Los monstruos tienen conciencia. Dentro de ese enorme cuerpo lleno de espinas, tentáculos, piel oscura, dientes aterradores y garras destructivas, hay un alma. Incluso así, la mayoría de los monstruos, en concreto, al que la secta llama "Gran Señor", son despiadados y crueles.

El padre de Erkin era igual de sanguinario, torturaba a sus presas, las hacía vivir el infierno. Pilar, su favorita, siempre temió que su hijo fuera como su padre, un violador, un torturador, un ser despreciable que solo le importaba él mismo. En conclusión, un ser egoísta y sin corazón.

No obstante, Erkin es diferente, al abrir su coraza, y convertir su cuerpo en una forma bestial, hizo un juramento.

Jamás sería como su padre.

Lamentablemente, mamá murió, ya no está con él. Ahora Erkin se encuentra solo, y sigue creciendo, ya no se siente un niño. Es un monstruo joven adulto, y su instinto le molesta. Más cuando la ve, ahí sola, rellenando una cubeta de agua en el arroyo. Se parece mucho a la mujer que lo cuidaba cuando era pequeño. Le recuerda a esa señorita que se encargaba de los niños en la tribu de los Chunclucus. Aillen, fue su primer amor en su corta infancia, pero no le duró mucho.

Cuando acababa de nacer, aquella agrupación los acogió, su mamá y el pequeño niño al fin tenían un hogar, pero terminó siendo una trampa. Casi asesinan a su madre por los engaños de esas malas personas, sin embargo, el instinto la defendió y eliminó a la mayoría de esa gente. No obstante, la muchacha en el arroyo es de otro grupo, los Acalios se habían asentado hace poco cerca del templo y el bosque en el que vive Erkin.

Todos quieren el poder del monstruo, pero ya no puede ser asesinado por una simple daga para obtenerlo, pues su madre se deshizo de esta, pero eso no quita que los humanos tengan otras estrategias. Ahora está solo, inspeccionando todo lo que se mueva en su bosque, desconfiando, y alerta de cualquier situación.

En las tierras de Escalya, Erkin es como un dios maldito, y todos piensan mal de él, ya sea venerándolo o temiéndole, tiene una mala reputación por culpa de sus antepasados.

Abre los ojos, te pueden estar vigilando.