XIV

Más tarde les traeré otro capítulo de regalo ❤.

-Entonces... Tú...

Después de un largo rato Minseok se había decidido a abrir la boca, pero al final sólo había podido largar un par de palabras inútiles que no aportaban mucho a la situación. Nervioso echó un vistazo a los demás y notó que estaban exactamente igual de conmocionados; Sei Ah por fin había adherido una expresión a su semblante y a Sehun parecía estar a punto de explotarle la cabeza. Mucha información que procesar suponía. Dan Bi estaba delante de ellos, apoyada sobre una mesa mientras jugueteaba de forma ansiosa con sus dedos y les evitaba la mirada, cabizbaja. A su lado estaba Jongdae, fielmente, viéndolos a todos con un gesto de amenaza que debía ser considerado. Tenía que estar asegurándose de que no metieran la pata ni por error.

Lo único que Minseok esperaba es que sus otros dos compañeros no guardaran emociones hostiles después de las noticias. Por su parte estaba sorprendido, pero sólo eso, si alguno atacaba de alguna manera a Yoo Dan Bi se pondría a la par de Jongdae sin pensárselo un segundo.

-Eres un hombre.- Largó Sehun en un murmullo quedo.

Jongdae empezó a despotricar desde ahí. -Es una mujer, idiota.- Le gruñó.

-Ya, ya.- Lo calmó Dan Bi con suavidad, parecía portar gran calma aunque lo más seguro es que estuviera muy asustada. Miró a Sehun con una pequeña sonrisa. -Cuando nací lo hice biológicamente como un hombre.

Eso pareció trastornarlo mil veces más. -Pe-pero... Tú no pareces...

-Es transexual.- Se oyó por primera vez a Sei Ah.

-Exacto.- Le asintió con solemnidad. -Si quieres ponerme un nombre, Sehun, soy una mujer transexual.

Más silencio incómodo. Dan Bi los miró a cada uno por igual.

-Sé que es difícil, si alguno tiene una pregunta para mí puede hacérmela. Y nadie,- Miró con seriedad a Jongdae. -Se saldrá de control por una simple pregunta, ¿okay?

-A dos de ellos no los conocemos, no voy a bajar la guardia.- Le espetó en voz baja.

Ella puso los ojos en blanco. -Ellos no son malas personas. ¡Ahora bien!- Dio un aplauso. -¿Alguien?

-¿Todavía tienes tu...?- Sehun señaló tímidamente hacia abajo.

Jongdae gimió en agonía. -No quiero oír esto.

Dan Bi se rio. -Verás,- Comenzó. -Lo que buscan las personas como yo es deshacerse de todo lo que las identifica de forma errónea, así que... Algún día espero que ya no, Sehun.- Rascó su nuca, apenada.

-¿Por qué te dejan vestir el uniforme de chicas?- Preguntó con más confianza.

-Con mamá buscamos muchas escuelas que aceptaran la diversidad, lamentablemente la mayoría no accedió a tenerme como otra cosa que un chico hasta que dimos con esta.- Sonrió brillante, como si recordara aquel lejano momento feliz. -Habló con el director y él me dejó ser quien soy, vestir como la chica que soy, ¡incluso usar el baño de niñas! Fue un día de festejo.- Miró a Jongdae quien le sonrió con suavidad.

-Esta es la razón por la cual lo sigues rechazando.- Se lo oyó a Minseok repentinamente, miraba a Dan Bi como si el dolor dentro le fuera algo terrible. -Durante años... Tú...

Después de un corto período de silencio en el que las palabras le fallaron, vieron cómo se adelantaba para darle un apretado y reconfortante abrazo. Dan Bi pareció sorprendida, así que sólo atinó a sonrojarse.

-Gracias a Dios.- Susurraba Minseok. -Doy gracias de que sólo haya sido esto.- Se separó y la miró a los ojos con alegría. -Jongdae seguía diciéndome que eras especial, pero no quería contarme lo que pasaba. Llegué a pensar incluso que estabas enferma terminal o alguna locura así, menos mal que me equivoqué.- Rio casi con euforia.

Dan Bi también lo hizo, tan emocionada que los ojos se le llenaron de lágrimas involuntariamente.

-¿No te molesta entonces, Min?- Preguntó de forma temblorosa.

-¿Molestarme? ¿Por qué lo haría? No es mi asunto, además tú sigues siendo tú y para mí, tú eres de las muchachas más dulces, bellas e inteligentes que he conocido, nada quitará eso.

Largó un agudo chillido de felicidad y ahora fue ella quien se colgó de su cuello para abrazarlo con fuerza. Jongdae ladeó su rostro con una sonrisa, complacido ante la escena.

-Pero entonces tú...- Continuó balbuceando Sehun, fuera del universo. -Y tu cabello... Y tu nombre...

Dan Bi lo vio con bastante diversión a pesar de sí misma. Estaba muy contenta por Minseok, así que tenía mucha más energía y valor para enfrentar lo que sea.

Sin embargo otra persona se le adelantó.

Sei Ah suspiró y tomó a Sehun de un hombro, girándolo hacia ella. -Escúchame y préstame atención, ¿sí?

Sehun parpadeó y asintió.

-Es simple. Cuando nacemos se decide nuestro sexo biológico atribuido a los genitales.- Pausó y lo miró, como notó que la veía tildado volvió a suspirar. -Si te cuelga o no eres niño o niña.

-Oh, ya entendí.

-Bien. Cuando crecemos desarrollamos algo llamado identidad de género que es cómo te percibes a ti mismo, ¿me sigues?

Asintió una vez. -Creo que sí.

-En este caso el sexo biológico de Dan Bi es uno, pero su identidad de género es otra.

-Una mujer.

-Perfecto.- Palmeó un par de veces su hombro y lo dejó, entonces encaró a los demás. -Pensé que sería más difícil.

Sonrieron divertidos, Dan Bi todavía seguía abrazada a Minseok.

-No sabía que tuvieras conocimiento.- Le dijo con entusiasmo, asegurándose otra aceptación.

Sei Ah se encogió de hombros. -Nunca sobra aportar un granito más de tolerancia al mundo.

-Bien, creo que ya fue suficiente por hoy.- Anunció Jongdae. -Dan Bi necesitará descansar después de tantas conmociones.- Comenzó a arrastrarla hacia afuera.

-Estoy bastante bien a decir verdad.

-¿No tienes práctica los jueves?

-¡Oh, rayos!- Ella se deshizo de su agarre y cogió rápidamente sus cosas. -¡Nos vemos mañana, chicos!

Y se fue dejándolos a todos en mitad de saludos.

Al día siguiente Dan Bi tardó bastante en entrar a la escuela, Jongdae lo notó y la cogió de una mano, sonriéndole cuando lo miró con inseguridad.

-Estarás bien.

Lo tomó devuelta. -Lo sé, pero se siente raro.

Minseok los pasó. -¡Si no se apuran llegaremos tarde!- Les dijo.

Avanzaron entre los demás estudiantes como de costumbre aunque no pudo evitar sentirse más expuesta que antes. No era un sentimiento negativo, era más bien extraño, nunca nadie además de Jongdae había conocido su situación, confiaba en que pudieran guardar su secreto un poco más, no estaba preparada para que todos la miraran como si fuera un extraño fenómeno de la naturaleza. Cuando estuvieron a punto de entrar al salón la tomaron de la muñeca y tiraron de ella, volteó sobresaltada para encontrárselo a Sehun.

-¿Me la prestas?- Preguntó con torpeza a Jongdae.

Este le dio una dura mirada de advertencia. -No es mía, pregúntale a ella si está cómoda.

Sehun miró a Dan Bi con nerviosismo. -¿Me das un minuto?

-Claro, Sehun, ¿por qué no?- Vio a Jongdae y a Minseok. -Entro enseguida, vayan primero.

Se ocupó de llevarla hasta un rincón en el afán de tener algo de privacidad. Notó con curiosidad cómo veía a su alrededor procurando que nadie estuviera cerca ni oyera nada. La miró como si no supiera muy bien cómo empezar, al final le hizo una pequeña reverencia.

-Si ayer te ofendí, lo siento.

Parpadeó. -Pero no fue así.

-¿No?

Le sonrió. -Está bien que tengas dudas, es un tema un tanto complicado.

Sehun rascó su nuca, parecía inquieto. -Luego me di cuenta de que mis preguntas podrían haber sido... Tontas.

-Hay gente que ni siquiera se preocupa por entenderlo, sólo lanza odio en base a sus prejuiciosos. Prefiero que intentes saber lo que pasa.

-¿Eso significa que no te molesté?

Rio. -No, cariño, no lo hiciste.

Él le sonrió con más seguridad. -Yo... Sé que no soy la persona más inteligente del mundo, puede que tampoco logre entenderte muy bien, pero mi abuelita me enseñó que hay que respetar a las personas por lo que son y no por cómo se ven, y tú me pareces una buena chica, eso es lo único que tendré en cuenta.

Dan Bi volvió a llenarse de emoción y sintió cómo las lágrimas volvían. Se animó a ahuecarle una mejilla suavemente y se regocijó al notar que Sehun ni se mosqueó ante su contacto.

-Eres tan bueno, Sehun, ¿por qué te tienen todos en tan baja estima?

Le sonrió enorme. -Si te refieres a que les desagrado aunque no me conozcan, eso es porque pocos tuvieron una abuelita que les enseñara como la mía.- Habló con orgullo.

Ella volvió a reír. -Es bueno saber que cuento con otro amigo de verdad en la lista.

Sus ojos se llenaron de brillo y alegría. -¿Soy tu amigo?

-Claro, bobito. Vamos a clases antes de que nos castiguen de nuevo.- Apoyó una mano en su espalda y lo instó a caminar.

-Esto... Si soy tu amigo entonces puedo hacerte una pregunta más, ¿verdad?

-¿Qué es?

-¿Cómo haces para lucir tan... bien? Quiero decir, desde la primera vez que te vi pensé que eras de las chicas más lindas que había conocido.- La miró con exaltación. -¡Quiero decir! No digo que no lo seas ahora, yo sólo...

-¿Sehun?- Lo vio con diversión. -Te entiendo. Y deja de andar de puntillas a mi alrededor, ¿oíste?- Lo vio asentir obediente y sonrió satisfecha. -¿En serio quieres saber?- Le indicó con un gesto que se acercara. -Hormonas.- Le susurró. -Y algún que otro método alternativo que también ayuda.

Por los minutos que restaron antes de que los profesores se presentaran para la primera hora, Sehun se dedicó a hacerle muchas preguntas juntas y ella se encargó de esclarecerlo lo mejor que pudo. Él no demostraba escepticismo o prejuicio, más bien un sincero interés y gran ingenuidad, por eso no le ofendía. Al final decir la verdad frente a sus amigos le había resultado más un alivio que una carga, tendría que haber confiado mucho antes en ellos, especialmente en Minseok.

Aunque el verdadero desafío era Chong Yul. Ya se había ido, así que no lo vería por un largo tiempo. Tiempo en el cual debería decidir si contarle la verdad sobre quién era o dejarlo ignorante. En el segundo caso tendría que dejarlo ir... Pero si se daba el primero era probable que dejarlo ir fuera lo menos difícil de enfrentar. Jongdae había tenido razón antes, lamentaba haberle gritado y más tarde le pediría disculpas por eso, sin embargo el temor era tan grande que no sabía hacer más que quedarse muy quieta y observar cómo la vida pasaba lenta frente a sus ojos.

Y negar... Negarlo todo aun cuando era una tontería.

Cuando la mitad de la jornada había pasado como si nada y sin alteraciones de ningún tipo, tuvo otra sorpresa en el baño. Al salir del cubículo fue al lavado para verse al espejo y arreglar su cabello, allí mismo notó a Choi Sei Ah al lado de la puerta con pintas bastante tímidas para ser ella. Alzó las cejas y le sonrió a través del espejo mientras lavaba sus manos.

-No te he visto en todo el día.

Se encogió de hombros sin verla.

-¿No deberías estar comprando el almuerzo? Se acabarán los postres.- Lanzó un papel al basurero.

Sei Ah se acercó con paso lento. -Quería decirte algo en realidad.

-¿Oh?- Parpadeó. -¿Qué es?

-Pues...- Delineó la superficie fría del lavado con un dedo, su expresión no era muy diferente a la que usualmente portaba, pero Dan Bi intuyó que en esos momentos era más una fachada que otra cosa. -Quería decirte que entiendo que tu vida seguramente fue muy difícil... Es decir, no lo entiendo de esa forma porque no soy transexual, nadie podría, lo que quiero decir...- Suspiró. -Es que siento empatía.

Lo largó como si acabara de decir algo terriblemente disgustoso y quiso reír, era tan adorable como Sehun, sólo que a su manera.

-¿Así es?- Se cruzó sonriente de brazos.

-Sí.- Fregó su nuca. -Te apoyo.- Le dijo con más confianza. -Y si alguien alguna vez llega a molestarte, estaré de tu lado sin dudarlo.

Dan Bi se adelantó y se atrevió a darle un pequeño abrazo, estaba tan eufórica por esas palabras tan bonitas que no pudo evitarlo. Sei Ah abrió los ojos como platos ante la sorpresa, pero no se apartó.

-Sé que Dios se equivocó cuando me metió dentro de este cuerpo,- Le dijo. -Pero no lo hizo cuando decidió recompensarme con personas como ustedes a mi lado.

Cuando se alejó Sei Ah tenía una expresión mucho más relajada y suave, la miró con curiosidad aunque una sonrisa pequeña no tardó en aparecer.

-¡Ahora tengo una amiga!- Chilló de emoción. -¡Siempre fuimos Jongdae y yo, luego Minseok y después Sehun! Ya nos urgían más amigos.

En ese momento entraron más muchachas al baño y guardaron un silencio cómplice. Se dieron la vuelta y caminaron juntas hacia la cafetería.

Por un corto momento pensó que ya todo estaba bien, que todo había pasado. El fin de semana transcurrió como de costumbre, tuvo sus prácticas sobre hielo y pasó el rato con su mamá, también estudió y adelantó tarea. Todo igual salvo que se sentía mucho más liviana y libre, había conseguido más amigos que la aceptaban como era sin complicaciones. En el mundo en el cual vivía eso siempre sería motivo de festejo.

Casi un sueño... Hasta que llegó el lunes.

Cruzó las puertas con una enorme sonrisa e igual de relajada que siempre. Jongdae no estaba con ella porque se había retrasado así que se había adelantado sola, sin embargo no tardó mucho en desear haberlo esperado. Lo primero que notó fueron las miradas, tan filosas como dagas, esfumaron su felicidad en un segundo. A medida que avanzaba iba abriéndose paso entre ojos fijos y penetrantes, ojos que la juzgaban. Los comentarios no eran más que susurros, pero le sonaban como gritos y la asustaban. Cuando llegó al salón ya estaba queriendo desaparecer y ni siquiera había comenzado la primera clase. Lo único factible era pensar que se habían enterado de todo, era la única explicación, nunca antes la habían mirado de esa forma, nunca había enfrentado en ese instituto semejante juicio injustificado.

Si ese pasillo había sido parte del infierno, en las próximas horas conocería el resto.

Jongdae ingresó justo cuando consideraba seriamente fugarse de por vida.

-¡Jong!- Se precipitó hacia él como si fuera un oasis de salvación.

-Es de las primeras veces que me quedo dormido en mi vida, casi llego tarde.- Refunfuñó él. -A este paso terminaré bajando mi promedio general.- Notó que su amiga le apretaba el brazo con intenciones de cortarle la circulación sanguínea y la miró con intriga. -¿Qué pasa?

Dan Bi le dio una mirada tan aterrada que no necesitó explicaciones para saber lo que probablemente había sucedido. Era lo que siempre había temido desde que la conoció. Alzó la mirada con una inquietud creciente, todos habían dejado de hablar y los miraban sin disimulo.

Largó una sentida maldición entre dientes.

-¿Qué hay?- Apareció Minseok. Notó el escrutinio intenso que estaban recibiendo y gimió. -¿Qué he hecho ahora?

-Me temo que no eres tú la causa esta vez, Min.- Susurró Dan Bi con voz rasposa.

-¿Qué?- Minseok pareció exaltado cuando entendió a qué se refería.

Jongdae los arrastró hacia un rincón y tomó a Dan Bi de los hombros.

-¿Quieres ausentarte hoy? Te cubriremos.- Propuso con rapidez y viéndola con seriedad.

Ella suspiró. -Si no es hoy, será mañana.- Les sonrió no muy convencida. -Estaré bien... Pero no me dejen.

-Eso jamás.- Le aseguró Minseok.

Dan Bi intentó sobrevivir al resto de la jornada como una persona invisible o el esfuerzo de una. Con el paso del tiempo se hizo evidente que el tema era ella misma, nadie se animó a acercársele ni fue grosero, no le gritaron nada ni le hicieron preguntas desubicadas, cosa que agradeció, mas la forma en la que la miraban como si fuera algo inverosímil, como si no pudieran creer la realidad, era suficiente para estremecerla y llenarla de horror. Jongdae y Minseok estuvieron pegados a ella todo el día en el afán de prevenir cualquier cosa, sabían de primera mano lo terrible que podían llegar a ser ante lo diferente.

Después del descanso sin embargo las cosas tomaron un tinte mucho más serio. Ver a tanta cantidad de estudiantes arremolinados al acercarse al salón les causó un muy mal presentimiento, incluso había gente que no iba con ellos a la misma clase. Cuando ingresaron los dejaron pasar sin complicaciones, el silencio fue intenso cuando vieron a Dan Bi.

Sobre la pizarra estaba escrito de forma vistosa "Yoo Dan Bi = Engendro" y al lado "Trastornado mental".

Se quedaron tiesos ante la confirmación de lo que habían estado sospechando. Dan Bi jamás había causado problemas con nada, por lo único que siempre había sido popular era por ser bonita y tener algo con el reconocido capitán del equipo de béisbol, todo apuntaba a que el repentino escrutinio crítico se debía a su condición secreta.

Habían recibido la respuesta a sus dudas y de la manera más horrible.

Sehun y Sei Ah aparecieron corriendo, empujándolos a todos en el afán de llegar hasta ellos. Observaron la pizarra con agitación y maldijeron a la misma vez.

-Entonces es cierto.- Murmuró Sei Ah con un ceño fruncido de inquietud.

Jongdae los encaró hecho una fiera. -¿¡Quién fue!? ¿¡Quién lo dijo!?

-¡Nosotros no fuimos!- Contestó Sehun igual de alterado.

-¿¡Cómo mierda se explica esto entonces!?

-¡Ninguno haría algo tan horrible, Jongdae!- Replicó Sei Ah.

-Ya.- Se callaron ante la sosegada voz de Dan Bi más adelante, todavía viendo los mensajes en su contra. -No fueron ellos, estoy segura. Tampoco sé cómo habrá ocurrido, pero no importa...- Los miró, estaba muy pálida. -Sólo me queda armarme de valor para los días que siguen.

-Usaron el masculino...- Minseok habló por primera vez, lo miraron mientras seguía observando compungido la pizarra. -Cuánta crueldad.- Susurró y encaró a su amiga como si los mensajes hubieran sido dirigidos a él. -Lo siento muchísimo, Dan Bi.

Y a partir de ahí, todo empeoró.

Después de algunos días comenzaba a preguntarse con seriedad si su vida a partir de esos momentos sería así hasta acabar el instituto. Nunca dejaban de mirarla, ni siquiera intentaban disimular, si pasaba por ahí dejaban lo que hacían y la enfocaban con curiosidad, a veces con molestia y otras con asco. Algunos habían abandonado la reserva y hasta le gritaban cosas desagradables, un par de estudiantes la habían parado incluso para preguntarle cosas como si era cierto que era un hombre o si eso la hacía gay entonces y más locuras; nunca les contestaba o les prestaba especial atención, pero en una ocasión le cuestionaron si Lee Chong Yul sabía lo que en verdad era y se quedó tan consternada que guardó silencio y no se movió. Jongdae la obligó a seguir caminando.

Los empujones y los silencios mortales no mejoraban la situación.

Los chicos no la dejaban nunca e insistían en que así fuera. Un día se escapó sola para ir al baño, no pensó que las cosas se pondrían feas, sólo era un minuto lejos de sus amigos y en el baño de mujeres, más allá de la pizarra no habían vuelto a atacarla directamente, nunca creyó que esperarían a que estuviera sola para acorralarla. Eran chicos, bastantes, y comenzaron rodeándola e impidiéndole el paso. Comenzó a respirar con dificultad, pensó que si los ignoraba la dejarían, pero no fue así.

-Ven aquí.- La tomaron de un hombro con fuerza. -¿Tú eres un chico? ¿Eso es verdad?

-Déjenme.- Forcejeó y chocó con otro, eran mucho más altos que ella.

-No lo creo, no se parece a uno.

-Quiero ver que tiene abajo del uniforme.

-¡No me toquen!- Alzó la voz con histeria, estaba comenzando a sentirse mareada.

-La próxima vez ve al vestuario de hombres, ahí deberías estar.

-¿Esto es una peluca?- Otro le tiró del cabello.

-¡Ya!- Agitó un brazo y logró asestarle un codazo a uno.

Se enojó.

-Deberías pelear como un hombre.

La tomaron de una muñeca y la lanzaron contra la pared con brusquedad. El golpe le dolió.

-Vamos, fenómeno, pelea. Si eres un chico tienes que saber cómo hacerlo.

Cerró los ojos con fuerza cuando vio que tenían miras de pegarle y deseó que todo fuera un sueño y acabara rápido. El tiempo se suspendió por un momento y sólo hubo silencio en lo que aguardó por el dolor... Un puño duro estrellándose justo a su lado contra el casillero la hizo gritar como acto reflejo. Abrió los ojos enormes, sin aliento, y notó atemorizada que alguien estaba encima; no tardó mucho en entender que esa persona no estaba haciendo más que resguardarla.

Sehun le sonrió desde arriba con un ojo cerrado en expresión de dolor.

-Auch.- Murmuró. -Hola, Bi. Lamento llegar tarde.

-¿Eh?- Largó de forma temblorosa, sin comprender muy bien lo que pasaba.

Sehun despegó el puño de la taquilla abollada y se giró dejándola detrás de forma segura. Husmeó por encima de su hombro, mucho más tranquila ahora que lo tenía a él, y vio a Sei Ah más adelante encarando a los otros con una espalda erguida y un coraje apabullante.

-¿Quieren averiguar si esta chica sabe pelear?- Cuestionó con expresión fría, acercándose a ellos mientras estiraba su cuello de un lado a otro.

-¿Tienes confianza porque Oh Sehun está contigo?- Le espetaron titubeantes, viendo al susodicho con obvio temor.

Este los observaba divertido de brazos cruzados. -Yo creo que deberían callarse antes de que...

Sei Ah golpeó tan fuerte a uno de los chicos que lo envió al suelo. Se acercó a otro rápidamente y, tomándolo de los hombros, le asestó un rodillazo en la entrepierna que lo dejó sin aire. Los demás estaban tan sorprendidos que ni siquiera pudieron detenerla.

Sehun silbó e hizo un gesto de dolor. -Olvídenlo.

Sei Ah empujó a un par más. -¿Seguirán tratándome con condescendencia, machitos?

-¿Crees que una loca sola que se cree la reina del universo va a poder contra todos nosotros?- La encararon con furia.

Pero ella no retrocedió ni siquiera un paso. -Juro por Dios que de aquí saldré medio muerta, pero no me verán huir de una panda de imbéciles prejuiciosos.

Le sonrieron con sorna. -No juegues si no quieres salir herida, muñeca.

-De donde vengo ¿sabes qué hacen con los listillos como tú y tus amigos?- Le habló con voz baja y tenebrosa, avanzando hacia él sin detenerse y obligándolo a dar marcha atrás. -Primero los encierran, luego les hacen pasar hambre y después, si a algún guardia le caes bien, te tiran a los perros ¿y qué crees? Un parpadeo y eres carne picada, pura sangre embarrada por todos lados.- El chico dio de lleno con una pared y no pudo seguir escapando, a Sei Ah no le importó y continuó con su oscuro relato. -Tu cadáver no sería más que un trofeo para ascender de lugar.

Él tragó saliva con dificultad, observándola con los ojos bien grandes. -Estás enferma...

-El mundo me enferma. Un mundo con gente como ustedes.- Volteó a ver a los otros que la veían como si fuese un monstruo. -¿Se les ofrece algo más?

-Creo que no.- Se adelantó Sehun. -Sei ya les dio pesadillas para al menos veinte años, váyanse ahora.- Terció con dureza. -Y espero no verlos nunca más cerca de Dan Bi.

Los muchachos comenzaron a circular de forma apresurada, considerando que no era una buena idea meterse con dos locos rematados. Cuando estuvieron solos Sei Ah corrió hacia Dan Bi.

-¿Estás bien?

Esta asintió sin muchas palabras, seguía bastante trastocada.

-¿No te lastimaron, verdad?

-No, llegué antes de que la golpearan.- Contestó Sehun por ella.

-Es verdad.- Sei Ah estrelló un puño contra su hombro.

-¡Aw!- Exclamó él con el ceño fruncido.

-¿Cómo vas a dejarte golpear de esa manera? ¿Eres tarado? En vez de poner el cuerpo como escudo deberías enfrentar como haces cada que acabas castigado.

Sehun rio un poco, algo incómodo. -¿Sí? Supongo que tienes razón.

-¿Estás bien, Sehun?- Preguntó Dan Bi con voz ahogada.

-¿Eh? ¡Oh, claro! ¡No te preocupes por mí, fue sólo un puñetazo en la espalda!- Le sonrió grande.

-Gracias.- Les susurró a ambos.

Ellos le sonrieron antes de posarle una mano afectuosa en cada hombro.

-Será mejor que te llevemos con Jongdae antes de que le dé un infarto.






Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top