Capítulo veinte: Nuevo enfrentamiento
—Solo lo hago por ti, Firox, pero la próxima vez que vea a alguno de tus amigos o tu hermana y su amiga, no tendré piedad —dijo mientras abría la celda.
"No tendré piedad" ¿Quién eres?¿La parca?
—Gracias, Ana. Oye, Kate...
—No, no digan nada, solo vámonos. En el camino nos cuentan lo que hicieron —lo interrumpió Joanna.
Todos salieron de la celda bajo la atenta mirada de la comisionada Ana. El último en salir fue Katar. Cruzaron miradas, la mirada de ella era de odio y repulsión, mientras que la del ojiazul era de frustración.
Nos dirigimos a la salida en silencio. Vanlo tenía la vista en el suelo, no se atrevía a mirar a Joanna, Firox trataba de convencerme de que Ana nos podía ayudar a encontrar al enmascarado. Pero ella es una policía y aunque yo estuviera muerta, el riesgo de que todo salga a la luz era muy alto.
Es una comisionada, ella puede descubrir mis secretos y por más que necesite trabajar con ella, no estoy segura de poder ocultar mi pasado de ella.
—Ella puede ayudarnos. Piensa en como podrás prevenir sufrimiento si le pides ayuda —intentó convencerme.
—No, no necesitamos la ayuda de un policía.
—Acabas de decirlo, es una policía, bueno, en realidad es la jefa de todo este edificio lo cual es aún mejor.
—¿Crees que yo podría trabajar con una mujer que dijo que en la menor oportunidad nos arrestaría y no saldremos? —pregunté retóricamente.
Él lo pensó, pero no me contradijo, sabía que yo tenía razón.
Nos subimos todos al auto en silencio.
Durante la mitad del camino nadie dijo nada, los muchachos iban en la parte de atrás y nosotras dos en la parte de adelante. Vanlo miraba por la ventana, Katar y Kan estaban muy callados, incluso demasiado y Firox tenía una expresión de ira, sus ojos expresaban enojo y molestia.
Joanna rompió el silencio incómodo que había entre los seis..
—¿Van a decirnos la verdad?
—Vanlo, relata lo que pasó, al fin y al cabo fue tu idea —lo delató el chico de ojos marrones.
—Bien —dijo con vergüenza.
—No omitas ningún detalle —le dijo Firox con molestia.
—Queríamos encontrar al enmascarado, así que Firox se puso a buscar a Los hermanos de sangre. Le costó un poco encontrar su ubicación y cuando lo encontró propuse la idea de ir y buscar al enmascarado.
Los chicos estuvieron de acuerdo conmigo. En cuanto llegamos a un bar de mala muerte, nos inscribimos para unirnos a su pandilla, pero debíamos pasar una prueba. Debíamos entregar un "paquete" —hizo comillas con sus dedos— al otro lado de la ciudad a las 5:00 p.m., pero para cuando nos dijeron eso eran las 4:30 p.m. y no nos alcanzaría el tiempo. Entonces Katar sugirió que vayamos por un puente abandonado, el cual era un atajo, estábamos yendo a toda velocidad cuando un patrullero nos detuvo y revisó el auto. Sabíamos que nos iba a detener, pero Firox y yo tuvimos la idea de que mientras el oficial esposaba a Katar y Kan subirnos al auto y seguir con la entrega y así lo hicimos, pero poco después el patrullero nos alcanzó y nos puso en la parte de atrás de su auto, presos, junto a Katar y Kan y luego... bueno, ya saben el resto de la historia...
—No puedo creer que se te ocurriera eso —le dijo Joanna molesta.
Yo no podía decir nada, todo era tan reciente. La isla, mi ruptura, y ahora esto. Estaba en shock, solo trataban de ayudar, pero de la manera equivocada.
—Joanna, no pienses que...
—Cállate, Firox, no esperaba eso de ti —dijo con la mirada al frente.
—¡Y yo no esperaba que te enamores de Vanlo! —él estalló y eso no era nada bueno.
Todos miramos a Vanlo y él se sorprendió de que Firox lo supiera.
Claro que todos ya lo sabíamos, era muy evidente, y más cuando ella venía de visita y Vanlo hacia todo para que ella la pase bien. Sin mencionar que pasaron una noche juntos y ninguno de los dos podía ocultarlo
—¿Cómo lo sabes?¿Quién te lo dijo? —preguntó confuso.
—¿Alguien más lo sabe? —giré mi cabeza hacia la ventana y él se dio cuenta que era yo quien lo sabía.
—¡Genial! ¡Todos en este maldito auto lo sabían y yo no! —exclamó molesto.
—¡No eres mi padre para decirme con quién debo estar!
—¡Claro que no! ¡No soy como esa escoria!
—Mejor calménse todos y cuando estén más tranquilos hablarán. Ahora piensen en lo que hicieron —nadie dijo nada ante mi comentario.
En ese mismo instante mi celular vibró y me llegó un mensaje de Firox, me había pasado el contacto de la comisionada.
Que persistente...
El silencio reinó en el ambiente y yo solo podía pensar en lo que Katar me había dicho.
Si nosotros fuimos capaces de estar en la cárcel por ti, creo que podrías trabajar con ella en un caso aparte.
Hace años me prometí que nunca más iba a tener una compañera de crimen y ahora me veré obligada a aceptar porque la vida de las personas que quiero corren peligro y no soy suficientemente capaz para detenerlo yo sola.
Necesito ayuda y tal vez pueda hacer todo lo posible por ocultar mi pasado de ella. Tal vez no es tan difícil como creo, pero con su temperamento, será difícil.
Esa superioridad que tiene me hace recordar cuando conocí a Rachel, ella era igual.
Llegamos a la mansión y la discusión entre Joanna, Vanlo y Firox seguía en pie.
Bajamos del auto y Firox se quedó adentro, cruzado de brazos y con el ceño fruncido.
—Bien, quédate ahí y solo sal cuando quieras hablar como una persona civilizada —le dijo su hermana para a continuación darle las llaves del auto.
Entramos a la mansión y cada uno fue a hacer sus cosas. Los chicos fueron a asearse y yo estaba en mi habitación, con el celular en mi mano, preguntándome si la decisión que estaba por tomar era la correcta.
Analice las cosas buenas y las cosas malas que me podrían pasar al tener una compañera, pero un mensaje de Firox me sacó de mis pensamientos.
Firox: ¿Ya le has hablado?
Kate: ¿Sigues enojado, gruñón?
Firox: Prefiero evitar el tema. Ahora responde.
Kate: No, no estoy segura al cien por ciento.
Firox: Ella es inteligente y astuta, será de gran ayuda. Sin mencionar que nos liberó.
Kate: Solo lo hizo porque su superior se lo permitió.
Firox: Otra persona nos hubiera dejado pudrirse en la cárcel y lo sabes.
¿Acaso todos en este mundo tienen razón y yo no?
Kate: ¿Cómo sabes tanto de ella?
Firox: Era mi compañera en la secundaria, estábamos en el mismo salón y me reconoció.
Kate: Debió ser por tu cara de amargado.
Firox: Qué graciosa.
Kate: Hablando en serio, habla con Joanna y Vanlo. Ellos están felices y no puedes arruinar esa felicidad a ninguno de los dos.
Firox: Prometo hablar con ellos, solo que no hoy, tal vez mañana.
Kate: Recuerda que no todos son tu padre. Vanlo es diferente y lo sabes. No dejes que eso nuble tu juicio.
Firox: Está bien, psicóloga.
Kate: Buenas noches.
Firox: Buenas noches, niña.
Sonreí al ver el último mensaje, hace años que no me llamaba así.
Volviendo a la realidad, no perdí más tiempo y marqué el número de la comisionada.
—¿Hola? —preguntó.
—Soy la amiga de Joanna y Firox Blane —ella suspiró.
—¿Qué quieres? ¿No te bastó con pagar una fianza por tus amigos?
—Creo que tengo un posible sospechoso sobre los que atacaron mi departamento. Firox dijo que tú podrías ayudarme.
—Sí, es cierto, yo podría ayudarte. Solo tengo dos condiciones: No me des órdenes y no le digas a nadie sobre esto, solo a tus amigos. Técnicamente tengo prohibido trabajar con una víctima.
Nunca fui una víctima como los demás, solo soy victima de lo que planté.
—Bien —acepté.
—Solo espera a mi mensaje —colgó la llamada.
Dejé el celular sobre la mesa de noche y me levanté de la cama para dirigirme al placard en busca de mi pijama.
En busca de mi pijama de color rojo y tiras, patee una pequeña caja que estaba adentro del placard.
Bajé la mirada y vi que se trataba de una caja de terciopelo de color rojo, con un moño en el centro de la tapa de color dorado. Al verlo supe que había dentro de la caja.
El regalo que tenía preparado para Rachel.
Hace unos meses, antes de la traición, quería darle a Rachel un regalo que sea significativo para ella, fue entonces cuando recordé que todavía conservaba la flecha partida en dos. Compré una caja y un moño para que quedara más elegante, pero por razones obvias, nunca pude decirle que tenía ese pequeño obsequio.
Hice a un lado mis pensamientos y seguí con lo que estaba haciendo. Al encontrar mi pijama me lo puse y me volví a la cama para tener una noche de sueño.
Vagamente abrí mis ojos y lo primero que vi fueron las ventanas y a través de él, pude ver un día lleno de nubes oscuras y el sol no se encontraba en lo alto, como algunos días.
Mi celular vibró y me estiré para tomarlo de la mesita de noche. Luego de desbloquearlo vi que tenía un mensaje de Ana.
Ana: Te espero en la estación de policía a las 11:00 a.m.
Esa mujer del demonio ya me estaba dando órdenes.
Cuando me fijé la hora eran las 10:30, ¿Cómo se suponía que estaría en la estación en media hora?
Me vestí con lo primero que encontré, una remera blanca, jeans azules, unas botas y mi campera de cuero.
Bajé las escaleras lo más rápido que pude y solo tomé unas tostadas que eran de Firox, tomé mis llaves y salí de la mansión, para luego subirme a mi moto, ponerme mi caso e ir lo más rápido que pude hasta la estación de policía.
Espero que Firox no se enoje por haberme comido su comida, pero eso le pasa por la hamburguesa de hace dos días.
Solo la vengué.
Mientras sentía como el aire me golpeaba, nuevamente sentí que mi celular empezó a vibrar y cuando un semáforo se puso en rojo, saqué el celular del bolsillo y vi que era ella, pero no le contestaría, ya estaba por llegar.
Luego de tomar un pequeño atajo, llegué a la estación de policía y ella estaba en la entrada, hablando con un chico que parecía interesado en ella, pero ella solo se limitó a darle unos papeles y al darse la vuelta, chocó conmigo.
—Perdón —susurré.
—Llegas tarde —fue lo único que dijo.
Miré un pequeño reloj de color blanco con las gujas de color negro y me di cuenta que solo había llegado cinco minutos tarde.
—Cuando me mandaste el mensaje recién me estaba despertando.
—¿Acaso no trabajas o qué?
—Claro que trabajo, solo que hoy es sábado y solo trabajo los días hábiles —contesté
Ella rodó los ojos como si no le importara lo que le dijera.
Me dijo que la siguiera y caminamos hasta un pasillo en donde habían muchas oficinas, pero ella se detuvo en una puerta de color marrón oscuro y la abrió para que podamos pasar. Se hizo a un lado y yo entré, observando todo a mi alrededor.
Había un escritorio con varios papeles desparramados junto a unas carpetas, también tenía algunos estantes con otras carpetas y algunos libros. Su oficina tenía algunos diplomas colgados en la pared, pero ninguno que diga Diploma de mandona.
Ella se sentó en la silla que estaba detrás de su escritorio y acomodó los papeles que había sobre él.
—Siéntate —corrí la silla y me senté enfrente de ella.
—¿Cómo empezamos? —pregunté.
—Debes decirme todo lo que sepas de... —Ana se me quedó viendo por unos instantes, como si buscara algo en mi.
Sabía que no era buena idea venir aquí.
—¿Qué?¿Qué me ves?
—Tu rostro me suena conocido, pero no recuerdo haberte visto antes de arrestar a tus amigos.
Lo que me faltaba, que ella supiera que estoy viva.
—No, si te hubiera visto lo sabría. Jamás olvido los rostros —-dije simulando que no sucedía nada, pero por dentro me estaba muriendo de los nervios.
El de Rachel menos.
Gracias consciencia, no sabes cuánto ayudas.
—Tal vez sea impresión mía. Bueno sigamos. ¿Qué sabes sobre Los hermanos de Sangre?
—No mucho, solo sé que son una pandilla, sus pandilleros tienen tatuajes y usan una camioneta negra, y el que parece ser su jefe usa una máscara de neón —-sacó una libreta del cajón de la derecha y tomó una lapicera.
—Todo lo que has dicho es común en las pandillas, menos lo de la máscara de neón —cuestionó mientras anotaba algo en su libreta.
—Tú me preguntaste y yo te respondí.
—Bueno, ¿tienes algo más relevante? ¿Alguna marca o algo así?
Los sucesos del incendio en la isla y del puente vinieron a mi mente.
Este tipo de preguntas me hacía recordar a Rachel, ella también había querido ayudarme a saber quién era el hombre de la máscara y esos recuerdos no salían de mi cabeza.
—No.
—Te hice las mismas preguntas cuando te interrogué, ¿por qué no me lo dijiste antes? Nos habríamos ahorrado muchas cosas.
—Como te lo dije anteriormente, si tú y tu equipo, que tienen todas las herramientas a su disposición, no pudieron encontrar nada, no valía la pena decirte algo. Ahora no tengo otra opción, pero lo hago por el bien de mis amigos —aclaré.
—Necesito poder confiar en ti para ayudarte y no me estás dando esa confianza.
—Sinceramente no quiero tu ayuda, pero no quiero que lastimen a mis amigos.
Ella suspiró y antes de que pudiera decir algo más, un oficial entró por la puerta, asustado. Nos dijo que vayamos a ver lo que se transmitía en la televisión porque era urgente.
Los tres salimos de la oficina corriendo hasta que llegamos a la sala central y junto a los demás policías, vimos como el enmascarado estaba transmitiendo en vivo.
En la televisión no se veía nada, solo había una pantalla negra y una respiración densa, pero estaba segura de que era él.
"Buenos días, ciudadanos. Coloqué dos bombas en dos lugares de la ciudad, uno de ellos es el edificio Brown y el otro... bueno, la ley se encargará de descubrirlo".
—Es él —dije sin más.
—¡Quiero que los policías que están cerca del edificio, lo evacuen lo antes posible! ¡También quiero que el escuadrón especializado en bombas busque si hay más de dos bombas y si se encuentran con cualquier bomba, desarmenla!
—¿Más de dos bombas?
—Sí, nunca confíes en alguien que le gusta ver sufrir a las personas.
Todos los oficiales se empezaron a mover para todos lados, buscando armas, patrullas, motos y todo lo que pudieran usar para evitar la muerte de muchos civiles. Y debido a que el enmascarado no dijo en cuanto explotarían las bombas, la tensión era mayor.
Ana seguía dando órdenes, pero dejé de escucharla cuando volví a repetir el mensaje del enmascarado en mi mente. Y de pronto me di cuenta de algo.
—Ana —ella me ignoró.
—¡Escuadrón 2-B, vigilen la zona del edificio y despejenlo!
—¡Ana! —levanté el tono de voz.
—Por un demonio, ¿qué quieres? Estoy ocupada.
—La bomba, la segunda bomba está aquí en la estación.
—¿Cómo puedes saberlo?
—"La ley se encarga de descubrirlo" Es claro que la policía siempre se encarga de estas cosas, no hacía falta especificarlo.
—Tienes razón. ¡Escuchen todos!
Todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo y dirigieron sus miradas hacia la comisionada.
—¡La bomba está aquí! ¡Búsquenla y evacuen el edificio completo! ¿Qué esperan?
Los oficiales de trajes de color azul se empezaron a mover aun más rápido y todo el mundo andaba a los gritos, mientras el pánico los invadía por dentro.
—Yo tengo que ir al edificio, tú quédate aquí y ayuda a evacuar —-me ordenó mientras sacaba su celular del bolsillo para llamar a alguien.
Para su mala suerte yo nunca hacía caso, solo hacía lo que creía mejor y lo mejor sería encargarme del enmascarado por mi cuenta.
Ella se fue y esperé unos minutos a que ya estuviera fuera del edificio oficialmente, para irme en mi motocicleta rumbo al edificio.
Conocía ese edificio, pero el motivo era porque allí se refugian las familias sin hogar y ahora un psicópata vendría y sin piedad, arrasaría con sus vidas, como si no valieran nada.
Cuando llegué al edificio que me acogió en el pasado, me dirigí a la parte de atrás, ya que el lugar estaba lleno de policías sacando a las familias y no podían verme allí.
Detuve mi motocicleta al verlo allí, contemplando el miedo, el pánico y los gritos de todo el mundo. Bajé de mi motocicleta y me quité el casco, dejándolo sobre el asiento.
—Ansiaba nuestro reencuentro, Kate —me dijo dándome la espalda.
—No hagas volar este edificio, hay personas aquí, niños, ancianos y mujeres.
—Personas comunes dominadas por los sentimientos. No son como tú y yo.
Tengo que ganar tiempo para que los oficiales lleguen a tiempo para sacar a todo el mundo, nadie puede quedar bajo los escombros.
Caminé hasta él y me detuve en cuanto escuché el sonido de una bomba en cuenta regresiva.
—No lo hagas, no quieres hacerlo —supliqué.
—Ceder ante súplicas te hace débil y lo sabes.
Recordé la regla número dos y si él sabía esa regla, es porque fue un asesino, al igual que yo.
Aunque eso no me dice mucho, ya que existieron muchas familias que eran asesinas y me sería imposible saber quién demonios es.
—¡Hay niños en peligro!
—Y al igual que yo, renacerán.
Traté de saber de donde provenía el ruido de la bomba, pero en el momento en que el enmascarado sacó un celular de su bolsillo, supe que él tenía el control de la bomba. No era como una bomba que al llegar al número cero explotaría.
—Por favor —apretó un cuadrado de color rojo y escuché como el edificio empezaba a derrumbarse —¡NO!
Tal vez, si otra persona hubiera estado en mi lugar hubiera ido a ayudar a que todo el mundo se fuera, pero si atrapaba al enmascarado antes que la policía, salvaría millones de vidas.
No sé si es la decisión correcta ahora, pero es la que puedo tomar porque gracias a él, perdí mi oportunidad para ser feliz.
El edificio empezó a derrumbarse, las paredes se empezaron a desarmar como si fuese tan frágil como un vidrio, pero tan letal como una bomba.
Busqué al enmascarado y vi que comenzó a correr hasta que se metió detrás de unos arbustos de color verde y sacó una motocicleta, sin pensarlo tomé mi casco y me subí a mi moto, lista para la persecución.
Mientras nos alejamos del edificio pude notar como su motocicleta era más rápida que la mía. Él trataba de mezclarse entre el tránsito, pero cuando tienes tanta ira acumulada en tus venas, no olvidas la silueta de quien te arrebató la felicidad.
Seguíamos avanzando hasta que llegamos a un túnel en donde había tres patrullas de policías apuntándole con armas. Lo que ellos no sabían es que eso no sería suficiente.
Estando detrás suyo pude notar que de su bolsillo sacó una especie de granada, pero al ver que las letras P-X- grabadas en la granada, supuse que no podría ser una granada de guerra, sino que era algo más.
Me detuve, porque sabía que él haría algo contra esos oficiales. Quitó el gancho de seguridad y una nube de gas de color gris empezó a envolver a los oficiales, asfixiandólos mientras ellos intentaban sobrevivir.
Él solo pasó por al lado de ellos, como si fuera lo más normal del mundo, sin verse afectado por el gas tóxico.
Bajé de mi moto, perpleja. Los autos y vehículos detrás de mí se detuvieron y las personas empezaron a bajar de sus vehículos viendo la imagen de una nube de gas y siete policías muertos por mi culpa. Por haberlo perseguido.
No quería seguir viendo la escena, volví a subirme a mi moto, volví por donde vine, mis pensamientos me sacaron de la realidad.
¿Quién sería el enmascarado? Entiendo que quiera vengarse, pero ¿por qué matar a tantas personas? El incendio, el secuestro, la traición, y ahora esto. Sin duda esa persona me odiaba y quería que yo sufriera, pero al parecer no de manera física.
Salí de mis pensamientos en cuanto me di cuenta que llegue a la estación de policía. Sorprendentemente la estación estaba completa, no estaba derrumbada ni nada, estaba intacta. Me dirigí confundida hacia la oficina de Ana y ahí estaba ella, buscando algo en su escritorio.
—Hasta que al fin, ¿Dónde estabas?
—En donde tú deberías haber estado, persiguiendo al enmascarado.
—Estaba evacuando los edificios, la bomba estaba en ambos lugares, pero la de aquí era una bomba falsa, fue solo para distraernos.
—Estábamos por un túnel y el tiro un gas tóxico que mató...
—Lo sé, mató a algunos policías —dijo con cierto pesar.
—Ellos murieron por mi culpa.
—No. Los oficiales conocen el riesgo que implica estar en este trabajo. Además no fuiste tú quien les arrojó un gas tóxico.
—Pude haber hecho algo más —ella se acercó a mí y colocó sus manos sobre mis hombros.
—¿Estás bien?
—¿Dime, cómo debe estar una persona que acaba de perder la única oportunidad de atrapar a ese infeliz?
—Esto no acabará aquí, pero eres valiente y no le temes al peligro.
—No me conoces, no sabes nada de mí.
—Entonces déjame conocerte.
—¿Disculpa? —pregunté confundida.
—Estaremos un tiempo trabajando juntas, así que no sería bueno que nos lleváramos mal ¿no crees?
—Solo no me digas que hacer y estaremos bien.
—Será mejor que empecemos a buscar alguna pista, revisar las cámaras por donde fuiste, tal vez encuentre algo —ella se sentó en su escritorio y empezó a buscar algo en su computadora.
—¿Y las familias de los oficiales?
—Tengo a alguien que se encargará de darles la noticia, tranquila.
—No te ofendas, pero si vamos a investigar aquí será muy difícil si alguien entra y nos interrumpe todo el tiempo.
—Si quieres podemos ir a mi casa e investigar mejor —me ofreció de manera dulce.
La verdad no tenía motivos para ir, pero al ver que tanto yo como ella, teníamos que cooperar, acepté de mala gana.
Todavía no entiendo que quiso demostrar el enmascarado, pero dudo que haya derrumbado ese edificio por casualidad.
Él quiere que yo vea algo, que regrese a mis orígenes, pero no entiendo qué tiene que ver el derrumbe de un edificio con mis orígenes.
Nada de lo que él hizo hasta ahora tiene sentido, nada.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top