7. Excitación
Lunes 23 de abril 2018
El paisaje frente a sus ojos era envidiable, una postal que traía ríos, quebradas, mucha naturaleza, podría tomar fotografías pero estaba seguro que en el Parque Nacional de la cuenca del Pacífico tendría el tiempo para hacerlo con calma.
Cruzó sus brazos a la altura de su pecho y miró con enfado disimuladamente a su lado ¿Por qué tenía que viajar precisamente con él? 20 alumnos por cada curso, 3 cursos en total, dos profesores para cada uno, 6 profesores en total ¿Por qué las posibilidades no habían jugado en su favor? Claro, podía entenderlo de cierta manera, si bien conversaba con todos y era algo así como "el más popular", su mejor amigo era Kim Jungwoo y a él no le habían dado la autorización para viajar por 'asuntos personales".
Mentira, Mark Lee sabía muy bien que los padres de Jungwoo temían dejar tanto tiempo a su hijo conviviendo y durmiendo donde hubiesen adolescentes masculinos, incluso si estos eran religiosos.
Él también iba a declinar su participación en el "campamento" pero Jungwoo lo amenazó diciendo que no le hablaría en días si se apartaba de semejante oportunidad.
Y así había acabado sentándose en los primeros asientos con el señor Suh, las muchachas se
habían peleado por ser las "afortunadas", pero en el preciso momento que Mark descansó su cuerpo en el asiento al lado de la ventana, aquel hombre que no podía mantenerse totalmente erguido por chocar con el techo del bus, apareció confundido escuchando las órdenes del director que le pedía que se sentara al lado de su alumno.
El señor Suh estaba durmiendo con los brazos cruzados a la altura de su pecho. Por muy estúpido que sonara, Mark se dedicó a ver los detalles que formaban su rostro. La nariz del hombre era recta y terminaba en un pequeño botón que se unía al labio superior por una fina línea. Bajó la mirada hacia sus piernas y sonrió satisfecho al darse cuenta que al ser tan largas en un espacio reducido las tenía que acomodar.
—¿Acabó con su inspección señor Lee?
Alarmado dirigió su mirada hacia los ojos de aquel hombre, Youngho se sentía satisfecho incomodando al corderito y mucho más cuando apretaba la mandíbula y observaba el paisaje desde su asiento.
¿Creía que no iba darse cuenta de lo que estaba haciendo? Un demonio no dormía jamás, pero fingir hacerlo no era difícil a excepción cuando se está excitado. Youngho, el íncubo, era muy consciente de la presencia del muchachito, el calor que emanaba, el perfume que llevaba puesto, las "imperfecciones" de su rostro que lo hacían más apetecible, las proporciones de su cuerpo que no eran pequeñas pero que a su lado lo hacían lucir como un escuálido.
Estiró su comisura labial en un breve intento de sonrisa antes de cerrar los ojos, quería mostrar toda la indiferencia que no era capaz de darle, quería que siguiera creyendo que lo odiaba cuando en realidad se estaba haciendo difícil no reducirlo bajo su cuerpo.
¿Qué había sucedido después de aquel incidente de la misa? Youngho había recuperado la energía pero su rechazo a cualquier figura religiosa había aumentado, incluso había visitado al gran Rosier para que le brindara su apoyo y mayor protección.
Para Mark fue difícil ignorar la presencia de su profesor aunque desviaba la mirada cada vez que se cruzaban en un pasillo de la escuela.
Había tenido pesadillas constantes en las que una presencia masculina rondaba su espalda y otros tantos sueños más en los que sin entender por qué, despertaba tan excitado que necesitaba masturbarse para aliviar su cuerpo.
—Y pensar que quedan 3 horas más de viaje — susurró el muchacho bebiendo una cajita de leche y mirando el paisaje, en un acto tan simple que desquiciaba al íncubo.
1 hora más tarde el bus completo guardaba silencio, solo algunos atrás se podía escuchar murmullos pero la gran mayoría dormía. Youngho abrió sus ojos con calma y miró hacia el lado apreciando la figura del muchachito mientras dormía, su calma lo irritaba pero también le llamaba la atención, así como también su cabello, sus pestañas, la forma de su mandíbula o sus labios.
Lo había visto dormir tantas veces en su habitación pensando cuándo se atrevería a poseerlo, realmente no necesitaba preparación para esto ¿Por qué tardaba tanto? ¿Y qué sucedería después de robarle la vida? ¿Con quién se obsesionaría? Resopló, tenía todas las mujeres del mundo para follar ¿No?
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Chittaphon sonrió con extremo encanto cuando la muchachita en aquella mesa recibía el café y las demás cosas que había pedido, sus mejillas se tornaban rosadas en aquella piel pálida y sus ojos azules parecían avivarse. Le gustaba saber que tenía encanto en las personas.
Le guiñó el ojo y canturreó devuelta detrás de la barra cuando vio llegar a Jungwoo desganado.
Secó sus manos en el delantal de la cafetería y se acercó a él para abrazarlo de lado, le encantaba manifestar su afecto a los amigos.
—Deberías trabajar en un bar de mala muerte, así podrías regalarme alcohol —susurró triste.
—No, pero puedo regalarte comida, pasteles, sándwiches y delicioso café... espera acá.
El coreano besó su mejilla en agradecimiento y miró por la ventana con un nudo en la garganta.
No debía sorprenderle que sus padres no firmaran el permiso para el viaje, pero aquello no quitaba el hecho que tenía deseos de llorar angustiado ¿Por ser lo que era?
Las cosas que hizo el año pasado se volvían un poco confusas y era extraño que sus propios padres solo pudieran recordar que había hecho una orgía con hombres cuando en el fondo de su corazón Kim Jungwoo sentía que algo ocultaba pero ¿Qué? incluso él mismo no sabía que sucedía, pero solo imaginarlo le dolía el pecho.
Tal vez divagó mucho tiempo en sus pensamientos pero no se dio cuenta hasta que Chittaphon chasqueó los dedos, que la comida en la mesa ya estaba servida.
—Gracias —susurró— ¿No van a reprenderte por quedarte conversando con un cliente?
—Hay más personas atendiendo... come —observó como Jungwoo bebía el café, era un hombre muy bonito y aunque fuese más alto que él, Jungwoo emanaba esa necesidad de querer ser protegido por otras personas, suave como el algodón, alguien carente de afecto— ¿Has recuperado energía? —al ver la expresión confusa, continuó— me dijiste que después de una pesadilla te sentiste profundamente agotado ¿Como han seguido tus noches?
—Muy particular ¿Te ha pasado que sientes que algo te falta y que lo has recuperado pero no sabes qué es? así me siento en las noches, protegido... no me pongas esa cara, no es necesario que lo entiendas.
Sí, el tailandés podía imaginar que así se sentían las personas que estaban enamoradas, pero él nunca se había enamorado y no recordaba que su amigo también lo hiciera. Conversaron de manera interrumpida porque el jefe de aquella cafetería en la universidad se aparecía de vez en cuando.
Con la delicadeza que lo caracterizaba, Jungwoo limpió sus comisuras labiales y miró hacia afuera, él podría estar a esta altura en la universidad pero hace un año lo mandaron a Corea del Sur. Sus padres nunca iban a perdonarlo por ser gay.
—¿Crees que Mark lo pase bien sin ti?
—Ni lo digas, me siento culpable por no estar para él... él tiene muchos amigos pero ninguno es como nosotros, somos su complemento, así funcionan los mosqueteros... —empezó a reír contra sus manos blancas recordando algo— va a sufrir demasiado, nuestro profesor de deporte es una de las personas encargadas de planificar las actividades de mis compañeros.
Los dedos de Ten tamborilearon la superficie de madera mientras se mordía los labios, pero sin poder resistirlo más, suspiró y sostuvo las manos de Jungwoo para observarlo con atención.
—Amigo mío, vas a matarme por lo que voy a decir pero mi gay radar me dice que Mark siente algo por su profesor —cerró los ojos esperando la carcajada afeminada de su amigo pero no, cuando sintió el "silencio" abrió sus ojos y vio al coreano con el ceño fruncido— no me mires así, lo siento desde que hubo un "no sé qué" en Diavolo, Mark no se corrió mirando a la chica, estaba mirando los ojos del señor Suh.
—Cre... Creí que era el único que sentía eso... —tragó saliva ansioso— como alguien que pero no lo ha pasado bien por lo que es, no quiero hacer juicios sobre Mark ¿No cree que es algo pronto?
Ten negó caminando hacia la barra para atender a un grupo de alumnos. Jungwoo cerró los ojos recordando esa particular visita a Diavolo, pero cuando volteó a ver a su amigo tras la caja registradora pensó seriamente en hacerle una particular invitación, sus padres le habían negado un paseo de curso por un motivo ridículo ¿Por qué no hacer algo realmente malo?
Sí, deseaba con ímpetu visitar hoy el club sexual y saciar la curiosidad de su alma.
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Sí quizás St John Brebeuf Secondary School tenía bastante dinero como para arrendar lashabitaciones del precioso complejo turístico del parque, pero los padres de sus alumnos gozaban de buena situación económica.
Con un total de 20 habitaciones arrendadas para los alumnos, los muchachos fueron divididos cuidadosamente en 3 personas por cada una, cuidadosamente para que las chicas y los chicos estuviesen separados.
Los profesores compartían habitación, 2 por cada uno, pero Youngho decidió pagar más para descansar en la habitación más costosa del complejo argumentando que tenía un muy mal dormir y razón por la cual vivía solo. Sus colegas se lo tomaron con un humor increíble, pero Mark Lee creía que era un engreído. ¿Cómo conseguía tener a las personas bajo sus pies?
Durante el día almorzaron en el "hotel" y más tarde fueron de excursión al bosque, para luego terminar descendiendo a la playa. Algunos jugaron a voleibol, otros tantos se bañaron en las aguas del Pacífico, otros dormían, pero la gran mayoría observó el atardecer obsequiado por la naturaleza.
—¿Qué haremos el día de mañana, señorita Alany?
—Excursión a unas cuevas fuera del Parque en un barco arrendado por la escuela, pero también tendremos actividades dentro del complejo turístico, son solo 5 días así que aprovéchenlo muy bien.
Horas más tarde, Mark Lee alzó el rostro hacia el precioso cielo estrellado y respiró profundamente dejando que el vapor abandonara su boca. Habían cenado ya y muchos de sus compañeros estaban en sus habitaciones descansando, el reloj marcaba las 23 hrs y él definitivamente no iba a quedarse dormido.
Había hablado por teléfono con sus padres y su hermano, también había hecho videollamada con sus amigos Ten y Jungwoo.
Caminó hasta una fogata donde sus compañeros más cercanos estaban allí con malvaviscos y guitarra ¿Podía ser más cliché? sí, y lo disfrutaban.
Se acomodó al lado de una muchacha y aceptó la taza ¿Eso era té caliente?
—El día de hoy ha sido agotador, me han picado al menos 4 veces los mosquitos en la excursión —El Geek se rascaba el cuello mientras ajustaba sus lentes. Mark sonrió, lo apodaban el Geek, sí, pero su nombre en realidad era Jaret— nunca más olvidaré un repelente.
—¿Qué sucedió con Jungwoo? —una muchacha de pelo rizado preguntó.
¿Qué podía decirles para proteger la verdad? bebió la taza antes de tragar con dificultad.
—Asuntos familiares —carraspeó saboreando su propia boca— ¿Me diste de beber vino caliente?
Uno de sus compañeros le mostró la botella de vino tinto que escondía en su abrigo antes de devolverlo al sitio ¡¿Pero qué les pasaba a sus compañeros?! ¿El aire fresco lavó sus cerebros? Quizás los había juzgado mal, no todos podían ser correctos.
De pronto miró hacia todos lados, algunos profesores les habían autorizado estar en una fogata dentro del complejo turístico, todos estaban durmiendo. Pero luego recordó que al menos uno de ellos era moralmente un descarrilado.
—Nunca he bebido alcohol, excepto el vino de misa pero...
—Mark —dijo Jaret, el Geek— yo tampoco, pero estamos en último año y seguiré siendo un nerd en la universidad, por una vez en la vida quiero arriesgarme... ningún profesor va a descubrirnos, lo he calculado todo.
Mark miró una vez más el hotel tras su espalda y varias luces de las habitaciones estaban pagadas, luego miró la taza con vino en su mano y pensó una tras otra vez si por una vez en su vida se arriesgaría.
Le dolía el estómago pensar que si daba un paso como este no sería con sus mejores amigos ¿Qué podía hacer? Si ellos nunca habían logrado que este bebiera, dudaba que sus compañeros lo hicieran.
Casi podía sentir el látigo de Dios sobre su espalda. Aún así no soltaba la taza.
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Los padres de Chittaphon creían que el muchacho y su mejor amigo visitarían un bar o algo común que los adolescentes hacen estos días, pero nunca se imaginarían que desviarían el curso de su camino para llegar a un club sexual. Si lo supieran jamás le mentirían a los padres de Jungwoo diciendo que los hijos de ambas familias compartirían con videojuegos o ese tipo de cosas.
El coreano miró hacia afuera del taxi sintiendo la mano del tailandés en su rodilla, si había decidido jugar a ser malvado tenía que llegar hasta el final, aunque sabía muy bien que si tenía temor su amigo aceptaría volver a casa, nunca lo obligaría a nada.
Llegaron al club y suspiraron al ver lo bello que era, las luces, la grandeza y elegancia, ahora podía entender por qué era era famoso dentro de la comunidad nocturna de Vancouver. Se presentaron frente a los guardias y mostraron su identificación, casi podían sentir como los quemaban con los ojos ¿Los recordaban?
—Pueden pasar... —uno de los guardias, muy apuesto por cierto, se hizo hacia un lado para que entraran, aún así sintieron algo extraño en su nuca, al voltear los hombres los observaban con el ceño fruncido ¿Qué?
Jungwoo temía ser fotografiado por accidente, si eso sucedía era su fin, pero por muy extraño que parecía nadie estaba pendiente de su aparato, las personas bailaban, compartían o se desplazaban en las distintas estancias. ¿Creyeron que estaría vacío por ser día lunes? se habían equivocado.
Asintieron antes de acercarse a la barra y pedir algo de alcohol, no querían arriesgarse por ahora con algo más que cerveza.
—¿Habrá empezado el show del segundo piso? — destapó la botella y bebió de ella, mientras que Ten servía la suya en un vaso de vidrio— tengo curiosidad ¿Intercambiarán bailarines?
Chittaphon peinó su cabello hacia atrás en el preciso momento en el que una mujer se acomodaba a su lado, su vestido se acentuaba a cada una de sus curvas, sus pechos resaltaban con elegancia, era una mujer preciosa.
Jungwoo apretó sus labios, Ten jugaba para ambos bandos y aunque tenía su inclinación más hacia los hombres no era ciego, ni mucho menos bobo. De fondo sonaba " Hysteria" de Muse creando un ambiente aún más pérfido.
—¿Quieres jugar esta noche? —acarició el rostro del muchacho, casi se sentaba en sus muslos— me gustan los hombres con cara de bebés.
—Tienes suerte que cumpla con los requisitos, de bebé solo la cara.
Jungwoo le golpeó el hombro para indicarle que subiría al segundo piso, pero su amigo parecía haber caído en un hechizo, la mujer casi estaba montándolo y él la observaba con hambre, sus manos ya estaban sobre su trasero. Se sintió en desventaja pero no pudo culparlo, Chittaphon tenía 22 años, él solo 19, tenía más experiencia en el arte del ligue.
Se desplazó por una de las escaleras admirando los detalles del club, sujetaba su botella de cerveza con decisión, si entraba al gran salón iba a poder entretenerse. Pero antes de acercarse a las puertas, un hombre lo acorraló sensualmente contra la pared.
Asustado tragó saliva y subió la mirada, el hombre tenía rasgos americanos.
—¿Estás solo esta noche, pequeño?
—Soy...—suspiró ¿Había venido a pasarla bien o qué? Tragó saliva esbozando una sonrisa que no llegaba a ser sincera— soy mayor de edad ¿Qué crees?
La mano del hombre rozó su rostro como si tocara una escultura de vidrio, luego descendió por el cuello e inmediatamente llegó hasta su entrepierna para acariciarlo, todas las alarmas del coreano se encendieron, quería realmente estar en esto pero no podía excitarse con esa facilidad, estaba invadiendo su espacio personal.
—Vamos a follar, muñequita —bajó su boca cerca de los labios del coreano— podía hacerte gritar toda la noche ¿No te apetece que estimule tu ano, bebé?
Kim Jungwoo retrocedió asustado pero también disgustado, era evidente que si trataba defenderse de manera física saldría en desventaja, el americano era alto y muy musculoso. Se sintió repulsivo cuando sintió su miembro erecto contra su pantalón, se estaba quedando en blanco, se estaba quedando mudo.
La botella con cerveza cayó al suelo y antes de encogerse, una mano sujetó el hombro del americano.
Extrañado el agresor se volteó para decir algo pero antes que las palabras escaparan de su boca, aquel hombre de cabello rubio sostuvo su rostro y le dio un golpe con su propia frente provocando que se desmayara y se desplomara.
Jungwoo vio la furia en los ojos de su "salvador", una furia que cambió por preocupación cuando lo miró directamente.
A su lado estaba el hombre de cabello rojo que miraba con desprecio al herido en el suelo, luego pareció olfatear algo en el ambiente y desapareció tan rápido como pudo por la escalera más cercana. Eran los bailarines de aquella vez.
—Gra... gracias —dijo cuando pudo articular palabra.
El hombre de ojos rasgados pero cabello rubio lo miró de arriba hacia abajo en busca de lesiones, su corazón se aceleró cuando se sintió expuesto de esa manera, su piel se volvió receptiva cuando descansó las manos en su hombro. La diferencia de tamaño era muy poca pero la presencia del "vedetto" era abrumadora.
—¿Te encuentras bien muchachito? deberías irte de acá, este lugar es muy peligroso —iba a acariciar su mejilla pero se contuvo, meneó la cabeza y se irguió— esto solo puede ser el principio, acá vienen personas de todo tipo a follar, no les va a importar si eres hombre o mujer, mientras seas atractivo van a querer joderte de todas las formas.
Jungwoo lo miró de arriba hacia abajo sin poder expresarse, había visto a este hombre 2 veces aquella noche, pero ahora que le dirigía la mirada y las palabras, se sentía particularmente extraño.
—Mi amigo está ligando con una chica ¿Acaso yo.. yo no... no tengo la oportunidad de hacer lo mismo?
Yukhei sabía que la persona o demonio que estuviese ligando con el tailandés estaría en serios problemas, Taeyong parecía calmo pero no le gustaban que tocaran lo que creía suyo.
Miró a Jungwoo con cierta emoción contenida ¿Por qué quería cometer los mismos errores?
—Por supuesto que puedes ligar con quien quieras, pero ese hombre te estaba acosando —ajustó la pulsera de plata en su muñeca, contenerse era difícil.
Lo veía cada noche cuando se acostaba a su lado y lo cubría con sus alas negras para protegerlo de cualquier ataque, pero el coreano no sabía nada de eso, sin embargo igualmente durante el sueño se aferraba a él como si fuese su todo.
"Igual que en el pasado" pensó angustiado.
—Yo... yo iré al salón, ten... go, tengo curiosidad por el show.
—Hay mujeres en este momento, niño y es evidente que no te gustan las chicas —miró sus zapatos apoyarse ansiosos en el suelo de granito negro, casi sonrió al verlo sonrojarse. Kim Jungwoo seguía siendo hermoso con pequeños detalles y no se daba cuenta.
Incluso cuando trataba de ser valiente era evidente que seguía asustado.
¿Cuanto rato pasaron parados en aquel rincón escaso de luz? Iba a retirarse de allí por el bien de ambos, pero la mano ansiosa del coreano descansó en su antebrazo y fue imposible hacer como que no lo había escuchado.
Ese humano era su punto débil.
—¿Bailaría conmigo si yo se lo pidiera?
Yukhei se volteó para mirarlo con sorpresa, la voz de Kim Jungwoo salía con tanta inocencia y deseo que no pudo siquiera articular un sí con sus labios, asintió lentamente antes de indicarle la escalera para que bajara.
El muchacho se mordió los labios mientras lo hacía ¡¿Qué estaba haciendo?! ¿Por qué le había pedido aquello? había venido a portarse mal y si lo iba a hacer tenía que atreverse pero ¡¿Por qué un vedetto?!
Chittaphon, que dejaba que la mujer se meciera sobre él con atrevimiento, abrió sus ojos perplejo al ver a Jungwoo desplazarse hacia la pista de baile con el apuesto hombre vestido completamente de negro ¡Era uno de los hombres del show de aquella vez!
—Vete.
Antes de poder reaccionar, la preciosa mujer encima suyo alzó la mirada aturdida hacia la persona que había hablado. Era particular la manera en la que asustada abría sus ojos y como se acomodaba la ropa antes de apartarse y correr de allí.
El tailandés no tenía porqué saberlo, pero había sido hechizado por una súcubo.
Con una erección y un apetito sin poder ser saciado, miró con una ceja alzada hacia atrás pero tuvo que sujetarse de la barra para no caerse al ver allí al exquisito hombre de pelo rojo y traje negro que lo miraba con seriedad.
—Lamento haber arruinado tu cortejo, pequeño, pero no te diste cuenta que ella había puesto droga en tu vaso de cerveza, eres particularmente fácil de timar ¿No?
Los servus cercanos allí desviaban la mirada hacia otra parte, aunque en Diavolo trabajaban más demonios, los amos y señores solo eran 3.
—Yo te conozco, tú me salvaste de ser asaltado una vez ¡Me debes respuestas!
Taeyong rascó su barbilla afilada con cierta curiosidad, rodeó la figura de Chittaphon devorándolo con los ojos de arriba hacia abajo. Él definitivamente era diferente a sus otros dos amigos y se sentía complacido, era más atrevido pero también debía tener cuidado, los humanos eran peligrosos y bien sabía lo que había hecho Yukhei en el pasado, él no quería lo mismo.
—¿Cómo puedo darte respuestas si expeles excitación?
Ten gruñó enfadado, apartó el vaso que ya no bebería, se paró erguido y miró al "vedetto" con atrevimiento, se sentía singularmente valiente.
—¡Pues haz algo con esta maldita erección que no me dejaste saciar con esa mujer!
Taeyong ajustó con furia la pulsera de plata en su muñeca, una invitación sexual de esa manera aún más de ese niño al cuál había elegido como su víctima, podía romper las barreras de protección que tenía. Miró hacia el costado, sus ojos se estaban volviendo rojos y el hambre sexual se estaba potenciando.
Meneó la cabeza tratando de volver a su "estado" antes de sostener con vehemencia la barbilla del tailandés. Si su víctima quería jugar, él lo podría alimentar.
—Sería una falta de respeto declinar su oferta — inclinó sus labios y los posó tras la oreja delmuchacho, lo había "probado" solo un poco el día que lo conocía y desde esa vez que se torturaba por poseerlo— tu amigo estará en buenas manos, tú solo sígueme.
Estiró la piel de su cuello solo lo suficiente en un beso antes de escucharlo jadear, mierda, esta noche se había ganado el premio mayor.
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Cerró un ojo para ver con mayor claridad el contenido de su vaso pero las cosas se le tornaban un poco confusas. Miró a su alrededor, estaba totalmente solo frente a la madera que crepitaba con el escaso fuego que quedaba. No se había dado cuenta en qué momento precisamente lo habían abandonado a su suerte allí en uno de los jardines del complejo.
Trató de pararse pero sus pies se tropezaron entre sí, no logró caerse, aún era consciente de lo que hacía. Bueno, no todo podía ser tan malo, alguna vez incluso el mejor religioso cometía errores. Sabía que su pensamiento mañana cambiaría y que estaría de rodillas rezando, pero ahora no le importaba lo suficiente.
Con dificultad caminó hacia el hotel y entró sin ser percibido por las personas de la recepción, entró al elevador y apretó el último número para subir al séptimo piso sin darse cuenta. Apoyó la cabeza en el frío metal y respiró profundamente, eran como las 2 de la madrugada y todo había pasado rápido contando anécdotas y esperanzas para el futuro, la universidad estaba a solo unos meses de distancia.
Cuando las puertas del elevador se abrieron frente suyo caminó con cuidado afirmándose de las paredes, en serio sabía lo que hacía pero sus extremidades estaban torpes.
—Chicos, ábranme, me... me quedé afuera —tocó un par de veces la puerta pero el cansancio era mayor — mierda.
Sostuvo la tarjeta para abrir pero esta emitía un sonido de negación ¿Cuándo habían cambiado la puerta?
—¡Abran por favor! voy a ser expulsado... por favor —la puerta se abrió de inmediato pero cuando sonrió esperando ver a sus amigos, su rostro se deformó al ver al señor Suh allí con una camisa negra abierta dejando en evidencia su cuerpo. Solo traía la camisa y ropa interior del mismo color.
— ¿Qué hace en mi habitación se... señor Suh?
El demonio olfateó el aire e hizo mucho esfuerzo por no levantar una comisura labial a modo de sonrisa, solo cruzó sus brazos sobre sus pectorales y lo miró hacia abajo con desafío.
—Señor Lee, está frente a mi puerta... ¿Ha bebido demasiado alcohol?
Al darse cuenta que lo que decía era cierto, los ojos del muchachito miraron hacia todas las direcciones rogando que la tierra lo tragara ¡¿Por qué precisamente aquel hombre lo estaba viendo en estas condiciones?!
—No estoy tan ebrio, sé lo que hago ¿Tiene usted el suficiente valor para reprenderme cuando maneja un club sexual?
Youngho levantó una copa de vidrio que tenía vino y la bebió lentamente dejando que una gota se escapara, una gota que no pasó inadvertida para el muchachito, un camino que se marcaba hasta su cuello.
—Lo invito a abandonar mi habitación, por favor.
—No, ahora que tengo por un segundo el valor y aunque me arrepienta mañana por la mañana, voy a decirle unas cuantas verdades —lo empujó enfurecido contra un sofá sorprendiendo genuinamente al íncubo, aunque no le molestaba su actitud. Tropezó con sus pies y cayó de espaldas sobre el respaldo observando el espectáculo de "su alumno"— ¿Cuando va a admitir que es un inmoral? ¡¿Cuando va a dejar de comportarse tan mal conmigo?! —sostuvo su cuello con furia— es como si todo lo que viene de mí le molesta.
La mano de Youngho se posó con decisión sobre la cintura del muchacho pero este no se daba cuenta.
—Soy un inmoral, un descarriado pero un buen profesor, tú, corderito, por otra parte eres un mentiroso contigo mismo, tus palabras dicen una cosa pero tu cuerpo otra —susurró dejando que el muchacho temblara confundido— eres egocéntrico y me detestas ¿No?
—No estoy celoso —bajó el tono de su voz. Esperen ¿Qué?
El profesor Suh acercó tanto su rostro a él que Mark se quedó enmudecido observando los labios generosos de aquel hombre.
—Voy a aceptar tus disculpas por comportarte tan como la mierda la primera vez que nos vimos... cuando tú admitas que desearías que tuviera el mismo tono amable contigo o te dedicara mis sonrisa como lo hago con otras personas.
Mark jadeó apretando más los puños en la camisa de su profesor, bajó la vista a su torso desnudo y luego subió sus ojos a los de aquel hombre, eran particularmente rasgados como si estuviese agotado.
Se le formó un nudo en la garganta de angustia.
—Jamás —jadeó.
Youngho acarició toda su espalda con la mano sobre su piel caliente, la había introducido, el niño parecía sometido bajo su tacto. Ambos estaban en una forma muy particular.
—¿Entonces va a admitir de una vez por todas que está excitado por mi culpa?
Sin entender que estaba sucediendo, Mark bajó la mirada notando como su pantalón deportivo estaba algo apretado por la erección bajo suyo. De hecho, ni siquiera se había dado cuenta cuando se sentó sobre los muslos de su despreciable profesor de deportes o cuando había empezado a frotarse contra su cadera.
Youngho cerró los ojos y le dio pequeños besos detrás de la oreja, escuchando el suave pero varonil gemido que escapaba de sus labios.
—Corderito, por favor deja que tu cuerpo hable.
Youngho el íncubo era experto en el arte de la seducción, pero él mismo estaba abriendo puertas que no debían abrirse. Aún así se sentía fascinado cuando podía producir esto en un estúpido niño católico, su estúpido cordero.
Mark trató de negarse pero el cadencioso movimiento de la entrepierna del señor Suh contra la suya lo hizo perder la razón. Estaba muy consciente de lo que sucedía pero alcohol que tenía en sangre inhibía sus peores temores.
Después del encuentro en el baño, aquellos sueños en los que despertaba tan excitado tenían la misma esencia que esto, un placer oculto, un placer morboso que le daban ganas de llorar de miedo pero también de probar una vez.
Mark escondió el rostro en el cuello del señor Johnny Suh y succionó esa zona entre jadeos, lo tenía abrazado por el cuello, con las piernas rodeando sus anchas caderas, con su cuerpo sentado en sus muslos tensos, con su erección frotándose al compás con la de su profesor.
—Lo odio... lo odio tanto, maldita sea —susurraba entre lágrimas, pero había abandonado los intentos de irse.
Youngho introdujo sus manos bajo el pantalón deportivo y apretó el trasero de ese niño para que se frotara con mayor fuerza, él también estaba excitado.
Las luces se habían apagado, Mark Lee succionaba con avidez el cuello de aquel hombre. Recordó el atrevimiento con el que penetraba la boca de la mujer y, con esos mismos movimientos se frotaba contra él.
—Déjate ir, Mark Lee —masticó el costado de rostro.
Tenía los ojos intensamente rojos, podía someterlo ahora, podía noquearlo, poseerlo como el demonio que era y matarlo cuanto antes, pero estaba tan embelesado con ese humano sobre su cuerpo, que fue incapaz de arrancar su pulsera de plata.
Lo sintió romperse en un orgasmo mientras jadeaba intensamente y arañaba su nuca, ese niño estaba sudando y era casi un peso muerto.
Youngho se estaba conteniendo, Youngho el íncubo tenía una erección tan grande pero no podía usarla incluso si la excitación lo estaba volviendo loco. No, esta vez no era capaz.
Contra su cuello, el humano inútil empezó a sollozar culpable pero después de unos segundos se detuvo. Levantó su rostro de la curvatura de su rostro y sin pensarlo dos veces, sostuvo el rostro de su profesor para apretar sus labios con los suyos y calmar así las ansias que corroían su pecho.
Totalmente anonadado, el demonio no movía su boca dejando que el cordero hiciera lo que sea que estaba haciendo. Estaba tan aturdido que tardó un poco en procesar lo que era. ¡Lo estaba besando!
—Por favor responda esto señor Suh, porque de todas formas me estaré arrepintiendo mañana por la mañana —sus labios sabían a vino.
Yougho miró en estado de shock a su víctima pero antes de pensarlo dos veces, sujetó el rostro de Mark Lee y devolvió aquel beso con tanto ímpetu que creía romperle la boca, demandando que abriera sus labios para permitir la entrada de su lengua y saborearlo hasta agotarse.
El adolescente jadeó devorando su boca y aferrándose a esa caricia estremecedora mientras enredaba sus dedos en aquel cabello negro. Por el alcohol y la excitación, no tenía idea que había roto algo.
Youngho jamás había besado a un humano.
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