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-¡Bien! ¡Damos por comenzada la reunión de emergencia para ayudar a Hana!- Sehun posó un pie sobre la silla y alzó un puño con resolución.
-¿Por qué estás tú aquí?- Cuestionó Minseok con ojos entrecerrados. -De hecho, ¿por qué están todos aquí?- Miró al resto de sus amigos.
No pretendió que la información se extendiera, pero Jongdae tuvo el mal atino de abrir la boca y como era sabido que sucedería, sus amigos interceptaron a Hana durante un almuerzo para interferir. Le pidió disculpas a la muchacha, tras que era odiado no quería acabar muerto, a pesar de que se veía abochornada ella le dijo que estaba bien, mientras más opiniones tuviera más esclarecida saldría. Se veía nerviosa sentada entre todos ellos, a decir verdad, nunca la había visto con otros amigos, ¿sería Lee Ohn la única? Hizo una mueca, cada vez le recordaba más a sí mismo y sus vivencias con Jongdae.
-Entonces, el problema aquí es cómo va a confesarse.
-Esperen, esperen, yo nunca accedí a algo como eso.- Hana se adelantó con frenetismo.
Sehun la miró con ambas cejas alzadas. -Pero ella te gusta, ¿verdad?
Parpadeó. -B-bueno, sí, pero...
-¡No se diga más, hay que armar un plan de acción!
Dan Bi a su lado aplaudió un par de veces con una hermosa sonrisa brillante, Sei Ah bostezó con una mejilla apoyada en una mano y Jongdae exclamó un "¡sí!" demasiado efusivo por tratarse de él, pero sabía que sólo estaba alentando a Sehun porque le divertía su actitud. Hana pareció tener mil cosas atascadas en la garganta que quiso manifestar y no pudo, la compadecía, era difícil acostumbrarse a ellos, pero valía la pena... Dentro del gran esquema de las cosas. Posó una mano sobre su hombro para bridarle apoyo, ella pegó un respingo y lo vio con un pequeño mohín.
Le sonrió más allá de la obvia incomodidad. -Lo siento, son intensos con todo, pero en el fondo se lo toman en serio.
-Minseok...- Comenzó Hana lentamente. -¿Cómo lo hiciste tú?- Le dio un vistazo rápido a Jongdae del otro lado. -¿Cómo le dijiste lo que sentías?
-Ah, ¿yo? Pues...- Rascó su nuca con una risilla nerviosa, los demás redirigieron sus ojos a él con atención. La verdad es que nunca dijeron cómo fue que acabaron saliendo juntos, sólo se dio por hecho. -Lo largué en un momento de debilidad y ya.
-¿Momento de debilidad?
Asintió. -Sentí que estaba muy enamorado y no pude frenarlo, fue como si explotara.- Le sonrió con un ligero sonrojo en las mejillas, Hana también se azoró. -Le dije directamente que me gustaba, sin más... Aunque lo que siguió a eso no fue del todo un sueño.
-Sehun, ¿cómo fue para ti?- Cuestionó Dan Bi de la nada. -Nunca nos contaste cómo comenzaste a salir con el expresidente del consejo.
-¿Saliste con Luhan sunbae?- Hana azotó las manos contra la superficie de la mesa con unos ojos enormes.
Sehun sonrió, jactancioso. -Salimos, en presente. La semana que viene iremos a comer afuera.- La felicidad que reflejó su semblante se le trasmitió a todos. -Y pues, ahora que lo pienso...- Vio hacia arriba con aires pensativos. -Creo que me deschabé cuando le pregunté si podía besarlo.- Sonrió desvergonzado.
Jongdae arqueó una ceja. -¿Así sin más?
-Sip, así sin más. Hyung huyó horrorizado después de eso.
-Mmm...- Hana se echó sobre el respaldo de su silla con aires inseguros. -Después de escucharlos como que me está entrando miedo.
-¡Aguarden, yo también quiero hablar!- Se adelantó Dan Bi. -Chong Yul y yo nunca nos confesamos.
Eso llamó su atención. -¿Cómo sucedió entonces?
Se encogió de forma adorable. -A veces hay acciones y sensaciones que dicen más que las propias palabras.
-Jun Seo nunca me dijo que le gustara.- Murmuró Sei Ah a su lado con el ceño fruncido. -Pero lo demostró de otras formas, supongo.
-¿Y tú no lo dijiste tampoco?
Un pequeño sonrojo amenazó con aparecer en su rostro, pero pareció como si lo detuviera a tiempo. -¿Por qué tendría que decir algo tan vergonzoso? No es necesario, si estoy a su lado es porque es evidente, ¿no es así?
Hana comenzó a golpetear un par de dedos sobre su quijada con insistencia, su aura insegura dio paso a una analítica, y Minseok pudo ver claramente cómo consideraba todas las palabras oídas y aplicaba las posibles opciones a sí misma.
-La mejor forma de proceder es siendo sutil, ¿no creen? Hana lo logrará, es seguro.
-Hace rato que lo pienso, pero ¿de dónde te tomas tantas confianzas?- Preguntó Jongdae a Sehun.
-Somos compañeros de clase, tengo derecho, ¿verdad, Hana?
Mientras se enfrascaban en otra extraña conversación, Hana suspiró con preocupación y dio un disimulado vistazo a la cafetería. Sus ojos barrieron cada rincón con rapidez y cuando se cercioró de que Lee Ohn no estaba allí, volvió a suspirar, esta vez de forma más profunda. Si todos estaban ahí eso quería decir que ella estaba completamente sola en esos momentos, ¿debería ponerse de pie e irse? Agradecía la ayuda, pero estaba inquieta. Enfocó las puertas de entrada olvidándose de fingir, su pierna comenzó a moverse histéricamente de arriba abajo y nada de todo eso pasó desapercibido para cierta persona.
-¿Estás bien, Hana ssi?- Cuestionó Dan Bi con suavidad.
La miró con ojos grandes, balbuceó alguna muletilla nerviosa y dio varios vistazos de reojo a la puerta mientras buscaba las palabras correctas para explicar su tan extraña y bochornosa actitud. Dan Bi se la quedó viendo con curiosidad y también hizo una paneo rápido del comedor desde su lugar, sonrió cuando cayó en cuenta de lo que buscaba.
-¿Sabes? A la hora de decir tus sentimientos, si eso es lo que decides al final, asegúrate de tener presente todo lo que sientes, tu cariño y lo mucho que te preocupas por ella. Si logras trasmitirle tu sinceridad, de esa forma será fácil para Lee Ohn entender de lo que estás hablando, ¿verdad?
Hana se sonrojó ante la sonrisa tan dulce que le entregaron, hasta su corazón comenzó a latir rápido por la imprevista suavidad de Yoo Dan Bi. Y pensar que Lee Ohn le había dicho alguna vez que no era querida por ella, ¿estaba hablando de la misma persona que tenía delante? Realmente parecía un ser incapaz de odiar algo en la vida.
-Cuando estás con la persona que te gusta te conviertes en una idiota.- Dijo Sei Ah con la quijada apoyada en ambas manos. -Pero eso es algo natural, no debes enloquecer, sólo asegúrate de ser honesta contigo misma.
Con todas esas palabras de aliento y consejos valiosos en su corazón, partió a su casa con una premisa naciente que durante el resto de la tarde y parte de la noche se afianzó: quería que Lee Ohn, su persona más especial, supiera todo lo que había en su interior. No le importaba realmente si era correspondida o no, sólo quería hacerse escuchar, creía que si lo hacía entonces se sentiría más liviana y feliz consigo misma. Esperaba fervorosamente no ser rechazada de lleno por prejuicios, pero como Jongdae había expresado, estaba segura de que Lee Ohn no era ese tipo de persona, no se la imaginaba huyendo horrorizada después de escuchar sus sentimientos.
O simplemente estaba convenciéndose de eso.
Decidió actuar antes de arrepentirse. Esa noche no pudo dormir bien dándole vueltas al asunto y, a las cinco de la mañana en punto, se levantó de la cama para ponerse a cocinar aún en pijamas. Según los chicos, decir tus sentimientos de forma directa era algo abrupto que no daba buenos resultados, por eso optaría por otro camino y procuraría ser astuta a la hora de expresarse. Tenía que ser inteligente o Lee Ohn volvería a creer que sus gestos eran los de una simple amiga cariñosa y ya.
La alentaron con un entusiasmo estúpido después de trasmitirles con pena su plan, pensó que quizás se burlarían, pero la sorprendieron una vez más. Eran buenos chicos, muy buenos a decir verdad. Luego de su turno durante la hora de Educación Física, esperó sentada en la hierba a que el resto de las chicas acabara con las actividades, ese día jugaban vóleibol. No perdía de vista a Lee Ohn en la cancha por nada del mundo, quería recrearse con su imagen para infundirse un poquito más de valor.
-Pss, Hana ssi.
Dobló su cabeza hacia atrás para ver a Minseok, Jongdae y Dan Bi más arriba ataviados con sus uniformes de gimnasia también. Se puso de pie procurando no olvidar las cajas de almuerzo que había mantenido ocultas detrás, y subió la pendiente hacia ellos.
-¿Compartimos clases hoy?
-En realidad es nuestro siguiente período.- Minseok se ladeó para ver a las demás estudiantes. -¿Y? ¿Cómo vas con el plan?- Le susurró como si alguien más pudiera oírlo.
Hana se puso roja como una manzana y abrazó las cajas contra su cuerpo. -P-pues, aún no le digo nada, lo haré cuando acabe la clase.
La noche pasada se le presentó de la nada la idea de prepararle un almuerzo con comida casera, sus habilidades culinarias no eran las mejores, pero se aseguró de que todo supiera más o menos delicioso. Nunca ideó planes así por nadie, suponía que no era algo que se hiciera por cualquiera, no había forma de que confundiera las cosas, ¿verdad?
-Le pediré que almorcemos juntas y se lo daré, siempre lo hacemos, pero supongo que ahora es distinto ya que hice esto para ella.- Sonrió un poco ante sus expectativas, estaba ansiosa por entregarle su regalo y ver su sonrisa feliz.
-Fighting!- Alentó Dan Bi con otra de sus lindas sonrisas.
-¡Oh! ¡Ahí viene!
Casi manda a volar la comida por los aires, volteó como si estuviera impulsada por un resorte y vio a Lee Ohn aceptando una botella de agua con amabilidad mientras se encaminaba hacia ellos. El corazón comenzó a latirle con fuerza y de repente ya no estuvo tan segura de sus decisiones, pero no había forma de retractarse si ya estaban a esas instancias, así que hizo de tripas corazón y pasando saliva con mucha dificultad por el nudo en la garganta, esperó a que llegara.
-Lo siento, ¿te hice esperar demasiado?- Fue lo primero que le dijo Lee Ohn cuando llegó a su lado con una sonrisa.
Ah... ¿Cómo era posible que alguien sea tan hermosa y despampanante? No había posibilidad de que aceptara sus sentimientos ni en esa vida ni en cualquier otra, simplemente estaba a otro nivel, uno demasiado alto.
-¡Minseok!- Inmediatamente después saltó sobre él para darle un gran abrazo, su malhumor salió catapultado hacia el espacio exterior, pero lo mitigó con fuerza, no era momento. -Hace tiempo no te veo, ¿cómo has estado?
Él se deshizo disimuladamente de ella, no quería que Hana prendiera fuego su casa o algo así. -He estado muy bien, Lee, gracias por preguntar.
-E-esto, unnie,- Intervino Hana antes de que la conversación tomara un ritmo totalmente diferente, cuando ella volteó a verla con interés y en un repentino silencio, casi tiene un paro cardíaco. -Me p-preguntaba... Hoy almorzaremos juntas otra vez, ¿verdad?
Lee Ohn parpadeó. -Claro, ¿por qué no?
-Preparé esto para ti.- Extendió bruscamente la caja de almuerzo en su dirección, le dio un vistazo cauteloso por debajo de su flequillo corto. -Es tu almuerzo.
La otra pareció muy sorprendida. -¿Para mí? Oh...- Tomó la caja y el rostro se le iluminó.
-L-la hice anoche. No es demasiado, p-pero... Quizás no esté rico, pero... Lo siento si hay algo que no comas, y-yo...
-¿Lo hiciste tú misma? ¿Madrugaste para esto?- Le cuestionó emocionada, Hana asintió con los ojos cerrados. -Rayos, no puedo esperar a probarla en ese caso.- Le sonrió Lee Ohn con alegría.
Hana tuvo deseos de llorar. Era loco, cada que presenciaba su sonrisa sentía esa extraña congoja dentro, era un sentimiento desbordante, como si no pudiera más con todo lo que le provocaba. Al comienzo solía preguntarse si eran lágrimas de tristeza, ahora sabía con certeza que no lo eran, simplemente se sentía demasiado feliz. Los chicos, observando toda la escena atentamente y en silencio para pasar desapercibidos, sonrieron con satisfacción.
Hana procuró verla a los ojos. -Sólo hago estas cosas por la gente que me agrada.
Lee Ohn se rio, parecía realmente contenta. -Ya veo, ya veo, tú también me agradas, aunque no soy tan genial para hacer este tipo de cosas, me temo.- Revolvió sus cabellos con ternura justo cuando la profesora hacía sonar el silbato. -Sólo un tiempo más e iremos juntas, espérame.- Le entregó el almuerzo y salió corriendo hacia la cancha otra vez.
Se quedaron un buen rato en silencio con el sonido de los pelotazos y las charlas animosas de fondo. Parecieron suspirar al unísono cuando los hombros de Hana decayeron y su cabeza colgó hacia abajo con depresión.
-Creo que lo malinterpretó, ¿no?- Dijo con voz lúgubre.
-Te compadezco como no te imaginas, Hana.- Minseok frotó su nuca mientras le daba un vistazo al cielo.
-En tu caso quizás sea más adecuado ir directo al punto.- Observó Dan Bi con preocupación.
-Con los idiotas nunca se sabe, ¿verdad, Jongdae?- Minseok rodeó los hombros de su novio con un brazo, este le enseñó el dedo medio sin una palabra.
Para la próxima ocasión Hana tuvo eso muy presente, los días seguían pasando y no tenía idea de cómo seguir adelante con toda aquella locura... ¿Por qué lo hacía en primer lugar? Los ánimos se le subieron a la cabeza, en especial los de Oh Sehun. No acababa de discernir si era una fortuna o no tenerlo como compañero de clases, el chico era entusiasta a morir y en ocasiones su sola presencia la agotaba; aunque sin él hubiera seguido sola en medio de un salón en el que nadie se le acercaba, así que suponía que estaba bastante bien a pesar de todo. Inconscientemente comenzó a esperar sus saludos por las mañanas y la dichosa pregunta durante los descansos: "¿cómo va la cosa?".
-¡Hana!
-¡Sehun!- Chilló cuando de la nada este se le lanzó encima por la espalda mientras paseaba por las galerías, ¿de dónde demonios había salido?
-Hoy casi no te vi, compañera, ¿dónde te metiste?
-¡Sal de encima, eres pesado!- Se removió como un pulpo en un vano intento por deshacerse de él.
-Vaya, se han vuelto muy cercanos.- Comentó Lee Ohn con diversión, ella se sonrojó hasta la raíz de su cabello.
-Bienvenida al círculo, Hana.- Comentó Jongdae con su voz monótona. -Tu entrada oficial se decide cuando Sehun empieza a molestarte, es como una tarjeta de membrecía.
-Oigan, ¿por qué son tan malos? Los acusaré con hyung.- Protestó él apartándose de la pobre chica a la cual aplastaba desconsideradamente.
-¿Con cuál? ¿Tu novio o el novio de Sei Ah?
-¡Cállense!- Exclamaron Sei y Sehun al unísono.
Y ahí estaban otra vez, discutiendo sobre tonterías que no acababa de entender del todo y que sin embargo la revitalizaban como nada. Sonreía como una idiota sin saberlo mientras los observaba, ¿de qué tanto se reían ahora? Sentía una adictiva sensación de pertenencia junto a ellos con tan sólo unos pocos días de estar a su lado, ¿era demasiado precipitada? Quizás su soledad inducía pensamientos alocados.
-¡Cierto!- Lee Ohn encaró a Minseok con ambas cejas alzadas. -¿Han seguido acosándote, Minseok?
-De vez en cuando me juegan bromas, pero nunca logro dar con el culpable. De todas formas no es nada grave, aunque...- Hizo un mohín. -No lo sé, es todo demasiado raro.
-Tú sólo dime si alguien intenta pasarse de listo, me los cargaré.- Deslizó la manga de su suéter y elevó su brazo desnudo formando un puño.
Minseok se rio y se estiró para correrle delicadamente su flequillo desprolijo de la cara, frunció el ceño. -¿Te has cortado el cabello?
-¿Se nota? Pasaba de mis hombros y no me agrada tenerlo largo, siento que llamo más la atención.
-No mucho, usualmente lo llevas algo despeinado.
-Sí...- Se rio con incomodidad. -Está bien si piensan que soy desprolija, no se me acerca nadie.
En la milésima de segundo que duró el silencio, la mayoría de ojos presentes enfocó a Hana al mismo tiempo; Minseok, con resolución, le asintió una vez intentando trasmitirle todo sin palabras. Al parecer funcionó porque ella reaccionó y se giró hacia Lee Ohn con exaltación.
-¡Eres guapa de cualquier forma, unnie!- Expresó.
Lee Ohn le sonrió con debilidad. -¿En serio? Es justo lo que no quiero.- Agachó su mirada. -Es problemático.
-Pa-para mí siempre serás la primera en todo.
Pareció más animada cuando la miró. -Me gusta si eres tú quien lo dice; también eres guapa, Hannie.
El sistema de Hana volvió a colapsar y su pulso enloqueció, dio un pequeño vistazo a los otros que la observaban con expectativa, al parecer estaba bien encaminada. ¿Debería elevar la apuesta? Pero ¿cómo? Antes le quedó claro que ser del todo sutil no era la respuesta, ¿debería intentar ser más lanzada entonces?
Dio un paso más cerca de ella casi al punto de unir sus cuerpos, la proximidad la mareaba, cuando observó sus ojos enormes por la sorpresa procuró no titubear.
-Quiero decir que en verdad, en verdad eres hermosa para mí.- Le susurró.
Jongdae codeó con fuerza a Minseok quien, a su vez, apretó el brazo de Sei a su lado mientras Sehun cubría su rostro y observaba a través de sus dedos, Dan Bi casi comenzaba a aplaudir con entusiasmo como tenía por hábito. Lee Ohn tardó un buen rato en reaccionar, parpadeó un par de veces con ambas cejas alzadas antes de carcajearse de forma contagiosa.
-Hana es toda una pervertida, hey.- Bromeó mientras palmeaba su hombro varias veces, entonces la tomó del brazo y se la llevó a la rastra bajo la excusa de querer conseguir algo de la máquina expendedora.
Hana les envió una mirada de auxilio, no sabía qué más hacer, sobre todo después de la escena tan vergonzosa que había acabado de montar y que, tristemente, había sido infructífera. Los chicos sólo pudieron verla con pura compasión, en especial Minseok con todo un historial de intentos fallidos por detrás.
Estaba comenzando a desalentarse.
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-Vamos, Hana, no puedes darte por vencida, el amor adolescente es el que más pasión necesita.- Expresó Sehun con determinación.
Sei le asestó un guantazo en el brazo. -Baja la voz, idiota, ya es bastante sospechoso que estemos todos reunidos en secreto.
Hana suspiró. -Creo que tendré que ser más agresiva, no sirvió ir con tranquilidad.- Se quedó callada un momento. -Aunque ya no sé si continuar con todo esto, la verdad.
-Que sepa lo que sientes es lo que querías, ¿recuerdas? No debes olvidarlo, cariño.- Dan Bi posó una mano suave sobre su brazo.
-No lo pienses demasiado, te echarás para atrás en cada ocasión sino.- Comentó Jongdae de brazos cruzados.
-Oh, tenemos compañía.- Sei estiró un brazo y los empujó hacia atrás abruptamente. Se asomaron por detrás de la pared para ver qué tanto pasaba. -Será mejor que te apresures, Hana ssi, el panorama pinta complicado.
Por sus pupilas ingresó la imagen de Lee Ohn frente a un muchacho alto y muy bien parecido. Quiso echarse para atrás ante lo que a todas luces era una confesión, pero se quedó paralizada observando como un desconocido llevaba adelante con completa naturalidad lo que para ella era un martirio. Los demás tampoco reaccionaron, husmearon en silencio, haciéndose un esfuerzo podía oírse lo que hablaban, el chico efectivamente estaba confesando sus sentimientos y Lee Ohn parecía a todas luces disgustada con la situación, portaba una expresión atípica para ser ella, muy seria y para nada entusiasmada.
No era algo nuevo, sabía que Lee Ohn recibía confesiones todos los días, en esa ocasión era distinto porque el otro no era un chico cualquiera, lo conocía por nombre, era muy popular y querido entre el alumnado y no por nada, parecía un maldito modelo.
"¿Quién podría quererla?".
Su respiración comenzó a ser errática.
"Nadie podría estar con ella a menos que sea por lástima".
No podía, tenía que salir de allí rápido. Se dio la vuelta y corrió lejos de aquella escena aterradora, clamaron su nombre, pero hizo oídos sordos, sentía náuseas, si se quedaba quieta un segundo más explotaría en millones de pedazos.
-Fue demasiado, hay que seguirla.- Dijo Dan Bi.
-Sh, esperen.- Minseok alzó una mano para callarlos, Lee Ohn estaba a punto de dar veredicto a la propuesta del chico.
Más allá, ella frotó su cuello con obvia incomodidad. -Lo siento, no tengo intención de salir contigo.- Lo despachó cortante antes de darse media vuelta.
-¡Espera!- La frenó él con una mano extendida, parecía exaltado aunque se refrenó cuando ella le regaló un vistazo sobre el hombro. -¿Puedo saber la razón? Quizás podamos conocernos y...
-Lo siento.- Volvió a callarlo, entonces le sonrió por primera vez y con sinceridad. -No quiero, si lo hago habrá una pequeña que probablemente se sentirá bastante triste si me alejo por un novio. Adiós.
-Es eso...- Susurró Minseok quedamente al caer en cuenta, todos lo vieron con curiosidad. -Ha-Hana... ¡Hana!- Salió disparado de la nada. -¡Rápido, búsquenla!- Les ordenó.
Hana se sentía ciega, corría sin sentido ni destino y no veía nada, era como si tuviera los ojos cerrados. Su mente comenzó a teñirse de gris con recuerdos horribles que mantenía reprimidos a la fuerza y bajo mil llaves, una voz en lo profundo de su consciencia comenzó a gritar histérica para que tales memorias desaparecieran, pero las imágenes siguieron reproduciéndose sin reparo.
Nunca fue popular y jamás pensó que eso cambiaría, pasó desapercibida para el mundo todo el primer año de secundaria alta, nadie sabía quién era, pero ella era consciente de todos. Era como el público pasivo de una gran obra: sentada en primera fila, siendo testigo de un mundo maravilloso, pero incapaz de participar en nada. A comienzos de la mitad del año pasado se le confesó el chico más popular del salón, ese al que siempre veía de reojo pues, no se sentía capaz de encararlo de frente como cualquiera haría. Como Lee Ohn haría, con la frente en alto, sin titubear. Oía a sus compañeras suspirar por él todo el rato, jamás se gastó en intentarlo, ni siquiera se permitió fantasear.
¿Qué sentido tenía cuando era imposible?
Entonces ¿por qué le dijo que sí en esa ocasión cuando le pidió salir? ¿Había estado esperando algo sin saberlo? ¿Por qué no se paró a considerar un poco más las cosas? No lo supo en el momento, pero esas preguntas y muchas otras más la atormentarían durante semanas eternas. ¿Estuvo enamorada en serio o sólo se obligó a sentir amor? No hablaban mucho durante las horas de clase y siempre que surgía la idea de una cita, él se negaba con incomodidad, era extraño, pero cuando comenzaba a dudar él le sonreía, le decía un par de palabras bonitas y ya nada se sentía tan mal... ¿Así era estar de novia? ¿Las cosas realmente se hacían así? Se atrevió a entregarle su primer beso, nunca estuvo segura, pero insistió tanto que logró convencerla.
"Es sólo un beso, no pasará nada".
La estaba tocando de más sin embargo, estaba desabrochando su camisa también, ¿por qué? No quería, ¿por qué lo hacía? Por alguna razón no se sentía bien como él insistía en que lo hacía. No quería, no quería, no lo quería... ¿Por qué permitió que la desnudara casi por completo y que sus manos la manosearan lascivamente? ¿Por qué lo hizo?
"Está bien si estamos saliendo, ¿no? ¿Acaso no te gusto?".
¿Lo hacía...? ¿Qué pasaría si se negaba? Las chicas que habían comenzado a simpatizar con ella por salir con alguien tan genial se alejarían, ya nadie le hablaría, volvería a ser completamente invisible, ¿deseaba eso? Se sentía bien ser bienvenida, tener un lugar, no quería perderlo. Estaba bien, si él estaba a su lado era por algo, ¿verdad? Si él se fijó en alguien como ella es porque no debía ser así de mala, ¿no? Las cosas no fueron más lejos en esa ocasión, estaban escondidos en el armario de utilería del gimnasio cuando escucharon las puertas abrirse y cerrarse con un eco. Él acomodó su ropa y su cabello a la velocidad de la luz, y le dijo que hiciera lo mismo y saliera cinco minutos después para que no sospecharan nada, entonces se fue con un portazo y ella se quedó allí, tirada, con la camisa abierta, el sostén desabrochado, la falda arriba y las medias corridas.
Y no se movió, pasaron más de cinco minutos, pero estaba temblando tanto que no podía ponerse de pie, se sentía pesada y no podía respirar; a pesar de las náuseas que casi le obligaron a devolver el desayuno de aquella mañana, se obligó a reaccionar. Acomodó su ropa como pudo, golpeó su rostro con manotazos bruscos para borrar las lágrimas y salió con pasos lentos y quedos de allí. Todo aquello sucedió por su causa, se dejó encerrar en aquel lugar apartado y oscuro, no tenía derecho a quejarse, no podía hacerlo.
Aunque su cuerpo se sintiera asquerosamente sucio, no podía.
Días más tarde oyó a las demás chicas hablando de muy malas maneras de una tal Lee Ohn, lo más llamativo fue la denuncia de que estaba tonteando en secreto con el chico que era su novio. Las que decían ser sus amigas intentaron convencerla de que tenían que acorralar a esa joven, debían increparla por jugar con los novios de otras como, al parecer, tenía acostumbrado; sin embargo y con todo el miedo que eso le causaba, prefirió encargarse del tema por sí misma, debía oírlo por su propia cuenta, así que fue con él con la esperanza de que lo desmintiera, pero en su lugar recibió algo aún peor.
"Oh, ¿tú? Creí que ya habíamos terminado".
Fue como si las cosas se desencajaran de sus líneas repentinamente, como cuando algo interfiere con la señal de televisión y todo se desdibuja, sólo quedan los contornos borrosos de cosas que alguna vez existieron o que tal vez existen en otro plano, pero no en ese. Cuando le respondió que jamás había sacado a colación nada como eso, él se excusó pensando que sí lo había hecho y la dejó, así sin más. No se sintió enojada, no quiso darle su merecido, no le deseó lo peor del mundo...
Simplemente sintió pena. De sí misma. Y a quien quiso golpear fue a sí misma. A quien le deseó lo peor fue a sí misma.
¿Cómo pudo ser tan idiota?
Se vio arrastrada por una horda impaciente por reñir a Lee Ohn, las vio gritar insultos con una ansiedad y sed tremendas, ¿cómo acabó metida allí? Nunca quiso nada como eso, ¿en verdad estaban defendiéndola o sólo deseaban desquitarse a posta? ¿Qué debería hacer? Las cosas se le estaban yendo de las manos y tenía algo atascado en la garganta que le impedía expresarse, ¿por qué todo mundo opinaba sobre su situación de una forma tan personal y desconsiderada? Ahora Lee Ohn la estaba mirando a los ojos directamente y se sintió todavía más pequeña e insignificante, probablemente la culpara de todo y entonces sí que no podría decirle nada porque tendría toda la razón.
"Lamento que tu novio sea un cerdo infiel y una rata buena para nada".
Esa frase tan simple y directa fue como una mano estirada en mitad de un lugar repleto de oscuridad, debía decidir si cogerla o no, pero verla frente a ella fue suficiente para darle un respiro.
Fue pequeño, pero un respiro al fin.
(💚✊).
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