El demonio y la doncella:

"―¿Sir? - Habló por fin la damisela de largos cabellos y labios temblorosos. Era el temor, así como cierta fascinación que resplandecía en la profundidad de sus pupilas al observar a la criatura que tenía frente suyo. Avanzó con timidez un paso para acortar la distancia entre ambos, emergiendo desde las sombras brindadas por la guardia de las altas copas de los árboles.

―¿Si, querida? -inquirió Asmos. Ella era aún pequeña, una joven adolescente cuya estatura era, y probablemente sería notablemente inferior a la suya, que le ganaba con facilidad por casi uno y la mitad de un pie. Tuvo entonces que bajar la cabeza para así poder establecer el contacto visual con la pequeña dama.

―¿Es que a caso vos porta ese sagrado linaje demoniaco de las aves del oriente del mediterráneo, no es así? - A pesar de la intimidante, como majestuosa figura, ella intentaba mantener la calma y compostura: Se apretaba por un instante su lengua, perdida entre la belleza de la blancura de su plumaje y los mechones plateados que se colaban con rebeldía de las trenzas con las que Asmos había acomodado su blanca melena.

―Posiblemente, cariño ¿Vos qué creéis? -Respondió en tono irónico. Era la mofa y la picardía lo que podía resplandecer en el amatista de sus ojos.

―Dicen que luego de la gran guerra de las runas, después de la muerte de Mogul y la derrota de la bruja Morgana, todos sus servidores, demonios como guerreros fueron aniquilados por los heraldos de Briggit. - comentó la doncella. Por un momento bajó la mirada, observando con mayor detalle aquellas afiladas garras y sus largos dedos. Eran pequeñas escamas similares en muchos aspectos a las de un reptil en varias partes de su cuerpo; a los costados de los pómulos, extendiéndose hasta las cienes, avanzando desde la nuca, bajando por la espalda hasta el cocis, yendo por los brazos, parte del abdomen, pectorales y continuando hasta la pelvis, deslizándose por los muslos, siendo cubiertas por las plumas que comenzaban a crecer bajo los hombros a mediados del ante brazo y aumentaba gradualmente, tenía más de estas en la espalda además de las de sus alas, según se alcanzaba a ver;

Apreciaba también la anchura de sus hombros y la musculatura de sus brazos, pecho y piernas, estas un poco peculiares, pues sólo el torso y hasta la mitad del muslo eran de apariencia similar a la humana, más en lugar de piernas eran como las garras de un águila. Sólo que más anchas y aparentemente más fuertes. Se sentía abrumada en todo sentido.. aterrada como maravillada a la vez.

―No, sólo fueron desterrados a los confines del tártaro, a otros simplemente se les obligó a retroceder a las montañas, bosques y los mares, otros más exiliados de las antiguas tierras de Assur y Mesopotamia. Todo por una farsa de los rosales, pues acuden en secreto a nosotros y ofrecen sus cuerpos, sus vidas y almas, bajo precio por nuestro silencio, fue gracias a la misma ramera de Mogul que les cedió el dominio sobre Macedonia a lo Annuvianos y Oblionianos.

―¿Me permite confesaros algo?

―No veo por qué no... - Contestó el demonio de manera afirmativa. Su voz era grave y varonil, suave y pausada, pero con una ligera tonalidad gutural.

―Siempre anhelé ver a un thoron, un angel o a una arpía. - Afirmó ella.

―¿En verdad? ¿Por qué? - Interrogó Asmos, expresando cierta curiosidad, así como cierta extrañeza en sus hermosas y afiladas facciones, una sonrisa entonces fue dibujada en sus labios.

―Los relatos y canciones dicen que son hermosas criaturas aladas de gran belleza y sabiduría. Me gustan porque pueden volar, donde sea que estén con tan sólo extender sus alas pueden ir a donde quieran.... Muy lejos de aquí. Me gustan porque son libres como el viento que viene del norte. Dicen que su corazón es salvaje y su alma es indomable como las olas del mar, que son de trato cruel y despiadado, que pueden matar a quien sea y lo que sea que intente ofenderlos o hacerles daño, y que de las pieles de sus enemigos están hechos sus ropajes, que cambian de rostro como cambian sus ropas - Era el fulgor de la juventud lo que resplandecía en su apacible y agracial rostro; La belleza de primavera en su cara y los ardores del verano en sus huesos, a la vez escalofríos invernales recorrían la delicada figura de la muchacha, cubierta por sus vestidos y largos cabellos obscuros, que justo bajo la luz del sol parecían ser rojizos, o tal vez rubios... No era algo que su acompañante estuviese seguro del todo.

―Ya veo...

―Nada me haría más feliz que apreciar a una, aunque fuese de lejos.

―Bueno, catorce años de vuestra vida habéis estado recluida en el castillo y no habéis conocido más que esté mugroso pueblo. No ha habido siervo que haya complacido vuestras necesidades o exigencias, imagino que os complacería mucho conocer y experimentar cosas nuevas... - Bromeó, haciendo cierto énfasis en su última frase, acentuando el albur en su respuesta.

―He visto más cosas de lo que muchos creen, mi señor. - Por fin se había armado de un poco más de seguridad en ella misma, atreviéndose por fin a desafiar al demonio que tenía frente suyo.

―¿Ah, sí? ¿Qué habéis visto? - Más fue el valor que se le esfumó tan rápido como llegó al ver a Asmos acercarse a ella e inclinarse. La dama palideció por un instante al sentir el filo de las garras sobre su cuello, la obligaba verle, a levantar la mirada con toda intención de intimidarla.

―He visto guerras, aunque no en todas se lanzan golpes directos, son duelos de astucia, poder y ambiciones. Rostros radiantes, pero corazones putrefactos, dicen amarme... Yo sé que no es así, preparan a espaldas mías sus dagas, sus lanzas, sus mofas e injurias, no soy para ellos más que una simpe pieza y se me trata aún peor que si fuese una esclava, y miento... Sonrío y digo que les quiero, miento al llamarlos amigos, miento como ellos. ¿Usted ha visto algo así, mi señor?

―Tal vez, os diré lo que he visto, My lady; La gente habla sobre la valentía en el campo de batalla, morir con honor en una, pero son simples mentiras, uno puede ver el miedo, la desesperación o incluso el hambre de ver la sangre derramarse bajo sus pies. Si eso es honor, cariño... Realmente los humanos ansían con demasía el derramamiento más de sangre... - Aquella sonrisa no tardó en convertirse en una extraña, como de cierta manera aterradora mueca torcida que simbolizaba su desprecio.

―Por favor, contadme más sobre vos y las guerras de los reinos antiguos. -pidió ella.

―Bueno, ¿Dónde me quedé?.. - Hizo entonces una pausa ―No hubo rey humano conocido antes que Nim-Rhod, el primer señor de Sumeria, si tan sólo alguien lo pudiese recordar. La primera mujer humana en reinar de forma independiente fue llamada como Hatshepsu, un antiguo faraón de lo que actualmente conocen como Alejandría. Pero hasta ahora no hay rey o reina que haya concebido mayor gloria en tan poco tiempo, ese título lo tuvo el conquistador de Macedonia, joven señor de los cuatro reinos del mediterráneo...Tenía casi vuestra misma edad cuando conquistó las regiones del sur y sólo un poco más que la de vos al morir...."

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------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------ //curiosidades:

Nim-Rhod si existió en la vida real e históricamente es el primer rey humano registrado hasta ahora en la historia.

Hatshepsu, fue la primera mujer faraón de Egipto, la primera mujer en la historia en reinar sin un hombre hasta ahora conocida o mencionada en registros conocidos, (puede haber más antiguas que ella).

El emperador de los cuatro reinos a los que Asmos se refiere: Macedonia, Mesopotamia, Media y Persia es Alejandro Magno, el conquistador más joven de la historia; tenía 16 años cuando el conquistó esos reinos, conocido como el más grande logro militar de la historia y con alguien tan joven, pero murió a los veinte o veinticinco años, murió muy joven por envenenamiento (creo), pero le sobrevivieron 4 generales que luego de morir se proclamaron los reyes de esos cuatro reinos (que yo sepa, la descendencia de Alejandro Magno fueron asesinados para que nadie pudiese reclamarse heredero al trono y cosas de golpe de estado).

-Los Thondor, es el nombre con el que se le conoce a las águilas creadas por Manwë y Yavanna dioses de la mitología Tolkiana, su pronunciación, como ya algunos sabrán, es "Zondor", ya que la "Th" en idioma élfico (mismo que fue creado por J.R Tolkien) le da la pronunciación de la letra "Z"

Dedicatoria;A mis amigos; Henry, Lucas, Leandro y Sharon.

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