VII
El silencio reinó de forma apabullante y sólo en aquella mesa puesto que el barullo propio de una cafetería repleta de jóvenes aún estaba presente. Minseok quería morirse. Era la primera vez que decía algo como eso en voz alta frente a alguien. No era estúpido, sabía que hacerlo palabras no lo volvería más real de lo que ya era, pero había tenido que hacerlo, había tenido que decirlo, aun si echaba a perder la buena intención de estas desconocidas personas, aun si les hacía retractarse de querer acercársele, porque no podía permitir que avanzaran sin tener verdadera dimensión de a lo que se enfrentaban, no sería justo.
Quizás sólo quería probar un punto: si lo sabían todo y aun así insistían en hacerle compañía entonces habría estado equivocado, si se asustaban y miraban hacia otro lado entonces estaría destinado a pasar una vida desolada y llena de rechazo. Honestamente no sabía qué desear, no estaba cien por ciento seguro, sólo quería que se apuraran para largarse de allí y dejar de ser ridículo. Abrió un ojo temeroso para enfocarlos ante su silencio intrigante y descubrió que en vez de horror en sus miradas, había pesar y preocupación.
Al menos en la de Dan Bi, Jongdae sólo parecía molesto.
Ella titubeó. -Yo...
-No te creo.- Declaró Jongdae con voz rígida. -Demuéstramelo.
A Minseok le tomó tanto por sorpresa que se enderezó para verlo mejor.
-Muéstrame de alguna manera que eres un psicópata antisocial sin ninguna pizca de empatía por los sentimientos humanos.
Ya no estaba tan asustado, más bien estaba confundido. Entrecerró los ojos pensando bastante ese último comentario y sin saber muy bien cómo reaccionar a su proposición. ¿Era algo que podía demostrarse después de todo?
-Ah...
-Jongdae.- Llamó Dan Bi a modo de advertencia, su expresión seria desentonaba con su rostro.
Pero su amigo no la oyó, se puso de pie y rodeó la mesa hacia ella dispuesto a probar algo, posó una mano grande sobre su cabeza haciéndola parecer aún más pequeña de lo que era. Minseok abrió los ojos como platos y su pulso sanguíneo aumentó como jamás.
-Si ahora mismo la tomo de los cabellos y le golpeo contra la mesa, ¿qué harías?
Estiró una mano sintiéndose demasiado asustado. -O-oye, no... Suéltala.
-¿Y si le pego yo mismo?- Siguió presionando, viéndolo de forma penetrante. -¿Te reirías? ¿Me ayudarías?
Minseok se puso de pie y tomó la mano que él mantenía enterrada en los cabellos de Dan Bi. Le tembló la voz cuando lo encaró con ojos temblorosos, pero mucho más resuelto.
-Le harás daño, suéltala.- Afianzó el agarre sobre la muñeca de Jongdae, poco más y cortándole la circulación.
La batalla silenciosa de miradas se extendió por segundos absurdos en los que ninguno de los dos se apartó para nada. Minseok parecía bastante agitado aunque Jongdae mantenía su calma. Al final oyeron un suspiro exasperado.
-Oigan, mi cabello será un desastre después de esto.
Se separaron al instante dejando a una Dan Bi de expresión malhumorada arreglando su peinado mientras los fulminaba a ambos con la mirada. Minseok no estaba alterado por la inesperada reacción de ella de quien creyó nunca lograr verla molesta alguna vez, más bien era toda la situación confusa que estaba viviendo. Jongdae enmarcó las mejillas de su amiga con cariño y le dejó un beso en la frente, sonriéndole un poco cuando se apartó.
-Lo siento, Bi.- Murmuró. Luego dirigió otra mirada enojada a Minseok y chasqueó la lengua cuando volvió a su asiento.
Minseok entendió que Dan Bi nunca había corrido verdadero peligro, pero el nerviosismo que sintió cuando se la imaginó golpeada le había hecho actuar por impulso, jamás podría dejar pasar un abuso sin hacer nada. Tomó asiento con pesadez y posó una mano sobre su pecho intentando acallar los latidos erráticos que allí dentro moraban. Miró a Dan Bi cuando esta posó una mano pequeña y gentil sobre su brazo.
-No creemos que seas capaz de infringir semejante daño a otra persona.- Le sonrió con calma.
-Eres estúpido, hombre.- Chasqueó Jongdae por su lado. -Si fueras un verdadero psicópata no tendrías permitido convivir con otras personas en sociedad. De hecho, estarías preso o metido en una institución mental.- Lo miró a los ojos por un segundo de más. -No tengo idea de lo que haya pasado en tu vida y tampoco me importa, pero no decidas cosas así por ti mismo, ¿oíste? Mi amiga aquí quiere hacerte sentir bien, no deberías despreciar los sentimientos considerados de una buena persona.
Bueno, vaya, ahora se sentía todavía más mierda que antes. Quizás fuera el superpoder especial de Kim Jongdae hacerte sentir cada vez peor. Aunque ese no era el punto, estas dos personas eran el punto. Estaban ayudándolo de corazón y al quitarles credibilidad sólo los insultaba, no era justo cuando habían estado siendo amables y nada más. No le había negado su amistad a Lee Ohn, tampoco debería con ellos.
En fin, tenía que dejar de pensar tanto.
-Lo siento mucho, Dan Bi.- Le sonrió apenado.
Ella le devolvió la sonrisa con un ademán. -No hay problema.
-Oye, ¿y mi disculpa?
En cambio vio a Jongdae con desagrado. -Vete al...- Cerró los ojos y tomó aire cortando la súbita maldición a punto de salírsele de los labios. Le sonrió de manera tan forzada que los labios en serio le temblaron. -Sinceramente lo siento... Zopenco engreído.
-¿Qué dijiste?
-Que lo siento.
Jongdae entrecerró los ojos. -¿Fue sarcasmo?
-Júzgalo tú mismo, cariño.
-Ugh, qué repugnante.
-Minseok,- Intervino Dan Bi antes de que continuaran. -¿Eso es comida casera?
-Ah, sí.- Cambió el semblante por uno más suave al develar su almuerzo. -Lo hago yo mismo.
-Eh...- Pareció sinceramente emocionada. -¿Tú cocinas? Eso es sorprendente, ¿verdad, Jong?
Este le respondió con un gruñido y ella le sonrió como quien mira a un niño pequeño y piensa que es adorable.
-Puedo hacer algo para ti algún otro día.- Propuso con timidez.
-¡Oh, eso sería encantador!- Dio un aplauso, muy alegre. -Me lo comeré todo, lo prometo.
Sin darse cuenta y por primera vez en años comió su almuerzo sin dolores de estómago ni ganas de vomitar. La comida le pasó ligera y a pesar de que a los arrollados de arroz y alga les hizo falta sal, para él estuvieron más sabrosos que nunca.
Y la hora pasó entre charla que no tendió a acabarse.
******
-Y ya van, ¿cuántas? ¿Dos o tres semanas? ¡Y son dos! ¡Dos! ¡Y dos chicas! ¡Chicas! No puedo creerlo aún, es simplemente surrealista.
Minseok se echó exhausto sobre el sillón frente al escritorio de Zhang Yixing, el psicólogo escolar al cual torturaba con monólogos interminables cada que algo pasaba en su vida y tenía que compartir su euforia. ¡Ya podía contar con dos amigas! O bueno, compañeras con las cuales se llevaba bien, le daba un poco de pena llamarlas "amigas", seguía pensando que era un tanto extremo y que a ellas les daría vergüenza que estuviera hablando así. Después de todo se trataba de él.
Yixing lo miraba desde su lugar con una amable sonrisa. -Eso es grandioso, Minseok goon.
-Lo es, ¿verdad?- Sonrió igual de exaltado. -Y son tan bonitas y agradables... Una de ellas se llama Lee Ohn, la otra es Dan Bi, aunque esta última tiene a un idiota como mejor amigo, pero ¡qué va! Me tratan bien y adivina... ¡No les importa lo que digan de mí! Bueno, a Lee Ohn no se lo pregunté, pero dijo que era su amigo después de que me castigaran y todo, pero ¡uff!- Se tomó de los cabellos sin aliento.
Yixing asintió y enderezó distraídamente un bolígrafo sobre la superficie de su mesa. -Dejar de ser tú mismo como tenías planeado ha funcionado ¿eh?
Minseok intercambió su sonrisa alegre por un gesto petulante; Yixing le sonrió como siempre y sin intenciones de ningún tipo aunque comenzaba a pensar que eso era pura mierda, este hombre era tremendamente intuitivo e inteligente, quizás por eso había seguido yendo al gabinete.
-No funcionó así.- Murmuró.
-¿Disculpa?
-Dije que no funcionó así.- Repitió con los dientes apretados, era bastante vanidoso y cabezota en verdad y odiaba admitir que no había tenido razón. -No tuve que fingir nada.
-Oh, vaya.- Alzó sus cejas. -Eso amerita una doble felicitación.
-No tengo muy en claro cómo continuar a partir de ahora...
-¿A qué te refieres?
Fregó su cuello. -Se siente bien ya no estar tan solo, pero es raro todavía, quiero decir... Las cosas están yendo demasiado bien.
-¿Eso es malo?
-No del todo.- Rio con desgana. -No puedo evitar sentir que no durará lo suficiente como para estar tranquilo, siento que en cualquier momento todo se pondrá peor.
Yixing guardó silencio un momento. -No todo será perfecto tal y como queremos, habrá momentos duros como también los habrá buenos.
Minseok asintió. -Desear que sea de otra forma es poco realista.
-Pero siempre podemos aprender algo, eso es lo importante. Presta atención, Minseok goon, a aquellas cosas que te hacen más fuerte. No todos tienen tu valentía ni tu forma de encarar la vida.
Eso lo hizo sonrojar como un tonto. No creía que fuera valiente ni nada importante, pero que se lo dijeran siempre le provocaría una llamita de regocijo. ¿A quién no le gustaban los halagos?
-Yo...- Aclaró la garganta. -No he sido tan malo últimamente... Es decir, cuando estoy con ellas me siento tan bien que no deseo comportarme sarcástico o gruñón.
-Bueno, puede ser debido a que intuyes que no lo necesitas.- Aventuró con otra de sus sonrisas. -Si te tratan con amabilidad responderás con amabilidad, si te hostigan te sentirás más propenso a ser "malo".
-Verdad...- Consintió con un pequeño asentimiento. -Será... Será mejor que me vaya.- Murmuró.
-¿Tan pronto?
-Es que... Aún hay algo que me queda por hacer.- Le echó una fugaz mirada a su mochila. -Y tengo que hacerlo antes de que acabe la jornada.
-Está bien entonces, espero verte pronto.
Le hizo una reverencia y cerró la puerta.
La mayoría de estudiantes ya se estaba yendo así que optó por correr a la salida y aguardar allí. Esperar fuera por esa persona no era ni de cerca algo agradable, en su mente plagada de ficción era algo que hacían las parejas en los mangas y anime, sin embargo no le quedaba otra opción si quería deshacerse de la camisa en su mochila. Sentía que esta le pesaba demasiado a pesar de ser tan sólo un pedazo de tela.
Dejó de refunfuñar mentalmente como un niño cuando divisó a Kim Jongdae atravesando las verjas.
-¡Hey!- Llamó, el otro se frenó al oír su voz y volteó con una expresión intolerante. Minseok sonrió de medio lado deseando decirle que el sentimiento era mutuo, pero en su lugar develó una bolsa. -Toma.- Espetó estirándosela.
Se la quedó viendo sin mover un solo músculo y su irritación se elevó a niveles impensados.
-Es tu camisa.- Añadió entre dientes.
-Por supuesto.- Le contestó Jongdae igual de rígido y tomando la bolsa con lentitud.
-La he lavado y planchado, y eso...- Explicó con incomodidad.
-Entonces sí tienes modales a fin de cuentas.- Fue su única respuesta.
Minseok resopló con el entrecejo fruncido. -No termino de entender.
-¿Qué?- Cuestionó Jongdae en lo que ojeaba dentro de la bolsa.
-No termino de entender si eres una buena o una mala persona.- Escupió antes de poder detenerse.
Ahora sí había logrado captar al cien por ciento su atención. Lo miró por primera vez a los ojos, sin molestia o desagrado como de costumbre, más bien logró percibir sentimientos contradictorios que no pudo poner en palabras ni caracterizar de alguna manera. Pensó que le resoplaría en la cara o lo mandaría a volar sin miramientos ante el comentario, pero sólo lo miró y se quedó callado y eso lo hizo ponerse nervioso al punto de querer retractarse.
Al final Jongdae se encogió con indiferencia.
-Eso es algo que averiguarás por ti mismo.- Fue todo lo que dijo mientras se retiraba, pero no se fue sin el último dardo: -Yo sí decidí confiar en ti.
******
Una semana pasó en un parpadeo y Minseok, por primera vez en la vida, estaba comenzando a creer que las cosas por fin llegarían a un punto de no retorno.
Yoo Dan Bi se había hecho su amiga al parecer y todos los almuerzos y descansos los pasaba junto a ella. Por su invitación claramente, jamás iría a su lado por cuenta propia, era demasiado tímido como para algo así. La chica era gentil, tranquila y una buena fuente de conversación, lo que provocaba que sus días ya no fueran tan horribles como antes. Y mejor aún: no le molestaba que fuera quien realmente era. En más de una ocasión había tanteado terreno en ese ámbito largando a posta algún que otro comentario rudo o sarcástico, observando con expectativa su reacción y sorprendiéndose de recibir siempre unas cuantas risillas y algún que otro golpe suave en el brazo seguido de comentarios como "¡eres terrible!" o "¡adoro cuando haces eso!". No estaba muy seguro de lo que era "eso", pero sonreía de todas formas porque se sentía muy feliz.
Cuando le había expresado su sorpresa ante su forma de tomarse su sentido poco compartido del humor, ella le explicó que había sido amiga de Jongdae desde el jardín de niños, así que estaba acostumbrada a los comentarios lacerantes.
Lo único que a Minseok le escocía de pasar el tiempo con Dan Bi era que siempre, sin importar dónde ni cómo, con ellos iba a estar Jongdae.
No era como si le molestara, es decir, el nuevo allí era él. Además, Dan Bi y Jongdae parecían compartir un vínculo especial que envidiaba en secreto: era como si entre ellos no existieran barreras de ningún tipo. Suponía que era debido al largo tiempo que habían pasado juntos, después de tantos años terminas por amoldarte a la otra persona. El problema era la rigidez en su relación con Jongdae... Si es que podía llamarle "relación". Las cosas entre ellos nunca habían ido bien, ni siquiera cuando no se conocían de nada y eran simples compañeros de trabajo en ciencias. Pensó que comenzar a pasar el tiempo a su lado mejoraría aquel mal comienzo, pero se equivocó porque sólo eran más y más reacios y tercos en sus tratos.
Minseok no sabía muy bien lo que le pasaba con él, honestamente.
-¿Qué haces?- Curioseó Dan Bi durante el almuerzo espiando por encima de su hombro.
Minseok le sonrió, siempre lo hacía, ella tenía ese efecto en la gente. Se paró a echarle un vistazo a los bosquejos que había estado intentando acabar ese día.
-Trabajo.- Respondió entre un suspiro. -Tengo que adelantar.
Ella alzó las cejas. -¿Trabajas?
Asintió mientras se masajeaba un hombro. -Soy dibujante. Ahora mismo serializo un manhwa en Silyeog...- Vio con más seriedad las hojas desparramadas sobre la mesa al lado de su almuerzo a medio comer. -O bueno, eso intento.
-¡Bromeas!- Chilló Dan Bi. -¡Amo esa revista! Todos los meses la compro.
-¿En serio?
Cualquier cosa que Minseok quiso decirle a Dan Bi quedó en el aire cuando oyó el quedo murmullo de Jongdae en frente. Instantáneamente se tensó, justo el efecto contrario que tenía su amiga. Volteó a verlo con brusquedad más o menos esperando algún comentario de mierda por su parte, siempre estaba a la defensiva con él, pero en su lugar se lo encontró frunciendo el ceño en una expresión bastante atónita.
-¿En serio trabajas así?
Asintió igual de rígido.
-¿Te pagan y todo?- Siguió en su asombro, no entendía del todo su reacción.
-Lo hacen.- Podía sentirse a tres kilómetros de distancia el aura extraña que se había posado sobre la mesa. Siempre pasaba cuando interactuaban sin Dan Bi de por medio.
-Pero... ¿Y tus padres?- Cuestionó de la nada, pareciendo esperar que la conversación tomara algún rumbo lógico.
Minseok frunció el ceño. -¿Qué tienen?
-Me refiero...- Jongdae pareció darse cuenta de que estaba adoptando una actitud extraña y retrocedió un tanto, pareciendo más altanero e indiferente. -¿No te dicen nada por descuidar los estudios?
-No los descuido.- Se encogió. -Y de todas formas ellos me dejan hacer lo que quiera.
No supo muy bien qué pasó, pero el aire alrededor del otro cambió de alguna manera después de eso. No dijo nada, Jongdae, quien siempre estaba más que dispuesto a llenarlo de comentarios maliciosos y desesperantes. Lo vio con escepticismo, pero antes de poder decir algo se puso de pie.
-Se terminó mi zumo, iré a conseguirme algo de té.- Balbuceó antes de irse.
-¿Qué le pasa a este ahora?
-Ah...- Dan Bi rio con algo de pena. -Debe haberse llenado de pensamientos agrios. Suele pasarle cuando se trata el tema "padres".- Explicó.
Eso le daba curiosidad muy a su pesar... De hecho, últimamente había estado pensando mucho en el idiota y lo raro que era en general.
-¿Se lleva mal con ellos?
La muchacha hizo una mueca. -Tienen una relación extraña.
Más tarde se vio arrastrado por una Dan Bi rebosante de emoción hacia el campo de béisbol de la escuela (no sabía que tenían uno) porque el equipo jugaría un partido amistoso con una escuela del este y quería verlo. Personalmente prefería irse a casa para huir del escrutinio diario recibido, pero supuso que no estaría tan mal ver qué tal jugaban y tomar un poco de aire fresco. Además su amiga había insistido con ojos brillantes y no había podido decirle que no, era imposible.
Jongdae iba con ellos, inusualmente callado, aunque su cara de "todos me desagradan" no se perdía por nada del mundo.
-Lo único que espero por tu bien, Dan Bi, es que les vaya bien esta vez.- Se lo oyó gruñir.
-¿Suelen perder?- Preguntó Minseok, inesperadamente fue Jongdae quien le contestó.
-No mucho, no desde que Lee Chong Yul retomó el mando como capitán.- Frenó unos segundos para ver la reacción de Dan Bi ante la mención del nombre, Minseok discernió las mejillas rojas de la chica y su imperceptible sonrisa. -Pero la última vez perdieron y me aburrí como un hongo.
-No seas pesimista, Jong, lo mejor es pensar que será divertido y que les irá bien.- Alegó una Dan Bi llena de energía.
Él resopló. -Pero yo no soy quien tiene un enamorado en el equipo.
Ella le chistó, preguntándole luego si su cabello estaba bien peinado. Minseok vio cómo Jongdae le sonreía diciéndole que estaba "perfecta como siempre", borrando la sonrisa al instante cuando Dan Bi se giró. Al parecer era la única capaz de generar algo bueno en el chico.
Una idea alarmante le llegó a la cabeza de repente. -¿No estarán los miembros de la mesa V.I.P allí?
-¿Quiénes?- Preguntó Dan Bi.
-Sus antiguos mejores amigos.
-Eres muy resentido, ¿lo sabías? Y ellos nunca fueron amigos, eran...
-Lo sé.- Jongdae pareció bastante divertido. -Me gusta traer a colación tu pasado oscuro, me da gracia.
Minseok resopló. -Y qué oscuro, preferiría tener sexo con Jabba el Hutt que volver a sentarme entre esa gente.
Tuvo el honor de observarlo reír por primera vez ante ese comentario. Se quedó un tanto hipnotizado ante lo inusual del hecho, con Dan Bi solía sonreír, mas no reír. Jongdae tenía... Una risa contagiosa. Era un tonto por ser tan amargado todo el tiempo y no mostrar ese lado más atractivo de él.
Este lo miró con una expresión igual de inesperada: emoción y curiosidad arremolinándose en sus ojos.
-¿Conoces Star Wars?
-Oh, no.-Dijo Dan Bi por su lado y pareciendo exaltada. -Por favor, Minseok, dinos que no.
Estuvo a punto de cuestionar eso, pero llegaron al campo de béisbol y todos alrededor se alborotaron. Habían estado caminando junto a una gran masa de estudiantes que al igual que ellos planeaban ver el partido de aquella tarde; cuando pisaron las gradas fue todo chiflidos, ovaciones y gritos de ánimo. No había la suficiente gente como para formar una gran multitud, así que lograron coger lugar rápido. Minseok estaba emocionado a pesar de todo, era la primera vez que hacía algo como eso y más revitalizante era saber que lo hacía en compañía.
Estaba a punto de ver un partido junto a sus amigos... Delirante.
El equipo de la escuela ya estaba entrenando en el campo junto a los visitantes y los observó bastante entretenido. Uno de ellos saludó amigablemente a las gradas y todos enloquecieron, supuso que sería el tan afamado capitán. Este hizo algunos pasos más, observando hacia el público como si buscara algo, entonces vio hacia donde estaban y sonrió de forma brillante. No tardó mucho en comprender que se dirigía a Dan Bi un escalón más abajo que ellos igual de embelesada que el chico. Él le lanzó un beso sin ninguna vergüenza y todos parecieron volverse más locos ante el gesto. Dan Bi sólo sonrió con las mejillas arreboladas.
Al parecer era la pareja del instituto.
El juego comenzó no mucho después y aunque suponía que era apasionante para la mayoría, acabó perdiéndose de todo al no entender ni pizca de lo que pasaba allí abajo mientras los muchachos corrían, bateaban y lo que sea que usualmente se hiciera en un partido de béisbol. Más allá de eso le gustaba estar allí; toda la energía era tan contagiosa y elevada que hasta se vio dando algunos grititos de vitoreo en señal de apoyo cuando los demás lo hacían. No estaba acostumbrado a estar rodeado de gente sin ser el centro de atención, era algo nuevo y le agradaba, lo hacía sentir una persona normal.
Dan Bi había bajado para estar más cerca del campo durante la sexta entrada y continuar gritando ánimos desde allí, el equipo local iba adelante con cuatro carreras ganadas, así que todo el espíritu general era estridente. Sin embargo la energía por su lado de la grada era bastante disímil. Nunca, jamás, Jongdae y él se habían quedado a solas. Dan Bi siempre estaba dando vueltas alrededor y nunca permitía que sus peleas fueran demasiado largas o significativas, en realidad era una buena excusa mantenerla en medio para no tener que interactuar por sí solos. Ahora que no estaba, Minseok sentía de forma mucho más fuerte la cercanía del otro sentado justo a su lado. Lo vio de reojo y notó que estaba igual de aburrido, aunque la tensión en su rostro malhumorado se percibía desde cualquier ángulo.
Todo era tan incómodo que quería irse corriendo.
En un momento destensó un poco las rodillas y rozó su muslo, ambos pegaron un respingo y se alejaron. Eso fue el colmo para Minseok que creyó que toda la situación estaba bordeando lo ridículo. ¿Por qué eran tan torpes entre ellos después de todo? No se entendían muy bien, pero tampoco habían hecho lo suficiente para odiarse a muerte. Supuso que estaría bien hacer algo al respecto teniendo en cuenta que Jongdae no pensaba moverse hacia ningún lado.
-Así que...- Comenzó. -¿Te gusta Star Wars?- Retomó la última conversación con esperanza, quizás y con buena suerte fuera un aficionado y tuvieran algo en común.
Jongdae volteó a verlo con un rostro serio, entonces alzó una mano e hizo lo que jamás hubiera esperado... O querido: un saludo Vulcano.
Palideció. -Oh, no...
-Oh, sí.- Le sonrió con soberbia y algo de malicia. -Por fin te encuentro, viejo enemigo.
-Oye, no necesitamos esto.- Se adelantó. -Es decir, todos sabemos que Star Trek le debe mucho a Star Wars, pero no tenemos que hacer de esto una verdadera guerra.
Los ojos de Jongdae duplicaron su tamaño. -Yah, tienes huevos ¿eh? Te lo concedo, pero no hay que olvidar quién vino primero. Star Trek es un pionero en ciencia ficción desde los sesenta, hasta George Lucas admitió haberse inspirado en las aventuras de Spock y Kirk para hacer su peliculita.- Largó con desdeño.
Minseok le sonrió con sarcasmo. -Oh, ¿hablas de la serie de tres años que fue cancelada debido a su poco éxito?- Lo oyó gruñir y prosiguió, divertido. -Star Trek hizo su debut en el cine dos años después de que lo hiciera el Episodio IV, Una nueva esperanza.
-Después de que cancelaran la serie el fanatismo fue total.- Contraatacó. -Lo que hizo que volviera al aire y con muchas más películas que Star Wars.
Se sostuvieron la mirada con fijeza y sin titubeo mientras todos alrededor vitoreaban y aullaban por un tema totalmente diferente; de igual forma nada los distrajo, la ciencia ficción era, sin dudas, mucho más interesante que el deporte... Al menos para dos frikis. Una carcajada nació en la garganta de Minseok y al cabo de un segundo se encontró riendo por primera vez con sinceridad. No fue un gesto irónico, forzado o tenso, de la nada se sintió feliz de verdad. Jongdae parpadeó y se lo quedó viendo con curiosidad.
Minseok se calmó, pero siguió sonriendo cuando lo miró.
-No es la primera vez que agradezco haberte conocido, pero hasta ahora esto es lo mejor de todo.- Confesó.
Jongdae fue tomado completamente por sorpresa y abrió grande los ojos antes de gruñir algo y voltearse. Sus párpados habían caído, más tranquilo aunque no menos avergonzado, y mordió su labio inferior.
-¿Cuándo fue la primera vez?- Murmuró sin mirarlo.
Minseok también observó al juego, un poco más serio al caer en cuenta de lo que había largado sin darse cuenta. Rayos, le había dado aires y dudaba que no se volviera insoportable usando el dato para atormentarlo el resto de su vida estudiantil.
-Cuando no me dejaste caer en la cafetería.- Añadió con tono grave, pretendiendo restarle importancia.
Jongdae no le dijo nada y continuaron en silencio un buen rato más.
-Para mí es la primera vez.- Lo escuchó decir por lo bajo, se giró a verlo, pero él seguía observando el juego con ojos aburridos. -Nunca tuve un amigo.
No debería, pero el pecho de Minseok se encogió con dolor y en simpatía. Comprendía mejor que nadie la sensación.
-¿Y Dan Bi?
-Dan Bi es una niña.- Contestó, luego se rio un poco. -Y ya la torturé lo suficiente con Star Trek.- Lo vio de reojo. -Me gusta tenerte a ti ahora.
Su corazón se exaltó sin quererlo. No deseaba tener ese tipo de respuestas a las palabras de un idiota como Kim Jongdae, pero no podía evitarlo... Era la primera vez que alguien le decía que le gustaba su compañía de alguna manera.
-Aunque te gusten las películas para niñitos.- Añadió al final.
Resopló haciendo como que no existía el rubor cubriendo sus mejillas de forma tonta. En serio, odiaba los actos involuntarios. Dirigió una mirada a Dan Bi más abajo, justo hablaba con el capitán del equipo parado del otro lado de la valla. Ambos se veían completamente plácidos y a gusto el uno con el otro, reían como tontos ante cualquier comentario proferido y se hacían ojitos cada dos segundos. Cualquiera que los viera, incluso a la distancia, sería un estúpido si no captaba el obvio enamoramiento que llevaban.
Incluso brotaban corazones alrededor de ellos... Aunque eso era más parte de la imaginación de Minseok.
Miró a Jongdae y lo descubrió viéndolos también aunque con un ceño fruncido, notaba alguna especie de hostilidad en su mirar. No pudo evitar abrir la boca.
-¿Hace cuánto salen?
-No lo hacen.- Espetó igual de inquieto.
-Pero se ven...- Ladeó el rostro, sorprendido de que no fuera como pensó. Desde su punto de vista era evidente que se gustaban hasta no dar más.
-Lee Chong Yul se la pasa detrás de ella desde tercero de secundaria baja. A estas alturas ya es sabido que se coquetean como tontos por donde sea que se ven.
-¿Hace más de dos años están así?- Preguntó incrédulo. -¿Y qué hay de Dan Bi?
-Dan Bi...- Balbuceó Jongdae, su rostro era indescifrable. -Ella es... Un tanto especial.
Eso era extraño.
-A él debe gustarle mucho como para aguardar una respuesta oficial por más de dos años.
Jongdae sólo volvió a gruñir algo casi inentendible como un "no lo sé", aunque no estuvo muy seguro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top