XLIV
-Minseok goon y Jongdae goon pueden sentarse juntos hoy también.
Minseok despegó la cara del escritorio con rapidez para ver con ojos enormes al profesor más adelante, su frente tenía una gran mancha rosada debido a la posición que había adoptado desde que llegó. Aquel era el último día de clases antes de las vacaciones de invierno, los de segundo serían oficialmente promovidos a tercero a menos que debieran dar exámenes de recuperación, pero como ese no era el caso de ninguno de ellos (a excepción de Sehun), eran felices de decir que estaban frente a las puertas de su último año de secundaria.
Jamás dormía durante las clases porque, en general, gozaba de un buen sueño y no lo necesitaba, pero esa mañana en especial se sentía cansado. La noche anterior había sido un ir y venir sobre la cama sin lograr sobrepasar la vigilia y frustrándose por ello, pero sintiéndose estúpidamente emocionado a la vez. No le importaba tanto graduarse, en su cabeza sólo había espacio para una cosa y esa era Kim Jongdae.
Todas sus palabras dichas pasaban imaginariamente frente a sus ojos como si de un teleprónter se tratase, cada me gustas grabándose en el interior de sus párpados para siempre, rememoraba sus muestras de cariño repentinas y sentía sobre sus labios los cientos de besos que le dejó sin pedir permiso el día anterior. Era extraño, a pesar de que Jongdae se le había confesado aún sentía que las cosas podían cambiar en cualquier momento, quizás se había malacostumbrado a esperar lo peor en su situación.
Jongdae ocupó la silla a su lado con naturalidad y no pudo evitar pegar un pequeño respingo, no se atrevió a mirarlo, sólo unió las manos frente a su rostro y observó hacia el frente con indiferencia para disimular el sonrojado de sus mejillas. Usualmente no era nada que se sentaran juntos, pero sin aviso volvió a llenarse de pensamientos sobre lo que había ocurrido y se perdió por completo.
-Bien, acabemos con esto pronto así podemos graduarnos e irnos a casa.- Habló con un suspiro haciendo referencia al pequeño ensayo de fin de año que debían hacer.
-Hum... Claro.
Se acercaron al mismo tiempo y se lo quedó viendo con fijeza mientras leía la consigna, sólo había podido observarlo de lejos hasta el momento. Jongdae inevitablemente sintió su intenso escrutinio y se giró con intriga, de repente estuvieron mucho más cerca, Minseok no se alejó sin embargo, creía que ahora estaban bien ese tipo de cosas entre ellos, ¿no? Jongdae parpadeó y luego mordisqueó sus labios, parecía meditabundo.
-Buenos días.- Murmuró con una inesperada suavidad.
Su corazón empezó a latir con fuerza. -B-buenos días.
¿Desde cuándo un simple saludo por la mañana lo hacía tan feliz?
Jongdae carraspeó y puso esa mirada de impertinente arrogancia que siempre había portado. -Será mejor que no me retrases con tus tonterías, aún recuerdo aquel desastroso trabajo de ciencias.
-No fue tan desastroso.- Murmuró saliendo de su ensueño, a pesar de su puja no se sentía dispuesto a comenzar una pelea.
Le sorprendió que por el resto del día Jongdae siguiera siendo el mismo de antes. Hacía comentarios igual de afilados y fríos, bromeaba como de costumbre y parecía muchísimo más vivo y animado sin dudas, lo observó interactuar con el resto con normalidad y también se comportó como si fueran los mismos mejores amigos de siempre... ¿Seguía siendo así? Porque imaginó que a partir de las confesiones que se habían hecho todo cambiaría de forma rotunda, ¿hizo mal en poner expectativas tan rápido? De algo estaba seguro y es que no podían simplemente hacer como si nada hubiera pasado porque sí, había pasado y mucho a decir verdad.
Se sentía desanimado y continuó sin poder replicar como era debido a sus agudas observaciones o chistes, ¿era demasiado otra vez? Quizás Jongdae sólo había querido sacarse esos sentimientos de adentro sin ninguna segunda intención, quizás el que estaba errando era él por haber pensado que ya podrían seguir adelante sin problemas. Tendría que haberse quedado en el molde y no tener esperanzas de ningún tipo, después de todo se trataba de Jongdae, nunca podía estar del todo seguro cuando se trataba de él.
-Entonces, ¿en qué quedaron ustedes dos?
Tarde o temprano recibirían la pregunta, en cierta medida le aterrorizó que la formularan porque no sabría qué responder aunque por otra parte sería una buena excusa para enterarse por fin de lo que pasaba. La mirada intrigada de sus amigos había sido obvia desde que no habían dicho una sola palabra de lo que había pasado, al parecer habían complotado para acorralarlos durante el último almuerzo del año.
Minseok hizo una mueca y rascó su cabeza. -Bueno...- Vio a Jongdae de reojo.
-No les importa.- Dijo este con un ceño fruncido, no parecía molesto, sólo estaba siendo como normalmente sería.
-Vamos, no nos dejes con esta intriga horrorosa.- Lloriqueó Sehun suplicante.
Pero él se encogió y siguió comiendo. -Se quedarán con ella toda la vida si es necesario.
Lo vio en silencio un tanto confuso, ¿cómo debería interpretar semejante reacción? Si en verdad había algo que ocultar le gustaría enterarse de qué era, no era incorrecto ser exigente a esas alturas, ¿verdad? A veces pensaba que pedía demasiado, luego recordaba por todo lo que había pasado y un poco se justificaba.
¿Jongdae no quería que nadie supiera que se había confesado y que se habían besado? Si ese era el caso, ¿por qué?
¿Estaba avergonzado de él?
Durante la ceremonia de fin de año creyó haberse dormido a mitad del discurso del director, en verdad se sentía agotado aunque no sabía si era por la falta de sueño o por sus pensamientos inagotables. ¿Hacía bien en enroscarse tanto? Probablemente la actitud de Jongdae no significara gran cosa, quizás estuviera analizando de más algo que era simple en realidad. Le gustaría tener las respuestas a todas las incógnitas de su vida con tan sólo un chasquido de dedos, las cosas serían tan fáciles con algo como eso.
Se despidió rápido de sus amigos con la promesa de volver a verse en algún momento de las vacaciones y emprendió lento el camino hasta casa, quería llegar lo antes posible para meterse bajo las sábanas y quedar inconsciente el mayor tiempo posible, necesitaba recuperarse de toda la tensión, sólo entonces decidiría hablar con él como era razonable, en esos momentos no se sentía del todo preparado. Después de haber recorrido un par de cuadras escuchó que gritaban su nombre, al girarse se sorprendió de encontrárselo a Jongdae corriendo hasta alcanzarlo. Lo observó inclinarse agitado mientras recuperaba la respiración, cuando se tranquilizó lo miró a los ojos con un poco de renuencia.
-¿Puedo...? Quiero acompañarte a casa.
Parpadeó con ojos enormes y tomó una honda respiración cuando su corazón comenzó a palpitar presuroso otra vez, Jongdae siempre le causaba lo mismo no importaba qué.
-Vamos.- Le murmuró en respuesta.
No iba a decir que el paseo no fue incómodo porque sí lo fue, mas no se trataba de una sensación odiosa, era como una extraña tensión alentadora. Todavía faltaban muchas cosas por decirse y estaban aguardando con ansias el momento para abalanzarse sobre el otro, las ansias podían palparse en el aire. Antes de doblar la esquina para llegar por fin a su casa Jongdae lo detuvo para despedirse, Minseok lo observó como si se tratara de un extraterrestre porque en serio no lo entendía para nada, no había dicho ni una sola palabra en todo el camino, ¿y ahora se iba así sin más? ¿Con qué fin se ofreció a acompañarlo en primer lugar?
Se cruzó de brazos con el ceño fruncido. -Bien, adiós entonces.- Esperó a que se moviera, no pensaba hacerlo antes que él.
Jongdae lo observó con fijeza mientras se mordisqueaba los labios con nerviosismo, observó su alrededor con detenimiento para asegurarse de que estaban solos, entonces sonrió con un alivio inesperado y avanzó en su dirección hasta empotrarlo contra el paredón detrás.
-Por fin estamos solos.- Lo oyó susurrar antes de tener sus labios encima.
Ni bien sintió su boca lo invadió el calor, descruzó sus brazos para abrazarlo por inercia y se fundió en el beso porque había estado deseándolo desde que lo vio a primera hora por la mañana. Jongdae lo besaba con un cariño apresador y amaba que fuera de esa manera porque lo necesitaba, había comenzado a pensar que lo del otro día fue un sueño, bajo sus toques anhelados comprendía que no.
-¿Qué sucede contigo?- Le cuestionó con el ceño fruncido una vez que se separaron. -¿Esto de ignorarme y luego emboscarme en cualquier lugar para aprovecharte de mí se hará una costumbre? Porque...
Jongdae resopló. -Sabía que serías de ese tipo.
-¿A qué te refieres?
-Esos que necesitan que les demuestren cariño todo el rato, de otra forma comenzarás a pensar que no te quiero o que no eres bueno y cosas así.
-¿Por quién me tomas?- Refunfuñó.
-¿Acaso no es así?
Minseok no le contestó, se sentía abochornado porque tenía razón. Jongdae volvió a sonreírle de esa forma nueva, una mezcla de sosiego y afectuosidad, podía ver algo esperanzador arremolinándose en sus ojos cada que lo hacía, le revolvía el estómago y una sinfónica se oía en el aire, era el éxtasis absoluto; la certeza de que sólo a él le mostrara esa clase de gestos le hacía sentir que toda la espera valió la pena. Notó como se acercaba para acariciarle una de las sienes con la punta de su nariz y descendió rozando sus labios levemente por la extensión del cuello expuesto provocándole cosquillas y una piel enchinada, si pudiera verlo desde ese ángulo sabría que seguía sonriendo y que sus ojos estaban cerrados.
No dijeron una sola palabra, Jongdae parecía compenetrado en esos mimos y Minseok se concentraba en grabarlos en su memoria para seguir disfrutándolos de por vida.
-¿Por qué diste a entender que no pasó nada entre nosotros?- Susurró con los párpados entornados y las mejillas calientes, se sentía drogado.
Jongdae se separó sólo unos cuantos centímetros en el mismo estado para poder verlo a los ojos. -Comenzarán a molestarnos si se enteran, sabes como son.
-¿Te da vergüenza?
Asintió apenado. -La situación, no tú.- Se alejó algunos pasos con la mirada gacha, pareció caer en cuenta de lo que habían estado haciendo en medio de la calle porque volvió a echar una mirada disimulada hacia todos lados. -Estoy feliz de que seas tú y no otro.
Tendría que demandarlo por ser tan maldito, nunca lo dejaba enojarse en paz. Se despegó de la pared que parecía sostener todo su mundo junto a su entereza y carraspeó, estaba bien si se sentía abochornado, Jongdae nunca había sido de gritar a los cuatro vientos cómo se sentía, más bien gustaba de demostrarlo con pequeñas acciones enfundadas en fingida indiferencia y una hostilidad infantil.
Al menos no fue un sueño y sí dieron un paso más adelante, eso era bueno.
Le sonrió. -Me siento propenso a ser un humano amigable hoy, así que te daré las gracias por acompañarme hasta aquí.
Jongdae resopló en su cara. -Te morías porque lo hiciera.
Le alzó una ceja. -Yo nunca te lo pedí, tú lo propusiste de buena gana, me perseguiste durante dos cuadras y todo.
Lo señaló con un dedo. -Que no se te suba a la cabeza, idiota.
Minseok le hizo burla con muchas caras raras. -Ay sí, cierto que te da vergüenza quererme tanto como hasta para llorar por los rincones, tan adorable.
Jongdae se puso totalmente rojo. -Eso no...
No llegó a oír su contestación porque se atrevió a robarle un pequeño y repentino beso sin advertencia; Jongdae pareció sorprendido, pero no se amilanó, lo miró con un gesto malhumorado.
-Voy a llamarte durante las vacaciones.- Murmuró.
Parpadeó con curiosidad. -¿Necesitas mi permiso? Siempre me llamas.
Chasqueó la lengua y posó una mano sobre su rostro para alejarlo. -Una cita, me refiero a una cita.
-¿Cómo se supone que adivine lo que pasa por tu cabeza?- Refunfuñó de forma amortiguada tras su palma.
Jongdae lo soltó y rascó su nuca, se notaba nervioso. -¿Está bien, no? Algo como eso... Quiero salir contigo durante las vacaciones.
Minseok había tenido tiempo para pensar en eso también, se sintió triste ante la idea de pasar meses sin poder verlo tan seguido como tenía acostumbrado, luego de semejante propuesta creía poder morir de felicidad.
Le sonrió con todo el amor que sentía por él. -¿En serio necesitas preguntar después de todo este tiempo diciéndote cuánto me gustas?
Jongdae lo miró a los ojos por un largo rato antes de sonreír suavemente. -Intentaré no pedir permiso en el futuro.
Dentro del mundo que compartían y en el que estaban sumidos no se dio cuenta del cielo casi oscurecido, Minseok le dijo con pesadumbre que quizás lo mejor sería que volviera a casa pronto, no se permitió entristecerse lo suficiente porque al final era seguro que lo vería, esperaba que fuera pronto. Antes de que se fuera le robó un último beso, fue un toque simple que no duró demasiado, pero le bastó para ser más feliz; Jongdae se apenó, le sorprendía que pudiera acorralarlo contra las paredes y quitarle la respiración como si nada y que se avergonzara tan fácil cuando era él quien avanzaba.
Desde esa tarde estuvo pegado a su celular.
Los días fueron demasiado largos, pero por fin recibió el mensaje. Había estado observando el aparato con una fijeza perturbadora durante la cena, su familia lo había visto con extrañeza y le había preguntado si pasaba algo, pero no contestó, estaba enfocado en recolectar fuerzas del universo para que algo se generara.
Cuando timbró casi salta de la emoción, al leer el remitente tuvo que contenerse para no bailar sobre la mesa. Ese fin de semana oficialmente, tendría su primera cita con Jongdae como algo más que un buen amigo.
El sábado sobre el mediodía salió de su casa tarareando una canción y luciendo "asquerosamente feliz" según las palabras de su hermana menor; estaban en invierno y cerca de las primeras nevadas así que el clima no era el mejor, él sin embargo lo veía todo a través de los ojos de un adolescente bajo los estragos del primer amor: el día estaba precioso y su sonrisa no desaparecería nunca por más imposible que eso fuera, en esos momentos lo creía así y era lo que contaba. Llegó demasiado temprano al punto de encuentro en el centro comercial y al caer en cuenta se sintió abochornado. ¿Se creía dentro de una telenovela acaso? ¿Jongdae llegaría apurado y él le diría sonrojado que no se preocupara, que tan sólo acababa de llegar?
Oh, Dios no. Haciendo a un lado su avergonzante ser inconsciente que estaba perdido por Kim Jongdae, dio vueltas por ahí esperando que se hiciera la hora acordada, si alguien iba a llegar tarde sería él, ni loco dejaría en evidencia su ansiedad, Jongdae era capaz de molestarlo hasta el día de su muerte e inclusive después. Caminó con parsimonia sin alejarse demasiado y observó algunas vidrieras, estaba comenzando a aburrirse, deseaba que el tiempo pasara más rápido.
-Mira eso.
-Oh, pero qué lindo.
Vio con curiosidad a las chicas a su lado que comentaban entre susurros, enmarcaban sus mejillas con expresiones embelesadas mientras observaban algo más allá. Dirigió por curiosidad la mirada en la misma dirección y casi le da un infarto cuando descubrió que a quien observaban con tanto interés era a Jongdae ni más ni menos. Se le acercó con cautela para ver qué demonios hacía y se lo encontró pegado a la vidriera de la tienda de mascotas, sonreía de forma adorable a los gatitos del otro lado que estaban todos maullando y fregándose contra el vidrio intentando alcanzarlo igual de enamorados.
-Tú deberías ser ilegal.- Gruñó con rencor, ¿qué era ese espectáculo roba corazones en mitad de la calle?
Se irguió con media sonrisilla engreída. -¿Qué hay, superbobo?
Ah, le hubiera gustado que el Jongdae agradable permaneciera un poquito más junto a él...
-¿Qué sucede?- La dueña de la tienda salió con un rostro confuso y otro gatito entre los brazos. -Oh, al parecer les gustas.- Sonrió haciendo referencia a la inexplicable adoración de los felinos por Jongdae.
Él también sonrió brillante cuando enfocó al pequeño que traía con ella. -¿Puedo?- Extendió sus manos.
-Claro.- Se lo entregó con cuidado. -Se escapó de la jaula.
De color blanco, negro y con manchas anaranjadas, era tan pequeño que todavía podía sentarse sobre las manos de cualquiera. Había estado inquieto hasta que estuvo con él, entonces refregó sus mejillas contra su rostro con cariño y se quedó de lo más plácido. La vendedora observó todo con ojos enormes llenos de sorpresa.
-Wow, mira qué tranquila está contigo.
-¿Usualmente no es así?- Preguntó besando la cabeza del felino con una sonrisa en los labios.
-Para nada, es la más revoltosa de todos, no puedo perderla de vista.- Suspiró cuando volvió a cargarla y otra vez comenzó a pelear para bajarse. -Será mejor que me la lleve dentro.- Se despidió con una sonrisa.
Minseok quedó viendo a Jongdae con curiosidad.
-¿Por qué te gustan tanto los gatos?
Alzó las cejas en su dirección. -No lo sé.- Se encogió al rascar su cabello. -¿No crees que parezco uno?- Le sonrió desvergonzado.
Chasqueó la lengua y tironeó de una de sus mejillas. -Por supuesto que no, tú eres un camello.
Tenía sentimientos encontrados con respecto a Jongdae mostrando deliberadamente su lado más cautivador a todo el mundo, pero hizo a un lado las inseguridades, no arruinaría su primera cita con tonterías. Aclaró la garganta y meneó un poco la cabeza, entonces le sonrió.
-¿Tenías algo que hacer? Aún faltan veinte minutos para encontrarnos.
Vio como abría los ojos y luego intentaba ocultar su sonrojo de forma disimulada. -No tenía nada que hacer en casa, así que vine un poco más temprano sin darme cuenta.
El corazón de Minseok comenzó a latir con mucha fuerza, era tan frenético que tenía miedo de que los demás pudieran oírlo. ¿Hicieron lo mismo sin querer? Tal vez no fuera el único ansioso y muerto de ganas por verlo. No planearon nada específico de antemano, así que decidieron sobre la marcha ver una película. Pasaron un par de largos minutos frente a las carteleras debatiendo cuál ver, era moneda cotidiana para ellos estar en desacuerdo cuando eran tan cabezotas y nunca daban el brazo a torcer.
-Eres imposible, no se puede salir contigo.
-¿Y tú qué? Eres un engreído, nunca te miras a ti mismo.
Jongdae refunfuñó por lo bajo. -A este paso no veremos ninguna.
Minseok se lo pensó un momento. -¿Y si pagamos para una que no veríamos nunca?
Le alzó una ceja. -No tiene sentido para mí.
Él le sonrió con más entusiasmo. -Será divertido, ¿o no?- Pasó su mirada por la cartelera una vez más deparando en una que ni siquiera consideraron. -¿Qué te parece esa?
Jongdae observó la portada de Amor extraterrestre, la primera impresión era tan mala y se notaba de tan bajos recursos que nada genial podía esperarse, mucho menos con ese título. Resopló una carcajada de tan sólo imaginar cuán absurda podría ser la trama, Minseok a su lado también se rio.
-Te mueres por verla, vamos.
Antes de poder darse cuenta ya estaban pagando por los boletos y en un parpadeo se encontraron ingresando a la sala con un cubo enorme de palomitas de maíz. Se sentaron en la parte trasera durante los comerciales y cuando las luces bajaron y la película comenzó, resoplaron a la misma vez.
-Estamos solos.
-Ay Dios, qué pena.- Se rio Minseok.
Desde el minuto uno rieron, la película estaba ambientada en un mundo de ciencia ficción, el maquillaje de los personajes parecía de los años setenta y toda la estética general lucía barata. La actuación también dejaba que desear, pero sin ser de mal gusto las escenas bordeaban lo gracioso y no podían dejar de carcajearse, al final fue una buena decisión. En la pantalla uno de los extraterrestres mordió el cuello de una mujer con su boca gigante y ella puso una expresión de sorpresa sobreactuada, Minseok pataleó entre más risas.
Jongdae se le acercó con una sonrisa y también mordió su cuello con suavidad, se removió sintiendo cosquillas y lo empujó con una expresión divertida.
-Oye...- Vio alrededor.
-No hay nadie.- Replicó volviéndose a acercar, Minseok había aflojado su empuje así que no tuvo dificultad para hacerlo.
Sus labios volvieron a conectarse después de varios días separados. A Minseok seguía pareciéndole un tanto surrealista que compartieran besos de esa forma, era todavía más loco que en su mayoría fuera Jongdae quien los iniciaba. Siempre se mostraba tierno y lo hacía con lentitud, como si tuvieran todo el tiempo del mundo para estar juntos; denotaba cierto deseo entre tanto control, a medida que avanzaban las cosas se tornaban mucho más profundas y hambrientas, justo como en esos momentos que lo sostenía de su campera para acercarlo más y estaba comenzando a sentirse acalorado. Se separaron a tiempo de cruzar la línea, Jongdae se reacomodó sobre su asiento y buscó a tientas su mano para entrelazar sus dedos.
Continuaron viendo la película un buen rato más, alrededor del final este se soltó y se estiró con un bostezo.
-Esto se torna cada vez peor.
-No está tan mal, la sangre de alienígena se ve real.
-¿Cómo se supone que es la sangre de alienígena?
Minseok frunció el ceño, él resopló. -Vamos, tengo hambre.
-Pero quiero saber si la extraterrestre terminará con Ben.
Jongdae le dejó un pequeño beso en la mejilla antes de ponerse de pie, instantáneamente lo siguió.
Pulularon intentando encontrar un lugar para comer, Jongdae no parecía demasiado desesperado así que supuso que su plan original fue pasear un rato antes de meterse en algún restaurante o cafetería. Vio a un par de parejas caminando por ahí también y se preguntó si lucían como ellos para los demás, ¿la gente pensaría que estaban juntos o que sólo eran un par de amigos? Es verdad que no compartían gestos íntimos públicamente, ¿el aura que poseían habría cambiado luego de todo lo que pasó? No se sentía muy diferente, seguía igual de enamorado, lo único distinto es que ahora Jongdae le correspondía.
Quizás la felicidad que exudaba por los poros lo delatara cada que se lo quedaba viendo, la realidad es que seguían siendo los mismos de siempre. ¿Debía alegrarse? Amaba la forma única en que se relacionaban, tal vez sólo estuviera sorprendido de lo naturales que se sentían gestos como los besos o tomarse de las manos.
Que fueran especiales entre ellos le bastaba.
-¿Cómo es su nombre?- Le preguntó el joven que atendía en la cafetería.
-Minseok, Kim Minseok.- Respondió después de dar su orden.
El otro lo escribió. -Lo llamaremos cuando su comida esté lista, espere a un lado, por favor.
No había mucha gente adelante así que no tuvo que aguardar demasiado, mientras tanto se recreó con la imagen de Jongdae esperando sentado en el otro extremo, había elegido una mesa al lado de la ventana y observaba a través de esta a la gente pasar. Parecía sereno, como si por lo menos en esos momentos su alma estuviera en paz. ¿Su mente se habría aclarado del todo? ¿Por qué decidió confesarse de la nada? ¿Qué fue lo que lo hizo cambiar de un día para otro? Rayos, tenía demasiadas preguntas que algún día le gustaría transmitir, pero en ese instante sólo deseaba disfrutar con todo lo que podía hasta el final.
Era demasiado bueno para ser real.
-Aquí tienes, flojo.- Posó delante de él la bandeja con su pedido.
Jongdae se iluminó ni bien vio la comida, frotó sus manos y empezó a comer sin una sola palabra.
Chasqueó la lengua. -Te pasas, pareces un animal.
-No me molestes, te dije que tenía hambre.- Balbuceó con la boca llena. -Anoche estuve tan nervioso que no pude cenar.
No se animó a preguntarle el motivo de semejantes nervios, pero sus mejillas se azoraron sin razón.
-¿Tuviste algún otro tipo de problema? No veo que estés imposibilitado para ir a traerte tu propia comida.
Tragó y le dio el tipo de sonrisa altanera que al comienzo había odiado por ser tan pedante, pero que ahora adoraba secretamente con locura.
-¿Quieres que te dé las gracias por ser un no...?
-Ah, perdón.
Al lado de la mesa se había parado una chica bastante alta, usaba lentes y su cabello recogido en una coleta alta, su mirada estaba puesta en Minseok y parecía avergonzada, un poco nerviosa también. Alzaron las cejas con curiosidad y esperaron a que hablara.
-Lo escuché antes, ¿eres Kim Minseok ssi, verdad?
-Hum, sí. ¿Nos conocemos?
-Oh, no, no.- Se apresuró a negar. -Bueno, al menos yo sí te conozco.- Sonrió con más emoción. -¿De casualidad eres el autor La octava nube?
La comida que Jongdae se había metido a la boca pasó con dificultad como una bola gigante cuando casi se atraganta, la sorpresa lo invadió por completo y enseguida miró a Minseok que parecía igual de impactado. Notó un brillo inconfundible en sus ojos cuando cayó en cuenta de que, al parecer, estaba frente a una admiradora de su trabajo y algo extraño se removió en su interior, su estómago dolió como si un sentimiento desagradable hubiera arribado.
-¡S-sí, soy yo!- Se removió el otro en su silla con torpeza. -¡Gracias por leerme, gracias!
Ella sonrió más grande. -Tus dibujos y tu historia me han conmovido, siempre deseé conocer al autor para poder agradecerle, es un poco loco encontrarnos así.
Minseok se rio como un estúpido y sin muchas palabras, ¿qué debería decir? Era la primera vez que vivía una situación así, ¿de verdad no seguía metido en su cama durmiendo? Que alguien lo pellizcara.
-Lo siento.- La muchacha hizo una reverencia a Jongdae. -No te había notado.
-É-él es un amigo.- Estiró una mano en su dirección.
Jongdae escupió el trago de soda después de oírlo, giró avergonzado su rostro sintiendo la mirada confusa de los otros dos y limpió su boca con una servilleta. La chica redirigió su atención a Minseok con otra sonrisa.
-Espero que publiques muchos más manhwa, los leeré todos sin falta.- Le hizo una respetuosa venia.
-Oh, s-sí, muchas gracias.- Minseok se la correspondió y luego la despidió.
La vio irse con una emoción infantil germinando en su pecho, creía que ahora su estadía en la nube número nueve sería permanente. Largó un suspiro lleno de gratificación y se echó sobre el respaldo de la silla, sentía que su vida había sido resignificada a raíz de un trabajo reconocido por el público, nunca había dibujado con aspiraciones a ser reconocido por el mundo, era más bien una satisfacción personal porque se trataba de lo que amaba, pero las cosas estaban modificándose poco a poco. Sonriente levantó la vista y descubrió a Jongdae con cara de pocos amigos.
-¿Pasa algo?- Preguntó, su gesto mientras sorbía por la pajilla era ofendido y molesto.
Dejó el vaso sobre la mesa y negó sin dirigirle la mirada. -Nada.
Durante la comida y después de que salieron de allí siguió comportándose de manera extraña así que evidentemente no era "nada". No quería hacer una montaña de un grano de arena, intentó no prestarle atención y recomponer la atmosfera tan perfecta en la que estuvieron inmersos desde el principio, pero él no aportaba de su parte y estaba comenzando a enojarse. Se sentía como un idiota hablándole al aire, parecía que estaba esforzándose solo por hacer las cosas bien.
-Si no me dices qué te trae con tanto malhumor, te voy a spoilear lo que sucede en el último capítulo de Game of Thrones.
Jongdae entrecerró los ojos en su dirección. -No valorarías tan poco tu vida.
Se cruzó de brazos, impasible. -¿Quieres probarme? Lo vi ayer, justo...
-Ah, cállate, ya está bien.- Cubrió sus oídos con el ceño fruncido.
Ambos estaban en mitad de la acera, se habían alejado del centro comercial y de la gente sin darse cuenta, cerca había una parada de buses así que se dirigían allí para acabar por aquel día. Minseok también frunció su entrecejo.
-Llevas haciendo mohines como un niño enfadado desde temprano, dime la razón ahora.
Jongdae no lo miraba directamente, chasqueó la lengua con molestia y pateó algo imaginario en el suelo. Mantuvo su silencio por un buen rato, silencio que respetó, no pensaba forzarlo a nada, estaban en vacaciones así que tenía todo el tiempo del mundo, para su infortunio podía aguardar toda la noche una respuesta de su parte si era necesario. Repentinamente alzó su rostro y lo encaró con brusquedad.
-¡A ver...!- Se detuvo a la mitad cuando sus mejillas enrojecieron, pareció avergonzado de la nada y enseñó los dientes con fastidio. -¿Cómo es que "amigos", eh?
Alzó una ceja. -¿De qué hablas?
-¿Me vas a hacer decirlo? ¿En serio?- Fregó sus cabellos. -¡Antes! ¡Le dijiste de lo más normal a esa admiradora que éramos amigos!
-Oh...- Parpadeó estupefacto, ¿de verdad había estado molesto sólo por eso? Cubrió su boca con una mano cuando una sonrisa divertida estuvo a punto de escapársele.
-¿Estás riéndote ahora mismo?- Arrugó la nariz y se dio la vuelta para alejarse. -Idiota, nunca más te diré nada, adiós contigo.
Sin poder evitar la risa por mucho más, Minseok corrió y rodeó su cuello con un brazo para evitar que escapara. -¿No me dijiste que no querías decir esas cosas en público porque te daba vergüenza?
Un Jongdae sonrojado y muerto de bochorno le dirigió a duras penas la mirada. -Pero a ella ni la conocíamos, no me importaba.
-Vaya, tienes más condiciones de lo imaginado, ¿hay alguna otra cosa que quieras trasmitirme antes de volver a arruinarlo?- Repentinamente le cogió una mano y le dio un mordisco doloroso con saña, Minseok se apartó con un gemido de dolor y agitó la mano sin poder borrar su sonrisa a pesar de eso. -Era una broma.
Jongdae lo señaló con malos modos. -Lo diré ahora y no lo repetiré, es verdad que habrán cosas sobre las cuales no me sentiré cómodo, pero aprovecharé cada oportunidad que se me presente para fanfarronear que te tengo como mi novio, ¿está bien?
Minseok ya no se creía tan osado y altanero como antes, su rostro se sintió caliente y cubrió la mitad con una mano, su sonrisa socarrona desapareció y desvió la mirada casi sin aire. Estaba bien si no volvía a decir eso nunca más porque había grabado las palabras exactas a fuego en su memoria, no lo olvidaría jamás. Se sintió un poco débil de repente y tuvo que apoyarse sobre un árbol cercano para no acabar derretido en el suelo.
-Está bien.- Murmuró en acuerdo.
-Genial.- Jongdae sacudió sus hombros como si intentara deshacerse de toda la pena que había pasado, seguramente tenía planeado hacer como que nada había pasado. -Si te quedó claro entonces mejor. ¿La parada está doblando la esquina? Perderemos...
La frase quedó inacabada en el aire cuando Minseok lo asió del codo y tiró de él para acercarlo; su espalda estaba apoyada de forma descuidada sobre el tronco dejando sus pies un poco más adelante, eran de la misma altura así que se sentía extrañamente bien besarlo mientras era más bajo y se elevaba sobre él.
-Tú eres el tonto.- Le dijo Minseok cuando se separó tan sólo unos centímetros de su boca.
Juntó sus frentes con una pequeña sonrisa. -No, tú lo eres, más que todos.
Bueno, quizás en esa ocasión diera el brazo a torcer y admitiera que sí, ambos eran un par de tontos al final.
Bien, no podíamos despedirnos sin una primera cita y un último vistazo a nuestros niños.
Como dije, este es el último capítulo del tercer arco y ya después del extra nos queda uno más y... Adiós LON. Pero para eso falta así que no nos pongamos tristes (?).
Quiero volver a agradecerles a TODXS por el amor que recibe este fic, me atrevo a decir que es la historia que más apoyo ha recibido desde el comienzo en este perfil, al parecer había muchxs ChenMin shipper hambrientxs y ocultxs por aquí (?).
¡Lxs quiero con el alma! Y espero que la espera haya valido la pena, aguarden el cuarto y último arco con ganas, volveremos con todo ;D.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top