IX

-¡Minseok!

Había cerrado la puerta de la oficina de Yixing cuando oyó cómo gritaban su nombre. Giró exaltado para ver a una Lee Ohn inquieta llegar corriendo, casi fuera de sí, eso fue motivo suficiente para que su corazón se desestabilizara considerándolo una muy mal señal. Ella intentó hablarle, pero el aliento le faltaba y estaba comenzando a transmitirle su histeria. Le dijo que estaba bien, que se calmara y respirara, pero ella seguía balbuceando cosas inentendibles con los ojos brillosos.

-Oye, Lee, tranquila.- Posó ambas manos sobre sus hombros, sonriéndole un poco. Estaba lejos de sentir calma, pero si enloquecían juntos no serviría de nada. -¿Qué pasó?

-Jo-Jongdae.- Tartamudeó, haciéndose entender por fin. -Es Jongdae, ¡debes ayudarlo, Minseok!

Sus ojos se agrandaron. -¿Qué pasa con él?

-Lo escuché por casualidad, los chicos, pero ellos... Y él, Dios, ¿se habrá ido a casa ya?- Vio a su alrededor como si las respuestas que buscaba estuvieran por ahí.

-No lo sé, oye, ¿él está bien? ¿Sucedió algo malo?- Si no le explicaba lo que pasaba en el próximo segundo, comenzaría a delirar.

-Sucederá si no lo ayudas.- Lo tomó desesperadamente por ambos brazos. -Escúchame, cuando salga se lo llevarán detrás de la escuela para darle una golpiza, lo oí antes, tienes que impedir que eso pase, te lo ruego.

No tuvo tiempo para pensar en lo vehemente de sus súplicas, su mente se llenó de escenas horripilantes y violentas que por nada del mundo deseó que se volvieran reales, y eso solo bastó como impulso para salir corriendo por el pasillo con Lee Ohn pisándole los talones. Se dirigió ciegamente hacia el salón cruzándose con Dan Bi en el camino que iba hacia la sala de profesores con una pila de papeles entre sus brazos.

-¡Dan Bi!- La llamó. -¿Jongdae sigue aquí?

-Se fue hace un rato después de terminar la limpieza.- Respondió confundida ante su agitación. -¿Por qué?- Vio a Lee Ohn más atrás y frunció el ceño.

-Oh, no...- Susurró sin aliento, se giró hacia la otra igual de inquieta. -Iré a buscarlo, ustedes sigan y busquen a los profesores.

Lee Ohn le asintió con la garganta demasiado apretada como para emitir palabra. Minseok miró a Dan Bi que comenzaba a sentirse igual de preocupada.

-¿Qué está pasando?

-Jongdae está en problemas.

-¿Qué?- Chilló. -¿Dónde está?

-Con suerte detrás de la escuela. Yo iré a por él, encuentren rápido a los mayores, ¡ya!

Ese grito hizo que los tres se movilizaron de inmediato. Antes de comenzar a correr otra vez, Lee Ohn lo tomó de un brazo y lo acercó, procurando hablarle en voz baja para que sólo él oyera.

-No permitas que regrese con un solo rasguño, ¿está bien?

Asintió y se fue.

Comenzó a pensar de más en el reciente malhumor inexplicable de Jongdae, en cómo siempre llegaba tarde al almuerzo sin nada para comer y en lo reacio a hablar que se había vuelto de la nada. También deparó en el hecho de que extrañamente ya no habían estado molestándolo como antes y en la pregunta que le había hecho a Dan Bi sobre si alguien había estado molestándola... Casi maldice fuerte en voz alta al darse cuenta súbitamente de que habían comenzado a molestarlo a él en su lugar, pero prefirió guardar el aliento y concentrarse en correr. Viéndolo en retrospectiva, se sentía un verdadero idiota por no haberlo notado antes, pero no había pensado demasiado en nada; los últimos días habían sido tan agradables que no había observado nada alrededor.

Después de todas las veces en las cuales Jongdae le había salvado el trasero frente de todos, no podía permitirse bajo ningún punto de vista no correr en su ayuda.

Así acabaran apaleados los dos al final del día...

Cruzó las verjas corriendo como si el diablo lo persiguiera y se decidió por la derecha para continuar. Quizás se lo llevaron en otra dirección, pero no tenía tiempo para sacar conclusiones en esos momentos, tendría que hacerle caso al instinto. Este no le falló porque al doblar la esquina con un tropezón del cual se compuso rápidamente, vio una pequeña reunión en mitad del callejón pegado al instituto. Se quedó tieso al instante, sintiéndose como un venado ante los faros de un coche a punto de ser aniquilado. No había entrado en escena, pero sabía que tendría que hacerlo antes de que mataran a golpes a Jongdae y en ese momento sí que se terminaría meando en los pantalones.

Tuvo la oportunidad de analizar un poco la escena puesto que nadie notó su repentina presencia. Había al menos seis muchachos acorralándolo, los reconocía a todos menos a dos que al parecer simulaban ser algo así como gigantes malignos. Tragó saliva con dificultad cuando vio la cara ensangrentada de Jongdae aunque este no parecía tan lastimado ni agotado, sólo se apoyaba con dificultad sobre la pared rocosa viéndolos como si deseara que sus ojos fueran lanzallamas.

Había llegado tarde.

-Después de esto vamos a ver si tu amigo continúa tan indiferente.

Jongdae escupió la sangre que le chorreaba por los labios. -¿Qué tienen contra él?

Se encogieron de hombros. -Sólo queremos ponerlo en su lugar. Nadie entra a este instituto y se da aires de esa manera frente a nosotros.

-Quizás se dé aires porque vale millones de veces más que ustedes.- Largó con desprecio.

Minseok agrandó los ojos y mordió su labio, sintiendo una estúpida emoción crecer dentro. Quiso gritarle que podía ayudarlo, pero que no empeorara todavía más las cosas. Suponía que algo como eso sería imposible considerando que Jongdae era igual de bocazas que él. Hubiera dejado que la alegría de tal revelación lo invadiera por completo, pero uno de los tipos más grandes comenzó a abrirse paso con una mano hecha puño y se precipitó hacia delante sin pensárselo ni un segundo.

No dejaría ni loco que recibiera más golpes en su lugar.

En un parpadeo estuvo frente a él e igual de rápido recibió un fiero golpe en la mejilla derecha. Jongdae, que había cerrado los ojos al verlo venir, los abrió para discernir atónito a un Minseok luchando por no retorcerse del dolor y mantener algo de dignidad. El gigantón golpeaba como una mole.

-¡Miren quién apareció!- Exclamó uno de ellos seguido de algunas pequeñas risillas. -¡El pequeño lunático!- Le clavó una mirada penetrante y llena de odio. -Dos pusilánimes de un solo tiro, debe ser nuestro día de suerte.

-¿Cabeza hueca?- Murmuró Jongdae con voz titubeante, sin desviar la mirada de los locos que estaban acercándose cada vez más de forma lenta.

Minseok tragó saliva en la misma situación. -¿Sí?

-Cuando cuente tres, salimos corriendo como si quisiéramos batir un récord, ¿okay?

-Te sigo.

-Uno... Dos... ¡Ya!

Y salieron disparados hacia la calle como dos atletas olímpicos. Uno reaccionó a tiempo y logró coger a Jongdae del suéter, pero se zafó rápidamente y escapó. Los demás no perdieron el tiempo a pesar de la sorpresa y fueron tras ellos. Minseok y Jongdae doblaron la esquina y no tardaron en cruzar las verjas de la escuela, viendo como los otros quedaban cada vez más atrás. No supieron si eran muy lentos o si ellos en serio estaban rompiendo una nueva marca. Cruzaron como posesos las puertas y se detuvieron un segundo a recuperar la respiración.

-No... No dijiste tres.- Comentó Minseok entre pesadas exhalaciones.

Jongdae lo miró con el ceño fruncido, pero no le dijo nada, en su lugar estiró una mano y lo golpeó en la cabeza. Escucharon voces acercándose así que continuaron su camino de forma instintiva hacia la enfermería, si había un docente presente entonces no podrían hacer nada y además tenían heridas que tratarse. Entraron jadeando y con un portazo, llamando la atención de la enfermera que estaba a un minuto de irse a casa. Los vio horrorizada.

-Oh, por favor.- Al primero que se acercó fue a Jongdae que seguía regando ríos de sangre por todo su rostro. -Luego me explican qué pasó, vengan.

Después de limpiarle el rostro logró identificar que tenía un corte en la ceja, Jongdae explicó que sucedió a raíz de una patada que le dieron cuando había caído al suelo. No era tan grave como para necesitar puntos de sutura, así que sólo lo desinfectó muy bien y lo preservó con algodón y cinta adhesiva médica. Con Minseok corroboró que no hubiera daño alrededor del golpe más que la contusión misma y le dio una compresa de gel frío para presionar sobre la zona, le dijo que debía hacerlo constantemente para reducir la hinchazón y que tomara analgésicos para el dolor.

-Bien,- Los observó con seriedad una vez terminado el trabajo. -Ahora díganme qué estuvieron haciendo para acabar así.

Antes de que Minseok abriera la boca, lo hizo Jongdae.

-Nos llevaron detrás de la escuela para golpearnos, escapamos a tiempo de que sea peor.- Sintetizó.

La enfermera los vio con gravedad antes de ponerse de pie y acomodar su bata.

-Quédense aquí, ¿oyeron? Ya regreso.

La puerta se cerró detrás de ella y todo quedó sumido en un terrorífico silencio. Minseok estuvo a punto de gemir de agonía en voz alta como un niño pequeño, pero se contuvo para no terminar pareciendo aún más estúpido.

-¿Por qué no nos dijiste lo que estaba pasando?- Susurró cabizbajo.

Jongdae lo vio con ese rostro entre aburrido y malhumorado que ya era su marca registrada.

-¿Por qué crees?

Negó, demasiado avergonzado como para decir nada. Jongdae suspiró.

-Si lo hubiera hecho habrías ido corriendo a esconderte en el baño otra vez.

Más silencio. Mordió su labio inferior con fuerza, dejando caer sobre su regazo la mano que sostenía la compresa. Todavía era incapaz de verlo.

-¿No es ahí donde debería estar?- Sonrió con tristeza. -Al final... Al final todo siempre termina arruinado. Por mi culpa incluso te han... Por Dios, mira cómo te han dejado.- Se despeinó los cabellos, torturado. -No quiero ni imaginarme qué más te habrán hecho sin que nos diésemos cuenta.

Jongdae se encogió de hombros, imperturbable. -¿Importa siquiera?

-¿Estás tomándome el pelo? ¡Ser perseguido de esa forma no es una maldita broma!- Alzó la voz sin quererlo, a punto de llorar.

Jongdae lo miró un segundo de más antes de relajar su expresión y asentir.

-Entiendo.

-¿Lo haces?- Jadeó con sarcasmo.

-Lo hago.- Fue firme a pesar de su tono más suave y conciliador.

Otro lapso sin palabras en el que Minseok intentó calmarse con todas sus fuerzas, haciendo acopio de todo el valor del que disponía que a esas instancias no era demasiado. Se estaba sintiendo cada vez más horrible y despreciable, más indigno. Cualquier cosa que estuviera cerca de él estaba destinada a arruinarse. Si dejaba a personas tan extraordinarias a su lado como lo eran Dan Bi y Jongdae entonces al final acabarían cayendo en la mierda de la misma forma. Ahora fue Jongdae, pero ¿y si comenzaban a molestar a Dan Bi? Era mucho más pequeña y delgada, no podría defenderse.

¿Y si estaba pasando ahora mismo y se los estaba ocultando al igual que Jongdae?

-Yah, puedo oír tu cerebro marchando a mil por hora en este silencio, bobo, tranquilízate un poco, ¿quieres?

-No puedo estar con ustedes.- Susurró hundido en mitad de la oscuridad. -Si lo hago estas cosas seguirán pasando.

-Oye...

-Por mi culpa tendrán vidas horribles, los tomarán de punto.

-Hey, escúchame.

-No puedo soportar ser el culpable de que personas como ustedes acaben miserables, suficiente tengo con...

-¡Minseok!

Se detuvo abruptamente al oír su nombre por primera vez de los labios de él. Lo miró con ojos enormes.

-Tú...

-¡Hombre! ¡Si no paras por tu cuenta te obligo a hacerlo yo!- Lo miró incrédulo. -De verdad, eres todo un caso, y nada es tu culpa, deja de decir tonterías. Es culpa de esos idiotas que no tienen nada mejor que hacer.

-Pero si yo no...

-¡Sh!- Jongdae le arrebató la compresa de gel y se la estampó contra la mejilla.

-¡Aw! ¡Tarado!- Se quejó Minseok.

Iba a maldecirlo mucho más, pero entonces él se estiró y le hizo los cabellos de la frente hacia atrás para ver mejor su rostro, aflojó al mismo tiempo la presión en su mejilla, siendo más amable. Se comió todas las recriminaciones y lo miró sin entender qué demonios pasaba por su cabeza. Su mano todavía estaba apoyada en la parte superior de su cabeza y tuvo que desviar la mirada cuando sus mejillas se colorearon, sin las fuerzas suficientes para quitárselo de encima.

-Antes te dije que no nos alejaras, ¿recuerdas?- Le dijo inspeccionando su golpe para saber dónde colocar la compresa, Minseok siseó entre dientes y lo miró a los ojos. -Tendré que hacer que me lo prometas.

-¿Por qué yo...? ¡Ah! ¡Deja de hacer eso!- Exclamó, arrebatándole el gel con furia luego de que volviera a apoyarlo con fuerza sobre su mejilla.

Jongdae entrecerró los ojos. -Minseok, ni pienses en hacer una tontería por esto porque si no...

-¡Ya! ¡Lo entiendo, no haré nada! ¿Bien?- Suspiró con cansancio.

-Promételo.

Lo miró fijamente, su pecho dolía y no sabía muy bien la razón.

-¿Por qué te importa tanto?

Jongdae apartó la mirada. -Nadie merece vivir como tú.

Abrieron la puerta de par en par y al instante siguiente estuvieron rodeados por demasiadas personas, todos igual de alborotados y hablando a la misma vez como para entender nada de lo que decían. Entre ellos estaba el director quien se acercó y los observó detenidamente antes de preguntarles con amabilidad exactamente lo que había pasado. Jongdae explicó una parte y Minseok el resto, entregando como evidencia también su escritorio y casillero arruinados; el director habló un par de cosas más por lo bajo con los otros profesores, incluida la enfermera, y volvió a ellos con una sonrisa entre apenada y cortés.

-Me disculpo en nombre de la institución por todo lo que han pasado. Les aseguro que esto no quedará así.- Se irguió y habló con un tono más elevado. -Asegúrese de que estén bien antes de mandarlos a casa, llamen a sus padres para que los recojan.- Le dijo a la enfermera.

Esta asintió y los profesores se fueron. Minseok y Jongdae suspiraron exhaustos.

-Creo que pasó lo peor.

-No tan rápido.- Tragó Jongdae cuando vio acercarse a Dan Bi con el rostro enrojecido y las manos en puños.

-Si no estuvieras herido, te golpearía como mereces.- Le dijo con voz temblorosa, fulminándolo con la mirada.

-Puedo explicarlo, Bi.- Habló con cautela, alzando ambas manos. -Yo...

-¡No!- Chilló ella. -¡No importa qué, nunca más vuelvas a ocultar algo como eso! ¿Oíste?

-Está bien, pero...

-¡Imagina lo que hubiera ocurrido si Minseok no se hubiera enterado o Lee Ohn no lo hubiera encontrado a tiempo!

-¿Lee Ohn?- Frunció el ceño él, viendo más allá y descubriendo a la susodicha al lado de la puerta, viendo hacia otro lado como si no estuviera ahí.

Dan Bi lo abrazó fuertemente por los hombros.

-Sé por qué lo hiciste, pero aun así no importa. Regañaste a Minseok por ocultarlo, sabes que puedes contar con nosotros.- Le susurró.

Jongdae sonrió y alzó una mano para palmear su espalda. -Ya, ya. Lo entiendo. Nunca más, lo prometo. De todas formas sólo fue un corte en la ceja, estoy bien.

Ella lo vio con gravedad antes de lanzarse a abrazar a Minseok con la misma fuerza, pero con mucho más cariño en su voz.

-¡Oh, Min! ¿También te han golpeado duro? Realmente espero que hagan algo para que nunca más tengas que vivir cosas así, no es justo.

Minseok estaba reconfortado y agradecido, pero demasiado nervioso como para devolverle el gesto. Nunca lo habían abrazado de forma tan cercana, mucho menos una chica y una tan linda. Jongdae lo veía divertido por su lado con los antebrazos apoyados sobre sus rodillas.

-Hey, Dan Bi, ¿quieres saber el por qué de mis acosos?- Cuestionó.

Minseok se tensó al instante cuando su amiga se apartó, esperó que exigiera explicaciones que luego no le gustarían y lo culpara por todo, pero en su lugar pareció enojada.

-¡No me interesa! ¡Ninguna excusa justifica semejante violencia hacia otras personas! ¡Esos chicos te golpearon a ti y a Min y por lo tanto son los culpables, fin de la historia!

Parpadeó sin palabras. Puso los ojos en blanco ante la expresión jactanciosa de "te lo dije" de Jongdae. Dan Bi se recuperó de la rabia y los metió a ambos entre sus menudos brazos para continuar abrazándolos y diciéndoles lo mucho que se había preocupado, y cuánto sentía no haberlo notado antes, y que si volvían a hacer algo parecido ella misma los apalearía.

La enfermera estaba en su escritorio ocupada rellenando formas médicas y llamando a los padres de Minseok y Jongdae, vio hacia Lee Ohn que estaba observando la escena.

-¿No te les vas a unir?- Preguntó con una pequeña sonrisa.

-No.- Aclaró la garganta ella. -No, ya... Ya me aseguré de lo que debía.- Dijo antes de irse en silencio por donde había llegado.

******

-Por eso te digo que Star Trek tiene un argumento mucho más filosófico.

-Es una serie para viejos, Jongdae, no jodas.

Ambos se sentaron en la mesa a la misma vez y con sus almuerzos listos. Minseok ya había tenido el suyo desde casa, pero había acompañado a Jongdae hasta la fila para comprar puesto que desde que habían cruzado las puertas del colegio habían abordado una discusión sin fin sobre sus temas favoritos: Star Wars vs. Star Trek.

Jongdae rodó los ojos. -Entonces Star Wars es una franquicia para niños pequeños. Cuánto orgullo.- Mencionó con sarcasmo.

-Star Wars es acción de verdad, nada aburrido con tonterías metafísicas que nadie comprende.

-¿Nada aburrido? Muchas de las precuelas de Star Wars fueron súper densas. A mi parecer no fueron necesarias tres películas para llegar a la escena en la que Anakyn se pone el casco de Dark Vader.

-El sentido del humor en las películas es brillante, está lleno de ironía, cualquier persona lista lo apreciaría.

-Oye, ¿qué tienes ahí?- Obvió su réplica y se inclinó sobre la mesa para ver su caja de almuerzo.

Minseok también pareció olvidarlo. -Comida.

El otro resopló a su obvia respuesta. -Yo quiero.- Tomó sus palillos y cogió rápidamente un rollo de huevo.

-¡Ah! ¿Quién te dio permiso para que hagas eso, idiota?

Jongdae masticó. -Wah, no eres broma, está rico.- Se estiró y comió otro.

-¿Sí? Pensé que quizás estarían muy salados...

-No es así, están buenos.

Dan Bi no se había atrevido a intervenir, estaba demasiado entretenida con ellos. Los observaba con una sonrisa boba, una mejilla apoyada sobre su mano.

-Ustedes han estado llevándose bastante bien últimamente.

La miraron, cortando su extraña conversación sobre ciencia ficción y arrollados de huevos.

-Puede ser.- Admitió Jongdae.

-Claro que no.- Largó Minseok con el ceño fruncido al mismo tiempo.

Ambos se vieron con malhumor.

-Oh... B-bueno, si lo pienso mejor...

Jongdae miró a Dan Bi. -No conozco a este tipo, échalo de la mesa.

-¿No quieres ser nuestro amigo, Min?- Le preguntó ella con tristeza.

Eso lo devolvió al mundo real de sopetón. Tragó saliva y desvió la mirada, un nudo instalándose en su garganta ante la simple mención descuidada al borde de sus labios, esa parecida a un "en mi mente ya son mis amigos", pero se obligó a tragársela y en su lugar consideró la idea temerosa de ser sincero y exponer sus miedos. Vio de reojo a Jongdae del otro lado que lo ignoraba por completo centrado en su almuerzo, aunque sabía que estaba bastante atento en realidad, solía fingir que no oía o que no le importaba y luego opinaba sobre todo con audacia y como todo un sabiondo presumido... Más allá de que en general todo lo que decía fuera acertado y tuviera sentido, debía aceptar.

Recordó todas las veces que lo regañó antes por ser tan reservado y arisco y llegó a la conclusión de que si no activaba un cambio, entonces seguiría en la misma situación para siempre.

-Quitando a Jongdae que me desagrada por ser un imbécil presuntuoso...

-Vete al infierno, friki.

-Honestamente no me molesta lo que a mí me hagan.- Confesó más serio. -Me preocupa la idea de que ustedes me dejen.

Jongdae dejó de masticar y lo miró. Dan Bi le dio un vistazo de reojo, pero siguió enfocada en Minseok. Ninguno dijo nada respetando su silencio e instalándolo a que siguiera hablando.

-Sé que no son como los demás.- Continuó cabizbajo, frotando su brazo con incomodidad. -Sé que no me juzgan, pero quizás llegue un día en el cual se cansen de... toda esta situación tan absurda.- Sonrió con tristeza. -El pasado nunca me dejará, es algo que deben tener en cuenta. Yo... Diablos, ni siquiera sé por qué estoy diciendo esto.

Dan Bi tragó saliva con dificultad y acercó su silla para apoyar una mano amable sobre su brazo sin una palabra. Miró a Jongdae otra vez, pero este veía hacia abajo con un aura indescifrable; repiqueteaba las uñas contra la mesa, así que supo que algo le estaba poniendo ansioso.

-He sido tan feliz este último tiempo.- La vio a ella con media sonrisa. -Tanto que incluso había olvidado el motivo por el cual siempre estuve solo... Siento que no merezco esta felicidad.

-Tengo que ir al baño.- Dijo Jongdae de la nada, poniéndose de pie abruptamente y caminando lejos.

Dan Bi se sintió muy nerviosa, vio a su mejor amigo desaparecer en la distancia, pero se enfocó en Minseok a quien tenía más cerca y necesitaba más ayuda.

-No es así, Min.- Lo acarició con cariño. -Te lo dijimos antes y volvemos a repetírtelo: estaremos contigo más allá de cualquier cosa. Es algo que decidimos nosotros, no tú, ¿entiendes? No puedes obligarnos a no quererte, ¿verdad?- Le apretó una mejilla, sonriéndole y logrando que le regalara otra sonrisa más sincera. -No nos importa lo que pase siempre y cuando estés a salvo.

-Sigues hablando en plural cuando falta alguien en la mesa.- Murmuró él viendo en dirección a las puertas de salida.

Dan Bi apretó los labios. -Lo conozco y sé que es lo mismo para él. Después de todo lo que pasó, ¿hay algo que te haga dudar de eso?

Minseok lo entendía, al menos a medias...

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