Batalla en la Duna
¡Hola amigas y amigos!
Espero que estén bien y listos para la nueva actualización. Les confieso que este no fue un día que quisiera recordar y acabo de regresar a mi casa con un fuerte dolor de cabeza, así que ahora me ahorrare mis palabrerías y los dejaré con el capítulo. Espero de corazón que les guste. Nos leemos abajo para comentarios finales y un aviso.
Gravity Falls Es una obra perteneciente a Disney. Todo lo escrito y expresado dentro de este Fanfic tiene como propósito principal el enriquecer al Fandom de la misma. Todos los personajes utilizados dentro de esta historia son una creación y propiedad original de la talentosísima y brillante mente e ingenio del animador estadounidense: Alex Hirsch. Nada será utilizado con fines lucrativos o comerciales. ¡Disfrútenlo!
Un Fanfic de Gravity Falls: "La Novia de Dipper"
Segunda Temporada
Capítulo 45: "Batalla en la Duna"
—Según las coordenadas de nuestro explorador, la ubicación se encuentra a un par kilómetros más adelante. —Mía indicó, mirando hacia una imagen holográfica del área en tiempo real, la cual era proyectada desde un dispositivo rectangular muy similar a un Walkie Talkie que sostenía entre sus manos—. ¡Vulkan! ¡Jynz! Pongan este trasto a velocidad máxima. Aun quedan varias horas antes de que amanezca y de ser posible me gustaría evitar un desagradable encuentro con algún Arenero.
—¡Sí, señora! —Contestaron ambos seres desde la cabina, accionando un par de palancas y una serie de botones, consiguiendo que el súper deslizador aumentara su velocidad de forma considerable, hasta alcanzar un aproximado de ciento cincuenta kilómetros por hora.
—¡Vaya! Este deslizador es realmente increíble. —Dijo Dipper desde su asiento, contemplando el acabado del interior con asombro e interés. Su estructura estaba compuesta por un espacio amplio, diseñado para el transporte de personal de mantenimiento, de tropas y en algunos casos hasta de vehículos. Así mismo, se podían apreciar dos hileras de asientos ubicadas a los costados, una escalera de mano con la cual se podía tener acceso al techo y al apartado de cañones montados, así como un compartimiento de armas enfocadas en la utilización de rayos de plasma y proyectores de energía—. Aunque, mas bien parece tener la pinta de una aeronave de combate.
—¡Eres muy observador! —Mía le dio la razón—. A decir verdad, este deslizador alguna vez fue una aeronave de trasporte perteneciente al extinto imperio Voltan. Con ella, se podían desplegar en pleno campo de batalla hasta cincuenta elementos de infantería. Cuando llegamos a este lugar, encontramos una semi deshecha cercana al campamento, así que Kalfe, Drofnats y yo nos pusimos manos a la obra para reconstruirla y adaptarla al terreno. Ahora tenemos un verdadero monstruo blindado, rápido, aerodinámico y equipado con una poderosa torreta antimateria clase tres, y dos cañones de plasma manuales clase dos. Ningún Arenero nos podrá hacer frente. Si no contáramos con esta belleza, te diría que puedes dar por muertos a tus amigos. Este desierto es muy peligroso.
—¿Alguien me podría explicar desde cuando fue que las películas de Star Wars comenzaron a tener un impacto sobre nuestra realidad? —Preguntó Pacifica con un gesto de desagrado desde el asiento ubicado a la derecha de Dipper, sujetando la mano de su novio y entrelazando sus dedos con los de él.
—Películas de "Estar..." ¿Qué...? —Mía alzó su ceja derecha, confundida—. Déjame adivinar... ¿Estás hablando de otra de esas formas raras de entretenimiento que existen en la tierra, cierto?
—Yo puedo mostrarte todo en cuanto a Star Wars se refiere. —Soos, quien se encontraba sentado al otro lado de Dipper, se ofreció de manera inmediata—. Deberías mirar mi colección de figuras. ¿O quizá te interese ver las películas primero? Te recomendaría verlas en orden, pero creo que deberías comenzar por el episodio IV. Verás... La saga está un poco revuelta y...
Soos, quién no se contuvo las ganas de dejar salir a su friki interior, fue interrumpido de manera brusca y repentina, cuando el deslizador recibió un tremendo impacto desde el costado derecho, ocasionando que diera tres vueltas sobre sí mismo antes de retomar su posición y su ruta original.
—¿Es que acaso no pueden pasar cinco minutos sin que alguien o algo trate de matarnos? —Pacifica demostró su inconformidad, aferrándose a Dipper.
—¿Qué fue eso? —Preguntó Dipper, alarmado, afianzando su seguridad a su asiento y sosteniendo a su vez a Pacifica para que no sufriera ningún daño.
—Nada bueno, eso te lo aseguro... ¡Vulkan! ¡Jynz! ¡Denme un informe de daños! —Mía exigió, incorporándose luego de sufrir una aparatosa caída a causa del movimiento para dirigirse hacia los dos pilotos—. ¿Tienen algún indicio de qué fue lo que nos golpeó?
—Todos los sistemas parecen estables y funcionales. —Confirmó el extraterrestre de los colmillos hacia afuera, ojos amarillos y nariz porcina, observando el estatus de la nave por medio de una pantalla en el tablero de mando—. Sin embargo, el casco exterior sufrió de una ligera abolladura y... —Se detuvo un momento a analizar la situación al no creer en lo que sus ojos estaban contemplando—. Parece ser que la torreta antimateria fue... Arrancada.
—¿Arrancada? ¡No estés bromeando!
—Le recuerdo, mi señora... Que mi raza es incapaz de detectar el sarcasmo y los niveles de humor que suelen utilizar los seres vivos como un medio de expresión. —Vulkan reafirmó su postura ante la complicada situación—. Según la computadora, la torreta fue desprendida de su sitio.
—¡Es ridículo! Ni siquiera un Arenero adulto tiene la suficiente fuerza como para arrancar una torreta antimateria.
—¡Esperen! El infrarrojo indica la presencia de dos cuerpos de gran tamaño enterrados bajo la arena. Se mueven por detrás a de nosotros a una enorme velocidad. ¡Están a punto de alcanzarnos! —Señaló la criatura de los tres cuernos y piel roja—. De veintiocho y treinta y tres metros de largo respectivamente. ¡Por Axolotl! Nunca había visto Areneros tan grandes.
—Eso es imposible... No hay indicios de la existencia de Areneros en todo el universo que sobrepasen esas medidas. El tamaño máximo que puede alcanzar un Arenero Reina es de solo veinte metros de largo. —Mía dejó salir su frustración, dándole un golpe al casco desde el interior—. Eso solo nos deja con dos opciones: O los Areneros han conseguido evolucionar... O quizá lo que nos persigue no sean Areneros. ¡Díganme! ¿Tenemos alguna oportunidad de perderlos?
—¡Negativo, señora! —Contestó Vulkan—. Los tenemos prácticamente encima, me temo que tendrán que utilizar los cañones de plasma. Por el tamaño que tienen esas bestias, asumo que el calibre de las municiones será insuficiente para traspasar su piel, pero debería bastar para ahuyentarlos por lo menos hasta que lleguemos al lugar del encuentro. Este podrá ser un vehículo altamente blindado, pero si un solo golpe como ese fue capaz de abollar el casco, entonces dudo mucho que este pedazo de chatarra pueda resistir varios envistes más.
—¡Entendido! ¡Dipper! —Se dirigió hacia el muchacho con una voz recia—. Necesito de tu apoyo.
—¿Qué...? ¡Espera un segundo! ¿Yo...? —Balbuceó al ser tomado por sorpresa.
—Así es. Tú me ayudará a operar uno de los cañones manuales. Son nuestra única defensa en contra de esas cosas.
—¿De verdad? Pero yo nunca...
—Despreocúpate, Dipper. —Le guiñó el ojo derecho—. Te darás cuenta de que son más fáciles de manipular que un motor subatómico de electrones de siete núcleos. Ahora, acompáñame al techo. ¡Deprisa! O esos monstruos podrían volcar el deslizador en cualquier momento.
Mía tomó la escalera en el fondo de la nave para dirigirse hacia el techo sin demorarse más, dejando a Dipper desorientado y con decenas de preguntas en su cabeza.
—¡Mía, aguarda! ¿Qué es un motor subatómico de electrones de siete núcleos? ¡Mía! —Trató de detenerla inútilmente, cuando Dipper sintió la mano de Pacifica posarse sobre su hombro derecho—. ¿Por qué no me escucha?
—Dímelo a mí. —Dijo la muchacha de cabellos rubios—. Solo estas perdiendo tu tiempo... He convivido poco tiempo con ella, pero me he dado cuenta de que cuando una idea se le mete en la cabeza o cuando su determinación es muy grande, ella suele ignorar a todo y a todos a su alrededor.
—De acuerdo... —Dejó escapar un suspiro—. No tengo otra alternativa más que intentarlo. Además... ¿Qué tan difícil puede ser? Es como todos esos videojuegos de disparos con temática espacial... —Su risa provocada por los nervios y la incertidumbre no se hizo esperar—. ¿Cierto?
—Suerte. —Finalizó Pacifica, acercándose para darle un pequeño beso en los labios—. Lo harás bien.
—Gracias. Lo necesitaba. —Se sonrojó, mirando los hermosos ojos azules de su novia para sonreírle por última vez antes de dar la media vuelta para sujetar la escalera, subir por ella, elevar la escotilla y llegar a la plataforma superior, lugar en dónde Mía ya se encontraba emplazada por detrás de uno de los cañones de plasma, los cuales estaban constituidos por una estructura semi esférica rotatoria de trescientos sesenta grados, dentro de la cual podían observarse varios tipos de controles tales como botones y algunas palancas, un panel digital de lecturas y un asiento cubierto con piel de Urunak para brindar una mayor comodidad para el artillero.
—Por un momento creí que te habías acobardado y que no vendrías. —Comentó Mía.
—No puedo acobardarme en un momento así. No cuando las vidas de mis amigos se encuentran en peligro. —Sostuvo, avanzando con dificultades al mismo tiempo que intentaba por todos los medios de mantener el equilibrio a causa de los bruscos movimientos del deslizador y la fuerza del viento mientras golpeaba su rostro son mostrar piedad. Al final, Dipper consiguió llegar y montarse sobre el arma, sujetando un par de palancas anexas a un par de gatillos—. ¿Qué tengo que hacer ahora?
—¡Fácil! —Exclamó la mujer—. En cuanto esas cosas aparezcan, apunta y jala del gatillo. La base está diseñada para adaptarse a tus movimientos. Sí te inclinas hacia la derecha, el cañón irá hacia la derecha. Lo mismo con tu lado izquierdo. Así que se cuidadoso y fíjate hacia dónde diriges el fuego. Aún así, el cañón está ajustado en modo automático, así que no tienes de qué preocuparte por recargar. Lo rediseñamos pensando en nuestros novatos.
—¿Y eso debería hacerme sentirme mejor?
—¡Menos charla y más acción! ¡Vulkan! —Estableció comunicación con su subordinado a través del pequeño radio de onda corta en su oreja izquierda—. ¿Cuál es la posición del enemigo?
—Están justo por debajo de nosotros. —Acató la orden, echándole un nuevo vistazo al radar sobre el tablero—. ¡Manténganse alerta! Podrían salir a la superficie en cualquier momento.
Como si las palabras de Vulkan hubieran sido proféticas, la revelación de los dos enormes cuerpos avistados con anterioridad se hizo inminente. Fue en ese instante, cuando un poderoso estruendo desvió la atención de todos a bordo del transbordador para enfocar su atención hacia su retaguardia. Acto seguido, un par de fisuras se delinearon sobre la tierra, ocasionando un poderoso estruendo, el cual vino acompañado por una gruesa polvareda y el rugido de un horror innombrable, dando paso a dos monstruosidades de aspecto similar al de un gusano de tierra, pero con un conglomerado de notables diferencias que los hacían ver mucho más intimidantes que sus contrapartes, tal es el caso de su inconmensurable tamaño que escapaba fuera de todas proporciones, así como el hecho de ser poseedores de una dura y gruesa membrana de color negro enrollando sus cuerpos, cumpliendo con el propósito de actuar como un casi impenetrable blindaje, siendo acompañado por una boca cuyo contorno era adornado por tres filas de colmillos y una tercia de filosos huesos salientes alrededor de dicha boca, los cuales utilizaba para desplazarse a enormes velocidades por debajo del subsuelo del planeta. No obstante, la característica que provocó más desconcierto en el equipo, fue la habilidad de poder volar por el cielo estrellado, utilizando un grupo compuesto por tres pares de alas semejantes a las de un murciélago esparcidas a lo largo de su voluminoso cuerpo.
—Mía... Nunca mencionaste nada acera de que los Areneros podían volar... —Dijo Dipper, sintiendo inseguridad y tragando una gran cantidad de saliva.
—Eso es porque se supone que no pueden hacerlo... ¡No deberían poder hacerlo! —Contestó la mujer, sintiendo el mismo tipo de repelús que el joven a su lado, sin despegar la mirada de los engendros de estilo Lovecraftiano surcando el cielo como un par de despreocupados gorriones en primavera—. No tiene sentido... Esas cosas no pueden ser Areneros. Los Areneros no tienen la capacidad de volar, ni mucho menos son de ese color, ni tamaño. ¿Qué está sucediendo aquí?
—Ya habrá tiempo para averiguarlo después. ¡Ahí vienen! —Advirtió Dipper cuando se percató de que ambas bestias se habían lanzado en picada hacia el deslizador, sobrepasando de esta forma su velocidad.
—¡Ahora Dipper! ¡Dispara! ¡Dispara! —Mía ordenó, jalando de los gatillos del mecanismo que haría poner el cañón en marcha para lanzar un continuo y coordinado ataque con cartuchos de plasma—. ¡Dipper! ¡Apunta hacia su boca! ¡Hacia su boca!
—¡De acuerdo! —El niño obedeció, tirando fuertemente de ambos gatillos, guiándose por medio de la mira telescópica de su propia arma para apuntar directamente hacia el hocico de uno de los supuestos Areneros. Luego de la primera oleada, pese a que en un inicio le resultó complicado al desahuciado joven de doce años acostumbrarse al retroceso del cañón, Dipper y Mía consiguieron de manera exitosa gracias al trabajo conjunto desviar la primera ofensiva, cuando ambos gusanos tuvieron que retroceder y elevarse nuevamente tras considerar que el daño que estaban recibiendo era demasiado como para intentar alcanzar a sus presas durante el primer intento.
—¡Dipper, no bajes la guardia! ¡Prepárate para la segunda embestida!
Los Areneros se posicionaron por encima de la nave, demostrando que aún en el aire estos podían igualar su velocidad sin presentar mayores dificultades. Acto seguido, se dejaron caer sobre ella por segunda vez. En esta ocasión, concentrando una carga de energía desde sus hocicos para dispararla en la forma de un conjunto de rayos de energía de color purpura, provocando múltiples explosiones sobre el terrero, afectando de manera directa la trayectoria del deslizador, haciendo que este se tambaleara y perdiera su estabilidad.
Mía, quién se mantenía escéptica ante lo que estaba aconteciendo, consiguió aferrarse al casco de la nave con todas sus fuerzas luego de la primera sacudida. Caso contrario al de Dipper, quién salió despedido de su asiento a una celeridad tremenda, pero siendo salvado por Mía dada su gran agilidad y reflejos al atraparlo al momento de sujetar su pierna derecha, logrando regresarlo hacia la nave justo a tiempo antes de que este sufriera de una aparatosa y violenta caída. No obstante, el tiempo que Dipper y Mía tuvieron para tomar un respiro fue inexistente, ya que uno de los Areneros se abalanzó en contra del trasbordador con la intención de devorarlos primero a ellos. La vida de ambos transcurrió en un milisegundo frente a sus ojos, cuando la bestia abrió sus fauces a tan solo escasos centímetros de su posición. Por breves instantes, Dipper y Mía se creyeron perdidos. Sin embargo, un poderoso rayo concentrado impactó el costado derecho de la criatura, partiéndola por la mitad, dejando desperdigadas sus dos mitades sobre la inmensidad de las dunas dando un número impreciso de giros en el aire. Una vez que Dipper y Mía volvieron a colocar los pies firmemente sobre el techo de la nave, ambos enfocaron su atención hacia el lugar en donde ellos creían que había provenido aquel disparo, encontrándose así con una persona encapuchada a pocos metros de distancia, vistiendo un guardapolvo de color negro, montada sobre un deslizador personal, con un gigantesco cañón semejante a un lanzacohetes montado sobre su hombro.
—¿Quién es él? —Preguntó Dipper, confundido.
—Muy pronto lo sabrás... —Dijo Mía, con una mueca de alivio sobre su rostro.
A continuación, el extraño se aproximó hacia el transporte, dándose media vuelta para colocarse en reversa frente a él cuando el Arenero restante decidió embestir una vez más. Entonces, accionó la máxima potencia de su propio deslizador, levantando la punta con su pura fuerza física para conseguir elevarse lo suficiente y así utilizar la proa de la nave como una rampa improvisada. Dipper y Mía se hicieron a un lado, mirando la escena en cámara lenta. Ya en el aire, el sujeto se impulsó con sus pies hacia atrás, dejando que su deslizador se estrellara contra las fauces del animal, justo antes de disparar con su bazuca de rayos hacia el interior del cuerpo del Arenero. Fue así, como la criatura chilló de dolor al sentir todos sus órganos internos calcinarse, ocasionándole una muerte instantánea. Eventualmente, Vulkan y Jynz detuvieron el andar de la nave, permitiéndoles a los tripulantes respirar con tranquilidad luego de tal persecución.
—Me alegra haber llegado a tiempo... —Dijo el sujeto, postrado al pie del techo de la nave, contemplando el cuerpo de su enemigo abatido, cambiando el cartucho de su arma para enseguida colocarla sobre una funda por detrás de su espalda—. O de lo contrario se habrían convertido en el almuerzo de esas horrorosas criaturas. Esos no eran Areneros comunes. Al parecer, ambos fueron poseídos por Craniums, Impuros de Segunda Categoría haciéndolos mucho más letales y poderosos que los originales otorgándoles la capacidad de volar. Es un alivio poder contar con mi desestabilizador cuántico. No hay casi nada que pueda resistir su poder. Ni siquiera ese tramposo bueno para nada de Bill Cipher. —Se giró sobre sí mismo, estirando su mano para ayudarle a Dipper a reincorporarse, haciéndole notar al muchacho que poseía un total de seis dedos en cada una de sus manos.
—¿Tienes seis dedos...? Entonces... Eso quiere decir que tú eres... —Murmuró, cuando su pulso cardiaco se aceleró hasta el infinito al no poder apartar la vista del individuo ahora que sabía perfectamente ante quien se encontraba parado, el cual una vez que se quitó la capucha de la cabeza, se reveló a sí mismo como un hombre maduro, ya muy entrado en la tercera edad, de cabello grisáceo, gafas de lectura y una abultada nariz de color naranja—. El autor de los diarios...
Continuará...
Bueno, ya era hora de que nuestro querido Stanford hiciera su acto de aparición. ¿No les parece? Y qué mejor que demostrando lo badass que es. Quise dejarlo en ese momento ya que es muy similar al trauma que nos causó la primera vez que lo vimos emergiendo de ese portal así que tendrán que esperarse hasta el próximo capítulo para saber qué sucede. Pero hablando del próximo capítulo, ahí les va el comunicado que les mencioné arriba. ¡Por favor léanlo! Es importante. Esto mismo lo puse en mi página de facebook, así que únicamente le daré copy-paste. A las personas que me sigue por allá esto no los tomará por sorpresa.
Como también lo saben las personas que ya llevan leyéndome cierto tiempo, yo suelo hacer un total de tres hiatus al año. El primero en semana santa, el segundo en verano y el tercero en diciembre. ¡Y adivinaron! El hiatus de verano ya está aquí. Será de dos semanas únicamente, los días entre el 8 y el 28 de Julio no habrá actualizaciones de "La Novia de Dipper", ni "Ojos de Demonio". Mis otros fics como "Pacifica por la Carretera" y el más reciente "Entre Lágrimas y Risas" no se verán afectados ya que estos están ya prácticamente terminados.
Hago esto no porque me vaya a ir de vacaciones, sino porque a veces incluso hasta para algo que nos gusta hacer necesitamos un pequeño tiempo fuera. Y quiero aprovechar ese tiempo para comenzar a enfocarme también en otro de mis hobbies que es el de dibujar. Quiero hacer mis propios fanarts digitales así que aprovecharé ese tiempo lejos del mundo del fanfiction para practicar mis habilidades. Recuerden, el hiatus es únicamente del 8 al 28 de Julio, después de ese periodo las actualizaciones seguirán normalmente hasta que llegue el hiatus de diciembre. Lo recalco porque hay personas que aunque yo lo haya advertido con anticipación me salen con sus quejas de porque no he actualizado.
Bien, una vez dicho esto, la siguiente actualización será el día 28 de Julio. Hasta entonces cuídense. ¡Chao!
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