Capítulo 18

¿Sus padres?, se pregunta Ayla mientras mantiene la vista en la pareja recién llegada. La mujer tiene unas vistosas orejas parecidas a las de Cruz que sobresalen entre su cabellera café, por otro lado, el hombre no posee cola u orejas, pero sí tiene unas marcas negras y amarillas que se distribuyen por todo su cuerpo. 

—¿Mamá y papá? —suelta el de ojos azules, su voz se quiebra y retrocede a medida que los adultos se acercan.

—¿Qué es tan importante como para llamarnos, Azrael? —cuestiona su madre al cruzarse de brazos.

—Queremos presentarles a Ayla —responde el rizado mientras toma la mano de la chica para acercarse a ellos—. Es nuestra novia. 

—Un gusto en conocerte —responden ambos, saludando con cordialidad a la chica, pero el tono cambia cuando hablan con su hijo.

—Estamos felices por ustedes pero no era razón para llamarnos con tanta urgencia —opina el hombre, de repente escuchan un sonido sordo detrás de ellos y al voltear ven a Cruz y a Mako sobre Llantén. Ambos lo han reducido porque intentó escapar.

—¡Ya no son niños, dejen de pelear! —los regaña su padre, pero alcanza a notar la rabia reprimida a ambos hacia el rubio.

—¿Por qué no tienes el mismo valor que tuviste al meterte con Gala? —le dice Mako mientras mantiene a su hermano contra el suelo.

—No es una pelea, papá —responde Cruz entre gruñidos—. Llantén no siguió la tradición y durmió con la hija de los Dorian.

La revelación hace que la pareja guarden un silencio sepulcral, Llantén se levanta y niega con la cabeza mientras le suplica a sus hermanos con la mirada. Aunque Azrael desvía su vista para hablar con sus padres, contándole todo lo que él ha hecho y asegurándoles que no es una maldita broma.     

—¿Cómo? —cuestionó su madre, haciendo que el rubio mantenga la cabeza abajo. Sus hermanos lo soltaron para que ellos puedan interrogarlo—. ¿De qué están hablando? 

—Tal vez fue una pijamada —supone el hombre a lo que Azrael niega alzando la voz—, o no...

—Ustedes siempre quisieron dejar mal a su hermano, desde niños. ¿Tienen alguna prueba? 

Los demás miran a un lado, ya que saben que sólo tiene la palabra de Gala y de Ayla como prueba. Sólo palabras... hasta que Mako les enseña su celular a todos, en él tiene mensajes, audios y llamadas, con conversaciones que Llantén mantenía con la castaña. Lo más reciente era una llamada realizada el día anterior.

—¿Es suficiente? —pregunta el teñido al dejar el móvil en manos de sus padres.

—Todos retírense, hablaremos con Llantén a solas —dice su padre.

Ayla hace una mueca al ver los rostros de la pareja, parecían tan tranquilos, pero es como la calma antes de la tormenta que arrasa con todo. Ella se pregunta qué pasará ahora, aunque también tiene curiosidad de qué pasará con la relación que tiene con Llantén. ¿Seguiré siendo su novia también o sólo de los otros tres hermanos?

Azrael suelta un suspiro al dejarse caer en el sillón de la sala, ella se encuentra atrapada en el sillón, entre los cuerpos del rizado y de Mako. Pero como si eso no fuera suficiente Cruz se recuesta sobre su regazo mientras se arrodilla en la alfombra. Ayla no puede evitar sentirse incómoda, los cuerpos de los tres hermanos la están tocando, puede sentir sus respiraciones al igual que su calor, sólo espera que esto no se torne a una situación retorcida y perversa.

—Siéntate —murmura el mayor hacia Cruz, su voz denota la poca paciencia que le queda.

—No hay lugar —responde al tomar las manos de la chica para colocarlas sobre su cabeza. Él tararea al sentir las caricias en su cabello y orejas, era lo que quería... lo que necesitaba.

En eso Liceo se presenta en el lugar con la excusa de que le habían ordenado traer fruta, todo era para escuchar la conversación y saber lo que está pasando. La llegada de los dueños de la mansión fue una noticia que tardó segundos en esparcirse a todos los empleados.

—¿Alguna fruta? Escuché que a Mako le gustan las fresas-

—Ahora no Liceo, vete —le dice Cruz con el ceño fruncido. Él iba a marcharse, pero Mako lo detiene, levantándose del sillón para tomar al sirviente de los hombros. 

—Espera, tenemos mucho de qué hablar, no seas tímido —habla, teniendo una sonrisa en su rostro, intenta calmar a un muy nervioso y tembloroso Liceo—. Ya sabemos del secreto que tienes con nuestro hermanito, no son muy discretos.

—¡¿Les dijiste?! —exclama, buscando alguna explicación por parte del castaño. Aunque Cruz está más entretenido en conseguir la atención de Ayla, quiere que continúe acariciando sus orejas ya que se detuvo para presenciar lo que sucede.

—Como molestan, Mako seguro nos espió en algún momento —responde molesto—. Pero vas a poder continuar con ellos, ya terminaste conmigo, ¿no?

—Si, supongo que podría-

—¡¿Terminaron?! Azrael, no hiciste algo, ¿verdad? —Mako toma al mayor de su ropa, arrugando su traje y también haciendo que los arañazos de su espalda duelan.

—No —murmura al darle un empujón  para alejarlo.

—¿Entonces por qué terminaron? Ustedes parecían una buena pareja, no puedo creer que después de dejar a Cruz ahora vas a seguir con los demás —comenta el teñido mientras camina de un lado al otro en la sala. 

Los demás se miran entre sí, Azrael ladea la cabeza al igual que Cruz y luego mira fijamente a Liceo. Este traga saliva en ese instante.

—¿De qué mierda estás hablando? —cuestiona Cruz luego de escuchar la palabra "pareja".

—Mako cree que eres homosexual y que este hombre es tu pareja —Azrael se toma la molestia de explicárselo.

—Olvidaste mencionar que tú lo obligas a pasar tiempo con Ayla, como si eso pudiera hacerlo hetero. Parece que quedaste atrapado en el siglo quince —lo regaña Mako al cruzarse de brazos.

Los presentes guardan silencio por un momento, luego Cruz es quien suelta una carcajada, seguido por Liceo. Mako mira a ambos confundido y sonríe de manera nerviosa.

—¿En serio? ¿Pensabas que era gay? —le dice el castaño al recargarse por el hombro de su hermano, no puede controlar la risa y le da unos golpecitos en el pecho—. Yo pensé que tú lo eras.

—Pero-

—Perdón por la confusión, soy un reportero y trabajo para una revista —habla Liceo, presentándose como tal—. Cruz fue el primero en descubrirme pero se ofreció a darme una entrevista.

—Su revista es de chismes —indica el castaño cuando regresa junto a Ayla.

—Es fantástico, sólo nos faltaba que todos se enteren del escándalo de nuestra familia —comenta Azrael, mientras aprieta el puente de su nariz.

—Entonces no... —Mako mira a Cruz con el ceño fruncido en espera de su respuesta.

—A mí nadie me obliga a hacer nada —responde el castaño al acurrucarse junto a la chica, tomando ahora el lugar que dejó el teñido.


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