Capitulo 3.
Anna corrió sin detenerse pero sus intentos por alejarse eran inútiles. Darien le seguía pero ella ni siquiera miró atrás, lo único que quería era huir y despertar de lo que parecía un extraño sueño
— ¡Anna! — le llamó él; ella se detuvo sin dar la vuelta, sólo se quedó ahí parada y no se atrevía a moverse, el miedo la paralizaba. Por vez primera ella no sólo se sentía intimidada por Darien, Anna estaba aterrada con su presencia. De pronto su cuerpo comenzó a temblar. Los pasos lentos de Darien eran amenazantes a medida que se iba acercando cada vez más.
— Anna— volvió a llamar mientras la tomaba del codo para obligarla a voltear, pero ella al hacerlo desvió la mirada hacia un lado; su cuerpo temblaba de manera incontrolable esta vez
— Mírame, Anna — le pidió Darien en un tono suave pero al mismo tiempo imperativo. Anna alzó sus llorosos ojos y Darien la miró suplicante
— Lamento que te hayas enterado de esta forma — dijo él mientras le secaba una lágrima con el pulgar a Anna — la verdad ni siquiera esperaba que te enteraras — admitió
— ¿que eres? — preguntó Anna llorando desconsoladamente
— Creo que ya lo sabes — Darien hablaba en un tono tranquilizador
— ¡No, no lo sé! ¡No sé lo que vi, todo fue confuso! — dijo ella forcejeando para intentar soltarse del agarre de Darien poco a poco estaba perdiendo los estribos— y esa chica que lloraba, no parecía estar a gusto con todo eso
— Cálmate — dijo Darien tomándola, esta vez de ambos brazos
— ¡Suéltame! — suplicó Anna
— No, no te soltaré, quiero que te tranquilices y me escuches con atención
— ¿Eres un...? ¿Iluminati o satanista? ¡Practicas el ocultismo! — le acuso Anna a su novio, Darien suspiró con impaciencia mientras ponía los ojos en blanco
— Ok, para empezar aclaremos algo — dijo él — el ocultismo no se vincula netamente en algo negativo, no necesariamente — dijo Darien de manera severa — y segundo— continuó explicando, esta vez con más paciencia — no soy Iluminati ni satanista, yo no pertenezco a esa escoria humana, lo mío viene conmigo desde que nací soy hechicero, una condición natural que no todos los humanos tienen y jamás le haría daño a alguien si no es necesario
— ¿Si no es necesario? — repite ella aterrada intentando escapar del agarre de Darien
— Tranquila, Anna— dijo él apretando mas sus brazos — a ti jamás te haría daño — la presionó contra su pecho aun desnudo y la envolvió en un apretado abrazo— a ti menos que a nadie, preciosa
— Siento que no te conozco, Darien— dijo Anna, mientras él aún la seguía abrazando
— Sigo siendo el mismo... sólo que ahora sabes algo más de mi — dijo Darien acariciando la cabellera de su novia, mientras que con suavidad apoyaba su mejilla en la coronilla de Anna
— Pero vi sangre... y esa chica que lloraba... parecía un ritual
— Comprendo tu confusión, es natural
— Explícame, por favor porque me asustas
— Si te tranquilizas un poco te explicaré todo — dijo Darien en un tono suave pues Anna aún estaba histérica — lo que viste fue una iniciación y esa chica que lloraba es Molly, mi hermanita
— ¿Pero... pero por qué lloraba? — preguntó Anna hipeando
— Porque no quiere aceptar lo que es.
— ¿Una bruja? — preguntó Anna
— Exactamente — dijo él asintiendo — y ahora quiero que te tranquilices y confíes en mí
— ¿De qué hablas? — preguntó confundida
— Te voy a mostrar lo que realmente soy — Anna dio un paso atrás en un ademan de querer huir
— Tranquila— dijo en un tono suave mientras la tomaba del brazo y la atraía hacia él — no te haré daño, sólo te mostraré lo básico, veras, yo soy el líder de un aquelarre llamado Elementis (los Cuatro elementos)
— ¿Te refieres al agua, aire, fuego y tierra? — preguntó Anna tratando de asimilar todo
— Exacto — afirmó Darien — algunos sólo manejan uno o dos de los cuatro elementos, dependiendo de cuanto poder y experiencia tengan, pero yo, al ser el líder, tengo poder sobre todos ellos.
— ¿Ah sí? — Darien asintiendo con la cabeza en silencio y sonrió al ver el rostro expectante de su novia que en ese momento ya no estaba alterada, sino mas bien emocionada y excitada por la situación. Darien hizo un ligero movimiento ondulado con los dedos índices y de al medio, una pequeña briza se levantó del suelo trayendo consigo un puñado de tierra, hojas y ramas secas que se posaron en la palma de su mano, enseguida, con la otra mano castañeó los dedos e hizo aparecer un hilillo de agua mojando la tierra. Fascinada Anna vio como del puñado de tierra emergía una rosa que brotaba de una semilla en una velocidad impresionante, Darien se la tendió pero, cuando Anna la iba tomar entre sus dedos la rosa que era blanca, se tornó negra y desde el tallo dos lenguas de fuego la consumieron completamente volviéndose cenizas nuevamente en la palma de la mano de Darien
— Abre tu mano. — le pidió a Anna, ella con los ojos abiertos de par en par obedeció enseguida, Darien le entregó la cenizas de la rosa a su novia, y ésta sin poder creer lo que sus ojos veían y sin parar de sonreír contempló como la rosa volvía a renacer cual ave fénix que resurge de sus cenizas.
— Eres un mago — susurra Anna sin dar crédito a ese espectáculo mágico
— Preferimos decir, que somos hechiceros, nos sube mas el estatus, los magos están en circos o cumpleaños infantiles haciendo trucos baratos — dijo Darien sonriendo , pero enseguida su sonrisa se borró dándole lugar a un rostro serio y resuelto — se supone que no debo divulgar lo que soy, mi familia y yo hemos vivido bajo el anonimato por siglos y no soy quien para romper esa regla
— No se lo diré a nadie, te lo prometo — dijo Anna, ahora más calmada
— No, cariño... no se lo dirás a nadie — dijo Darien tomando el rostro de Anna suavemente entre sus manos — porque lo olvidarás todo.
Diciendo eso, la miró a los ojos de manera penetrante. Anna sintió que la mirada de su novio perforaba en el interior de su mente como una filosa espada, pero enseguida ella sacudió la cabeza volviendo de su momentáneo letargo y volvió a mirar a Darien.
— ¿Qué haces? — preguntó ella mirándolo a los ojos
— Tienes que olvidarte de esto — respondió Darien aun sujetando su rostro y mirándola directamente a los ojos
— ¿Me harás olvidar? No, por favor — suplicó ella
— Es necesario, no me puedo a arriesgar
— ¿No confías en mi, Darien? Te prometo que no le diré a nadie, te lo suplico no me hagas olvidar esto, yo jamás te delataría
— Piensa el peso que llevaras encima al guardar un secreto así y por tu bien es mejor que no recuerdes nada de esto — Darien intentó penetrar en su mente una vez más, pero Anna simplemente se resistía
— ¡No! — insistió Anna de manera testaruda — es lo que quiero... es mi decisión, no me hagas olvidar por favor — suplicó ella — hemos estado tantos años juntos y nunca entendí porque eras tan reservado y frio incluso conmigo y ahora lo entiendo — dijo abrazándolo desde la cintura pues Darien era más alto que ella — y yo te amo, no importa lo que eres o como eres, yo te amo así
Desconcertado Darien descubrió que Anna era difícil de manipular, pero de seguro eso ya lo sabía, sólo que nunca tuvo la necesidad de utilizar su poder de persuación mental con ella, hasta ahora fallando en el intento.
— Está bien, está bien, amor tú ganas, tú ganas, no te haré olvidar; sólo una advertencia — dijo con severidad en la mirada
— ¿Sí? — respondió Anna sintiéndose intimidada una vez mas
— Esto queda entre nosotros, sí alguien se entera, deberé desaparecer y no me veras nunca más, no porque esté molesto contigo, si no porque nuestro aquelarre correría peligro. El mundo no está preparado para las cosas desconocidas y ocultas, lo juzga y lo mal interpreta
— Te lo prometo, seré una tumba — dijo Anna
— Esa es mi chica — dijo él sintiéndose algo agotado por el esfuerzo al intentar entrar en la mente de Anna sin éxito alguno — nunca... — suelta una débil risa amarga — nunca me había pasado algo así — la miró a los ojos mientras la envolvía en sus brazos— no pude penetrar en tu mente, tu resistencia es más fuerte que mi poder de persuasión, y no lo entiendo tú no eres hechicera, no es posible...
— Bien — interrumpió ella con determinación — porque no quiero que me manipulen, ni tú ni nadie
— Lo sé, mi pequeña testaruda — dijo él sonriéndole — te amo — le susurró sobre sus labios
— Te amo— dijo ella antes de besar sus labios. Darien devolviéndole el beso, la alza en sus brazos acomodando las piernas de Anna al rededor de su cadera y apoyando la espalda de la chica en un gran y antiguo árbol. Esa noche tras muchas revelaciones y confusiones, acabaron la noche haciendo el amor bajo la luz de la luna en aquel prado donde se efectuó el ritual de iniciación momentos antes; y ambos se durmieron abrazados sobre el césped hasta la mañana siguiente.
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