En el Infierno, Parte 3
¿Qué tal? ¿Cómo están? Espero que muy bien y animados para continuar con la progresión de esta historia. Este capítulo es en promedio más largo que los últimos que he estado subiendo, así que la diversión (o el drama) les durará un poco más.
Antes de comenzar, quiero declarar que me quebré al menos dos veces al estar escribiendo este capítulo. Creo que es uno de los capítulos más dramáticos que he escrito. (Al menos a mi parecer) Ya me dirán ustedes. Nos leemos abajo.
Gravity Falls Es una obra perteneciente a Disney. Todo lo escrito y expresado dentro de este Fanfic tiene como propósito principal el enriquecer al Fandom de la misma. Todos los personajes utilizados dentro de esta historia son una creación y propiedad original de la talentosísima y brillante mente e ingenio del animador estadounidense: Alex Hirsch. Nada será utilizado con fines lucrativos o comerciales. ¡Disfrútenlo!
Gravity Falls Fanfic: La Novia de Dipper
Capítulo 36: "En el Infierno, Parte 3"
—¡Dipper! ¿Dipper, dónde estás? ¿Puedes escucharme...? ¡Dipper...! —Pacifica gritaba de forma enajenada, mientras se adentraba cada vez más y más hacia la negrura del espeso y silencioso bosque, buscando la forma de que su novio respondiera a alguno de sus llamados. No obstante, todos sus esfuerzos parecían haber sido inútiles, ya que la aguda voz del muchacho propietario de la gorra con el adorno en forma de pino, parecía haber sido tragada por el cúmulo de colosales árboles que los rodeaban—. No pudo haber ido muy lejos... Dipper, por favor... Respóndeme...
Luego de algunos minutos de frenética búsqueda, Pacifica tenía la no muy confortante percepción de que sus pasos la habían conducido hacia un área inexplorada y desconocida de la propia arboleda, fuera del perímetro protegido y resguardado por el escudo de Blendin, de modo que al darse cuenta de su precaria situación, y al no contar con una linterna para abrirse paso y continuar explorando, o darse la vuelta y regresar hacia el lugar dónde se encontraban el resto de los sobrevivientes, aquella sensación tan desagradable llamada miedo comenzó a apoderarse poco a poco de ella y de su temple, alterando el correcto desempeño de sus funciones psicomotrices, dándole una incómoda corazonada de que alguien, o algo, la observaba desde lo lejos, oculto entre las ramas de los árboles.
—¿Dipper...? —Murmuró, insegura, luego de haber escuchado un débil, pero prolongado lamento en las cercanías que le provocó un pertinaz escalofrío.
Pese a su desafortunada incapacidad de saber si había algo en la oscuridad que estuviera acechándola, Pacifica optó por proseguir, no sin antes tomar una roca con su mano derecha y preparase para lanzarla en caso de que llegara a necesitar una distracción o en menor medida; algo para defenderse. En todo caso, ella sabía que debía encontrar a Dipper lo más rápido posible, ya que los peligros fuera de la barrera eran latentes, pero sobretodo, mortales.
Al cabo de un par de minutos extras, los pasos de la niña la condujeron hasta un riachuelo, mismo que le impidió continuar libremente con su camino. Entonces, miró a su alrededor, desmoralizada. Estuvo a punto de dar media vuelta para marcharse de ahí, cuando repentinamente, sintió como alguien la sujetaba por medio de su vientre con una de sus manos y le tapaba la boca con la otra. Acto seguido, aquella presencia desconocida la condujo hacia el interior de un tronco hueco que yacía tumbado sobre el suelo a tan solo pocos metros de distancia. Por su lado, Pacifica pataleó fuertemente y trató de resistirse, pero solo hasta que reconoció la voz de aquella persona.
—Silencio... —Dijo Dipper, quitando su mano de la boca de su novia.
—¡Dipper! ¿Qué se supone que estás haciendo? ¿Por qué hiciste eso? ¿En dónde te habías metido? Casi me provocas un infarto... —La rubia sacó a relucir su furia. En contraparte, pronto entendería el motivo por el cual Dipper la había tomado por sorpresa.
—¡Dije silencio! —Reafirmó el muchacho.
Pacifica miró tímidamente a través de la abertura en el extremo del tronco por el cual se habían introducido. Posteriormente, se percató de que uno de los drones rastreadores de Giffany se hallaba merodeando en los alrededores. Ambos niños permanecieron inertes, mientras el androide barría toda la zona con la ayuda de un escáner laser en forma de antena que sobresalió desde la parte superior de su esférico cuerpo, para inmediatamente volver a ocultarlo al no haber encontrado nada y así proseguir con su guardia.
—Se ha ido... Creo que ya estamos a salvo... —Dijo Dipper, dándose cuenta de que aún tenía a Pacifica abrazada por la cintura. Entonces, apenado y con las mejillas completamente enrojecidas, la soltó y se apartó un poco—. Debemos salir de aquí. ¡Rápido! Antes de que vuelva.
—¡Espera, Dipper! —Pacifica trató de detenerlo. Sin embargo, Dipper la tomó de la mano y la llevó de nueva cuenta hacia el exterior, apartándose de la salvedad momentánea que el tronco les proporcionaba. La idea original de Dipper, era alejarse lo más rápida y remotamente posible de ese lugar, aún sí eso significaba tragarse su propio orgullo y regresar al campamento, o por lo menos alcanzar una ubicación dentro del rango de protección que les otorgaba el campo supresor. Ambos estaban a punto de cruzar la línea cuando Pacifica lo jaló súbitamente del brazo y lo condujo hacia la parte posterior de un árbol dado el rango de visión del androide.
—Pacifica... ¿Qué fue eso? —Preguntó Dipper, resintiendo el impacto en su espalda—. ¿Por qué lo hiciste...?
—¿Por qué...? ¿En verdad te atreves a preguntar?
—Pacifica, sino atravesamos pronto el campó de Blendin, ese androide podría encontrarnos.
—¡No me interesa! —Lo miró directamente a los ojos, anteponiendo su rabia a sus sentimientos, mientras sujetaba firmemente los escuálidos brazos de fideos del muchacho utilizando sus propias manos, para luego empujarlo contra la corteza del árbol y así cercarlo—. Esto es lo que querías desde un principio... ¿No es así, Dipper? Jamás mediste la clase de peligro que corrías cuando te adentraste tu solo en el bosque. Lo hiciste a costa de poner en riesgo nuestra propia seguridad. ¡Así que ahora deberás atenerte a las consecuencias y escucharme!
Dipper no pudo contener por más tiempo la penetrante mirada de Pacifica, de modo que desvió la dirección de sus ojos hacia un punto muerto al girar la cabeza hacia su lado izquierdo.
—Está bien... Te escucho... ¿Qué es lo que quieres? —Preguntó fríamente.
—¿Qué es lo qué quiero...? ¿Esa es tu mejor respuesta...? Vi a mi novio explotar de rabia frente a una multitud de personas indefensas que solo pretendían tener un poco de diversión. ¿Es que acaso eso te parece poco, Dipper? ¿Quieres saber qué es lo que quiero...? ¡Bien! Te lo diré... ¡Quiero una respuesta!
—¿Una respuesta?
—Sí... Una respuesta. Desde que despertaste, te has estado comportado de una manera muy extraña, y lo peor de todo es que no nos has querido decir qué es lo que ocurre contigo.
—No sé de qué hablas...
—Sé que sabes de lo que hablo, Dipper. Así que no intentes evadir mis preguntas... ¿Qué es lo que te ocurre? ¿Por qué te estás comportando de esa manera? ¿Por qué estás siendo agresivo con todos? Es como sí nos estuvieras escondiendo algo... —Insistió, aplicando más fuerza al apretón.
—Pacifica... Me estás lastimando y no estoy ocultando nada... Tampoco estoy siendo agresivo... Es solo qué... —Se sintió atrapado.
—¿De qué se trata...?
—Es solo qué.... —Apretó los párpados.
—¡Suéltalo ya, Dipper!
—¡TENGO MIEDO...! —Dipper gritó y una vez que obtuvo la respuesta que estaba buscando, Pacifica simplemente dejó de aplicar presión sobre los ahora adoloridos brazos de su novio. Acto seguido retrocedió unos cuantos centímetros —. Tengo miedo... ¿Está bien...? ¿Eso es lo que querías escuchar de mí...? ¿Querías que admitiera que soy un cobarde...? ¡PUES SOY UN COBARDE! —La voluntad de Dipper se quebró en miles de pedazos. En consecuencia, agachó la mirada, escondiendo su rostro para que la desconcertada niña no pudiera observarlo. Entonces, comenzó a llorar—. Tengo miedo de no saber qué es lo que va a suceder ahora... Tengo miedo de fracasar en la misión de mañana... Tengo miedo de pensar en lo que ocurrirá sí Bill logra su objetivo y se adueña el universo... Tengo miedo... De perderlos a todos... No quiero perder a nadie... —Su llanto se intensificó aún más en cuanto se le vino a la memoria la desgarradora imagen de la tumba de Pacifica y a continuación, se desplomó sobre los brazos de su novia, apoyando su cabeza sobre su hombro—. No es justo... ¿Por qué me tuvo que pasar esto...? Soy solo un niño de doce años... No quiero estar aquí... Quiero irme a casa... Extraño a mi mamá... A mi papá... Quisiera que todo volviera a ser como antes de que toda esta locura comenzara... Esto no es justo... Esto no es nada justo... Cuando por fin había logrado conseguir todo lo que siempre había soñado... Un grupo de buenos amigos... Una chica que fijara su atención en mí... ¿Por qué...? ¿Por qué...? Pacifica... No quiero perderte... Ni a Mabel... Ni al tío Stan... Ni a mis amigos... A nadie...
Las palabras de consuelo de Pacifica quedaron retenidas en el lugar más profundo de su garganta. De modo que lo único que pudo hacer para amenizar la situación, fue permitirle a Dipper desahogarse con total libertad. A su vez, Pacifica lo rodeó con sus brazos, para así consumar un cálido abrazo que le permitió a Dipper saber que no se encontraba solo y hacerle ver que ella era también una víctima más. Los minutos pasaron y una vez que Pacifica sintió como el llanto de Dipper se iba mermando poco a poco, decidió que era el mejor momento para ofrecerle una disculpa.
—Dipper, en verdad lo lamento... No quise...
—Descuida... —Interrumpió su justificación. Luego, uso sus propias manos para secar las lágrimas que aún inundaban sus mejillas—. No es tu culpa. Yo fui el responsable... No debí comportarme así contigo, ni tampoco con el resto de nuestros amigos...
—Está bien, Dipper. No tienes porqué continuar martirizándote por algo que ya quedó en el pasado. Es normal que estés asustado... A decir verdad, todos lo estamos. Pero eso no nos ayudará a combatir a Bill. Lo mejor que podemos hacer es no pensar más en eso y prepararnos para el día de mañana. ¡Ya verás cómo le patearemos ese plano y amarillo trasero suyo! Pero por ahora, creo que un poco de diversión para bajar el estrés es justo lo que necesitas. ¿Qué me dices? Regresemos con los demás y unámonos a la fiesta. —Le extendió su mano—. Tal vez podríamos bailar juntos otra vez.
—Claro... ¿Por qué no? —Dipper sonrió y tomó la mano de Pacifica. A continuación, ambos acercaron sus caras para juntar sus labios por unos pocos segundos. Cuando ambos se separaron, Dipper retomó el hilo de la conversación, ya que de manera insospechada, su sentido de la culpabilidad se vio en la tortuosa necesidad de contarle con lujo de detalle todo lo que Dipper había presenciado y experimentado en aquél distópico futuro—. Pacifica, hay algo que debo decirte...
—¿Qué sucede, Dipper? —Lo miró con curiosidad.
—Verás... Yo... Mientras me encontraba en coma... Yo... Estuve...
Dipper no alcanzó a terminar la frase, ni mucho menos a comenzar con su extensa explicación, cuando repentinamente, el cuerpo de Pacifica perdió su estabilidad y se desplomó sobre el de él, ocasionando que ambos cayeran bruscamente al suelo.
—¿Pacifica...? ¿Pacifica qué te ocurre...? Me estás asustando... ¡Pacifica! —Dipper no comprendió lo que había sucedido, sino hasta que enfocó su atención en la espalda de Pacifica, notando un agujero en su vestido visiblemente grande y como a causa de ello, su espalda era consumida progresivamente por una mancha de sangre que se iba extendiendo, volviéndose cada vez más y más grande—. ¿Pacifica...? No... ¿Qué acaba de pasar...?
La respuesta que Dipper buscaba desesperadamente, apareció desde la copa de uno de los árboles más próximos, descendiendo por medio de un gran salto para aterrizar sobre sus rodillas, a solo pocos metros de la posición de ambos niños. Cuando se puso de pie, aquella cosa que cayó del cielo se reveló a sí misma como un hombre alto y corpulento, utilizando una peculiar indumentaria que iba desde un gastado poncho, hasta un par de pantalones militares, pasando por una máscara negra para mantener en secreto su identidad al ayudarle a cubrir la mitad de su pálido rostro, así como un sombrero perteneciente a la moda western. Por si eso fuera poco, el sujeto poseía un gigantesco e inusual rifle de francotirador que sobresalía por detrás de su espalda y que estaba sujeto por medio de una correa sobre su hombro. A su vez, colocado alrededor de su brazo izquierdo, podía observarse un pequeño vendaje, sobre el cual se encontraban escritos los números: "618".
—¡Saludos, joven Dipper! —Exclamó el hombre con la mano en alto—. ¡Vaya! Creo que se me pasó un poco la mano. —Soltó una egocéntrica risa sintiéndose aparentemente satisfecho por lo conseguido con sus repugnantes hazañas —. Se suponía que el dardo tenía que apenas atravesar su piel, pero al parecer no calibré adecuadamente la potencia de mi rifle y le perforé la espina dorsal. ¡Qué desafortunado descuido de mi parte! Me pregunto si será capaz de volver a caminar. —Se carcajeó por segunda vez, demostrando una mayor inestabilidad mental que la primera vez.
Sin pensárselo dos veces, Dipper tomó el cuerpo de Pacifica y lo resguardó entre sus brazos.
—¿Quién eres tú...? —Preguntó el muchacho, imbuido en una rabia pocas veces vista en él—. ¿Y cómo sabes mi nombre?
—No importa realmente quién soy. Por lo general, no suelo compartirles mi verdadero nombre a aquellos que van a convertirse en mis futuras víctimas. Pero si tanto insistes... Puedes referirte a mí simplemente como: "Mr. Slay". Respondiendo a tu segunda pregunta... Sé todo sobre ti, Dipper Pines. Pero eso no es todo... Sé también todo acerca de tus amigos, de tus familiares cercanos y lejanos también... Comenzando por tu querida hermana: Mabel. Por si eso fuera poco, conozco todo acerca de esa chica que intentas proteger. Parece que le tienes un gran afecto. La pregunta es... ¿Qué tanto conoces acerca de ella? Su nombre terrestre es Pacifica Northwest. Ambos estamos de acuerdo con eso. Es un singular nombre alusivo a un juego de palabras teniendo en cuenta la región dónde nos encontramos. Pero aquí es donde comienza lo interesante, ya que ese nombre difiere mucho al de su nombre real...
—Annie... Su nombre real de nacimiento es Annie... Sé que fue adoptada por la familia Northwest...
—¡Es correcto! —Afirmó—. Tus conocimientos van más allá de lo que yo esperaba. Pero... ¿Alguna vez te has preguntado que pasó antes de que ella fuera adoptada por esa familia de ricachones avariciosos? ¿Tienes idea de lo que sucedió con sus verdaderos padres? ¿Sabes...? La pequeña Annie siempre está llena de sorpresas y creo que lo que estoy por decirte te encantará... ¿Te interesa saber cuál es su verdadero apellido? ¿La palabra "Cipher" tiene sentido para ti? Annie Cipher...
—¿Annie Cipher...? —La voz de Dipper comenzó a entrecortarse—. ¿Qué...? ¿Qué quisiste decir con eso...? ¿Por qué relacionas el apellido de Bill con el de Pacifica?
—No soy el más indicado para responder a esa pregunta. ¿Por qué no se lo preguntas a ella misma cuando despierte? ¡Claro! Sí es que lo hace. —Se volvió a carcajear—. A propósito... Hablando de la palabra: "Cipher", fue mi amo Bill fue quién me proporcionó esa valiosa información, pero por ahora no hace falta entrar en más detalles.
—Bill... ¿Dijiste Bill...?
—Eres buen observador, chico. Para tu información, yo mismo me encuentro al servicio del futuro gobernante y próximo gran señor de este y otros universos. El único e inigualable: Bill Cipher. Por desgracia, él se encuentra indispuesto en estos momentos. Se encuentra muy ocupado como para atender este asunto personalmente, así que me dio la estricta orden de capturar y llevarle a aquellas personas que se encuentren a cargo de proteger y resguardar los diez símbolos del zodiaco.
El rostro de Dipper enrojeció por la desbocada ira que le había provocado el conocer al verdadero autor de semejante atrocidad. Al mismo tiempo, apretó los dientes, al punto de alcanzar a escuchar un tronido, llegando a pensar que le comenzarían a sangrar en cualquier momento.
—Ese miserable... Debí imaginarlo... ¡¿Y qué le hiciste a Pacifica...?! ¡RESPONDE! —Recalcó con un grito.
—¡Oye! Tranquilízate, hijo... ¿Sabes algo? Es realmente fascinante, como la sangre de los habitantes del planeta Zankhory posee un singular compuesto con el cual es posible fabricar un veneno altamente efectivo que puede ser usado en pequeños dardos como el que le disparé hace unos momentos a tu linda noviecilla. Este veneno es capaz de poner en un estado de petrificación a cualquier ser poseedor de una estructura orgánica que entre en contacto con él. El único problema es que el efecto puede tardar de dos a tres horas en efectuarse. Sin embargo, una vez que el veneno llega al cerebro de la víctima, esta permanecerá en ese estado por el resto de su vida.
—Eso quiere decir que... Pacifica... —Su corazón pareció detenerse de golpe.
—Así es, niño. Y mucho me temo informarte que lo mismo te pasará a ti y a tus amigos más cercanos. —Descolgó su rifle para cambiar el cartucho—. ¿Qué te parece si hacemos esto más entretenido? Se me ocurre... Un pequeño juego. ¿Alguna vez has ido de cacería? —Aguardó unos segundos, esperando por la respuesta de Dipper. Al no recibirla y vislumbrar el amedrentado rostro del joven Pines, prosiguió—. ¿Eso es un "no"? ¿Tu papi jamás te llevó a cazar patos o ciervos en el bosque? Entonces... Supongo que aun no sabes cómo disparar un arma de verdad. ¿O me equivoco? ¡Qué decepción! Es más entretenido cuando una presa sabe cómo defenderse. No obstante...
A pesar de la precaria posición de Dipper, el hombre extrajo una pistola de la fornitura que tenía colocada en la pierna derecha, para enseguida lanzársela a Dipper. Cuando Dipper la tomó y la examinó más de cerca, se dio cuenta de que esta contaba con características y añadidos que la hacían ver como un arma que fácilmente podría pertenecer a una época mucho más avanzada que la suya.
—Ahora... ¿Qué me dices si comenzamos? A este juego me gusta llamarlo: "¡ARGGH!" Ya que eso es lo último que mis víctimas alcanzan a decir antes de que sepan que ya no tienen salvación. Así que ahora te diré las reglas del juego. Como es de esperarse, tú serás la presa y yo el depredador. Te daré treinta segundos de ventaja. Aprovecha bien ese tiempo planear una buena estrategia que te sea efectiva contra mí o para ocultarte como un niño asustadizo. Haz caso a mis palabras, se otro modo, terminarás como tu chica. ¿Estás preparado? Bien, en ese caso... Uno... Dos... Tres... Cuatro...
El cazador había comenzado con el conteo, dejándole a Dipper muy poco tiempo para pensar y decidir sí entrar en su juego para combatirlo de frente, volver hacia el campamento para pedir auxilio o esconderse en el bosque y rezar para que el hombre no fuera capaz de encontrarlo. Por si eso fuera poco, Pacifica continuaba desangrándose, mientras que el veneno lento pero seguro, se dirigía hacia su cerebro para provocarle un estado de petrificación permanente. Todo estaba en su contra.
—¿Qué voy a hacer...? —Dijo Dipper, siendo también una víctima de un ataque de pánico.
Continuará...
¿Saben algo? Mientras escribía, este capítulo me hizo pensar en muchas cosas. Una de ellas fue que a lo lago de la serie, vimos a Dipper enfrentarse a todo tipo de situaciones complicadas y aterradoras. Nos quedó claro que Dipper tiene un temple de acero. Y esto quedó más que demostrado durante el Weirdmageddon al atreverse a encarar a Bill y a su banda completa estando prácticamente solo. Luego, estuvo vagando 3 días en el pueblo, refugiándose y tratando de sobrevivir ante los horrores del exterior. Sin embargo, hay ocasiones en las que este tipo de características en un protagonista de la edad de Dipper hacen que no concuerden con el verdadero comportamiento de un niño de su edad. Y es por eso que me vi en la necesidad de describir una escena como la que acaban de leer. Cuando Dipper se quiebra ante Pacifica admitiendo que tiene miedo de perderlos a todos. Creo que nos hace recordar que Dipper es apenas un niño, el cual tuvo la mala fortuna de convertirse en el punto central de un conflicto que podría destruir al universo completo.
Pasando a otro punto, por sí se quedaron con la duda del porqué a Pacifica se le relaciona con el apellido "Cipher", este es un buen momento para que le echen un vistazo a mí otro fic: "El Diario Perdido de Pacifica Northwest" Les recuerdo que ese fic está directamente conectado a este. Es por así decirlo... Una precuela escrito en formato de diario que nos narra brevemente como era la vida de Pacifica antes de ser adoptada por Preston y Priscilla Northwest.
Por último me gustaría preguntarles... ¿Encontraron la referencia a mi otro fic "Ojos de Demonio" en caso de que también se encuentren leyéndolo? Y bueno, en dado caso de que aún no se hayan animado a leerlo y les interese el universo de "Reverse Falls", también se los recomiendo. (Haciéndome publicidad a mí mismo)
En fin, espero que el capítulo haya sido de su agrado. Sí gustan pueden dejarme un review para conocer su opinión, se los agradeceré eternamente. A todo esto, muchas gracias a todas y a todos ustedes por hacer de este fic uno de los más leídos, en cuanto a fanfics en español de Gravity Falls se refiere. Las y los veré nuevamente el día 27 de Febrero para una nueva actualización. ¡Pásenla bien en dónde quiera que se encuentren! ¡Chao!
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