12. Reflexiones inevitables
Pestañeó un par de veces aturdido antes que la luz del día que se inmiscuía a través de las cortinas le indicara una cosa: había amanecido.
Trató de estirar sus brazos y músculos pero un peso mayor lo cubría en toda su espalda, un peso que le recordó lo que había sucedido la noche anterior y cómo había trasgredido gran parte de los valores que se le inculcaron en casa. Pero... se había sentido malditamente bien explotar en no uno sino 3 orgasmos deliciosos que lo noquearon al punto de dormir. Ni siquiera recordaba haber sido arropado y por el aroma que desprendía su cabello podía deducir que incluso lo había bañado.
Descendió la mirada a su estómago, allí descansaba perezosamente el brazo de Johnny Suh y sí, se sentía protegido con el gesto. Rodó sobre su estómago y se volteó hacia atrás para ver como su profesor dormía profundamente, incluso en un gesto simple lucía como el hombre más hermoso que jamás había pisado la tierra.
¿Por qué se había fijado en él? ¿Por qué sabía que sí le gustaban las chicas, pero ningún hombre le llamaba su atención? ¿Era probable que solo una persona de su mismo género podría gustarle? De ser así, Johnny Suh tenía un poder de atracción inmenso como para voltear a un chico católico.
Estiró brevemente su mano y tocó su labio superior, era un poco más pronunciado que el inferior, suave, cálido, parecía hecho de gomita de melocotón. Se fijó en otros detalles como la forma de su nariz, sus pómulos, la forma de sus ojos ¿También era coreano?
De pronto el hombre comenzó a estirarse con pereza sobre las sábanas, sus grandes brazos alzó en el aire y emitió un sonido lo suficientemente masculino antes de abrir los ojos y quedarse viéndolo. Johnny Suh tenía ojos rasgados, grandes pero con pequeñas bolsas bajo que lo hacían parecer perezoso.
—¿Buen... día? —se tentó a decirlo, mas, de pronto su profesor abrió los ojos tanto como pudo y se sentó de golpe contra el respaldo de la cama— ¿Señor Suh sucede algo?
—Yo dormí de verdad —lo dijo respirando agitado.
—¿Y eso le genera algún conflicto? ¿Se puede dormir de mentira? —abrazó una almohada con el ceño fruncido.
—¡Los demonios nunca dormimos!
Se hizo un silencio extraño, un silencio que se extendió hasta que Youngho salió del aturdimiento y comprendió las palabras que habían salido de su boca.
—Pues por como actuó anoche cualquiera diría que es uno —murmuró con las mejillas sonrojadas.
Por suerte el chico había creído que solo eran palabras al viento en estado somnoliento, mientras que para Mark podía significar nada, para Youngho el hecho que de verdad se había quedado dormido generaba una inquietud enorme.
"Debe tener una explicación" pensó tratando de volver a la normalidad sus ciclos respiratorios.
Peinó su cabello hacia atrás y miró una vez más al humano, estaba a su lado aunque boca abajo abrazando una almohada, su cabello estaba despeinado, sus ojos color aceituna lo miraban como un cachorrito, su espalda desnuda se marcaba con elegancia hasta que la infame sábana cubría su trasero perfecto.
Y era suyo, sí, suyo porque ayer lo había aceptado como tal, le pertenecía aunque fuese un capricho bobo. Mark Lee no podía ser de nadie más.
Acercó una mano a su espalda y la repasó por toda la piel escuchándolo suspirar, se derretía ante su contacto y eso no hacía más que provocar hambre por él.
Se acercó tan rápido como pudo, volteó a Mark dejándolo boca arriba, sostuvo sus piernas y las abrió tanto como pudo observando con apetito su pene erecto. Ahora pensaba los beneficios del cuerpo humano masculino con la erección matutina.
—Nunca voy a saciarme de ti —susurró bañando con besos la cara interior de sus muslos. Mark gruñó roncamente antes de estirar la cabeza hacia atrás— eres hermoso, mierda...
Con sus labios sostuvo un pliegue de uno de sus testículos y lo acarició con su lengua mientras lo sentía retorcerse de placer, pero el hambre fue más allá y no quiso hacer tanta parafernalia.
Abrió su boca e introdujo en ella el pene del muchacho, estaba dotado con la sabiduría en el arte del sexo así que no era difícil complacer con su lengua a Mark.
Con sus manos abarcaba sus muslos para tocarlos mientras su lengua y garganta se movían al unísono para chupársela. Era exquisito, suave, caliente y muy firme.
—Señor Suh —se retorció.
Soltó el pene emitiendo un sonido húmedo antes de sonreír complacido.
—El corderito aprendió muy bien, solo di mi nombre cuando te sientas excitado, solo yo.
Y quizás era un pequeño cambio en su mentalidad demoníaca que hizo las cosas diferentes, como había admitido que ese chico era suyo para siempre, es que ahora cada contacto le proporcionaba energía y lo alejaba de una muerte segura.
Volvió a tomar el pene del chico con su boca y lo chupó de arriba hacia abajo con mucha pasión, Mark trató de abrir los ojos y la imagen obscena de Johnny mirarlo mientras lo probaba lo hizo perder la cabeza. No tuvo tiempos para arrepentirse, él le dedicó una sonrisa endiablada antes de continuar con sus caricias.
Sus labios regordetes posó en la punta de su glande y succionó por varios segundos hasta que lanzó un alarido al aire, sabía que estaba cerca del orgasmo por como su estómago se contraía y lo mucho que sus dedos arañaban el cabello de su cabeza.
Su lengua abarcó desde la base por todo el cuerpo del pene hasta su punta antes de capturarla y llevarla a su garganta, momento preciso en el cual el cordero rompió en su orgasmo y lanzó algunas gotas de semen. Las tragó como si se tratara del manjar más apetecible y lo succionó hasta acabar con todo rastro.
Quiso regar un mar de besos y mordiscos por sus muslos y su abdomen mientras su chico emitía sonidos suaves.
Bien, no lo llevó a la muerte esta vez.
—Señor Suh... —respiraba con la boca abierta.
Se sentó de rodillas en la cama para mirarlo de todos los ángulos posibles, Mark desnudo sudado y con las piernas separadas era una imagen hermosa ¿Realmente seguiría con la idea de matarlo?
El silencio pasional se rompió cuando el estómago del chico rugió de hambre. Sus pómulos se tiñeron rojos mientras mordía sus labios y decidía observar cualquier dirección de la enorme habitación.
Youngho se paró y caminó hacia un mueble donde buscó ropa interior, durante el camino los ojos del menor se posaron en su cuerpo desnudo, su espalda ancha que terminaba en un trasero firme y generoso antes de descender por muslos gruesos y pantorrillas armónicas. No había duda que el deporte tenía un efecto positivo en las personas.
El demonio sostuvo algo en su mano y se paró en la puerta de la habitación antes de mirar a su "víctima".
—Espera un poco ¿Sí?
No le dio espacio a una respuesta, salió de la habitación antes de chasquear los dedos y aparecer en la cocina. Abrió el refrigerador y se dio cuenta que todo estaba vacío, incluso los muebles no tenían platos ni había utensilios ¿Para qué? Los demonios no se alimentaban, solo bebían alcohol cuando lo deseaban.
En sus 20.500 años ya suponía lo que había en una cocina humana así que bastó un solo movimiento para que sus muebles tuvieran todos los electrodomésticos de lujo, utensilios, ollas y esa parafernalia. Llenó de comida la alacena y el refrigerador hasta que casi no pudiera cerrarlo, mientras fuera para aguardar las apariencias, mejor.
Por su parte, Mark, que miraba hacia el techo con pereza, gimió asustado al acordarse de sus amigos ¡Mierda! De forma inmediata salió de la cama y buscó su teléfono en el pantalón tirado en el suelo.
Foreign Swaggers
TNT: Mark no te preocupes, ya nos dijeron que te fuiste a charlar con tu profesor 05:02
Apenas despiertes por favor danos señales de vida 05:02
Snoppy: ya nos contarás en detalle, porque hay mucho que contar ¿No? 05:02
Ten y yo ya estamos seguros en casa ¡Te amamos! 05:03
Estoy despertando, prometo hablar con ustedes apenas pueda, los necesito 10:26
Fue todo lo que pudo decir antes de levantarse de la cama y buscar su ropa interior, cuando se agachó se sonrojó al darse cuenta del dolor inusual que lo invadía en su trasero. Tragó saliva, Dios lo seguía queriendo a pesar de lo que había hecho ¿Verdad? golpeó su pecho donde latía su corazón desesperado, tenía que aprender a no pensar o las cosas podrían acabar mal.
Corrió al baño a orinar, después de lavarse las manos observó su rostro en el espejo y se tocó las mejillas calientes ¿Qué cosas iban a cambiar en él, a partir de ahora?
Decidió vestirse y bajar por la escalera hasta el primer piso del enorme departamento. Estaba abrumado con los lujos, casi podía apostar que Johnny Suh era heredero de alguna fortuna, no había manera que el club sexual lo hiciera rico así al menos que tuviera sucursales por todo el mundo.
—¿Señor Suh? —murmuró cuando descubrió donde quedaba la cocina.
Pero no pudo decir mucho más, el paisaje ante sus ojos era abrumador en el mejor sentido de la palabra. Johnny Suh caminaba de un lado a otro con una bata semitransparente negra cubriendo su cuerpo y elevándose cuando creaba un poco de viento al caminar, su ropa interior oscura marcaba su anatomía de forma deliciosa y sus cejas fruncidas le daban un aire de malhumorado.
—Puedes sentarte cuando gustes después de beber de mi imagen —sus ojos rasgados quedaron en él— allí.
—Gracias —murmuró dando pasos hasta sentarse en un taburete— ¿Esto es para mí?
—Come todo lo que puedas, debes alimentarte bien.
Café con leche, jugo de mango, pan tostado y una variedad de cosas para ponerle como palta (aguacate), huevos revueltos, mermelada de fruta, queso blanco y aceitunas. También algunos pasteles, yogur y cereales. Youngho no sabía con exactitud que le gustaba pero por sus ojos desorbitados comprendía que era suficiente para alimentarlo.
Antes de dar una mordida a su pan lo observó avergonzado, quería estrangularlo ¿Por qué en tan simples detalles sabía como capturar su atención?
Maldito infeliz.
—¿No va a comer? es demasiado para mi solo — murmuró antes de sostener un pan y agregarle algunas cosas, el demonio veía con curiosidad como sus manos iban y venían— tenga.
Se había alimentado un par de veces en sus 20.500 años de existencia pero no sabía como funcionaba el sistema digestivo de un demonio. Rascó su cabello inquieto, aceptó el plato que él le estaba ofreciendo y masticó el pan hasta acabarlo en menos de 1 minuto bajo la mirada sorprendida del chico.
Mark continuó con lo suyo, bebió el café con leche lentamente, se estaba dando su tiempo. Algo estaba ocultando.
—¿Quieres preguntar algo en específico?
Secó su boca con una servilleta y lo miró sonrojado.
—Que haya sido virgen no significa que sea estúpido —murmuró— señor Suh ¿Usted está libre de infecciones? le he entregado mi cuerpo a un hombre que trabaja en el ámbito sexual.
—Por supuesto que lo estoy ¿Necesitas mi certificado médico? —"Los demonios no contraemos esas cosas" pensó con la ceja alzada, no había hambre, no existían las infecciones, enfermedades, nada de nada. La única necesidad que como íncubo debían llenar era el sexo — Mark puedes estar tranquilo, no haría nada de manera irresponsable.
—¿Y qué sucederá de ahora en adelante? por favor no lo tome a mal... aún me queda un poco más de 1 mes antes de la graduación, si se llegaran a enterar...
Con elegancia se levantó del taburete, la bata casi llegaba hasta el suelo confiriéndole una imagen majestuosa, su tórax desnudo, sus piernas gruesas. Lo siguió con la mirada hasta que se paró delante de él e inclinó el cuerpo hasta su altura, tragó saliva.
—Nadie se va a enterar corderito — murmuraba bajo— no voy a exponerte y tampoco me comportaré diferente en la escuela, por otra parte —sostuvo su barbilla para hablar contra sus labios— vamos a ver que rumbo nos toma esta aventura.
Lo besó hasta que sintió sus músculos relajarse, emitió un par de jadeos que hincharon su ya irritado pene, pero detuvo el contacto antes de llevar las cosas a otro nivel. Nunca era suficiente para un demonio. Unió su frente con la de él y respiró así un par de segundos como si fuesen la pareja íntima que no eran.
—Iré de vuelta a la casa de un amigo ahora, hay cosas en las que quiero reflexionar y... —no aguantó el deseo que le provocó tener a Johnny Suh tan cerca. Sostuvo su rostro y volvió a besarlo como si fuese la primera necesidad en su vida, cuando le faltó el aire dejó de probar su lengua— necesito ordenar mi cabeza.
—Voy a dejarte en mi auto —murmuró contra su frente— vamos.
—No señor Suh, puedo llegar solo — lo miró con sus ojitos brillantes color aceituna—gracias por todo.
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Yukhei podría escribir una lista interminable de todos los acontecimientos ocurridos para decirle a Youngho "te lo dije", sin embargo no podía hacerlo, él había vivido cada uno de esos procesos y no era algo bonito desde el punto de vista de un ser demonio.
La enorme figura del íncubo estaba sentada en el suelo al lado de una ventana, con sus alas cubriendo parte de su cuerpo, con sus ojos rojos inquietos en el paisaje de la ciudad de Vancouver. ¿Dónde estaba esa presencia dominante con la que siempre se dirigía al resto? Miró con el ceño fruncido a Taeyong, con esto podían comprobar que "Los tres mosqueteros" eran quizás uno de los grupos más peligrosos de humanos. Su capacidad para atraer a un demonio y dejar su mundo de cabeza era increíble. Tampoco podía ser coincidencia que los tres fueran amigos, tanto humanos como íncubos ¿Había un propósito?
Yukhei se acercó a la ventana, bajó sus alas hasta el suelo y se sentó mirando la ciudad.
—Youngho, a lo largo de la historia han habido muchos casos de demonios que se han enamorado de humanos, la gran mayoría de los casos no han terminado bien... sé de uno que fue acusado al inframundo —soportó el nudo de su garganta— y para salvar la vida de quien amaba tuvo que borrar cada recuerdo que lo incluyera aún en contra de su voluntad, tuvo que humillarlo, con esas acciones justificó de alguna manera a los altos mandos que nada era amor, todo era parte de su plan para destruir su dignidad.
—¿Y se lo creyeron? —preguntó Taeyong curioso, acercándose a ambos para sentarse en el suelo, los 3 con sus alas bajas, con los tres con sus ojos rojos en la ciudad.
—Sí, lo hicieron, lo más miserable de todo es que hasta el día de hoy el demonio lo sigue amando —suspiró y bajó el tono de su voz— y hasta el día de hoy el demonio desea ser un humano.
El silencio se prolongó mientras cada uno pensaba en lo que estaba haciendo, Youngho se sentía turbado por la velocidad que tenía respecto a Mark Lee, hace unos días había querido que Irene se lo llevara al infierno, ahora ni siquiera podía afirmar con certeza que iba a matarlo. Se estaba obsesionando de a poco y un demonio obsesionado nunca traía resultados positivos, eran vulnerables ante todo.
Eran seres realmente despreciables que causaban aberraciones en la tierra, algunos ni siquiera tenían forma humana, otros estaban tan carentes de lindura que bastaba una aparición frente a una persona para acabar con su vida y aunque ellos junto a otros íncubos o súcubos tuvieron suerte de rebozar belleza, era solo para facilitar su misión, no para mantener una relación.
Mark apoyaba su rostro en el vientre de Jungwoo y Jungwoo en el vientre de Chittaphon. Los 3 estaban en una alfombra de la sala de estar mirando el techo mientras almorzaban pizza de esa manera.
Sus amigos le contaban que había sucedido mientras él no estaba. Ten bailó gran parte de la noche con Lee Taeyong y cuando la cosa había subido de temperatura terminaron en una habitación de lujo de Diavolo. Un sexo que nunca había tenido antes y un sexo que iba a necesitar con mayor frecuencia, la dedicación que le había dado aquel hombre, los interminables besos en su cuerpo y sus labios, la libertad de hacer lo que quisiera incluso en aventurarse para hacer cosas nuevas. El tailandés tenía un crush con él.
¿Y Jungwoo? el muchacho no había terminado como sus amigos, pero sentía que había sido mucho mejor. Una cita.
Flash Back
Tuvo que justificar su impulso por abrazarlo diciendo que su inseguridad lo había provocado y aunque había sido inesperado, cuando creyó que era un error e hizo el intento por separarse, el coreano lo afirmó de sus manos diciendo que siguiera así, era, en mucho tiempo, uno de los mejores lugares en los que había estado.
Jungwoo se dejó abrazar y se dedicó a observar los detalles del cielo, apenas podían divisarse las estrellas por culpa de la contaminación lumínica y cuando manifestó aquello al "vedetto", Lucas lo invitó a pasear.
No entendía por donde iban pero cuando el vehículo de lujo se detuvo, bajó las ventanas para que entrara un aire frío con aroma a salinidad, habían llegado a una playa en Vancouver, English Bay Beach.
Con educación el demonio le abrió la puerta y estiró su mano para que Kim Jungwoo la sostuviera, el muchacho apretó sus labios y sonrió tímido antes de hacerlo, se sentía cómodo y muy familiar. Juntos y descalzos caminaron sobre la arena hasta detenerse a unos pocos centímetros de donde el mar dejaba llegar sus olas.
El aire estaba frío, las pequeñas gotas flotaban y humedecían sus rostros.
—Acá puedes ver mejor las estrellas, creo que es lo más cercano sin la necesidad de ir tan lejos.
El demonio sintió su vientre retorcerse al ver el rostro del muchacho alzarse al cielo y suspirar con cada estrella. Era un verdadero deleite ver la gama de emociones provocadas en ese chico con cosas tan simple como el cielo, el sonido de las olas y la intimidad de dos personas.
De pronto dejó sus ojos. Sus manos seguían unidas, sus dedos entrelazados, sus cuerpos cercanos.
—Estoy en el último año en St John Brebeuf Secondary School, aunque vivo aquí en Vancouver viajo a diario a Abbotsford para asistir a clases al igual que Mark mi amigo. Mis padres creyeron que aunque estuviera en otra ciudad tenía que estar ahí porque podría estar acompañado de él y... porque es una escuela católica donde me darían valores que según ellos me faltaban.
Yukhei frunció el ceño, aunque le gustaba que el muchacho de pronto quisiera ser sincero, no le gustaba oír las barbaridades que sus padres habían dicho para justificar su asistencia allí.
Quería que siguiera abriéndose para él.
—¿Y porque habrían de faltarte valores?
—A ellos no les gusta que sea homosexual, pero también ocurrió algo desagradable el año pasado cuando estaba cursando mi último año de estudio en una escuela de Montreal —"Lucas Wong" dejó una mano en su barbilla, era un gesto claro para alentarlo a seguir hablando, sabía que estaba temblando y un apoyo se agradecía. ¿Podía abrirse a él de esta manera?— recuerdo haber tenido el impulso de ir a una fiesta, una fiesta realmente sórdida, hubo mucho alcohol de por medio y yo estuve presente en todo, incluso en una orgía que se hizo, eso no era lo malo, lo terrible fue cuando una foto llegó a manos de mis padres con la amenaza que propagarían esto por internet si no desaparecía —sus ojitos estaban llenos de lágrimas— mis padres no sabían que era gay hasta ese momento, mi padre me golpeó, mi mamá perdió la paciencia, la única solución fue mandarme a Corea del Sur donde mis abuelos, me sacaron de la escuela diciendo que no estaba en condiciones de continuar...
El íncubo sostuvo el rostro del muchacho por ambas manos viendo cuan atormentado estaba. La culpa culpa golpeaba su interior una tras otra vez, había hecho la vida del hombre que amaba una mierda con un fin justificado, aunque nunca iba a perdonarse aquello.
Había muchos momentos únicos que vivieron juntos, intimidades, confesiones, cosas que habían tenido que desaparecer contra su voluntad. Cosas que solo él sabía como eran.
Abrazó a Jungwoo permitiendo que escondiera su rostro en el cuello de este, juntos eran un complemento muy bello, el muchacho se acoplaba perfecto, sus manos lo rodeaban por la espalda, su corazón latía desbocado.
—No te conozco en verdad, pero sigo pensando que mereces más que todo eso, quizás soy el menos indicado para hablarte de valores —murmuraba— pero eres un hombre interesante.
—Ni siquiera debería estar acá, ellos no saben nada de lo que hago —quería secar sus lágrimas pero no había forma de detener sus sollozos— tal vez por eso soy tan inseguro.
"Y porque matones abusivos menoscabaron tu identidad" pensó con la mandíbula tensa. Inquieto por no saber exactamente que hacer, estiró sus dedos y secó sus lágrimas una por una murmurando que él estaba dispuesto a conocer al verdadero Jungwoo.
Sabía que estaba repitiendo el mismo error de hace 2 años pero ¿Qué más podía hacer? ¿Permitir que sufriera cuando en el fondo ni siquiera él podía pasarlo a llevar?
Jungwoo lo miró con una dulzura y esperanza que lo quebraba.
Fin Flash Back
—Ni siquiera nos dimos un beso — pensó en voz alta el muchacho— pero tuvo una intimidad particular, sentí esas mariposas en el estómago como cuando estás coqueteando con alguien la primera vez.
Chittaphon acarició su cabello, recordó el momento en el que lo vio llegar a Diavolo con una sonrisa como la de un niño que es contentado con un dulce preciado. No sabía quien de sus dos mejores amigos era más frágil, si él o Mark, solo tenía claro que él los debía cuidar mucho.
Al llegar a la casa de Ten esta mañana, ya fue acribillado a preguntas sobre lo sucedido y aunque le había dificultado hablar, contó la mayoría de las cosas. ¿Por qué había expresado que los necesitaba en el chat? Tal vez porque aún le costaba asimilar todas las cosas.
Apartaron los platos vacíos y lo obligaron a sentarse al medio, en ese momento lo abrazaron y escucharon sus temores, también aclararon sus dudas. Mark Lee estaba en una fase donde debía ser protegido.
—Sí, por supuesto que tiene sus riesgos estar con un hombre mayor que tú y aún más si es tu profesor, peor si es del mismo sexo —dijo Ten— pero creo que deberías darte esta oportunidad ¿De qué realmente tienes miedo?
—De estar cometiendo el pegado más grande de mi vida, un pecado tal que no me permita ser feliz después de la muerte.
Jungwoo acarició su cabello unos segundos, apartó sus propias preocupaciones para escucharlo. Eran reflexiones común para quién fue creciendo en una familia que vivía mucho la religión.
—No sé que suceda, amigos míos pero yo creo que no es coincidencia que cada uno de nosotros, que somos mejores amigos, esté interesado en cada uno de los dueños del club sexual, que también lo son —acotó el tailandés — no cerremos las puertas a nada pero tampoco vivamos el desenfreno al extremo, si decidimos dar un paso que sea informado y con cuidado, los 3 estamos frente a personas que se mueven en un ámbito que no es bien visto —asintieron— creo que es bueno que siempre estemos alerta, estamos jugando con fuego.
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Parado desnudo frente al espejo de aquel baño, se miró su cuerpo antes de ingresar a la ducha.
Rascó su cabello inquieto cuando creyó ver lo que podían ser signos de alerta, incluso repasó sus dedos aunque quizás no estaba viendo con claridad.
Sin embargo supo en ese momento, mientras sudaba, que las cosas no iban a estar bien.
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