XIX

–política de la no violencia.

Las cosas en el mundo parecían estar mejor que nunca.

Había comenzado en una escuela desconocida sin saber cuál sería su destino (o al menos convenciéndose de que en esa ocasión no sería tan fatal como lo había sido en el pasado), sentado en el fondo solo y desdichado, pensando después de un cúmulo avergonzante de fracasos que su vida sería igual de desastrosa que siempre... Y de repente, en un parpadeo, se encontró rodeado de personas. Personas sinceramente increíbles a las cuales, por milagro, podía llamar orgullosamente amigos. Jamás imaginó algo así, lo deseó fervorosamente toda la vida, verdad, pero con sólo desear nunca se gana nada más que anhelos tan inmensos como el mar infinito. En fin, algo tendría que haber hecho bien para ganar tanto en tan poco tiempo.

O quizás aquel año fue su año de suerte. Quizás el universo recompensó su paciencia.

Era costumbre para él sumirse en semejantes reflexiones a lo largo del día, más que nada para alejarse un poco de los storyboard que debía preparar para la próxima entrega de la revista y que apenas tenía realizados... Más o menos. Toda esa mezcla extraña de sentires le estaba inundando la mente durante el almuerzo que compartía con sus amigos cuando sintió un llamado lejano.

-¡Minseok!

Al apartar su mirada del puré de patatas que aquel día no estaba tan espeso como le gustaba, logró divisar a Lee Ohn un par de mesas más allá agitando una mano en alto para que lo viera. Con una sonrisa se puso de pie sin perder tiempo y corrió hacia ella pasando justo por al lado de la tan nostálgica mesa de los chicos populares. Sintió la mirada de ellos como muchos dardos venenosos en la espalda, pero no les prestó atención, no necesitaba gente como esa cuando tenía a los suyos, confiables e invaluables. Se preguntaba cómo le estaría yendo a Lee Ohn con esas personas después de que los vieran tanto tiempo juntos, últimamente habían estado pasando algún que otro momento a solas como amigos íntimos. Le daba pena pensar que eran algo como eso, seguía viéndola como una especie de emperatriz de la genialidad o algo así.

Pero ella parecía disfrutar de su compañía tanto como él la suya; era consciente de su falta de amistades verdaderas, no dejaría a alguien que le agradaba en las mismas condiciones que estuvo él hace un tiempo, sería hipócrita. Además sentía que ella tenía algo dentro que deseaba contarle y no sabía cómo, suponía que con el tiempo lo revelaría.

Jongdae, Dan Bi, Sei Ah y Sehun, todos ocupando la mesa que acababa de dejar, se lo quedaron observando desde la distancia con curiosidad, otros quizás con un poco de rencor. Dan Bi hizo un rictus adorable con los labios aunque en realidad lo que quería demostrar era desagrado.

-No me gusta. No me gusta nada, Jong.

-Déjalos, Bi.- Respondió este sin ningún tipo de emoción vehemente. -Ambos se caen bien y Minseok es una persona inteligente.

-Una persona inteligente con muchas ansias de ser amado.- Reformuló con un suspiro afligido mientras se volvía a su comida.

Sei Ah y Sehun los observaron con interés.

-¿Qué sucede aquí? ¿Quién es esa princesa?

-Lee Ohn, una bruja.

Sei arqueó ambas cejas con sorpresa. -Wow, debe ser realmente mala si Yoo Dan Bi la está insultando.

-¿Esa es la chica con la cual Minseok se va a casa todos los días?- Preguntó Sehun echado de forma perezosa sobre la mesa, se extendió para robarle un poco de kimchi a Jongdae, pero este le golpeó la mano antes de que pudiera.

-¿Se van juntos a casa?- Cuestionó Sei.

Sehun asintió y sonrió de forma teatral. -Cupido anda cerca.

-¡No!- Exclamó Dan Bi con terquedad. -No dejaré que Min esté con alguien tan malo como ella, hay que protegerlo.

Jongdae siguió masticando su comida sin prestarle especial atención a lo que hablaban. -Te advierto, no te metas en donde no debes, Dan Bi.

Ella lo enfocó con molestia. -¿No estás preocupado por tu mejor amigo? Sabes que puede terminar mal.

-Ya te dije, Minseok sabrá cuidarse solo.

-Ya, ¿alguien puede decirnos por qué odian tanto a esa mujer?

-Es...

-Nada, una tontería del pasado.- Cortó Jongdae a su mejor amiga, le dio una sola mirada que le dijo que lo mejor sería callarse y así lo hizo, aunque un tanto ofendida.

Antes de que pudieran insistir Chong Yul se acercó a la mesa, saludó a todos con su usual sonrisa llena de carisma y vio a su actual novia con ojos tiernos antes de proponerle pasar el resto del almuerzo juntos. Dan Bi obviamente no puso ninguna objeción y, después de ponerse de pie con los ánimos repentinamente sobre las nubes, los despidió a todos con la promesa de verse en el segundo descanso y se fue tomada de la mano con su chico.

Sehun suspiró apacible y con una pequeña sonrisa mientras los veía ir. -El amor hace ver bien a los jóvenes.

-No hables como un viejo.- Refunfuñó Sei.

Se encogió. -Sólo soy un chico positivo. Además,- Agregó poniéndose de pie para dejar la mesa. -Puede que tengamos dos enamorados más por aquí.

Jongdae detuvo los palillos en el aire a medio camino de su boca cuando Sehun señaló con un movimiento de cabeza a Minseok y Lee Ohn más allá, riéndose de algo que sólo ellos sabían. Frunció ligeramente el ceño y no le dio importancia.

Ese mismo día después de clases Minseok volvió a irse a casa con Lee Ohn. Los chicos lo vieron marchar colina arriba por aquel camino lleno de árboles a los lados, rellenando las aceras con sus follajes vívidos ahora que estaban en pleno verano. Lo que no imaginaban era que Minseok nunca acompañó a Lee Ohn a su casa o ella fue a la de él. Hacía un par de semanas ella había conseguido un trabajo de medio tiempo que quedaba exactamente en la misma dirección que la casa de Minseok, pidió su compañía el primer día para no estar sola y porque al final irían hacia el mismo lado, así acabaron compartiendo la ruta a casa sin darse cuenta.

-¿Alguna vez tuviste novia, Minseok?

Aquella tarde ese tipo de pregunta fue hecha y lo tomó totalmente por sorpresa. Estaba seguro que segundos antes no habían estado hablando de cosas similares. Corría una fresca ventisca por lo que las hojas de los árboles se bamboleaban de lado a lado, creando un sonido natural y fresco en mitad del silencio corrompido únicamente por las charlas aleatorias de los demás estudiantes que salían de sus secundarias. Se la quedó viendo con curiosidad un momento, ella caminaba con la mirada al frente, siempre erguida, nunca vacilante.

-Pues...- Observó sus zapatos. -Ya sabes cómo ha sido mi vida más o menos, es obvio que no.- La vio de reojo. -¿Y tú? ¿Algún novio?

-No.- Negó acomodando un mechón de su cabello. -También he tenido un pasado un tanto... No lo sé, ¿problemático?

-¿En serio?- Se sorprendió. -¿Por qué?

-Bueno, nunca le he agradado a la mayoría de las muchachas.

Minseok resopló. -Yo jamás he parecido agradarle al mundo entero, descuida.

Lee Ohn sonrió un poco a su pesar. No dijeron nada por un par de metros más hasta que ella se adelantó y se puso delante de él, comenzando a caminar de espaldas.

-¿Sabes? Hay alguien que me gusta, Minseok.

Él se detuvo. -¿Y me lo dices a mí?

Ella se encogió. -No tengo a nadie más y lo sabes, por eso te elegí como mi amigo, somos parecidos.- Hizo una pequeña mueca. -¿Te molesta?

-¡No, no!- Se apresuró a negar. -Es sólo que... No lo sé, me sigue pareciendo tan surrealista que la gente me trate con tanta cercanía.- Se encogió con una estúpida sonrisa de satisfacción. -Sólo estoy feliz, no me hagas caso.

Lee Ohn largó una pequeña risilla de simpatía. -Hacía muchísimo que esperaba a alguien como tú.- Negó un poco, viéndolo a los ojos. -Esta persona me gusta muchísimo... Demasiado.

Minseok se sentía emocionado de que contara con él para develar algo así, aunque eso no quitaba la pena de hablar sobre tales temas, hasta temió haberse sonrojado un tanto.

-¿Es así?- Carraspeó. -¿Te corresponden?

-Mmm...- Ella inclinó la cabeza hacia el cielo celeste profundo. -No lo sé, pero soy alguien negativo, así que ya imaginarás mi respuesta.- Volvió a verlo. -Quiero que me apoyes de todas formas, ¿lo harías, Minseok? Por mí.

-¡Por supuesto!- Asintió sonriente. -Estaré aquí para lo que necesites. Esto...- La miró con más cautela. -¿Puedo saber de quién se trata?

-¡Ah!- Ella posó un dedo sobre sus labios cerrados. -Eso es un secreto todavía, lo sabrás a su debido tiempo. Ahora vamos, llegaré tarde al trabajo.

Él sonrió ante su entusiasmo, pocas veces había visto a Lee Ohn comportarse como una adolescente normal. -Haré todo lo posible por ti, Lee.

Ella le sonrió de forma cariñosa y volvió a su lado para caminar juntos.

******

Durante la hora de estudio en la biblioteca dos cursos de segundo año compartieron el período, eso supuso a Dan Bi, Jongdae, Minseok y Sei Ah juntos una vez más, aunque esta vez mucho más silenciosos y bajo la vigilancia de dos docentes. Sehun, parte de otra división, no tuvo la oportunidad de unírseles más allá de que suponían que tampoco lo hubiera hecho debido a su inusual costumbre de saltarse las clases para hacerse mala fama junto a otros estudiantes problema. Dan Bi aprovechó que Minseok había pedido permiso al profesor para levantarse a buscar un libro en la sección de historia general, la cual quedaba convenientemente lejos, para sacar de su bolso una revista y tirarla sobre la mesa llamando la atención de los otros.

-Dime después de eso si está bien dejarlo solo.- Lanzó en voz baja a Jongdae.

Este le arqueó una ceja sin saber muy bien a qué se refería y ojeó la revista con intriga, notando después de leer su título por dónde iban los tiros.

-¿El manhwa de Minseok?

-Lo leí anoche.- Admitió, su rostro se notaba lleno de tristeza. -¿Ustedes lo hicieron?- Tanto Sei como él negaron. -Pues, deberían hacerlo.- Fue lo único que dijo acerca de eso y la seriedad con la cual lo hizo provocó que Jongdae tomara la iniciativa y guardara la revista en su mochila.

Minseok apareció con un rostro de pocos amigos. -¿Sería tanto trabajo darme un libro de historia local en vez de uno de historia nacional? La bibliotecaria debería dedicarse a atender un supermercado.- Suspiró cuando dejó los libros sobre la mesa y frunció el ceño ante sus rostros extraños. -¿Pasó algo?

-Nada, sólo estábamos pensando en beber algo en la cafetería del centro comercial después de clases.- Dijo Dan Bi dándoles una mirada a los otros dos. Estos asintieron en entendimiento y no pusieron réplicas.

Minseok se encogió y accedió, no tenía nada mejor que hacer después de todo. Al terminar la hora de estudio tuvieron que separarse, pero volvieron a encontrarse a la salida. Dan Bi les pidió que esperaran porque deseaba cruzar a Sehun e invitarlo también, estuvieron de acuerdo, pero los minutos pasaron, la escuela se fue vaciando y él no apareció. Al final Sei Ah le instó a desistir con la justificación de que estaba segura de que Sehun perdía el tiempo con otras personas. La cafetería que visitaron no estaba demasiado alejada de la escuela así que no dudaron en caminar y, de mientras, pasar un tiempo más juntos gracias a la compañía que propiciaba un paseo con amigos. Unos cien metros antes de llegar al lugar pasaron sobre la acera opuesta a donde se encontraba un tumulto de jóvenes con muy mala pinta si se los veía bien; ocupados en sus bromas y propias conversaciones ni siquiera los notaron, pero uno de los otros sí los vio a ellos.

Sehun no supo ocultar su inquietud y sorpresa cuando los discernió desde el otro lado.

Se dio la vuelta para darles la espalda al instante con la esperanza de que no lo vieran, sus ojos eran enormes y su semblante delataba que algo pasaba. Su corazón había comenzado a latir rápidamente ante la posibilidad de que descubrieran con quiénes pasaba sus ratos libres, lo que menos deseaba por alguna razón era que Minseok, Jongdae, Dan Bi y hasta incluso Sei Ah lo tuvieran en baja estima al igual que el resto del mundo.

Aunque supiera que tal cosa se la buscara él mismo.

El rumbo de sus pensamientos cambió por completo cuando descubrió que Jae Yong lo observaba con fijeza. Tragó saliva y se maldijo mentalmente por haber sido tan obvio, volvió a pintar aquella expresión de cínica indiferencia que solía ser su armadura ante el mundo real y desvió la mirada, adoptando una postura más relajada al guardar sus manos en los bolsillos. Siguió sintiendo los ojos del otro sobre él y ahora su corazón latía rápido, pero por otras razones. Bajo ninguna circunstancia debía molestar a Jae Yong o levantar sospecha alguna.

Más allá de que en lo profundo de su ser supo que ya era tarde para eso, no pudo evitarlo y por seguridad dio otro vistazo de reojo a los chicos, estos ya se habían alejado lo suficiente así que pudo relajarse un poco... Sólo un poco.

-¿Qué ocurre, Sehun?- Lo sorprendió el otro pasando repentinamente un brazo sobre sus hombros. Lo sacudió un poco de forma amigable, pero él no tuvo el valor de mirarlo a los ojos. -¿Conoces a esos chicos que pasaron recién?

Resopló. -Claro que no.

-Ah.- Hizo una pequeña mueca, quizás poco convencido. Sehun sabía que aquello era actuación, era un loco al que le complacía simular ser comprensivo. -Es raro, me pareció notar a la muchacha de la última vez, la de las gradas, ¿la recuerdan?- Se dirigió a los demás.

Todos asintieron y silbaron por lo bajo tras algunas risillas. Sehun sonrió de medio lado, tratando de no hacer tan obvio su nerviosismo.

-No presté mucha atención, la verdad.- Rio intentando restarle importancia. -De todas formas a esa chica creo haberla vista sólo dos veces.

Jae Yong se alejó un tanto con sorpresa. -¿De verdad? Porque ten en cuenta, Sehun, que no nos agradan mucho las mentiras, ¿no, chicos?- Asintieron en respuesta. -Esto es como una comunidad, ¿sabes?- Explicó sonriente y relajado. -Nos ayudamos, nos apoyamos... Cosas como traiciones y así...- Arrugó la nariz con desagrado y negó.

Sehun le sonrió otro poco y negó, guardando silencio, intentando acabar con el tema y apaciguar su agitación. Si continuaban sería todavía más patente que ocultaba algo y algo mucho más importante que su imagen frente a aquellas personas, era la seguridad de estas mismas.

Jamás se perdonaría si algo malo les pasaba por su culpa.

******

Minseok sabía que algo estaba mal con sus amigos. Más específicamente con Jongdae y Dan Bi, y todo era debido a una única causa: Lee Ohn.

Sabía que Dan Bi tenía ciertos conflictos con ella de los cuales no tenía la más mínima idea, por alguna razón la chica la odiaba y, hasta el momento y después de conocerla aún mejor, no podía justificar semejante aversión. Todo eso dejando de lado, claro, que de quien se hablaba era de Yoo Dan Bi, la reina de la paz y el amor. Por otro lado estaba Jongdae a quien todo parecía darle muy igual, pero debido a que lo conocía y podía citar de memoria sus expresiones entendía que algo más ocurría con él también, aunque no podía adivinar qué. Con Dan Bi estaba claro, pero ¿y él? ¿Le molestaba Lee Ohn? ¿Tenían asuntos pendientes? Antes lo había visto tratarla como a cualquier otro conocido, mas algo había, lo intuía, algo que tenía que ver con el pasado.

Lo sintió cuando se lo quedaron viendo al sentarse en la mesa después de tener una charla con ella durante el almuerzo.

Dejó los palillos a un lado y les frunció el ceño. -¿Puedo saber la razón de todo este extraño alboroto?

Jongdae se encogió sin verlo. -Nadie está haciendo ningún alboroto.

-Dan Bi,- Se enfocó en la que menos fingía. -¿Te molesta que pase tiempo con Lee Ohn?

Esta a diferencia del otro fue mucho más conciliadora y lo vio apenada.

-No es eso, Min, sólo...- Suspiró. -No confío en ella, eso es todo, y tú eres mi amigo, así que estoy intentando cuidarte.

-No es necesario, Lee no es una mala persona, lo sé.

-Nunca imaginé que lograras llevarte tan bien con ella.- Comentó Jongdae todavía enfocado en su comida.

-¿Por qué?- Repuso Minseok. -¿Porque es parte de la cima de la pirámide?

Sei Ah frunció el ceño. -¿Qué pirámide?

Jongdae rodó los ojos. -Una teoría de Minseok que habla de la escuela como una jungla con órdenes jerárquicos.

-Tú estás en el medio por cierto.

Sei ladeó su rostro con curiosidad y Minseok se volvió hacia Jongdae con molestia reflejada en toda su fisionomía.

-Si tienes asuntos del pasado que arreglar con Lee Ohn no me metas en ellos.

Eso pareció tocar una fibra sensible en Jongdae puesto que su rostro se tornó serio, justo aquella expresión mezcla de vanidad herida y disgusto que solía poner cuando las cosas no seguían el curso que él quería.

-Quizás el que siempre simplifica todo lo que pasa eres tú, te estamos advirtiendo por tu bien, cabeza de chorlito.

-No necesito que me des lecciones, Jongdae, ocúpate de tus propios asuntos.

Dan Bi cerró los ojos y agachó su rostro con frustración, sabía que las cosas se pondrían así si continuaban siendo deshonestos; Jongdae no tenía paciencia para nada en general, lo conocía, al final un escenario como el que estaban viviendo era la predicción más certera: su mejor amigo insultando desde su usual altanería y Minseok reaccionando en consecuencia.

-No puedo hacer ninguna de las dos si jamás nos hablas acerca de lo que te pasa, imbécil, te lo he dicho antes, si quieres que las cosas cambien entonces debes cambiar tú. ¿Eres verdaderamente amigo de Lee Ohn? ¿O sólo la tienes de adorno como a nosotros?

Sei, de forma inusual para ser ella, adornó su rostro con unos ojos bien abiertos y Dan Bi gimió desde su lugar; posó una mano sobre el brazo de Jongdae, pero este estaba tan ocupado mirando a Minseok con rabia que no la notó. El timbre que anunciaba la terminación del almuerzo sonó a tiempo convenientemente y Minseok decidió tragarse toda la catarata de insultos que tenía en la garganta, lanzándole a la cara y en un arrebato de ira la servilleta que había estado arrugando en un puño.

-Vete a la mierda, Jongdae.

Este se quedó completamente quieto después de que el papel se estampara contra su cara y cayera al suelo, un silencio atroz se instaló en la mesa mientras todos los demás estudiantes salían de la cafetería en medio del bullicio propio de aquella situación. Dan Bi suspiró y lo miró con compasión.

-Leíste el manhwa, ¿no?

Él no le respondió, sólo giró su rostro evitando su escrutinio y se puso de pie para salir de allí también.

Minseok por su parte estuvo molesto todo el resto del día aunque en algún punto ese enojo se volviera confusión y un tanto de aflicción. Seguía sin entender a sus amigos, creía que Jongdae tenía algo de razón en sus palabras y le enervaba no tener las ideas claras sobre qué hacer. Para cuando las clases acabaron y volvía a caminar junto a la fuente de todos los conflictos, Lee Ohn, estaba más abstraído que nunca y no podía dejar de pensar y rebuscar por algo, lo que fuera que le diera una pista de lo que en realidad pasaba, pero no había nada más que incertidumbre y una posible teoría de disputas pasadas.

-Le dije que no podía traer al gerente por algo tan tonto y se puso todavía peor; ¿por qué la gente siempre pide por el gerente cuando pasan cosas así? Yo... ¿Minseok?

La miró sólo cuando oyó por casualidad su nombre, la verdad es que estaba completamente enfocado en idear teorías locas y no había estado escuchando nada de lo que había hablado. Lee Ohn le regaló media sonrisa apenada.

-Estás distraído.- Señaló lo obvio.

-Yo... Rayos, lo siento.

-No sé si hablo demasiado de cosas tontas o si pasa algo más.

Le sonrió un tanto y suspiró otro poco. Creyó que lo mejor sería preguntarles directamente al día siguiente a Jongdae y a Dan Bi lo que había pasado entre ellos aun si intentaban evadir la cuestión, pero tenía a la otra parte de la pugna justo al lado en ese mismo instante, así que ¿por qué no cuestionarla a ella? Sería sólo una versión, pero una que le daría pistas que le quitarían la intriga que había poseído desde el comienzo.

-Hoy he hablado con Jongdae y... Dan Bi.

Ella ladeó su rostro, curiosa. -¿Es así?

Asintió clavando la mirada en sus zapatos. -Hemos tenido algo así como una discusión, no lo sé.- Frunció un poco el ceño. -En fin, sólo han terminado sembrando más duda.

El semblante de Lee Ohn había cambiado un poco con el transcurso de sus palabras, cosa que no llegó a notar debido a que no la veía directamente.

-Me da curiosidad cómo es que los tres llegaron a conocerse.- Intentó de forma más sutil, entonces la vio. -Lee, ¿por qué ustedes...?

Se frenó en seco y bastante sorprendido cuando ella se adelantó unos tres pasos y se paró justo en frente de él otra vez, le regaló otra sonrisa, una mucho más forzada por el nerviosismo, lo notó, lo supo y hasta lo sintió en la piel de alguna loca manera. Ella parecía estar a punto de develar el secreto del mundo cuando lo miró a los ojos y por un instante olvidó todo lo que había estado inquietándolo, el sol a contraluz bordeando su figura casi lo ciega cuando se movió mínimamente y los rayos llegaron a sus retinas.

-Minseok.- Dijo su voz. -Te diré quién me gusta.- Prometió. -Pero recuerda que es un secreto todavía.

Sus ojos pudieron enfocar una vez más cuando Lee Ohn tapó la luz y sus cejas se dispararon hacia arriba ante el cambio rotundo de tema, entonces ella entreabrió los labios y lo que parecía darle resonancia al mundo dejó de funcionar porque un solo par de palabras fue audible en ese exacto momento.

-Kim Jongdae.

Un latido y nada más. Ella le sonrió avergonzada, pero él no estuvo muy seguro de nada en realidad.

-Lo habrás adivinado incluso sin decírtelo.- Acomodó un mechón de cabello caoba detrás de su oreja. -Espero tu apoyo, Minseok, como lo prometiste.

Se dio la vuelta y continuó como si nada. Él se quedó exactamente donde estaba. Muchas cosas habían dejado de funcionar con normalidad de la mismísima nada, incluyendo su capacidad para reaccionar como una persona normal ante una confesión que no tenía nada de extraña, que no era alocada o irracional.

Era sólo una muchacha enamorada de otro muchacho. Sólo eso.

Sólo...

Lee Ohn sintió que la tomaron de la mano con bastante fuerza para impedirle el paso, cuando se giró con el rostro despejado gracias a una ventisca gentil que agitó su cabello hacia atrás, descubrió que Minseok impedía su avance sosteniéndola con una expresión que posiblemente no lograría descifrar jamás en la vida.

-No puedo.

Ella abrió los ojos sin lograr desentrañar el significado de aquello. -¿Eh?

Su estado atónito pareció hacerlo reaccionar porque al instante la soltó y dio un paso hacia atrás, cayendo en cuenta de que por algunos segundos había sido un completo autómata. Miró a la chica delante que lo observaba con estupor e intentó discernir qué demonios había pasado exactamente; al final se rio un poco, restándole importancia al asunto cuando fregó sus cabellos y relajó a duras penas su postura.

-Quiero decir... Por supuesto, Lee.- Carraspeó y por alguna razón no pudo mirarla a los ojos cuando dijo lo que debería haber dicho desde un comienzo. -Te ayudaré en lo que sea.

Lee Ohn pareció relajarse y decidió obviar lo que pasó, no buscó explicaciones, cosa que agradeció porque no habría sabido dárselas. Le sonrió con gratitud, como haría cualquier amigo, y continuaron juntos el camino a casa.

Pero Minseok seguía repitiendo aquellas mismas dos palabras en su cabeza...

Una y otra vez.

que quizás es apresurado, pero quería darles este primer capítulo como un adelanto. Un tráiler quizás (?). Aún no acabo este arco, pero espero hacerlo rápido~.

Es muy pronto cuando aún no comenzaré a publicarlo, pero todo este segundo arco será dedicado en esta ocasión a nicoleisapanadera, la reina que siempre me llena de halagos que no merezco y me da mucho, mucho amor. ¡Sos una dulzura, gracias por todo! ❤.

¡Nos vemos!

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