XVII (PARTE II)
Al otro día la compostura de Dan Bi se resquebrajó y ella se llenó de un nerviosismo que de ser mortal, hubiera fallecido ni bien abrió los ojos al despertarse esa mañana.
-¿Estás ansiosa?- La codeó Sei Ah.
Largó el aire que contenía como si sus pulmones tuvieran capacidad para respirar por mil personas. -No te imaginas.
-Chong Yul lo entenderá.- Habló Minseok compasivo. -No podría ser tan terrible.
-Nadie es terrible hasta que sabe la verdad.- Dijo Jongdae adelante.
Minseok puso una expresión malhumorada y se adelantó para caminar a su lado.
-Deja de ser tú por un minuto, ¿no ves lo mal que está?
-Sólo estoy preocupado.- Se defendió. -Nadie sabe lo que pasará cuando esos dos se encuentren, es preferible ser precavidos.
Minseok observó el alboroto que los rodeaba, todos corriendo y susurrándose cosas mientras veían a Dan Bi pasar. Ese día Lee Chong Yul y el resto del equipo de béisbol llegarían del campeonato y, más que guardar expectativas por el resultado del mismo, los estudiantes estaban ansiosos por saber qué es lo que pasaría ahora que Dan Bi no era "sólo una chica más". El romance joven que compartían no era un secreto para nadie y siempre lo habían alentado debido a que los dos eran guapos y populares, pero ahora que el estatus de ella había descendido varios escalones era seguro que muchos aguardaran su destrucción.
Sólo deseaba que si al final Chong Yul era un imbécil, la rechazara con el máximo de delicadeza... Y en privado, porque sino la escuela sería una locura.
Dan Bi estaba nerviosa, pero en lo profundo deseó encontrárselo lo más pronto posible y acabar con todo. Con todas las dudas y los miedos. Ya sea que la aceptara o la rechazara, al menos sería un final y aunque terminara con un muy posible corazón roto, ya no tendría que esperar nada. Sin embargo a él no se lo vio en todo el día. Para el antepenúltimo período antes del almuerzo la gente había olvidado un poco el frenesí cuando notó que nada dramático pasaba. Chong Yul al parecer todavía no había llegado... O eso quería pensar. No deseaba creer que estuviera ocultándose de ella, alargando todavía más la tortuosa espera.
Pero puede que no supiera cómo decirle que retiraba su oferta de antes y que ya no la quería.
-Formarán grupos de a dos.
Esas palabras del profesor la sacaron de su eterno ensimismamiento.
-Yo haré los pares.- Anunció antes de que comenzaran a moverse.
Todos rompieron en protestas, nadie quería una pareja indeseada y menos ella. Su nerviosismo volvió, pero ahora en forma de otra cosa. Fervorosamente rezó porque el profesor la pusiera junto a Minseok o Jongdae, o algún estudiante de corazón noble que no fuera un idiota.
-Yoo Dan Bi y...
Cerró los ojos con fuerza y se lamentó cuando la frase acabó con un nombre que no reconocía. Tomó sus cosas y lentamente se puso de pie, dirigiéndose al frente dónde estaba el compañero que el profesor había señalado antes de seguir formando parejas. Se quedó parada al lado del banco que le pertenecería por un tiempo, puesto que el chico se mantenía ocupando la silla vacía con un pie.
-Hum... ¿Me permites?- Le sonrió un poco.
Él se apartó sin si quiera mirarla, pero antes de que pudiera hacer algo alzó una mano.
-Profesor,- Dijo en voz alta para que todos lo oyeran, en consecuencia se callaron y voltearon a verlo. -¿Podría decirnos su nombre real, por favor?
El silencio se promulgó. El mayor lo observó detenidamente.
-¿Disculpa?
-Su nombre.- Señaló a Dan Bi de forma irrespetuosa. -Dan Bi es nombre de mujer, muy femenino, me rehúso a llamarla así, es antinatural.- Argumentó en el mismo tono altanero, como si fuera obvio que tenía toda la razón del mundo. -Exijo su verdadero nombre.
Ningún estudiante se unió a sus protestas por suerte. El profesor carraspeó incómodo y jugó con varios papeles de su escritorio.
-Me temo que no podemos hacer eso, es información confidencial.
-No entiendo por qué siguen permitiendo que ande por ahí con esas pintas.- Indicó su uniforme femenino. -Es perturbador.
-La escuela no coarta la libertad de expresión de sus estudiantes a menos que sus decisiones afecten de forma negativa a todo el colectivo.- Explicó el otro con paciencia.
-¡Pero sí lo está afectando! Mi familia no me educó para soportar estas atrocidades.
Jongdae en un banco al final del todo se puso de pie cuando no pudo soportarlo más, Minseok a su lado posó una mano sobre su hombro en el afán de anclarlo al mundo real si se salía de control, pero antes de que pudiera decir o hacer algo alguien se le adelantó.
-Estás loco...- Murmuró Dan Bi antes de inflar su pecho y encarar a aquel estúpido con coraje. -Estás loco si crees que dejaré que alguien tan horrible como tú decida quién debo ser.- Anunció con voz fuerte. -¿Quién te crees que eres? ¿Dios?
-Yo...
-¿Eres Dios?
-No, pero...
-Entonces hazle un favor al mundo, cierra tu boca y deja de lastimar con tu crueldad e intolerancia.
Minseok hizo sentar lentamente a Jongdae.
Dan Bi tomó más aire y prosiguió igual de firme y molesta. -La última vez que chequeé mi calendario estábamos en el siglo veintiuno, ¡deja de mostrarte por ahí como un maldito retrógrado e ignorante!
Después de otro largo silencio en el que se mantuvo intentando recuperar el aliento ante los ojos sorprendidos de todos, sonó la campana del almuerzo. Salieron del estupor lentamente y comenzaron a moverse, Dan Bi vio al profesor con la misma resolución.
-Solicito cambiar de compañero.
Este asintió con solemnidad. -De acuerdo.- Le dio una dura mirada al otro. -Tú, a detención, ahora.
El tipo estiró los brazos con expresión incrédula como si no supiera qué fue lo que hizo mal. Jongdae y Minseok tomaron a Dan Bi de ambos brazos con cariño y se la llevaron a la cafetería. Ya sentada en la mesa frente a su almuerzo suspiró con cansancio y echó un vistazo a sus amigos, especialmente a Minseok.
-Oye, Min.- Lo llamó. -¿Cómo aguantas toda la intolerancia que recibes a diario?
-¿Mm?- Alzó las cejas este, despegándose de su comida.
-Ya sabes, el juicio de la gente, sus críticas injustificadas... He pasado una semana infernal y el sólo pensar que tú has tenido que lidiar toda tu vida con ello me pone los pelos de punta.
-Oh.- Minseok dejó lentamente los palillos sobre la mesa. -Supongo que... Sólo te vuelves insensible.- Se encogió. -Hay un punto en el cual debes decidir si vivir con ello por siempre o simplemente morirte.
Lo dijo de una forma tan contundente y naturalizada que los demás dejaron lo que hacían y lo miraron. Jongdae pareció asustado a su lado cuando lo vio con recelo, Dan Bi se arrepintió de haber sacado a colación ese tipo de tema sin ningún tipo de sensibilidad. Minseok se dio cuenta del desatino y sonrió con incomodidad.
-En fin, la gente es una mierda, eso no va a cambiar nunca.
-Eso no es verdad.- Se adelantó ella. -Es verdad que existe gente cruel, pero también existe bondad.- Miró a Sei a su lado. -¿Qué son ustedes entonces?
Su amiga le sonrió un poco y Minseok guardó silencio, pensativo. Dan Bi cogió sus palillos y se volvió a su comida, pero algo la detuvo nuevamente. Frunció el ceño y observó toda la cafetería.
-¿Alguien sabe dónde está Sehun?
El gesto de Sei se crispó por un milisegundo y estiró su cuello para ver su alrededor también. Minseok y Jongdae parpadearon un par de veces.
-No... ¿Dónde se meterá? Siempre desaparece así.
-Debe estar con sus amigos delincuentes.- Murmuró Sei Ah con sarcasmo.
-¿Quiénes son?- Frunció Minseok. -Nunca los vi.
-Supongo que serán esos que siempre se saltan las clases y no respetan el uniforme. Si quieres verlos están afuera fumando y cosas así.
-Hablando de desaparecidos, ¿qué ocurrió con Lee Chong Yul?
Dan Bi dejó caer sus palillos de forma torpe, la miraron con interés y se escudó tras una sonrisa nerviosa.
-Da igual. Esté aquí o no al final ya no debe esperar nada de mí.- Sonó el timbre y aprovechó eso para ponerse de pie. -Salgamos de aquí.- Murmuró más para sí misma que otra cosa.
Los demás quisieron decirle algo, pero ella salió disparada tan rápido hacia la salida que apenas tuvieron tiempo de reaccionar y seguirla. Dan Bi había logrado pasar el día sin que los pensamientos acerca de esa persona la torturaran demasiado, al comienzo había temido hasta entrar al edificio, pero como él no se había presentado inconscientemente se relajó y lo dejó pasar. Las cosas eran mucho más fáciles cuando se las evitaba.
Salió de la cafetería sin ver a nada ni a nadie, procurando llegar rápido al salón para acabar con las horas restantes, ir a su casa y terminar con todo el estrés de ese día... O al menos sobrevivirlo desde la seguridad de su hogar, pero no hizo ni diez pasos cuando chocó de lleno con alguien, atinó a pedir disculpas, mas las palabras murieron en su garganta cuando vio de quien se trataba, su rostro palideció de tal forma que cualquiera habría pensado que estaba ante un fantasma horrible. Un grito que reprimió salió como un gemido lastimero y su cuerpo se tensó como la cuerda de una guitarra.
Frente a ella, Chong Yul pareció tanto sorprendido como aliviado de verla. Detrás apareció el resto de los chicos que se frenaron en seco al verlo con ojos enormes.
El corazón de Dan Bi había comenzado a latir como si corriera por su vida y sus miembros, cada uno de ellos, eran como plomo. Tendría que correr, todos sus instintos se lo dictaban, pero la parálisis repentina la retuvo en el lugar. Él pareció nervioso, pero inmensamente feliz, cosa que transmitió con su tímida y sincera sonrisa.
-Pensé que ya no podría verte.- Le dijo bastante ansioso. -Llegamos mucho más tarde de lo planeado y...
Dejó las palabras en el aire cuando notó que ella lo estaba viendo como si fuese un monstruo maléfico. Jongdae dio un paso al frente con claras intenciones de interceder, pero Minseok estiró un brazo delante de él para impedírselo, le dio una mirada que al parecer entendió y se quedó quieto a duras penas. La postura de Chong Yul decayó un tanto y su sonrisa titubeó, pero no lo suficiente, al instante volvió dibujarla sobre su rostro.
-Te cortaste el cabello.- Reconoció. -Bueno, creo que esto que conseguí todavía servirá, pero...
Rebuscó en sus bolsillos y sacó un pequeño broche decorado con un moño a cuadros color blanco y morado. Se lo enseñó y estiró una mano con intenciones de colocárselo, pero Dan Bi se alejó de su toque; él no se dio por vencido y dio un paso más cerca, corriéndole su flequillo corto y claro hacia un lado y manteniéndolo en el lugar con ayuda del broche que encajó perfecto un poco más arriba de su sien izquierda. Se habían vuelto el centro de atención, obviamente, la gente que pasaba por ahí se detenía a observarlos con curiosidad, pero ellos estaban tan concentrados el uno en el otro que no lo notaron.
Chong Yul le ahuecó una mejilla con suavidad y le sonrió con la misma ternura.
-Lo vi en la locación y pensé en ti.- Explicó en un tono de voz tal que sólo ella podía oírlo. -Sabía que iría contigo... Muy, muy linda.
-¿Linda?- Fue la única palabra que pudo articular Dan Bi de forma insegura y susurrante, viéndolo a los ojos fijamente, esperando algo que le dijera que no estaba soñando, que se estaba equivocando en sus suposiciones.
Chong Yul lo leyó y se puso mucho más serio. Rodeó con sus manos de forma perfecta su rostro pequeño y blanco y se le acercó mucho más, tan sólo a un escaso paso de unir sus cuerpos por completo. Dan Bi se puso tan roja como un tomate y tuvo que inclinar la cabeza hacia atrás para poder verlo a la cara debido a su reducida estatura.
-Linda.- Afirmó con seguridad sin dejar de verla a los ojos. -Nunca fuiste otra cosa.
Minseok sonrió jactancioso y miró a Jongdae, quien mantenía un porte orgulloso ante la imagen de su mejor amiga recibiendo algo completamente diferente a lo que había esperado.
-¡Tomé una resolución!- Alzó la voz repentinamente tomando a Dan Bi por sorpresa. Se alejó con una sonrisa mucho más segura, con las miradas de todos sobre él. -¡La semana que viene jugaremos otro partido importante y tú vendrás!- La señaló con un dedo, la gente podía oír perfectamente su dictamen, hablaba casi a los gritos a posta. -¡Si ganamos, Yoo Dan Bi, deberás aceptar ser mi novia! ¡Sin protestas!
Fue un alboroto, todos comenzaron a murmurar cosas inundando el lugar con un sonido insoportable como el canto de un millón de cigarras en verano. Dan Bi abrió los ojos como platos y no fue capaz de reaccionar, a ese paso estaba comenzando a creer que había perdido la capacidad para siempre. De repente los bordes del mundo se habían borrado, reduciéndolo todo a ese chico que se alejaba con una sonrisa gigantesca, como si hubiera logrado su cometido, dejándola con una sensación de calidez y euforia en su interior.
Se giró hacia sus amigos quienes lo veían todo como si estuvieran en la primera fila del cine.
-¿Qué...? ¿Qué acaba de pasar?
Jongdae se acercó a ella con paso lento y revestido de un júbilo disimulado, haciéndose visible únicamente en su sonrisilla incontenible. Posó una mano suave sobre su hombro.
-La vida acaba de darte la razón, Bi, sólo eso.
El festival de primavera pasó en un parpadeo. Todo salió según lo esperado, Luhan no murió de un infarto y acabó bastante satisfecho más allá de las críticas que se hizo sobre mejorar esto y aquello para la próxima, un alma perfeccionista jamás descansaba. La gente alabó el mural de Minseok que recibió las felicitaciones y los halagos de personas que ni siquiera conocía. La mayoría de los puestos fueron atendidos por ellos como trato para terminar con aquel castigo de una buena vez, aunque en el camino hubieran olvidado por qué estaban haciendo eso en primer lugar. Todo el trabajo ayudó a que Dan Bi no pensara demasiado en la semana que le esperaba al terminar el domingo.
Cuando el día del partido llegó los estudiantes estaban eufóricos, se incluía en el grupo, claro. Había estado tan perturbada durante toda la jornada que Sei Ah le había preguntado con seriedad si pensaba asistir, sólo le había dado una sonrisa temblorosa, pero no le respondió, al final del día nadie sabía muy bien cuál sería su decisión. Minseok y Jongdae la observaban, lo sentía, pero nunca la cuestionaron, cosa que agradeció. La campana sonó vaticinando lo que sucedería y ella seguía dando vueltas en el lugar como un pollo sin cabeza; por orden del docente tuvo que hacer limpieza, por lo que Jongdae y Minseok aguardaron a su lado con intenciones de que la ansiedad no la consumiera por completo. Al finalizar ellos juntaron sus pertenencias y se encaminaron a la salida no sin antes voltear a verla con interés. Dan Bi había estado en mitad del salón vacío sosteniendo su mochila, viendo en dirección al campo de béisbol, por allí donde se oía el vitoreo incesante de los demás estudiantes.
En ese mismo instante Sei Ah y Sehun aparecieron agitados en la puerta.
-¿Qué hacen aquí? ¡El partido comenzó hace un rato, vamos!
Dan Bi giró a ver a los otros dos con la certeza de que la estaban esperando, sus ojos eran enormes y anhelantes, brillosos.
-Quiero ir a verlo.
Sus amigos le sonrieron, siempre supieron que lo aceptaría por fin. Dan Bi ya estaba a esas instancias así que no temió decir lo siguiente, no temió creerse merecedora de más.
-Y quiero que gane.- Confesó con un millar de emociones explotando en su pecho.
Minseok y Jongdae la llenaron de afecto con sus sonrisas calurosas.
-En ese caso tendremos que ir a alentarlo.
Al llegar al campo estaba más nerviosa que nunca en su vida. La gente comentó al verla, pero ya no le importaba, eran parte del paisaje, lo único que deseaba era ver al chico del cual estaba enamorada hace años. Los chicos se sentaron al llegar a la cima de las gradas, pero ella se quedó de pie, usando su mano como visera para protegerse del sol en lo que inspeccionaba el campo en busca de él. Chong Yul había estado ocupado haciendo lo mismo, intentando encontrarla en aquel mar de gente, y ni bien logró enfocarla fue como si los demás se volvieran grises y sólo su figura tuviera color.
Se largaron a correr a la misma vez, Dan Bi bajó de las gradas y Chong Yul atravesó todo el campo.
-Escúchame,- Intercedió cuando se encontraron sin darle tiempo a nada. -Vamos arriba por una carrera, pero son muy buenos así que no tardarán en empatar.- Explicó agitado y sudoroso sobre el griterío de la gente. -Seré tercer bateador en la novena entrada, si mis compañeros logran carreras limpias con suerte ganaremos.- Observó el campo con visible nerviosismo, analizando todo lo que estaba sucediendo. -Hasta ahora ha habido un par de sucias, eso no nos sirve, pero...
Se calló cuando Dan Bi tomó su rostro entre sus finos dedos y lo volteó hacia ella, estaba más alta parada sobre la zona de gradas tras la barrera. Se olvidó de todo casi por completo cuando la vio a los ojos así de cerca, se atrevería a admitir que hasta su pulso era errático y ya no tanto por el deporte. Ella intentó transmitirle tranquilidad de alguna manera a través de su sonrisa.
-Estará bien.- Aseguró.
-Tendrá que ser porque todos están ayudándome con esto, les pedí máximo esfuerzo para ganar.
El público ahogó una exclamación unísona y se despegaron, notando la jugada en proceso más allá. Él se alejó para volver al campo, no le dijo nada, se despidió con una sonrisa en su lugar y Dan Bi lo dejó ir. Les dio una mirada a sus amigos más arriba entrecerrando los ojos por el brillo del día, ellos la estaban viendo con sonrisas cómplices que entendió aún en la lejanía; les devolvió el gesto, pero no se acercó, aguardó las entradas restantes desde allí y con extrema ansia. El resto del mundo dejó de existir para ella en los eternos minutos que siguieron, tenía la mirada clavada en la imagen nerviosa de Chong Yul en la distancia, escrutando el partido con ojos tanto ávidos como preocupados. Sonrió en medio de todo el caos porque no era la única que deseaba aquello.
Para el comienzo de la novena entrada iban empatados. El primer bateo fue débil, el jugador corrió a primera base, pero la defensa fue más rápida y cuando se lanzó con destreza para tocar la placa, el receptor ya tenía la bola en su mano. Un jugador eliminado y una carrera menos de ventaja. Dan Bi quiso esconder su rostro en ambas manos, aquello se estaba volviendo más intenso de lo que esperó y el frenesí de los estudiantes no ayudaba en nada. El segundo corredor tuvo un bateo bueno, tanto como para anotarse una base, entonces llegó el turno de Chong Yul. La gente se volvió loca por el capitán, este siempre había sido popular. Él solía saludar a todos con una gran sonrisa, pero en esa ocasión su rostro era fiero y serio, imperturbable.
Estaba totalmente decidido a tener ese partido.
Dan Bi apretó tan fuerte el borde de la barrera con sus manos que la circulación se le cortó y los nudillos le quedaron blancos, se cernió casi a punto de caer para el otro lado llena de expectativa y nervios. Si Chong Yul lograba un cuadrangular entonces lo tendrían; sabía la calidad de jugador que era, los clubes se volvían locos por él, era capaz de lograrlo sin dudas. El primer lanzamiento fue bola según el árbitro, no contó, respiraron por unos segundos, en un parpadeo lanzó la otra y Chong Yul tuvo su primer strike. Las exclamaciones de la gente eran incesantes, estaban ante uno de los partidos más emocionantes en un largo tiempo sin saber lo que en realidad había en juego detrás. Tercer lanzamiento y un bateo extraordinario que lo dejó haciendo un swing envidiable; la pelota surcó los aires en un arco impresionante y no tuvo tiempo de pararse a ver lo bien que lo había hecho, corrió como un misil a primera base mientras el bateador anterior se dirigía a la segunda. Lanzándose a la piscina sin saber si había agua, ambos siguieron corriendo hasta segunda y tercera base ante los jadeos incrédulos de todos.
Cuando Chong Yul hizo contacto con la placa poco después que su compañero, el defensor cogió la bola.
La gente rompió en ovaciones mientras intentaban recobrar el aliento. Dan Bi se encontró saltando en el lugar contagiada de emoción. No logró el cuadrangular, pero al menos consiguió lanzar la bola hacia los jardines y ganar tiempo seguro, ahora estaban tan sólo a una base de conseguir una carrera. El cuarto bateador de reserva lo logró al segundo strike, los primeros dos lanzamientos fueron bola por parte del pícher, Chong Yul se precipitó a la tercera y el otro corredor al home con la misma rapidez, sin embargo los receptores fueron más ágiles y en esta ocasión eliminaron a uno cuando el defensor alcanzó a tocar la base con la pelota antes de que llegaran.
Chong Yul quedó a salvo en la tercera, su compañero salió de la jugada.
-Oh Dios...- Susurró Dan Bi con el corazón en la boca.
Todo dependía de él.
A esas instancias ya nada ocupaba su mente más que aquel último bateo. Ni sus amigos, ni su condición, ni el haber pasado una vida llena de dificultades, ni el mundo, mucho menos los estudiantes que la detestaban y seguramente siguieran haciéndolo toda la vida. No le importó que su padre la hubiera dejado como si fuera una abominación, tampoco mantuvo presente la infinidad de bromas crueles que los niños le habían hecho durante la primaria... Lo único que importaba era ese único instante. Porque si triunfaba Chong Yul entonces triunfaba la esperanza que siempre había mantenido en las personas. Y donde había esperanza, había oportunidades.
Había vida.
La madera del bate al chocar duro contra la pelota resonó a través de todo su cuerpo como un eco, el griterío sonó acallado como si toda la grada hubiera quedado sumergida en el mar, aquella circunferencia envuelta en piel de vaca alcanzó el cielo y tapó el sol. Fue un golpe bueno. Los jardineros tardaron en recogerla y en ese tiempo Chong Yul se precipitó hacia el home como si así pudiera llegar al lugar donde los dioses moraban. Como si pasara en cámara lenta, se tiró al suelo y deslizó su cuerpo por el camino de tierra hasta tocar base.
Su uniforme blanco quedó hecho un desastre, pero logró la carrera.
El marcador quedó diez a once y la ovación fue tremenda. Dan Bi sintió deseos de llorar y los ojos de hecho se le llenaron de lágrimas, todo porque la alegría que llevaba dentro era tan desbordante que podría salírsele por los poros y contagiar a cualquiera. Los jugadores de la escuela se pusieron todos de pie con euforia y corrieron al medio del campo para festejar en medio de vítores incesantes, quisieron coger al jugador estrella para lanzarlo por los aires a modo de aclamación, el capitán que había logrado marcar la carrera ganadora, pero este se les escurrió de las manos en un parpadeo y en vez de continuar con las celebraciones se lo quedaron vieron con una mezcla de curiosidad y sorpresa, todos lo hicieron. Chong Yul estaba agotado tanto física como mentalmente, aquel partido le había resultado algo difícil de enfrentar, y sin embargo nada le impidió atravesar todo el campo corriendo para llegar hasta ella.
Cogiendo fuerzas de quién sabe dónde saltó la barrera y cuando por fin estuvieron frente a frente, no le dio tiempo a reaccionar: se sacó la gorra y la besó en los labios como quien toma de un manantial después de haber vagado años en el desierto.
Dan Bi se encontró chillando de alegría sobre su boca y colgándose de sus hombros para devolverle aquel beso tan deseado con la misma ansia.
La esperanza existía y, en ese preciso momento, se encontró reencarnada en ellos dos.
¡La semana que viene les traeré el último capítulo de este arco! Habrá un extra más que también les regalaré, no quiero despedirme aún, pero gracias desde ya por acompañarme hasta aquí ❤.
NOTA: Si no entiendes de lo que estoy hablando, lee el apartado titulado "Sobre la historia" que está al comienzo del fic.
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