XLIII

Sei mantuvo una sonrisa pegada en el rostro desde que Jongdae desapareció junto a Minseok a hacer "compras", cuando volvieron fue tan obvio cómo habían ido las cosas que una avalancha de orgullo y felicidad la arrollaron. Antes nunca se hubiera imaginado teniendo ese tipo de sentimientos por otras personas, siempre fue reservada y más bien solitaria, cayó en cuenta de que no había encontrado a las personas correctas para mantener a su lado hasta que los conoció a ellos. No era la misma que a comienzo de año y todo se lo debía a sus amigos.

Que formaran parte de su vida era tan loco como maravilloso.

El mar oscuro delante de sus ojos se extendía de forma infinita hacia el horizonte y allí se perdía, se sentía como él, quizás nunca llegara a conocerse de forma perfecta, descubrir todos los días lo sorprendente que podía ser la vida era tan interminable como ese océano, así como igual de misterioso e interesante. En aquel lugar las estrellas se veían mucho más brillantes, era la única iluminación con la que contaban junto a las farolas que bordeaban la calle más arriba. Una ventisca fresca la hizo temblar y frotó sus piernas para darse calor.

Una campera aterrizó sobre su cabeza y no tuvo que adivinar de quién se trataba.

-Voy a quedarme con todos tus abrigos a este paso.- Bromeó cuando Jun Seo se sentó a su lado sobre la arena. -Aún no te he devuelto el otro.

Se encogió con una pequeña sonrisa. -Me gusta cómo te ves vistiendo mi ropa.- Ella resopló, pero se envolvió cómodamente dentro de su campera. -¿En qué pensabas?

Sei se encogió. -Me siento afortunada de haber conocido a estas personas.- Echó un vistazo a los demás todavía jugando más allá.

-¿Eso me incluye?

Rodó los ojos y lo empujó. -Sigue soñando.

-Yo sí me alegro de haberte conocido.

-¿Ah, sí?- Le alzó una ceja. -¿Incluso aunque no sea nada linda, refinada o suave como las demás chicas?

Negó. -Es que tú no eres esa chica.- Lo vio con curiosidad y él volvió a encogerse con otra sonrisa. -Eres tan... Impredecible y peligrosa, siempre dejas un desastre detrás.- Se rio. -Al menos sé que yo estoy hecho un desastre por ti.

Sei había borrado su sonrisa de a poco a medida que las palabras penetraban su canal auditivo, ¿era en serio lo que decía? No podía saber si jugaba con ella o no, usualmente no le habría importado, se sorprendió al encontrarse deseando que fuera real lo que escuchaba, quería que fuera en serio. Jun Seo tampoco sonreía, era extraño verlo así cuando solía ser juguetón y animoso todo el tiempo. Se le acercó sólo un poco y estiró una mano para acomodarle los cabellos detrás de su oreja.

La miró directo a los ojos y se le cortó la respiración. -Tú no eres una chica,- Se acercó más. -Tú eres un huracán disfrazado.

Cuando estuvo tan sólo a un respiro de sus labios se detuvo con los párpados entornados, entendió que era decisión suya acabar de cerrar esa distancia o hacerla más grande y sonrió, quizás sí fuera en serio, sabía que por su parte era así porque no dudó en besarlo ni un segundo. El contacto se sintió dulce y cálido en contraste con aquella noche, no le sorprendió, se lo había esperado de hecho, Jun Seo nunca había sido de otra forma.

-Vaya, mira Sehun, tienes cuñada nueva.- Bromeó Minseok mientras observaban de forma disimulada el intercambio de más allá.

-Oh, por Dios.- Este hundió su rostro sonrojado en ambas manos después de verlos besarse.

Luhan a su lado se rio. -Felicidades por tu hermana política.- Canturreó burlón.

-¡No es mi hermana política! ¡Sólo se dieron un beso, eso no es nada!

-Pues, uno no, yo veo que siguen en lo suyo ¿eh?- Comentó Jongdae.

-¡Cállate, cállate!- Tapó sus oídos y pataleó.

-¡Sí!- Festejó Dan Bi por su parte, luego señaló a Chong Yul con una gran sonrisa. -¡Me debes cinco mil wons!

-Y tú me debes otros siete mil.- La molestó su novio con altanería.

Ella depuso su actitud arrogante y dio un pequeño vistazo de reojo a Jongdae y Minseok. -Es cierto...

Ya era demasiado tarde y la temperatura había bajado dramáticamente, así que decidieron volver. No hizo falta decidir con quién se sentaría cada cual de camino a casa en el autobús, aunque fuera de otra manera Minseok sabía que de todas formas se hubiera sentado con Jongdae porque no le habrían dejado más opción, sus amigos eran más evidentes que ellos mismos. Estuvo un tanto engorroso al comienzo, después de lo que hicieron no tuvieron oportunidad de aclarar qué había pasado (o en qué sentido había pasado, un beso no podía confundirse con otra cosa) y su cabeza marchaba tan rápido que apenas podía seguirle el ritmo a sus pensamientos.

Es que no tenía sentido después de todo lo que había pasado aunque otra parte de sí le decía que sólo festejara, no podía hacerlo si no estaba seguro de la victoria. Sintió un repentino peso sobre el hombro y saltó en su asiento como un idiota, vio con los ojos enormes como Jongdae recostaba su cabeza allí con total naturalidad.

Adelante, mátame de un infarto.

Su cabello le hizo cosquillas en la mejilla y parte de la quijada. -Quizás... Quizás es...

Jongdae se apartó para dejarle un pequeño beso sobre los labios antes de volver a acomodarse con los ojos cerrados mientras entrelazaba sus dedos de forma cercana, dio un relajado suspiro y se pegó todavía más a su cuerpo.

Bien, no hablarían ese día, lo captaba, aunque el sonrojo en sus mejillas y su corazón latiendo tan rápido tal vez estuvieran respondiéndole que debía alegrarse por lo que estaba pasando y nada más.

******

Al siguiente día de clases era la ceremonia de graduación, los de tercero volarían lejos de las redes de la escuela secundaria para ser expulsados al mundo real. Sería melancólico, tenían buenos amigos en tercero, Dan Bi y Sehun estuvieron deprimidos desde que pisaron la acera del instituto, Minseok se mantenía en un estado híbrido de ilusión y reticencia. Fluctuaba entre ambas emociones y otras tantas más, lo único resaltable es que todas eran opuestas entre sí y eso lo trastornaba, con todo lo que había pasado no encontró otra manera de poder sentirse.

Tuvo miedo cuando ingresó a clases, no sabía lo que le deparaba. En la medida de lo posible había intentado que el beso no significara tanto, Jongdae había sido demasiado inestable como para emocionarse tan pronto, tal vez esa mañana corriera lejos de la nada o se acobardara, nunca se sabía y esa incertidumbre estaba acabando con sus nervios. Intentó no esperar absolutamente nada, ni bueno ni malo, quería insensibilizarse por completo cuando se trataba de él, pero era casi imposible cuando seguía sintiendo sus labios y viendo tan nítidamente su rostro sonriente.

La situación lo había golpeado fuerte, por la noche rodó sobre la cama sin dejar de sentirse acalorado al recordar la presión de su cuerpo.

Cuando llegó se lo quedó viendo tan fijamente que era imposible pasar desapercibido, sus ansias por saber qué es lo que haría a partir de ese momento eran palpables en el aire. Saludó con naturalidad a todos los demás y cuando llegó su turno aguantó la respiración sin darse cuenta, Jongdae parecía tranquilo, como si nada estuviera fuera de lugar.

-¿Qué hay, tontito?- Le habló como solía hacer antes, estiró una mano y le apretó las mejillas juguetonamente un par de veces.

Bien... ¿No era algo malo? Suponía, lo estaba tratando como cuando eran los mejores amigos, aunque no tenía nada claro al menos no se había retractado a la primera. El resto del día fue exactamente igual, Jongdae ya no estaba retraído y temeroso alrededor como antes, reía con los demás y hacía alguna que otra broma. Las clases los mantuvieron separados desafortunadamente, no tuvo oportunidad de saber si se había repuesto con todos o si haría alguna diferencia con él. En el último tiempo durante los almuerzos solían sentarse separados para evitar roces incómodos, pero en el de ese día se posicionó justo a su lado. Volvió a aguantar la respiración cuando sus muslos se tocaron por debajo de la mesa, en más de una ocasión rozó su mano, no supo si fue accidental o a propósito.

No estaba siendo malo, tampoco entendía si era bueno del todo, ¿deseaba que volvieran a ser sólo un simple par de amigos? Tenía que aclararse.

-¿Minseok?

Se volteó hacia él con las cejas arqueadas mientras masticaba su último bocado, Jongdae lo observó con atención, estaba bastante cerca. De repente alzó una mano y se quedó congelado, ni siquiera parpadeó mientras pasaba un pulgar sobre la comisura de sus labios y se demoraba un segundo de más en su mejilla con una caricia.

-Tenías un grano de arroz.- Le dijo como si nada, entonces se lo llevó a la boca y lo comió.

Sí... Necesitaba respuestas así como ya.

Eso era algo que haría incluso siendo sólo amigos, no podía fiarse aún, por el momento no le había dado muestras de comportarse diferente. A mitad de la jornada frenaron las clases para iniciar con la ceremonia, ayudaron un poco indicándole a los de primero cómo y dónde ubicarse debido a que eran los más inexpertos. Mientras Gin le daba órdenes sobre cómo proceder, Jongdae estaba un poco más allá en dirección perpendicular explicándole algo a una hobae; lo observaba como un acosador, obvio, por esa razón fue testigo cuando la chica comenzó a hablarle enseñándole un papel y él desvió su atención de ella y lo miró. Sus miradas se conectaron en medio del gentío y entonces, de repente, le guiñó un ojo y volvió a lo suyo con la muchacha como si nada.

-¿Minseok? ¿Estás bien?- Frunció el ceño la vicepresidenta estudiantil.

Cubrió la mitad de su rostro tan rojo como una manzana y se quedó mirando a la nada con ojos grandes en lo que esperaba que su corazón dejara de sonar tan fuerte, se sentía demasiado aturdido y todo por un gesto tan estúpido como un guiño.

El acto estaba a punto de comenzar y la mayoría estaba en sus lugares, Sei no diría todos. Desde su asiento oyó a algunas de tercer año decir que Moon Kyu Hee faltaba y no aparecía por ningún lado; al instante su cabeza dictó exactamente el lugar en el cual estaba escondida, era demasiado obvio, pero cosas así de simples pasaban desapercibidas para personas que en realidad no te conocían. Se puso de pie y se encaminó al gimnasio, no supo muy bien qué la movió exactamente, pero supuso que si estaban a punto de decirse adiós podría hacerlo con buenas intenciones.

Efectivamente se la encontró lanzando tiros libres al aro con el uniforme oficial de la escuela.

-Eres peor que Song.- Resopló con burla cuando la vio errar uno demasiado fácil, se refería a la pívot del equipo con peores estadísticas si de tiros libres se trataba.

Kyu Hee se giró a verla y puso los ojos en blanco antes de seguir con lo suyo. -¿Vienes a compadecerte de mí?

-No.- Cogió el balón cuando rebotó y ejecutó un tiro. -Quiero despedirme en buenos términos.

-No me jodas.- Fue directa, al menos tenía que darle crédito por eso.

Suspiró y cogió la pelota para que no volviera a tomarla. -Seguro no volvamos a ser amigas nunca más, pero al menos espero poder despedirte sin rencores, unnie.- Expresó con sinceridad, era probable que no le llegara, pero al menos se iría sabiendo que lo intentó.

Kyu Hee se le acercó con un par de ojos penetrantes y le arrebató el balón de las manos, entonces siguió haciendo lanzamientos como si nada. Sei se la quedó viendo mientras mordía el lado interno de sus mejillas sin saber si abrir la boca de más o no, la ofendería si lo hacía por eso no quería proceder del todo.

-Kyu Hee, yo...

Picó la pelota hasta ella y luego se la extendió sin una palabra entre jadeos por el esfuerzo, fue a cogerla, pero la alejó antes de que pudiera.

-Asegúrate de no arruinar el equipo, capitana.

Se alejó lentamente, no supo si fue su imaginación, pero había un cierto aire de derrota en su andar. Abrió la boca con intenciones de decir algo más, algo referido a sus sentimientos quizás, pero supuso que no hacía falta cuando muy seguramente se lo tomara como un insulto, así que la dejó marchar sin más.

El director sobre el podio llamó uno a uno a los estudiantes de todas las divisiones de tercero quienes fueron pasando para recoger su diploma junto a una ronda de aplausos y felicitaciones. Luhan se encargó de dar un discurso como representante de todos los alumnos y luego dio uno Gin en nombre de los de segundo, tan sólo así y después de escuchar al director una vez más, los chicos dieron por finalizada su experiencia como estudiantes de escuela.

-Oh, Yullie, te voy a extrañar tanto, no sabes cuánto.- Se lamentaba Dan Bi mientras apretaba a su novio en un abrazo y frotaba una mejilla sobre su pecho como un gatito.

Él se rio mientras acariciaba con ternura su cabello color caramelo. -No me iré a ningún lado.

-Te irás de viaje a otra provincia.- Rezongó ella.

-Pero no será por siempre, sólo hasta que el equipo me pruebe y decidan si tomarme o no.

Dan Bi inclinó su pequeño rostro todo lo que pudo para poder verlo a la cara. -¿Y si te eligen y me dejas?

Se rio. -Como si pudiera después de todo lo que me costó tenerte.- Le dejó un pequeño beso en la frente y eso pareció relajarla.

Luhan los veía complacido aunque a su lado había algo importante que tratar antes de acabar con aquella jornada tan agotadora.

-¿Y tú? ¿Estás bien?

-¡Claro que no!- Protestó Sehun. -Ya no podré verte todos los días, ¿cómo eso me haría sentir bien?- Adelantó su labio inferior en una mueca infantil.

Se abrazó a su cintura con cariño. -Te prometo que vendré a buscarte a la salida todos los días.

-¿Y tendremos muchas citas?- Murmuró.

Rio. -Sí, también te prometo eso.

-Está bien entonces.- Le devolvió el abrazo y cerró los ojos con fuerza. -Felicidades, hyung.

-Ah...- Suspiró Gin. -El amor está en el aire.- Bromeó.

-Y en todos al parecer.- Sei Ah observó con una ceja arqueada a Jongdae y Minseok a un lado sin decir nada. -Ustedes han estado inusualmente callados.

-Ya sabes por qué.- Balbuceó Minseok con un poco de nerviosismo.

-No, no me refiero a eso.

-¿Al final decidieron algo?- Preguntó Sehun directamente de la mano de su novio.

Los demás dejaron lo que hacían para voltearse a verlos con curiosidad, al parecer el día de playa sí intuyeron algo. Ante el escrutinio se sintieron un tanto abrumados, se dieron un corto vistazo de reojo y Minseok sin darse cuenta estaba del lado de sus amigos esperando alguna respuesta también, ni él sabía lo que estaba pasando honestamente. Jongdae vio hacia arriba para evitar mirarlos y rascó su cabeza con incomodidad.

-Pues...

Abrió los ojos como platos ante su deje, ¿acaso estaba dudando? Aspiró una gran cantidad de aire y sintió su rostro arder de furia, Jongdae le causaba cólera como ningún otro.

-¡Tú!- Exclamó. -¿Quién te crees para...?

Jongdae logró cubrir su boca con una mano antes de que siguiera, sólo podía oírse el sonido amortiguado de la voz de Minseok discutiendo mientras forcejeaba para zafarse de su agarre. Vio a sus amigos con una sonrisa forzada.

-Me lo llevaré ahora, nos vemos luego.

Minseok se vio arrastrado por la fuerza a través de medio instituto, por más que intentó quitárselo de encima el otro aplicó todavía más fuerza para que no huyera; acabaron dentro de un salón de clases deshabitado y silencioso, Jongdae se aseguró de que los pasillos estuvieran vacíos antes de cerrar la puerta y suspirar con pesadez. Minseok lo encaró hecho una fiera.

-¿Quién te crees?- Le espetó con odio. -¡La próxima vez que me obligues a avanzar así te rompo la cara, carajo! ¡No te basta con hacerme mierda todo el tiempo que encima te tomas este tipo de libertades, no tienes cara!- Al parecer algo se había quebrado en su interior porque una vez que comenzó ya no pudo parar. -Vienes y vas por ahí con esa cara de idiota haciendo lo que se te antoja conmigo, ¿no te paras a pensar ni un segundo? Me manejas como quieres y te aprovechas porque sabes que te amo y...

-¿Me amas?- Jongdae tuvo que detenerlo a mitad de su monólogo.

Cayó en cuenta de lo que había dicho sin pensar, entonces bajó sus revoluciones. -¿Sí? ¿No lo sé?- Suspiró y pasó ambas manos por su cabello. -¡Ese no es el asunto aquí! ¡El asunto es...! Es que yo... Diablos...- Se estaba perdiendo.

-El asunto es que me gustas.- Declaró el otro de forma clara.

Se quedó quieto y parpadeó, entonces frunció el ceño. -Estás bromeando conmigo.

-Minseok...

-¡No!- Lo señaló. -¡Tú no sabes nada! ¡Tú sólo llegas, desordenas todo y luego te vas!

Jongdae comenzó a acercársele con lentitud. -Si te pararas a escucharme entonces podría...

-Primero me besas como si quisieras profanar mi garganta y te haces el otro al día siguiente, ¿cómo puedo creerte? Tú me das miedo, Jongdae.- Continuó lanzando palabras como una metralleta.

Comenzó a irritarse. -¡Te estoy diciendo que me dejes explicarte, cabeza de chorlito!

-No quiero oírte, ¿qué vas a decirme? ¿Que lo sientes otra vez?

-Suficiente, ven.- Lo tomó de ambos brazos.

Minseok forcejeó y retrocedió un tanto más chocando con la tarima donde estaba el escritorio del profesor, el sonido fue estruendoso cuando cayeron sobre la superficie y tiraron la silla desde la altura. Se quedó debajo de él respirando con dificultad mientras lo enfocaba con ojos llorosos, su sola imagen desesperada amenazó con arrancarle lágrimas a Jongdae, pero se contuvo mordiendo su labio con fuerza.

-¡Me gustas, imbécil!- Le gritó desgarrándose por fin. -¿Me oirás ahora? ¡Me gustas, Minseok!- El otro parecía haberse rendido y ahora tenía toda su atención, empezó a confesarse. -Si te besé es porque ya no pude aguantarlo más, por la mañana al despertar no me arrepentí como crees, me sentí el chico más afortunado del mundo, demonios.- Su voz se quebró y entonces empezó a llorar desconsolado. -Te besé porque te quiero aquí conmigo y no en mi mente imaginándote de forma patética, que es lo que soy, un idiota patético.- Limpió su nariz con el dorso de su mano descuidadamente, pero no le importó.

-¿Vas a...?- La voz agrietada y casi inaudible de Minseok le llegó desde abajo, cuando lo miró tenía el rostro empapado aunque no supo si fue por sus propias lágrimas o por las de él. -¿Quieres estar conmigo?- Le preguntó.

Sorbió por la nariz e intentó ser fuerte para verlo a los ojos. -Eres la única persona que conoce toda mi mierda y aun así sigue queriendo estar conmigo.- Tomó una temblorosa respiración. -Dios, ni siquiera creo merecerte.- Decirlo lo hizo sollozar con más fuerza. -Pero sí, quiero estar contigo, tan simple y tan complicado como eso.

Minseok estaba completamente sin palabras, tanto que sólo pudo observarlo llorar y nada más. No tuvo idea de cuánto pasó, pero lentamente las cosas comenzaron a caer en su lugar: de verdad estaba pasando, de verdad Jongdae estaba renunciando a todo por él. Bueno, quizás no a todo, pero sí a muchas cosas importantes. Escucharlo decir tanto de una manera tan cruda lo había dejado conmocionado como nunca. Tragó saliva con dificultad, sentía una bola en la garganta, y alzó una mano para acariciar ligeramente su mejilla, él sintió el toque y abrió los ojos para mirarlo entre hipidos. Embadurnó los dedos con sus lágrimas, se sentían frías al igual que su piel.

-Me gustas, Jongdae.- Susurró. -¿Podemos estar juntos?- Lo único que le salió fue renovar su confesión.

Jongdae gimió y se hizo para atrás sentándose sobre sus talones, asintió muchas veces mientras secaba su rostro con ambas manos. -Sí.- Le respondió. -Sí, sí podemos.

Minseok se levantó y lo abrazó tan fuerte como para fundir sus pieles en una sola, su corazón palpitaba muy rápido, pero en esta ocasión no se sentía mal del todo. Jongdae también lo rodeó con sus brazos y lo sintió temblar un poco en lo que se calmaba.

-Perdóname.- Oyó su susurro. -Perdóname, en serio me gustas, siempre me gustaste, pasaré una vida redimiéndome si es necesario después de todo lo que hice, pero no te alejes de mí.

No necesitó contestarle nada, creía que intuía su respuesta después de haberse aferrado a él con todas sus fuerzas al instante de saber que iba totalmente en serio. Cuando lograron tranquilizarse un poco más tomó una honda respiración y se relajó, ya no lo sentía llorar y sus brazos eran cálidos y reconfortantes alrededor, por primera vez había encontrado su lugar en el planeta y era entre los brazos de Jongdae.

-¿Qué con esta pose tan cursi?- Bromeó dándose cuenta de que estaba subido a su regazo, lo oyó resoplar e intentó separarse, pero Jongdae se apretó con más fuerza para que no lo hiciera. -¿Qué pasa?

-No quiero que me veas.- Gruñó con malhumor y entonces supo que volvía a ser el de siempre. -Me hiciste decir un montón de cosas vergonzosas, tú, superbobo.

Frunció el ceño. -¿Cómo querías que supiera si no me lo decías? ¿Soy adivino?

-Tú no me dejabas hablar, histérico.

-Pues, discúlpame por entrar en crisis después de meses de mierda, idiota, todo es tu culpa que sepas.

Jongdae por fin se separó y lo miró con el ceño fruncido, tenía las mejillas rojas de tanto llorar. -¿Y tú qué? No te quedas atrás, eres un desastre y nunca quieres admitirlo.

Se quedaron un largo rato en silencio viéndose con molestia hasta que flaquearon y las comisuras de sus labios temblaron, el primero en dejar escapar una pequeña risa fue Jongdae y eso acabó por hacerlo carcajear con fuerza a Minseok. Parecía tan feliz que el otro tampoco pudo evitarlo por más tiempo y empezó a reír junto a él, las lágrimas que caían por sus mejillas ya no eran de tristeza, sino de una maravillosa tentación. Volvieron a verse después de apaciguar las risas y Jongdae acortó la poca distancia que había para besarlo, en esa ocasión fue algo mucho más lento y natural, ya no tenían ansias por entender qué pasaba por sus cabezas, podían tomarse todo el tiempo del mundo.

Deslizó las manos por su cuello y presionó con suavidad su garganta, Minseok inclinó la cabeza y tuvieron más apertura a la boca del otro, se atrevió a lamer sus labios con delicadeza, un pequeño deseo que había tenido desde hacía tiempo.

Se separó y le besó una mejilla. -Eres un desastre, de esos que deberían existir a montones.- Sonrió sobre sus labios. -Pero me agrada que sólo existas tú y que seas para mí.

Volvieron a compartir otro beso y esta vez fue Minseok quien se alejó para verlo a los ojos con un poco más de seriedad. -¿Cómo están las cosas ahora?- Preguntó acariciando su mano suavemente.

Jongdae compuso una mueca. -Tengo algunos problemas que tratar todavía, pero me gustaría hacerlo a tu lado.

Negó. -No hay problema.- Le robó un par de besos más.

-¿En serio aún tengo posibilidades contigo?- Le cuestionó mordisqueando sus labios.

Minseok se rio. -Es que nunca las perdiste en realidad.

Quiero darles las gracias a todxs lxs que le dieron una oportunidad a esta historia, desde el comienzo LON ha estado recibiendo muchísimo apoyo y amor; se me llena el corazón de alegría cada vez que leo sus comentarios, yo también lxs amo ❤. ¡Sigamos hasta el final!

Por cierto, este y el capítulo siguiente serán el final del tercer arco, luego publicaré un extra y ya estaremos frente a las puertas del cuarto, espero que lo hayan disfrutado ❤.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top