Capitulo 37- La espera más esperada, llegará el día más inesperado

— ¡Déjame! — exclamó ella tratando de escapar del agarre de Darien

— Por favor, quédate... no tienes que hacer esto — suplicó él tomándola por los brazos

— ¡Sí, sí debo! — respondió ella forcejeando

— ¿Por qué? ¿Por qué quieres huir?

— No huyo, sólo no quiero verte de nuevo, no después de esa noche, no es correcto

— ¿Por qué piensas eso?

— ¡Porque no lo es!

— ¡Dame una razón, Anna!

— ¡Porque no eras tú en realidad! — chilló ella — porque no eras tú — volvió a decir esta vez mas calmada, Darien la soltó — no sabes lo duro que es darte cuenta que dormiste con alguien que no era quien creias, que te engañé y me siento culpable ... ahora por favor, sólo déjame

— ¡No, por favor tú! — espetó él en un tono imperativo pero suave — escúchame, se cómo te sientes, lo entiendo, crees que fuiste una traicionera, yo también me sentí mal al no poder hacer nada para evitarlo. Pero también sé que lo disfrutaste, lo sentí y si lo disfrutaste de esa forma, eso es lo importante para mí, porque aunque no esté ahí yo puedo sentir todo de alguna forma — sonrió de lado levemente— no te angusties mas, la verdad, me preocupaba que salieras lastimada de alguna forma

— ¿Y si vuelvo a caer?— preguntó ella con lagrimas en los ojos. Darien tomándola de su rostro, secó esas lágrimas con los dedos pulgares de ambas manos 

— No te volveré a engañar, Anna, te lo prometo

— ¿Eres...?

— Sí, soy Jared ... podemos cambiar en cuestión de segundos — le explicó él a la chica sonriendo tímidamente

— ¡Deja de jugar conmigo... — suplicó

— Esa no es nuestra intención, Anna — hizo una pausa — por cierto, ahora soy Darien de nuevo

— ¡Dejen eso ya, me están volviendo loca! — lloriqueó Anna apartándose de él, luego se tumbó sobre la cama ( aún sin hacer ) y se cubrió hasta la cabeza, Darien la siguió con la mirada y se la quedó mirando por unos segundos sin moverse de su lugar mientras la oía llorar.

— Además, dijiste que no querías un hijo híbrido — añadió ella con la voz ahogada por la ropa de cama cual niña asustada que se esconde después de haber visto una película de terror en televisión

— ¿Qué? ¿Pero de adonde sacaste esa tontería? — quiso saber el hechicero

— Mia la atacó haciéndose pasar por ti — dijo Vicky asomándose por la entrada de la habitación antes de desaparecer cerrando la puerta tras de si para ir con su marido a la otra habitación.

— Oh —expresó Darien lacónicamente. Enseguida caminó hacia la cama, movió un poco las cobijas y tras quitarse los zapatos sin desatárselos, con tan sólo un par de rápidos movimientos de los pies, él con lentitud se hizo un espacio acostándose junto a Anna. Ella estaba en forma fetal acurrucada como una pequeña cubriéndose del frio o protegiéndose del miedo; Darien estaba en la misma posición mirando hacia ella, él le ofreció una débil sonrisa a lo que ella intentó devolvérsela pero sólo logró una leve mueca.

— Hola — saludó él susurrándole mientras sonreía

— Hola — respondió ella en un tono tímido y asustado.

El silencio comenzó a reinar en aquella habitación pero el fuerte suspiro de Anna logró romperlo cual tela rasgada

— Querías matar a mi bebé — dijo ella

— Sabes bien que ese no era yo, Anna — dijo él — acabo de llegar a Nueva York... no pude venir antes, lo siento. Resulta que incluso en el mundo de la magia, la tele trasportación, es ficción — explicó a su novia intentando sonar divertido — y además, no se bolar en escobas.

Anna no dijo nada, pero se lo quedó mirando con la duda plasmada en el rostro. Ella no se imaginaba a Darien volando en escoba, ya que por lo demás aquella idea le parecía bastante extraña.

— Es un chiste, amor — dijo él sonriendo mientras piñizcaba con suavidad de manera cariñosa la nariz de Anna — tampoco volamos en escobas

— ¿Ah no? — preguntó ella casi ida

— No, para movernos de un lado a otro abrimos portales, pero es complicado — explicó el hechicero — y muy peligroso si lo intentas bajo presión, nerviosismo o no te concentras bien; podrías abrir un portal a otro país o incluso a otra época o dimensión.

De pronto, Anna se percató que la sonrisa de su novio se borró. La mano de Darien lentamente se movía en dirección al rostro de ella y la chica asustada seguía con la mirada la trayectoria de ésta. Fue un alivio sentir el contacto tibio y algo áspero de aquella mano gruesa y masculina posada en su mejilla al final; porque pese al miedo, al trauma de la noche anterior y el sentimiento de culpa que ella sentía al verlo, Anna, se negaba admitir que echaba de menos sus caricias. Por eso sintió alivio cuando él la tocó y no sintió ninguna descarga eléctrica

— En parte, esa era una de las razones por la que no fui tras tuyo de inmediato cuando te fuiste del hotel, estaba muy alterado como para abrir portales ... además, no quería presionarte, creí que era mejor darte tu espacio, a pesar del peligro que corres aquí. Por eso fue que llamé a Tomo y le pedí que te cuidara — se detuvo unos segundos — nadie creyó que Mia iba ser más rápida... lo lamento tanto, debí ir tras de ti de inmediato — se lamentó.

Anna se acercó a él y se fundió en un abrazo que no quiso desarmar nunca, un abrazo que le decía " te amo" un abrazo que le decía "te perdono", un abrazo que le decía "lo siento" un abrazo de mucha necesidad de estar con él y olvidar los malos ratos.

— Pero te juro que ésta me la pagará caro —dijo en un tono severo, aun  abrazando a Anna

— No, no de nuevo por favor — suplicó ella, aún sin desarmar el abrazo después de un breve silencio, escucharlo hablar así, por unos segundos; la paralizó de miedo

— No puedo dejar esto así... nadie toca a mi familia sin consecuencia — Anna esta vez no replicó, simplemente siguió abrazada a él como si temiera dejarlo ir, como si temiera separarse de ese abrazo.

Finalmente, se quedaron dormidos por unos minutos hasta que Darien despertó de golpe al sentir algo húmedo sobre el colchón, entonces miró a Anna y vio como ella se contorsionaba de dolor

— ¿ Qué...? ¿Qué sucede? — preguntó Darien incorporándose también mientras destapaba a Anna. Debajo de ella había una gran aureola de liquido — ¡Anna! — exclamó él asustado

— Rompí... rompí fuente — dijo la chica en un tono ahogado mientras se incorporaba sobre la cama y sentada se doblaba por la cintura sosteniendo su vientre — ¡por favor, detenla! ¡No debe nacer aún!

— Ok, tranquila, traeré ayuda — dijo el hechicero intentando ponerse de pie, pero Anna desesperada lo sujetó del cuello de la camisa con una mano y lo atrajo hacia ella mirándolo casi como si estuviese poseída

— ¿¡Qué clase de hechicero eres!? ¿¡Eres capaz de presionar las entrañas a una persona a distancia y no puedes detener esto!? — Anna estaba perdiendo la razón

— ¡Lo... lo siento, amor...!— tartamudeó él — ¡no...!¡No sé qué hacer! — Darien estaba muy nervioso, por primera vez en la vida, sintió que perdía control de la situación y eso lo hacía vulnerable asustado.

— ¡Pues haz lo que sea, pero hazlo ya! — chilló ella jadeando mientras se retorcía

— Bien... bien, espérame aquí, ya vengo — dijo él arrancado de su pecho la garra de Anna — ¡ Vicky! — gritó abriendo la puerta, la hechicera, al oír aquel llamado desesperado llegó corriendo a la habitación; con un zapato en la mano, pues estaba ayudándole a Tomo a vestirse en aquel momento. Y cuando la pareja escuchó el grito de Darien, la hechicera salió disparada obligada a dejar a su esposo sentado en la cama con un pie descalzo.

No fue necesario que le dijeran lo que ocurría, ella misma se dio cuenta al ver por encima del hombro de Darien con sus propios ojos abierto de par en par, la posición de Anna y el colchón mojado

— Terminaré de vestir a Tomo y sacaré el auto enseguida — anunció ella diciendo todo aquello atropellando cada palabra torpemente al tiempo que desaparecía por la puerta de la otra habitación

— Ok, date prisa, yo... yo ayudaré a Anna a ponerse de pie — contestó el líder de Elementis

Hora más tarde, Anna se encontraba en una sala de hospital dando a luz a una pequeña bebé a la que bautizarían con el nombre de Emma Elisabeth Leto Smith. Tenía mejillas redondas, piel tan blanca como la de sus padres unos pequeños y delgados cabellos dorados sus profundos y vivaces ojos eran tan grandes como los de su padre, pero de un color marrón claro como los de su madre.

Sin embargo y pese a sus cuatro meses de adelanto, la bebé nació sana y salva. Lo que para los doctores aquello fue casi un milagro. Pues la niña no salió con problemas físicos, y aunque salió pequeña, tal como cualquier bebé prematuro; todos sus órganos vitales estaban sanos, como sí ya estuviese lista para nacer

Anna le había pedido a Darien que fuese al departamento a buscar una pequeña maletita con ropa para la bebé. Ella llevaba preparando aquella valija secretamente, desde que se enteró que sería madre, pero cuando aquello se hizo evidente ante los ojos de sus amigos y no pudo ocultar más su embarazo; con el propósito de hacer que ella se sintiera un poco mejor, Payton y otras amigas de ambas (también estudiantes de Julliard) le organizaron un baby shower, en aquel mes en el que Anna decidió dejar a Darien para volver al departamento de estudiantes, luego de haber visto como su novio torturaba a Mia.

Creyendo que a esa hora, no había nadie en el departamento; Darien llegó directo a la habitación de Anna, con ayuda de su magia, creando un portal que lo llevaría hasta ahí. Ya más relajado y sabiendo que su hija y su novia estaban en buen estado de salud, se pudo relajar un poco, por lo que decidió intentarlo de ese modo y le resultó exitosamente. 

Con rapidez, se dirigió al armario, tomó una pequeña maleta rosada con estampado de globos y nubes que se hallaba justo en la última repisa del mueble que luego dejó sobre la cama deshecha de Anna. Enseguida tomó un bolso más grande cuyo contenido era la ropa aún sin desempacar de la mortal. 

Dibujó con su dedo índice un circulo imaginario en el aire y de ese modo abrió un portal hacia la sala de su propia casa, era claro que Darien quería a Anna de vuelta en su hogar. 

Empujó la maleta hacia aquel circulo trasparente y acuoso, donde se podía ver claramente la sala de estar de la casa de Darien, casi como si aquel portal fuese una ventana sin cristales que se cerró a penas la valija pasó a través de ella, y es que así es como funcionan los portales: apenas algo o alguien cruza por aquel agujero acuoso, éste se cierra rápidamente en un segundo sin dejar rastros de quienes pasaron por él o de quienes estuvieron ahí para abrirlo. 

El hechicero tomó con una de sus manos la maletita de bebé y cuando estaba a punto de crear otro portal directo al hospital y largarse de ahí; el sonido de la puerta de la habitación lo distrajo, se quedó paralizado por unos segundos al saberse descubierto pero enseguida volteó hacia la puerta, encontrándose frente a frente con Joe. 

— ¿qué rayos haces aquí? — preguntó Joe mirando a Darien con los ojos abiertos desorbitadamente. El baterista estaba que echaba chispas por sus pupilas al encontrarse con su eterno enemigo rondado por su departamento 

— Vine por las cosas de Anna — respondió el hechicero como si le quitara importancia al hecho que prácticamente estaba cometiendo allanamiento de morada — ella me lo pidió... ahora con permiso, me retiro — añadió con un gesto de la cabeza  

— ¡No! — contestó Joe sin moverse de su lugar, impidiendo de esa forma que Darien saliese de la habitación, éste al ver la reacción del profesor de música rió sarcásticamente por lo bajo mientras negaba con la cabeza 

— No... Qué — repitió Darien en un tono amenazante 

— No te la llevarás — respondió Joe en el mismo tono — además, ni siquiera está aquí y supongo que tú tienes algo que ver con eso — añadió cruzándose de brazos 

— Sí... bueno, en eso tienes razón — contestó Darien encogiéndose de hombros — ella está conmigo

— ¿ Dónde está? Quiero verla — exigió Joe

— Ella está bien — respondió Darien con semblante endurecido

— ¿ Donde la tienes? — insistió el joven mortal alzando un poco la voz 

— Dije que está bien — respondió Darien imitando el mismo tono — y ahora si no te importa me retiro — el hechicero dio un paso hacia delante, pero Joe se movió para bloquearle el paso nuevamente — Joe... déjame pasar tengo que irme es enserio— dijo él poniendo los ojos en blanco mientras resoplaba de fastidio — no discutiré contigo en estos momento — añadió. Hizo a un lado a Joe y éste movió bruscamente su hombro para impedir que Darien lo tocara. Pero lejos de dejar las cosas así siguió a Darien hasta la sala de estar. Cuando el hechicero estaba a punto de abrir la puerta de salida, Joe se le adelantó y cerrando la puerta de un golpe nuevamente, apoyó su espalda contra ésta y se enfrentó a quien siempre consideró su enemigo número uno 

— Dime como entraste — dijo él en un tono imperativo — Darien fastidiado e impaciente, una vez más puso los ojos en blanco mientras resoplaba. Lo que menos deseaba en ese momento, era detener sus planes por ponerse a pelear por un agresivo y petulante mortal 

— Ahora no pelearé, tengo mejores cosas que hacer que estar discutiendo contigo — dijo el hechicero

— ¡Dímelo! — gritó Joe con el rostro enrojecido de ira y la mandíbula tan desencajada que Darien por un momento creyó que le saldría espuma por la boca.

— de la misma forma que me iré — contestó Darien con una sonrisa de suficiencia. Rápidamente abrió un portal al que se lanzó de inmediato, llevándolo a la sala de espera de neonatología. Por supuesto, no esperaba hacer algo así frente a un mortal, en especial a uno como Joe, que ya de por sí sospechaba de él de alguna u otra forma. Tenía claro que en algún momento debía borrarle la memoria para que no lo delatara ante otros mortales, pero en ese momento Darien sólo quería volver al hospital y ver a Anna y a su pequeña. 

Afortunadamente, en ese momento no había gente que pudiese verlo "salir de la nada", excepto Molly, Stephanie, los señores Leto : (Elisabeth y Douglas), Vicky y Tomo ( éste último no lo vería, sólo lo percibiría escuchando sonidos, voces y pasos) todos ellos, sentados en unos cómodos sillones esperando alguna noticia de Anna o su bebé.

— Y ¿alguna novedad? — preguntó Darien acercándose a sus amigos y familia 

— Nada nuevo — dijo Elizabeth, la madre de Darien y Molly— ambas siguen durmiendo y a Emma ya la pusieron en incubadora. El doctor dijo que pese a que está sana, es mejor que permanezca en el hospital los cuatro meses que le faltaba por nacer. 

— Aun no me explico porque se adelantó el parto — dijo Molly, quien pese a la insistencia de sus padres de que ella se quedase en cama ese día, ella decidió levantarse e ir al hospital a ver a su nueva sobrina. Ni Douglas ni Elizabeth pudieron contra esa decisión pues ya de por si la ahora desplazada pequeña Leto era una chica muy testaruda. Aunque muy en el fondo ella sabía que algo así sucedería, sólo que no sabía cómo exactamente y se preguntó sí aquello tenía algo que ver con su sueño del oráculo. 

— Seguramente el ataque de Mia tiene algo que ver con eso — explicó Vicky — tal vez sus torturas hicieron que se adelantara. 

Escuchar aquello hizo que Darien empuñara con fuerzas sus manos a sus costados y tensara su semblante; la ira lo carcomía revolviéndole el estomago y estaba ansioso de poder encontrarse con La Bruja Negra para darle su merecido. 

No habían pasado dos minuto siquiera desde que Darien llegó al hospital , cuando de pronto Joe apareció de la nada dejando pasmados a todos quienes pudieron verlo aparecer de la misma forma que Darien lo hizo momentos atrás. 

Darien no llegó a verlo como los demás, pues el profesor de batería apareció justo cuando el hechicero le daba la espalda, sin embargo al notar las caras y exclamaciones ahogadas de asombro de los demás, él volteó inmediatamente, llevándose la misma sorpresa que el resto de los hechiceros, la misma sorpresa que el mismísimo Joe se llevó al verse de pronto en otro lugar, cuando segundos atrás se hallaba en su casa discutiendo con su némesis.


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