3. Cambio de táctica
No, no podían levantar la mirada aún cuando fuesen demonios, en el infierno había jerarquías y autoridades que respetar y ellos eran insignificantes al lado de otros. Youngho escuchó como las pisadas de aquella entidad se arrastraron sobre el suelo hasta que posó su "figura" sobre un gran trono, si no fueran tan buenos en su esencia de íncubo ni siquiera tendrían la oportunidad de estar ahora a punto de recibir consejos de Rosier, príncipe de la segunda jerarquía, demonio que abre el camino al amor impuro y placer pecaminoso. En otras palabras, rey de los íncubos y las súcubos.
—Su majestad —murmuró Yukhei— he traído ante usted a Youngho tal como me lo dijeron sus mensajeros.
Rosier observó a sus "hijos" en completo silencio hasta que una sonrisa se dibujó en su macabro rostro. Si el gran Asmodeo no podía estar, él debía encargarse.
—¿A qué se debe el honor, mi señor? —Youngho habló mirando la sombra de aquel ser en el suelo, podía divisar unos cuernos y alas de gran longitud. ¡Vaya, ni siquiera ellos conocían la verdadera apariencia de Rosier u otro demonio de alto rango ¡Ni que decir del gran Satanás!— Los íncubos y súcubos por lo general son de un aspecto horrible y deben transformarse en la tierra de los humanos para conseguir lo que quieren, solo unos pocos como ustedes gozan de una apariencia naturalmente hermosa... siéntanse con ventaja, ustedes tienen mayor probabilidad para matar a alguien.
Yukhei esbozaría una sonrisa por el "cumplido" del gran Rosier puesto que sabía que habían sido afortunados al ser dotados con belleza natural, pero no se encontraba en el lugar y momento adecuado. Esto era el infierno, el hogar natural del mal, la pesadilla humana, la cuna del horror.
Youngho, por su parte frunció el ceño. ¿Por qué había sido llamado?
—Atacar a una mierda seguidora de Dios es nuestra fascinación, no todos los demonios cuentan con el poder de hacerlo en territorio hostil —murmuraba con la voz distorsionada y grave, era su esencia — ¿Colegio católico? me gusta tu nueva jugada Youngho ¿Serás capaz de robar esa energía y asesinar cuando ellos viven haciendo plegarias, misas y todo ese tipo de cosas que aborrecemos?
¿Sería capaz? Para Youngho no era fácil lo que se había propuesto, cuando a los ojos de los estudiantes él lucía como un profesor autoritario y fuerte, para él estar dentro de un ambiente religioso era detestable. Le ardía cada parte de su endemoniado cuerpo y se sentía volátil, la única forma de protegerse era usando una cadena de plata especial que además ayudaba a mantener oculto su aspecto real, aquel donde no usaba ropa alguna, donde sus enormes alas negras llegaban hasta el suelo y sus ojos eran de color rojo.
Miró sus dedos sostener la tierra húmeda.
—Soy capaz, mi señor... estoy protegido, aunque requiero suficiente energía para llevar a cabo todo esto, aún no creo tener el suficiente poder para entrar a una iglesia.
El gran demonio Rosier se paró de su trono y empezó a arrastrar sus pies alrededor de aquellos dos demonios. Eran de la raza de íncubos y súcubos privilegiada, eran hermosos, eran los favoritos.
—¿Crees que si no me importaran no los habría llamado? —su risa podía acabar con la esperanza de cualquier humano si llegase a escucharla, pero para ellos solo era algo "normal" e incluso gratificante— bien sabrán que los íncubos y las súcubos tienen distintas técnicas para joderse a los humanos—ninguno de los dos dijo algo, las llamas crepitaban en todas partes esparciendo algo de luz en un ambiente tétrico— pero tú, Youngho, estás entrando en territorio hostil... evalúa tu forma de querer joderte a esos niños de la escuela, los religiosos siempre tienen más barreras que romper.
Como una niebla negra se desplazaron hacia donde sabían que se encontraba la entidad que querían enfrentar, aquel demonio que había interferido en los planes, aquel que poseyó a un niño para golpear sin razón aparente a Mark Lee.
¿Por qué?
Atravesaron un bosque de árboles muertos para llegar donde escuchaban un cántico femenino.
Al divisar al grupo de súcubos, con violencia e ira rompieron los cristales de las copas de vino que poseían, hicieron un caos completo del lugar antes de hacerse corpóreos con sus enormes alas negras cubriendo sus cuerpos desnudos.
Yukhei y Youngho las observaban con desprecio mientras que ellas emitían sonidos endiablados de excitación.
Las súcubos eran la versión femenina de los íncubos. Demonios de aspecto femenino que poseen durante la noche a los hombres a través de la parálisis del sueño y el sexo, deterioran su salud hasta llevarlos a la muerte.
—¿A qué se debe semejante honor? —voltearon cuando escucharon una voz persuasiva.
Allí parada estaba la súcubo más hermosa de la nueva generación, con su cabello largo cubriendo sus pechos, sus ojos rasgados enmarcando sus ojos rojos, su sonrisa bonita, sus alas con plumas negras pulidas. Irene era su nombre.
—Solo vengo a advertirte una cosa, pequeña mierda —Youngho era al menos 30 centímetros más alto, por la diferencia de estatura sus ojos observaban con desprecio hacia abajo— no te metas en lo que haga.
—Te comunico Youngho que estás interfiriendo en nuestro dominio... deberías acotarte a poseer sólo a féminas ¿Por qué quieres acostarte con un muchachito religioso? ¡Eres un íncubo!
Yukhei que observaba la escena, levantó una ceja y dio un paso hacia el frente, pero fue su amigo quien colocó una mano en su hombro para que se detuviera, esto lo enfrentaba solo.
—Somos demonios, maldita sea, si queremos jodernos a algo lo hacemos y ya —rodeó el cuello de Irene con ambas manos y la elevó del suelo, era diminuta, era delicada, si hubiera sido mortal podría haber acabado ahorcándola en segundos. Pero Irene era tan demonio como él así que levitar era esperable— te reconocí en la tierra ¿Crees que no sé que poseíste al mocoso para herir a Mark Lee? ¿Crees que no sabré yo que aún no superas nuestro pasado? —acercó su rostro a ella y masculló con desprecio en voz de ultratumba— patética.
La lanzó contra el suelo con tanta fuerza que fue imposible para la demonio poder defenderse, hizo un agujero de casi 2 metros de profundidad con ella. Pero como no era débil fue cosa de segundos levantarse, sacudir el polvo y erguirse en su esencia.
No fueron necesarias más palabras, incluso los demonios tenían sus reglas: no podías irrumpir en los planes de otros y es que a veces era imposible no hacerlo, los demonios eran seres despreciables, temperamentales, caprichosos e interesados en sí mismos.
Ambos desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos mientras el club de hermosas súcubos se mordían los labios deseando poder copular con ellos. ¿Qué sucedía si eso ocurría? Existía la probabilidad de engendrar seres monstruosos llamados "Cambion", seres que en ciertas ocasiones eran cambiados por bebés en familias humanas para llevarles calamidades y desgracias.
Irene retorció su cabello y desapareció de allí también, la única forma de poder calmarse era a través de sexo desenfrenado. Los hombres ingenuos creían que la estaban pasando bien sin tener idea que la vida se les iría literalmente en ello.
4 días después, sábado 31 de marzo 2018
Madera crepitar en una chimenea acogedora, tazas con chocolate caliente, pequeñas gotas de lluvia golpeando las ventanas de su habitación, el ambiente ideal en un día de semana santa, las últimas lluvias en primavera, el último atisbo de frío, recuerdos que atesorarían siempre.
Quizás en otro ambiente y en otro lugar habría soda para Mark y cerveza para Jungwoo y Ten, pero en un día especial y en la casa de los Lee la cordura y abstinencia debía primar.
El muchacho miró a su amigo que tenía la mirada perdida en la ventana ¿En qué estaba pensando?
Cuando posó una mano en su hombro y lo movió ligeramente, Chittaphon regresó sus ojos hacia su grupo de amigos y esbozó una sonrisa, podía hablar abiertamente de lo que pasara su cabeza siempre y cuando Felix no estuviera entre ellos. Era importante para el hermano de su amigo mantener la cordura.
—¿Estás bien? —murmuró Jungwoo, tenía sus pies cubiertos con calcetines rosados y pijama gris.
Su rostro preocupado y mejillas sonrosadas. Mark lo miró al borde de la ternura, amaba ver a su amigo tranquilo, el año pasado la cosa había sido muy distinta ¿Y creyó que lo juzgaría? Luego desvió la mirada a Chittaphon, parecía confundido.
—Ayer salí a beber con unos amigos de la universidad... —El tailandés tenía unos cursos de diseño ambiental en la Universidad de British Columbia— pero... —casi sonrió con burla cuandoMark se sorprendió. Sí, él sí podía beber un día religioso y sí, había locales abiertos en Vancouver un viernes santo— pero hay un punto en el que no recuerdo qué sucedió.
Jungwoo abrazó sus piernas ansioso después de beber chocolate caliente, los 3 estaban sentados en una enorme alfombra felpuda color crema, aunque Mark Lee tenía la pierna enyesada sobre una almohada.
—Tal vez bebí demasiado, tal vez realmente no debía hacerlo pero...
Flash Back
La sonrisa bobalicona que estiraba su comisura labial era la alarma para saber que estaba cruzando el puente hacia la borrachera. Aunque su familia no era católica y respetaban la fecha en la que se encontraban, creía que no era impedimento para beber un poco y charlar con las personas que había conocido en su universidad, después de todo sus mejores amigos aún no salían de la escuela secundaria y no podían acompañarlo en esto. No legalmente, al menos.
Sus amigos se querían seguir bebiendo conforme pasaban las horas y la sensibilidad del tailandés en sus extremidades iban borrándose. Sabía que, si bebía una botella más de cerveza, no habría vuelta atrás y no, no quería llegar cantando a su casa bajo la mirada enojada de sus padres.
Se despidió ¿Lo había hecho? los recuerdos eran borrosos. Caminó hacia la calle y no fue que, cuando la ropa se pegó a su cuerpo, que se dio cuenta que estaba lloviendo intensamente.
—Vamos Chittaphon, camina derecho, vamos, allí, así, tú puedes.
Se decía a sí mismo tratando de seguir un ritmo constante, la preocupación de las gotas pasó a segundo plano, lo importante era llegar sano y salvo a casa, creía ser capaz de ir caminando pero después de unos minutos el efecto del alcohol se hizo más pesado.
Unas personas de apariencia peligrosa estaban paradas en una esquina fumando y hablando en una mezcla de inglés y francés y él, que sabía ambos idiomas pero que estaba borracho, no entendía cosa alguna.
Sintió miedo, miedo real porque sabía que sería asaltado, miedo porque lo dejarían tal vez solo con la ropa puesta e inconsciente en el suelo ¿Qué clase de bar de buena reputación abriría por la noche un viernes santo? No al menos en Vancouver.
Cuando las personas se voltearon hacia él con interés de hacerle daño, sus rostros se desfiguraron por completo antes el horror y corrieron tan lejos como sus torpes pies le dieron a basto. Chittaphon no comprendió nada y tampoco quería analizar qué había sucedido. Se volteó con cuidado hacia atrás porque el frío estaba congelando su cuerpo.
—Necesitas ayuda —el hombre estaba con paraguas cubriendo su rostro, no había preguntado, era una confirmación. Su voz estaba calma— ¿Cómo puedes salir de esta manera?
—¿Y tú quién eres?
El paraguas se movió tan solo un poco para revelar un rostro realmente bello, una piel de porcelana intacta, ojos rasgados elegantes y ¿Ojos rojos?
Fin Flash Back
"No recuerdo cómo al despertar esta mañana estaba arropado cómodamente en mi cama y sin una sola gota de resaca" murmuró inquieto.
La última imagen que había tenido del día de ayer había sido de ese hombre cubriendo su cuerpo con el abrigo negro que llevaba puesto y colocando un paraguas sobre su cabeza para que la lluvia no siguiera empapándolo. Después de eso era como si el alcohol hubiese nublado su cerebro por completo.
¿Cómo había llegado a la casa?
—Mis padres dicen que no me sintieron abrir la puerta, quizás fui demasiado cuidadoso en abrirla.
—Supongo que ese hombre no te hizo daño, tal vez te dejó en la puerta de tu casa —Mark miró a su amigo inclinando la cabeza— ¿Te sientes bien? ¿Sientes algún dolor?
—Ni dolor, ni... ni una gota de cansancio y es extraño porque el alcohol me afecta demasiado, solo espero no haber sido demasiado grosero con ese hombre, creo que gracias a él no me asaltaron anoche.
Alzaron sus tazas de chocolate caliente antes de dar un brindis y continuar con la conversación.
Mark observó a sus amigos, Chittaphon parecía ensimismado en sus pensamientos al igual que Jungwoo. Se mordió los labios, sus padres no tenían ni un ápice de conocimiento de la inclinación sexual de sus amigos. Jungwoo era derechamente gay, Ten era bisexual pero sus últimos amores fueron hombres. No les harían daño ni los discriminarían, pero sí tendrían un sermón de meses sobre lo "natural" y lo "antinatural".
"Casi te corres durante el sueño escuchando el susurro y la caricia de un hombre" se dijo con miedo ¿Acaso aún debía rezar un rosario para pedirle perdón a Dios?
—¿Cómo ha sido la escuela estos días Jungwoo? —El aludido descansó su rostro en el hombro del tailandés.
—Lo único de lo que se habla es del nuevo profesor —apretó sus labios—¿Puedo admitir que está caliente como el infierno? —Chittaphon se reía por lo bajo, Jungwoo sonreía con burla mientras Mark sentía su espalda tensarse— su auto ha sido la nueva atracción.
Mark Lee observaba su tobillo enyesado con cuidado. Estaba seguro que Johnny Suh era un hombre difícil de comprender y lo había podido comprobar en las breves interacciones que tuvo con él en dos días, aquel donde chocó y solo lo observó durante mucho rato, y el otro donde llegó a la escuela. Pero incluso estando molesto fue capaz de acompañarlo en el hospital hasta que todo estuviese en orden. El compañero que lo había agredido iba a quedar suspendido una semana, pero la propia intervención del profesor Suh evitó que solo su castigo se redujera a pedir perdón a la familia Lee.
Por supuesto Mark no comprendía tal acto de generosidad ¿Cómo saber que en realidad el íncubo no quería que las acciones de Irene la súcubo no tuvieran efecto?
El ruido de la puerta sacó a cada uno de sus pensamientos. De allí asomó su rostro Felix, su hermano.
—Siento interrumpir su conversación...—todos le sonrieron con calma, era un chico adorable—pero llegó algo en la entrada y estaba a tu nombre ¿Puedo dejarlo en tu cama?
Entró cuando su hermano mayor le dijo que podía hacerlo pero se volteó con una ceja curiosa cuando escuchó un sonido de sorpresa, quería quedarse a aceptar la invitación de compartir con ellos pero incluso él tenía con deberes escolares que cumplir en semana santa.
Jungwoo se acercó rápidamente a la cama de Mark junto con él ¿Esto era de verdad?
—Tu réplica de la torre Namsan en... perfectas condiciones —se mordió el labio sonrojando sus mejillas, luego miró a su amigo— ¿No dijiste que lo hiciste añicos?
El muchacho no dijo nada, todo lo que podía hacer era acercarse con cautela a la cama y mirar sorprendido la réplica para darse cuenta que era cierto, estaba tal cual había quedado antes de chocar con aquel hombre. Lo había arreglado ¿Para qué? ¿Para eso se había llevado los restos que quedaron? No había forma de que lo hiciera usando aquello, el hombre había empezado de 0.
¿Tenía que sentirse conmovido? Estaba sorprendido. Incluso creía que estaba más detallado, en mejores condiciones.
—Ahora entiendo porque todo el mundo habla de ese tal profesor, incluso te ayuda a reconstruir algo que tú mismo destruiste y si Jungwoo dice que está caliente como el infierno... amigos míos —apoyó un brazo a cada lado de ellos— creo que su amigo Chittaphon Leechaiyapornkul irá a darles una visita.
Mark prefería quedarse callado, no estaba de acuerdo con la relación de personas del mismo sexo pero eran sus amigos, sus comentarios podían ir y venir.
—Si quieres tener relaciones con una pared inexpresiva... adelante Ten, ve a visitarnos.
—¿Inexpresivo? —Jungwoo frunció el ceño— Harvey que está en el equipo de básquetbol dice que el señor Suh los alienta con entusiasmo, incluso... ha sonreído. Cuando vuelvas a clases comprenderás porque nuestras compañeras están tan "enamoradas".
Mark quería rebatir las cosas que estaba diciendo pero ¿Cómo podía hacerlo si desde el día del accidente es que estaba con descanso en la casa?
Trató de imaginar el rostro del nuevo profesor esbozando algo, pero le era imposible, sin embargo le dio una mirada a la preciosa réplica y sus propios pensamientos se volvieron confusos. ¿Y si en serio solo había sido un mal comienzo, nada más?
Horas más tarde después vació su vejiga con dificultad y cepilló sus dientes, había asistido a misa y se sentía fresco espiritualmente hablando, sus párpados pesaban y lo único que deseaba era acomodarse bajo las mantas.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que cayó en las profundidades del sueño?
Estaba durmiendo boca abajo con su pierna "herida" posicionada de manera tal en la que no estuviese incómodo, estaba tranquilo, estaba desconectado de todo lo que lo rodeaba, incluso si una figura de 1 metro 90 se hacía corpóreo a su lado entre la niebla negra.
Youngho se desplazó sin tocar el suelo hacia la cama del chico y se sentó a su lado, extendió el dedo índice de su mano derecha en el aire e inmediatamente una pequeña llama salió de él para iluminar el ambiente.
—Pequeña mierda ¿Dónde está tu Dios ahora? — sonrió con burla mirando una imagen religiosa en un costado— debería follarte hasta acabar con tu vida, un cordero del rebaño menos.
Acercó su boca a la nuca del muchacho que estaba expuesta tan deliciosamente, su piel pálida, el calor que emanaba. Gruñó inquieto e hincó sus dientes en ese sector antes de succionar toda la zona lentamente con hambre, apretando sus labios contra su carne, respirando su esencia.
Lo escuchó gemir suave entre sueños, un pequeño arrullo que puso sus ojos aún más rojos y su pene aún más grueso. Un llamado al pecado, su mejor tarea como íncubo.
Dentro de sus sueños, Mark Lee veía borrosa su habitación, pero no era capaz de prestarle atención al frío ambiental, ni al hecho que su cuerpo estaba perdiendo energía sintiéndose perezoso como nunca antes, solo podía sentir una lengua recorrer lentamente su espalda.
—Ahh... Di... Dios —susurró torpe.
Youngho frunció el ceño y miró con desagrado al niño boca abajo en esa cama i¿Por qué esa manía de los humanos de invocar a Dios en este tipo de cosas?!
—Dios no te va a defender de esto, pequeña mierda.
Mark despertó un poco más, solo lo suficiente para sentir como alguien le bajaba el pantalón de pijama lentamente por la curvatura de su trasero y lo descendía hasta sus tobillos. Creía seguir soñando. No entendía nada pero volvió a gemir cuando unas manos de gran tamaño sostuvieron su trasero y lo masajearon con tanta calma que quería rogar por más.
¿Alguien se estaba apoyando a su lado en la cama? ¿Alguien lo estaba acomodando en otra posición?
La misma mano acarició con sosiego su abdomen en forma circular mientras metía un muslo o algo así entre sus piernas ¿Estaba en una posición "cucharita"?
—¿Estás disfrutando? —alguien susurró en su oreja calientemente, asintió con cuidado— Disfruta esto, cordero.
Desde lo más profundo de su ser, Mark Lee gimió y movió su cadera inconscientemente hacia adelante cuando una mano capturó con poder su miembro.
Incluso si fuese un chico bien religioso era normal tener sueños húmedos. Sí, porque Mark creía estar en un sueño aún.
Youngho abrazó con fuerza a ese niño mientras lo masturbaba, su mano derecha se encargaba de aquel acto mientras que con la otra utilizaba sus dedos para tocar toda la deliciosa zona que rodeaba su ano. Gimoteó necesitado y pensó por un segundo enfadado ¿Actuaría así si se acostara con una mujer? Gruñó enfadado ¡De eso no!
Estimuló con mayor fuerza su ano y acarició su pene de arriba hacia abajo, su lengua húmeda y caliente trabajaba friccionando el lóbulo, si pudiera encender las luces la imagen sería puramente sexual, un enorme cuerpo cubriendo uno más bajo y menudo.
—Podría... podría follarte tanto, meter mi miembro húmedo y caliente en lo más profundo de tu trasero —jadeaba produciendo el mismo efecto en su víctima, ya estaba una masa caliente, sudada y temblorosamente receptiva— chupar cada centímetro de tu existencia, robarte los orgasmos... podrías montarme una y otra y... otra vez.
Sonrió complacido contra el cuello de Mark Lee cuando escuchó sus ínfimos susurros pidiendo que lo siguiera masturbando, pero Youngho el íncubo sabía muy bien que, si un demonio como él tomaba del cuerpo de ese adolescente, alguien religioso y virgen hasta los huesos, podría acabar con su vida y llevárselo al más allá en un segundo. Era demasiado insaciable.
Le dio una suave lamida en su cuello.
—Si te mato ahora no será entretenido.
De pronto observó su tobillo enyesado con las cejas fruncidas y muy disgustado, todo había sido culpa de Irene la súcubo. Miró de pies a cabeza a Mark Lee, cualquier cosa del averno podía matarlo. Y sí, asesinar era placentero, causar pánico, pesadillas, cosas horrendas de toda índole a la humanidad, pero ¿Quería compartir ese placer con otros demonios?
Se agachó a mirar el yeso. Desaprobación.
—Esto se interpone en todos mis planes —extendió su mano sobre el yeso e hizo un breve movimiento con un suave fuego flameando de la palma— a partir de la próxima semana, cordero, veremos cuanto Dios te puede salvar de esto —una voz de ultratumba salió de su interior mientras reía con los dientes apretados, sus ojos estaban más rojos que nunca y su líbido entusiasmado por los planes a futuro— que comience el juego, pequeña mierda.
Minutos más tarde allí estaba Mark Lee, llorando con el rostro entre sus manos sintiéndose agotado y culpable. Había despertado repentinamente creyendo que el sueño había sido real salvo por un detalle, estaba tan erecto y excitado que no podía volver a quedarse dormido.
¿Solución? terminó masturbándose con la mano bajo su pantalón deportivo pero la culpa y el miedo hacían lo suyo. ¿Cuál era el fin de recurrir a acariciarse de esa manera en semana santa?
Youngho no estaba presente, pero si lo hubiera oído llorar se habría sentido mucho mejor consigo mismo por torturar a un humano y llevarlo contra sus principios. En cambio, el demonio estaba irascible lanzando botellas de vino vacías.
—¿Podrías dejar de hacer eso? el ruido molesta — murmuró perezoso aquel demonio mientras se miraba al espejo y apreciaba su bien trabajado cuerpo con una sonrisa autosuficiente.
—¡Silencia tu maldita boca Yukhei! —bramó Youngho con voz de ultratumba dando vueltas por todo aquel espacio.
El otro íncubo que observaba pensativo la lluvia caer en la ciudad, volteó el rostro hacia un servus (demonios sirvientes con aspecto de gárgola jorobada) cuando le llegó una botella de vidrio en la espalda, luego alzó sus preciosos ojos rasgados rojos a Youngho con interés.
—¿Desde cuándo no terminas tus tareas sexuales? —ni siquiera se estaba mofando, más bien parecía desganado— ve, hay millones de mujeres en el mundo con las que puedes saciarte y matar... y de paso dejas de golpear a los pobres sirvientes con las botellas.
Yukhei extendió su cuerpo en un sofá de cuero rojo con interés, chasqueando sus dedos después para que entre sus manos apareciera un bowl de palomitas blancas. Todos sabían que no había algo más hiriente para un demonio íncubo que se le cuestionara su naturaleza y apetito sexual.
Esto se pondría divertido.
Youngho reprendió a Yukhei con la mirada, luego caminó erguido hacia su otro colega que no se intimidaba en absoluto por la diferencia de proporciones. El ofendido inclinó su cuerpo hacia adelante con una sonrisa llena de confianza.
—Es absolutamente normal que los demonios juguemos antes de cazar a nuestra víctima, pero —bajó el tono de su voz— ¿Desde cuándo los demonios nos dedicamos a arropar y cuidar a los humanos, Taeyong?
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