XIII

Jongdae esperaba con bastante impaciencia a que Luhan terminara de hablar con Minseok por millonésima vez en el día.

Cada vez que se giraba, estuviera en donde estuviera, siempre lo veía rondando alrededor del andamio al cual el otro estaba subido ocupado pintando. No debería, molestaba a alguien que quería trabajar tranquilo, compadecía a Minseok sin dudas. Siempre quería acercársele para hablar, pero Luhan se le adelantaba o se quedaba minutos eternos charlando y le quitaba oportunidades. Y Minseok era una imbécil. Ya lo sabía y además de compadecerlo también lo maldecía. ¿Por qué? Pues, lo alentaba con su estúpida y amigable forma de ser. No ayudaba que le correspondiera las sonrisas o que le siguiera las conversaciones con la misma pasión, debería ser honesto y demostrar que en realidad le desagradaba su compañía. Como todas las compañías salvo la de él y Dan Bi.

Dejó lo que hacía con un chasquido de lengua y cruzó el salón echando humo. Desde el otro lado parecían muy entusiasmados hablando, así que no se resistió a saber de qué tanto reían.

-Hola.- Saludó. -¿Qué hay por aquí?

-No mucho.- Negó Minseok todavía sonriente.

-Pues de lejos parecía que discutían el destino del mundo, sólo que uno no tan serio debido a las carcajadas.

Minseok ladeó su rostro con un gesto indescifrable, ¿se habría dado cuenta de que estaba actuando extraño? Rayos. Si lo notó o no, no se lo dejó saber.

Se encogió. -Luhan hyung fue admitido en la facultad de Bellas Artes.- Lo miró alegre. -Compartimos la misma vocación. Lo tenías guardado de hecho, sospeché algo mientras ojeabas mis bocetos, pero no lo imaginé tan serio.

Luhan le sonrió con el mismo entusiasmo. -Quería decírtelo, pero no había tenido oportunidad. Además debía asegurarme de que en verdad eras un artista de calidad.

Minseok se ladeó de forma tímida ante el halago, Jongdae le arqueó una ceja.

-¿Quieres ver mi trabajo?

-¿Tienes pinturas aquí?- Cuestionó con ojos brillantes en lo que comenzaba a alejarse junto a él.

-Sólo algunas fotos, ven, quiero saber qué opinas.- Lo alentó con emoción.

-¡Minseok!- Lo llamó. -No olvides que hoy es el preestreno.

-¿Eh? ¡Ah, sí, no lo olvido!- Le contestó a las apuradas mientras se iba.

-Wah, te ignoraron de forma olímpica.

Jongdae se giró lentamente hacia Sehun apoyado en la pared con pintas de chulo mientras hacía nada, obvio. Entrecerró los ojos.

-Me da igual que seas tan malo como para golpear abuelitas, si sigues te mato.- Amenazó serio.

Sehun ladeó el rostro con un puchero. -¿No me dirás nada por usar la palabra "olímpica"? Se oye intelectual. ¡Hey!

Jongdae se fue pisando fuerte hacia ningún lado, mucho más enfadado de lo que se imaginó. Sehun lo siguió como si tuviera un imán y continuó platicándole de cosas sin sentido que, lógicamente, no escuchó. Dan Bi pasó corriendo por su lado.

-Oye, Bi...

-¡Ahora no, Jong! ¡Te llamaré luego!- Ella volvió a ignorarlo como de costumbre últimamente mientras se reunía con Lee Chong Yul, otra vez.

-Vaya... Alguien está solitario. ¡Qué suerte que me tienes a mí! ¿No?- Sehun le palmeó la espalda como si quisiera que expulsara un pulmón por la boca.

Y sólo pudo gruñirle porque no quiso replicarle mal, no cuando por una vez tenía algo de razón.

******

-¡Minseok!

Reaccionó en medio de un ronquido cuando oyó la voz de su hermana menor. Parpadeó varias veces intentando despabilarse y enfocar lo que tenía delante... Su mesa de dibujo, cientos de lápices de diferentes trazos, papeles arrugados con ideas salpicadas en bolígrafo sobre cómo representar el guión, las hojas blancas bocetadas... Cierto, había estado terminando el manhwa de ese mes, ya casi lo tenía, luego lo enviaría a editar y lo entintarían, después pegarían los diálogos. Sin quererlo su mente había comenzado a trabajar otra vez incluso cuando recién había despertado, y mientras pensaba en eso y en varias cosas más su cabeza había empezado a decaer lentamente mientras volvía a dormirse sentado.

Un estornudo ruidoso proveniente de sí mismo lo despertó otra vez.

-Válgame, qué deprimente.- Negó Minju desde la puerta de la habitación, observando todo el despliegue. -Ya te he visto en modo zombi demasiado tiempo, le diré a papá y a mamá.

-No, no.- La detuvo al reaccionar, suspiró y frotó su frente con cansancio. -Sólo necesito una taza más de café y estaré como nuevo.

-¿Sabías que tomar mucho café puede dejarte estéril?

-Luego dormiré y quizás coma algo... ¿Hablas en serio?

-¡Papá! ¡Mamá!- Gritó, haciéndole estremecerse cuando las palabras retumbaron en su cráneo de forma estrepitosa.

-Gracias, Minju, perdí la audición.

-¡Minseok está muriéndose!- Continuó.

-Ven aquí.- Le dijo poniéndose de pie y caminando hacia ella. -Dale amor a tu oppa.

-¡Qué asco!- Le puso una mano en la cara y lo empujó mientras él intentaba abrazarla.

-Vamos, te lo mereces por ser un enano tan atento.

-¿Qué pasa aquí?- Aparecieron sus padres a tiempo.

Minju se deshizo de su hermano y salió corriendo hacia su habitación. -¡Bollo feo!- Exclamó antes de cerrar con un portazo.

Su madre suspiró de brazos cruzados en lo que observaba como Minseok caía pesado sobre su silla otra vez.

-Ya te he dicho que no la molestes.

-Sólo quise demostrarle mi infinito amor fraternal.- Argumentó con tranquilidad mientras tomaba un lápiz y proseguía con sus quehaceres.

Su mamá hizo una mueca y se adentró en la habitación para tomar su rostro en ambas manos y observarlo con detenimiento. Mojó su pulgar y lo frotó contra su mejilla.

-Tienes tinta.- Le dijo mientras le limpiaba la mancha.

Minseok estornudó dos veces cuando ella se alejó.

-¿Estás bien, hijo?- Frunció el ceño su padre.

-Sí, sólo...- Frotó sus hombros. -Con el mural de la escuela y esto estoy un tanto... Agotado.

-Bueno, la próxima vez recapacitarás sobre tus acciones antes de ser castigado.

Puso los ojos en blanco. -Saben que no hice nada.

-Dime la verdad, Seokkie, ¿estás con motoqueros que fuman y tienen tatuajes, no?

-Eso es un estereotipo y no, Jongdae y Dan Bi están lejos de ser malas personas.

-Si quieres puedes traer a tus amigos a casa algún día.- Propuso su padre.

-Lo pensaré, gracias.- Cortó a modo de despedida cuando se puso de pie.

-¿Me prometes que si te sientes mal descansarás?

-Sí, mamá, te lo prometo. Ahora, adiós.

-¿Estás decaído porque te gusta una muchacha y no sabes qué hacer? Yo puedo ayudar.

-No, papá, nadie me gusta.

-Yo también puedo ayudar con eso, ¿por qué los hombres se atribuyen ese tipo de derechos tontos con sus hijos varones?

-¡Adiós!- Les cerró la puerta con fuerza y apoyó la espalda sobre esta, sin poder contener otro suspiro y retomando fuerzas para sentarse una vez más y continuar con el trabajo.

Sólo unas cinco páginas más. Cinco páginas más y acabaría, luego publicarían su primer tomo y todo sería paz y felicidad... Hasta el próximo, entonces tendría que volver a trabajar sin descanso, aunque sin el castigo ni el festival de primavera encima no sería tanto. El lápiz se le resbaló de los dedos por la debilidad y apoyó una mejilla sobre el escritorio, sus ojos estaban cerrándose otra vez, podía oír su respiración cada vez más pesada.

El preestreno. Hoy sería el preestreno. Más tarde vería a Jongdae y tendría su primera salida junto a un amigo.

Sonrió ante el pensamiento.

-Minseok... Oye, Minseok.

Se sentó en la silla repentinamente, frotando sus ojos. ¿Había vuelto a quedarse dormido? Bostezó y miró a su hermana que portaba una expresión malhumorada.

-Mamá pregunta si cenarás algo hoy o pasarás de largo otra vez... Y deja de hacer que tenga que despertarte, es fastidioso.

Despabiló de sopetón y la miró con los ojos enormes. -¿Cena? ¿Ya vamos a cenar?

-No, están comenzando a hacerla.

-¡Demonios!- Blasfemó fuerte en lo que se ponía de pie y se movía frenético por la habitación.

Minju lo vio con aburrimiento. -¿Qué haces? ¿Comerás o no?

Tomó un abrigo ligero y se lo puso a la velocidad de la luz, metió las llaves, la billetera y el teléfono celular en un bolsillo y salió corriendo escaleras abajo.

-¡Voy al cine y llego tarde, diles que la dejen, luego la recaliento!- Y dio un portazo.

Para cuando acabó de esperar por cien horas el bus, se bajó en el centro comercial y corrió como si su vida dependiera de ello, ya había pasado media hora de la función. Discernió en la distancia a Jongdae esperando fuera de la sala con un refresco grande en las manos y el miedo que le revolvió las entrañas casi le hace dar media vuelta y huir, pero había cometido un error y si tenía que aguantar que Jongdae lo maldijera de por vida, lo haría bien parado, qué rayos.

Frenó frente a él y apoyó ambas manos sobre las rodillas intentando recuperar el aliento. Lo miró desde abajo con un "lo siento" en la punta de la lengua, pero el aire le faltaba. Jongdae sorbía de la pajilla mientras lo miraba inexpresivo.

-Lo... Lo siento... Lo siento, Jongdae.- Logró gesticular después de un rato.

No le contestó así que se irguió y lo vio con inseguridad. ¿No le iba a decir nada? ¿Qué venganza estaba planeando esa retorcida cabeza?

-Lo siento.- Repitió. -Estaba trabajando y sólo...

-Compré palomitas, ¿quieres?

-Ah...- Se quedó sin palabras. -Pues...

-Ya me las comí.- Acabó de tomar y le extendió el vaso de refresco. -¿Tienes sed?

-Yo... Creo que un poco...

Le aplastó el vaso vacío contra la cabeza, este terminó hecho un bollo en el suelo. Minseok le frunció el ceño.

-Aw...

-Lo siento, ya me la tomé.- Arrastró un par de veces la suela de su zapato sobre el cemento de la acera e hizo un movimiento con la cabeza. -Vamos, estúpido.

Caminó dentro de la sala como si nada hubiera pasado y eso lo trastornó tanto que no pudo moverse de donde estaba. Jongdae se dio cuenta de que estaba solo y volvió sobre sus pasos para tomarlo de la mano y arrastrarlo consigo.

-Camina, no me obligues a golpearte.

Minseok fue tras él con un nudo en la garganta y grandes ganas de llorar como un niño pequeño, pero se aguantó porque si no sería un hazmerreír de ahí hasta que muriera y por el resto de la eternidad. Pensó que lo había arruinado todo, quizás lo había hecho, pero al menos Jongdae no estaba enojado y eso era algo bueno.

Muy bueno.

-Lo siento.- Siguió susurrando.

-Ya te oí, bobo.

Odiaba con todo su corazón ver películas ya empezadas, pero como era su culpa no se quejó y de la forma más sumisa se sentó en la butaca y disfrutó de lo que restaba, era una película larga así que pudieron pasar un buen rato de disfrute. En cierto punto dejó de lado las lamentaciones internas porque lo que tenía ante sus ojos eran escenas espectaculares; cómo aficionado fiel de Star Wars admitía haber tenido sus dudas con respecto a la nueva entrega a pesar de la emoción, siempre se compararía lo nuevo con lo clásico y prestigioso, pero cuando salió de allí lo hizo bastante satisfecho y con fulgor en su mirar.

-Fue uno de los mejores días de mi vida.- Confesó todavía en éxtasis. -Es decir, no existía cuando las antiguas franquicias nacieron, cosa que lamento a cada segundo, pero esto no fue tan malo. ¿Tú qué crees? Quizás tengas una mirada más objetiva por ser un trekkie... O más destructiva.

Al notar que no le hablaba lo miró con inquietud, intentó tragar saliva con algo de dificultad y humedeció sus labios resecos por el nerviosismo.

-¿Jongdae?

Este pareció salir de su ensimismamiento y carraspeó.

-Fue bastante buena.

Frunció el ceño. -¿Estás bien?

Asintió, no lo miraba y eso le estaba haciendo sentir mucha ansiedad. Decidió no ahondar porque sabía que sería mucho peor si lo hacía... Aunque tampoco estaba bien dejar las cosas como estaban cuando era evidente que había algo mal y lo sabía.

Pero siempre había sido de los que huían, temía que eso no cambiaría.

******

Minseok debía acabar rápido con el mural, no le faltaba demasiado, pero su cabeza estaba en otra parte.

Haciéndole compañía estaban Dan Bi, Sehun (que seguía sin hacer nada más que existir) y Jongdae... El motivo de su distracción. No es que hubiera un problema real entre ellos, Jongdae sólo estaba distante y no sabía por qué, tampoco sabía si quería saberlo en realidad. Suponía que estaría ofendido por haber llegado tarde al preestreno, pero cuando se lo había insinuado le había contestado que no era para tanto, así que estaban literalmente en la nada. Cosa absurda puesto que parecían más como niños pequeños y tozudos.

El ambiente era extraño y se sentía como nunca, lo constataba en la incomodidad de sus amigos que andaban de puntillas alrededor de ellos. Solían hablar todo el día sobre cosas que sólo ellos dos entendían y ahora estaban más callados que nunca, así que no los culpaba.

-Oh, Min,- Sonrió Dan Bi admirando su trabajo. -Es espléndido.- Echó un vistazo a Jongdae a su lado. -¿No lo crees, Jong?

-¿Qué cosa?

-Hablo del don de Minseok.- Se explicó intentando aligerar un poco las cosas y volviéndolo todo un tanto forzado sin quererlo. -Es un gran dibujante.

El otro se encogió. -Supongo, no sé de arte.

Silencio.

-Okay, esto está raro.- No pudo aguantarse a espetar Sehun, viendo a los susodichos con recelo.

-¿Tú crees?- Gruñó Minseok desde arriba.

-¡Sabes dibujar flores muy bien!- Continuó Dan Bi con esmero.

-Pienso que es más práctica que nada.- Murmuró Sehun. -Aunque yo jamás podría hacer algo como esto.

Minseok rezongó cuando saltó de la escalera.

-Cuando era pequeño solía dibujar flores.- Confesó. -Me gustan porque lleva mucho trabajo hacer que se vean reales y bonitas, son intrincadas. Una vez un maestro me dijo que eso era de niñas, en el momento me dio vergüenza, pero hoy creo que tengo superpoderes.

Vio de soslayo cómo Jongdae sonreía divertido y quiso suspirar de alivio porque eso significaba que quizás las cosas entre ellos no estaban tan perdidas. Esperó por alguna réplica irónicamente cómica de su parte, pero no llegó ninguna. Bueno, al menos lo había hecho sonreír y eso era algo más que genial.

Oyeron otra risa, pero esta no provenía de ninguno de ellos.

-Siempre pensé que tu ilustración era demasiado buena para ser un autor de manhwa.- Se adelantó Luhan.

Minseok se giró con una sonrisa más sincera. -¿Cómo lo sabes?

Se encogió. -Tengo mis contactos. Entonces... ¿Silyeog? No puedo esperar a comprar el tomo de este mes.- Posó una mano sobre su hombro y lo apretó con afectuosidad.

-Seguiré ayudando.- Murmuró Jongdae. -Ven conmigo, Sehun.

-¿Eh? Pero...

-Ven conmigo dije.- Lo tomó del codo y lo arrastró. -Eres el único que me presta atención últimamente.

Minseok dejó de lado a los demás para voltearse a darle una mirada. Jongdae continuó caminando ciegamente sin ningún rumbo, buscando algo que hacer para ocupar su cabeza, y entonces chocó de lleno con un pecho más amplio. Cuando alzó la mirada le ofuscó el rostro brillante y atractivo de Lee Chong Yul.

Genial.

-Lo siento.- Murmuró antes de intentar huir de ahí lo más rápido posible.

-¡Ah, Jongdae!- Lo frenó él.

Se paró y cerró los ojos, juntando cada pequeño pedazo de paciencia en su ser para no explotar contra este chico ignorante que no tenía culpa de nada. Volteó y lo vio con una ceja alzada.

Él pareció avergonzado. -¿Sabes...? ¿Sabes dónde está Dan Bi?

Señaló una dirección que Chong Yul siguió con la mirada.

-Oh.- Rio nervioso cuando la notó más allá. -Claro, hum...- Rascó su nuca. -¿Podrías decirle que la espero afuera cuando termine con esto? Quiero decirle algo.

Jongdae sintió cómo sus pulsaciones aumentaban de ritmo en un segundo. Dios, esperaba que no fuera lo que creía porque entonces habría un corazón roto esa misma noche... O dos. Debió haberse quedado en silencio demasiado tiempo porque el rostro de Chong Yul pareció confuso.

-Se lo diré.

Le sonrió enorme. -Genial, gracias.

Suspiró y decidió que no era un asunto en el cual tuviera derecho a entrometerse aunque quisiera, así que caminó lento devuelta a donde Dan Bi y los demás estaban. Sehun lo siguió por detrás.

-¿Era ese el chico que siempre busca a Dan Bi? ¿Es su novio?

Negó sin muchas palabras y llamó a su amiga. -Bi.

Ella lo vio con inseguridad y le cayó como una patada al hígado, jamás habían estado tanto tiempo alejados ni habían actuado tan raros el uno con el otro. Nunca fue su intención arruinar la relación con su mejor amiga, sólo quería asegurar su felicidad. Le sonrió un poco en un intento por borrar esa horrible expresión de su rostro, Dan Bi era alguien que merecía sonreír a cada momento.

-Chong Yul dijo que te espera afuera cuando termines.

-Oh...- Pareció sorprendida. -Claro, lo haré en un rato.

-Ya acabamos aquí, puedes ir ahora si quieres.- Avisó Luhan.

Dan Bi le agradeció con una sonrisa y después de darle una fugaz mirada a Jongdae corrió hacia afuera. Apoyado contra la pared al lado de la puerta estaba esperándola él como de costumbre, cosa que le hizo revolotear el corazón de emoción. Había estado viéndolo muy seguido, era un placer y alegría enormes.

-Hey.- Se acercó casi sin aliento.

Chong Yul sonrió suave cuando la vio y se despegó de la pared.

-¿Qué tal tu día?- Preguntó acomodándole tiernamente un mechón de cabello largo detrás de la oreja.

Ella se retorció internamente como una lombriz, por fuera sólo se sonrojó.

-Igual de monótono que siempre.- Se encogió. -¿Y el tuyo?- Alzó una mano para tocar su cabello oscuro. -Lo tienes más largo.

Le sonrió atontado cuando apoyó la cabeza contra la pared. -Las prácticas son más intensas ahora que el campeonato regional está cerca.

-¡Es verdad! ¿Qué día será el partido? Iré a animarte con todas mis fuerzas.

-Sobre eso quería hablarte.- Se irguió al ponerse más serio. -Hum... Verás, los primeros partidos seremos visitantes, así que estaremos unas semanas fuera.

-Oh...- Dan Bi también cambió su postura relajada. -Ya veo.- No quiso parecer desanimada, pero lo logró apenas.

Hubo un momento de silencio extraño en el que temió un poco por todo. Por su futuro, por su situación, por ellos, por ella misma. Muchas cosas se le vinieron a la mente, incluso su pasado, y todo por la mirada profunda que Chong Yul le estaba dando como si quisiera hablarle sin palabras, transmitirle todo lo que le estaba pasando de alguna manera. Quizás no encontrara el valor para hacérselo saber de la forma convencional, quizás lo tenía, pero la incertidumbre lo gobernaba. Después de todo Dan Bi había sido más errática que segura.

Si en ese mismo instante le decía que no quería volver a verla, lo entendería.

Las puertas a un lado se abrieron y todos los estudiantes que ayudaban en la organización del festival salieron para volver por fin a sus hogares, estirándose entre suspiros de cansancio, hablando y riendo. Ninguno de los dos les prestó especial atención concentrados en los ojos del otro.

-Nunca voy a olvidar la primera vez que te vi.- Comenzó casi en un susurro, su voz grave más calma y suave que nunca. -Estabas parada frente a las verjas sin hacer nada.

Ella sonrió. -Era mi primer día.

Él asintió. -Cierto... Parecía como si fueras a enfrentar el mundo, ese mismo instante en el que yo me fijé en ti.- Mordió su labio inferior. -¿Sabes? Es curioso porque aun sin saber quién rayos eras, mi primer pensamiento después de cruzar miradas fue: "no dejes que se vaya sin pedirle su número antes".

Rieron a la misma vez, un sonido dulce y ligeramente tímido.

-Pero no lo hiciste.

-No, sólo te dije de forma torpe que me siguieras y tú me obedeciste sin réplicas... No sabíamos quiénes éramos y ya estábamos coqueteándonos, ¿qué tan loco es eso? Recuerdo que Jongdae estuvo a un segundo de arrancarme la cabeza cuando me conoció al año siguiente.

Volvieron a gozar de otra ronda de risillas ante los recuerdos vivos y el silencio reinó unos segundos más luego. Los estudiantes habían dejado de salir y ahora la escuela estaba desierta mientras todos se alejaban cada vez más en un eco de conversaciones entrecruzadas y risotadas poco disimuladas.

-No es un misterio lo que siento por ti, Dan Bi. Creí que tenerte cerca todos los días caminando por ahí, oír tu bonita voz y verte alentándome desde las gradas me bastaría, pero este año... No, dentro de unos meses me graduaré y ya no te tendré como hasta ahora. No nos tendremos.

Le tomó una mano con cariño, sus ojos intensos clavándose con profundidad en sus entrañas y su corazón. Dan Bi había comenzado a sentir un gran nudo en la garganta, nudo que amenazaba con hacerla llorar y no la dejaba hablar.

Agachó la mirada de repente, un tanto miedoso. -Odiaría pensar que no compartimos los mismos sentimientos.

-No es así.- Encontró las fuerzas para replicar.

-¿Entonces por qué?- Le urgió con desesperanza. -¿Por qué cada vez que doy un paso adelante tú das un paso atrás?

Lo miró a los ojos y se sintió temblar. Ojalá pudiera decirle la verdad, ojalá pudiera ser libre de todo lo que cargaba, pero temía que si lo hacía entonces sólo conseguiría desprecio a cambio... Su desprecio. Su repugnancia. Y el mundo sabía que no podría lidiar con algo tan doloroso y difícil como ello, prefería mil veces su indiferencia a su odio.

Y por eso estaban allí ahora.

Abrió la boca con intenciones de decir algo, pero cómo no encontró qué, quedó todo ahí... En una mera intención. Mordió su labio con fuerza y agachó la cabeza, avergonzada de ser lo que era.

Chong Yul cerró los ojos un momento, una mezcla de decepción, ansiedad y tristeza demoliendo sus barreras. Al final tomó fuerzas de cualquier lado y le sonrió como mejor pudo porque jamás dejaría que a la chica a la cual quería con locura la carcomiera la desdicha por su culpa. Posó una mano en su mejilla e hizo que lo viera otra vez, ella tenía los ojos anegados de lágrimas, cosa que le partió en mil pedazos el corazón.

-Hey, tranquila, lo resolveremos. Si te digo esto ahora es porque quiero una respuesta oficial de tu parte cuando vuelva del campeonato.- Frotó tiernamente un pulgar contra su piel blanca. -¿Me darás una cuando llegue el momento?

Dan Bi sólo asintió, él la dejó ir con un pequeño beso en la frente. Ella caminó hacia las puertas del salón, Chong Yul se la quedó viendo con un sentimiento amargo y de congoja apresándole el pecho.

-¿Dan Bi?

Lo miró.

-Sea lo que sea, estará bien.- Le aseguró. -Sólo te pido sinceridad.

Se metió al salón de actos antes de que la viera desmoronarse por completo. Se quedó sosteniendo la perilla de la puerta por un largo rato, intentando tranquilizarse, hasta que oyó pasos por detrás.

-¿Bi?- Llamó Jongdae con titubeo.

Inhaló profundo y giró con una sonrisa.

-¿Qué haces aquí? ¡Pensé que ya te habías ido!- Intentó actuar con normalidad. Vio más allá y descubrió al resto de los chicos aguardando, eran los únicos allí dentro. -¿Ustedes también? Vaya, debe gustarles mucho la escuela.- Comentó divertida mientras intentaba llegar a donde estaban sus cosas para largarse rápido.

-¿Está todo bien?- Cuestionó su mejor amigo.

Ella cerró la mochila con un poco de frenesí por el apuro y comenzó a caminar hacia la puerta otra vez. -Sí. Nos vemos mañana.

-Lo rechazaste, ¿verdad?

Se congeló en el lugar.

-No.- Jongdae frunció el ceño. -Pero piensas hacerlo, ¿no es así?

-¿Qué más quieres que haga?- Espetó en un susurro desesperado, estaba a un segundo de explotar. -Eres tú quien siempre evita que me sienta presionada, pero ahora estás haciendo todo lo contrario.

-Esto es otra situación, Dan Bi. ¿Cuánto más tiene que hacer Lee Chong Yul para ganarse tu confianza?

-A ti ni siquiera te agrada.

-No es eso... Pretende a la chica que es como mi hermana y a la que he cuidado toda mi vida, ¿cómo quieres que me sienta?

-¡Basta!- Gritó cubriéndose los oídos. -¡Basta, no digas más!

-Pero tienes que hacerlo.- Se le acercó con preocupación. -Si te escondes de él, ¿por qué no del mundo entero? Sólo deseo que seas libre y quizás este es un buen momento para que tu vida tome otro rumbo.

Sei Ah, de espectadora junto a Sehun y Minseok que entrecerraban los ojos ante la tensión e incomodidad del ambiente, se inclinó hacia el segundo con discreción para hacerle una pregunta.

-¿Qué se supone que son estos dos? Lucen sospechosos.

Minseok suspiró. -No es lo que crees. Tengo entendido que se conocen desde jardín de niños y que desde ahí son amigos, casi como hermanos.

-¡Tú no entiendes nada!- Chillaba por su lado Dan Bi. -¡Él me despreciará! ¡Sentirá asco y me odiará!

-Okay, okay, chicos.- Intervino Minseok cuando se adelantó con ganas de calmar los ánimos. -Será mejor que lo dejen por ahora y hablen más calmos mañana.

-¿En serio hablas así de la persona que supuestamente te gusta hasta este punto? ¡Si tan poco confías, si al final es como dices, entonces vale lo mismo que un centavo falso!

-¡Puedo lidiar con mis asuntos yo sola, Jongdae! ¡Deja de tratarme como a un bebé! ¡Ya no soy el niño pequeño que recuerdas y sigues creyendo que soy!

-Gritarse entre sí no servirá de nada y... Disculpa, ¿acabas de decir "niño pequeño"?- Minseok miró a Dan Bi con confusión.

Ella pareció reaccionar porque pegó un respingo después de esa pregunta y abrió los ojos como platos. Jongdae portaba la misma expresión incrédula y honestamente se veían jodidos, cosa que alentó la curiosidad no sólo de Minseok sino de los otros dos detrás.

-Yo no dije eso.

-Sí lo hiciste, Dan Bi.- Ahora lo había negado así que la evidencia de que no había sido más que una tonta equivocación era obvia.

Jongdae suspiró profundo y se encogió resignado cuando la miró, señaló a los otros tres con un ademán indicándole que procediera.

Y ya podría ir haciéndolo.

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