XV
El horario de trabajo después de clases recién empezaba y Luhan ya estaba chillando como si el cielo se viniera abajo.
Minseok veía su desplante dramático desde lejos con una pequeña sonrisa, siempre sería divertido verlo así, sus exageraciones no eran más que eso, exageraciones de cosas con soluciones simples... O no tanto, pero si al final había una no debía perder la cabeza, ¿no? Jongdae apareció dentro de su rango visual y no necesitó girarse para saber que se trataba de él, tampoco se animaba a encararlo directamente.
-¿Qué le pasa ahora?- Murmuró.
-¿Me hablas a mí?
Jongdae lo vio con malhumor, él se encogió.
-No lo sé.- Contestó de forma apagada.
Aunque estaban juntos, uno al lado del otro, se quedaron en silencio como si fueran dos desconocidos. ¿En qué momento se habían vuelto tan torpes entre sí? Hacía días que no tenían una interacción real, ni siquiera se molestaban a posta como al comienzo. No había nada... Y ni siquiera sabía muy bien la razón.
-Tú, hum... ¿Cómo has estado?- Comenzó Jongdae en un balbuceo.
Minseok sacudió los hombros. Todo era demasiado raro y estaba comenzando a odiarlo.
-Bien... Hace rato no hablamos, ¿verdad?- Lo vio de reojo.
-Mm... Dentro de poco serán los exámenes.
Rezongó con fuerza. -Dios, ni me lo digas, voy retrasado.
Jongdae lo vio directamente, parecía querer decirle algo abriendo y cerrando la boca sin lograr gesticular nada, al final desistió por completo cuando la vicepresidenta del consejo se acercó a ellos con una reverencia.
-Minseok.- Lo tomó de un brazo, apenada. -¿Podrías ir a verlo?
Alzó las cejas. -¿Serviría de algo?
-No lo sé, pero quizás lo calmes un tanto después de hablarle. A mí no me escucha porque dice que siempre soy pesimista.- Puso los ojos en blanco. -Sólo expongo la realidad, no me puede culpar por eso... ¿Jongdae ssi? ¿Podrías mover esas sillas de lugar?
Minseok accedió un tanto escéptico ante la idea de ser funcional a algo tan grande como darle tranquilidad a una persona, pero si su sunbae aseguraba que serviría entonces no podía negarse a intentar algo, lo que sea. Cuando llegó Luhan estaba regañando duramente a algunos estudiantes que parecían no tener el valor suficiente para replicarle. Igualmente nadie debía ser capaz de hacerlo sin perder una extremidad del cuerpo en el intento.
-¿Está todo bien?
-¡Oh, Minseok!- Se lamentó Luhan entre suspiros. -No, nada está bien. ¿Puedes creer que con lo poco que falta para el festival se rompan las máquinas de gofres?- Lanzó otra mirada de reproche hacia los chicos regañados. -Aun y cuando repetí hasta el cansancio que las dejaran desenchufadas por la noche, el corte de luz de ayer las quemó.
-¡Ya pedimos disculpas! ¡Lo olvidamos por completo!
-Como sea, lo importante ahora es pensar en algo rápido, hay que solucionar esto.
-Nada, se cancela.
-¡Sunbae-nim!- Siguieron protestando. -¡No es posible! Está puesto en los anuncios, la gente vendrá a por ellos, ¡ya es tarde ahora!
-Ustedes se harán cargo y darán la cara.- Terció con el ceño fruncido. -El error fue suyo, deben afrontar las consecuencias.
-Hum... ¿Gofres dijeron?- Murmuró Minseok lentamente en lo que observaba las dichosas máquinas. -Se puede hacer algo.
Luhan volteó a verlo al instante. -¿Qué quieres decir?
Ladeó el rostro. -Bueno, los gofres quedan descartados, pero se pueden buscar alternativas, como panqueques dulces.
-¿Panqueques dulces?
Se encogió. -Ya sabes, hotcakes o algo así.
Se le acercó para poner ambas manos sobre sus hombros. -¿Crees que será posible? No contamos con mucho tiempo.
-Sí, ¿por qué no? La receta es mucho más simple y barata que la de los gofres. Sólo necesitaremos sartenes y fuego, con la cantidad suficiente de manos llegaremos.
-¿Podrás enseñarle la receta a ellos? Luego seguirán solos.
-Acabé con el mural así que no habrá problemas.- Le sonrió un poco, la cabeza había comenzado a dolerle hacía unos minutos y si tensaba sus rasgos en una expresión era probable que le explotara el cráneo.
-¡Oh, Minseok!- Luhan lo abrazó con cariño. -Eres un ángel, si sigues así hasta podría enamorarme de ti.
Un estrépito llamó la atención de todos y se giraron para ver cómo Jongdae había dejado caer varias sillas descuidadamente. Minseok lo ignoró porque el comentario de Luhan era lo más loco que alguien le había dicho alguna vez, curioso y halagador. Se despegó de él antes de que notara su sonrojo y corrió hacia los chicos que necesitaban ayuda. Después de acabar el mural y de recibir elogios por parte de gente que ni siquiera conocía, tenía más tiempo libre y le faltaban tan sólo un par de cuadros para terminar el manhwa, y mientras tanto había estado sintiéndose cada vez peor. Al comienzo pensó que sólo era cansancio, durmió y comió todo lo que pudo, pero el dolor corporal no se iba, el agotamiento persistía y ahora estaba comenzando a dolerle la cabeza.
Y estornudaba cada diez palabras.
-¿Estás bien, Min?- Le cuestionó Dan Bi con preocupación en lo que acababan con todo.
-No lo sé...- Le respondió sorbiendo ruidosamente por la nariz. -¿Y tú? ¿Cómo lo llevas?
Ella suspiró. -Estoy bien... Creo. Si no fuera por ustedes me hubiera vuelto loca.
-¿Siguen molestando, verdad?
-Dudo que lo olviden en mil años. Mientras no intenten golpearme como la última vez estaré tranquila.
Minseok le sonrió de medio lado y acarició su cabello. -Lo siento, Dan Bi.
Ella abrió la boca para agradecerle, pero un fuerte estornudo de él la interrumpió. Luhan pasaba cerca y se frenó para verlo con el ceño fruncido.
-¿Tú estás resfriado?
Resopló. -Claro que...
-Sí.- Completó Jongdae que caminaba hacia la salida.
-Sólo los idiotas se resfrían con tanto calor.
-Por eso estoy seguro.- Lo miró con burla antes de dirigirse al mayor. -Sunbae-nim, me iré un poco más temprano hoy.
Luhan asintió. -Está bien, ya no queda mucho de todos modos.
Minseok no se perdió la mirada fugaz que le dio antes de irse y se sintió ridículo, sintió que la situación en la que estaban era ridícula, ellos estaban siendo ridículos. No le daba miedo saber la razón por la cual su único amigo lo estaba dejando de lado, le daba miedo tener la certeza de que había vuelto a decepcionar a gente que no quería decepcionar. Si se lo preguntaba y respondía entonces sería una realidad, habría vuelto a hacerlo, pero más allá de eso no podía dejarlo como estaba. Ya lo había evitado por largos días, si Jongdae no era directo en algún momento le tocaría a él acercarse.
Y fue así como al final decidió seguirlo fuera del salón.
-¡Hey!- Lo llamó. Cuando Jongdae lo miró a la cara con cautela supo en algún sitio dentro de sí mismo que estaba haciendo lo correcto. No podía dejar que siguiera tratándolo así. -¿Puedo saber cuál es el problema?
El otro guardó silencio y vio a su alrededor, queriendo parecer desentendido. -No entiendo.
-Allá...- Balbuceó acercándose más. -El comentario de recién.
Le sonrió con sarcasmo. -Siempre te digo que eres idiota, ¿de qué te afliges ahora?
-No es eso, no...- Suspiró. -Somos cercanos y te conozco un poco, sé identificar cuándo tus comentarios son en broma y cuándo son en serio.
Jongdae asintió lentamente, su expresión era extraña. -¿Somos... así de cercanos?
-Ah...- Minseok se quedó helado. Parpadeó nervioso e hizo ademanes intentando explicar algo que ni siquiera él sabía bien. -Pues... Yo creí...- Cubrió su rostro con ambas manos. -Olvida eso, por favor, fue terrible, sólo... Ugh.
El otro lo veía con ojos grandes. -No pasa nada, Minseok.- Murmuró mucho más apacible y seguro.
-¿Ah, no?
-No.- Negó repentinamente cohibido. -Tengo que irme, pero... De verdad no es nada, olvídalo.
Pero Minseok estaba más intrigado que avergonzado y más molesto que reservado, cosa que le dio la impetuosidad necesaria para seguirlo con intenciones de continuar con esa conversación porque no creía que fuera "nada" y hasta que las cosas no estuvieran como antes no desistiría. Jongdae había estado más raro en esos cortos segundos de charla que en todos los días anteriores.
-Aguarda...- Lo llamó y estiró una mano.
Pero no pudo llegar a él porque tuvo que apoyarse necesariamente en la pared más cercana.
Abrió los ojos con dificultad y parpadeó un poco. -Oh, mierda...- Murmuró.
Y luego vio el suelo.
Jongdae se frenó más adelante cuando escuchó el fuerte sonido de algo desplomándose. Volteó con una ceja alzada y divisó a Minseok inconsciente en el piso. Al principio lo único que pudo hacer fue quedarse quieto... Muy quieto. Pensó que era una broma, que quizás se había caído, pero mientras los segundos transitaban entre un ensordecedor silencio y su corazón latía cada vez con más histeria, se dio cuenta de que algo malo pasaba.
-¿Minseok?- Susurró. -Hey... ¡Hey!- Le gritó como si pudiera contestarte.
Pero nadie lo hizo y sus oídos comenzaron a zumbar, su mente se nubló y por sus ojos comenzaron a pasar repetidamente imágenes que mantenía guardadas en el rincón más oscuro de su corazón. Su respiración era pesada, pero no tuvo el valor de acercarse.
-Da-Dan... ¡Dan Bi!- Exclamó a voz en grito, tieso como una estatua en el lugar aunque incapaz de ver hacia otro lado. -¡Dan Bi! ¡Alguien! ¡Ayuda, por favor!
Su pánico ayudó de algo porque al instante se abrieron las puertas del salón y un grupo de estudiantes encabezado por Dan Bi y Luhan salieron con expresiones inquietas. Cuando vieron a Minseok tirado jadearon y corrieron a socorrerlo, Dan Bi en cambio deparó en el estado de su mejor amigo más adelante y se desvió hacia él con la misma rapidez.
-¿Jong?
-No... No sé qué le pasó, yo... Él estaba hablando y me fui, y cuando giré estaba ahí y...- Comenzó a hiperventilarse. -¿Se murió?- Preguntó a punto de romper en llanto.
-No, no, cariño, no pasó eso.- Se apresuró a cogerlo por los brazos para tranquilizarlo, pero él se removió con histeria y cubrió sus oídos.
-Se va a morir, por favor, no dejen que algo malo le pase... No puede morir, no puede.
Dan Bi aplicó un poco más de fuerza para tomarle el rostro en ambas manos y obligarlo a mirarla a la cara. El alboroto había cobrado importancia porque ahora varios los veían con preocupación.
-Nadie va a morir, Jongdae.- Le dijo con voz firme. -¿Me oyes? Vuelve en ti.
Jongdae acalló un tanto su frenetismo justo cuando la enfermera a la que habían ido a buscar llegaba. Dan Bi lo tomó de una mano y lo obligó a ir hacia donde Minseok se encontraba apoyado pesadamente sobre el regazo de Luhan; se resistió un poco, pero al final avanzó titubeante en lo que la profesional atendía rápidamente.
-¿Minseok goon?- Lo llamó después de constatar sus signos vitales y corroborar que todo estaba en orden.
Este se removió con dificultad. -¿Mm?- Prorrumpió perdido y con la respiración pesada. -Tengo... Tengo mucho frío...- Balbuceó.
-Vuelas en fiebre, querido, es natural.- Se puso de pie y vio a la masa de estudiantes. -Necesito que me ayuden a llevarlo a la enfermería.
-Yo lo hago.- Respondió Luhan al instante.
-Ayudaré.- Se adelantó Sehun, viendo de reojo a Jongdae todavía en shock.
Y entre los dos lograron alzar del suelo a un Minseok delirante y medio inconsciente.
Al otro día Jongdae estaba perdido en sus pensamientos y mucho más gruñón que de costumbre. En esos momentos, por ejemplo, se encontraba sentado sobre una mesa con los pies descansando sobre una silla, haciendo nada junto a su fiel compañero de vagancia Sehun, aun cuando el festival era la semana que viene y todos estaban frenéticos. Corría riesgo de que Luhan lo regañara, pero una de las características de estar de malhumor era la poca importancia que se le daba en el momento a los caminos que se tomaban de forma indiscriminada.
Básicamente le importaba un pepino.
Dan Bi se le acercó junto a Sei Ah. Le sonreía de esa manera, una mezcla entre ternura y pena, como si fuera un niño pequeño apesadumbrado que ocultaba sus sentimientos tras una capa de hostilidad... Y bien que así era.
-¿Quieres saber?- Le dijo después de pegar un saltito y sentarse a su lado.
Se encogió sin mirarla. -Has estado queriéndolo hacer todo el día. Adelante.
-Bien...- Acomodó un mechón de cabello detrás de su oreja. -Faltó hoy.
-Lo noté.- Murmuró por lo bajo.
-Y eso es,- Prosiguió con una nota de advertencia ante su altanería. -Debido a un resfrío por enterovirus y mucha fatiga.
-Lo sabía.- Chasqueó Sehun. -Poco después de empezar con el mural se veía mal. Ayer estaba más rojo que un tomate, creí que era porque Luhan le dijo que se iba a enamorar de él o algo así.- Rascó su cabeza con el ceño fruncido.
Jongdae gruñó. -No es nada serio al menos.
-Le dieron reposo para un par de días, así que no lo veremos.
-Es una pena.- Se encogió Sei Ah. -Después de Dan Bi, Minseok es quien mejor me cae.
-Ni siquiera nos conoces.- Resopló Jongdae.
-¿Para qué hacerlo si están ellos dos en cambio?
Puso los ojos en blanco y apoyó los codos sobre sus rodillas para ocultar su rostro entre las manos. Su mejor amiga le frotó la espalda con calidez, se descubrió un tanto para verla de reojo y sonreírle un poco.
-¿Fue muy malo hoy?
Se encogió. -No tanto... Quizás ya me estoy acostumbrando.- Rio. -Ustedes cuatro siempre andan conmigo y Sei me acompaña hasta al baño, así que creo que no se animan a hacerme nada.
-Esperemos que lo olviden pronto.
Ella se acercó para hablarle al oído. -Nunca te pedí perdón por ser tan poco comprensiva.
Jongdae volvió a erguirse. -No importa. Al final es tu vida, no debería meterme.
-No, sé que lo único que siempre haces es protegerme. Estaba muy asustada. Cuando llegue el momento te pediré prestado un poquito más de coraje.
Ahora le sonrió. -Todo lo que quieras, Bi.
Luhan pasó frente a ellos gritando al planeta entero como de costumbre y logrando que hasta Dios perdiera sus pensamientos.
-¿Por qué hay un puesto sin armar todavía? ¡El festival es el jueves, gente, no me hagan crecer canas! ¿Y alguien puede decirme dónde están las decoraciones del exterior? ¿Alguien subió la pancarta de bienvenida en el frente?- Habló rápido y de forma brusca a todos en los que clavó la mirada. -¿Acaso estoy solo en el mundo?
Entonces vio directamente al lugar en donde ellos se encontraban reposando y se tensaron de pies a cabeza, preparándose mentalmente para los griteríos culposos del presidente escolar, sin embargo los ojos de este estaban fijos en una sola persona: Sehun. Pareció largar fuego por la boca y sus cabellos hasta se volvieron serpientes venenosas cuando caminó en su dirección lento y letal. Se paró frente a él de brazos cruzados y ojos entrecerrados, en silencio, pretendiendo una respuesta que nunca llegaría, pues, estaban hablando de Sehun.
Quien tuvo el mal atino de sonreírle como si nada pasara.
-¿Qué hay?
Alzó las cejas. -¿Qué hay?- Cuestionó de vuelta. -Te digo lo que hay: tú, bueno para nada, te sigues paseando por mi salón como si esto fueran unas vacaciones en el Caribe.
-Pero es el salón de la escuela...- Se calló cuando Luhan se le acercó más y lo vio de forma asesina a los ojos.
-El festival es en unos días y tú sólo te sientas a ver cómo los demás trabajan, ¿cómo logras dormir de noche?
-Pues, sólo cierro mis ojos y cuento ovejas.
La cosa se puso tensa cuando todos quedaron en silencio observando el enfrentamiento entre estos dos que, al parecer, no parecían optar por cerrar la boca nunca.
Luhan le sonrió de forma peligrosa. -¿Te crees demasiado listo, chico malo?
Sehun apoyó las palmas sobre la superficie de la mesa, adoptando una pose chulesca que en esos instantes acabaría hasta con la paciencia de un santo.
-¿Quieres ver qué tan malo puedo ser?
Jongdae a su lado estiró una mano en su dirección, notando que el presidente estaba a un segundo de patearle el trasero. -Ah... ¿Sehun?
-Ven conmigo.- Ordenó Luhan dándose la vuelta.
Sehun le sonrió a los otros como si hubiera sido el causante de una gran acción y tomó impulso para levantarse e ir con él, posicionado ya en el medio del salón y desabotonando los puños de su camisa luego de aflojar su corbata.
-¿Qué es esto?- Rio con un entusiasmo extraño.
-Vamos a arreglar las cosas.- Le contestó. -¿No eres tú famoso por ser un imbécil que vive para golpear gente mientras se pasea por el mundo como si eso fuera una gran hazaña? Bien.- Acabó de acomodar su ropa y lo vio sin expresión. -Vamos a hacerlo a tu manera.
Sehun seguía sonriendo como si todo fuera un chiste. La gente ya había comenzado a juntarse alrededor de ellos con interés, incluso Dan Bi, Sei Ah y hasta Jongdae con toda su molestia.
-¿Cómo sería mi manera, hoejang?
-Peleemos.- Propuso con simpleza ante los murmullos sorprendidos de los demás estudiantes. -Si yo gano tú me das algo, si ganas tú será al revés.
Ahora lo vio con sorna. -Sí, eso no va a pasar.- Comenzó a retirarse.
-¿No te parece justo?- Lo detuvo al hablarle. -¿O hay más? No me digas...- Sonrió. -Al final el malote de la escuela es un bebé llorón y cobarde.
Sehun lo vio con un poco más de seriedad. -Detente.
-¿O qué?- Lo provocó. -Hagamos esto, Oh Sehun goon: si yo gano harás absolutamente todo lo que te diga, sin réplicas. Y todos ellos,- Señaló al público entrometido. -Están de testigos. Si no cumples tu palabra no sólo serás un pusilánime, también un gusano deshonesto.
-Yo no he aceptado nada.- Advirtió con gravedad.
-Entonces dame una respuesta rápida, ¿sí o no?
Sehun observó alrededor de reojo, viéndose tanto inquieto como incómodo. Al final optó por burlarse un poco más de él.
-¿Estás seguro de esto? Mira tus bracitos flacuchos, podrías salir herido.
Le alzó una ceja, imperturbable. -¿Sí o no, Sehun goon?
Largó una cruda maldición por lo bajo cuando entendió que estaba más que dispuesto a pelear adelante de todos. Dio otro vistazo a la gente que los observaba como si fueran el espectáculo del año y estuvo más que seguro de que al otro día todo el mundo hablaría de eso. Concluyó en que lo mejor sería que hablaran de cualquier cosa menos de cómo huyó de Luhan como un niñito asustado, así que formó un puño débil con su mano y se abalanzó hacia él sin aviso.
Luhan esquivo rápidamente el golpe pasando por debajo de su brazo como si nada. Sehun atizó el aire como un idiota y se volteó con sorpresa.
El mayor se encogió. -Recomiendo que te lo tomes en serio.
Esto estaba tomando un tinte personal, Sehun lo entendió cuando de repente sintió las vehementes ganas de herirlo en serio y hacerle cerrar la boca. Eso no estaba para nada bien. Tomó una súbita respiración y se adelantó otra vez con intenciones de estampar dos fuertes puños sobre su bonito rostro y acabar con todo rápido, pero Luhan volvió a esquivar los golpes y en un parpadeo se agachó para barrer una pierna sobre el suelo y hacerlo tropezar, tumbándolo de espaldas con la misma facilidad.
Sehun jadeó con los ojos bien abiertos cuando sintió una fuerte punzada de dolor. Escuchó las ahogadas exclamaciones de todos alrededor y enseñó los dientes cuando se levantó, bastante molesto para su propio bien.
-Eres un puto ninja o qué.- Murmuró.
Luhan parecía bastante divertido. -Cinturón rojo en Sipalki-do, segundo kup.
Chasqueó. -Carajo.
Dio un par de saltitos. -¿Seguimos o te largarás a llorar?
Gruñó antes de lanzarse de forma ciega a golpearlo, una vez más, sin éxito. Luhan escapó de sus puños y patadas como todo un campeón o como si Sehun fuera un completo inútil en eso... Ambas cosas eran ciertas. Procuró no hacer el ridículo demasiado, pero temía no estar lográndolo. Luhan decidió ponerle fin a su humillación y bloqueó con un brazo un embate directo a su estómago, miró de cerca y a los ojos a un Sehun agitado y le sonrió de medio lado antes de apresarle la muñeca, torcerle el brazo hacia atrás e imposibilitarlo.
-Ahora: ponte a trabajar, listillo.- Le dijo al oído desde atrás antes de soltarlo. Sehun lo empujó de forma brusca antes de alejarse y verlo lleno de cólera contenida. Luhan se cruzó de brazos sin una sola gota de sudor en la piel. -Perdiste, así que harás lo que te diga.- Se le acercó otra vez y le sonrió de forma maliciosa. -Bienvenido a mi país, Oh Sehun goon, y adivina qué: no sólo hago cumplir las reglas, también las invento.
Le palmeó un hombro y se fue, no sin antes ordenar a la vicepresidenta que le diera una lista de cosas por hacer y que lo vigilara de cerca, si incumplía su parte, se aseguraría de que volviera a sufrir un bochorno público aún peor.
******
-Minseok volvió a faltar.- Comentó Dan Bi.
-Dijiste que faltaría un par de días.- Refunfuñó Jongdae.
-¿Eso quiere decir que mañana volverá?- Preguntó Sehun.
-Buena deducción, Einstein.- Resopló Sei Ah después de cargarse la mochila a un hombro. -Vamos tarde, será mejor que nos movamos antes de que Luhan sunbae se moleste.- Miró a Sehun con una sonrisa torcida y burlona. -A menos que quieras que vuelva a darte una paliza.
-¡Nadie me dio una paliza! ¡Sólo me tumbó en el suelo, gran cosa!- Protestó él de camino a la puerta.
-Estuve pensándolo y quizás tengas algún tipo de fetiche, ¿nunca lo pensaste?- Le acompañó ella para seguir molestándolo. -Quizás te guste ser golpeado y humillado. Sunbae sería un dominatrix o algo así.
Sehun se tapó los oídos. -¡Cállate, cállate, cállate!
Sei Ah frunció el ceño. -¿Se dice dominatrix cuando son hombres?
-¡Qué insoportable, te odio!
Jongdae y Dan Bi siguieron oyendo incluso en la distancia cómo esos dos continuaban discutiendo por tonterías. Ella le sonrió.
-¿Vamos, Jong?
Él pareció abatido. -Vamos.
Antes de que pudieran cruzar la puerta una muchacha lo frenó a él. No tardaron en reconocerla como la representante del salón al que iban
-Discúlpame, ¿tú eres amigo de Kim Minseok ssi, verdad?
-Ah...
Le sonrió. -Me preguntaba si no podrías alcanzarle esto.- Le extendió una pequeña pila de papeles que él tomó por inercia. -Es toda la tarea más los avisos importantes que dieron ayer y hoy, no puede atrasarse más.
Jongdae quedó en silencio observando los papeles, la representante intentó verlo a la cara con curiosidad.
-¿Puedes hacerlo, Jongdae ssi?
-Yo... Sí, creo que sí.
-Genial, te dejé su dirección. ¡Suerte!
Volteó a ver Dan Bi con un rostro lleno de inseguridad. Ella le sonrió con suavidad.
-Avisaré a Luhan sunbae, tú ve ahora y arregla todo lo que debes.- Lo tomó de una mano de forma confortable. -Él es tu amigo y sé que han estado raros últimamente, sea lo que sea deja de ser tan cabezota y permítete ser honesto, Jong, no sólo con Min, también contigo mismo, ¿sí?
Le sonrió y asintió antes de dejarle un beso tierno en la frente como agradecimiento.
-Quiero que vuelvan siendo los mismos de antes, ¿me oyes? Me enojaré sino.
Puso los ojos en blanco. -Sí, señora.
Cruzó las verjas de la escuela casi corriendo, teniendo en su interior la esperanza de que con una charla rápida y simple entre ellos todo volvería a la normalidad, justo como antes. No pudo evitar sonreír un poco ante el latido incesante de su corazón, alegrándose de algo que posiblemente pasaría, pero no le importaba. Adoraba secretamente su relación con Minseok, quería ser positivo y creer que nada peor les pasaría.
Tenía que ser sincero, Dan Bi tenía razón.
-¡Jongdae!
Se frenó ante el llamado y frunció el ceño cuando vio llegar corriendo a Lee Ohn.
-¿Lee?
-Lo siento.- Le habló ella sin aliento. -Es sobre Minseok. Escuché que está mal, ¿es muy serio?- Cuestionó con sincera preocupación.
-Pues...- Vio alrededor con impaciencia, deseando largarse de allí para solucionar todo lo que debía. -No tanto, se resfrió por un virus raro y está agotado. Ahora mismo iba a su casa para...
-¿Lo visitarás?- Interrumpió con sorpresa. Golpeó su quijada con un dedo repetidamente, parecía debatirse entre muchas cosas. -¿Puedo ir contigo?- Preguntó bajito, casi tímida.
Jongdae abrió la boca sin palabras. Vio los papeles entre sus manos y la dirección que aparecía escrita con bolígrafo color morado en un margen. Quiso gruñir, pero en su lugar sólo cerró los ojos y acalló sus emociones turbulentas por un segundo.
Sólo un segundo.
Gracias por todo hasta ahora ❤. ¡Nos vemos el lunes!
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