6. Ataque
Cuando sus padres los recibieron en casa, la madre de Chittaphon abrazó fuertemente a Jungwoo mientras llenaba su rostro de besos. La familia Leechaiyapornkul sabía que su hijo era bisexual y sabían a medias el drama que había vivido el año pasado su amigo, es por eso que le tenían especial afecto.
Manifestaron con asombro lo temprano que habían llegado ¿Cómo decirles que tuvieron una pequeña crisis "moral" en aquel club sexual? No, ni siquiera sabían que habían ido a un lugar de esa índole.
Sin querer perder la oportunidad de seguir cotilleando, se quitaron el calzado e ingresaron a la cama. El rostro blanco de mejillas rosadas que tenía Jungwoo estaba apoyado en el hombro de su amigo, compartían sábanas y espacio en un margen de profunda amistad.
—¿Crees que Mark crea que la homosexualidad se pega como un virus zombie? —murmuró triste, su voz apenas cruzando el aire que los rodeaba.
—No lo creo, veamos el lado positivo de todo esto ¿Eh? fue a un club nocturno aún contra todos sus temores porque nos quiere mucho y nos "quería proteger".
El coreano miró el techo de aquella preciosa habitación evocando lo que había sucedido hoy.
Habían llegado al club sin tener impedimento de ingresar porque ambos cumplían con la mayoría de edad en Columbia, pidieron sus tragos y esquivando a hombres jocosos que ya deseaban llevarlos a tener sexo, consultaron por referencias sobre el mayor atractivo de "Diavolo".
Fue así que subieron al segundo piso quedando impresionados con la conexión que tenían todos los demás y viendo desde lejos el show que montaban. Tragaron saliva, por supuesto que ambos habían deseado con ímpetu ser la mujer para recibir el placer de los 3 gloriosos hombres pero cada uno había tenido una fijación mayor con uno.
Recordó también el momento en que decidieron abandonar el club sexual y la mirada estupefacta del hombre "rubio" y ojos expresivos . Había sido imposible no sentirse atraído como imán, era guapo por decirlo menos.
—Ten ¿Recuerdas al hombre que bailaba al medio? aquel de cabello negro... —la risilla del tailandés afirmaba sus sospechas— él es nuestro profesor de deportes.
—Mierda ¡¿Tienen un vedetto como profesor en un colegio católico?! —se tapó la boca con ambas manos antes de reírse ansioso, Jungwoo mordió sus labios asintiendo— es un Adonis, creo que es muy probable que levante al más perezoso en un día de lluvia para tener la oportunidad de hacer deportes con él... tiene doble vida, que delicia.
Después de unos minutos en los que decidieron conversar sobre temas de importancia social, los párpados a Jungwoo comenzaron a pesarle en demasía. Balbuceó un "buenas noches, Hyung" y se acurrucó en posición fetal hacia el otro lado mientras el tailandés tenía los brazos bajo su nuca sin poder conciliar una gota de sueño.
Mark había mandado un breve mensaje diciendo que estaba en casa, pero no estaba en condiciones de hablar con alguien. Sintió lástima por su amigo, él sabía que los 3 cada uno a su manera se había corrido en un delicioso orgasmo, pero en un breve instante Ten pudo verle el rostro a Mark y el éxtasis no estaba en la preciosa chica desnuda, no, sus ojos y los de su profesor habían conectado en aquel momento.
No iba a inmiscuirse en aquellos episodios extraños que percibía, pero sus 5 sentidos estarían alerta.
Tomó posición fetal, miró la ventanilla que empezaba a empañarse con el frío de una noche primaveral. Evocó el rostro y la masculinidad de aquel hombre de cabello rojo cuando le brindaba placer a la mujer. Sí, no había duda de que era el mismo hombre que lo protegió de los maleantes, sin embargo no podía recordar cómo llegó a casa, cómo terminó bien cómodo en su cama.
Empezó a perder la conciencia, pero incluso en el medio segundo que le quedó antes de irse con Morfeo, pudo ver una sombra con enormes alas negras interponerse en su visión, no le dio miedo, terminó durmiendo en paz.
Flash Back
Lo abrazó contra su cuerpo e irrumpió las paredes de aquella bella casa sin tener que abrir una ventana o una puerta, confiriéndole parte de su poder al muchachito tenía la posibilidad de hacer cosas que un humano común no hace.
Después de aparecer en la habitación de Chittaphon Leechaiyapornkul, lo acostó en su cama y lo miró con curiosidad desde todos los ángulos posibles. Estaba ebrio, pero el alcohol en su sangre no era el suficiente para borrarlo del mundo, había tenido que chasquear los dedos para que se quedara dormido.
—Eres un hombre bonito, muy bonito —susurró Taeyong. Se acomodó a su lado en la cama y se inclinó para mordisquear toda la zona bajo su oreja, su cuello olía bien aún cuando había ido a fiesta— y sabes delicioso... mierda, quiero comer cada parte de tu cuerpo.
Casi se acostó sobre el muchacho pero no lo hacía, levitaba gracias a sus alas extendidas a solo milímetros de su cuerpo. Introdujo su mano delgada pero caliente bajo el espacio de sus muslos para tocar sus testículos con calma, el suave arrullo que escapó de los labios de Ten lo hizo gruñir. Los humanos no sabían el poder que podían ejercer sobre un demonio cuando conocen a uno por accidente, quizás no había vuelta atrás.
Meneó la cabeza, sostuvo su propio pene caliente y lo paseó en el espacio entre sus suaves nalgas sintiendo como el arrullo de ese muchacho aumentaba.
—Mira precioso, te he escogido como mi siguiente víctima —se meció contra su trasero sintiendo como su pene se ponía erecto y el del muchacho también, casi podía reconocer como el humano incluso bajo su estado hipnótico buscaba consuelo y placer en una penetración que aún no se llevaba a cabo— no vas a deshacerte de mí hasta acabar con tu vida...
Lamió un par de veces su cuello pero cuando estuvo tentado en probar cada rincón de su precioso cuerpo, meneó la cabeza. El sabor de un humano podía ser peligrosamente adictivo, ya había escuchado las trágicas historias.
Con su pene endurecido y toda su esencia demoníaca excitada, chasqueó sus dedos para volver a tener ropa puesta. Acomodó al muchacho con cuidado entre las sábanas después de colocarle la pijama y lo miró desde su altura.
—Nos vamos a volver a ver, Chittaphon.
Se esfumó de allí en una niebla negra y un rugido de ultratumba aterrador, si no iba a follar en este mismo segundo a una desgraciada humana en cualquier parte del planeta tierra, iba a caer en la locura.
Estaba jodidamente caliente.
Fin Flash Back
Recordó Taeyong aquella noche de lluvia que lo había conocido.
Martes 17 de abril 2018
Después de tomar un desayuno en familia realmente acogedor, Mark y Felix caminaban uno al lado del otro para llegar hasta la escuela desde donde su padre los había dejado en el auto.
Cuando ocurrió el "accidente" en el club sexual hace 10 días atrás, conversó lo ocurrido con sus amigos 2 días después cuando aún hacía el esfuerzo por salir de aquel impacto. Había logrado convencerlos que el disfrute de la chica había sido imposible de no prestarle atención y que por eso se había masturbado.
Ellos sabían que Mark lo hacía a pesar de su "religión" y lo tomaron como algo totalmente natural, lo que no le gustó de esa conversación fue la mirada pensativa de Chittaphon o que ellos reconocieran con tanta libertad que se habían masturbado porque los bailarines eran calientes como un demonio.
Tuvo más tiempo para enfrentar al señor Suh y pedirle explicaciones pero ¿Por qué? ¿Cuál era su problema que mantuviese una doble vida? Aún creyendo que lo que hacía estaba mal moralmente no tenía las pruebas contundentes, su teléfono había dejado de funcionar y nadie, nadie de ese local estaba con un aparato en mano ¿Regla de los socios?
—Nos vemos a la salida Hyung, sé un niño bueno — besó su mejilla para fastidiarlo antes de salir corriendo hacia donde lo esperaban sus amigos.
Mark no fue capaz de borrar su muestra de afecto, era su hermano, su tesoro. Sintió el rugido de un motor pero no volteó a ver algo, sabía que era su profesor de deportes, era el único maestro con una vida de lujo y ahora que sabía como la amasaba se sentía más disgustado, no cumplía con el perfil de la escuela.
En la sala se encontró con su grupo de amigos y se pusieron a discutir sobre el campamento que se llevaría a cabo la próxima semana. La primera hora de clases fue agradable, era experto en matemáticas, pero la siguiente, como cada martes, mierda, tocaba deportes.
Considerando que hasta la semana pasada aún lo de la "lesión" era reciente, sus padres habían optado por aconsejarle que descansara una vez más en ese horario, pero ahora que ya no había evidencia de cualquier tipo y grado de lesión, no podía aplazar el incorporarse a deportes. 3 semanas fuera ya era suficiente.
—Ninguno se mueva de su asiento —antes de que pudieran dirigirse o siquiera pensar en levantarse de sus asientos durante el receso, el profesor Suh entró a la sala de clases como un rayo violento, pero al voltear sonrió con simpatía— Chicos, detendremos la clase de deportes por el día de hoy, quieren una misa dentro de 10 minutos por el empeoramiento del estado del profesor Tremblay y debo darles información respecto al campamento.
Mark Lee tensó su mandíbula " Hipócrita, infeliz descarado, si todos supieran los actos de libertinaje sexual que cometes" pensó. ¿Cómo podía ser tan agradable con los demás y a él odiarlo porque sí solamente?
Miró hacia su costado y sus compañeras estaban sonrojadas ¿Qué tanto podía haber en 1.90 metros vestido completamente de negro?
—Aquí están los permisos que sus padres deben firmar para asistir al campamento, son dos hojas con todas las cláusulas, para el día de mañana entréguenla a la secretaria del director ¿Entendido?
Las fue entregando con elegancia, Mark meneó el rostro cuando Jungwoo le dio una mirada de cachorro a ese hombre mientras este le sonreía con suficiencia ¡Pedazo de descarado!
Cuando llegó su turno de recibir la hoja, ni siquiera miró sus ojos, siguió hacia el siguiente compañero ignorando su presencia.
El campamento se llevaría a cabo por 5 días en un pequeño complejo que el colegio había arrendado en medio del magnífico "Parque Nacional de la Cuenca del Pacífico", una famosa reserva natural ubicaba 5 horas hacia el oeste de Vancouver. ¿Su propósito? todos los alumnos de último año tenían la oportunidad de compartir con sus compañeros en una experiencia asombrosa para guardar en sus memorias, un premio al esfuerzo y un premio ad portas de la graduación.
—¿Usted estará allí señor Suh?
Una muchacha de ojos profundamente azules pestañeaba con exageración encandilada por la presencia de ese hombre. Mark rogó que no dijera que sí.
—Exacto, me pidieron ser parte de los profesores que cuidarán de los alumnos, además como estoy relacionado con la salud física y deportes, estamos preparando las actividades, por favor de manera ordenada saldrán hacia el gimnasio donde se efectuara la misa.
Se hizo hacia un costado para que todos en fila salieran donde les había indicado, cuando Mark pasó a su lado sin dirigirle la atención, sintió su nuca arder de una manera molesta, pero cuando volteó enojado hacia el señor Suh este miraba con atención su teléfono celular.
Durante 1 hora los alumnos tenían que estar en misa para rendirle buenas energías al profesor que se estaba muriendo, ya no solo era cosa de Youngho, Yukhei también le robaba energía ¿Hasta cuando?
Como demonios gozaban del sufrimiento ajeno, mientras les sirviera no acabarían con él, aún.
Parado allí el íncubo estaba observando como efectuaban aquel "asqueroso ritual" a Dios, lo habían obligado. Apretaba el collar de plata con fuerza porque aún era de categoría inferior para soportar estoicamente esto. Sentía un ardor quemar el centro de su pecho y una desesperación que se acrecentaba. Si el canalla del sacerdote decidía lanzar agua bendita estaba acabado, no había nada tan poderoso para protegerlo de volverse un demonio en su esencia pura.
"Infames, inútiles, su Dios es un egocéntrico que necesita de sus plegarias para aumentar su existencia".
Pensó con asco observando con determinación a los seres de luz con alas blancas que lo miraban preocupados en el improvisado altar. ¿Por qué le miraban con misericordia? ¡Él no la necesitaba! pero aquí, en esta escuela católica, ellos tenían mayor poder, Youngho solo no podía enfrentarlos en una guerra. Quería gritar y emitir los sonidos más aterradores de su esencia demoníaca, todo le dolía, se estaba volviendo loco.
—Sostenga este rosario, le servirá para clamar con mayor fervor —murmuró una profesora de edad mayor.
Mark, que estaba arrodillado con las manos en su rostro, se sintió alertado al percibir algo en el ambiente. Miró hacia el lado izquierdo y vio allí a Johnny Suh con el ceño fruncido y una mano en el lugar donde estaba su corazón, se notaba desde su puesto que el hombre sudaba copiosamente y que le temblaba la barbilla ¿Estaba sufriendo? Todas las señales indicaban una cosa.
Youngho miró el rosario que la mujer le estaba colocando en las manos, no podía resistirlo más, incluso si se aparecía como un demonio ¿Podría barrer con la memoria de toda una comunidad religiosa, en medio de una iglesia?
Después de un par de segundos antes de creer que se transformaría en algo grotesco, la mano en el hombro que lo hizo voltear lo confundió. Parado allí con sus ojos genuinamente preocupados estaba "el corderito".
Ni siquiera le preguntó alguna cosa, cuando todo el mundo tenía la cabeza agachada rezando, Mark trató de abrazar de lado a su profesor para conducirlo a un baño lejano. Youngho se sentía tan profundamente nauseoso que no era capaz de decir "detente", el calor de su cuerpo tenía un efecto incluso positivo.
Dando tropiezos, el íncubo se encerró en un cubículo de baño totalmente aislado antes de vomitar una sustancia negra abundante, antes que la ropa que llevaba puesta desapareciera y sus alas negras chocaran con las paredes que lo rodeaba.
Era un demonio, de nuevo.
—¿Señor Suh necesita ayuda?
Mark tragó saliva ansioso pero nada podía hacer, aquel cubículo de baño, a diferencia de los demás allí, estaba cerrado de arriba hasta abajo sin posibilidad de ver cosa alguna. Pudo escuchar a su profesor que continuaba vomitando mientras jadeaba de dolor.
Enfurecido, el demonio golpeó las baldosas que tenía frente suyo rompiendo parte de estas. Estaba encogido para acomodar las alas, creía incluso que siendo un ser diabólico lo hacía crecer en altura al menos 5 centímetros más.
Silenció cuando recordó que afuera estaba su alumno, respiró profundamente antes de chasquear los dedos, colocarse un par de pulseras de plata y una nueva cadena, y salir de allí.
Con el rostro confundido su "alumno" lo siguió, le dio una breve mirada antes de lavarse el rostro ¿Para qué? ¿Para ganar tiempo? Los demonios nunca se alimentaban porque no necesitaban cosas mundanas, no tenían microorganismos en su cuerpo como los humanos, basta chasquear sus dedos para que estuvieran impecables sin necesidad de pasar por el agua.
—¿Se encuentra mejor? ¿Tiene náuseas o un dolor opresivo que se irradie al cuello, la espalda o uno de sus brazos?
—No tengo un infarto, niño —murmuró mirándose al espejo.
—Estuvo a punto de perder el conocimiento en la misa —cuando alzó la mano para tocar su piel, el incubus dio un paso hacia atrás observándolo con enfado genuino— pe... pero solo quiero saber si tiene fiebre.
—Ohhh que interesante, Mark Lee quiere jugar a ser el médico conmigo, vamos, continúa tu camino, ve a tu misa, déjame en paz.
Se sentía tan irritable y poco recuperado que cualquier estímulo lo estaba enfadando, además ¿Qué tan contento podía estar si no podía joder a ese muchacho de 18 años humanos?
Abrió los ojos sorprendido cuando lo escuchó reír incrédulo y luego mofándose directamente, se volteó hacia él ¿Es que acaso no lo había escuchado?
—Esto es increíble ¿No? lo vi a punto de perder el conocimiento por lo que decidí ayudarlo ¿Y de esta manera se comunica conmigo? ¿Con sarcasmo? — empuñó sus manos, Youngho podía olfatear la ira en el aire— Ni siquiera le he contado al director de la escuela las sucias prácticas que tiene en ese maldito club sexual ¡Podría tener un poco más de respeto si quiera!
No pudo más que romper en una risa grave que sacudía sus hombros bajo la mirada encolerizada de Mark Lee, el mocoso frente suyo no tenía ni un ápice de conocimiento que le estaba hablando a un demonio que no tendría problemas en matarlo.
Empezó a dar pasos lentos hacia su "alumno" pero él no retrocedía, estaba determinado a enfrentarlo.
—Tan sucia la práctica que terminaste disfrutándolo —susurró bajo, la espalda completa de Lee se remeció en un escalofrío, empezó a respirar agitado— si quieres acusarme con tu director de escuela, podrías hacerlo ¿Qué te detiene? espera ¿Tienes pruebas siquiera?
Tragó saliva, meneó la cabeza pero su barbilla fue sostenida por la mano derecha de aquel hombre, una mano tan caliente que se olvidaba que estaban en un baño encerrados discutiendo.
—Basta, si quiere golpearme hágalo —perdió su voz en un hilo, estaba sintiendo miedo de verdad.
—Mark Lee, es por esto mismo que no me agradas, crees que el mundo gira en torno a tu persona, pero debes saber que —se sentía mareado pero por otras razones, el temor del muchacho, su perfume, su calor, su "inocencia", todo lo volvía loco. Acercó más su rostro cuando ambos terminaron chocando con una pared— a veces, simplemente las personas no coinciden y ya ¿Quieres amenazarme? — susurraba, Mark casi había entrado en un trance hipnótico—Sí, trabajo en entretención sexual y amaso mi fortuna de esa manera, pero tengo buen rendimiento como profesor... ve, cuéntale al director ¿Crees que va a creerte? —pegó su frente con la del muchacho, pudo escucharlo tragar saliva al mismo tiempo que bajaba su mirada al suelo — yo si tengo las grabaciones donde apareces en Diavolo... jaque mate.
Tuvo tanto deseos de devorarlo sexualmente allí mismo y escuchar que rogara porque lo masturbara, pero aún no era momento de culminar con su vida. Soltó con delicadeza el rostro del "corderito" en una caricia suave y salió de allí con la inexpresividad que solo tenía para él mientras por su parte, Mark sintió sus rodillas doblarse.
Tuvo que acercarse al lavabo para lavarse el rostro y las lágrimas que habían llenado sus ojos. Había estado aterrado pero tampoco sabía entenderse a sí mismo, no quería dar pasos hacia una idea totalmente equivocada. ¿Pero por qué todo su cuerpo estaba lleno de espasmos?
----
Con cierta expectación le entregó el permiso para el campamento mientras le explicaba en qué consistía. La madre de Jungwoo asentía en silencio leyendo las cláusulas, pero luego alzó los ojos a su hijo con preocupación.
Su padre aún no llegaba del trabajo así que tenían la casa para solo los dos, una preciosa casa moderna en un buen barrio de Vancouver.
—¿Esto es seguro, hijo? allá irán muchas compañeras... y compañeros ¿En qué dormirán?
Las expresiones del rostro de Jungwoo se volvieron extrañas, pero apretó su puño y levantó la barbilla.
—Madre, no necesitas rebuscar palabras para ir directo al grano, estás preocupada porque pueda hacer una locura como la del año pasado —no se dio cuenta como el pastel que tenía en la mano se deshizo por completo, la mujer no negó nada pero sus ojos se llenaron de lágrimas afirmando sus temores— ¿Para qué me trajeron a Canadá de vuelta si van a recordarme mi error? ¡Les avergüenza que sea su único hijo sea gay! —casi enterró el dedo en el permiso— allí mismo dice en cabañas custodiadas, irán profesores ¿Tan poca fe me tienes como para creer que me estaré acostando con todo el mundo? ¡Te recuerdo que es un colegio católico!
—¡Te tuve fe pero la rompiste cuando nos revelaron las fotos de esa orgía!
—¡Van a recordármelo por siempre, maldita sea!
En un acto de desesperación, la madre de Jungwoo levantó la mano y lo abofeteó tan duramente en la mejilla izquierda que se inflamó de forma inmediata. Quieto como una piedra, el muchacho giró sobre sus zapatos y salió de allí con calma para encerrarse en su habitación, sin embargo cuando se dio cuenta que su madre iba detrás de él llorando arrepentida, este cerró la puerta en su cara y con llave antes de encerrarse en el baño personal que tenía y sentarse en el suelo llorando desconsoladamente.
No odiaba ser gay, odiaba estar en esta familia incapaz de ver más allá y ser capaz de herirlo en actos increíbles ¿O acaso le consultaron el enviarlo a Corea por un año para evitar problemas?
Su estómago dolía, quería cenar pero no iba a soporta las miradas extrañas de sus padres sobre él. Sin ánimos de seguir, se acurrucó en su cama bajo las sábanas y mensajeó a sus mejores amigos sobre lo sucedido, pero apagó el teléfono y trató de conciliar el sueño a pesar que escuchase el llanto de su madre en el primer piso, esta vez no podía ponerse en su lugar.
¿Cuántas horas habían pasado? Estaba durmiendo semiconsciente cuando el susurro de una voz femenina acarició su oído en una manera persuasiva.
Quería moverse pero... su cuerpo estaba paralizado. Somnoliento y sin ser capaz de moverse, levantó sus ojos hacia una esquina de su habitación donde una preciosa mujer se acercaba a él, cabello negro, ojos rasgados, una figura de ensueño desnuda bajo alas negras pero... a él no le gustaban las mujeres
—Eres precioso como un diamante, Kim Jungwoo... precioso y algo torpe, esa valentía, ese deseo de ir contra tu familia me calienta.
Se desplazó con gracia sin tocar el suelo acompañada con algún sonido desesperante, risas demoníacas, gritos de personas como si le arrancaran la piel.
Jungwoo trató de moverse pero no podía, la mujer se posó encima suyo para bajarle la ropa interior, ya sentía las lágrimas escapando de sus ojos, si no hacía algo, el pánico que lo tenía preso iba a provocarle un paro cardíaco o algo por el estilo.
No estaba exagerando, muchas víctimas morían del pánico antes de consumar el delito.
—Voy a poseerte, voy a llevarte al sufrimiento, precioso...
Era Irene, la súcubo, pero él no sabía de esas cosas. Creía estar en una parálisis del sueño.
De pronto la sintió chillar antes que una fuerza mayor la sostuviera del cuello y la arrancara del lugar con violencia. Apenas podía dar respiros ¿Se estaba muriendo? tal vez, Jungwoo estaba débil anímicamente y energéticamente hablando, el encuentro con el demonio incluso si no habían llegado a copular había robado mucha de su energía.
Con su mano débil tanteó su pecho, todo se estaba nublando, se estaba yendo, se estaba muriendo.
Pero cuando la última gota de oxígeno escapó de sus pulmones, unos labios calientes tomaron posesión de su boca en un gesto íntimo para brindarle energía.
—Vuelve, bebé vuelve —susurró— vuelve —le dio tantos besos como pudo mientras Jungwoo volvía a recuperar el color en sus mejillas, en sus labios y su corazón latía con la misma fuerza de antes.
Agotado por el ataque de la súcubo, Jungwoo volvió a quedarse dormido pero esta vez se volteó sin darse cuenta al enorme hombre que estaba acostado a su lado, lo abrazó y estrechó su rostro en él descansando profundamente.
El íncubo lo cubría con sus enormes alas negras para conferirle la seguridad que le había faltado.
Yukhei besó su frente pensando todas las maneras en las que iba a vengarse de esa desgraciada de Irene, esto había sido un ataque a propósito.
Ahora se venía una dolorosa verdad, él era parte de aquellos demonios enamorados de un humano y sabía que las cosas nunca terminaban bien.
~~~~~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top