Capitulo 45- Así lo decidió
Anna había dormido todo lo que quedaba de la noche sin poder recordar que había pasado, tenía la terrible sensación de haber sufrido lagunas mentales. No tenía ninguna noción del tiempo ni del espacio. Cuando despertó esa mañana se preguntaba con gran angustia como había llegado a su dormitorio. Había olvidado por completo todo lo sucedido con Lee y Joe. Lo único que recordaba de esa noche, era que Joe estuvo ahí, con ella bebiendo una taza de café en la cocina charlado de diversos temas, recordó también de lo que hablaron; pero más allá de eso, su mente estaba en blanco. Lo que le asustaba al punto de creer que se había vuelto loca finalmente.
La puerta de la habitación comenzó abrirse lentamente; Darien asomó la cabeza para ver sí Anna seguía dormida y muy pronto entró en ella con una bandeja de desayuno en sus manos bien elaborada: dos tazas de café basáis ,un pocillo con bolsitas de té, dos vasos de jugo de naranja natural, una pequeña tetera con leche de coco, tostadas, pocillos con mermelada y margarina.
— ¿cómo te sientes? — quiso saber él, dejando la bandeja frente a ella sobre sus rodillas
— Confundida, pero mejor... aunque aun no recuerdo lo que pasó, ya no me siento mareada o con dolor cabeza —explicó ella sonriendo levemente mientras se incorporaba. Enseguida tomó un sorbo de leche que Darien le sirvió y continuó — recuerdo que Molly estuvo aquí... hicimos un pastel... y luego... luego... — se llevó una mano a la cabeza intentando recordar, pero sus recuerdos eran cada vez más difusos
— ¿luego? — repitió Darien intrigado
—Joe... Joe estuvo aquí
— ¿enserio? — preguntó con seriedad Darien; Anna podía jurar que el tono de voz que utilizó su novio para hacerle esa pregunta, era más bien de celos que de curiosidad
— sí, hablamos de muchas cosas... ya sabes, cosas banales, también cosas sobre mí, sobre tú yo... por fin entendió que entre él y yo no puede haber más que sólo una sana amistas. Le dije lo feliz que soy contigo... luego fui a la habitación para ver a Emma porque estaba llorando... —negó con la cabeza — lo siguiente que recuerdo es, que yo estaba afuera de la casa pero no recuerdo como llegue ahí... lo demás es historia.
— Bien—dijo Darien dejando la bandeja a un lado de la cama para poder acercarse más a ella — tendremos que averiguarlo ¿de acuerdo?
—De acuerdo—dijo ella
— tendrás que cooperar un poco para esto ¿sí?
—Si — respondió Anna un poco nerviosa
Darien se acercó a ella con lentitud y suavemente posó sus manos sobre la cabeza de Anna enseguida, apoyó su frente a la de ella cerrando los ojos
— Relájate—le pidió en un susurro — sólo respira profundo y mantén tu mente abierta- Anna no dijo nada, sólo cerró los ojos y trató de no bloquear su mente.
Las primeras imágenes que aparecieron, fueron las de Mía con la bebé en sus brazos amenazando a Anna con hacerle daño a la niña.
Luego Lee apareció en la habitación. Darien escuchó cada palabra de aquel diálogo como si estuviera ahí. La ira y la impotencia invadían todo su cuerpo como llamaradas de fuego que quemaban todas sus entrañas al no haber podido estar en ese lugar justo en ese momento en el que Anna y la pequeña Emma necesitaban más ayuda que nunca. Se odió así mismo al darse cuenta que Jared tenía razón, pero tenía qué encargarse de los avatares cautivos, y no importaba cuan fuertes fuese sus poderes mágicos; Darien no podía adivinar el futuro, como su hermana Molly. Entonces se preguntó si ella sabía que algo así pasaría y lo ocultó, o simplemente su poder de adivinar los eventos que están por ocurrir; pasaron por aquel ese hecho.
La siguiente imagen le mostró a Lee guiando a Anna hasta el sótano mientras le hablaba de que trataba el proyecto Avatar, le explicó cómo se creaban y cuál era su propósito. Básicamente, Lee le expuso exactamente lo mismo que alguna vez Darien le comentó.
Luego Lee le dijo a Anna lo que debía hacer ella para que se cumpliera tal fin.
Mía se paró de tras de la joven mortal y sin sutileza intentó forzarla a acostarla sobre la camilla. Anna ofreció resistencia. No esperaba tal trato después de qué técnicamente ella fue con Lee y su secuas por su propia voluntad.
— no es manera de tratar a una invitada, Mia querida — dijo Lee, en un tono calmado al ver que su asistente empujaba con violencia a Anna. La bruja negra obedeció de inmediato, dedicándole una sonrisa burlesca a Anna mientras masticaba un chicle, actitud tan soberbia que a Anna le irritaba profundamente.
La joven mortal se subió a la camilla, esta vez sin ser forzada y luego se acostó de espalda sobre ésta. Enseguida Lee se acercó a un anaquel y comenzó a registrar con desesperación entre las cosas del cajón metálico mientras Mia se encargaba de atar a Anna en la camilla con gruesas correas de cuero, parecidas a un cinturón con firmes hebillas metálica.
Lee finalmente encontró lo que buscaba, una tijera grande y puntiaguda que utilizó para cortar en línea recta la camiseta de Anna haciendo una división qué comenzada desde el borde de la prenda hasta un poco antes de llegar a sus pechos.
De pronto, las imágenes desaparecieron y Darien se encontraba fuera de la mente de Anna, ella lo miraba con los ojos entre abiertos, como si estuviese dormitando y respiraba un tanto agitada.
— Estoy cansada, Darien- dijo ella llevándose las manos a su cabeza— por favor... — suplicó
— lo sé, amor. Es agotador que entren a tu mente si te pones tensa, debes relajarte— contestó Darien un poco agitado pero con suavidad al tiempo que le acariciaba las mejillas a Anna. Él se sentía tan cansado como ella; era su don de la empatía que repercutía en su cuerpo y mente.
— es más fácil decirlo que hacerlo —respondió Anna
— Ok... —Darien Se puso de pie para aproximarse al mini—equipo de música y buscó entre su colección de disco el concierto para violín de Mozart. Enseguida, lo colocó en el equipo dejándolo sonar en un volumen moderado y finalmente regresó a sentarse junto a Anna. Enseguida volvió a apoyar su frente con la de ella cerrando los ojos.
— ¿qué haces? — preguntó la mortal con curiosidad
—shiii, no digas nada—respondió Darien en un susurro — sólo déjate llevar por la música que está sonando, no pienses en nada más que en eso, en el sonido suave del violín... en cada nota que suelta, en el ritmo sutil.
— Bien— dijo ella cerrando los ojos.
Las siguientes imágenes fueron aún más reveladoras, Joe estaba ahí intentando convencer a Lee de que libere a Anna, ofreciéndose él mismo como conejillo de indias
— ¿Aceptas el trato? — preguntó Joe
— no tan rápido, mi querido Chris. Primero dime... ¿qué ganas tú con todo esto?
— su libertad... la suya y la de su familia. Tu quieres a un Leto; ese soy yo...no la quieres a ella.
En el fondo, Lee sabia que Joe tenia la razón. Siempre consideró que sus presas favoritas en realidad eran los Leto genuinos, por eso que nunca tomó en consideración a Molly, a excepción de esa vez en la que la secuestró para administrarle en su torrente sanguíneo, aquella pócima que permitía leer su mente para averiguar dónde estaba Darien y Anna. Lo que finalmente no fue de mucha ayuda, pues la poción no dio buen resultado, ya que cuando Jared era quien manejaba el cuerpo, Molly perdía la conexión entre Darien y ella. Las otras veces, cuando Darien era quien tenía el control, se trataba de imágenes inconexas o incluso irrelevantes, hasta el día que Anna decidió volver a Nueva York. Lo único que pudo averiguar con eso, era, que Darien había secuestrado a Anna para protegerla de aquel fin, pero sabiendo cual era su paradero, Lee estaba dispuesto a viajar hasta Los Ángeles para llegar a ella, y la verdad, no tenía prisa. Además, el efecto de esa poción fue disminuyendo con el paso de los días. La última vez que logró averiguar algo, fue el día en que nació la bebé y Joe hizo su mágica aparición en el hospital, luego de eso ya no hubo más poción dentro de Molly y a Lee ya no le serbia de nada tener dosis pequeñas guardadas en sus anaqueles así que consideró que desde entonces la joven Leto adoptada ya no le era de utilidad.
— Libérala — le ordenó el hechicero a su asistente. Luego se dirigió a Joe — tú... acompáñame, quiero mostrarte la matriz en la que tu Avatar se desarrollará — le dijo mientras se dirigía a la escalera
—¿para qué? — preguntó Joe sin moverse de su lugar a espaldas de Lee — ¿Lo haces con todos tus futuros monstros? — preguntó Joe frunciendo el ceño con curiosidad. El hechicero científico giró sobre sus talones en la escalera y negó suavemente con la cabeza ante ese comentario
—no... Sólo con los que se han ofrecido voluntariamente a ser mis..."monstros" —contestó él sonriendo sarcásticamente— y hasta ahora, los únicos voluntarios han sido tú y Annabelle
—já, bien sabemos que ella no fue voluntaria para venir aquí, sólo no le diste opción—dijo Joe caminando hacia la escalera. Segundos después, ambos hombres desaparecieron por la puerta que se encontraba en el piso de arriba.
Mia comenzó a desatar a Anna con brusquedad, como sí disfrutara ver las muecas de dolor que la indefensa mortal ponía mientras lo hacía. Cuando finalmente Anna se vio libre, ella se enderezó sentándose en la cama mientras se frotaba las muñecas, sin poder quitarle los ojos de encima a Mia, quien también la miraba sonriendo con maldad.
— ¿algo que decir...Annabelle? — preguntó la bruja negra
— no... Nada — contestó Anna de manera seria- aunque... — hizo una pequeña pausa antes de seguir hablando, sabiendo que cualquier comentario que dijera, sería motivo de provocación para Mia pero no podía callar todo lo que sentía —si ¿sabes? Sí tengo algo que decir — dijo de manera desafiante mientras se bajaba de la camilla. Mia colocó sus manos en la cintura y alzó una ceja mirando a la mortal aun mas desafiante segura de que nadie podría contra ella, en especial Anna —jamás vuelvas amenazar a mi bebé, porque no sabes de lo que soy capaz de hacer sí intentas dañarla.
Mia reaccionó de inmediato, le dedicó una leve sonrisa sarcástica y lentamente se aproximó a ella de manera amenazante sin quitar de encima sus brillantes pero terroríficos ojos azules
—te crees muy valiente ahora que está tu amigo aquí salvando tu trasero ¿no? — Dijo susurrando mientras apretaba los dientes — pero aún así, no eres más que una triste y patética mortal. La única gracia que tienes, es haber parido a una hechicera hibrida
— Como tú — replicó Anna
— ¡Cállate! — dijo Mia tomándola de la parte de atrás de su cabellera y jalándola hacia atrás. Sin embargo, pese al dolor, Anna se lo aguantó — yo jamás, jamás seré como tu engendro hibrido
— no, tienes razón; porque sólo es una bebé — susurró Anna, a lo que Mia tiró aun más fuerte del cabello de la joven mortal, Anna soltó un leve gemido de dolor mientras cerraba ojos y apretaba dientes al mismo tiempo — pero... te aseguro que cuando crezca, será mejor que tú
— ¿sigues hablando? — preguntó Mia en el mismo tono retador que Anna — ¿Sigues desafiándome? Vaya, que valiente — se burló — ¿y qué pasó con tu valentía la noche que nos vimos asolas? — Alzó su mano libre. En la punta de sus dedos comenzaron a salir rayos eléctricos; acercándola al rostro de Anna para dejarla sólo a centímetros- se lo traumada que quedaste, Anna, quedaste tan mal... que mi nombre te hacia estremecer, tan mal... que al ver al verdadero Darie después de eso, querías huir de él — soltó otra corta risotada — ¿enserio te atreves a amenazarme? ¿Lo harías sin Joe siguiéndote como sombra hasta aquí? — bajó la electrizada mano hasta la altura del vientre de Anna y ésta comenzó a temblar recordando lo doloroso que fue cuando la bruja negra le lanzó un rayo directo al vientre materno esa noche.
— oh, si... eso creí — dijo Mia al notar el miedo de la mortal — sí no fuiste capaz de salvar a tu hija hace un rato apenas me viste con ella en mis brazos ¿realmente crees que vas a poder amenazarme — dijo esta vez con más rudeza en su voz mientras aproximaba cada vez más su mano a Anna
— ¡déjala en paz! — intervino Joe desde la escalera bajando cada peldaño de dos en dos hasta acercarse a ellas
— la verdad, no entiendo que mierda le ven a esta estúpida mortal — dijo Mia sonriendo, aun sin soltar a Anna del cabello
— déjala en paz, querida Mia — dijo Lee apareciendo nuevamente por las escaleras. Su tono de voz era suave como siempre, pero imponente e imperativa. Mia obedeció de inmediato.
— Ahora aléjate de ella — gruñó Joe empujándola
— eres un... — vociferó Mía amenazante mientras producía rayos en ambas manos esta vez
— ¡es suficiente! — espetó Lee- sube al laboratorio y espérame ahí—ante esa orden, Mia se detuvo de inmediato frenando sus paso e irguiendo su frente demostrando orgullo
—Sí, señor — respondió ella con seriedad —como usted ordene — diciendo eso, La bruja negra bajó sus brazos y sus rayos eléctricos desaparecieron, enseguida pasó junto a Anna lanzadle una mirada asesina y se dirigió escalera arriba
— ¿estás bien? — preguntó Joe con preocupación mientras la abrazaba
— Si — respondió ella
— ¿segura? Anna, si te hizo algo yo...
— Estoy bien - interrumpió ella — ahora vámonos, por favor, salgamos de aquí ¿sí?
—sí, está bien, te sacaré de aquí — dijo él — pero yo no iré contigo
— ¿qué? ¡No, yo no me iré sin ti, Joe! — dijo ella desesperada. Él negó con la cabeza y en el aire hizo un círculo abriendo un portal más. Anna estaba sorprendida al ver como su mejor amigo, también hacia magia y lamentaba verlo como hechicero en una situación tan crítica como esa
— Anna, cruza el portal — le pidió Joe, pero ella negó con la cabeza — por favor, no lo hagas mas difícil... ve a casa, tu familia te espera
— ¿y qué hay de la tuya? —le preguntó ella
— Están bien sin mí... — contestó él — ambas familias estarán bien sin mi...ahora vete
—No, no es cierto, vamos a casa, Joe, vámonos juntos — las lágrimas de Anna comenzaron a salir
— Así lo decidí, Anna... por ti — interrumpió Joe
— Pero yo no quiero, ni siquiera te lo pedí por... favor, no — sollozó ella
—Pero yo si quiero... ahora vete — respondió Joe un tanto severo para que Anna obedeciera — vete, sal de aquí
—no...
—Ya lo escuchaste, Annabelle — intervino Lee acercándose a ellos— así lo decidió... no hagas que su sacrificio por salvarte sea en vano... y por supuesto no permitiré que interfieras en mis planes — diciendo eso, el hechicero tocó la frente de Anna y enseguida la empujó hacia el portal. Un segundo después ella se vio frente a la puerta de su casa aturdida y desorientada, preguntándose donde estaba y como había llegado hasta ahí. Darien abrió la puerta rápidamente a punto de salir para encontrarse con ella justo en ese momento.
Ya regresando al presente, Darien separó su frente de Anna y no supo que decir. El silencio era arrolladoramente agobiante. La música de Mozart había dejado de tocar hacia ya un buen rato y ninguno de los dos se atrevía a decir una sola palabra
— entonces es cierto, tú y Joe son hermanos — se atrevió a decir Anna en un susurro con la mirada fija en la nada
— créeme, Anna... yo tampoco lo sabia hasta el día que nació la pequeña Emma — contestó Darien — apareció de la nada en el hospital y mi madre lo reconoció de inmediato, pero él se reusaba a creerlo... y la verdad, yo también me negué... — carraspeó— me niego a aceptar que él fuese Chris en realidad- Anna notó que su novio se auto corrigió y suspiró tragando saliva antes de hablar.
— Darien, por favor, para con eso... él y yo sólo somos amigos, finalmente aceptó que yo no le soy correspondida porque te amo a ti... y sólo a ti
— «Y sólo a ti»— repitió Jared con tristeza en su mente
— Tenemos que hacer algo — dijo ella
— ¿qué? — preguntó Darien incrédulo
— tenemos que salvarlo
— no, Anna... sí esto pasó ayer ... puede que no haya posibilidades de salvarlo— respondió Darien- de seguro a estas alturas, el Avatar está a punto de nacer... con lo evolucionado que están los experimentos de Lee últimamente...
— pero eso no significa que Joe esté muerto ¿o sí? — Preguntó Anna con angustia - de seguro aún podemos hacer algo
— Anna... — susurró suplicando Darien mientras se cubría el rostro con ambas manos
— por favor...
—no lo se
— ¡es tu hermano! — espetó ella llorando. Darien levantó la mirada y fulminó a su novia con los ojos. De pronto un ambiente gélido se tornó en el aire
— no vuelvas a decir eso — dijo él con los dientes apretados. Anna sintió temor ante la actitud de su novio, pero aun así, no desistiría en su preción
— sí lo es...
— ¡No!
— él me salvó... a mí que soy la madre de tu hija ¿es así como le pagarás? ¿Condenándolo a muerte? — Darien apretó los ojos y la mandíbula empuñando su mano para poder controlar su ira ante la asustada Anna
— escúchame, no creas que no le agradezco lo que hizo por ti, si no fuera por él tú no estarías aquí. ¡Pero yo no puedo hacer nada por él... no puedo salvarlo...! ¡Es todo! ¡Así lo decidió y sí yo fuera Chris, Joe, o como se llame...! — Hizo una pausa y bajó el volumen de su voz tornándola más ronca e imponente —te pediría que no rechaces ese sacrificio.
Las palabras de Darien calaron profundamente en Anna, no sólo porque fueron las mismas palabras que Lee pronunció con frialdad en sus recuperados recuerdo; si no que también rompió así su corazón.
No pudo evitarlo, ella se puso a llorar y en el momento, el murmuro de su llanto era lo único que rompía el silencio en esa habitación. Anna estaba impactada y al mismo tiempo desilusionada al ver que Darien no haría nada por Joe...su propio hermano, sangre de su sangre.
El sonido de un celular con una llamada entrante, ahogaron los sollozos de la desdichada mortal, Darien contestó de inmediato, intentando hacer caso omiso a la tristeza de su novia y en sus fueros interno agradeció porque sonara el teléfono justo en ese momento. Se puso de pie, salió de la habitación y un momento después volvió — erara Molly — le informó con un hilo de voz pero esta vez con algo más de comprensión de su parte — hay una emergencia en la comunidad... — hizo una pausa — lo lamento, amor... no puedo hacer nada por él
— porque así lo decidió ¿no? — dijo ella citando las palabras que tanto Lee como Darien dijeron — ¿estás seguro que no puedes? — lo miró a la cara con sus ojos rojos e hinchados — ¿O es que en realidad no quieres salvarlo? — Darien se la quedó mirando un tanto confundido, pero no le respondió, simplemente salió de la habitación dejando a Anna con la tristeza y la ira carcomiéndole en su interior.
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