hermano había decidido salirse de su pandilla le habían dado semejante tunda a modo de despedida que estuvo dos semanas enteras en el hospital respirando por un tubo.

Aquellos eran niños de escuela, pero iban camino a convertirse en enormes delincuentes y no dudaba de que el mismo destino pendiera sobre su cabeza.

Mentiría si dijera que no estaba asustado como la mierda, había estado escondiéndose desde hacía días y había salido victorioso la mayoría de las veces. Hubiera sido muchísimo más fácil ignorar al presidente del consejo y seguir con ellos como hasta el momento, pero por alguna loca razón había decidido tomar otro camino... Un camino con más futuro. Quizás echarle la culpa a Luhan era una excusa para no aceptar que había usado aquella orden como modo de escape, honestamente estaba cansado de ser castigado injustamente y de correr de aquí para allá siendo parte de actos vandálicos y abusos a personas inocentes. Nunca le había agradado nada de eso, pero había pensado que era su lugar. No era buen estudiante, no tenía deseos, no tenía aspiraciones, no tenía dinero como los demás, no tenía nada... Encajaba más con ellos que con cualquier otro.

Pensó que podría insensibilizarse para siempre y vivir así.

Y en su lugar estaba junto a personas que no le permitían hacer eso.

Que no le preguntaran la razón por la cual había comenzado a pasar el rato con Minseok, Jongdae, Dan Bi y Sei Ah porque ni él mismo lo sabía. Eran buenos chicos, se lo habían parecido desde el comienzo y a pesar de todo lo que se decía sobre él lo habían tratado como a uno más, cuando se había animado a sentarse con ellos durante los primeros almuerzos nunca lo vieron como si fuera un desubicado, fue natural, fue deseado. Hasta se preocupaba por esas personas; se preocupó por Dan Bi en su momento, ayudó a Sei en otras ocasiones... No podía presionar el botón cuando estaba junto a ellos, no podía ser indiferente o frío, tenía que ser un humano que aprendía de todo incluso de sus propios errores.

Quizás era eso lo que buscaba, lo que en el fondo deseaba, y por eso había estado siguiendo una serie de pasos para acabar justo donde estaba.

Sentía tanto anhelo por caerles bien, por ser contado como un amigo más, que había luchado sin descanso por mantener su otra "identidad" en secreto. Había luchado porque no supieran a dónde se iba o lo que hacía cuando no estaba con ellos. Había tenido su corazón dividido entre hacer las cosas bien o seguir anestesiándose a propósito.

-¡Sehun, ven aquí un momento!

Una de esas tardes su plan de escape falló y dio de lleno con el grupo que no debía. Estaban en medio de algo, lo supo al instante que los vio cuando escuchó su nombre en la lejanía. Cerró los ojos con fuerza cuando notó a Jae Yong, lo había visto justo a tiempo y ahora se dirigía hacia él. Comenzó a sudar, sabía que no le harían nada mientras todavía estuvieran dentro del instituto, pero carajo, le darían una clara advertencia y no podría hacer nada contra eso.

No haría nada, no iba a defenderse porque no respondería con violencia a más violencia. No era así, nunca lo había sido.

Jae Yong le rodeó los hombros con cercanía como tenía por costumbre, él se tensó como la cuerda de una guitarra al sentir su toque. Si se lo quitaba de encima sería aún peor, así que fue arrastrado en contra de su voluntad hacia el lugar de los hechos. Quizás fue su imaginación, pero Jae Yong estaba presionando un poco de más su hombro derecho.

-¿Dónde has estado, Sehun?- Le cuestionó con exacerbada pena.

Le sonrió nervioso. -Por ahí.

-Nos has herido, hombre.- Siguió hablando casual. -Con lo mucho que nos gusta tu presencia.- Sonrió por la escena delante de ellos. -Nos hemos divertido mucho sin ti.

Enfocó con reticencia lo que pasaba, entre todos estaban haciéndole la vida imposible a un chico de lentes que luchaba por conseguir su mochila secuestrada. Lo conocía, creía que iba a su salón o algo así, era de los chicos más inteligentes y tímidos. En esa ocasión su rostro demostró todo el disgusto que sentía, quería salir rápido de allí, vomitaría de lo contrario.

-Tengo que irme, no puedo estar aquí.- Se zafó de su agarre, pero Jae Yong estiró una mano para cogerlo de un hombro con brusquedad.

-¿A dónde te crees que vas?- Le espetó con voz grave, fue tan amenazante que Sehun creyó que por fin se dejaría de ceremonias y lo mataría a golpes allí mismo.

Lo miró a los ojos a pesar del miedo que le recorría las venas, aguardó por algo que nunca llegó puesto que Jae Yong le sonrió con más tranquilidad aunque sabía que era más una advertencia. Y una muy seria. Se le crisparon los pelos de la nuca cuando le habló al oído.

-Espero que no hayas decidido dejarnos, Sehun.- Le dijo. -En serio espero que no te hayas comido el cuento de siempre, ese de que eres especial y tienes un gran futuro.- Se alejó para volver a verlo a la cara. -En esta vida nadie dará una mierda por ti, será mejor que lo aprendas temprano... A menos que quieras hacerlo por las malas.

Lo dejó ir con eso. Así sin más, lo dejó, y como un imbécil en vez de salir corriendo se quedó clavado en el lugar, no porque quisiera sino porque por alguna razón su cuerpo había dejado de responderle. Estaba congelado. Continuaron molestando a más personas como si nada y él, entremedio de toda la tormenta que era su mente, distinguió a alguien de reojo. La realidad es que nadie lo hubiera notado en su lugar, pero él sí lo hizo, algo en su cabeza gritó "¡voltea a la izquierda!".

-Ay, no...- Murmuró cuando vio a Luhan observando toda la escena con el ceño fruncido.

Vio al chico del cual abusaban allí en el suelo y luego a él. Sehun parpadeó y sintió la garganta apretada, pero antes de que pudiera hacer cualquier movimiento Luhan alzó la barbilla, se dio la media vuelta y se alejó de allí pisando fuerte.

Bien, ¿cuán más jodidas podían ponerse las cosas?

******

Las clases ya se habían terminado, pero Minseok seguía rondando por ahí como un fantasma.

Le habían dado limpieza para hacer, sin Jongdae por suerte, los dos juntos en una misma habitación hubiera sido un completo desastre en esos momentos. Odiaba en lo que se habían convertido las cosas, odiaba estar perdiendo al único mejor amigo que había logrado tener después de tantos años tortuosos; Jongdae era la única persona con la cual se entendía de una manera que para otros era incomprensible y sentía una gran cercanía hacia él más allá de todas las peleas tontas. Los demás no eran lo mismo, los adoraba, pero no. Y por su culpa todo se estaba yendo al carajo. Para cualquiera sería una pelea más que podría arreglarse hablando, pero sabía que no era así de simple.

No en su caso.

Si estuviera seguro de que todo podía remediarse no estaría perdiendo la cabeza. Seguía soñando locuras, seguía pensando en cosas extrañas, seguía haciendo lo que no debía. A veces, mientras trabajaba en su manhwa, encontraba sus dibujos a la mitad y luego se daba cuenta de que había estado soñando despierto otra vez, perdido en sus pensamientos. No podía reproducir todo lo que imaginaba, le daba vergüenza ajena y se odiaba todavía más, eran actos completamente inconscientes.

Sentía que ya no tenía dominio sobre sus propias emociones.

Mientras estaba en la escuela tenía cosas de las cuales ocuparse, por eso no quería volver a su hogar en donde se dispersaría fácilmente y echaría toda su tranquilidad a la basura una vez más. Más allá de que el concepto de tranquilidad para él había tomado un significado más inestable y poco confiable en el último tiempo. Le había dicho a los dos compañeros que le habían tocado en esa ocasión que se encargaría de hacer la mayor parte de las tareas, de esa manera quizás lograra más tiempo encerrado tras esos muros.

Aunque luego algo bastante inesperado le llamara toda la atención.

Mientras volvía de tirar la basura en los contenedores escuchó una discusión. No llegó a distinguir lo que decían, pero por el tono de las voces podía identificar que estaban muy molestos... O molestas. Al asomarse por la puerta abierta de uno de los salones (que se supone para esas horas debería estar vacío) vio a un grupo de señoritas muy, muy enojadas exclamando insultos y reproches a una sola persona: Lee Ohn. Por dentro prorrumpió en mil maldiciones porque era otra persona a la cual había estado evitando, pero no podía irse después de escuchar varios de los comentarios llenos de bilis que le estaban escupiendo a la cara.

-¿Qué tienes para decir?- Cuestionó una con prepotencia.

Debía admitir que Lee Ohn parecía bastante entera a pesar de estar recibiendo insultos por parte de un batallón bastante iracundo. Ella sólo alzó su barbilla con arrogancia y las observó a todas sin expresión.

-No tengo nada para decirle a nadie.

-¡Zorra, no te mereces ni estar en presencia nuestra!- Gritó otra desde el fondo.

-¿Te metiste con su novio y sigues haciéndote la mosquita muerta? No tienes cara, Lee.

-¡Es verdad! Lo menos que puedes hacer es darle una disculpa a nuestra amiga y luego jurar que no volverás a dirigirnos la palabra.

-No deseo dirigirle la palabra a ninguna de ustedes ni aunque lo necesite, no valen la pena.

Minseok arqueó las cejas con asombro, jamás había visto a Lee Ohn ser tan agresiva y menos contra sus supuestas amigas, aquellas que siempre se sentaban junto a ella en la mesa popular. Siempre había procurado aparentar ser amigable y aguantar sus juegos a posta, muy parecido a lo que había hecho él al comienzo, recordaba haber comenzado así también.

Al parecer había perdido la paciencia... Y ya era hora.

-Está bien, no nos importa tampoco.- Le espetaron ofendidas. -Pero al menos dale una disculpa o te las verás.

Lee Ohn enfocó a una de las chicas en especial, era la más afectada de todas evidentemente, estaba al frente del todo encabezando la multitud aunque lo que menos hacía era defenderse, las demás parecían más enojadas, ella sólo se veía con ganas de llorar.

-Lamento que tu novio sea un cerdo infiel y una rata buena para nada.

Minseok la hubiera aplaudido si no fuese porque aquella contestación lo volvió todo aún peor.

-¡Eres una puta!

No podía pasar mucho más sin interceder.

-Bien, bien, creo que necesito llevarme a alguien de aquí, gracias.- Advirtió entrando en la habitación como si nada, abriéndose paso entre las féminas y tomando de la mano a Lee Ohn.

Ella lo enfocó con dos ojos enormes, como si su fachada indiferente se hubiera perdido por completo ante su llegada. Pretendió no prestarle atención para no abochornarla e ignoró también todas las protestas que se elevaron como una plegaria ruidosa e insoportable.

-¿Qué haces? ¡Vuelve aquí, perra!

Se dio la vuelta de improviso y encaró al origen de aquel comentario, dejando a Lee Ohn protegida detrás de sí. La miró con seriedad y la señaló con un dedo.

-Ten cuidado, niña, te estás dirigiendo a una mujer que merece el mismo respeto que cualquiera. Antes de juzgar, mejor cómete tu propia mierda y atragántate con ella.- Tomó a su amiga con más fuerza sin darse cuenta y la miró sobre el hombro. -Vámonos, Lee.- Susurró con fastidio.

-¡Cuida tu espalda!- Le gritaron mientras se iban. -¡Puede que esté intentando seducirte sin que te des cuenta!

Minseok volvió a detenerse, pero no las miró cuando les respondió.

-Al menos sé que vale más que todas ustedes y sus asquerosos prejuicios juntos.

Antes de que pudieran decir algo más se largó de allí junto a la otra.

Por alguna razón se mantuvo caminando sin parar, alejándose de toda aquella situación tan repugnante. Sostuvo a Lee Ohn de la mano en todo momento y no la soltó, iba detrás de él por lo que no tuvo oportunidad de saber cómo se encontraba durante todo el camino hasta el patio trasero más bonito y deshabitado de todos, aquel que era su preferido. Cuando llegaron se detuvieron y guardaron silencio por largos segundos, Minseok tenía miedo de voltearse porque no tenía idea de lo que encontraría y tampoco sabría qué hacer en caso de que todo estuviera terriblemente mal. El único sonido que se oía era el de las cigarras, característica particular de los veranos asiáticos.

-Estuviste evitándome.- Se oyó la voz de ella por fin.

No le pareció que llorara o algo parecido por lo que se volteó lentamente para encontrársela tan tranquila como si nada hubiese pasado.

-¿Eh?

Lee Ohn se encogió un poco como si sintiera frío, cosa loca puesto que estaban en pleno verano.

-Después de que te conté mi secreto me dejaste.- Dijo con voz triste.

Bueno, eso le hacía sentirse como una mierda, pero todo se le había ido de las manos de un día para otro y en un parpadeo.

-No le he contado nada a Jongdae.- Respondió girándose por completo. -Te lo juro.

Ella se rio, un sonido seco, y se abrazó a sí misma. -No me refería a eso...

Él hizo una mueca. -¿Estás bien?- Preguntó con suavidad.

Se encogió con impasibilidad, seguía con la mirada clavada en algún lugar a la derecha. La observó bien, su rostro no reflejaba ninguna emoción vehemente, ¿qué habría sido lo que pasó antes entonces? ¿De verdad no le afectó todo lo que dijeron? ¿No sentía molestia o tristeza? ¿Lo que sea?

-Me da igual, la verdad. Yo...- Se detuvo de la nada y frunció el ceño.

Minseok la vio con cautela y entonces, inesperadamente, varias lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos como si estos fueran estanques llenos que se desbordaban. Sus mejillas blancas se volvieron rojas de un momento a otro y tenían marcados ríos de agua salada que no dejaban de circular. Lee Ohn parecía querer retener todo aquello, pero al final se quebró y después de adelantar su labio inferior como una niña pequeña, cubrió su rostro con ambas manos y comenzó a sollozar con fuerza.

-¡No he hecho nada!- Gimió desconsolada. -¿Por qué siempre las cosas tienen que terminar así? No importa lo que haga, no importa cuánto finja, al final siempre acabo sola. ¿Cuánto más tengo que humillarme para conseguir algo de compañía?

Minseok no tenía palabras. La observó con un ceño fruncido lleno de pena y sólo pudo posar con delicadeza ambas manos sobre la base de su cuello, quería enmarcar su rostro, pero ella estaba hundida en sus manos y le era imposible. Mientras la sostenía de alguna manera, siguió desbordándose sin parar.

-¡Odio estar sola, lo odio!- Golpeó su zapato contra el suelo con fuerza. -En casa nadie me escucha, aquí es el único lugar donde mínimamente se me respeta, pero siempre acaban jodiéndolo todo, siempre acabo arruinada.

-No pasa nada.- Intentó consolarla con torpeza.

-¡Estoy cansada!- Exclamó con el corazón roto. -¡Ya no quiero seguir más con toda esta farsa!

Minseok tuvo el atino de meterla entre sus brazos y abrazarla fuerte. Fue lo único que se le ocurrió. Ella siempre parecía tan segura de sí misma, tan confiable, en esos momentos se le hacía el ser más pequeño y frágil del mundo contra su pecho.

-¿A quién quiero engañar?- Escuchó su voz amortiguada. -Jongdae jamás me querrá, nunca me querría, ¿cómo podría? Soy una persona horrible.

Aquello tuvo bastante significado para él. Demasiado. A pesar de la situación creía que era un buen momento para aclarar varias cosas inconclusas, así que esperó a que se calmara y cuando ya no la oyó llorar, la apartó suavemente y la vio a la cara con seriedad.

-Creo que tenemos que hablar.- Dijo mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo y se lo ofrecía.

Cabizbaja, ella sorbía por la nariz cuando lo tomó y limpió sus mejillas húmedas.

-Ya lo sé.- Respondió con voz apagada, y lo miró.

-¿Qué fue lo que sucedió en el pasado, Lee?

Muy feliz Navidad a todxs, que tengan una hermosa noche ❤.

AVISO
(Actualización). Holis, lxs que ya están terminando el fic lo saben, pero para lxs nuevxs hay un pequeño aviso: no permito ni un solo comentario degradante, despectivo, machista, etc. contra NINGUNA de mis personajas femeninas.
Los que lea, van a ser borrados. ¡Gracias!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top