Prólogo

La vida nunca fue fácil para él.
Y desde luego no se había vuelto más fácil desde el accidente.

Habían transcurrido varios meses desde entonces. Casi un año en realidad, pero aquí estaba,en pie por si mismo por fin después de varias operaciones, y duras sesiones de fisioterapia.
Todavía pasarían unas semanas antes de que pudiese dar un paso sin las muletas, pero ya podía dejar la silla de ruedas a un lado, lo más lejos posible de si mismo, y avanzar.

Tampoco hacía mucho tiempo que decidió mudarse.
A la que le dieron el visto bueno para dejar la silla de ruedas regresó a su antigua casa, alejada de la ciudad, rodeada por un profundo bosque que le proporcionaba la paz y tranquilidad que tanto había extrañado.

Durante todo este tiempo había vivido en la casa de unos amigos. Ellos habían comprado otra casa para estar cerca de sus mejores amigos y familia.

Malcom Eddison había sido también su empleador.
La había contratado por su experiencia en el ejército, del que salió tras una herida y por su carrera como obstetra.
La mujer de Malcom, su hermana y una amiga de estas habían estado embarazadas y en posible peligro, por lo que necesitaban a alguien que pudiera protegerlas y de paso controlar sus embarazos.

Después de conseguir una bala en la columna que casi le dejó paralítico de por vida, por salvar a Eva, la mujer de Malcom, este se había asegurado de que tuviese los mejores médicos y cuidados.
Estaba realmente agradecido con él y al final surgió una gran amistad entre ellos, pero era hora de valerse de nuevo por si mismo.

Eva, Delia y Alexa habían venido con él para asegurarse de que tuviese todo lo necesario.
Sus maridos, Malcom, Troy y Garreth respectivamente acudieron también para hacer todo lo posible para que pudiese moverse libremente.
Y por fin se habían marchado, dejándolo solo.

No penséis mal, los quería, pero necesitaba estar solo.

Moviéndose poco a poco con las muletas, recorrió su casita de una planta, de concepto abierto, desde el que podía ver cualquier lugar de la casa sin importar donde se encontrase.

Cogiendo una lata de cerveza de la nevera, y una bolsa de patatas fritas, colocando la primera bajo el brazo, y la segunda sujeta entre sus dientes, caminó hasta su enorme sofá de piel marrón, desde el que vería el partido.

Las chicas se habían encargado de llenar su frigorífico y congelador con comida preparada por ellas, para hacerle las cosas más fáciles.

Dejándose caer en el sofá, abrió la bolsa de patatas, dejándola a su lado, y la lata de cerveza, en la mesita junto a la lámpara de mesa.
Dejo las muletas apoyadas a su lado y estiró las piernas apoyándolas sobre la mesa de centro de roble.
Una vez acomodado, encendió el televisor y esperó a que los anuncios terminasen para ver el partido de la Súper Bowl.

Miró alrededor, sintiendo el peso de la soledad por un momento antes de que las luces parpadearán antes de apagarse del todo.

Conteniendo un maldición, bajó los pies, cogió las muletas y con algo de esfuerzo caminó hacia la caja de fusibles.

Justo cuando pasaba por delante de la ventana, percibió un movimiento fuera.
Maldiciendo por haber dejado su arma en la mesa de centro en la que hace nada tenía puestos sus pies, se apresuró a ir a por ella.

Si había alguien fuera, la oscuridad jugaría a su favor.

Volvió a por el arma y se acercó a la puerta con cuidado tratando de ver hacia fuera.

Otro movimiento más y su cuerpo se tensó.

Acercándose a la puerta, quitó el pestillo e iba a abrirla cuando unos golpes desesperados casi le hicieron perder el equilibrio.

Arma en mano y apoyado solo en una muleta, abrió la puerta y se quedó inmóvil.

Las luces volvieron a tiempo para ver los ojos más increíbles que había visto jamás.
Dejo caer sus ojos hacia el resto de ella y sus palabras murieron en sus labios, cuando ella habló.

-Por favor, déjame entrar. No puedo dejar que me encuentre.

No pensó. Reaccionó.
Se hizo a un lado y ella se apresuró a entrar.
Su olor le envolvió.

Usando su experiencia, apuntó con el arma hacia fuera e hizo un barrido visual antes de cerrar la puerta y volverse hacia su invitada.
Una joven e impresionante mujer vestida de novia.

-------------

Lo sé. Lo sé.
Todavía no tenía que empezar esta, pero las ansias me pudieron.

Os dejo en el multimedia a los dos protagonistas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top