27. La petición del demonio

Flash Back

En sus sueños pudo ver como una preciosa flor color negra se marchitaba poco a poco hasta hacerse polvo. Después de aquello toda imagen se esfumó y el estado de alerta hacia lo que Io rodeaba era mayor, creía que había dormido demasiado porque no le dolía la cabeza y la desesperación en su pecho no existía. Si, durmió... ¡Se quedó dormido!

"Felix" pensó en su precioso hermano antes de levantar la cabeza con el deseo de querer observar su cuerpo, nunca iba a perdonarse si el menor había fallecido mientras él no había estado pendiente de su persona. La angustia hizo que la boca de su estómago se hiciera un nudo ¡¿Por qué no estaba acostado?! Sus padres estaban durmiendo en posición fetal abrazados el uno al otro, sus amigos estaban convertidos en ovillos dentro de sus asientos.

—Mark.

Pudo escuchar con toda claridad la voz ronca de su hermano tras su espalda. Absolutamente perplejo miró hacia atrás y no pudo controlar su garganta cuando de esta salió un grito que alertó a todos.

—¡FeIix! —de un solo salto salió de la cama, los demás gimieron, pero cuando enfocaron la figura del adolescente, sus bocas, al igual que la de Mark se abrieron evidenciando la sorpresa.

Fin Flash Back

No entendía que estaba pasando y tampoco sabia a qué aferrarse, en este momento sus ojitos húmedos estaban observando el pequeño algodón que la enfermera puso sobre la zona donde sacó un par de muestras sanguíneas. Iba a secar la lágrima que cayó de su ojo derecho sobre el pómulo, pero la mano de su hermano mayor lo hizo por él, ninguno hablaba por temor a romper la burbuja mágica en la que estaban viviendo, esto... ¿Era real? ¿Era posible siquiera?

El mayor depositó un beso en su frente y se sentó en la silla a su lado mientras ambos observaban el ir y venir de profesionales de salud a la habitación de Felix, necesitaban verificar que lo que se comentaba era cierto, necesitaban evaluarlo, necesitaban respuestas.

Esto era un indicio de lo que podía ser el resto de los próximos días o lo que se tardaran para tener un nuevo diagnóstico y sí, había que tener mucha paciencia.

Esta mañana al despertar vieron en todo su esplendor a Felix parado en medio de su habitación, con el precioso color rosado tiñendo sus mejillas y la piel de su torso sin hematoma alguno, totalmente diferente a la imagen del muchacho antes que se quedaran dormidos ¿Cómo y por qué había vuelto a la vida?

Después de salir del colapso inicial y todo lo que significó aquello, Felix les pidió encarecidamente volver al hospital, se sentía demasiado bien para que fuese cierto. Esa era la razón por la que estaba devuelta a la espera que un comité de especialistas y los médicos tratantes se reunieran, iban a hacerle hasta la última prueba para saber qué sucedía.

—Lo último que recuerdo fue tu voz que me pedía que no me fuera antes que regresaras a la habitación, luego... nada más —repasó las manos por su calvicie— ni siquiera necesito pañal de adulto, me siento como... como si no tuviese nada, eso no es normal —susurraba antes de observar la piel de su vientre en perfectas condiciones, ningún rastro de manchas, nada.

—Tienes que estar tranquilo, vamos a tener una respuesta... quiero tener fe, voy a tener fe —lo abrazó, acunando su figura escuálida contra su cuerpo, Felix escondió el rostro en su cuello, dando el paso libre para que se manifestara sin inhibiciones.

El menor terminó sollozando.

—Yo me estaba muriendo, me iba a ir... ¡¿Qué quiere este cuerpo de mí?!

En ese mismo momento entró a la habitación Andrew Lee con su delantal blanco de médico junto a otros colegas, uno de ellos era el oncólogo que había dejado todo en casa para evaluar a quien fue un paciente muy especial para él. Quería evitar gesticular alguna cosa pero fue inevitable mover la boca al verlo nuevamente en la cama de aquel hospital.

Mark se paró cerca con la barbilla temblando para observar como el médico tratante le realizaba examen físico. La situación lo hacia sentirse enfermo, era como si retrocedieran el tiempo al mes de mayo cuando tenían que diagnosticarlo nuevamente de cáncer, sentía que iba a vomitar.

—Las muestras de sangre ya fueron al laboratorio para su análisis —dijo Andrew.

—Entonces prepararé al equipo para que realicemos una muestra de médula ósea, sería pertinente realizar la punción lumbar mañana y creo que con eso...

—Todos los exámenes que se requiera, incluso un TAC, si Felix ha decidido volver al hospital y a tomar las riendas de su enfermedad vamos a llegar tan lejos como él quiera.

Cuando su hermano quedó en las manos de su madre, Mark caminó hasta una sala de espera especial donde vio a Jungwoo apoyado en el hombro de Chittaphon. De forma inmediata se separaron y lo rodearon cuando intentó sentarse, fue en ese momento que fue relatando lo que estaba sucediendo,

—No sé a qué atenerme, no sé cómo llamar esto que le sucede, quiero sentirme bien porque está vivo, pero tengo un enorme vacío en mi pecho —dejó que Jungwoo le hiciera cariño en el cabello, tenia un efecto realmente apaciguador en la punta de los dedos— lloramos en la mañana al verlo parado pero...

—Estamos enamorados de seres sobrenaturales, nada debiese ser extraño ¿Quieres albergar un poco de esperanza en tu pecho que a tu hermano le está ocurriendo un milagro? —snoopy lo abrazó aún más fuerte, el tailandés asentía de acuerdo a sus palabras— ¿Le has contado la noticia a Youngho?

Negó mirando a su alrededor con los ojos brillantes, él no había aparecido desde que le dijo que lo amaba, pero estaba casi seguro que Io vigilaba desde su invisibilidad, necesitaba contarle lo que estaba pasando, pero estaba seguro que ya lo sabía todo, él había dicho que también cuidaba a Felix.

Antes de hacer o decir otra cosa más, el teléfono de Jungwoo sonó ¿Sería alguno de sus padres?

Ninguno de ellos parecía estar preocupado del hecho que el muchacho no mantuviera comunicación desde su salida o que varias de sus pertenencias desaparecieron por "arte de magia" en su habitación. Sus ojitos se abrieron en demasía, algo estaba pasando. Cortó la llamada y se paró asustando a sus amigos.

—Chicos debo irme, por favor ante cualquier cosa llámenme ¿Sí? —su voz sonó aún más aguda que de costumbre.

—¡¿Sucedió algo?! —Ten sujetó la manga de su camiseta pero este se movió rápido. No alcanzó a responder porque sus pies ya lo estaban sacando del hospital mientras corría tanto como podía.

No supo siquiera como fue que se subió a un taxi y le pidió al conductor que lo llevara a una dirección especifica, la necesidad de llegar cuanto antes lo dejó aturdido por un par de minutos. Tragó saliva un par de veces, Yukhei no supo explicarse por teléfono en absoluto, solo pidió entre lágrimas que lo único que necesitaba era que de forma urgente estuviese a su lado. Tenía terror.

¿Cuántas veces estuvo él cuando lo necesitó? ¿Acaso no lo había salvado de las personas que abusaron física y psicológicamente hace tiempo en Montreal? Felix ya estaba siendo observado y Mark tenía a Ten a su lado, Jungwoo debía preocuparse por la entidad que amaba.

Cuando el chofer del taxi le dijo que habían llegado, el muchacho apenas pasó el dinero y cerró la puerta con poca moderación.

No había estado antes en la situación que debía acercarse al conserje para decirle a quien iba a ver puesto que se teletransportó con las capacidades extraordinarias de su demonio, ahora ¿Tenía que hacerlo? fue suerte suya cuando no vio a nadie en la entrada, la tomó como una oportunidad del destino antes de marcar en el elevador el piso al cual se dirigía.

Nunca antes un par de segundos se sintieron como un par de horas, cuando el tablero marcó el número indicado, las puertas se abrieron. Salió despedido hacia el pasillo, solo había 3 puertas en aquel piso y como no sabía cuál era el número se asomó por la que estaba semiabierta.

Poco a poco reconoció el enorme entorno. Cerró la puerta tras de sí con cautela y caminó hacia la sala de estar pero se detuvo cuando vio en medio de la alfombra principal al demonio que amaba, con los ojitos llenos de lágrimas no derramadas y vestido únicamente con pantalón holgado deportivo color negro.

—Xuxi —susurró.

—Zeus, yo... tengo miedo —murmuró con la voz torcida— no sé porqué ha sucedido, pero... —secó la única lágrima que cayó en ese segundo— estira tu mano.

Jungwoo avanzó confundido con la mano estirada hacia él, algunas personas no sabían explicarse en situaciones complejas y mucho menos para el demonio que no sabía fluir del todo sus emociones. La mano cálida de Yukhei sostuvo la suya y antes de decir cualquier otra palabra, posicionó la mano de su amado encima y en medio de su tórax.

Fue en ese preciso instante en el que, cuando la palma y los dedos estuvieron tocando su cuerpo, que Jungwoo dio un largo gemido consternado. Su boquita tembló, sus ojitos se humedecieron

¡¿Esto era real?!

Flash Back

Dedos que se fueron comprimiendo hasta convertirse en puños, brazos que se fueron estirando sobre las sábanas mientras su cuerpo era bañado por cálidos rayos de sol. Un poco aturdido fue despertando, poco a poco sus párpados se abrieron hasta tener una imagen clara de la habitación en la que se encontraba.

Las cortinas color azul que enmarcaban la ventana se levantaban con gracia cuando una suave brisa entraba por ella, todo parecía aún más vivo de lo que alguna vez percibió las cosas en su existencia como demonio.

Frunció el ceño cuando se dio cuenta que se había quedado dormido ¿Hace cuánto tiempo no lo hacía?

Se sentó al borde de la cama mientras repasaba la mano por un ojo, pero todo aquel pasivo ritual de "despertar" se vio interrumpido cuando escuchó el grito de Taeyong desde la cocina. 

Asustado cerró los ojos con todo el deseo de aparecer donde él estuviese pero... sus pies siguieron en el suelo y su cuerpo en el mismo sitio. No podía teletransportarse o convertirse en niebla negra ¡No podía!

Una presión subió por su garganta que lo hizo gemir a medida que tocaba desesperado su rostro, miró sus brazos, miró su cuerpo, por fuera todo parecía como antes pero por dentro no, se sentía tan diferente ¡Tan desprovisto de sobrenaturalidad!

—Taeyong... —murmuró dando suaves pasos sobre el piso frío— Taeyong ¿Qué estás haciendo?

El aludido se paró con la boca manchada de condimento pero con sus pómulos mojados, estaba llorando.

—No puedo parar, Yukhei, no puedo parar de comer, tengo una necesidad particular de meterme todo lo que hay en el refrigerador, no puedo... —llevó las manos al estómago mientras perdía el color en sus mejillas. Corrió hacia el lavaplatos y expulsó entre quejas todo lo que había tragado, estaba vomitando.

Después de eso sus rodillas se doblaron haciéndolo caer al suelo de baldosas. Se sintió tan débil y tan particularmente patético que las lágrimas y el llanto no cesaban ¡¿Qué era todo esto?! Yukhei se agachó hasta su altura y lo sostuvo entre sus brazos para que su amigo se desplomara con él, pero cuando así lo hizo pudo ver bajo su camiseta cicatrices.

—T... Taeyong, pue... ¿Puedo ver tu espalda? —sin entender qué era lo que quería, el "demonio" lo observó aturdido y levantando los brazos para quitarse la prenda. Su amigo de cabello rubio lo rodeó hasta que su boca se desencajó.

—Yukhei ¿Qué es lo que sucede?

Negó... esto no podía ser cierto. Sus dedos torpes y abrumados llegaron hasta la espalda de Taeyong para acariciar con mesura las cicatrices que tenía en el borde de sus escápulas, una en cada una, eran dos cicatrices de 20 centímetros en el lugar donde nacían sus alas.

Cuando TY se volteó a ver su espalda en el reflejo del horno, su respiración se hizo más rápida y sus ojos se volvieron más húmedos, sus labios temblaron. Atormentado miró a Yukhei cuando este le mostró la espalda, también tenia las cicatrices sobre su piel.

Todo parecía cámara lenta en el momento en que ambos llevaron la palma de su mano sobre el pecho para terminar sintiendo algo que estaba bombeando de forma constante dentro ellos, algo que bombeaba más fuerte ahora que podían sentir miedo de forma real. Gimieron con un tono más agudo.

Yukhei observó el cabello de su amigo con sus ojitos tristes ¿Cómo no se había dado cuenta que ya no lo tenía de color rojo?

Fin Flash Back

Jungwoo continuó acariciando el pecho del hombre que amaba, pero apoyó el costado de su rostro después de abrazarlo para terminar cerrando los ojos y escuchar los latidos de su corazón.

—Está latiendo —gimió emocionado el menor— está latiendo muy fuerte y lleno de vida.

—Por... ¿Por qué? ¿Qué hice? —Jungwoo lo abrazó aún más fuerte aspirando su perfume y escuchando aquello precioso en su pecho— ¡No entiendo nada, Zeus!

Se separó del contacto y con una expresión distinta lo miró de arriba hacia abajo, lo evidente era realidad, lo que tenía frente a sus ojos estaba viviendo en carne propia lo que era "sentir". No sabía qué hacer así que estiró la mano hacia su rostro y solamente lo acarició mientras Yukhei lloraba en silencio.

—Ya no puedo teletransportarme, nada funciona cuando chasqueó los dedos — hablaba entre quejidos, lágrimas y confusión— no puedo levitar, no tengo mis alas por más que quiera hacerlas aparecer... tengo un corazón que late y cambia su ritmo conforme me voy sintiendo, puedo experimentar aún más sentimientos... mi amor, tengo miedo ¿Me he convertido en humano?

Jungwoo guardó silencio, fue a la cocina, tomó un vaso, lo rompió, sostuvo un trozo de vidrio y se paró frente a Yukhei, le pidió con su suave voz que tuviera confianza en él. ¿Qué quería hacer? En absoluto silencio repasó el filo del vidrio sobre la yema de su dedo, el "demonio" se estremeció al sentir un fino dolor en su piel, pero sus ojos se abrieron en demasía cuando una gota de sangre color rojo vivo emergió y recorrió la superficie.

—Xuxi, eso es... sangre —"Zeus" acercó sus labios y succionó la gota antes de presionar el trozo de servilleta que había sacado en la cocina. Dirigió su mirada hacia los ojos de Yukhei, el color que inundaba en ellos era café, un color que reflejaba su absoluta esencia dócil. Mordió su labio inferior con las lágrimas descendiendo— ya no eres un íncubo, mi amor... eres un humano... como yo.

La emoción positiva superó a la negativa, pero de igual forma abrazó a su niño y los quejidos se hicieron más intensos hasta convertirse en un llanto unísono. Jungwoo representó la luz que no había tenido siendo demonio y desde que se asumió como una entidad enamorada, el deseo de abandonar su naturaleza se hizo más fuerte.

Lo que tanto había deseado, lo que creyó que era imposible, ahora era una realidad. Estaba viviendo ¿Bajó que circunstancias o reglas? No lo sabía, pero estaba "vivo" y eso era todo lo que le importaba.

Yukhei escondió el rostro en el cuello del muchacho y continuó llorando. Taeyong estaba encerrado en la habitación convertido en un ovillo y en un estado de negación, aún sin ser capaz de darle la noticia a Chittaphon.

—Yukhei... —se separó, estaba temblando— Felix está nuevamente hospitalizado...

—Pero ¿Acaso él no quería morir en su casa?

La confusión se veía preciosa en su rostro.

—Ese es el problema —formó la comilla con los dedos— que no ha muerto y parece estar lleno de vida, tú y Taeyong son... humanos, todo se resume a vida —bajó el tono de su voz, la enorme mano del "demonio" que amaba acariciaba la base de su espalda— eso no es coincidencia ¿Youngho también es humano?

Ambos miraron hacia todas partes con un escalofrío recorriendo sus cuerpos, él no estaba en su departamento ni había aparecido en la casa de los Lee, lo que hacía lucir al menos la situación sospechosa.

—Por favor, cariño... hasta no tener una respuesta clara de lo que me está sucediendo, no le cuentes a Mark, tampoco le digas a Ten porque estoy seguro que cuando Taeyong salga de su estado querrá decirle él mismo —besó su frente— tengo miedo como no tienes idea, no sé qué es lo que quiere Dios de nosotros o qué sucederá con Asmodeo, solo... no sé —su estómago rugió haciéndolo temblar, no podía acostumbrarse— siento tanto deseo de comer todo el tiempo ¿Qué es eso?

Jungwoo acarició su abdomen sin dejar de mirarlo, empezó a llorar en silencio antes de sonreír como un niño pequeño.

—Eso es tener hambre, te dice cuando tu cuerpo te pide comida para tener energía a través de ellos y mantenerte bien —besó la punta de su nariz— si realmente llegaste a convertirte en humano, no tengas miedo, voy a estar a tu lado.

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La única forma de calmar la ansiedad en este momento era caminar por el estacionamiento del hospital mirando las pocas estrellas que se podían apreciar, la noche había caído. Mark abrazó su cuerpo, no podía quitarse la sensación que algo extraño estaba pasando, algo ¿Malo?

Los médicos estaban reunidos con su jefe Andrew Lee, por ahora no podían tener resultados de la biopsia de médula ósea porque tardaba 1 semana como mínimo estar lista, pero los resultados de las pruebas de sangre ya estaban.

Quería aferrarse a la esperanza pero no podía hacerlo solo. Ten había ido a ver a sus padres y volvería al hospital, su madre estaba con Felix por temor a que ese estado de "vida" solo fuese un golpe de suerte que acababa pronto y él estaba aquí afuera dejando que las suaves temperaturas lo bañaran.

Necesitaba a Youngho, necesitaba su consuelo y que lo envolviera con sus alas desgastadas para darle protección, lo extrañaba ¿Por qué no se había aparecido?

—Youngho ¿Estás aquí? —murmuró, el único sonido era el de la calle más cercana y el tránsito de vehículos que andaban sobre ella— Youngho, te necesito... por favor dame una señal —su estómago se apretó, su voz se quebró.

Recordó cuando anoche con tanta emoción él por primera vez le había dicho que lo amaba, recordó sus besos, recordó que él había jurado protegerlo a él y a su hermano.

—Youngho... —el escozor en su alma parecía tan dolorosa como mil heridas en la carne, las lágrimas empezaron a caer poco a poco.

Ahora que prestaba más atención a su alrededor podía decir con firmeza que no podía percibirlo, él no lo estaba vigilando, él no estaba apareciendo, Youngho se había esfumado. Tapó su boca con una mano cuando un gemido brotó desde su garganta, sabía que Asmodeo estaba detrás de ellos y que no era una entidad fácil de engañar. ¿Sus enemigos del inframundo le habían hecho daño?

Estuvo a punto de caer de rodillas cuando la mano de su madre acarició su hombro, tuvo que hacer un esfuerzo "sobrenatural" para mantenerse en pie. Ella se acercó para hablarle.

—Tu padre está esperándonos en la habitación de tu hermano, dice que necesita hablar con todos nosotros ¿Vamos?

El muchacho asintió tragando el otro enorme nudo que crecía en su garganta, miró por última vez a su alrededor. "¿Dónde estás?". Mark secó nuevamente su rostro, se paró erguido y se dejó abrazar por su madre mientras avanzaban por los distintos pisos del hospital en el elevador.

Más de alguna vez el íncubo le había dicho que un demonio con sentimientos era realmente peligroso, no estaba hablando de él mismo ¿O sí?

Entraron a la unidad de Oncología directo a la habitación de Felix, el muchacho miraba asustado desde su cama y el mayor supo en ese momento que Youngho podía comprender si le dedicaba al menos este día su atención a su hermano. Caminó rápidamente a su lado, lo abrazó y esperaron que su madre se acomodara al otro lado. Felix temblaba como un cervatillo, los médicos miraban con el ceño fruncido las hojas que tenían, incluso si habían tenido una conversación de especialistas (Patólogo, Hematólogo, Oncólogo y otros) aún todo parecía tan irreal.

Andrew Lee tenía sus ojos húmedos mirando el techo y murmurando cosas que nadie podía escuchar.

—Así como pedí que fueran sinceros conmigo para tomar la decisión de dejar la quimioterapia, quisiera saber la verdad ahora —apretó los dientes en su labio inferior, las marcas casi dejaban sangre en ellos— ¿Qué está pasando conmigo?

—Felix ¿Realmente no sientes nada de como te sentías antes? —dijo el oncólogo tratante.

—Desperté esta mañana creyendo que había muerto, pero cuando miré a mi alrededor me di cuenta que estaba durmiendo en medio de la alfombra con... —recordó en ese instante que una sola pluma color negra descansaba en su mano, como el recuerdo, como una ofrenda. No quiso mirar a Mark, la sensación de algo subió su espalda ¡¿Cómo no había recordado eso?!

"Esto es demasiado extraño" murmuró el patólogo, incluso durante el día tuvieron que volver a tomar una muestra de sangre pero los resultados prácticamente no tuvieron diferencia alguna. Esta vez fue el hematólogo el que sostuvo las hojas de los exámenes recientes versus los todos los que hicieron cuando el muchacho estuvo internado por primera vez.

—Bueno, la verdad es que ni nosotros podemos explicar científicamente qué ha ocurrido, hasta anoche estuviste perdiendo tu vida pero ahora estás en perfectas condiciones salvo por tu falta de cabello y la baja de peso... esto... —indicó dudoso los exámenes— estos resultados necesitan compararse sí o sí con los resultados de la muestra de médula ósea, mañana haremos una punción lumbar pero... Felix, familia Lee...

El muchacho frunció el ceño, podía sentir la tensión de los dedos de su hermano y madre. Su boca boqueaba como pez fuera del agua, se sentía aturdido ¡¿Cómo no había algo en su cuerpo, tan de pronto?!

—Pe... pero, yo no... cómo —gimió con sus ojitos lagrimosos— no entiendo.

—Hijo —Andrew Lee caminó hasta él y lo abrazó sollozando— aunque las muestras de sangre no pueden dar un diagnóstico por sí solos, todo es sugerente que... que ya no tienes cáncer, nada de nada.

Kun observó desde su invisibilidad cuando Mark rompió en un llanto abrazando a su hermano menor que no reaccionaba, como sus padres los abrazaban, como los médicos, colegas de Andrew Lee, observaban inquietos los exámenes de sangre. Habían rastreado las muestras minuciosamente para cerciorarse que no eran de otro paciente.

—No quiero cantar victoria, Dr Achard, Dr Hayes —murmuró el hematólogo a los otros dos pero con una pequeña sonrisa de esperanza— pero de confirmarse con la muestra de médula ósea que Felix Lee no tiene leucemia después de haber abandonado una quimioterapia, yo quiero afirmar que es un milagro.

Kun mordió sus labios, ellos eran testigos de los resultados, pero el ángel había sido testigo de la demostración más grande de amor. 

Dios nunca se había equivocado con proteger a aquel trío de íncubos.

Flash Back

—El ser superior a quien tanto has repudiado está dispuesto a escuchar todas esas palabras que rondan ahora mismo tu cabeza... Youngho, toma mi mano, él te está esperando.

Y sí, había tomado una decisión cuando se dio cuenta que él no quería a Mark Lee... él amaba a su cordero. Asintió sin dejar de llorar porque era imposible detenerse. Cuando el reloj marcó media noche, sostuvo la mano de aquel ángel y supo que nada iba a volver a ser como antes cuando la última pluma de sus alas cayó al suelo y cuando atravesó los rayos de luz.

Mantuvo los ojos cerrados, sintiendo la cálida mano de Kun sobre la suya o su suave voz mientras le repetía que todo iba a estar bien. Youngho temblaba como un pequeño cachorrito, sus alas parecían debilitarse aún más mientras se rasgaban. Era cierto, había maldecido sobre la existencia de aquel Dios pero ahora que estaba en sus dominios el verdadero terror comenzaba.

—Youngho, por favor abre tus ojos... estás aquí porque nuestro señor lo ha permitido, debes ver todo lo que realmente mereciste conocer.

Contó hasta 3 antes de abrir sus ojos y dejar que se apretara su pecho, el paisaje tenía una belleza difícil de describir con palabras en todos los idiomas humanos que conocía.

Bajó la vista a sus pies, sus dedos acariciaban el césped con el color verde más bello que había visto en su existencia, los suaves cantos de ángeles no lo estaban irritando pero sí sentía menos que poca cosa, la luz bañaba valles, nubes y estanques de agua turquesa.

Kun seguía guiándolo sin soltar su mano, varios ángeles se voltearon a mirarlo con sorpresa, otros con una pequeña sonrisa porque el momento había llegado. Algunos trataron de acercarse a tocar sus alas negras, otros querían ayudarlo a cesar su llanto, pero el Kun negó suavemente murmurando que Dios lo estaba esperando.

El demonio fue incapaz de continuar desplazándose, sus rodillas se doblaron y terminó en esa posición sobre el suelo mientras el llanto salía de su cuerpo como la catarsis que nunca tuvo. Amaba a Mark Lee, amaba todo lo que lo rodeaba, amaba a sus amigos demonios, amaba lo que habían conseguido con sus propios humanos y sí, detestaba la obsesión de Asmodeo por no permitirle que fueran felices.

Agachó su cuerpo completo hacia adelante mientras continuaba llorando, sentía los ángeles reunirse cerca de su presencia, se había mofado de ellos pero la verdad era que eran realmente preciosos, sus alas, sus cabellos, sus rostros moldeados con amor, su pureza y su energía.

¿Y él? Él solo era una entidad creada para destruir a los demás, de alas feas y...

—Si fueras todo lo que piensas ¿Crees que estarías aquí, llorando y sufriendo por un hombre que amas? —la voz que escuchó lo hizo dar gemidos, era una voz preciosa, masculina, una voz

cargada de amor y mucha parsimonia. Cuando comprendió que se trataba del creador de todo, tomó posición de docilidad absoluta, con las manos tocando el suelo, las alas hacia atrás y la cabeza gacha— ni Yukhei, Taeyong o tú fueron creados por el azar... Asmodeo no lo habría hecho si yo no hubiera permitido que recordase a Kun, ustedes... son especiales, son hermosos por dentro —sintió una mano sostener su barbilla, era tan inmaculada que creía deshacerse en ella— Youngho, yo no soy Satanás o pobres entidades del infierno, yo necesito que me mires a los ojos y me digas todo lo que necesitas.

—No tengo el derecho de hacerlo —dijo balbuceando, las lágrimas explotaban de sus ojitos—no puedo hacerlo.

Unos suaves labios depositaron un beso sobre su frente que lo hizo levantar la barbilla y los párpados. Allí vio algo con tanta luz que apenas podia distinguir sus rasgos, solo que, si los Ángeles eran hermosos, él era eso infinitamente mejor. No podía decir que edad humana se asemejaba o su contextura física, ni su color, ni sus atributos, solo era una silueta borrosa dentro de mucha luz.

Era Dios.

—Como un árbol al que se le caen las hojas en otoño, a ti se te han caído las plumas cuando conociste y practicaste el amor... Youngho, yo sé porqué estás aquí, sé qué quieres de mí, pero necesito que Io verbalices.

El demonio, que lloraba, apretó sus manos nervioso.

—¿Por qué permite usted que un muchacho tan joven, el cual ya ha tenido cáncer, vuelva a poseer tan terrible enfermedad? ¿Por qué todo su entorno tiene que sufrir?

Dios esbozó una pequeña sonrisa.

—Todos los humanos son enviados con propósitos, solo que algunos los cumplen antes de tiempo... pero, pensando en Felix, el cáncer volvió cuando tú apareciste en la vida de Mark Lee.

¿El cáncer era culpa de la energía negativa que el demonio expelía? Llevó la mano a su pecho para apretarla, se sentía tan expuesto, tan culpable, tan patético.

—Si yo no hubiera aparecido en la vida de Mark ¿Él no estaría muriendo?

—Felix fue creado porque tú existes —Dios volvió a estirar una mano para acariciar el precioso rostro del incubo—no es tu culpa que el cáncer volviera porque eso me compete a mí, él y su enfermedad son el instrumento de amor que ustedes como demonios necesitaban en su existencia para cambiar.

En ese momento el demonio empezó a comprender algunas cosas, estaban más que ligados con el muchachito. Felix era el camino para que Asmodeo dejara de tener dominio sobre ellos,

Youngho entendió que su decisión tenía un mayor alcance más que solo el humano. Él podría salvar a sus amigos.

—Señor Dios —dijo triste, un poco atormentado, un poco de todo. Volvió a tomar la posición de súplica que tuvo en un inicio—no quiero ni puedo permitir que el cáncer de Felix lo arrebate del lado del hombre que amo, de su familia ni de sus amigos, él tiene mucho que entregar ¡Seguramente tiene más propósitos que cumplir! —las lágrimas bañaban sus dedos— ¡Mis amigos ya no quieren ser más demonios! ¡Yukhei y Taeyong tienen derecho a ser felices sin que Asmodeo tenga poder sobre ellos y la única forma es que sean humanos, hijos tuyos!

—Entonces ¿Qué es lo que quieres?

Youngho levantó sus ojitos rojos, sus alas apenas eran unas membranas débiles rasgadas y heridas en su totalidad. Sus labios temblaron tanto como su barbilla, iba a hacerlo, él le había prometido a Mark que lo cuidaría, él cumpliría.

—Ofrezco mi existencia ante usted para que me haga pagar los pecados que ellos han cometido, ofrezco mi existencia absolutamente para que Felix pueda vivir, para que el cáncer desaparezca para siempre —gimoteó— necesito que los perdone, si necesita condenarme en toda la eternidad lo aceptaré, si necesita hacerme desaparecer lo haré pero por favor, se lo suplico... —volvió a gemir golpeando su pecho, había mucho dolor allí— perdón, perdón... perdón.

Dios se agachó delante suyo y sostuvo su rostro con mesura, el íncubo no había cesado de llorar desde que abandonó el mundo humano, tampoco lo hacía ahora, estaba ofreciendo todo lo que tenía y todo lo que era para que otros en su lugar fueran felices.

Fin Flash Back

Los otros demonios se agacharon de inmediato cuando el grito desesperado de Asmodeo se hizo en el infierno. De las grietas en los muros de piedra emergieron ríos de lava ardiendo, algunos seres de categoría inferior desaparecieron porque así él lo había deseado con el poder de sus manos.

Había viajado a la tierra nuevamente pero con el propósito de desaparecer por completo al trío de íncubos ¿Qué importaba que fueran bellos cuando no cumplían con sus propósitos? ¿Qué le interesaba a él que tuvieran la capacidad de albergar sentimientos cuando parecían estar de lado del maldito Dios? ¡Ni siquiera se suponía que deberían tener sentimientos positivos!

Con las garras de sus manos hizo surcos en la tierra mientras maldecía por lo alto. Había intentado acercarse a Yukhei y Taeyong pero aquellos demonios no sucumbían. Los íncubos ya no eran íncubos, no estaban bajo su dominio, no tenia poder sobre ellos ¡Eran humanos!

—¡MALDITA SEAAAAAAAAAAAA!

Rosier, un demonio de segunda categoría y otra autoridad para íncubos y súcubos, se agachó con el ceño fruncido ¿Cómo habían sido tan patéticos de permitir que esto ocurriera?

Observó, por un breve instante, las puertas de hierro oxidado que estaban tras Asmodeo, cada una se abrió hasta atrás para dar paso a un pequeño ejército de demonios con alas tétricas y ropas oscuras, ojos afilados y lenguas viperinas.

Asmodeo sintió su "espalda" tensarse pero no estaba de ánimos para hacer una reverencia, incluso si todas las criaturas sobrenaturales y oscuras se habían agachado para rendirle honores a su gran malignidad.

—Señor —apretó las manos hasta convertirlas en puños— ¿A qué se debe este honor?

La entidad bramó desde el fuego y la niebla negra que lo rodeaba, apenas se veía su boca de dientes afilados con sangre oscura.

Había sido exactamente 100 años en tiempo humano que no había recibido una visita del amo. Frente a sus ojos estaba el primer ángel caído del cielo, Satanás, lo que podía tomarse como una pésima señal.

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