Almacén 88 2/3, Parte 1
¡Hola!
¡Muy buenas a todas y a todos! Espero que estén teniendo un mejor día que el mío, ya que no están para saberlo ni yo para contarlo, pero me ocurrió una tragedia a la hora de estar escribiendo este capítulo. Resulta que por lo general siempre tengo la buena costumbre de salvar a cada rato. Sin embargo, luego de un test de mi inútil antivirus, por alguna razón me detectó los archivos de Word de mi Dropbox como corruptos y procedió a eliminarlos sin mi consentimiento. Afortunadamente, todos los capítulos anteriores los tengo resguardados en una memoria USB. El problema es que a la hora de intentar recuperar el archivo de este capítulo, solo pude recuperar una versión muy previa, por lo que la segunda mitad del capítulo se fue al diablo. Obligándome a reescribirlo en un solo día.
Espero que haya quedado bien, hice un vistazo rápido de errores ortográficos pero francamente no sé si pude corregirlos todos y la verdad es que no quiero postergar esto por más tiempo. Ese es el motivo por el cual estoy subiendo este capítulo hasta estas horas.
Bien, espero que sea de su agrado y aquellos que también se encuentren leyendo Ojos de Demonio se encontrarán con un curioso personaje que se les resultará familiar. Nos leemos abajo para notas finales.
Gravity Falls Es una obra perteneciente a Disney. Todo lo escrito y expresado dentro de este Fanfic tiene como propósito principal el enriquecer al Fandom de la misma. Todos los personajes utilizados dentro de esta historia son una creación y propiedad original de la talentosísima y brillante mente e ingenio del animador estadounidense: Alex Hirsch. Nada será utilizado con fines lucrativos o comerciales. ¡Disfrútenlo!
Un Fanfic de Gravity Falls: "La Novia de Dipper"
Segunda Temporada
Capítulo 48: "Almacén 88 2/3, Parte 1"
—Esto es... Increíble... —Dijo Dipper, observando estupefacto hacia la colosal construcción que se hallaba ante sus ojos—. Con que este es el Almacén 88 2/3.
Luego del breve lapso de tiempo pronosticado en primera instancia por Stanford, el cual fue bien aprovechado por el grupo para descansar y reponer fuerzas con la ayuda de un no tan delicioso pero nutritivo batido con leche de Reedar, todos, sin excepción, una vez que el la estrella local se volvió a posicionar en todo lo alto, abandonaron el resguardo de la recién descubierta e improvisada guarida y procedieron a abordar nuevamente el vehículo deslizador, para dirigirse inmediatamente hacia las puertas principales del Almacén 88 2/3. Durante el trayecto, el cual tuvo una duración de apenas veinte minutos terrestres, la mente de Dipper comenzó a divagar. Puesto que se le dificultaba la idea de imaginar la apariencia que tendría el lugar hacia dónde se dirigían. Suponiendo únicamente que aquél sitio conocido como el Almacén 88 2/3, se trataba de únicamente eso: Un simple almacén. No muy diferente a los que pueden encontrarse en el planeta tierra. No obstante, su impresión cambió totalmente cuando a lo lejos, pudo observar el levantamiento de una singular construcción de tamaño descomunal. Más alto que cualquiera de los rascacielos con mayor altura en su mundo de origen, de forma cuadrada, parecida a la de un cubo rubik. El frontis del edificio era de un color gris metálico, sobre el cual se podían apreciar las siluetas talladas y plasmadas de un grupo de diez seres vestidos con una túnica y sin capucha. Algunos de ellos con rasgos alienígenas y otros con similitudes a las de un ser humano común y corriente.
—Es correcto, sobrino. —Respondió Stanford, descendiendo del vehículo junto al resto del equipo, quienes al igual que Dipper, se mostraban anonadados ante lo que sus ojos se encontraban vislumbrando—. ¡Helo aquí! Uno de los lugares más importantes e icónicos que pueden existir en todo el multiverso. Deberían sentirse afortunados. Ustedes son algunos de los pocos seres humanos que han podido apreciarlo con sus propios ojos. Y es que, es común entre las castas de piratas espaciales pensar que un lugar como este debería estar ubicado en un área remota y desconocida de la galaxia, pero la verdad es que pese a su gran hegemonía, sus coordenadas son de carácter público. Se encuentra dentro del cuadrante dos, en el sector tres. De ahí su nomenclatura: 2/3. Es convergente entre las dimensiones setenta y cuatro y setenta y nueve, siendo la nuestra la número setenta y seis. Por lo tanto, puedo deducir que cualquier entidad con conocimientos suficientes sobre portales mágicos y viajes interdimensionales, sin importar la dimensión de donde provenga, tiene la capacidad de encontrar este lugar sin muchas dificultades. Aunque el simple hecho de encontrarlo no significa que tengas asegurado el acceso a él.
—Pero... ¿Cuál es la verdadera razón de ser de este Almacén, tío Ford? ¿Acaso solo lo utilizan como una bodega? ¿Y quién pudo construir algo así a mitad de la nada en un planeta tan desolado como este? Yo más bien diría que estaban buscando que nadie fuera capaz de encontrarlo nunca. —Preguntó el niño, intrigado, sin despegarle la mirada al inmueble.
—No hay gran ciencia detrás de ello, Dipper. Tal y como su nombre lo indica, es un almacén, aunque no cualquier tipo de almacén. Piensa en él como si fuera una especie de banco de los que abundan en nuestro propio mundo, pero a una escala cósmica. Por el momento, nadie salvo el Consejo Galáctico y el Tribunal Mágico, tiene la fiel certeza de quién fue el arquitecto, pero se dice que existen 237 construcciones como esta a lo largo y a lo ancho del universo y solo los seres con bastas fortunas y grandes influencias a nivel político en las más de nueve mil dimensiones tangibles, pueden hacer uso de sus servicios para resguardar dentro de sus impenetrables muros sus más grandes y preciados tesoros.
—¡Aguarde un momento, "Obi-Wan Kenobi"! —Pacifica irrumpió en la explicación. A continuación, se cruzó de brazos—. ¿Acaso dijo "Servicios"? ¿Me está tratando de decir que hay alguien que cobra por el derecho de propiedad incluso en un sitio como este?
—En efecto jovencita. —Afirmó el anciano—. Verás, la economía en otros sectores en el vasto universo no es tan distinta a como se maneja en la tierra. Los cambios de divisa que hay entre los créditos que se manejan entre planeta y planeta son muy similares a los que existen entre las naciones de nuestro planeta. Los créditos Krónn, son la moneda con el valor más alto a nivel universal y para obtener una sola bóveda de mediano tamaño en cualquiera de los almacenes, se necesita de una cantidad exorbitante de ellos. Aproximadamente... Dos y medio billones de créditos Krónn.
—¿Y como a cuanto equivale un Krónn en dólares terrestres? —Pacifica realizó una segunda pregunta.
—Pequeña... —Stanford dejó salir una disimulada risa—. Ni todo el oro de la tierra puesto junto alcanzaría para cubrir la mitad del valor de un solo crédito Krónn. —Reveló, provocándole a Pacifica un sentimiento de inferioridad—. Ahora, no perdamos mas el tiempo y encontremos la bóveda del Bebe del Tiempo. Recuerden que la duración de un solo día aquí es de únicamente cuatro horas y solo nos restan tres horas y veinte minutos más antes de que vuelva a oscurecer. Quisiera evitar a los areneros esta vez.
Tras ponerle fin a la fugaz explicación, Stanford se adelantó, siendo seguido muy de cerca por sus propios compañeros de equipo, así como por Wendy, Soos y Blendin, pero con la momentánea excepción de Pacifica, quién aún permanecía helada debido a la gran conmoción que su cerebro sufrió a causa de sus palabras. Dándose cuenta de que la relevancia que se le daba a la raza humana en distintas partes del universo era por de más insignificante. Fue en ese entonces, cuando Pacifica, aún hallándose muy sumergida en sus propios pensamientos, fue tomada desprevenida por Dipper quién aprovechó la oportunidad para tomarla de la mano y así animarla a avanzar hacia el frente.
—¿No te parece una suerte que ya no tengas más ese prospecto de niña rica? —Rió divertido—. De lo contrario, creo que por fin hubiéramos encontrado algo que tu familia no puede comprar.
—Ni siquiera lo menciones, Dipper. ¡Ahora vamos! —Remarcó inmediatamente tras recuperarse del shock inicial y mirar a su novio de forma juguetona, jalándolo del brazo hacia ella—. Debemos apresurarnos o nos dejarán atrás.
—¡Espera, Pacifica! ¡Mi brazo!
Pese a que ahora los papeles se habían invertido, siendo Pacifica la que apuraba a Dipper a mover los pies, el grupo no demoró en alcanzar la entrada del Almacén. La cual no contaba con indicios de poseer una puerta de carácter propio, siendo lo único que se interponía entre ellos y su oscuro y a la vez misterioso interior: Un pequeño hombrecillo de baja estatura y de color verde pistache. De aspecto alienígena, sentado por detrás de un elevado estante que fungía aparentemente como una pequeña recepción. Su cabeza era ancha y redonda, semejante a la apariencia que tendría un balón de futbol americano. Así mismo, el ser de complexión endomórfica contaba un par de gafas oscuras que impedían revelar la verdadera forma y esencia de sus ojos, al igual que un viejo poncho que utilizaba principalmente para cubrir su pronunciada joroba y su abultado abdomen.
—Permitan que yo hable. —Anunció Blendin al resto, aproximándose hacia el recepcionista—. Eh... Disculpe... —Se aclaró la garganta para llamar su atención—. ¿Usted es el encargado de la administración en este lugar, cierto?
—Oh... ¡Pero qué es lo que veo! ¿Acaso son un grupo de forajidos? —Preguntó, el hombrecillo, demostrando curiosidad por los recién llegados—. Bienvenidos sean al Almacén 88 2/3. Mi nombre es Blinder. ¿En qué puedo ayudarles, damas, caballeros?
—Sí... Nosotros venimos a... Queremos acceder a la bóveda "238-ZH17". —Contestó Blendin, presentando dificultades para expresarse gracias a su inseguridad y falta de confianza.
—¡Vaya! Así que desean acceder a la bóveda del Bebe Tiempo. ¡De acuerdo! Primero necesito llenar un registro, así que necesito que me diga su nombre completo, su planeta natal, la dimensión de la que nos visita y su código regional, por favor.
—Blendin Benjamin Blandin. Planeta Syba. Dimensión setenta seis. Código Regional: Cuarenta y seis, apostrofe, barra invertida.
—Muy bien. Parece que todo está en orden. Ahora, lo único que se requiere para concederles acceso a la bóveda es de la llave maestra. ¿El señor cuenta con su llave?
—Sí... Aquí está. —Aseguró, extrayendo de uno de los bolsillos de su atuendo la misma llave que Dipper le había entregado con anticipación para enseñársela al sujeto en la recepción.
—¡Esplendido! En ese caso... —Exclamó Blinder, dando un solo brinco para aterrizar ante los pies de Blendin, reafirmando así y ante los demás su baja estatura, la cual resultó ser aún más corta que la de Dipper o la de Pacifica. Acto seguido, estiró su huesuda mano para recibir del propio Blendin la llave previamente solicitada. Entonces, se dio la media vuelta para comenzar a caminar—. ¡Síganme por aquí, por favor! Yo mismo los conduciré hacia su bóveda. Verán... El Almacén 88 2/3 está conformado por más de cuarenta millones de pasillos, ochenta mil calzadas, trescientas mis avenidas y un número aún no determinado de pasadizos ocultos. Dada su inmensidad, un grupo de visitantes casuales como ustedes podría perderse fácilmente. No es por asustarlos, pero todos los días descubrimos nuevos huesos y cadáveres de clientes que se han negado a recibir orientación y han optado por hacer el recorrido ellos mismos. ¿Y no querrán que eso mismo les suceda a ustedes, verdad?
Si bien los gestos de incertidumbre e incomodidad por parte de Dipper y del resto del grupo lo decían absolutamente todo, estos no tuvieron otra mejor opción que confiar ciegamente en aquél sujeto llamado Blinder y seguirlo hacia el interior del complejo, si es que no querían convertirse en una parte más de la pila de huesos hallados dentro de los profundos e inexplorados corredores. No obstante, una vez que Stanford, Mía, Jynz y Vulkan pretendieron unirse a la expedición, el pequeño alienígena de color verde les impidió el paso, creando una barrera de energía sobre la entrada que los hizo rebotar y caerse de espaldas.
—¡Tío Ford! ¿Están todos bien? —Dipper gritó al darse cuenta de lo acontecido, devolviéndole una mirada de pocos amigos a Blinder—. ¿Qué fue lo que les hiciste?
—Lo siento mucho, joven terrícola. Pero los forasteros y los contrabandistas como sus amigos tienen la entrada estrictamente prohibida a este recinto. Sobre todo cuando uno de ellos intentó burlar mi seguridad en varias ocasiones con el fin de escabullirse sin ningún tipo de consideración. Sin mencionar que ese hombre tiene más de cien condenas de cadena perpetua en siete dimensiones distintas. —Se centró en Stanford, quien estaba siendo ayudado por Mía y Jynz a reincorporarse—. Así que voy a tener que pedirles de la manera más atenta que los esperen afuera. —Concluyó, girando el cuerpo ciento ochenta grados para retomar su camino sin importarle las opiniones de los demás.
—No te preocupes por nosotros, Dipper. Vayan y encuentren la bóveda. Nosotros nos encargaremos de vigilar el deslizador. Estaremos listos por sí se presenta alguna emergencia.
—Está bien... —Dijo Dipper, aceptando la propuesta de su tío sin quedarle otra alternativa más que dejarse guiar junto a su novia y amigos a través de un pasillo casi en tinieblas, el cual era apenas alumbrado por un conjunto de lamparillas de tonalidad verdiazul que pendían del techo. A sí mismo, decorando los costados del mismo corredor, podían observarse y colocadas en fila una serie de esculturas. Mismas que representaban a los mismos diez individuos que servían para darle un impresionante decorado a la fachada exterior del Almacén. Dipper las observó en silencio, pero sin atreverse a realizar alguna pregunta relacionada, debido a que su tío, con el que recientemente había forjado un estrecho vínculo de amistad, había sido catalogado como un criminal. Provocándole un sentimiento de frustración y hasta de enojo. De esta forma, el trayecto ocurrió en calma, pero al mismo tiempo, la tensión en el ambiente fue elevándose hasta volverse casi insoportable. Eventualmente, Pacifica no tardó en percatarse del estado de ánimo de Dipper, por lo que buscó la mejor manera de devolverle la sonrisa al rostro.
—¡Oye Dipper! —Llamó su atención, emparejándose a su izquierda—. ¿Sabes? Estaba pensando en lo que sucederá cuando todo esto haya terminado. Cuando le hayamos pateado el trasero a ese triángulo malvado y hayamos recuperado nuestras vidas... Sé que nos llevará mucho tiempo y el mundo habrá cambiado drásticamente a como lo era antes de que Bill hiciera todo el daño que ha provocado. La historia de nuestro planeta cambiará para siempre y si salimos victoriosos... Todo el mundo nos verá como auténticos héroes. Sí eso ocurre, entonces les pediré que me construyan una estatua hecha de oro puro para simbolizar mi grandeza. —Dijo orgullosa, sin una pizca mínima de humildad.
—¿De oro? —El inesperado comentario provocó que Dipper levantara su ceja derecha—. ¿Qué no se suponía que las riquezas ya no significaban nada para ti?
—¡Hey! Te recuerdo que no puedo ser perfecta en todo. —Se jactó, disimulando. Lo cual le permitió a Dipper deducir que no se hallaba hablando enserio—. No puedes culparme por ello, Dipper Pines. Ese ha sido mi sueño desde que era una niña pequeña y ni tú ni nadie me lo va a impedir.
—En ese caso creo que deberán utilizar grandes toneladas de oro solo para alcanzar a cubrir tu cabello. —Se mofó sin medir sus palabras ni las consecuencias que ellas le pudieran traer.
—Repite eso y te garantizo que te tumbaré todos los dientes de leche que te quedan, Dipper.
En base a los comentarios, la discusión se tornó un poco acalorada, pero de manera adorable. En cuyo caso, Pacifica y Dipper se atacaron el uno al otro por medio de un embate de cosquillas. Mismo que llamó la atención de Blinder, quien simplemente no se resistió a integrarse a la conversación.
—Es una verdadera satisfacción saber que las muestras de afecto como las de ustedes jóvenes, aún siguen vigentes en algunos de los lugares remotos de la galaxia como el planeta tierra. Lamentablemente, desde hace mucho tiempo, el universo se ha ido tornado en un lugar cada vez más y más violento como para vivir con tranquilidad. Los bellos sentimientos como el cariño, el amor y la fraternidad entre las razas se han ido evaporando poco a poco con el pasar de los milenios.
—¿Y es por eso que le negó la entrada a mi tío y al resto de nuestros amigos? Esa reacción no fue provocada precisamente por sentimientos como la fraternidad o el amor. —Dipper lo confrontó, tomándose a mal el comentario de Blinder.
—No se lo tome tan personal, joven Pines. Después de todo, yo solo hago valer el reglamento que fue establecido cuando el Almacén entró en operación hace más de cinco mil trillones de años. Por lo tanto, dejar entrar a sujetos que tienen órdenes de detención en su contra va en contra de las normatividades del Almacén.
—¡Aguarda! ¿Cómo supiste mi apellido?
—¿Está bromeando, cierto? Gracias al comunicado que el Consejo Galáctico ofreció abiertamente a todo el universo indicando que los nuevos portadores de los símbolos sagrados del zodiaco habían sido finalmente encontrados, no existe una sola raza que sea ajena al conocimiento de su nombre y del de sus amigos. Ahora ustedes se han convertido en auténticas celebridades. No en balde, son los nuevos Guardianes del Alba. Son los herederos directos de los dioses primordiales. De aquellos cuyo recuerdo ha quedado impregnado en estas estatuas que se encuentran a nuestro alrededor. Son los únicos con el poder suficiente para detener cualquier amenaza que atente contra cualquier forma de vida en el cosmos. Además, usted ha sido uno de los pocos seres en todo el universo que se ha atrevido a desafiar y a hacerle frente a un ente tan peligroso como lo es Bill Cipher.
—Sí... Lo sabemos. Solo espero que nuestro plan resulte como tal y como lo planeamos.
—No se preocupe, joven Dipper. Estoy seguro de que todo marchará muy b...
Repentinamente y sin ningún tipo de explicación, el pequeño Blinder guardó silencio, deteniendo sus pasos y quedándose completamente inmóvil. Enseguida, todas y cada una de las luces dentro del Almacén se extinguieron en secuencia, como si una central eléctrica hubiera dejado de proveer de su servicio a un edificio entero, provocando que los cinco compañeros se pudieran inmediatamente en alerta ante algo desconocido que sabían de antemano, no era normal.
—¿Qué fue lo que sucedió? ¿Por qué se apagaron las luces? —Preguntó Wendy, cuya respuesta vendría acompañada por un sobrecogedor sentimiento de conmoción y de pavor cuando en ese momento un portal se materializó frente a ellos, emergiendo desde el mismo una congregación conformado por cuatro atemorizantes conocidos con los que preferentemente hubiera deseado jamás volver a toparse por lo que quedaba de su vida.
—¿Y bien...? —Dijo Mr. Slay, tronándose el cuello, sujetando su viejo y confiable rifle de francotirador, mientras los recibía con una tétrica expresión por debajo de su máscara, misma que Gideon, Giffany y el Cambia-formas supieron imitar a la perfección luego de posicionarse en círculo alrededor de Dipper, Pacifica, Blendin, Soos y Wendy con el propósito de bloquearles todas las rutas de escape disponibles—. ¿Se puede saber hacia dónde se dirigían, pequeños?
Continuará...
Pobre Blinder. Ni siquiera mis propios personajes se salvan de mi crueldad, pero así son las cosas. Espero que les haya gustado y que se hayan quedado con el hype porque en el siguiente capítulo veremos un nuevo enfrentamiento entre los cómplices de Bill y nuestros protagonistas. Además de que tendremos un esperado duelo (O bueno, al menos esperado por mí) Stanford Vs. Mr. Slay. Así que nos leemos nuevamente el día 8 de septiembre para una nueva entrega.
Muchas gracias a todos sus comentarios y por todas sus lecturas. Los aprecio cada uno de ellos. Hasta entonces, se despide su tío Javi. Pasen buen fin de semana. ¡Chao!
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