Capítulo 21
En la actualidad.
Esa fue la primera vez que quedaron grabadas las palizas que le daban a Selene. Nikolas recordó esa noche y lo mal que se sintió al escuchar a la griega quejarse en sus sueños. El mafioso buscó por mucho tiempo a la persona que la había lastimado, solo que no había tenido suerte en encontrar a alguien.
Selene ni siquiera había ido a ver al médico de la organización.
En el quinto vídeo se ve a Fabrizio enfrentando a Daphne. Tanto Nikolas como Selene se sorprendieron, más que todo porque el italiano nunca comentó nada. Sasha era el único al que Selene había acudido y creía que solo él sabía.
La expresión de Nikolas en cada vídeo era más difícil de descifrar. Spencer estaba impactado con tantas cosas que había visto y escuchado de ambas mujeres. Karen estaba demasiado asustada para respirar y Selene, estaba que se desmoronaba por querer llorar. Quería desaparecer luego de terminar de narrar cada uno de esos momentos. Y después de escuchar a Karen con su confesión.
—Ese fue el último, jefe.
Selene se levantó y salió casi corriendo de la oficina del mafioso. Nikolas miró a Karen sin comprender por qué tanta maldad cuando le confesó lo que Daphne había dicho. No le cabía en la cabeza que su pequeña valiente fuera golpeada por alguien que dormía con él.
Daphne sabía que Selene no podía ser tocada porque ya se lo había prohibido.
—¿Tu hermana tenía planes de morir antes? Creo que rogó morir pronto o pensó qué jamás yo me enteraría... —le sonrió.
—También era tu esposa y no, no tenía deseos de morir, solo que siempre dijo que moriría joven —las manos de la mujer temblaban.
—Claro, mi esposa... Igual ella sabía que Selene es intocable —miró las manos de Karen—. Qué malo que tu hermana esté muerta, porque no sabes las ganas que tengo de matarla en este momento.
La mujer se rió nerviosa.
—Bueno, para tu desgracia, creo que se te adelantaron...
Nikolas suspiró, se levantó de la silla y salió de la oficina encontrando a Fabrizio en el pasillo con el resto de los chicos del Sacerdocio.
—Lo sabías —le dijo a Fabrizio.
—Y Sasha también. Solo que nunca le creíste y yo no iba a hacerte entrar en razón. Era tu mujer después de todo —lo miró obvio.
—Sasha no me responde las llamadas —se quejó el griego.
—Dame un segundo —intervino Maksym, tecleando en su celular—. Bueno, ya viene en camino.
—¿Qué le dijiste, a nuestro chihuahua? —preguntó Kylian.
—Que Nikolas iba a matar a Karen por Daphne —sonrió.
El griego empezó a recibir miles de mensajes de Sasha cuando sacó el celular de su bolsillo. Ese era otro tema que debía arreglar junto a los mafiosos. El ruso era testarudo y estaba ciego por la princesa. Desgraciadamente, ese amor no podía ser y ahora ella estaba casada.
—Hablaremos cuando venga Sasha. En la tercera planta hay suficientes habitaciones. Pueden tomar la que quieran. Solo debemos arreglar unos asuntos por aquí y por allá.
—¿Matarás a Karen? Me diste tu palabra, Nikolas... —la voz de Selene al final del pasillo se escuchó con miedo.
Todos dirigieron la mirada hacia la griega que estaba con las chicas.
—Eso lo hablaremos después, Selene —miró a los chicos—. Vamos a tomar café mientras llega Sasha. Podemos ir a la sala y ver la televisión.
—¡Nikolas, no me estás respondiendo! No es momento para tener una fiesta de té...
—Selene, te golpearon por años, nos dijeron mentiras y fueron contra de las reglas de su jefe. Me fueron desleal e hicieron su voluntad. ¡Golpearon a la única persona que nadie podía tocar y les valió una jodida verga! —señaló la puerta—. Estuve en tu cama la noche en la que te quejabas del dolor, pero yo de idiota, por supuesto que no sabía nada. Tú siempre pensaste que fui un maldito bastardo y yo nunca supe por qué habías cambiado tanto. Construí una jaula inmensa de oro para ti y tu libertad, pero por culpa de los malditos celos y avaricia de Daphne, se convirtió en tu infierno —la ira iba aumentando en el cuerpo del mafioso—. Voy a cumplir mi palabra de no matarla... eso no aplica para el Sacerdocio.
—Nikolas, ellos... y tú...
—¡Maldición, Selene, entiéndeme! —le gritó, haciéndola sobresaltarse—. ¡Vamos a tomar el puto café mientras llega Sasha y después te vas a quedar con las chicas en Costa Rica si te da la gana! Ódiame en la mañana si te jode tanto lo que hago, pero el Nikolas comprensible que es el líder de la mafia griega, es malditamente diferente al Nikolas del Sacerdocio.
Las esposas de sus amigos comenzaron a protestar en apoyo de Selene y en que debían dejar con vida a Karen. La griega solo veía al mafioso y no sabía qué sentir en ese instante. No quería quitarle la vida a nadie... ella en serio, no lo quería.
—Hay una delgada línea entre ser los hombres que ustedes desean que seamos y lo que verdaderamente somos —les dijo Fabrizio a las mujeres—. No se olviden que somos asesinos y no permitimos que lo nuestro sea tocado.
—Ustedes pueden apoyarse porque son amigas y nosotros nos apoyamos porque somos asesinos —Kylian hizo énfasis en la última palabra, mirando a Nicole—. Por algo maté a Kassia y no me arrepiento.
—Yo maté a tu padre, Alice —Maksym miraba a su mujer seriamente.
—Y yo al albanés —le recordó Fabrizio a Aysel.
Nikolas miró a Selene fríamente. No iba a entrar en razón y a Nikolas no le podía importar menos. No iba a dejar pasar lo que hizo Karen. Le importaba muy poco esta vez la opinión de Selene. Ella no merecía sufrir en ningún momento, y era lo que más había hecho.
La protegió tanto, que al final siempre estaba herida.
—¿Gabriel o Karen?
Los ojos de la mujer se abrieron con mucha sorpresa.
—No...
—¿Gabriel o Karen, Selene?
—Ninguno...
—Bien —le mandó un mensaje a Spencer, y a los pocos minutos los soldados empezaron a llenar el pasillo—. Los mataré a los dos. Gracias por tu aporte.
—No me casaré contigo, Nikolas —le advirtió la griega haciendo pucheros.
—Podré vivir con eso —se acercó y le besó la mejilla con cuidado—. Te verás hermosa atada mientras aceptas ser mi esposa y le dices al sacerdote que fuiste por voluntad propia.
—No los mates, por favor...
—No tengo tan buen corazón, pequeña —la puerta de su oficina se abrió, mostrando a Spencer—. Nadie puede obedecer a Selene o a alguna de las chicas mientras nosotros estamos aquí. Lleva a Karen y a Gabriel al lugar que te comenté en el mensaje...
—Nikolas...
—¿Qué? —miró a la persona que más amaba en su mundo. No entendía como ella pudo aguantar tanto en silencio.
—¿Por qué no me preguntas como estoy? ¿Por qué primero no lo hablas conmigo y después tomamos una decisión?
—Porque no puedo, Selene. Porque mi mente no me va a dejar seguir adelante mientras las personas que te lastimaron siguen con vida. Porque fui el jodido títere de Daphne y Karen. Porque te entregué a Gabriel creyendo que estarías a salvo —miró a las chicas, que se alejaron de Selene para darles espacio—. Porque te estás cayendo a pedazos en este momento y mi instinto asesino necesita venganza para poderte dar paz, Selene. Entiende que no puedo dejar pasarlo.
—Nadie merece la muerte...
—Ellos sí —le acarició su nariz—. Puedo acabar con tu familia para que veas que vas a desear mi muerte. Es más, se lo pedirías a los chicos —eso la hizo sonreír—. Te amo, Selene. No me pidas que tenga piedad con alguien que destrozó a la persona más buena de Grecia.
—Mi familia es buena —lo golpeó.
—Me debían dinero y te dieron como pago —besó la comisura de su labio—. Y amo ese pago.
Ella no pasó por alto su confesión, pero no era el momento para responderle. Ni siquiera sabía expresarse correctamente.
—Te odio... —se miraron a los ojos por unos segundos—. Siempre quise verte y hablarte por más de 10 segundos, pero tenía miedo. Ahora que tengo la oportunidad de hacerlo, no sé como reaccionar...
—Lo harás bien...
—¿Puedes llevarme a donde sea que vaya a terminar Karen?
—Me gusta como entiendes las cosas con rapidez. ¿Estás segura de querer ir? —vaciló por un momento hasta que asintió—. Bien. Spencer, lleva a todo el clan de la familia de Karen. No me importa quienes sean, hoy todos deben desaparecer.
—Entendido, Capo.
Esperaba que Sasha no demorara más. Las ganas de acabar con todo era más grande que su raciocinio. Y no es que Selene hubiese entendido la situación completamente, ella solo quería paz y dejar el pasado atrás.
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