31. Lo deseo

Las vendas estaban en buen estado, la curación había sido exitosa, entonces ¿Por qué estaba pegado viendo el dorso de la mano izquierda como si su vida dependiera de ello?

Felix se desplazó en silencio y dejó en la mesa de la cocina la taza de té que le había preparado a Mark, aprovechó la cercanía para posicionarse tras él y abrazarlo mientras este suspiraba entrecortadamente. Iba a llorar, lo sabía y no podía detenerlo, después de todo había visto al gran amor de su vida.

—No me recuerda... —murmuró angustiado— tengo miedo Felix, so... soñé por tanto tiempo que volviese a mi lado y ahora no lo tengo como quisiera —su voz se perdía mientras más apretado era el nudo en la garganta.

—Youngho se sacrificó para que todos nosotros fuéramos felices, sin embargo, estamos sumidos en una ignorancia absoluta —se apoyó de lado en la mesa viendo como su hermano descansaba el rostro en la superficie de esta, sus ojos estaban perdidos, las lágrimas caían— estás con Alyn porque creías que debías salir adelante y todos estuvimos de acuerdo, todos nos sentimos bien.¿Crees que dejarla ahora sería injusto?

—No quiero hacerle daño, yo la quiero, significa mucho para mí.

Asintió, no estaba mintiendo en absoluto. Caminó hacia la salida de la cocina, tenía que luchar con sus propios temores y problemas, también debía ponerse al día con lo que sea que hubiesen hecho en la clase que había faltado, pero sí, guardaba tiempo para su hermano aunque fuese un último consejo.

Miró hacia atrás con lentitud, el noto de su voz era de absoluta reflexión.

—Tú mismo has dicho, la quieres... pero no vas a mentirle a tu hermano, a Youngho tú lo amas, lo hiciste con todas las condiciones que podrían haber alejado a cualquier ser vivo —acarició el marco de la puerta, el metal frío se sentía particularmente bien— estás con Alyn porque creíste que él no volvería, deseaste que lo hiciera y lo hizo ¿Qué importa las condiciones en las que ha vuelto? él no pensó en nada de eso cuando decidió darme la vida y la oportunidad a sus amigos de poder amar... hizo un sacrificio de amor, podrías devolverme la mano haciendo uno también.

Si era necesario golpear a su hermano, quizás lo consideraría una buena opción después que saliera del shock inicial. Como si sus palabras hubieran movido una llave dentro del mayor, Mark

observó con los ojos entrecerrados la figura de Felix perderse por allí. Si decidía luchar por aquel hombre iba a tener que encontrar un plan lo suficientemente bueno para llegar a su corazón, siempre y cuando aquello fuera posible ¿Qué tal si Dios se había dado otras condiciones?

El dolor de cabeza era inminente, arrastró los pies hasta uno de las cajoneras para sacar analgésico y beberlo con el té que su hermano le había preparado. Había razón en todo lo que le había dicho, solo le faltaba el valor de aceptar la realidad y que las cosas podían ponerse peor.


3 días después, viernes 14 de octubre 2022, Ann Arbor, EE.UU.

Recordaba con cierta melancolía cuando podía viajar de un punto a otro en la tierra sin necesidad de documentación o tener que armar un bolso/maleta. Ser demonio tenia cientos de beneficios como también cientos de deberes que hoy en día lo hacían sentir culpable.

Sintió aquellos brazos rodearlo por el tórax lo que provocó la sonrisa en su rostro, no estaba arrepentido de ser humano, podía vivir y ser testigo de todo el amor que le tenía a Jungwoo, las tareas mundanas eran poca cosa al lado de todos los beneficios que obtenía.

Giró en su mismo eje y sostuvo su rostro para besarlo, escuchando sus suspiros, sintiendo sus labios cálidos, su lengua húmeda. Las manos acariciaban toda la zona de la cintura, era estrecha, era bonita, era suya. Las caricias se metieron bajo su camiseta color rosado pálido para poder abarcar toda la piel de su espalda. Quería hacerle el amor en cualquier superficie del departamento que compartían pero estaba atrasado y había una emergencia que resolver en Canadá.

Con molestia y un par de gruñidos de su chico, separó el contacto, unió su frente con la de él y trató de respirar de forma calmada para volver a la normalidad, sus pulmones lo iban a agradecer.

—Voy a extrañarte Xuxi —la punta de su nariz jugueteaba con la de su novio—pero sé que Youngho los necesita, apenas pueda hacerme un espacio viajaré también.

—Ya sabes como defenderte en caso de que alguien quiera entrar aquí, ya sabes como colocar el código de la alarma, tienes permiso de uso de armas.

Jungwoo se inclinó hacia atrás para mirar concentradamente el rostro de Lucas, su novio estaba preocupado, no le causaba gracia alguna el tener que dejarlo solo mientras él iba a otro país. Pero luego el menor se mordió los labios con una sonrisa pequeña, sus mejillas volvieron a estar rojas rebozando ternura a pesar de no carecer en altura.

—No voy a portar armas como un desquiciado americano, solo la usaré bajo estricta necesidad si alguien entrara a nuestro departamento, por cierto... se te olvida cariño que estoy enamorado de un ex demonio, conozco el horror de cerca —picoteó sus labios con fascinación, Lucas se los lamió un par de segundos— ammm... ¿Te acuerdas que te dije que mamá quería conocerte? —con cierto temor, asintió—pues vendrá a Ann Arbor el próximo mes, sig... significa mucho para mi que quiera acercarse, qui... quizás deberías detenerme y decirme que no la quieres cerca o quizás llámame un idiota, pero...

Lucas frunció el ceño antes de rodear su cuerpo nuevamente con sus brazos y detener el tren de palabras que salían de su chico. Durante los 4 años que habían pasado muchas cosas cambiaron con la familia de "Zeus", sus padres se divorciaron poco después que el muchacho entrara a estudiar en la Universidad de Michigan.

Kim Na Young, la madre de Jungwoo, no podía concebir la idea de que su hijo estuviera viviendo en otro país y formara su futuro sin una familia a su lado, no podía creer lo egoísta y patética que había sido permitiendo que un marido dominante tuviera poder en su mente pasando a llevar lo que consideraba más preciado. Al principio Jungwoo se había negado a cualquier tipo de aproximación con ella, pero con el pasar de las semanas y unas reflexiones con el hombre que amaba y sus amigos, comprendía que Dios le estaba dando una oportunidad de practicar el perdón y que en el fondo necesitaba un brazo materno donde refugiarse.

Con el pasar de las semanas y los meses, Jungwoo se fue abriendo más y su madre también, estaba asistiendo a psicólogo, estaba pensando en aceptar la condición de su hijo. Quizás lo hubiera dicho antes, pero después de 4 años desde que lo había echado de su casa, Kim Na Young expresó su deseo por conocer al hombre que su hijo amaba, era parte de todo este proceso.

—Idiota sería negarme a conocerla, cariño... es tu madre, es algo importante.

Respecto al padre de Jungwoo, bueno, el hombre estaba más obsesionado en ser bueno en su trabajo, hundiéndose más en la miseria y en la homofobia. Con él no había deseo absoluto de arreglar las cosas.


Toronto, Canadá.

La textura del balón y el olor del cuero lo hacía sentir bien, recordaba el grito de las personas y la forma en la que lo alentaban desde las graderías. Por supuesto que gozaba del básquetbol, lo hacía sentir observado, importante, como si tuviera otra identidad además de solo el estudiante de psicología. El básquetbol era un importante distractor de los pensamientos nocivos pero ahora el problema mayor había llegado en bandeja de plata a este deporte.

Sonrió son burla hacia si mismo, era futuro psicólogo, apenas podía entenderse a sí mismo o aceptar las cosas ¿Cómo podía ayudar entonces a los demás?

Tomó el balón, le dio un par de botes antes de doblar las rodillas, saltar extendiendo las manos y dar en la canasta con violencia. Oh, también debía añadir a la lista de cosas que le gustaba de este deporte el sonido de cada canasta y los rebotes.

Aterrizó en el suelo con la elegancia de un jugador experto, pero cuando miró hacia el suelo en por el balón, su búsqueda se detuvo después de unos segundos al ver unas zapatillas oscuras y piernas largas bien llenas cubiertas por un pantalón deportivo negro. Su espalda se erizó como la de un felino asustado, pero se incorporó repitiendo en su cabeza que debía actuar casualmente.

Allí parado sosteniendo el balón de básquetbol estaba Youngho, ahora Johnny Suh, con el cabello húmedo y una toalla blanca al cuello, su camiseta era sin mangas dejando poco a la imaginación.

—Faltó a la práctica del equipo, señor Lee —ahora que estaba dotado de más altura, su autoridad era mucho mayor. Su voz no sonó enfadada, parecía más bien tranquila aunque no sabía si era solo camuflaje— y ahora lo veo en el gimnasio ¿Podría darme una explicación?

—No me sentía bien señor Suh, pero como —rogaba por dentro que la sensación de ardor en sus mejillas fuera por la agitación del deporte y no por la inevitable atracción a ese ex demonio— como no asistí a la hora adecuada es... estoy practicando.

Mark tenía que tragarse el nudo para no largarse a llorar y rogarle que lo recordara. Su estómago se anudaba, ansiaba hablar y expresar tantas cosas que sentía que vomitaría o algo por el estilo, apenas podía soportarlo.

—Si se siente enfermo o tiene un motivo de peso para no asistir a una práctica, espero tenga la gentileza de acercarse al gimnasio antes que esta comience y darme las razones hablando cara a cara, son normas básicas de respeto —Johnny le dio una mirada de arriba hacia abajo como si estuviera en busca de algún signo de mentira, se veía profesional y distante.

—Lo... siento señor Suh.

Secó el sudor de su frente con el dorso de la mano que estaba sana, la derecha. Suh siguió el gesto y aunque tuvo deseos de preguntarle prefirió callar, aquello no lo tenía la vez pasada cuando lo conoció ¿Verdad?

Con cierta elegancia observó la hora en el reloj que colgaba de su muñeca izquierda, los engranajes de su cabeza parecían dar vueltas mientras Mark Lee se movía inquieto de un pie a otro. Quería saber qué era lo que estaba pensando.

—Señor Lee, piense rápido —sin decirle otra cosa más le lanzó la pelota a las manos, gracias al cielo era bueno con los reflejos porque no hubo oportunidad para que se le escapara. Tal vez su rostro evidenciaba mucho desconcierto por lo que tuvo que seguir hablando— es importante evaluarlo como su nuevo entrenador y dado que no llegó hace unas horas... vamos a tener que jugar.

Era sórdido, extraño, no podía encontrar más palabras para calificar el cómo se sentía, hace un par de años había tenido sexo con este hombre encerrados en el cuarto de aseo del conserje, ahora le hablaba con tanto profesionalismo que quería lanzarse encima suyo y darle un par de puñetazos para que despertara. Bien, tenía que seguir el juego como que realmente no se conocían para no perturbar a Youngho, hasta que encontrara la manera de hacer que recuperara cada uno de sus recuerdos.

Empezó dando bote un par de veces antes de moverse rápidamente al arco donde el enorme hombre lo esperaba, no podía dejar que el pasado lo dejara como un chiquillo débil, tenía que enfocarse. Se agachó para bloquearlo pero el ex demonio era mejor y más rápido por lo que le quitó el balón y contra atacó, apenas dio un par de pasos antes de lanzar un tiro desde media cancha que tuvo como resultado un "Air Ball" (sin tocar canasta ni tablero).

—No puedo culparlo —miró hacia atrás con media sonrisa avergonzada— soy muy bueno.

Después de unos minutos, Mark se encontraba agitado, si para algo era competitivo era en las prácticas deportivas, quería compensar cualquier defecto a través de esto, sentía una enorme presión en su espalda y no ayudaba el hecho que el "señor Suh" estuviera jugando de verdad. Sintió un "Deja Vu" cuando tropezó con sus propias zapatillas abalanzándose con el cuerpo de aquel hombre, tal pareciera que lo tomó desprevenido porque no tuvo la fuerza para mantenerse en pie.

El movimiento fue confuso, tenia los ojos cerrados por la mortificación, solo sabía que después de unos segundos todo pareció borrarse alrededor cuando escuchó en su oreja el sonido eufórico de un latido cardíaco. Su garganta se anudó con emoción y angustia, poco a poco levantó los párpados vio el gimnasio de lado, sintiendo la respiración agitada del hombre en el cual estaba acostado encima.

Se permitió solo un par de segundos para escuchar su corazón. Youngho tenía un corazón que latía como el humano que era. El mayor se aclaró la garganta.

—¿Mi cuerpo es un lugar cómodo en el que cree que puede descansar? —sonó tan masculino y tan delicioso que lo maldijo por debajo. Separó el rostro de su pectoral y lo miró, ambos rostros tan cerca aunque los ojos de Johnny Suh eran indescifrables— ¿Se siente bien?

La piel de ambos sudaban, Mark creyó que estaba temblando y no se equivocaba, era el deseo más puro y animal por el hombre que tenía debajo suyo, seria tan fácil acercarse a devorar sus labios enrojecidos y lamer el sudor de su barbilla, sería tan fácil arrancarle el pantalón deportivo y montarlo como una perra. Sería tan fácil abrazarlo y decirle que lo amaba... si las cosas no fueran complicadas 4 años después.

Gimió angustiado ¿Estaba admitiendo que quería someterse y entregarse al ahora Johnny Suh? ¿Y qué sucedía con Alyn? meneó la cabeza, realmente había creído que lo suyo con ella era firme, pero nunca pudo comprobarlo cuando el demonio (ex) nunca había estado a su lado como ahora. O debajo, mejor dicho.

—Me acabo de asustar... es... espero no haberme torcido el pie o algo por el estilo —saltó de aquel cuerpo como si tuviera peste o algo por el estilo— lo lamento de verdad, debe pensar que soy el peor jugador de básquetbol que ha entrenado.

Johnny señaló la gradería donde estaba su bolso y un par de botellas de Gatorade como si nada hubiera pasado, claro, seguramente no le había afectado todo lo que a Mark lo hacía. Con disimulo el menor se acomodó la erección mientras pensaba en cualquier repulsión, vaya, había funcionado. Le entregó una botella antes de sostener la suya propia y beber un poco, pero no se detuvo allí, tomó un pequeño cuadernillo donde anotó en una lista cosas.

Empezó a decirle cosas respecto a su juego, como la posición en la que se encontraba asi como también sus debilidades y fortalezas.

—Vi partidos anteriores de su equipo —murmuró, sus ojos color miel estaban fijos en su persona—no sueles anotar, pero como "base" eres uno de los más importantes, diriges el juego y ves los errores en el equipo contrario, si bien careces de la altura necesaria para el baloncesto, tienes la ventaja de ser más ágil, los más altos suelen ser más lentos también.

Mark sabía que era más bajo que los demás y a veces se ganaba un par de bromas, no es que fuera enano, es que los que estaban realmente interesados en baloncesto eran personas de alta estatura que pudieran encestar.

Pero pensando en que Johnny medía casi los dos metros, si se sentía aún más pequeño. Si bien Dios lo había dejado como humano le obsequió la misma altura que poseía como íncubo. ¿Habría otros rasgos que se quedaron con él? Asintió a sus acotaciones, suponía que casi era un cumplido.

El silencio en el gimnasio fue particularmente incómodo para Lee, estaba sintiéndose enfermo de deseo otra vez, si tan solo pudiera sacar la excitación con su novia como lo hacía con Youngho...

Gruñó y meneó la cabeza, esta locura tenía que parar.

—No falte a las prácticas de la próxima semana, me tomo muy en serio las cosas señor Lee.

—No lo haré de nuevo, señor —se paró e inclinó el cuerpo como lo hacían generalmente las personas en Asia, no sabía porque lo hacía pero debía recordar que tenía que mantener la distancia mientras supiera como hacerlo volver— ahora debo retirarme a las duchas.

Johnny asintió, sus ojos estuvieron fijos en su persona por un par de segundos ¿Por qué lo miraba tan extraño ahora? ¿Se habría dado cuenta que lo había estado deseando? ¿Y si Dios lo había hecho un humano heterosexual? Oh por Dios, estaba sobrepensando todo peor que una persona obsesiva.

Se levantó y dio vuelta hacia un costado del gimnasio, pero la voz tranquila de aquel ex demonio llegó hasta él como una jodida suave caricia.

—¿Está bien su novia, señor Lee? —incluso que él lo supiera, no recordando el pasado, lo hizo tropezar. Bien, en presencia del mayor sus pies se hacían torpes— ¿Se siente mal, otra vez? —se paró de donde estaba sentado y caminó hasta él, su ceño fruncido delataba el disgusto de la situación, sus dedos estaban en la muñeca de Mark tomando su pulso— suele tropezar con facilidad, se desmayó en la práctica pasada, faltó a la de hoy ¿Realmente está en condiciones de jugar básquetbol?

—Siempre he estado bien, señor, solo estoy atravesando una situación personal bastante delicada, pero... por supuesto, no puedo culparlo, no tiene un ápice de conocimiento... —bajó el tono de su voz— de nada —retiró la mano del contacto porque le ardía la piel, necesitaba masturbarse en la privacidad de su departamento o tener un sexo áspero con su novia, lo que fuera para disminuir la comezón— y sí, ella está en perfectas condiciones ¿Podría saber por qué pregunta por ella?

Johnny silenció por un par de segundos, evaluándolo.

—Me quedo más tiempo del usual en los gimnasios después del entrenamiento, en ese instante durante la tarde la chica llegó desesperada porque se enteró que se había desmayado, yo le dije que usted ya no estaba, Eso es todo.

Por supuesto eso era todo.

Asintió con toda la calma que no tenía, volteó hacia los camerinos y caminó sintiendo su cuerpo electrizarse, pero luego los pies de ese hombre ya estaban abandonando del lugar dejándolo completamente solo cuando entró en el baño. Cerró la puerta con seguro tras su espalda, quitó su ropa antes de meterse de lleno en la ducha y dejar que el agua caliente quitara todo el deseo que tenia.

Pero era imposible.

La mirada y la nueva altura de Youngho, su piel sudando, su sonrisa neutral, incluso la complexión de su cuerpo bien proporcional, el momento en el que se cayó encima suyo. Jodida mierda, cuando bajó la vista tenía una erección que no iba a calmar esta vez con las cosas más repulsivas. De todas formas nadie lo veía.

Se inclinó hacia adelante para que la apertura entre sus mejillas traseras fuera más amplia, llevó los dedos de la mano derecha a su ano y empezó a acariciar lentamente de adentro hacia afuera. No había hecho esto desde hace años porque consideraba imperdonable tocarse por los recuerdos fogosos de alguien que se había sacrificado para darle felicidad, pero ahora que había vuelto el deseo lo hacia sentirse como una olla a punto de explotar.

Empezó a emitir gemidos repetitivos, los recuerdos más calientes venían a su cabeza pero no era suficiente, tuvo que apoyarse solamente con la cabeza en la pared y usar su otra mano libre para masturbar su pene.

Alyn Lane disfrutaba la manera en la que la tocaba o se la metía profundo, los besos y las palabras cuando "hacían el amor", pero ella no sabía que él hombre que le provocaba todo eso en realidad había sido follado por un demonio jodidamente sexual en el pasado.

No tardó en correrse con un orgasmo desgarrador.

Ese mismo día pero después de clases y cenar con su novia, llegó con desesperación al departamento. Menos mal había roto el espejo retrovisor de su auto y que no podía usarlo hasta que lo hubiesen reparado, no estaba en condiciones de conducir. Un taxi era la solución por el momento.

Al abrir la puerta empezó a llorar agotado, pero más de una necesidad de ser abrazado. En ese preciso instante Chittaphon lo abrazó acunando al menor contra su cuerpo, no importaba que fuese solo un poco más bajo que su amigo, Mark realmente necesitaba un contacto fraternal.

—Llora conmigo, cariño, para eso he viajado —prácticamente lo arrastró hasta un sofá donde el muchacho se acomodara contra él, lloraba por muchas cosas pero también porque necesitaba a sus mejores amigos—yo también te he extrañado, llora todo lo que quieras.

Taeyong, que había estado parado contra la puerta de la cocina observando todo, caminó y se sentó al otro lado de Mark, abrazándolo también. Eran como un sándwich de tres partes. Aquel demonio que había sido callado en ocasiones, pasional en otras y lo más objetivo posible en sus opiniones, ahora era un humano más expresivo.

—Nadie puede juzgarte porque nadie ha tenido que vivir lo tuyo, Mark —rascó su cabellera, Lee daba los últimos suspiros— pero también nadie podrá ayudarte si tú no lo permites... hemos viajado para darte una mano y estamos muy emocionados por todo lo que sucede, Lucas ya debe estar por tomar el vuelo hasta acá. Jungwoo no pudo hacerlo pero... todos estamos tratando de solucionar lo que parece no tener solución.

—No creí que lo deseara tanto, me siento como si estuviera enfermo de amor, me siento tan animal en todo esto —tocó su pecho, los miró a ambos— se supone que yo creía querer a Alyn hasta que apareció Youngho y hoy cuando cenábamos, por primera vez me sentí insatisfecho, como un impostor.

El tailandés mordió su mejilla por dentro, no quería verbalizar cosas negativas o decir "te lo dije".

—Estoy seguro que Felix ya te ha dicho esto pero lo repetiré para que entre a esta mente tan confundida... todo este tiempo tú creíste que saliste adelante y que tus sentimientos por Youngho habían quedado en tu pecho como un tesoro —enlazó sus dedos con los de su mejor amigo. TY mientras acariciaba los cabellos de su nuca como si fuera un pequeño chiquillo— pero ahora que ha vuelto debes enfrentar la verdad, nunca amaste a Alyn, nunca la deseaste como deseas a Youngho, ella es tu recurso para salir adelante pero ya no la necesitas más... el verdadero amor que tú necesitas está allá afuera confundido y desprovisto de recuerdos.

—Suena jodidamente malvado si dices que no la necesito más, no quise usarla.

—Tu subconsciente sí lo hizo y si no quieres hacerle daño, deberías pensar que una chica tan maravillosa se merece a alguien que la ame, no alguien que no piensa en ella como es debido, en un hombre enamorado de otro hombre —Mark abrió la boca para defenderse pero no encontraba palabras, todo de una forma u otra era verdad, escucharlo dolía— Mark, si te sientes enfermo de deseo es porque trataste de frenar eso por 4 años, no necesitas frenarlo más tiempo, Youngho es humano, Youngho es ahora Johnny Suh, hay que trabajar sobre eso.

Taeyong se desplazó de un lado a otro en la sala de estar, había estado buscando probables soluciones, mientras más cabezas y recursos estuvieran en Toronto, más fácil sería para el pelinegro salir del olvido en el que estaba sumergido.

—Lo sigo amando, he estado más tiempo conviviendo con Alyn que con Youngho en su momento y... Dios, realmente sigo amando a Johnny —tragó saliva, se secó las lágrimas y miró a Ten— gracias, de verdad gracias por venir hasta mi.

—Eso hacen los mejores amigos —lo atrajo de nuevo para seguir abrazándolo, no le gustaba verlo débil, lo hacia recordar a esos días en los que Felix estuvo muriéndose, un desagradable recuerdo en la vida de todos— Felix nos abrió cuando llegamos, pero no tuvo tiempo de quedarse, dijo que tenía otras cosas que resolver ¿Podemos quedarnos aquí en tu departamento?

Había una habitación extra con cama matrimonial donde sus padres se quedaban cuando se daban el tiempo de viajar a verlos, también cuando cualquiera de los amigos de los hermanos Lee viajaba a verlos. Por supuesto que los hospedaría. Taeyong llegó con una taza de té verde para cada uno, estaban los tres sentados en el suelo rodeando la mesilla de centro bajo las luces ténues de la sala de estar.

—Con los chicos estuvimos discutiendo sobre como ayudar en esta situación y Lucas dijo algo interesante. Cuando él le robó la memoria a Jungwoo fue a través de un beso, de la misma manera le devolvió sus recuerdos, podrías ver si funciona de esa manera... pero antes de hacerlo ... —TY hablaba con calma, su rostro se veía aún más precioso ahora— debes llegar a él, de alguna manera afectarlo, dicen que el poder más fuerte de todo es el amor y conociendo lo que Dios ha hecho por nosotros, de salvarnos de Asmodeo por el amor que le tenemos a nuestros hombres, creo y espero que sea el amor lo que salve a Youngho de lo que sea que le haya sucedido...

Mark asintió, todas estas decisiones eran repentinas, hasta la semana pasada su vida parecía seguir un "aparente" con una novia estable y una vida "normal" pero ahora estaba ideando un plan para traer de vuelta los recuerdos del ex incubo que sí, amaba y seguía amando. No se puede superar un demonio.

Y ahora tenia que conquistarlo con el riesgo de perderlo todo.

Como había dicho Felix hace 3 días atrás, Youngho no había pensado en si mismo ni condiciones cuando decidió entregarse al ser que tanto había despreciado desde hace 20.000 años, lo había hecho por amor, había hecho un sacrificio.

Mark también debía y podía hacer un sacrificio por amor. Podía arriesgar la sacrificio por amor. Podía arriesgar la estabilidad por todo lo que el demonio ya había hecho. Esbozó una sonrisa nerviosa, quizás había perdido la razón, pero lo haría.

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Felix movió con delicadeza los pies mientras esperaba que el silencio dejara de ser incómodo, mientras el viento golpeaba sus mejillas y hacía que unas cuantas hojas cafés se barrieran por el suelo.

Changbin estaba sentado a su lado prácticamente petrificado, si lo había llamado para hablar de un "asunto", entonces ¿Por qué estaba actuando como un muchachito que no sabía lo que hacía?

Esperó y esperó, cuando creyó que estaba perdiendo el tiempo e iba a abrir la boca, pudo escuchar a su amigo hacer lo mismo. Hablaría al fin. Ambos situados en un pequeño parque con juegos para niños a solo una cuadra del departamento donde Lee vivía.

—No entiendo porque no has llamado, no pasamos siquiera un día sin saludarnos ¿Estás enojado conmigo?

—¿Por qué tendría que estarlo? —la voz ronca de Felix realmente no encajaba con el lugar donde estaban sentados. Ambos, cada uno en un asiento de un columpio, quietos— yo no he hecho

nada malo, pensé que estabas ocupado.

—Sobre ese día... yo...

—No pasó nada ese día de lo que deba avergonzarme, te dije que soy sensible ¿Creíste otra cosa? —para ser algo de lo que "no debiera avergonzarse", había sonado muy molesto.

No le gustaba que Changbin sobre pensara las cosas, no quería que descubriera lo que sentia por él, no quería sufrir por un amor no correspondido. Pudo ver de reojo como su amigo se paró del columpio y arrastró las zapatillas sobre la tierra, casi como si el acto fuera complicado o le dolieran las piernas.

Quería ignorarlo, quería parecer casual pero cuando trataba de observar al frente para pensar, Changbin apareció en su campo visual, incluso dio dos pasos más cerca de él dejando cada mano al costado del columpio.

—Dime que te sucede, Felix, no puedo entrar en tu cabeza si no me dices.

—No sucede nada, eso pasa, no sucede nada —alzó la cabeza para enfrentarse, pero Changbin estaba cerca de su rostro, de pronto ambos respiraban agitados— Changs.„

—Si no me dices qué es lo que sucede, voy... —estiró la mano para acariciar su mejilla, el dedo se fue lentamente hacia los labios donde se detuvo unos segundos— voy a tener que buscar respuestas —incluso cuando Felix le ganaba en altura por muy poco, siempre se sintió con deseo de protegerlo, de cuidarlo ante cualquier peligro, de sentir que lo necesitara.

Confundido por la proximidad de sus cuerpos pero más aún la de sus rostros, Felix Lee estiró el rostro hacia arriba esperando desafiarlo, pero sus ojos se cerraron de golpe cuando Changbin lo sujetó por la nuca para cerrar la distancia que los separaban.

Dio un pequeño gemido de satisfacción. Dios. ¡Había anhelado besarlo después de 4 años! Fue vergonzosa la manera en la que estiró los brazos para abrazarlo por el cuello y responderle, no era el mismo chiquillo de 17 años en el que no sabía besar. La confianza se apoderó de él y lo invitó a que abriera la boca para entregar su lengua, joder ¡De verdad que lo había anhelado 4 años!

Changbin mordisqueó sus labios y casi se sentó en sus muslos para saciar el hambre que crecía en su entrepierna, si había estado erecto no era su culpa, ya lo había estado innumerables veces frente a su amigo menor sin que este se diera cuenta.

—Vamos, va... vamos a mi departamento, Felix —jadeó en su oreja, las manos del rubio tocaron desesperado toda su espalda— vamos.

—¿Fe... Felix?

Como un balde de agua fría sobre sus espaldas, ambos se tensaron sin ser capaces de hacer otro movimiento, esa voz era familiar literalmente hablando. Sabía que debían moverse en algún momento, la posición actual entre ambos cuerpos era un poco fogosa y un poco más que comprometedora.

Fue Changbin quien se separó de los muslos de Felix, pero fue este último quien se paró y decidió enfrentar a la pareja que estaba parada con la boca torcida.

—Hijo —dijo Andrew Lee, su padre, sosteniendo ansioso la mano de su esposa. ¡¿Qué hacían en Toronto?!

Ambos creyeron que su hijo era gay en momentos en que realmente no lo fue, habían desistido de esa idea hace un par de años, pero creerlo a verlo era muy distinto. Muy diferente ahora que por fin había sabido que era correspondido con su mejor amigo.

Muy diferente ahora que su hermano mayor estaba sufriendo por el amor a Youngho. Si llegasen también a descubrir a Mark y si ellos, por otra parte realmente querían mucho a Alyn

¿Complicarían las cosas para traer al ex demonio de vuelta a sus recuerdos?

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