Kiryn

¿Será correcto decir que me gusta un monstruo? Ahora me siento un poco culpable por haberme acostado con Alain, aunque lo hice más por la experiencia y mi supervivencia que por otra cosa. Además, en ese momento no sentía nada por Erkin, solo tenía miedo. Ahora que lo conozco es todo muy distinto. Espero que no parezca que tengo algún fetiche, sin embargo, siento que quiero saber más de él con cada día que pasa. Debo ser la mujer más extraña del mundo.

Si me echaron un hechizo, mejor que no me lo quiten.

Duermo cerca del monstruo como si se tratara de un humano normal. Parpadeo varias veces al despertar. Miro como su respiración sube y baja. Me inclino al sentarme, entonces observo como el sol se aproxima en el horizonte, así que sonrío.

Hoy será un buen día.

Noto que la larga cola con pinchos de Erkin se mueve, así que giro mi vista a ver que se levanta. Luego lo sigo mirando mientras avanza y se pone a mi lado. Vuelvo a contemplar el amanecer.

—Es hermoso —comento.

No es como si pudiera contestarme, pero estoy casi segura de que con solo observar el horizonte y estar tan apacible, me está dando la razón.

—Ki... ryn.

Siento mis mejillas arder.

—Erkin.

Mi corazón palpita rápido y mantengo la visión, en donde el sol se asoma cada vez un poco más. Trago saliva y muevo despacio mi húmeda boca. La timidez se apodera de mí, entonces bajo la vista, avergonzada. Aunque estoy lista para confesarlo.

—No sé qué tanto me entiendes, pero... —Suspiro, acalorada—. Solo quería decirte que me gustas.

Dios, suena tan loco esto.