13.Pelea y ¿Sorpresa?
Jueves 17 de mayo, 4 días después
Yukhei le había dicho que lo que estaba ocurriendo podría interesarle en absoluto, y aunque estaba en horario de clases tenía la suerte que en este momento no tenía un curso asignado al que presentarse.
Fue así que aparecieron como entes invisibles en aquel hospital, ningún humano podía advertir de su presencia aún cuando bajaba la temperatura del ambiente, solo las almas de quienes seguían rondando los observaban con temor antes de continuar su camino.
Se desplazaron por los pasillos hasta llegar a la habitación que Yukhei quería enseñarle, Youngho pudo reconocerla de inmediato cuando vio el cuerpo de esa persona.
—Charles Tremblay se va a morir, puedo decir que desde hace días no he robado su energía ¿Tú sí?
—No, me he alimentado solo de las víctimas —frunció el ceño.
Un cuerpo que había sufrido mucho después de un accidente automovilístico, un cuerpo al que se le había quitado energía cuando parecía mejorar, el daño cometido en un inicio no podía ser arreglado y eso es lo que estaban viendo aquellos demonios, al profesor de deporte a punto de dejar la vida terrenal, el hombre al que Yukhei había envuelto en un accidente para que su amigo tuviese su lugar y poder acercarse a Mark Lee.
Se pusieron aún más serios cuando unas luces blancas salieron de la nada hasta materializarse sin ser vistos, eran seres de luz, ángeles que se llevarían el alma de Charles Tremblay al más allá. Uno de ellos miró su cuerpo con mucho respeto, quizás hasta un deje de lástima, hasta que advirtió la presencia maligna de los íncubos.
Con calma se desplazó hasta ellos y los miró a los ojos a cada uno, casi sonrió cando vio lo tensas que estaban sus alas negras o como el pecho de ambos se preparaban para emitir un gruñido, por supuesto una presencia "positiva y buena" los irritaría a tal nivel de volverlos locos.
—Que él esté así es culpa de ustedes ¿E incluso están aquí para ver su fin? — meneó la cabeza y se acercó a la cama del hombre antes de estirar una mano — vamos, mira a quién he traído.
Youngho abrió sus ojos aún más al ver un perro de aspecto viejo y sin raza acercarse mientras movía su cola con entusiasmo. Podría gesticular asco por la "ternura" pero al contrario, seguía la figura de la mascota con atención. El alma de Tremblay poco a poco salió de su cuerpo en conjunto con el sonido del monitor que indicaba el fin de su vida.
Yukhei pestañeó sorprendido cuando el perro empezó a saltear y rodear a quien suponía fue su amo en vida, el hombre se agachó y lo acarició durante segundos preciosos en los que no paraba de sonreír, antes de erguirse y mirar asustado a los íncubos.
—Tranquilo, ellos no pueden hacerte daño, no esta vez —el ángel caminó con sus preciosas alas de plumas blancas frente a los demonios— ellos pueden quedarse aquí en la tierra, viendo como la vida se encarga de torturarlos — miró triste a Yukhei— a un demonio que desea ser un humano y sufre por amor —observó a Youngho— y a un demonio que aprenderá muy bien las consecuencias de su error.
Sostuvo la mano de Charles, el hombre le pidió a su perrito que lo siguiera antes que se abrieran paso en una nebulosa de luz. El ángel le dio una última mirada a esos íncubos con sus ojos rasgados, una mirada taciturna que prometía, una mirada de "nos volveremos a ver las caras".
Su nombre era Kun.
Fueron atravesados por un grupo del equipo médico que trataba de reanimarlo con las maniobras y equipo necesario, sin embargo no había solución, ese cuerpo solo era cuerpo y nada más, lleno de tubos, accesos venosos y otras cosas que no servían.
Yukhei miró todo a su alrededor y salió de allí en silencio, sin embargo fue Youngho quien se quedó parado pensando en las palabras de Kun y su mirada, era inquietante y le irritaba de sobremanera.
Con molestia salió en una niebla negra invisible al ojo humano, estallando unos cuantos focos de luz para que las personas que estaban pasando cerca emitieran gritos de miedo, la presencia del ángel solo le dieron ganas de seguir cometiendo lo que siempre hacía, el mal, pero antes de eso decidió detenerse en la cima de un rascacielos en una ciudad determinada del planeta bajo el manto oscuro de la noche.
Yukhei tenía los brazos cruzados ¿Por qué lo había arrastrado hasta acá sin consultarle?
—No te lo he dicho, pero la noche en la que me acosté con Mark Lee me quedé dormido de verdad, fueron horas — lo miró con el ceño fruncido— ¿A qué se debe? Los seres sobrenaturales no dormimos.
—Eso ocurre cuando es la primera vez del humano pero no cualquiera sino el que tú deseas con ímpetu —entrecerró los ojos— es tal la significancia emocional como física que incluso un demonio se agota, así que puedes empezar a asustarte Youngho.
—¿Y cuál es la razón por la que se me han caído plumas de las alas?
—¿Vas a hacerme preguntas toda la existencia? ¡¿Por qué insistes en mí?!
Youngho lo sostuvo del cuello con mucha fuerza, estaba tan ansioso como él. El encuentro con los seres de luz y ese ángel llamado Kun no habían hecho más que irritarlos en exceso.
—Porque no soy idiota ¡No soy yo quien desea convertirse en un humano! ¡¿Escuchaste la aberración de ese jodido ángel?! Entiendo perfectamente que hablabas de ti el otro día ¡Fuiste acusado al inframundo! ¡Tú sigues amando a un humano! —unió su frente con él, de su boca brotaba gotas sangre color negro mientras hablaba, estaba encolerizado— ¡Puedo apostar que su nombre es Kim Jungwoo!
Con una fuerza más grande de la que usualmente utilizaba, el rubio quitó de su cuello las manos de Youngho antes de empujarlo al vacío, aunque sabía que solo servía para desquitarse puesto que en un segundo el demonio ya estaba devuelta en la cima del rascacielos. Ambos estaban agitados.
—¡Sí yo soy ese demonio que desea convertirse en humano para tener todo el derecho de amar a Jungwoo! ¿Vas a cuestionarme moralmente hablando para decirme la mierda que puedo o no puedo hacer como un ser del averno? Estoy jodido hasta la mierda ¡No necesito tus cuestionamientos! ¡Menos de alguien que está tomando el mismo puto camino! ¿O crees que el hecho que te quedes dormido es porque sí? ¿Crees que es normal que se te caigan las plumas? —se acercó con una sonrisa endiabladamente sarcástica— eso ocurre cuando tienen "primeras veces" juntos.
—Embustero.
—¿Acaso no dejaste una pluma negra en la habitación del humano cuando lo visitaste por primera vez en su habitación? ¿Cuando tuvieron su puto primer beso aquella vez que se fueron de campamento? ¿No se te cayó la noche que tuviste por primera vez sexo con él en tu departamento? —dio un grito exasperado provocando que la tierra de aquella ciudad se meciera como un temblor, antes de arreglar su cabello hacia atrás y respirar con un poco más de calma— la caída de una pluma es la representación de dejar de lado tu existencia como demonio, yo también lo viví Youngho y no es lindo, porque no hay un "felices por siempre".
Dicho aquello desapareció dejando al pelinegro observando la ciudad con sus ojos rojos desesperados.
Todo lo que Yukhei decía era cierto pero recibir una bofetada de lo que estaba pasando no era lindo, escapar de la verdad era mucho más fácil que enfrentar los problemas y es que sí, realmente era un problema estar obsesionado con un humano, más aún que ocurrieran cosas que lo apartaran de su existencia demoníaca.
Mark Lee era un ser humano peligroso como el veneno de una cobra, porque estaba obsesionado con ese muchacho, porque sabía que iba directo a la autodestrucción por su culpa.
Al otro día...
Reunirse en el gran gimnasio de la escuela era la única forma de entregar a todos, al mismo tiempo, la desgraciada noticia. El director reunió a todos los alumnos con sus respectivos profesores en aquel lugar, pero no fue hasta que el último niño se había formado, que Gianni Bittante había tomado el micrófono para contar lo que estaba sucediendo.
Fue así que después de un par de rodeos dijo que tras casi 2 meses de hospitalización, el día de ayer alrededor de las 21 hrs, el profesor Charles Tremblay había fallecido. Su cuerpo no había resistido un derrame cerebral ni las múltiples fracturas tras el accidente automovilístico y que había sido llamado al reino de Dios.
Youngho que estaba vestido con camisa roja y corbata negra, levantó la vista cuando escuchó el gemido de sorpresa colectivo, pero sus ojos fueron de inmediato a Mark Lee. Pudo ver su rostro inclinarse mirando hacia el suelo mientras sus labios temblaban al igual que su barbilla. Era esperable que ese mocoso sensible no estuviera bien con la noticia, aquel hombre había sido muy bueno haciendo lo que hacía y bastante cercano a los alumnos.
Flash Back
—Se... señor Bittante, señor... señor Suh —tragó saliva, el nuevo profesor era inexpresivo incluso cuando quería llamar la atención ¡Por Dios que alguien le diera emociones!— con... considero incorrecto que pensemos al menos esta semana en dedicarnos a hacer deporte cuando un maestro nuestro está aferrándose a la vida ¿Acaso no tuvo derrame cerebral? ¿Acaso no está politraumatizado?
—Señor Lee ¿No cree que debería bajar el tono de su voz? no me parece que... —murmuró el director.
—¡¿Cree que estoy exagerando?!
Fin Flash Back
Se había enfrentado a él para mostrar su opinión, su irritabilidad no había hecho más que atraerlo y admirarlo en cierta manera. No estaba arrepentido puesto que no había causado el accidente, tampoco tenía respeto, simplemente se sentía fuera de lugar al no comprender porque los humanos se aferraban tanto a otro y no lo dejaban simplemente morir.
Podía sentir como algunas miradas recaían en él ¿Qué estarían pensando los mocosos? Por supuesto querrían ver su reacción, después de todo era "la persona" que había ingresado a esta escuela gracias al accidente de otro ¿Querían verlo lanzar confeti?
Youngho podía sentir la energía colectiva que se estaba creando, al inicio podría haber sacado provecho puesto que la tristeza los albergaba, los llantos de más de una persona se escuchaban ¿Pero porque no ahora? estaban todos arrodillados con las manos bajo su mentón rezando y eso no hacía más que hacerle daño.
Le dio una mirada rápida al corderito, el muchacho seguía llorando pero en silencio y con el rostro cubierto con sus delicadas manos poniendo en las "manos de Dios" el alma de aquel hombre y su eterno descanso.
Incluso rezando era un hombre bonito.
Tenía dos opciones, salir corriendo para protegerse a sí mismo o aguantar estoicamente hasta que finalizaran, el único problema de la primera opción era que causaría más problemas.
Miró el suelo mientras sudaba, mientras toda su carne ardía o mientras el estómago se le revolvía. No quería expulsar sangre negra ni desmembrarse para caminar desarticulado hablando en lenguas del inframundo, solo aferró su pulsera de plata que se tornaba caliente.
¿Cuánto tiempo llevaron así? ¿10 minutos? Cuando se dio cuenta que sus ojos se habían vuelto rojos y cuando la pulsera se estaba rompiendo, caminó rápidamente por una de las salidas traseras.
Justo en ese momento finalizaron.
—¡Maldita sea! —gritó encerrándose en su oficina cuando las alas negras se desplegaron en el aire golpeando cosas— ¡AAAAAAAAAAAH!
Lanzó la pantalla del computador contra el suelo y tiró de su cabello negro enfurecido y desesperado. Había estado a punto de ser descubierto por segunda vez poniendo en peligro su verdadera identidad. ¡Nadie era lo suficientemente estúpido como para meterse en un colegio católico siendo demonio!
Excepto él.
Podía mandar todo lejos ahora mismo, renunciar, joder humanas hasta agotar- se, sembrar el mal y obtener energía de aquello para seguir coronándose como uno de los mejores íncubos de la nueva generación.
Y eso mismo iba a hacer cuando después de unos minutos de lamentación escuchó que alguien tocaba la puerta. Se quedó en absoluto silencio aunque no tardó más de 1 segundo en sentir la presencia de Mark Lee.
Chasqueó los dedos para que todo estuviese en orden y se acercó a un cajón para colocarse dos pulseras de plata que amainaran su naturaleza.
Caminó hasta la puerta y abrió para que Mark Lee entrara a pasos lentos y se apoyara en una pared a observarlo. Sus ojitos estaban inundados en lágrimas ¿Por qué era un ser tan sensible y con tanta capacidad de llorar?
—Se murió —murmuró angustiado— él luchó pero se murió.
No sabía qué decirle, estaba frente a un cómplice de su accidente.
—¿Lo... quiero decir, te agradaba mucho?
—Era un hombre muy creyente pero sobre todas las cosas muy cercano con nosotros ¿Pero sabes qué es lo más injusto? Una mujer quedó sin su esposo y dos niñas pequeñas quedaron sin su padre...
¿Por qué había venido a hablar sobre esas cosas? Youngho rascó su nuca lentamente pesando qué hacer, pero fue el sollozo de Lee que lo sacó de su trance.
Contó hasta 3 antes de estirar su mano y sostener el rostro de ese muchacho, temblaba como cachorro mojado y le molestaba, porque él quería largarse de este lugar, quería sentirse contento con la muerte de alguien y no podía del todo, ese chico la estaba pasando mal.
—Puedo renunciar si lo deseas —susurró— ingresé a hacer su reemplazo, tal vez no sea ético quedarme con el puesto.
¿Y qué le importaba a él la ética?
Mark alzó sus ojos hacia su rostro y pestañeó repetidamente para apartar las lágrimas. Negó con cuidado, él no quería que se fuera porque una cosa no tenía que ver con la otra, había demostrado ser un profesor muy bueno ¿Era justo dejarlo sin trabajo?
Sin pedirle permiso, estiró sus brazos para rodear su fornido cuerpo y estrechó su rostro contra el hombro de ese hombre para aspirar su delicioso perfume.
—Me da vergüenza admitir que no quisiera que se fuera, señor Suh, es... solo que la muerte de él me afecta, la vida no es justa.
No habían tenido demostraciones de afecto entre ambos ni dentro ni fuera de la escuela, aunque el martes en la clase de deporte en más de alguna ocasión cruzaron miradas de deseo.
Después de luchar contra sí mismo, Youngho aceptó el abrazo y apoyó sus labios en la frente del corderito, el débil humano buscaba consuelo dentro de su patética pena y no tenía nadie que le brindara aquello, solo él. Acarició su cabello y dejó que sollozara un poco contra él ¿Realmente iba a abandonar la escuela? ¿Podría vivir sin Mark Lee?
Sostuvo su rostro con sus manos grandes y le dio pequeños besos en los labios hasta que después de unos breves segundos de resistencia, el cordero abrió su boca para aceptar la calurosa caricia que le ofrecía. Dio un pequeño gemido de satisfacción, había extrañado el contacto y aunque sabía "que estaba mal" no le importaba, era un hecho que deseaba a Johnny Suh como el alcohólico a una copa de vino.
Se dejó sostener por él y dejó que lo apoyara en la superficie de la mesa mientras continuaba con sus deliciosos besos. Era fogoso cuando quería serlo pero también, como ahora, podía ser delicado.
—Me voy a volver loco, Mark Lee — chupó su lengua pero se detuvo cuando se dio cuenta que la erección de su entrepierna ya no la podía disimular. Agotado descansó su frente con la del muchacho mientras miraba la pequeña cruz de plata que colgaba en su cuello y mientras sus manos acariciaban sus brazos— esto está mal.
—Lo sé —jadeaba, se mordió los labios un poco— lo sé.
—Ve a clases, pequeño y haz lo que creas correcto por el señor Tremblay ¿Sí? Puedo asegurarte que está en el lugar que crees que está —nada más seguro que haberlo visto caminando de la mano con un ángel— nos veremos después.
Mark lo atrajo de la nuca y volvió a besarlo para despedirse, se sentía tan vulnerable que los besos de su profesor en conjunto con su calurosa presencia tenían un afecto apaciguador. Su corazón se sentía más tranquilo, toda su presencia se sentía más segura con él.
Después detuvo el contacto antes de caminar hacia la puerta y cerrarla tras su espalda, dejando a un demonio confundido encerrado entre cuatro paredes. Mark Lee también tenía el mismo efecto en el íncubo, el solo abrazo o mirada de ese chico era capaz de sosegar su desesperación ¿Se convertirían en el complemento perfecto, antes de caer en desgracia?
Esa noche tenía el tiempo para asistir al club nocturno pero no tomó ventajas de ello, después de asistir al velorio sus ánimos no eran los más adecuados para beber o envolverse en el mundo sexual, prudencia era lo mejor y sus amigos creían lo mismo.
Aprovechó el tiempo en que sus padres aún no llegaban a casa para dirigirse a la habitación de Felix, no tocó la puerta porque esta estaba abierta, al asomar su rostro vio la figura de su hermano tomando chocolate caliente. Estaba en un su cama observando la televisión.
—Que gran panorama para un día viernes —murmuró Mark antes de levantar unas mantas de la cama y acostarse a su lado, ambos estaban en pijama— ¿Me das? —Felix fingió escupir su taza antes de entregársela con una sonrisa— eres asqueroso.
—Si la quieres que sea bajo mis términos —lo empujó con el hombro mientras reían, Mark bebió chocolate caliente y devolvió la taza— que tristeza para la señora Tremblay aunque debo admitir que no me gustó asistir al velorio, es... incómodo ¿De qué sirve decir "lo siento"? ¿Alguien le devolverá su esposo?
— Vaya, vaya, Felix Lee ¿Qué te sucede? ¿El adolescente perfecto y justiciero, revelándose?
Su hermano sonrió antes de bostezar y apoyar el rostro en su hombro, momentos como este se daban cuenta que fuera de la escuela, familiarmente hablando, solo se tenían el uno al otro, sus padres tenían exceso de trabajo 24/7 y aunque predicaban mucho sobre la religión fallaban en algo, no abandonaban parte de sus deberes laborales para pasar más tiempo con sus hijos.
—¿Cómo te has sentido respecto a lo de... bueno, tus gustos? —bostezó acomodando su rostro aún más en el hombro de Mark, su voz ronca no concordaba con su rostro angelical ni su forma dulce de ser— ¿No crees que me debes explicaciones? después de defenderte me gané una actitud distinta de nuestros padres, creen que soy gay.
El mayor no pudo evitar reír un poco, dentro de todo la situación era tragicómica y cierta, después que su hermano mencionara la importancia del amor por sobre la religión es que sus padres le daban miradas de vez en cuando, miradas indagatorias.
¿Podría ser sincero respecto a lo que en verdad le estaba pasando? Nadie más que Ten y Jungwoo sabían lo de su profesor.
—Podría decirte, pero —tragó saliva — no sé como explicarlo, hay solo un hombre que me hace cuestionar las cosas, no puedo imaginarme estar con otro, es solo él ¿Se puede ser gay por una sola persona?
—No lo sé, aunque eso no es importante —Se sentó sobre la cama y miró a su hermano a los ojos, Felix lucía muy agotado pero un día de deportes y un velorio arruinaban a cualquiera— ¿Te sientes en confianza para decirme quién es ese hombre que ha sido capaz de esto? —sonrió con ternura, Mark parecía estar sudando preso del pánico. Descansó una mano en su antebrazo— ya sabes a lo que me refiero.
Sí, por supuesto que lo sabía, respetaba a los homosexuales pero su concepto de amor era entre el hombre y una mujer, era un religioso acérrimo, se proyectaba con su propia familia de la mano de una chica muy guapa, había escupido al cielo cientos de veces y nunca pensaría en revelarse contra sus padres.
En cambio durante los días anteriores pasó de rechazar lo que sentía a un plano más tranquilo en los que solo habían ideas vagas de querer volver a su férrea heterosexualidad, poco a poco se aferraba a la idea y la aceptaba, no había forma de negar que le ocurrían cosas con un hombre.
—Podría decirte quien es, Felix, pero tengo mucho miedo de ver desilusión en tus ojos —al ver sus ojos preocupados frunció el ceño— no es nadie ilegal, tampoco son mis mejores amigos —pero su hermano no decía cosa alguna, estaba esperando— es alguien casi 8 años mayor.
Si hubiese estado con la taza de chocolate caliente en sus manos o con el líquido dentro de su boca, lo hubiese derramado todo. Felix abrió su boca sorprendido y estuvo así sin pestañear por un par de segundos antes de subir la mandíbula y tragar saliva.
Bien, la edad no dejaba de sorprenderle aunque también sabía que solo era un número. Lo más inocente de la escena era que ambos no tenían ni un ápice de idea que de 26 años nada, Youngho tenía 20.500 años en vida humana y era un demonio.
—Bien, eso... es algo... es interesante.
"Tuve sexo con él ¿Qué tan enfermo soy?" pensó un poco nervioso, podía decepcionar a sus padres pero si su hermano se sentía decepcionado de él todo estaría en ruinas.
Un poco culpable acarició su nuca, cuando estaba a punto de dar un paso hacia el nombre y la identidad de aquel hombre, escucharon la voz de su madre en el pie de la escalera más cercana para decirle a Mark que podía bajar, tenían un pequeño asunto que conversar.
—Salvado por mamá —murmuró Felix sin diversión antes que su hermano saliera de la cama de un solo salto y corriera a la puerta— ¡Te estaré vigilando Mark Lee!
El aludido llegó al principio de la escalera, en cuanto Hyo Jin vio a su hijo frunció el ceño y le pidió que se pusiera ropa, no podía bajar en pijamas para lo que debía conversar. ¿A qué venía tanto protocolo?
Caminó a su habitación, eligió una camisa blanca y pantalón jeans negro, arregló su cabello despeinado y se dirigió a la sala de estar principal en el primer piso que era donde le había indicado que lo esperaba. La vio sobre un sofá leyendo una revista, artículo que desechó hacia un lado en cuanto lo vio.
—Eres un hombre muy guapo, igual a tu padre —pellizcó sus mejillas y lo acurrucó a su lado con afecto— ¿Cómo te sientes con la muerte de tu profesor?
—Sé que Dios así lo quiso pero no dejo de creer que es injusto que un hombre tan bueno haya terminado en esas condiciones —suspiró mientras escuchaba el latido de Hyo Jin en su pecho, a nadie le hacía mal recibir cariño maternal.
Así estuvieron un par de minutos antes que la mujer rompiera el silencio, miró el piano blanco en una esquina y los recuerdos más lindos y tristes llenaban su cabeza. Cuando su hijo menor vivía la leucemia con mucho dolor, Mark había dicho que quería aprender a tocar piano para él y así apaciguar sus náuseas y dolores.
—¿Te acuerdas que aprendiste a tocar el piano para Felix? ¿Por qué nunca volviste a tocar después de eso?
—Porque me recuerda un periodo muy triste en nuestra vida.
—Eras más que talentoso ¿Te atreverías a tocar para mí si te lo pido?
Mark se paró con cuidado y caminó hasta el piano blanco para acariciar la superficie, miró cada tecla y sintió dolor de estómago ¿Cuánto tiempo había pasado desde que se sentó frente a uno? Lo observó, pasó sus dedos por las teclas pero llegó a la conclusión.
—Han pasado 9 años desde la última vez que toqué, no recuerdo mucho ¿Por qué de pronto estás interesada en eso?
—Porque el próximo mes se cumplen 9 años exactos desde que dieron de alta a tu hermano y me acordé de ti, creo que deberías retomar las clases, eres un chico con talento y estoy seguro que Chittaphon y Jungwoo estarían de acuerdo en esto, quiero que el día de mañana todos nosotros no asociemos nada malo con el cáncer que tuvo tu hermano y le demos una connotación distinta ¿Me entiendes?
Una vez más la garganta del muchacho se apretó, era un tema sensible en la familia y también había mucha razón en las palabras de su madre, quería abandonar todo los traumas y la única forma de hacerlo era enfrentarlos.
Asintió hacia ella mientras la mujer daba un gritito de júbilo, le pidió que se quedara allí porque debía ir a buscar a su padre al gran comedor.
Estando solo, Mark miró hacia la escalera en la cima y pensó en los recuerdos de su infancia, pero los pasos de más personas llamaron su atención.
Su madre caminaba al lado de una muchacha preciosa capaz de captar la belleza de todo su alrededor, fue imposible para Mark Lee no sentir sus mejillas tornarse rojas.
—Hijo, como has aceptado retomar las clases de piano, creemos que es justo tenerte lo mejor — la voz de su padre era de solemnidad, incluso si decía que no lo habrían convencido de hacerlo porque la persona entre ambos ya había sido invitada— quiero presentarte a una de las mejores pianistas del mundo, está viviendo con sus padres acá en Vancouver y sus conciertos son exquisitos para el oído de cualquiera, ella será tu profesora.
La mujer tenía el rostro pálido y hermoso como el de una muñeca, su pequeña sonrisa llamó la atención del muchacho. Su cabello era largo, sedoso y su vestimenta minimalista para la ocasión.
Se acercó frente a él, era un poco más baja pero estaba seguro que las personas no solo asistían para escucharla tocar el piano, también para observar su rostro. Estiró la mano hacia él, tenía dos pulseras de plata colgando en su muñeca derecha.
—Es un gusto conocerte, Soy Bae JooHyun —guiñó un ojo—pero puedes decirme Irene.
~~~~~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top