Kiryn

La carreta que lleva mi jaula se aproxima a una enorme caverna, la cual parece un castillo, pero hecho de manera natural. Se compone en exceso de rocas muy negras. Es tan oscuro este sitio. Mientras avanzamos, los hombres encapuchados, que caminan al lado del carruaje, encienden las cavidades con sus antorchas. Este lugar despide unas muy malas vibras. Escucho a mujeres gritar, algunas se agarran de los barrotes, otras tienen grilletes. Mi trampa de ruedas se detiene, entonces abren la reja, me hacen caminar hasta unas escaleras.

—¡Hermana! —Veo a Maya ser llevada a otra jaula y la tiran allí como un animal—. ¡Suéltame! —le digo al hombre encapuchado que me empuja.

—Trátala mejor —amenaza Astamir, su jefe—. Es la futura madre del monstruo, que está por venir. El anterior grupo falló, pero esta vez lo haremos bien. Definitivamente, nuestro error fue sacar a la madre de aquí.

—Sí, señor —responde el lacayo, haciendo una reverencia, luego me mira a mí—. Por aquí, señorita.

—Erkin vendrá —les aclaro mientras avanzamos por las escaleras.

—Lo estaremos esperando —responde Astamir.

—Él no hará nada de lo que ustedes quieren.

—No nos preocupa, está su hijo.

No sé si es mala o buena suerte que no lo sea.

Entramos a unos aposentos, tiene un decorado lúgubre, igual que todo el lugar. Hay una cama redonda en medio, tiene cadenas allí. También hay una abertura que simula una ventana, se ve como un campo allí abajo, en la oscuridad de la cueva. Muchos pastizales de gran altitud.

—Nuestro antiguo Gran Señor acechaba justo ahí, le gustaba perseguir a sus mujeres.

La madre de Erkin estuvo allí, debió estar muy asustada.

—Qué tristeza —expreso con angustia.

—Para nada, era un honor para ellas, como debe ser un honor para ti. —Hace una señal con su mano y, el hombre de menor rango, agarra mi muñeca—. El bebé debe estar por nacer, así que haremos el ritual en este lugar.

—¿Ritual? —Forcejeo.

—Debemos traer esta nueva vida al mundo, tenemos que emanar su poder y para no cometer fallas, supongo que tendrás que perecer. Las madres son una muy mala influencia para sus hijos, como ya habrás notado con Erkin y su corazón tan noble. Solo piénsalo, hasta tiene un absurdo nombre. No solemos asesinar a las mamás, pues son las favoritas del monstruo, pero estamos seguros de que nuestro Gran Señor será consumido por el odio cuando fallezcas, entonces perderá el razonamiento y le entregaremos a tu hermana. Son parecidas, así que estamos seguros de que le encantará.

—¡¿Están locos?! —grito, furiosa—. ¡¡Erkin, no haría...!

—Es un monstruo —me interrumpe—. Solo tenemos que activar su lado más salvaje, ese que ha reprimido por años, por la estúpida de su madre, y entonces al fin lo recuperaremos.

—No es cierto, no es verdad —digo entre sollozos.

—Está golpeando nuestras puertas, viene a matarnos justo ahora, no le falta nada para que pierda la razón. —Levanta un cuchillo—. Cuando tú mueras, adiós a Erkin, hola a nuestro Gran Señor. Será fácil remplazarte, ni te recordará, volverá a ser lo que es, un monstruo.

—Cállese, no es cierto. —Mis ojos pican por las lágrimas.

—Prepara a la novia del monstruo —le aclara a su lacayo, ignorándome—. Tenemos que inducir ese parto.

Oh, mierda. 

Toca decir que no solo estamos en los momentos de más tensión de esta historia corta, sino que nos faltan solo dos capítulos y un epílogo para terminar el libro 😱

Saludos, Vivi.