Capitulo 8 Mi amada narcótico

Es cierto cuando dicen que no nos pertenece todo lo que amamos.

Cuando la vi llegar con aquel vestido rojo todo lo que estaba detrás fue eclipsado por su encanto tan natural. No pude actuar como debía y le solté aquella broma de mal gusto porque fue lo más rápido que encontré para atenuar mis ganas de estrecharla en mis brazos y besarla con toda mi alma.

Hoy durante la mañana cuando pude verte llegar al trabajo, no dude en acercarme para hacerte saber que estoy aquí y que estoy dispuesto a volver a hablar pero nuevamente no he sido capaz de pedirte una explicación.

No entiendo porqué ahora que estás aquí me parece que estás más lejos que nunca.

Mientras estaba en la mesa no podía dejar de verte, estabas preguntando cosas, compartías como si no te importase mi presencia aquí. Las personas pasaban detrás de la mesa, la música arrebataba los oídos de cualquiera y no podía oír nada más que tú risas en forma de sol que habitaba en tus ojos, era divertido verte reír nuevamente.

-¿Y tú Danny?

La voz de benjamín me ha sacado de mi bucle infinito en el que estaba inmerso, necesitaba decir ahora que tú habías sido la razón para convertirme en periodista, que te busqué en cada guerra, en cada país del viejo mundo.

-Me ven todas las noches en las noticias, y me he quedado a dormir con las modelos del programa nocturno, si, por supuesto, ¿Qué no es obvio?

Definitivamente mis pensamientos y la razón no estaban en la misma línea, y por este segundo pude notar la sorpresa en tus manos que aprisionaban el botellín de cerveza helada.

Aunque tú no lo creas yo te estaba observando, y lo hacía deseando que tu mirada me encontrase para capturarte.

-Danny, ¿Por qué no invitas a Jesse a bailar?

Claro que te iba a invitar a bailar, lo único que me importa es ser lo que hay en tu corazón nuevamente, y que un día puedas explicarme por qué hiciste esto conmigo.

-No, Muchas gracias.

La oportunidad de quizá volver a resolver mi pasado la he dejado a escapar en tres simples palabras porque aun cuando te desee tengo un maldito compromiso que me está consumiendo, soy de todo menos un mentiroso, eso no Jesse.

He aguantado las ganas de golpearle aquí mismo. Mis manos estaban ardiendo en el botellín, casi podía hacer hervir la cerveza en él. ¿Cómo podías volver a hacerme lo mismo y con el mismo hombre?, ¡Demonios qué pasó contigo!, tu no eras así...

He intentado embriagarme bebiendo de esta cerveza tibia mientras te veía girar en los brazos de él, ¡Maldita sea!, aun cuando estás en brazos de él eres la diosa de mi universo.

Lo siento Jesse...pero si sigo aquí podría hacerte daño.

He huido como un cobarde llevándome conmigo la imagen de tu felicidad junto a él, el que quizá nunca escapó de tus pensamientos.

Conduje hasta el departamento en el cuál tu y yo solíamos pintar estrellas sobre nosotros, constelaciones completas que nos gustaba observar recostados sobre este piso abandonado, tú sabes bien que mi promesa se cumplió, que tras tu partida trabaje arduamente y hoy este lugar tan preciado para los dos es mío, y por consiguiente, tuyo.

Has sido mi sombra aun cuando no estás.

-Y en este momento te deseo con todo lo que poseo. -He salido al balcón a ver las olas chocar en la costanera, para solo descubrir que mi celular tenía ya, un sinfín de llamadas perdidas de Jessica.-

A la mañana siguiente te he visto llegar sola, estabas simplemente deslumbrante, has pasado a mis espaldas y no lo has notado. Ahora estaba en frente de reflectores, de cámaras que transmitían en vivo y simplemente no articulaba palabras.

-Una coalición que dejó más de diez fallecidos ha retardado de sobremanera el flujo en la autopista norte, cada día las personas son más imprudentes, ¿No es cierto Danny?

He asentido con una simple sonrisa a Cynthia que estaba a mi lado. Ordené mis hojas y he observado a la cámara.

-Estoy seguro que esas personas en lo último que han pensado es en el abrazo que no le han dado al salir a sus seres queridos, en pedir perdón y en hacer lo que nunca hicieron, es una lástima no aprovechar cada momento como si fuera el último.

Cynthia me ha observado con sorpresa y ha retomado la conversación con otro noticia. Mientras esta se transmitía y nosotros no estábamos al aire ella me ha tocado el hombro.

-¿Sucede algo contigo, no es cierto?, y creo saber de quién se trata, por supuesto.

-No presumas de saberlo todo, hace bastante tiempo te tolero sólo porque me gusta mi trabajo.

-Relájate... -Ella ha quitado su mano de mi hombro.- si quieres culpar a alguien puedes culpar a tu falta de profesionalismo al no separar tu trabajo de tus pensamientos, al menos eso podrías hacer. -Se ha levantado.- no presumo de saberlo todo, solo digo lo que veo.

-Sucede que a mí me gusta escuchar las opiniones de mis verdaderos amigos, las tuyas la verdad...poco me importan, lo sabes.

-¡No me vas a condenar toda la vida por haberte dicho la verdad!

Cuando alzó la voz, el set se ha quedado mudo, he hecho caso omiso a ellos e intente mantener la conversación a raya, solo la he tomado por el brazo ejerciendo un poco de presión en él antes de hablar.-

-Te condeno porque tú sabías lo que pasaba entre ella y yo y no me has dicho que se marchaba, no me dijiste que al otro día no la iba a volver a encontrar nunca más... -Casi he musitado entre dientes aquella última frase, la he soltado y he dirigido mi mirada a la cámara-

Justo para cuando la transmisión ha vuelto he sonreído en mi asiento y he seguido relatando las noticias de forma pacífica, ignorando la mirada de rabia-angustia que la consumía a mi lado.

-Que tengan muy buena tarde, soy Danny Mendoza junto a Cynthia Moller, nos encontramos en el bloque de las nueve y recuerden que pueden visitar el sitio web para ir revisando minuto a minuto lo que acontece en nuestra trasmisión online.

-¡Corte!

Las luces del set se han apagado, he bajado rápidamente al ascensor donde fui interceptado nuevamente por la inquietante voz de cynthia.

-¿Y ahora qué?, ¿qué no quedó claro?

-Al menos yo no soy una mentirosa como tú. ¿Cuándo le piensas decir que estás casado?

-Eso no es un tema que te compete, ¿Por qué no te ubicas en tu lugar? -He entrado al ascensor junto a ella.-

-Tarde o temprano lo va a descubrir, y sabes algo, no dejaré que la vuelvas a dañar, bastante tuvo con partir de aquí.

-¿¡Y yo no he tenido bastante ya!? -He golpeado el espejo que tenía por pared el ascensor.- ¿¡Crees que es fácil para mí no escucharla y verla aquí a un piso de distancia!?, ¿te das cuenta de que no puedo ni siquiera tocarla?

Cynthia ha bajado rápidamente algo asustada quizá por mi actitud. Me estaba volviendo, simplemente un loco más, si no iba por ella fácilmente podía parar en un manicomio la otra semana.

-¿Amor? -Me he volteado al descender del ascensor.-

-Jessica, ¿qué haces aquí? -Una mala noticia trae otra, es la ley de la vida.-

-Pues te vine a recoger para que vayamos a almorzar juntos, creo que te interesa saber la última noticia del día.

Aduladora. Esa era la mejor descripción que tenía para ella. No deseaba que todos por aquí se detuvieran a vernos, así que no he dicho nada y he pasado con ella hasta el estacionamiento.

-¡Pero qué antipático! -Se ha sentado en el copiloto y yo he negado.-

-Te he dicho quizá unas mil veces que no me gusta verte en el trabajo.

-¿Y qué quieres?, no has llegado a casa por la noche, estaba preocupada por supuesto.

Que buen tono ha usado, casi podría engañar al presidente, pero yo ya estoy tan acostumbrado a esto como lo están las flores del sol.

-¿A dónde vamos a comer? -Me he dignado a verla mientras ella revisaba su teléfono celular.- ¿hola?

-Pues no quiero estar rodeada de gente tomándome fotos, podríamos ir a un lugar más caro por esta vez.

-¿Por esta vez? -He reído con sarcasmo.- ¡siempre estás usando lo más caro, y comiendo lo más caro!

-Mi trabajo me lo permite. -Ha sonreído victoriosa.-

-Pero las tarjetas que usas son mías.

-¡Un gusto para tu esposa al menos!

Conduje ignorando su parloteo en mi oído, le he subido a la música mientras nos dirigíamos a la ciudad jardín a un restaurante que se había inaugurado hace menos de dos meses donde todo era bastante diferente a cualquier lugar que visité con Jesse.

Con Jesse solíamos sentarnos a comer papas fritas en los locales de comida rápida junto a todas las familias de los sectores menos recomendados para vivir y eso daba igual, solo importaba comer y reír. Eso era lo que realmente valía y me llenaba el corazón.

Jessica se ha colgado de mi brazo al entrar en este restaurante, le venía de maravilla fingir que somos la pareja feliz que aparece en los anuncios de los nuevos condominios.

He paseado la mirada por todo el lugar, ciertamente valía lo que cobraban al entrar aquí, era un ambiente muy adecuado quizá para mantener una charla de ocho años.

-¿Qué vas a pedir tú amor? -Su mano me ha acariciado el muslo, la he quitado rápidamente y he observado al mozo.-Unas papas fritas.

-¡Danny! -Ella ha reído.- perdónelo, está bromeando.

-Claro que no, por favor tráigame unas papas fritas y le pone mucho kétchup encima.

-Pero Danny, aquí no sirven esas cosas, ¡ya deberías saberlo! -Su rostro comenzaba a cambiar, tanto así como su mano que ahora nerviosa golpeaba con la punta de sus dedos.-

-¿Por qué no deberían?, se supone que es un restaurante de cinco estrellas, han de tener unas simples papas fritas, si no las tienen entonces no es tan bueno como aseguran.

-No hay problema, puedo traerlas si es lo que realmente desea. -Comentó el mozo que estaba a un lado.-

Le he clavado la mirada y he asentido, de pronto una frágil y muy familiar risa se asomó por detrás de él. Le he apartado levemente, y casi por obra maestra aquí estaba ella también, junto a Cris, comiendo en una mesa que estaba cerca de la ventana.

-Disculpa cariño, ¿Te gustaría sentarte cerca de la ventana?, me gustaría poder apreciar más de cerca el paisaje. -Debí sonar patético.-

Ella me ha observado como sacada de onda, pero tampoco se ha negado.

Hemos pasado a la mesa que estaba delante de la de Jesse, me he preocupado de quedar en el asiento que me permitiese verla y dejar a Jessica de espaldas a ella.

Quería saber que se tramaba cris con ella, quería saberlo todo referente a ella, de pronto no me pareció tan mala idea estar aquí, a un puesto de distancia, viéndole a los ojos y comiendo papas fritas en un restaurante cinco estrellas.

Jesse ha levantado su mirada y ha dejado caer su cubierto al plato, supongo que la sorprendí.

Ella se levantó rápidamente la he seguido con la mirada y la he visto entrar al baño de mujeres, Jessica ha aprovechado y también ha ido al baño, me han dejado la coartada perfecta, alguien debía saber cuál era su lugar.

He pasado por delante de Cris y me he sentado en el lugar en el que permanecía Jesse.

-¡Pero qué gusto verte aquí Cris! -He tomado el cubierto de Jesse y he probado algo de lo que comían.-

-De pronto la cena se estropeó y el lugar se devaluó. -Comentó Cris mirándome con rencor.-

-Anda, que pésimos modales te enseñaron. -He reído.- ¿Qué haces aquí con la fotógrafa?, ¿te gusta?, ¿quieres tenerla en tu cama y desecharla?, lo veo en tus acciones, no me puedes mentir, ambos somos hombres. -De pronto mi tono de voz a cambiado sin saber porqué, pero debí sonar muy franco, muy duro y sobre protector.- digo, a cualquiera le gustaría tener una chica como esa.

-¿Qué bicho te ha picado?, lo que yo desee hacer con ella no es asunto tuyo, ¿no te va bien en casa?, ¡no es mi problema!, ahora...¿serias tan amable de ocupar tu lugar en el restaurante? -Estaba hostigado, ha reposado apoyando su antebrazo en la silla y me ha observado detenidamente, me he quedado estático, con el ceño fruncido.-

Poco a poco la mesa se llenaba de una tensión extraña. Él ha levantado una de sus cejas y ha reído de lado.

-Ahora lo entiendo...

-¿Qué?

-Te gusta la fotógrafa, has estado jugando al payaso para que ella te mire, pero eres tan poca cosa que ya no te quedan opciones más que andar husmeando entre sus pretendientes, ¿o no?

-¡Cuando tú seas uno de ellos!, no alcanzas ni para bufón.

Ha reído a carcajadas, de pronto me he sentido ofendido, incluso humillado.

-¡Lo sabía, te encanta!, y, ¿tampoco amas a tu esposa no es cierto?, mañana esto saldrá por los matinales.

Me he levantado, puse una mano sobre la mesa y le he hablado mirándole fijamente.

-Como yo me entere que le has hecho daño, te juro que no me importará dejar de ser periodista e irme a romper piedras a la cárcel, de eso puedes estar seguro.

Él se ha quedado con la misma sonrisa de convicción.

Jessica ha llegado y se ha sentado a comer mientras parloteaba sobre el dinero que quería gastar, yo por mi parte no dejaba de oír la conversación de Jesse y Cris, definitivamente no seguiría dando rodeos, me la llevaría muy lejos de aquí.

No quería admitirlo pero...eres mi narcótico de cada mañana Jesse...


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