Capítulo treinta y tres: Libertad
Sigo absorta ante el descubrimiento que está frente a mi. Son iguales, solo cambia el género, sacando eso, son exactamente una copia del otro, solo que Kaden tiene varias cicatrices en el pecho, en el abdomen y en los brazos.
El ojiazul ayudó a Rachel a levantarse del suelo y ambos se abrazaron como si hace siglos no se hubieran visto.
—Ten —Rachel se sacó la campera de media estación que tenía y Kaden la tomó.
Él se la colocó haciendo unas muecas de dolor. Lentamente me acerqué hacia ellos y pude notar como Kaden tenía algunos moretones y algunas cicatrices recientes.
—¿Quién fue? —preguntó ella.
—No es nada, Rachel —suspiró.
Ambos me miraron, lentamente bajé el arma y miré a Rachel.
—Al menos mi cuñada es linda —Rachel le dio un codazo—. Solo era para aliviar el ambiente, ella no entiende nada. Además soy gay, recuérdalo, sis.
—No soy tu cuñada... —ella se acercó a mi.
Lentamente tomó el arma que yo tenía y la dejó en el suelo. Sus manos tomaron las mías y me miró a los ojos.
—Sé que estás confundida, prometo que luego te explicaré todo —acercó sus labios a mi frente y dejó un pequeño beso.
—No quiero arruinarles el momento de reconciliación —interrumpió y se acercó a nosotras— pero los demás pueden venir y no quiero que también te atrapen, sis —colocó su mano en el hombro de Rachel.
—¿Sis? —pregunté confundida.
—Sister es hermana en inglés, pero yo le digo sis, aunque recuerdo que cuando éramos pequeños yo le decía ojitos de cristal.
—Un apodo tonto, que viene de un hermano tonto —bromeó.
—Es una copia tuya, solo que masculina —le dije sin poder creerlo.
—Solo que soy más lindo.
—Más tonto, querrás decir —él rodó los ojos.
Kaden tomó el cierre de la campera y se lo subió hasta el cuello, parecía que tenía frío y que hace varios días que no comía, ni se bañaba, se le notaban demasiado los huesos y era notorio que estaba un poco sucio, en especial sus pies. Al igual que el hombre muerto que estaba con Rachel, tampoco tenía algo que los cubriera.
—Tengo que irme, ojitos de cristal —los ojos de Rachel se pusieron llorosos y lo abrazó muy fuerte con la intención de no dejarlo ir.
—Prometo sacarte de ahí, solo aguanta unos días más y cuando puedas me buscas, ¿sí? —se separaron del abrazo.
—Sé el camino a la mansión, gracias, sis.
—¿La mansión? —de pronto recordé cuando Rachel había perdido su collar y culpaba a Ana de habérselo llevado— ¿Tú tomaste el collar que tiene un dije de flecha? —asintió.
—Era la única manera de que Rachel comprobara que fuera yo, ese collar se lo dio nuestra madre antes de... —bajó la vista y no tuvo el valor de completar la frase.
Rachel sin previo aviso lo volvió a abrazar y le dio un beso en la cabeza.
—Mejor váyanse.
—¿Y ellos? —señalé a los hombres.
—Yo me ocupo, ustedes váyanse, en serio —él me guiñó el ojo con una pequeña sonrisa de ternura.
Este chico me confunde, primero le torció el cuello a un hombre como si fuera algo de todos los días, luego nos salva y se comporta como si estuviera feliz de haberme conocido y de ver a Rachel otra vez.
Teniendo en cuenta que es su hermano mellizo y hermano de Tatiana, no me sorprende que sea frío a la hora de asesinar a alguien.
Rachel me tomó de la mano y antes de irnos tomé el arma por las dudas. Caminamos por el bosque sin rumbo, o al menos eso creía, ya que Rachel no decía nada.
Durante la caminata ella tenía la mirada en el suelo, no se atrevió a mirarme ni una sola vez. Creo que tiene un poco de recelo por como puedo reaccionar ante este gran secreto que ella me ocultaba.
No iba a mentir, me molestó un poco que no me lo dijera, ya que podría haberla ayudado, pero también entiendo que tenía miedo y tal vez no sabía qué hacer. Además yo nunca antes le había mencionado a Oliver o a Shera.
Llegamos a la cabaña que estaba en la computadora de Rachel y ahora entendí que ese punto rojo que se movía. era Kaden.
Subimos unos escalones de madera, al igual que toda la cabaña antigua y ella abrió la puerta de madera, al entrar ella prendió la luz y Katar giró asustado.
—Que bueno que la encontraste, ya me estaba preocupando.
—¿Qué haces aquí, Katar?
—Vine a ayudar a Kate, aunque por la cara de confundida que tiene creo que me perdí de algo.
—¿Podrías dejarnos a solas? Tengo que hablar con ella sobre algo —él asintió.
Caminó hasta unas escaleras que estaban un poco llenas de polvo al igual que todo el lugar y las empezó a subir. Observé mejor la pequeña cabaña y me dirigí hacia la cocina, allí había una mesa y me senté, esperando una explicación.
—¿Estás enfadada? —negué con la cabeza.
—Ahora lo entiendo todo, Rachel —recordé la vez que fuimos al cine y vimos una película—. Cuando fuimos al cine aquella vez y vimos La quinta ola, ¿salimos de la sala por qué no soportabas ver como Cassie se alejaba de su hermano y eso te recordaba a Kaden? —asintió.
En silencio ella se sentó a mi lado, cerró los ojos y suspiró.
—No sé por dónde empezar...
—Puedes empezar con el origen de todo. Desde el día en que tus padres murieron —solté con un poco de miedo, ya que sabía que ese tema le dolía.
—Cuando fue mi primer secuestro, los cinco habíamos salido a tener un día familiar, Tatiana, Kaden, mis padres y yo. Todo iba bien hasta que unos hombres que se especializaban en robar niños para luego venderlos como esclavos a gente de alto nivel, nos atacaron, uno de ellos mató a mi padre, mi madre murió por intentar salvar a Kaden. Tatiana no sabía qué hacer y terminó salvándome a mí, mientras que esos hombres se llevaban a mi hermano —suspiró—. Luego de eso Tatiana asumió el trono por ser la mayor, realizó varias búsquedas por toda la isla y la ciudad, pero jamás lo encontraron.
—¿Cómo lo encontraste? —pregunté sin entender.
—Estuve enojada con ella por mucho tiempo porque no fue capaz de encontrar a mi hermano. Ella no era mi hermana, era mi hermanastra, su madre había muerto y nuestro padre luego se casó con mi madre, pero debí de imaginar que a su manera, Tatiana estaba sufriendo. Se había quedado sola en el mundo con una enorme responsabilidad. Por eso entrené día y noche para ser lo suficientemente capaz para encontrar a Kaden. Con el tiempo el corazón de Tatiana se endureció y me empezó a culpar por la pérdida de nuestros padres y de Kaden, fue cuando empezó a maltratarme verbal y físicamente.
—Nunca entendí por qué no hacías nada en contra de eso.
—Tatiana se volvió una mujer tan fría como el hielo y yo me volví la mejor para cobrar venganza por mi hermano. Derek lo sabía y me ayudó en varias ocasiones a buscarlo cuando vinimos a la ciudad, me costó mucho encontrarlo y Tatiana siempre pensó que él estaba muerto. Tu hermano me encontró en la ciudad y dijo que podría ayudarme a encontrarlo. Fue entonces cuando te conocí —sonrió—. Cambiaste mi vida y me hiciste ver que no era un monstruo, intenté buscarlo por mi cuenta cuando vivíamos juntas, pero fue entonces cuando Oliver dijo que debía matarte y me rehusé.
—Y por eso tardaste en encontrar a Kaden...
—Sí. Luego él robó mi collar para probarme que era a quien estaba buscando, cuando supe quienes eran los que mantenían preso a Kaden, supe que no podría decírtelo y no tienes idea de cuanto me dolió, Kate —fruncí mi ceño.
—¿Quíenes son?
—Son extranjeros y fui a amenazarlos diciendo que mataría a su hijo, pero en ese entonces no sabía quién era. Poco después descubrí que era Vanlo, busqué ayuda y el hombre que murió en el bosque, era amigo de Kaden, era como él.
—¿Los padres de Vanlo? ¿Ellos trafican niños? —asintió.
Quedé aún más absorta ante su historia y ahora podía entender muchas cosas. Entendía porque nunca me había dicho nada, todo este tiempo creí que ella me odiaba, que me quería muerta o quería verme sufrir, pero ella solo luchaba por encontrar a su hermano.
—Tenemos que decirle, él podría... —en ese instante un pensamiento pasó por mi cabeza.
Mientras Rachel era capaz de todo por su hermano, yo solo fui capaz de olvidar a Oliver y tomarlo por muerto. Tal vez sea eso, tal vez sea eso la causa de todo esto.
—No, no quiero que tú o los demás estén involucrados en esto... ¿Qué sucede? —preguntó al darse cuenta de mi silencio.
—Tú diste todo por tu hermano y yo solo lo abandoné, tal vez Oliver quiere que mi pasado vuelva y que sufra, así como sufrió él todos estos años.
—Ey —colocó su mano sobre la mía— no te culpes, tú no sabías que estaba vivo. No podemos saber que hay en su retorcida mente, no puedes culparte por todo —hizo una leve caricia en mis nudillos con su dedo pulgar.
—Perdón por todo...
—Perdóname tu por no haberte dicho, debí pensar que serías capaz de manejar esta situación —me dio una sonrisa cálida.
—¿Estamos bien? —asintió.
—Puedo preguntarte algo sobre... Ya sabes, ese día... —me referí al día en el que sus padres murieron, secuestraron a su hermano y su hermana la salvó a cambio de un precio muy grande.
—Claro.
—Derek mencionó una vez que eso sucedió cuando eras una niña, ¿Qué edad tenías?
—Teníamos ocho años y Tatiana dieciocho. ¿Qué edad tenías cuando todo sucedió? —se refirió a esa noche en específico.
—Doce años y mi compañera de crimen, trece.
—¿Sabes que soy dos años mayor que tú? —dijo con orgullo.
—Sí, ya estás vieja —sonrió mientras negaba con la cabeza.
—¿Quieres saber algo más?
—¿Hay algo que debas decirme y que no sepa? —soltó una pequeña risita.
—No vayas a enojarte, ¿si? —asentí—. Tengo una casa y solo vivo en la mansión porque quiero cuidarte y no podía dejarte sola en el estado en el que estás.
No sabía cómo responder a eso. Todo este tiempo ella pudo haber estado en su casa, sin nuestras peleas, sin los momentos incómodos y sin pelear con Ana. Rachel estaba dispuesta a soportar todo eso, con tal de saber que estaba bien
* * *
Los días pasaron y las cosas entre Rachel mejoraron, no somos novias, pero tampoco enemigas, digamos que ahora somos buenas amigas. Aunque de vez en cuando ella me dice alguna indirecta.
Rachel me contó que pudo hablar con Kaden y le dijo exactamente lo que debía hacer para que pudiéramos dejarlo libre de esa maldita vida, también le dijo que él pelearía en un lugar clandestino. Habíamos ideado un plan, pero para ese plan se necesitaba a tres personas, Rachel, la Señora Nora y yo.
Contacté con la Señora Nora por medio de una carta que ella me dejó en la mansión la misma noche en la que conocí a Kaden. Me había dejado su número de teléfono para que la llame en caso de una emergencia y esta era realmente una emergencia de urgencia.
Luego de un día entero de trabajo y de aguantar los comentarios homofóbicos de Liam, Rachel me vino a buscar ya que dijo que me llevaría a su casa para repasar el plan junto a la Señora Nora y para que yo ya no tuviera motivos para desconfiar de ella.
La casa de Rachel era la típica casa americana, las paredes eran de color beige, las puertas y los marcos eran de color blanco y el suelo era de un color marrón madera oscuro, su mesada era de mármol y su pequeño jardín era muy lindo.
—¿Cómo está Kaden?
—Tiene muchas heridas, temo que su cuerpo no resista —contestó con tristeza en su voz.
—Kaden aguantó todos estos años solo para verte, aguantará unas horas más —le di una cálida sonrisa.
—Extrañaba esa sonrisa —murmuró rápidamente para que no pudiera oírla, para su desgracia, la escuché muy bien.
Lentamente me acerqué a su rostro y le di un pequeño beso en su mejilla, eso hizo que se pusiera colorada, algo que en lo personal siempre me pareció tierno de su parte.
—Te volviste muy atrevida —sonrió.
—Era algo que tenía guardado hace mucho —se acercó más a mi, específicamente a mi oído.
—¿Y qué más te estás guardando, forastera? —susurró de manera pícara.
No iba a contestar a su pregunta pervertida, era notorio el doble sentido. De pronto escuchamos el timbre y Rachel suspiró. Probablemente era la Señora Nora y le agradecía haber llegado justo en ese momento, no sabría qué hacer.
—Debe ser la Señora Nora, iré a abrirle —susurró.
Atravesó la cocina y se dirigió hacia la puerta. Al abrirla vimos a la Señora Nora con un vestido muy elegante, al igual que las joyas que portaba, en su mano izquierda traía un bolso de color negro, que parecía contener cosas adentro.
Rachel la invitó a pasar y la señora de cabello blanco vino a abrazarme con una enorme sonrisa.
—Te extrañé —oí como Rachel cerraba la puerta de la casa.
—Gracias por ayudarnos con esto —nos separamos del abrazo.
—Hablando de eso —ella apoyó el bolso en una de las banquetas de la cocina—. Esto puede ayudarnos —se apartó del bolso.
La ojiazul y yo nos miramos confundidas y lentamente lo abrí hasta que vimos unas latas de cerveza. Rachel estaba muy confundida, pero yo sabía que era exactamente esas latas.
—¿Lo recuerdas? —sonreí.
—Claro, la receta vieja de la familia —la ojiazul levantó la vista.
—¿Receta? —la ojiazul frunció el ceño.
—Sí, un viejo truco que mi padre me enseñó. Las latas de cerveza son solo una distracción, dentro de ellas hay una pequeña cápsula que contiene niebla y la cápsula es activada con un botón.
—Exacto, creí que sería una buena manera de infiltrarlas en la pelea.
—¿A qué hora pelea Kaden? —pregunté mientras cerraba el bolso.
—A las diez de la noche, debemos estar allí antes. Él ya me pasó la dirección, solo debemos ir
En el lugar clandestino que nos mencionó Rachel, es un lugar en donde mafiosos o personas realmente peligrosas van a apostar por quien gana. Está el campeón, que es Kaden y su oponente, siempre tratan de poner a alguien mejor que él para que muera, pero lo que más me impresiona de Kaden es que fue capaz de soportar eso todos estos años, tan solo para volver a ver a Rachel.
Por eso esta noche debe ser perfecta.
Los mafiosos suelen usar trajes o vestidos elegantes, por eso la Señora Nora vino con un vestido negro que tenía un escote en V y los brazos descubiertos por una manga que le llagaba hasta la muñeca, algo simple, pero era mejor no llamar la atención.
Parece que Rachel no entendió eso, ya que se puso un vestido de color negro con un escote muy abierto, sus brazos estaban descubiertos, el vestido tenía una abertura en una de las piernas, haciendo que esta resalte. El vestido era tan largo que se arrastraba por el suelo.
No voy a mentir, se ve realmente hermosa, bueno, más que de costumbre. Ella tenía su cabello recogido hacia el lado derecho, dejando que en su lado izquierdo, el hombro y la clavícula estuviera descubierta. Algo que en lo personal es muy sensual.
—Kate, no tenemos tiempo para limpiar el suelo sucio por tu baba —susurró la Señora Nora y me di cuenta que no había despegado mi mirada de Rachel.
Esta noche no se trata de eso, concéntrate.
* * *
La Señora Nora condujo todo el camino hasta la dirección acordada. No pude evitar ver que Rachel estaba tensa y nerviosa, intenté calmarla, pero no funcionó. Era normal que estuviera así, pero sé que eso no es lo único que la aflige.
La Señora Nora excedió el límite de velocidad para acabar con esto rápido, ya que sabía cómo era la vida de las personas como Kaden, eran como esclavos para lo que sus amos o compradores quisieran.
Para ser franca, también lo sabía, la mayoría no aguanta una pelea porque muere en el intento y las cicatrices que Kaden tiene en todo el cuerpo, confirma que él es una fortaleza.
La Señora Nora estacionó, bajó del auto y Rachel suspiró.
Lentamente dirigí mi mano a la suya y empecé a acariciarla, eso siempre la calmaba. Levanté la mirada y vi en sus ojos un miedo que nunca había visto, estaba aterrada por todo lo que sucedería.
—Entrené toda mi vida para esto... Pero tengo mucho miedo —cerró los ojos con fuerza.
—No tengas miedo, Rach. Sé que no puedo decirte algo que te calme, pero tienes que confiar en nosotras. La Señora Nora y yo sabemos como tratar con personas así, tienes un plan perfecto y Kaden está al tanto de todo. Debemos ser fuertes por él y yo estaré para ti, sin importar que —le di una cálida sonrisa.
—¿Y qué sucederá luego de esta noche?
—No lo sé, luego nos ocuparemos de eso.
—Me refería a nosotras...
—Rachel... Ya te lo dije, moriré y te ayudaré en lo que pueda.
—Hay una cura —soltó—. Y Kaden la tiene.
—¿Qué? ¿Cómo es posible? Kan dijo que la cura es una flor.
—Los que mantiene a mi hermano en esa vida trabajan con esa flor, también es usada para mezclarla con la droga, la droga se llama Hallucination—X, la flor mezclada con otros químicos forman esa droga que con el tiempo es letal, pero el líquido que desprende la flor es capaz de salvarte de ese veneno. Cuando se lo conté a Kaden dijo que él podría conseguir la cura para su cuñada, aunque eso le costara la vida.
—Kaden parece un chico agradable, no lo conozco, pero su fuerza es admirable —ella sonrió.
—Lo es —me acerqué un poco a ella.
Al acercarme le di un pequeño beso en la frente con el fin de tranquilizarla, no buscaba nada romántico o algo por el estilo. No era momento para eso, sino que era momento de la acción.
—Gracias, forastera.
—Ahora vamos, que tu hermano nos espera —abrimos las puertas del auto al mismo tiempo.
Nos bajamos y noté que estábamos en un club de mala muerte, lleno de grafitis, personas besándose como si estuvieran solos y personas drogándose con Dios sabe qué. Nos acercamos a la puerta y ambas me miraron.
—Por favor, encuéntralo —me pidió la ojiazul.
—No te preocupes, todo saldrá bien.
—Por si necesitas refuerzos —ella me dio una daga con el mango de cuero de color negro, con el símbolo de un escudo, sobre ella había una espada con llamas de fuego sobre ella y a su alrededor.
Rachel hizo de su mano un puño y tocó tres veces la puerta de metal.
Les di la espalda y caminé por el callejón oscuro que estaba a la vuelta de la acera, en donde había una puerta de color negro, que era para que los empleados de allí entraran. Golpeé la puerta dos veces y un hombre alto y musculoso me abrió.
—¿Contraseña?
—Rojo y negro —el hombre asintió y se hizo a un lado para dejarme pasar.
Entré con cuidado al lugar y las múltiples luces de colores me cegaron los ojos. Sacudí mi cabeza y me percaté que había un olor nauseabundo a droga y a cigarrillo. El lugar estaba repleto de mafiosos que alguna vez había visto gracias a las reuniones de mis padres.
El plan era que la Señora Nora distrajera a los mafiosos que tienen preso a Kaden mientras que Rachel se infiltraba como una mafiosa novata y yo lo vería en las celdas. Ella quería ver a Kaden antes de la pelea, pero era muy fácil darse cuenta que son hermanos, por eso me ofrecí a ser yo quien se infiltre en las celdas de los luchadores y verlo.
La ropa que las empleadas debían usar era horrible, era un short de cuero muy ajustado, un top de cuero con escote en V, que era sujetado por unos cordones de cuero y dejaba ver mucho los pechos. Me sentía como una prostituta, pero tenía que hacer esto.
Algunas personas me miraban con lujuria y yo solo podía sentir ganas de vomitar, pero me repetía mentalmente que esto no era nada comparado con lo que Kaden vivía así que no era tan malo. Me dirigí hacia la cocina y pedí que me dieran una bandeja con comida para el campeón.
El cocinero que no paraba de verme es escote, solo le faltaba babear, me dio una barra de pan y un vaso con un poco de agua. Si Kaden comía esto todos los días, era imposible que estuviera bien alimentado y eso explicaría su desnutrición.
Salí de la cocina y el cocinero había mencionado que debía bajar las escaleras que estaban cerca de la cocina y bajar. Allí, bajo el intenso ruido de la música y las personas, se encontraban los esclavos, como ellos los llaman.
Bajé las escaleras y en la puerta que me daba acceso al pasillo de las celdas, un hombre de estatura normal me abrió la puerta. Caminé por todo el pasillo hasta que encontré a Kaden, quien estaba sentado contra la pared, sus piernas estaban estiradas, su cara estaba lastimada y parecía que no aguantaría mucho más.
—Oye, mocoso —él frunció el ceño y levantó la vista, furioso.
No le debe gustar que lo llamen así.
Al verme una pequeña sonrisa se formó en sus labios y lentamente se acercó a las barras que nos separaban.
—Hola, cuñada —susurró.
—¿Qué te hicieron? —pregunté al notar un moretón morado en su ojo y varios cortes recientes sobre su pecho.
Él no dijo nada, de su pantalón azul oscuro saco un tubo de sangre con un líquido de color violeta. Por entre medio de las barras me dio el tubo y entendí que esa era la cura que Rachel había mencionado.
—Fue porque me metí en su laboratorio de droga —sus ojos se desviaron a la bandeja que tenía en mi mano y se relamió los labios al ver el pan.
No dudé ni un segundo y se lo di, rápidamente empezó a comerlo y entendí que hacía días que no comía algo y el pan solo no era nada. Le di el vaso de agua y él se la tomó toda.
—Debes irte, la pelea comenzará dentro de poco, cuñada.
—Me iré, pero deja de llamarme así. Estamos muy nerviosas por hoy.
—Lo haría, si supiera que tú no te mueres por mi hermana y viceversa. Ahora ve antes de que sospechen —suspiré, por qué no quería dejarlo en ese estado.
Con recelo de lo que podría sucederle, me fui del pasillo de las celdas y me dirigí escaleras arriba. Allí encontré a Rachel hablando con un hombre que no paraba de mirarla con lujuria y no sé por qué, pero eso me produjo un nudo en el estómago.
En la otra punta del lugar estaba la Señora Nora y curiosamente vi una lata de cerveza sobre un mueble, asumí que había más latas de cerveza por otros lugares que no llegaba a ver por todas las personas que había. Estas personas están tan sumergidas en sus mundos, en las drogas, alcohol, las apuestas y la lujuria, que nadie sospecha nada.
Faltaban siete minutos para las diez y varios hombres estaban pidiendo que todos formaran un círculo para que el campeón y su contrincante pudieran pelear enfrente de todo el mundo.
Al principio creí que sería como una pelea de boxeo, porque si bien sabía que existía esto, no sabía cómo se ejecutaba.
No tardaron mucho en traer a Kaden y a un chico que estaba mucho mejor alimentado que él, era fuerte y se notaba que tenía una fuerza extrema. Las personas apostaban por Kaden, alias el campeón y por ese hombre, alias Hércules.
Team campeón por siempre.
Rachel sonrió al verlo, pero tuvo que disimular esa sonrisa con una mirada malévola, para que nadie sospechara. El hombre dio inició a la pelea dándole un puñetazo al ojiazul en una de sus heridas.
Y así inició una pelea de puños, gritos, dolor y sufrimiento. Ellos sufren para que el resto goce de eso. En un momento Kaden perdió la estabilidad y de un golpe cayó al suelo, cerca de Rachel.
Su rostro se puso colorado por los nervios de que él perdiera la pelea, porque aquí la única manera de perder es muriendo o que te quiebren alguna parte del cuerpo.
Rachel lo alentó, le dijo que tenía que seguir, así como algunos le decían que se levantara y siguiera. Con dificultad él se levantó y su semblante cambió, como si hubiese recordado algo que lo lastimó mucho, pero a la vez que le diera la ira necesaria para poder luchar.
No estoy segura, pero creo que recordó todo el daño que sufrió todos estos años y eso le dio la fuerza suficiente para desquitarse, ya que esa ira era por el daño que le hicieron ciertas personas.
Lo sé porque yo sentía esa ira, la he sentido hasta hace poco.
No sé en qué momento sucedió, pero Kaden derribó al hombre y empezó a golpearlo en el rostro, primero salió mucha sangre, luego el hombre empezó a gritar y muchas personas alentaban a Kaden, luego, él le pegó tan fuerte, que se le salió un diente.
Fue entonces cuando Rachel y yo nos miramos con preocuación cuando Kaden no paraba de golpearlo, parecía que la ira lo estaba controlando. Dirigí mi vista hacia la Señora Nora y en su mano tenía un pequeño aparato, el cual ponía en funcionamiento la cápsula de la niebla.
De pronto la niebla comenzó a hacerse presente y todo el mundo empezó a toser y a no ver nada, lentamente me acerqué a Rachel y juntas fuimos hacia el ojiazul, para llevárnoslo. Algo que no esperaba, era que las luces se apagaran, dejando una luz muy leve para ver, pero la niebla se encargó de que nadie interfiriera con nuestro plan.
Caminamos por todo el lugar muy rápido y luego oímos unos gritos que provenían de las escaleras de abajo.
—Vámonos antes de que los demás suban —nosotras lo miramos confundidas.
—¿De qué hablas, muchacho? —preguntó la Señora Nora.
—Mis compañeros intentarán huir, abrí sus celdas y ellos seguirán su camino, Eso nos servirá para mezclarnos entre los demás.
—Vámonos —oímos como los gritos estaban más cerca.
Corrimos por un pasillo y luego encontramos la puerta de color negro por la cual había entrado. Al abrirla oímos algunos gritos que venían de la sala de peleas, Kaden quiso volver para ayudar a sus compañeros de celdas, pero Rachel no se lo permitió porque solo nos retrasaría.
Kaden puso un pie afuera de ese lugar maldito y un charco de agua lo hizo fruncir su ceño.
—Se siente bien volver a salir —miré su abdomen desnudo y vi que salía un poco de sangre y que una herida se estaba abriendo.
—Corran —dijo la Señora Nora al notar que un hombre venía en nuestra dirección.
Rachel tomó de la mano a su hermano y los cuatro empezamos a correr por toda la acera, sin importarnos la mirada de los demás. La Señora Nora abrió la puerta del auto para poder manejar, ayudé a Rachel para que Kaden entrara lentamente, sin que la herida empeore y ambas entramos al auto. Yo iba en el asiento del copiloto y los hermanos Doson iban atrás.
—En el baúl hay una manta, úsala para que la herida del muchacho —dijo mientras manejaba.
Rachel se dio la vuelta y empezó a buscar la manta, mientras Kaden hacía una mueca de dolor. Cuando encontró la manta la colocó en la herida del abdomen e hizo presión, para tratar de detener el sangrado. Con suerte no tardaríamos mucho en llegar a la clínica.
—Iremos a la clínica de Kan —la ojiazul frunció el ceño.
—¡No quiero involucrar a más personas en esto! —exclamó asustada.
—¿Acaso crees que esa herida puede ser tratada por alguna de nosotras? Kan guardará el secreto, tranquila.
—¿Quién es Kan? —preguntó.
—Un amigo que te ayudará a tener una vida normal y subir de peso, estás muy delgado.
—Claro y tú muy enamorada, cuñada —río con un poco de dolor.
¿Quién diría que el hermano mellizo de Rachel tendría un buen sentido del humor? No se parece en nada a Tatiana, aunque en algunas cosas, como dejarse llevar por sentimientos negativos, como la ira, son iguales.
Es difícil creer que perdimos a Firox y ahora tenemos a Kaden, de haberse conocido se hubieran llevado bien. Lo importante es darle la atención que necesita y estar ahí para Rachel.
Sé que más tarde o más temprano Ana sabrá sobre Kaden y si no soportaba a Rachel, dudo que a su hermano sí.
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