Capítulo 15
Kiryn
En el mar de la locura, existe una doncella, navega sintiendo una dulce melodía, son las cálidas manos de su hombre. Nada más, su toque la hacía llegar al infinito. Su amante sabía cómo hacerla sentir, tenía las mejores caricias. Cubiertos por un velo, no se podía ver lo que hacían, pero era puro amor, y así un bebé nació.
Un cuento que me contó mi mamá...
No lo entendí hasta este instante. Aunque no podría comprenderlo del todo ahora, teniendo en cuenta que el "hombre", el cual, me lleva al infinito, en realidad no es humano. Luego de mi confesión, ha pasado un tiempo, pero ya no hay nada que me detenga, estoy dispuesta a escuchar la canción de Erkin. Toca cada parte de mí y me gusta.
Mi cuerpo está desnudo, por completo a su merced. Abro mis piernas, mientras una de sus extremidades, forma algún tipo de "cosa", que tiene el perfecto tamaño, para caber en mis partes más íntimas. Cierro los ojos, entonces soy cubierta por el velo del cuento, por lo tanto, tiro un gimoteo de placer y entiendo lo que hacían aquellos amantes, hacían el amor.
—Ki... ryn.
—Erkin.
Meses después...
Camino por la cueva y toco mi vientre, preocupada. Me inquieta que la secta se entere de mi embarazo, pero lo que más me alarma es...
—Kiryn. —Veo a Alain.
Avanza despacio, pues sabe que esta es la zona del monstruo. Mira para todos lados, antes de acercarse. Erkin no está, ha salido a cazar, así que tomé esta oportunidad para llamar a mi amigo.
Trago saliva.
—Tenemos un problema —aclaro.
—¿Cuál? —Enarca una ceja—. Cumpliste lo que querían, solo tienes que decírselos y se largarán, ¿o es que acaso te encariñaste con esa cosa?
—Yo... —Suspiro—. No entiendes, el bebé todavía no ha nacido.
—¿Y?
Bufo.
—Los bebés del monstruo tienen crecimiento rápido —aclaro lo leído en los papeles—. ¿Ya comprendes?
—Oh, mierda.
—Sí, te colgarán y me quemarán viva —informo.
—¿Y por qué me llamaste? No entiendo, ¿no era mejor guardar el secreto?
—Es mejor que te quedes con nosotros, o te matarán.
—¿Yo? —expresa, alarmado—. ¿Vivir con un monstruo?
—Él te protegerá, eres como su hermano.
—No es mi hermano, mató a mi padre.
—No sabes la verdadera historia, ¿y si tu madre te mintió? —Me altero.
—Solo estás hechizada, recapacita, asesinó a casi toda mi tribu.
—Hablé con el monje Conrad, no es así como sucedió, debes platicar con él.
—¿Por qué conversaría con un estúpido monje?
Me acerco y tomo su mano.
—Eres mi amigo y el padre de mi hijo, me preocupo por ti.
—Me dueles. —Se aparta—. No puedo creer que estés enamorada de un monstruo.
—Sé que es raro, pero es lo que pasó, no obstante, con la misma intensidad me preocupo por ti, así que necesito que estés bien. Por favor, quédate.
Me observa, triste, entonces me abraza, nos separamos cuando escuchamos un gruñido. Giro mi vista hacia Erkin, por lo tanto, me pongo delante de Alain.
—Escuchaste todo, ¿verdad? —pregunto, y el movimiento que hace, me da a entender que sí. Cada vez lo comprendo más, pero es bueno que, en esta ocasión, lo haya entendido a la primera—. Lo lamento tanto —declaro, angustiada, luego lágrimas caen de mis ojos—. En ese momento, yo... todavía no te amaba, yo...
—¡¡No le des explicaciones a un monstruo!! —Avanza Alain y lo enfrenta—. ¡¡Si vas a matarme, hazlo!!
—¡¡No!! —grito y más lágrimas se me escapan, entonces le regalo una sonrisa—. Él no es así, lo sé.
—Ki... ryn —Erkin menciona mi nombre, así que sé que es algo positivo.
Hay un silencio mientras mis mejillas arden, después Alain lo corta de raíz, y suspira antes de aclarar:
—Bien, hablaré con ese monje.
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