Capitulo 27

Elle

He llamado a mi padre.
Lo sé. No he durado ni doce horas y ya cedí.
Pensé mucho en las palabras de John y creo en ellas. No quiero tener que arrepentirme en caso de que algo ocurriese.
Otro de los motivos es que quiero dejar todo atrás.
Antes de dar cualquier otro paso, quiero cerrar este capítulo de mi vida.

Me encuentro frente a la casa de mis padres.
Hace más de un año que no he estado aquí.
—¿Estás segura?
Miro a John que está a mi lado, aun en el volante, y asiento.
—Si. Puedes irte tranquilo. Estaré bien.
—¿Tienes tu teléfono?
—En el bolsillo y el cargador en la bolsa. Solo es una noche, John.
—Lo sé.
Me derrite verle nervioso.
Me gusta especialmente como él no deja de comprobar que el anillo siga en mi dedo.
Creo que no es consciente de ello, pero puedo ver que le tranquiliza que siga en el lugar.
Justo cuando voy a bajar del coche, pone su mano sobre mi muslo y me vuelvo hacia él.
—Por favor, llama si me necesitas y vendré. No importa la hora. Joder, me quedaré en un hotel cercano para poder cuidar de ti de...
Recorro el espacio que nos separa y le beso. Solo un ligero beso en los labios. Nada profundo, pero en el que dejo que sienta todo lo que quiero decir.
Cuando me separo, acaricio sus labios y le miro a los ojos.
—Te amo.

*****

John

No puedo borrar la estúpida sonrisa que tengo en la cara por nada del mundo.

Por fin escuché esas palabras y aunque ella bajase inmediatamente del coche y se alejase corriendo.

Conduje hasta el hotel y subí a mi habitación aun sumido en la más absoluta felicidad.
Todo lo que quería era ir a por ella y llevarla a la cama. No importa si no tenemos sexo. Me conformaría solo con recorrer su cuerpo con mi boca y hacerla llegar con ella.

Y pensar en eso me pone inevitablemente duro por lo que abro el agua de la ducha y me meto dentro en un tiempo récord.

Trato de calmar mi cuerpo, pero es difícil, cada vez más, y a veces me da miedo no poder controlarme estando con ella en la cama y echar por tierra todo lo que hemos conseguido hasta el momento.

Es ya de noche cuando vuelvo a la habitación después de haber bajado a cenar.
Miro mi teléfono que se ha mantenido en silencio todo el día.
Quiero hablar con ella, saber como está, y si todo ha ido bien.
Estoy preocupado aunque prometiese avisarme si algo pasaba.
Me dejo caer en la cama y busco su número.
Me bastará con que responda a un mensaje aunque preferiría oír su voz.

Buenas noches, hermosa. Extraño tenerte a mi lado. Estás a solo unas calles pero parece otro mundo. Por favor, dime que estás bien.

El mensaje de respuesta llegó a los pocos segundos.

Estoy bien. Estoy en mi antigua habitación. Mi antigua cama. Extraño eso también.

Puedo imaginarla en su cama, hermosa, sonriendo mientras mira su teléfono.
Dios, realmente la amo.

Puedo imaginarte si cierro los ojos y no puedo evitar sonreír al recordar lo que dijiste. No quiero presionarte, pero te amo y saber que sientes lo mismo... Soy feliz contigo, amor.

Cuando media hora después sigo sin recibir respuesta, lo primero que pienso es que se ha quedado dormida.

Me pongo en pie, me desnudo y voy a lavarme los dientes.
Estoy por meterme en la cama cuando alguien llama a la puerta.
Entreabro la puerta echando un pequeño vistazo hasta que veo su hermosa sonrisa.
Apenas tengo tiempo de abrir del todo la puerta cuando ella está sobre mi, besándome.

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