Capitulo 26 Chris
Al día siguiente, muy temprano, Darien y Molly fueron al bosque de Queens Giant, el viaje fue bastante largo y extenso, pues, no sólo tuvieron que liderar con el hecho de tener que levantarse temprano, también se tuvieron que enfrentar a una lluvia con tormenta eléctrica que les acompañó durante todo el camino.
Si bien era de madrugada, antes de partir, Molly y Jared durmieron un par de horas. En tanto a Darien, al ser sólo un espíritu posesionándose de un cuerpo, no tenía la necesidad de dormir, sin embargo la desventaja es notoria, pues el cuerpo que posee es un cuerpo vivo y el organismo se cansa y ese cansancio repercute en Darien siendo incapaz de mantenerlo despierto y controlarlo
— «La cantidad de sangre que me limitas no es suficiente— le reprochó el Avatar en su mente — si quieres que me sienta bien y mas despierto, debiste dejar que acabara con esa chica del baño en el club anoche.
—sabes que no te dejaré asesinar a nadie — murmuró Darien en voz alta, Molly dormía en el asiento del copiloto y a Darien no le importaba hablar "solo" en voz alta estando ella presente, ya sea dormida o despierta, pues hasta hacia unas horas, ella era la única que sabía sobre Darien y Jared
— «debería al menos beber de veinte personas sin terminar con sus vidas para poder sentir la satisfacción que me da un sólo cuerpo . Yo me sentiré realmente satisfecho con una persona cuando pueda beber toda la sangre que corra por sus venas y lo sabes»
— ¿seguro no es una excusa para que te deje cazar y acecinar a diestra y siniestra? Digo... aun no controlas tu instinto acecino y sanguinario
— « no necesito excusas para dejarte claro que es mi naturaleza. Si realmente quieres mantener despierto este cuerpo y llegar vivo a tu destino debo cazar de inmediato»
— Que chistoso — dijo Darien en un tono sarcástico, orillándose a un lado del camino, el cual estaba bordeado de un frondoso bosque que se agita de un lado a otro como marionetas. Enseguida apagó el motor del coche y se quedó un momento ahí, mirando por el parabrisas como la las gotas de aguas se estrellaban contra el vidrio y se deslizaban sobre este fusionándose unas a otra
— « Lo siento, parasito, se me olvida que tú ya estás muerto» — se burló Jared
— Sí y todo gracias a "tu naturaleza"— respondió Darien rebuscando en la guantera del auto hasta que encontró una linterna. Comprobó si la linterna funcionaba y enseguida cerró la guantera con un poco de dificultad, pues esta se trababa un poco con tantos papeles y cosas que llevaba adentro — ahora cállate — le ordenó al avatar entre dientes. De pronto un relámpago calló sobre la rama de un árbol al tiempo que un ensordecedor trueno sacudía estrepitosamente por todo el lugar haciendo que la joven hechicera se despertara sobresaltada
— ¿ah?... ¿Ya llegamos?
— no, aun no— respondió Darien mientras se quitaba el cinturón — Molly, sigue durmiendo yo regreso enseguida ¿sí?
— De acuerdo — dijo la chica volviendo acurrucarse en el asiento
— Y por favor no salgas del auto — añadió él, antes de cerrar la puerta desde afuera
— ahá — dijo ella sin prestar verdadera atención
Darien se adentró al bosque con linterna en mano, se colocó la capucha de su chaqueta en la cabeza para evitar que su cabello se mojara y comenzó a caminar a paso largos buscando de un lado a otro pero no había nada, sólo animales que recién despertaban o se refugiaban de la lluvia pues ya eran la 6:00 de la mañana
— ya está amaneciendo, Jared — se quejó Darien — y en este bosque no hay nadie, ningún campista o explorador vendría con este clima tan espantoso — de pronto otro trueno se apoderó del lugar dejando casi sordo al hechicero y terminando por espantar a los últimos animales que aún no se buscaban un lugar donde resguardarse del aguacero
— « Si lo hay, puedo sentirlo»— dijo el Avatar — « por allá, viene hacia nosotros... deberás dejarme acabar con él, no tienes otra opción»
— no lo se...
— « confía en mi, Darien»— dijo el Avatar — « es la única manera de resistir el viaje»
Darien fijó la vista al frente alumbrando con su linterna, muy pronto pudo ver borrosamente gracias esa gran cortina de agua que nublaba su visión, un hombre con aspecto de leñador que se acercaba a él. Era robusto, su nariz era roja y abombada, tenía una barba muy poblada que le cubría casi todo el rostro. Camina naba rápidamente, quizás para entrar en calor, pues esa lluviosa mañana de invierno estaba absolutamente fría, y por supuesto, quería evitar mojarse tanto. Usaba un gorro grueso de lana, chaqueta, guantes y sobre sus jeans gastados un par de botas de goma para los días de nieve o lluvia como esa.
En sus manos llevaba un hacha y su mirada estaba más bien fija en el suelo, su respiración era agitada, como sí le costara trabajo trasladarse. En su espalda llevaba una gran mochila llena de leña, Darien pensó que quizás esa era la razón de su apuro, no quería que la leña que llevaba recolectada se humedeciera; no obstante, el hechicero no le dio muchas vueltas al asunto y continuó con su plan, a continuación se cruzó en el camino de aquel hombre y lo demás fue rápido. Jared, quien en ese segundo se apoderó completamente de su propio cuerpo, dejando a Darien inhabilitado para que interfiriera en su faena de caza o de alimentarse, ni siquiera tuvo que esforzarse, simple tuvo que mirar al hombre a los ojos y dejarlo paralizado. Enseguida se fue a su yugular y simplemente dispuso de la sangre de aquel leñador cuya alma atormentada llevaba consigo tres cargos penales por robo, ser cómplice de trafico de drogas y un asalto con intimidación en su juventud. Por sí fuese poco acecinó a su esposa y a sus tres hijos con la misma hacha que llevaba en sus manos y aún así salió impune en aquel delito, pareciera que ni siquiera se arrepentía de sus actos, y es que en realidad él tenía un alma tan podrida, que ya ni siquiera estaba por la labor de reivindicares, la muerte de su esposa e hijos fue el comienzo de su trastorno mental, convirtiéndose en un real monstro. Entonces decidió dejar la ciudad y vivió en una cabaña muy oculta en aquel bosque, esperando a su siguiente víctima, tal parecía que se trataba de un psicópata acecino de niños y mujeres a quienes mataba cada cierta fecha del año secuestrándolas y arrastrándolas hasta esa cabaña para matarlas recreando de ese modo una y otra vez el asesinato de su familia. El Avatar pudo visualizar todo eso mientras consumía aquel líquido escarlata que lo fortalecía en cada trago placentero y excitante, incluso pudo visualizar donde ocultaba a sus potenciales víctimas y como se desasía de ellas luego. Bebió casi la mitad de su sangre, la herida estaba en carne viva y el hombre ni siquiera gritó porque Jared lo persuadió a que se quedara totalmente quieto y en silencio. De pronto, sintió unos pasos , los cuales decidió ignorar, pues cuando Jared bebe y se alimenta; él se pierde totalmente en el hipnotizarte sabor de la sangre, impidiendo detenerse, sintiendo la adrenalina y el placer casi frenética que envuelve todo su cuerpo y nubla su mente, es por eso que en ocasiones, Darien debe frenarlo, porque de lo contrario, como en esa ocasión y en muchas otras anteriores a esa, Jared es una bestia irracional que busca saciarse y olvidarse del mundo.
— ¿Darien? — llamó Molly — Jared tenía a su presa contra un árbol mientras se deleitaba con el sabor de su sangre degustándolo casi con lujuria, con gula y avaricia. Molly horrorizada vio aquel espectáculo que la hizo estremecer— ¡Darien! — gritó ella , pero el avatar no lo soltó hasta que aquel hombre dio su último suspiro de vida dejando caer su cuerpo estrepitosamente. En ese momento, otro relámpago ruje en el cielo y Jared cerrando los ojos inclina su cabeza hacia atras , expresando con placer su satisfacción. Molly estaba aterrada, no se atrevía a decir nada, sólo miraba al avatar con los ojos abiertos de par en par dejando correr las lagrimas. Él se acercó a Molly mientras se limpiaba la sangre de su comisuras con la lengua. En su mentón, las gotas escarlatas seguían cayendo y chupaba sus dedos, también manchados de sangre dejando en claro que disfrutaba de todo aquello. A continuación, ya estando cerca de la joven hechicera la miró inexpresivamente y dijo:
— vámonos al auto, Molly... tenemos que continuar — ella en silencio y bastante temblorosa, miró a Jared a los ojos, tragó saliva y asintió, sintiendo como la mano del avatar se posaba en su hombro; ella giró sobre sus talones y caminó obedientemente hacia el vehículo.
Tras desviar un poco el camino para hacer un rápido rescate a la potenciales victima de aquel hombre que jamás volvería. Ellos continuaron su camino hacia la comunidad de hechiceros en silencio. Molly no había hablado en todo el camino, sin embargo obedecía a todas las instrucciones que su hermano le daba en el momento que rescataron a la mujer y a dos niños de entre cinco a diez años. Darien les dijo que olvidaran todo lo sucedido, los convenció mentalmente que estaban de campamento y que debían volver a casa porque la lluvia los pilló de sorpresa, así que hasta ahí se dirigieron olvidando toda aquella pesadilla que estuvieron viviendo durante una semana completa.
— ¿por qué no me haces olvidar... así como lo hiciste con esas personas — preguntó de pronto Molly sin quitar su mirada hacia el frente, una vez que retomaron su camino. Darien ya se sentía más despierto y con mas vitalidad, mientras que Molly no pudo continuar durmiendo, porque cada vez que lo intentaba se le cruzaba en su mente la imagen de su hermano desollando aquel hombre que ante los ojos de la joven hechicera, era un inocente y sencillo leñador, ella no vio su pasado real como lo hicieron Darien y Jared por lo que, si no fuese por aquel improvisado rescate a esa cautiva familia, ella no tendría idea que se trataba de un psicópata peligroso.
— ¿eso quieres? — preguntó Darien sin parar de conducir
— Si... — dijo ella suspirando
— te dije que te quedaras en el auto
— yo... no sé qué decir, no te escuché estaba medio dormida
— la próxima vez que te diga que te quedes en el auto, hazlo, Molly; es por tu bien
— Lo mataste — dijo Molly una tanta ida mientras abrazaba sus rodillas
— no, ese fue Jared, tuve que permitírselo
— pero... ¿por qué?
— era necesario, créeme
— como sea... lo mataste — repitió ella pausadamente
— Creerán que fue un animal— contestó él casi sin importancia
— claro que si fue un animal, uno despiadado, muy parecido a mi hermano — Darien suspiró con fastidio
— escucha, ese tipo, no era una persona inocente de todas formas y lo sabes... se merecía lo que le pasó
— esto es algo que no podré superar — dijo ella moviendo la cabeza de un lado a otro
— pues... sí quieres te pudo borrar la memoria
— Hazlo, eso quiero... — respondió ella con un hilo de voz
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Anna estaba en su antigua habitación intentando descansar y olvidar todo, pero le era imposible. Cada vez que acomodaba su cabeza en la almohada y cerraba los ojos, su mente se convertía en un enorme huracán de imagen y palabras que no entendía ni le hallaba sentido alguno , y eso se le sumaba la ruidosa tormenta cuyo escandaloso sonido no le permitía pensar con claridad, y es que dentro de su cabeza había un millón de preguntas sin respuestas, y respuestas que simplemente escapaban de su comprensión.
¿Quién era ese tal Lee del que tanto hablaban? ¿Quién era esa chica de negro? ¿Que eran los avatares? ¿ Por qué el bebé debía nacer primero para que ella también fuese como Darien? ¿Por qué querían convertirla en eso? ¿Qué significaba ser un avatar? De pronto, comenzó a recordar vagamente la noche en que conoció a Molly, no estaba segura de lo que se trataba en realidad, ni siquiera estaba segura de si se trataba de algún recuerdo perdido o de un sueño. Pero en su mente no dejaba de resonar la desgarradora voz de Molly diciendo que Darien estaba muerto; trató de cavilar todas esas ideas hasta que se rindió quedándose dormida sin hallar ninguna solución ni nada coherente que le ayudara atar cabos. Hasta el momento sólo tenía claro algunas cosas, ella y su bebé corrían peligro, Darien no era el mismo que conocía; ni siquiera era el mismo Darien que conocía incluso después de saber que era hechicero; continuando la lista, la chica de negro es muy peligrosa y es la secuas de esa persona llamada Lee, Lee ¿ quién era Lee?
Entre tanto en la cocina, se encontraban Joe y Peyton tomando desayuno. Eran las 7:30 AM y ambos se desvelaron luego de ir por Anna. Afortunadamente para todos era sábado, y no debían ir a ninguna parte más que a descansar durante el día; sin embargo, ni Joe ni Peyton estaban por la labor de querer dormir esa mañana tan extrañamente intensa.
Habían intentado hablar con Anna, averiguar lo que sucedía pero simplemente fue inútil, ella se negaba rotundamente a decir algo; no quería hacerlo en ese momento y de todas formas sí hubiese querido decir algo, tampoco podía. Lo que es peor, porque no sabía cómo desahogar todo lo que le angustiaba con sus mortales amigos que ignoraba todo sobre la existencia de ese oculto mundo de hechiceros en el que su propio novio y padre de su bebé, estaba involucrado.
Joe apena tocaba su comida, había escogido un par de tostadas, una pequeña tasa de café y un pocillo de avena con frutas, pero él sólo se limitaba a beber su café mientras miraba su plato como sí quisiera que aquel pocillo lleno de avena disminuyera su contenido con sólo mirarlo.
Sentado en la silla, tamborileaba sobre la madera de la mesa al tiempo que agitaba su pie izquierdo y golpeaba el suelo contra la suela de su zapatilla nerviosamente. Había un silencio sobrecogedor que sólo era roto con el sonido que el baterista producía con sus dedos y su pie. Peyton lo observaba con una expresión irritada al otro lado de la mesa mientras bebía de su café, le hartaba la impaciencia de Joe, odiaba que presionara a Anna, porque si bien entendía su preocupación no soportaba que fuera tan aprensivo.
— ¿puedes tranquilizarte? Me pones nerviosa — espetó la chica, Joe no respondió simplemente alzó la mirada hacia ella y continuó con lo suyo. Ella lanzó un bufido y se puso de pie — ya regreso, debo ir por algo a mi habitación. Salió de la cocina y se encerró en su dormitorio.
Siguiendo las órdenes de Darien, Peyton lo llamó informando que Anna estaba en su habitación, al parecer dormida desde que llegaron al departamento
— Aunque, me pareció oírla llorar en algún momento — Dijo después de unos segundos de silencio
— ¿y qué hay de Julie? — preguntó Darien del otro lado de la línea telefónica
— ella no se ha aparecido, llamó diciendo que se quedaría todo el fin de semana en casa de una compañera de la escuela
— bien, gracias, Peyton — dijo el hechicero, quien ya había llegado a la casa de sus padres. Peyto se despidió y ambos cortaron la llamada.
Cuando ella volvió a la cocina se encontró a Joe exactamente como lo había dejado momentos atrás. Totalmente serio con el ceño fruncido, la mirada fija en la mesa mientras tamborileaba con sus dedos en ella. Peyton notó también que, que el plato de de avena de Joe, ahora ya frio estaba completamente lleno.
Ella suspiró de fastidio, puso los ojos en blanco y enseguida se sentó frente a él, al comienzo no dijo nada, sólo lo quedó mirando con una expresión incrédula que Joe pudo notar y eso a él le dio mas fastidio.
— ¿qué? — espetó el joven profesor de música
— se que te preocupa, créeme a mi también, pero trata de no presionarla, Joe. Ella nos dirá cuando se sienta lista
— ¿si pero por qué rayos no nos dice, he? Ese idiota le hizo algo y yo voy averiguar que es — dijo en un tono desafiante
— no es de tu incumbencia, Joe. Nunca debes meterte en líos de pareja — respondió Peyton
— Pey, es más que un lío de pareja, estoy seguro
— Aquí vamos de nuevo — dijo ella poniendo los ojos en blanco
— es verdad, ya te lo he dicho, él esconde algo, puedo sentirlo
— ¿sentirlo? — Repitió ella de forma incrédula — ¿cómo? ¿ Con tu sexto sentido? ¿A caso ves gente muerta?
— no te burles, Pey... no puedo explicártelo, pero puedo sentir ciertas cosas en las personas
— ¿cómo qué? — preguntó Peyton tratando de comprender — explícame, porque de verdad no te entiendo, no entiendo tu actitud. Has sido así con Darien... luego con Julie. Y cuando Anna se fue de aquí, no le diste mas tregua a Darien. ¿Seguro que no se trata de celos?
Joe, al comienzo no respondió, negó con la cabeza a la pregunta de la chica, aparentemente, tomándolo con calma. Sin embargo por dentro su sangre hervía de rabia por sentirse tan incomprendido. Le dio la espalda a Peyton poniendo sus manos en la cintura mientras inclinaba la cabeza hacia atrás y suspiró fuertemente.
— es como... — comenzó a decir con calma sin dejar de darle la espalda a su amiga — es como si supiera que hay personas, como Darien o Julie... que no pertenecen a este mundo. Como si fuesen seres antinaturales — un silencio invade la habitación y Peyton se puso de pie para abrazar por la espalda a su amigo, al notar que se sentía tan desvalido; eso a Joe lo reconfortó por un momento, sin embargo, su ira no lo dejaba en paz.
— Joe...
— A veces pienso que ni yo mismo pertenezco a este mundo — le interrumpió
— pero tú si perteneces a este mundo, Joe — dijo ella tratando de tranquilizarlo, pero lejos de causar ese efecto, ella pudo notar como su amigo se tensaba completamente y su respiración se agitaba. Peyton retrocedió en forma instantánea y Joe reaccionó de manera inesperada:
— ¡eso lo sé! — exclamó él dándose la vuelta con tanta ira en sus ojos, que Peyton se congeló — ¡ y me molesta mucho que Anna elija a ese fenómeno insano de Darien antes que a mí! — gritó al tiempo que un relámpago tronó cerca de la casa, provocando también que de manera inesperada y sin saber cómo, un vaso de vidrio que estaba sobre la mesa se reventara desintegrándose completamente. Peyton lo miró al baterista tragando saliva y sin decir nada se retiró de la cocina dejando a su amigo completamente solo y aun mas confundido y enojado.
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Darien y Molly fueron recibido por dos personas, que al verlos se abalanzaron contra ellos dándoles un gran abrazo a cada uno
— ¡mamá no me fui por un año! — se quejó Molly pero riendo al mismo tiempo
— Lo sé, pero igual te abrazo porque eres mi bebé y te echaba de menos — dijo ella apretando más a su hija y dándole besitos cortos en su mejilla. Su nombre era Elizabeth, era una mujer delgada, algo bajita y pese a su apariencia joven, tenía más edad de lo que aparentaba. Lucía una hermosa y larga cabellera plateada, sus ojos grandes y tan redondos y azules como los de Darien. Sin embargo su nariz no era respingada, era más bien grande y redonda, lucia también una blanca y perfecta sonrisa con todos sus dientes alineados; de seguro de ella, Darien heredó aquella sonrisa que Anna adoraba. Lo único que delataba el paso del tiempo en Elizabeth, eran las múltiples manchas en sus manos y las líneas y colgajos de piel en su cuello.
— ¿a qué se debe que vengan a esta hora y con este clima? — preguntó su padre mientras abrazaba a su hijo y luego a su hija con mucho cariño. Su nombre era Douglas Se trataba de hombre, que si bien no era tan anciano, carecía de cabellera, luciendo una brillante calvicie y sólo unos cuantos cabellos al rededor de la coronilla y la zona de las orejas. Era delgado, bastante alto y usaba unos anteojos ópticos de montura rectangular y trasparente, sus ojos eran castaños y un negro bigote de morsa, cubría su labio superior.
Darien y Molly intercambiaron miradas borrando absolutamente sus sonrisas, enseguida Darien se aclaró la garganta y adoptó una postura seria que denotaba preocupación.
— Mamá — comenzó a decir Darien cuidadosamente— hay algo que me inquieta y mucho
— ¿qué sucede, cariño? — preguntó Elizabeth con preocupación mientras tomaba el rostro de su hijo entre sus manos con delicadeza. En un comienzo Darien no dice nada, sólo observaba en silencio su reflejo en los ojos de su madre, preguntándose sí era prudente hablar de Chis a esa alturas de su vida, después de todo, él nunca lo conoció, no en verdad, sólo sabía de su existencia por las menciones que sus padres y otros familiares hacían de él entonces, en ese instante Darien comenzó a recordar haber visto en fotos familiares en la que aparecía un niño de melena rubia de más o menos unos tres o cuatro años de edad cuando Darien sólo era un bebé en los brazos de su madre al que nunca más volvió a ver y cada vez que él le preguntaban a Elizabeth y Douglas quien era aquel niño, ellos decían que se trataba de un primo lejano. Incluso, la razón de que Darien supiera de la existencia de su hermano mayor desaparecido, era, porque en la sala, en medio de una gran repisa, se hallaba una especie de altar, en donde se encontraba la foto del mismo niño acompañada de velas blancas. Darien y Molly crecieron con esa imagen sabiendo desde pequeños que ellos tenían un hermano mayor llamado era Chis, pero nunca relacionaron aquella imagen del altar con Chris, que gracias a lo que sus padres le inculcaron, los dos Leto más pequeños, debían querer a su hermano mayor como sí nunca se hubiese ido y que él cuidaba de ambos desde donde se encontraba como un ángel guardián.
— Es sobre Chris — se atrevió a decir por fin, lo que provocó que su madre bajara sus manos y luego se cruzara de brazos como si se quisiera protegerse del frío. En tanto a su padre, sólo agachó la mirada quitándose lo anteojos para llevarse la mano derecha al puente de su nariz
— ¿qué quieres saber? — preguntó Douglas a su hijo, aun con la mano en su nariz
— no lo sé, la verdad. Digo, es todo contradictorio. Ustedes nos han dicho a mí y a Molly que desapareció al nacer pero está claro que no es así — dijo señalando aquel altar — y las fotos familiares. Miren, sé que es algo tarde para tener estas dudas, pero necesito saber la verdad... tengo derecho de saber lo que le pasó a mi hermano.
— nació muerto — dijo Douglas insistiendo con esa versión, pero Elizabeth le hizo una señal para que no diga mas nada y el viejo hechicero guardó silencio
— tiene derecho de saber la verdad — dijo ella con calma, enseguida se dirigió a sus dos hijos — primero que todo, debes saber, que todo lo que hicimos, fue por amor y por temor... que todo lo que hicimos fue por desesperación
— ¿de qué hablas, mamá? — preguntó Darien con más seriedad
— Chris tenía tres años cuando desapareció y tú tenias dos — respiró profundo antes de continuar — y comenzaste a enfermar gravemente — explicó su madre sentándose en el sillón, Darien se sentó a su lado para escuchar la historia con más atención — ese año fue nuestra iniciación por lo que aun nuestra magia era inexperta y no sabíamos que hacer, así que... acudimos a nuestro líder
— Lee — afirmó Darien con voz ronca — su madre asintió cubriendo su rostro con ambas manos — ¿y qué pasó?
— bueno, él dijo que tenía la cura exacta para que te sanes, pero sólo nos la daría si hacíamos algo por él
— Ser su ayudante — contestó Douglas
— ¿ayudantes? — repitieron Darien y Molly
— Para crear un proyecto llamado Avatar — respondió Elizabeth
Al oír eso, Darien abrió los ojos de par en par sintiendo un puñetazo en el estomago. No podía creer que Lee estuviese tan obsesionado con el tema de los avatares, que incluso involucrara a la familia Leto por completo, pero ahora que lo piensa. No sólo a la familia Leto, estaban los Philips, quienes tenían como integrante a una de las hechiceras más ambiciosas de la comunidad y estaba claro que Mia haría lo que fuera por obtener sus objetivos.
— Continua — le pidió a su madre
— queríamos la cura, y nos la dio, pues nosotros aceptamos, asique estuvimos un tiempo ayudándole a crear esas ... monstruosidades — al decir eso puso cara de asco y por dentro ella sentía que se derrumbaba de vergüenza al colaborar para destruir a la humanidad — pero no resistimos, aquellas criaturas eran horribles. Así que nos alejamos de él — Elizabeth se detuvo por un momento — pero entonces... entonces — su voz se quebró en ese momento y comenzó a llorar.
— él dijo, que pagaríamos por nuestra falta y que nos arrepentiríamos de traicionarlo — continuó Douglas abrazando a su esposa una vez que se sentó a su lado, quedando ella sentada entre Darien y su esposo
— se llevó a Chris ... — continuó el hombre con la voz temblorosa — lo secuestró y no nos dijo nunca adonde lo dejó... que desde ese momento, el niño era el precio por traicionar a nuestro líder
— ¿y ustedes permitieron eso? — comenzó a decir Darien con calma, pero con la voz cargada de indignación
— era nuestro líder, hijo... debíamos obedecerle — sollozó su madre — teníamos que ayudarle o nos castigaría ... y cumplió, nos castigó
— ¿enserio? Pues yo también soy líder... y tengo bien claras los principios de un líder, nosotros no castigamos de esa forma a nuestros seguidores, nunca ha sido así y nunca lo será — se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro
— Pero éramos sus seguidores, no podíamos... — comenzó a decir Elizabeth como si quisiera pedir disculpas
— ¡madre! — vociferó de pronto Darien — ¡Un líder, no es el que hace las cosas a cambio de algo, un líder se hace respetar, respetando a sus seguidores, un verdadero líder inspira confianza ... escucha a los demás y considera las opciones que le sugieren para tomar su decisión, te incentiva para que tomes tus propias decisiones, un verdadero líder arriesga todo con tal de proteger a quienes lo siguen, porque un verdadero líder piensa primero en el bienestar de su grupo antes que el suyo propio y ustedes como seguidores deberían saber eso! ¡Lo que Lee hizo es romper todos los principios de un liderazgo y ustedes se lo permitieron!
— lo sentimos, hijo — dijo Duglas — sólo queríamos que te curaras ... estabas muriendo y no queríamos perderte
— claro, y por no perderme a mí, perdieron a Chris, a su primogénito — comentó Darien a sus padres quienes ahora no sabían que mas decir. De pronto se sintieron intimidado con su propio hijo, pero no lo culpaban a él, pues de pronto comprendieron la magnitud de la gravedad en ese asunto, no sólo el hecho de mentirle a Darien y a Molly sobre la real historia del pequeño Chris, también se dieron cuenta de que todo lo que hicieron fue una estupidez y debieron enfrentarse a Lee desde un principio.
Sin embargo, lo único que tuvieron a cambio cuando quicieron recuperar a su hijo perdido, fue una mentira por parte del hechicero científico, quienes les prometió buscar al niño si continuaban ayudándole, lo que nunca pasó puesto que ni Lee estaba dispuesto ayudarles en realidad , ni ello a seguir con el proyecto Avatar, por lo que Chris simplemente pasó a ser un inolvidable recuerdo en la memoria de aquel inexperto matrimonio de hechiceros, ( inexperto en ese tiempo, cuando eran jóvenes) que ni se atrevieron a buscar a su hijo por su propios medio por miedo a represalias tanto de Lee o del mismo Crhis sí lo hubiesen encontrado años después.
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